I

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Villahorrenda!... Cinco Minutos!...

Cuando el tren mixto descendente número 65 (no es
preciso nombrar la línea), se detuvo en la pequeña estación
situada entre los kilómetros 171 y 172, casi todos los viajeros
de segunda y tercera clase se quedaron durmiendo o bostezando
dentro de los coches, porque el frío penetrante de la5
madrugada no convidadas a pasear por el desamparado
andén. El único viajero de primera que en el tren venía
bajó apresuradamente, y dirigiéndose a los empleados, preguntóles
si aquél era el apeadero de Villahorrenda. (Este
10nombre, como otros muchos que después se verán, es
propiedad del autor.)

—En Villahorrenda estamos—repuso el conductor, cuya
voz se confundió con el cacarear de las gallinas que en
aquel momento eran subidas al furgón.—Se me había olvidado
15llamarle a usted, Sr. de Rey. Creo que ahí le esperan
a usted con las caballerías.

—¡Pero hace aquí un frío de tres mil demonios!—dijo el
viajero envolviéndose en su manta.—¿No hay en el apeadero
algún sitio donde descansar y reponerse antes de
emprender un viaje a caballo por este país de hielo?

20No había concluído de hablar, cuando el conductor,
llamado por las apremiantes obligaciones de su oficio,
marchóse, dejando a nuestro desconocido caballero con la
palabra en la boca. Vió éste que se acercaba otro empleado
con un farol pendiente de la derecha mano, el cual movíase
al compás de la marcha, proyectando geométricas series de
ondulaciones luminosas. La luz caía sobre el piso del
5andén, formando un zig zag semejante al que describe la
lluvia de una regadera.

—¿Hay fonda o dormitorio en la estación de Villahorrenda?—preguntó
el viajero al del farol.

10—Aquí no hay nada—respondió éste secamente, corriendo
hacia los que cargaban y echándoles tal rociada de
votos, juramentos, blasfemias y atroces invocaciones, que
hasta las gallinas, escandalizadas de tan grosera brutalidad,
murmuraron dentro de sus cestas.

—Lo mejor será salir de aquí a toda prisa—dijo el
caballero para su capote.—El conductor me anunció que
15
ahí estaban las caballerías.

Esto pensaba, cuando sintió que una sutil y respetuosa
mano le tiraba suavemente del abrigo. Volvióse y vió una
obscura masa de paño pardo sobre sí misma revuelta y por
cuyo principal pliegue asomaba el avellanado rostro astuto
20
de un labriego castellano. Fijóse en la desgarbada estatura
que recordaba al chopo entre los vegetales; vió los sagaces
ojos que bajo el ala de ancho sombrero de terciopelo viejo
resplandecían; vió la mano morena y acerada que empuñaba
una vara verde y el ancho pie que, al moverse, hacía sonajear
25
el hierro de la espuela.

—¿Es usted el Sr. D. José de Rey?—preguntó, echando
mano al sombrero.

—Sí; y usted—repuso el caballero con alegría—será
el criado de doña Perfecta, que viene a buscarme a este
30
apeadero para conducirme a Orbajosa.

—El mismo. Cuando usted guste marchar... La jaca
corre como el viento. Me parece que el Sr. D. José ha de ser
buen ginete. Verdad es que a quien de casta le viene...

—¿Por dónde se sale?—dijo el viajero con impaciencia.

—Vamos, vámonos de aquí, señor... ¿Cómo se llama
usted?

—Me llamo Pedro Lucas—respondió el del paño pardo,5
repitiendo la intención de quitarse el sombrero; pero me
llaman el tío Licurgo. ¿En dónde está el equipaje del
señorito?

—Allí bajo el reloj lo veo. Son tres bultos. Dos maletas
y un mundo de libros para el Sr. D. Cayetano. Tome
10
usted el talón.

