Pero nadie se atreve a ofrecerle alojamiento: el rey lo ha prohibido. Se dirigen c llaman a la puerta; tras mucho wsistir la abrirú una mha, 15 El Campeador se dirigió a su posada, y al llegar a la puerta, la halló bien cerrada; por miedo al rey Alfonso, asi la dejaran; ellos no la abrirían, si él no la forzaba. Los guerreros del Cid con grandes voces llaman; 20 los de denlro, no les contestan palabra. Espoleó el Cid su caballo, a la puerta se Ilegaba, sacó el pie del estribo, y le dio una patada. No se abre la puerta, pues está bien cerrada. Una niňa de nueve aňos, a sus ojos se mostraba: 25 —«jTente, Campeador, que en buena hora ciňes espada! El rey lo ha prohibido: de él entró arioche una caría, en gran sigilo y fuertemente sellada. No osaríamos abriros ni acogeros por nada. De hacerlo, perderíamos haciendas y casas, 30 y aún, además, los ojos de la cara. jCid, en nuestro mal, vos no ganaréis nada! Dios Creador os valga, con todas sus virtudes santas.» Esto dijo la niňa y volvióse para casa. Bien ve el Cid que, del rey, ya no tiene la gracia 35TMarchóse de la puerta, por Burgos cabalgaba. .. > ^Te parece hisíórico o novelesco este texto? > ^Por qué crees que es, precisamente, una niňa quien se atreve a hablar con el Ci > i Con quién están las simpatías de la gente castellana, con el rey o con el Cid expresan? ha guerra es para el Cid unmedio necesario de subsistencia, como profesión por e un caballero. Pelea con los moros para sustentarse y mantener a los suyos, ypara obíe namente, la gracia del rey. Porque el Poema tiene dos t&masfimdamentales: el del vc mentě desairado, que ha de hacer méritos para recuperar el javor real, y el del padre, circunstancias, debe conseguir botín y riquezas y una situación honorable para sus hija, En la Espaňa ocupada por los árabes, Rodrigo y sus guerreros consiguen mantenei unos veces con el vaLor de su brazo y otřas con sus habilidades polílicas. Son abundantc ece en el manuscrilo 40 A grandes voces grita- el quc cd bucna hora naciö: —«jHeridlos, caballeros, por amor de] Creador! j Yo soy RuizDfaz, ei Cid, de Vivar Campeador!» |...] Allf vierais14 lantas lanzas hundirse y alzar, tantas adargas15 hundiry traspasar, 45 tanla longa16 abollar y desmallar, tantos pendönes blancos, de roja sangre brillar, lanlos buenos caballos sin sus duefios andar. Grilan los moros: «jMahoma!»; «jSantiago!», Ia cristiandad. [...] A Minaya Alvar Fäfiez maläronle el caballo, 50 pero bien le socorren mesnadas de crislianos. Tiene rota la lanza, mete a la espada mano, y, aunque a pie, buenos golpes va dando. Violo mio Cid Ruy Dfaz el Castellano, se fijö en un visir'7 que iba en buen caballo, 55 y dändole un mandoble'*, con su potente brazo, partiole por la cintura, y en dos cayö al campo. A Minaya Alvar Fänez le entregö aquel caballo: —«Cabalgad, Minaya: vos sois mi diestro brazo19». }ue los cantares de gesta eran cantados por los juglares; con eslas formulas se dirigfan al pub agination. 15 adargas, escudos de cuero.,f> Ioriga, armadura de malla de acero.17 visir, autor , golpe con la espada. n mi diesiro brazo, mi brazo derecho. sc episodic culmina, por un lado, la honra publica del Cid, pero, por oíro, se da uiiciando una nueva y dramáúca peripetia, de indole nuts familiar e íntima. ves descuhren su mala indole. Son cobardes: un día se escapa un lean que el Cid .. Pero he aquícómo narra el juglaresíe divertido episodio (que luego íendrá con-licaspara las hijas de Rodrigo). En Valencia, con los suyos, el Cid permaneció, 60 estaban también sus yemos, los infantes de Carrion. Un dřa, en un escaňo, dormia el Campeador; un mal accidente sabed que les ocurrió: salióse de la jaula, y quedó libre un león, A todos los presentes, les asaltó gran temor, 65 - se ponen el manto al brazo los delCampeador, y rodean el escaňo protegiendo a su seňor. Femán Gonzálvez, infante de Carrion, no halló dónde subirse, ni abierta alguna habitación; se escondió bajo el escaňo: tanto era su pavor. 70 Diego Gonzálvez por una puertasalió, diciendo a grandes gritos: «j Yano veré más Carrion!» Tras una viga lagar* se metió con gran pavor, el manto y el briaF muy sucios los saco. En esto, despertó el que en buena hora nació. i i ľ3S ga lagar, viga que, en el lagar, mueve la pieza que prensa la uva. 2,brial, especie de tunica. 75 El escano rodeado de sus gueireros vio. —«<< Qué ocun_e, cabaileros, por qué esta alteración?» —«Sucede, senor honrado, que un sústo nos dio el ieón.» Hincó el codo mio Cid, íranquilo se levantó; el manto íraía al cuello, y se dirigió al león; 80 apenas lo vio este, gran vergiienza sintió. Ante mio Cid, bajó la cabeza y el rosíro hincó. Mio Cid don Rodrigo del cuello lo tomó, Uevándolo de su mano, a la jaula lo volviá Todos asombrados quedan al ver a su seňor, 85 y al palacio retonian loando su valor. Mio Cid por sus yemos preguntó y no los halló; aunque los llamó a altas voces, ninguno respondió. Cuando los encontraron, estaban sin color, nunca hubo tal reclúfla como la que allí se armó, 90 pero ordenó que cesara mio Cid elCampeador. Muchos tuvieron por deshonrados a los infantes de Carrión, se sienten humillados por lo que aconíeció. Es novelesco o históríco este episodio? Cómo contrastan los hombres del Cid con los infantes? Cómo contrasta el Cid con todos ellos? Afianza este episodio algún rasgo del Cid, puesto constantemente de relieve? Me un nuevo ataque de los mows a Valencia, Rodrigopasapor la vergiienza de que sus yernoi 7an miedo. La situation de éstos se kace insufiible, y traman una infanie venganza. Con el pre z< de mostrar las posesiones de Carrión a sus esposas, piden al Cid que les pennita abandona, 'iicia. El liéroe concede la autorizáciou, aunque siente oscuros recelos; pero carece de argumen lara oponerse a aquella petition. 7 al llegar al robledo de Corpes (en Soňa, cerca de San Esteban de Gonnaz), los infantes come lafelonía: despiden a todos los criados y se quedan solos con sus esposas, las golpean sin piedac í abandonan