Tema 7. El espanol de Bolivia Tres macroregiones dialectales: Zona A: Región andina centro y sudoccidental (Dptos. de La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí y Chuquisaca. Tipo: castellano colla (nombre del poblador nativo de la zona). Característica: marcado bilingüismo castellano-aimara o castellano-quechua. Zona B: región de los Llanos del Norte y del Oriente (Dptos. de Pando, Beni y Santa Cruz). Tipo: castellano camba (nombre del poblador nativo y de la zona) Característica: influencia de las lenguas de la familia tupí-guaraní, en algunas zonas también del portugués brasileno. Zona C: región de los valles del Sur (Dpto. de Tarija) Tipo: castellano chapaco (nombre del poblador nativo y de la zona) Características: influencias del sustrato quechua, y menor del mataco y del guaraní. Características fonológicas: Zona A: o mantenimiento de la /ļ/, i.e. zona no yeísta; o marcada pronunciación de la /s/, casi sibilante, en posición implosiva o final; o realización de la vibrante múltiple /rr/ como /ž/ (salvo la variante culta); o alternancia vocálica entre [i] ~ [e] y [o] ~ [u] en bilingües incipientes de aimara y quechua en castellano, por influjo de su lengua materna; reproducido en literatura indigenista (“Pichu doili, cauisa, ispalda doili”) Zona B: o mantenimiento de la /ļ/, i.e. zona no yeísta; solamente en casos de hablantes bilingües de guaraní tiene realización “yeísta” por influencia de la lengua materna indígena (peyejo por pellejo; cabayo por caballo; yanura por llanura) o leve aspiración de la /s/, como /^h/, en posición implosiva, hasta llega a su elisión a final de palabra (“eh, que soy de Santa Cruh, pue”, “su verdá nomáh, eh”) o en el área rural, la /s/ delante de fricativa bilabial → [f] labiodental (refaloso por resbaloso; defelo por desvelo; mafién por más bien) o aspiración de la h como en el castellano antiguo (jacha, ajorcado, jorqueta por hacha, ahorcado, horqueta) o la aspiración también afecta a la /r/ ante /l/, → una /x/ postvelar (mahlo, mihlo; hablahle, abrihlo, presentahlo) o plena realización de la vibrante múltiple /rr/ o elisión de la /đ/ intervocálica implosiva o al final de palabra (ganao, candao, ahijao, etc.); la [o] ~ [u] (perdiu, comprendiu) o la /-e/, a final de palabra, → /i/ (compinchi, trapichi, metichi) o pérdida de diptongos en formas verbales (quebro por quiebro, apreto por aprieto) o cambios de acentuación (caminás, sonás, vivís por caminas, suenas, vives; o cantabamós, teniamós, sufriamós por cantábamos, teníamos, sufríamos) Zona C: o mantenimiento de la /ļ/ o La variedad culta no aspira ni elide la /s/ final de la palabra, ni la /s/ implosiva en posición intervocálica (vs. el habla rural) o El habla de los chapacos: prótesis: endenantes por denantes, dentrar por entrar; las epéntesis: leyer por leer, hayga por haya; paragoges: naides por nadie; metátesis: redepente por de repente, etc. Aspectos morfosintácticos Zona A: o Amplio uso de diminutivos –ito/-a (incluso para formas invariables, como el adverbio). o El subjuntivo → el indicativo (“No creemos que este es el camino más correcto para solucionar el problema”). o El aspecto perfectivo: el pretérito perfecto → el pretérito indefinido. o El imperativo: desplazamiento del acento a la siguiente sílaba y modificación morfológica del verbo (vení por ven, mostráme por muéstrame, pedíle por pídele, comprá por compra, poné por pon, etc.). o Construcciones frecuentes: estar de + nombre (“Todo el tiempo está de sed”); había + participio pasado (“Al parque lo había llevado mi sombrero”); saber+inf. (“Sabemos visitarlo cada fin de semana”); ir a + inf. + -ndo (Le van a seguir enganando”); un poco muy (“Querer cruzar una calle es un poco muy peligroso”); de lo que + subordinación (“Está llorando de lo que te estás yendo”), tras que + oración (“No le quise recibir la plata tras que ni siquiera lo conozco”). Zona B: o Los diminutivos: –ingo/-inga (de or. guaraní); sust/adj/adv (sabadingo, fiestinga, aquicingo, ahoritinga, biencingo, etc.). o El aumentativo:–ongo/a, -ango/a (casanga, troncango, feongo, ahoritanga, bienzanga). o Diminutivos reforzados (chiquitingo, poquitingo); reduplicación interna (chiquititingo, poquititingo); la formación de superlativos con el infijo –nini- (flojininísimo, riquisininísimo, lejininísimos). o Otros sufijos indígenas: -(i)chi, -qui ‘defectos físicos’ (ojichi ‘que tiene ojos pequenos o hinchados’, manichi ‘tullido de una mano’). o La 2-a persona transfiere el acento a la última sílaba; el verbo ser: sos → eres; el imperativo: el acento es agudo (amá, partí, corré). o Preferencia de formas perifrásticas para reemplazar el futuro: voy a cantar por cantaré. o En las oraciones condicionales (“Si vos me acompanaras, yo iba”). o Voseo incluso en el habla culta; usted: formal, tb. entre padres e hijos; vosotros literario y protocolar; en el plural siempre ustedes. Zona C: o Todavía no existen estudios morfosintácticos; algunos rasgos comunes con la Zona A, por influencia del sustrato quechua y aimara. o La reducción de número de tiempos y usos verbales y el voseo como forma de tratamiento familiar. El aspecto léxico-semántico Zona A: o Marcada por el contacto con el quechua y el aimara (‘castellano andino’); 2 000 voces del aimara y 3 000 del quechua; las lenguas indígenas: “lenguas de pensamiento y reflexión íntima” vs. el espanol: oficial, solemne, impersonal, hasta insípido o Préstamos: conceptos complejos (k’asa sust(m/f)/adj. ‘persona a la cual le falta uno o más dientes incisivos’; llint’a adj. ‘persona con el labio inferior grueso, carnoso y caído’; paltaquiru adj. ‘persona que tiene un diente encime del otro’; arir v. ‘impermeabilizar una vasija de barro antes de usarla por primera vez’; chawararse v. ‘quedarse una persona a medias, sin haber satisfecho completamente las ganas de beber hasta emboracharse’; etc.). o El coba, jerga del hampa boliviana; Zona B y C: o Influencias de las lenguas indígenas (flora, fauna, topónimos) o La persistencia de voces arcaicas (vide, trujo, haiga, dizque, endenantes, malaya, acaso, etc.). Síntesis Zona A: o La población rural es bilingüe o exclusivamente monolingüe de una de las lenguas indígenas; en las ciudades se habla, sobre todo, el castellano. Zona B: o Las lenguas de la familia tupí-guaraní dejaron honda huella en la fonética y en el léxico de los mestizos y los hombres blancos; también allí, en las ciudades se habla, sobre todo, el castellano. Zona C: o Solo se habla castellano.