Un momento después señor y escudero hallábanse a
espaldas de la barraca llamada estación, frente a un caminejo
que partiendo de allí se perdía en las vecinas lomas
desnudas, donde confusamente se distinguía el miserable
15caserío de Villahorrenda. Tres caballerías debían transportar
todo, hombres y mundos. Una jaca de no mala
estampa era destinada al caballero. El tío Licurgo oprimiría
los lomos de un cuartago venerable, algo desvencijado,
aunque seguro; y el macho, cuyo freno debía regir
20un joven zagal de piernas listas y fogosa sangre, cargaría
el equipaje.

Antes de que la caravana se pusiese en movimiento,
partió el tren, que se iba escurriendo por la vía con la parsimoniosa
cachaza de un tren mixto. Sus pasos, retumbando
25cada vez más lejanos, producían ecos profundos bajo
tierra. Al entrar en el túnel del kilómetro 172, lanzó el
vapor por el silbato y un aullido estrepitoso resonó en los
aires. El túnel, echando por su negra boca un hálito
blanquecino, clamoreaba como una trompeta, y al oír su
30enorme voz, despertaban aldeas, villas, ciudades, provincias.
Aquí cantaba un gallo, más allá otro. Principiaba
a amanecer.

Doña Perfecta

II

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Un Viaje por el Corazón de España

Cuando empezada la caminata dejaron a un lado las
casuchas de Villahorrenda, el caballero, que era joven y de
muy buen ver, habló de este modo:

—Dígame usted, Sr. Solón...

5—Licurgo, para servir a usted...

—Eso es, Sr. Licurgo. Bien decía yo que era usted un
sabio legislador de la antigüedad. Perdone usted la equivocación.
Pero vamos al caso. Dígame usted, ¿cómo
está mi señora tía?

10—Siempre tan guapa—repuso el labriego, adelantando
algunos pasos su caballería.—Parece que no pasan años
por la señora doña Perfecta. Bien dicen que al bueno
Dios le da larga vida. Así viviera mil años ese ángel del
Señor. Si las bendiciones que le echan en la tierra fueran
15plumas, la señora no necesitaría más alas para subir al cielo.

—¿Y mi prima la señorita Rosario?

—¡Bien haya quien a los suyos parece!—dijo el aldeano.

—¿Qué he de decirle de doña Rosarito, sino que es el vivo
retrato de su madre? Buena prenda se lleva usted, caballero
20D. José, si es verdad, como dicen, que ha venido para
casarse con ella. Tal para cual, y la niña no tiene tampoco
por qué quejarse. Poco va de Pedro a Pedro.

—¿Y el Sr. D. Cayetano?

—Siempre metidillo en la faena de sus libros. Tiene
25una biblioteca más grande que la catedral, y también escarba
la tierra para buscar piedras llenas de unos demonches de
garabatos que dicen escribieron los moros.

—¿En cuánto tiempo llegaremos a Orbajosa?

—A las nueve, si Dios quiere. Poco contenta se va a
30poner la señora cuando vea a su sobrino.... Y la señorita

Rosarito que estaba ayer disponiendo el cuarto en que usted
ha de vivir.... Como no le han visto nunca, la madre y la
hija están que no viven, pensando en cómo será o cómo no
será este Sr. D. José. Ya llegó el tiempo de que callen
5cartas y hablen barbas. La prima verá al primo y todo
será fiesta y gloria. Amanecerá Dios y medraremos, como
dijo el otro.

—Como mi tía y mi prima no me conocen todavía—dijo
sonriendo el caballero,—no es prudente hacer proyectos.

10—Verdad es; por eso se dijo que uno piensa el bayo y
otro el que lo ensilla—repuso el labriego.—Pero la cara
no engaña... ¡qué alhaja se lleva usted! ¡Y qué buen
mozo ella!

El caballero no oyó las últimas palabras del tío Licurgo,
15porque iba distraído y algo meditabundo. Llegaban a un
recodo del camino, cuando el labriego, torciendo la dirección
a las caballerías, dijo:

—Ahora tenemos que echar por esta vereda. El puente
está roto y no se puede vadear el río sino por el cerrillo de
20los Lirios.

—¿El cerrillo de los Lirios?—dijo el caballero, saliendo
de su meditación.—¡Cómo abundan los nombres poéticos
en estos sitios tan feos! Desde que viajo por estas tierras,
me sorprende la horrible ironía de los nombres. Tal sitio
25que se distingue por su yermo aspecto y la desolada tristeza
del negro paisaje, se llama Valleameno. Tal villorrio de
adobes que miserablemente se extiende sobre un llano árido
y que de diversos modos pregona su pobreza, tiene la insolencia
de nombrarse Villarica; y hay un barranco pedregoso
30y polvoriento, donde ni los cardos encuentran jugo, y
que sin embargo se llama Valdeflores. ¿Eso que tenemos
delante es el Cerrillo de los Lirios? ¿Pero dónde están esos
lirios, hombre de Dios? Yo no veo más que piedras y
yerba descolorida. Llamen a eso el Cerrillo de la Desolación
y hablarán a derechas. Exceptuando Villahorrenda, que
parece ha recibido al mismo tiempo el nombre y la hechura,
todo aquí es ironía. Palabras hermosas, realidad prosaica
y miserable. Los ciegos serían felices en este país, que
5para la lengua es paraíso y para los ojos infierno.

El Sr. Licurgo o no entendió las palabras del caballero
Rey o no hizo caso de ellas. Cuando vadearon el río, que
turbio y revuelto corría con impaciente precipitación, como
si huyera de sus propias orillas, el labriego extendió el brazo
10hacia unas tierras que a la siniestra mano en grande y desnuda
extensión se veían, y dijo:

—Estos son los Alamillos de Bustamente.

—¡Mis tierras!—exclamó con júbilo el caballero, tendiendo
la vista por los tristes campos que alumbraban las
primeras luces de la mañana.—Es la primera vez que veo
15
el patrimonio que heredé de mi madre. La pobre hacía
tales ponderaciones de este país y me contaba tantas maravillas
de él, que yo, siendo niño, creía que estar aquí era
estar en la gloria. Frutas, flores, caza mayor y menor,
montes, lagos, ríos, poéticos arroyos, oteros pastoriles, todo
20
lo había en los Alamillos de Bustamente, en esta tierra bendita,
la mejor y más hermosa de todas las tierras....
¡Qué demonio! La gente de este país vive con la imaginación.
Si en mi niñez, y cuando vivía con las ideas y con
el entusiasmo de mi buena madre, me hubieran traído aquí,
25
también me habrían parecido encantadores estos desnudos
cerros, estos llanos polvorientos o encharcados, estas vetustas
casas de labor, estas norias desvencijadas, cuyos cangilones
lagrimean lo bastante para regar media docena de
coles, esta desolación miserable y perezosa que estoy mirando.
30

—Es la mejor tierra del país—dijo el señor Licurgo—y
para el garbanzo es de lo que no hay.

—Pues lo celebro, porque desde que las heredé no me
han producido un cuarto estas célebres tierras.

El sabio legislador espartano se rascó la oreja y dió un
suspiro.

—Pero me han dicho—continuó el caballero—que algunos
propietarios colindantes han metido su arado en estos
grandes estados míos, y poco a poco me los van cercenando.
5
Aquí no hay mojones, ni linderos, ni verdadera propiedad,
Sr. Licurgo.

El labriego, después de una pausa, durante la cual parecía
ocupar su sutil espíritu en profundas disquisiciones, se expresó
de este modo:
10

—El tío Pasolargo, a quien llamamos el Filósofo por su
mucha trastienda, metió el arado en los Alamillos por encima
de la ermita, y roe que roe, se ha zampado seis fanegadas.

—¡Qué incomparable escuela!—exclamó riendo el caballero.—Apostaré
que no ha sido ese el único... filósofo.
15

—Bien dijo el otro, que quien las sabe las tañe, y si al
palomar no le falta cebo no le faltarán palomas.... Pero
usted, Sr. D. José, puede decir aquello de que el ojo del
amo engorda la vaca, y ahora que está aquí ver de recobrar
su finca.
20

—Quizás no sea tan fácil, Sr. Licurgo—repuso el caballero,
a punto que entraban por una senda a cuyos lados se
veían hermosos trigos que con su lozanía y temprana madurez
recreaban la vista.—Este campo parece mejor cultivado.
Veo que no todo es tristeza y miseria en los Alamillos.
25

El labriego puso cara de lástima, y afectando cierto desdén
hacia los campos elogiados por el viajero, dijo en tono
humildísimo:

—Señor, esto es mío.

—Perdone usted—replicó vivamente el caballero—ya30
quería yo meter mi hoz en los estados de usted. Por lo
visto, la filosofía aquí es contagiosa.

Bajaron inmediatamente a una cañada, que era lecho de
pobre y estancado arroyo, y pasado éste, entraron en un
campo lleno de piedras, sin la más ligera muestra de vegetación.

—Esta tierra es muy mala—dijo el caballero, volviendo
el rostro para mirar a su guía y compañero que se había
quedado un poco atrás.—Difícilmente podrá usted sacar
5
partido de ella, porque todo es fango y arena.

Licurgo, lleno de mansedumbre, contestó:

—Esto... es de usted.

—Veo que aquí todo lo malo es mío—afirmó el caballero,
riendo jovialmente.
10

Cuando esto hablaban, tomaron de nuevo el camino real.
Ya la luz del día, entrando en alegre irrupción por todas
las ventanas y claraboyas del hispano horizonte, inundó de
esplendorosa claridad los campos. El inmenso cielo sin
nubes parecía agrandarse más y alejarse de la tierra para
15
verla y en su contemplación recrearse desde más alto. La
desolada tierra sin árboles, pajiza a trechos, a trechos de
color gredoso, dividida toda en triángulos y cuadriláteros
amarillos o negruzcos, pardos o ligeramente verdegueados,
semejaba en cierto modo a la capa del harapiento que se pone
20
al sol. Sobre aquella capa miserable el cristianismo y el
islamismo habían trabado épicas batallas. Gloriosos campos,
sí, pero los combates de antaño les habían dejado horribles.

—Me parece que hoy picará el sol, Sr. Licurgo—dijo el
caballero, desembarazándose un poco del abrigo en que se
25
envolvía.—¡Qué triste camino! No se ve ni un solo árbol
en todo lo que alcanza la vista. Aquí todo es al revés. La
ironía no cesa. ¿Por qué, si no hay aquí álamos grandes
ni chicos, se ha de llamar esto los Alamillos?

El tío Licurgo no contestó a la pregunta, porque con toda30
su alma atendía a ciertos lejanos ruidos que de improviso se
oyeron, y con ademán intranquilo detuvo su cabalgadura,
mientras exploraba el camino y los cerros lejanos con sombría
mirada.

—¿Qué hay?—preguntó el viajero, deteniéndose también.

—¿Trae usted armas, D. José?

—Un revólver.... ¡Ah! ya comprendo. ¿Hay
ladrones?
5

—Puede...—repuso el labriego con mucho recelo.—
Me parece que sonó un tiro.

—Allá lo veremos... ¡adelante!—dijo el caballero
picando su jaca.—No serán tan temibles.

—Calma, Sr. D. José—exclamó el aldeano deteniéndole.10
—Esa gente es más mala que Satanás. El otro día asesinaron
a dos caballeros que iban a tomar el tren.... Dejémonos
de fiestas. Gasparón el Fuerte, Pepito Chispillas,
Merengue y Ahorca Suegras no me verán la cara en mis
días. Echemos por la vereda.
15

—Adelante, Sr. Licurgo.

—Atrás, Sr. D. José—replicó el labriego con afligido
acento.—Usted no sabe bien qué gente es esa. Ellos
fueron los que en el mes pasado robaron de la iglesia del
Carmen el copón, la corona de la Virgen y dos candeleros;
20
ellos fueron los que hace dos años robaron el tren que iba
para Madrid.

Don José, al oír tan lamentables antecedentes, sintió que
aflojaba un poco su intrepidez.

—¿Ve usted aquel cerro grande y empinado que hay allá25
lejos? Pues allí se esconden esos pícaros en unas cuevas
que llaman la Estancia de los Caballeros.

—¡De los Caballeros!

—Sí señor. Bajan al camino real, cuando la Guardia
civil se descuida, y roban lo que pueden. ¿No ve usted
30
más allá de la vuelta del camino una cruz, que se puso en
memoria de la muerte que dieron al alcalde de Villahorrenda
cuando las elecciones?

—Sí, veo la cruz.

—Allí hay una casa vieja, en la cual se esconden para
aguardar a los tragineros. A aquel sitio llamamos las
Delicias.

—¡Las Delicias!...

—Si todos los que han sido muertos y robados al5
pasar por ahí resucitaran, podría formarse con ellos un
ejército.

Cuando esto decían, oyéronse más de cerca los tiros, lo
que turbó un poco el esforzado corazón de los viajantes,
pero no el del zagalillo que, retozando de alegría, pidió al
10
Sr. Licurgo licencia para adelantarse y ver la batalla que
tan cerca se había trabado. Observando la decisión del
muchacho, avergonzóse D. José de haber sentido miedo, o
cuando menos un poco de respeto a los ladrones, y exclamó,
espoleando la jaca:
15

—Pues allá iremos todos. Quizás podamos prestar auxilio
a los infelices viajeros que en tan gran aprieto se ven, y
poner las peras a cuarto a los caballeros.

Esforzábase el labriego en convencer al joven de la temeridad
de sus propósitos, así como de lo inútil de su generosa
20
idea, porque los robados robados estaban y quizás muertos,
y en situación de no necesitar auxilio de nadie. Insistía el
señor a pesar de estas sesudas advertencias, contestaba el
aldeano, poniendo la más viva resistencia, cuando la presencia
de dos o tres carromateros que por el camino abajo tranquilamente
25
venían conduciendo una galera, puso fin a la
cuestión. No debía de ser grande el peligro, cuando tan
sin cuidado venían aquéllos, cantando alegres coplas; y así
fué en efecto, porque los tiros, según dijeron, no eran disparados
por los ladrones, sino por la Guardia civil, que de
30
este modo quería cortar el vuelo a media docena de cacos
que ensartados conducía a la cárcel de la villa.

—Ya, ya sé lo que ha sido—dijo Licurgo, señalando
leve humareda que a mano derecha del camino y a regular

distancia se descubría.—Allí les han escabechado. Esto
pasa un día sí y otro no.

El caballero no comprendía.

—Yo le aseguro al Sr. D. José—añadió con energía el
legislador lacedemonio,—que está muy retebién hecho;
5
porque de nada sirve formar causa a esos pillos. El juez
les marea un poco y después les suelta. Si al cabo de seis
años de causa, alguno va a presidio, a lo mejor se escapa,
o le indultan y vuelve a la Estancia de los Caballeros. Lo
mejor es esto: ¡fuego en ellos! Se les lleva a la cárcel,
10
y cuando se pasa por un lugar a propósito... "¡ah!
perro, que te quieres escapar... pum, pum".... Ya
está hecha la sumaria, requeridos los testigos, celebrada la
vista, dada la sentencia.... Todo en un minuto. Bien
dicen, que si mucho sabe la zorra, más sabe el que la toma.
15

—Pues adelante, y apretemos el paso, que este camino,
a más de largo, no tiene nada de ameno—dijo Rey.

Al pasar junto a las Delicias, vieron, a poca distancia del
camino, a los guardias que minutos antes habían ejecutado
la extraña sentencia que el lector sabe. Mucha pena causó
20
al zagalillo que no le permitieran ir a contemplar de cerca
los palpitantes cadáveres de los ladrones, que en horroroso
grupo se distinguían a lo lejos, y siguieron todos adelante.
Pero no habían andado veinte pasos, cuando sintieron el
galopar de un caballo que tras ellos venía con tanta rapidez,
25
que por momentos les alcanzaba. Volvióse nuestro viajero
y vió un hombre, mejor dicho, un Centauro, pues no podía
concebirse más perfecta armonía entre caballo y ginete, el
cual era de complexión recia y sanguínea, ojos grandes,
ardientes, cabeza ruda, negros bigotes, mediana edad y el
30
aspecto en general brusco y provocativo, con indicios de
fuerza en toda su persona. Montaba un soberbio caballo
de pecho carnoso, semejante a los del Partenón, enjaezado
según el modo pintoresco del país, y sobre la grupa llevaba
una gran balija de cuero, en cuya tapa se veía en letras
gordas la palabra Correo.

—Hola, buenos días, Sr. Caballuco—dijo Licurgo, saludando
al ginete, cuando estuvo cerca.—¡Cómo le hemos
tomado la delantera! pero usted llegará antes si se pone
5
a ello.

—Descansemos un poco—repuso el señor Caballuco,
poniendo su cabalgadura al paso de la de nuestros viajeros,
y observando atentamente al más principal de los tres.—
Puesto que hay tan buena compaña....
10

—El señor—dijo Licurgo sonriendo,—es el sobrino de
doña Perfecta.

—¡Ah!... por muchos años... muy señor mío y
mi dueño....

Ambos personajes se saludaron, siendo de notar que15
Caballuco hizo sus urbanidades con una expresión de altanería
y superioridad que revelaba cuando menos la conciencia
de un gran valer o de una alta posición en la comarca.
Cuando el orgulloso ginete se apartó y por breve momento
se detuvo hablando con dos Guardias civiles que llegaron
20
al camino, el viajero preguntó a su guía:

—¿Quién es este pájaro?

—¿Quién ha de ser? Caballuco.

—¿Y quién es Caballuco?

—¡Toma!... ¿pero no le ha oído usted nombrar?—25
dijo el labriego, asombrado de la ignorancia supina del
sobrino de doña Perfecta.—Es un hombre muy valiente,
gran ginete, y el primer caballista de todas estas tierras a la
redonda. En Orbajosa le queremos mucho; pues él es...
dicho sea en verdad... tan bueno como la bendición de
30
Dios... Ahí donde le ve, es un cacique tremendo, y el
Gobernador de la provincia se le quita el sombrero.

—Cuando hay elecciones...

—Y el Gobierno de Madrid le escribe oficios con mucha

vuecencia en el rétulo.... Tira a la barra como un San
Cristóbal, y todas las armas las maneja como manejamos
nosotros nuestros propios dedos. Cuando había fielato no
podían con él, y todas las noches sonaban tiros en las
puertas de la ciudad... Tiene una gente que vale cualquier
5
dinero, porque lo mismo es para un fregado que para
un barrido.... Favorece a los pobres, y el que venga de
fuera y se atreva a tentar el pelo de la ropa a un hijo
de Orbajosa, ya puede verse con él.... Aquí no vienen
casi nunca soldados de los Madriles; cuando han estado,
10
todos los días corría la sangre, porque Caballuco les buscaba
camorra por un no y por un sí. Ahora parece que vive en
la pobreza y se ha quedado con la conducción del correo;
pero está metiendo fuego en el Ayuntamiento para que haya
otra vez fielato y rematarlo él. No sé cómo no le ha oído
15
usted nombrar en Madrid, porque es hijo de un famoso
Caballuco que estuvo en la facción, el cual Caballuco padre
era hijo de otro Caballuco abuelo, que también estuvo en la
facción de más allá.... Y como ahora andan diciendo que
vuelve a haber facción, porque todo está torcido y revuelto,
20
tememos que Caballuco se nos vaya también a ella, poniendo
fin de esta manera a las hazañas de su padre y abuelo, que
por gloria nuestra nacieron en esta ciudad.

Sorprendido quedó nuestro viajero al ver la especie de
caballería andante que aún subsistía en los lugares que
25
visitaba, pero no tuvo ocasión de hacer nuevas preguntas,
porque el mismo que era objeto de ellas se les incorporó,
diciendo de mal talante:

—La Guardia civil ha despachado a tres. Ya le he dicho
al cabo que se ande con cuidado. Mañana hablaremos el
30
Gobernador de la provincia y yo....

—¿Va usted a X?

—No, que el Gobernador viene acá, señor Licurgo; sepa
usted que nos van a meter en Orbajosa un par de regimientos.

—Sí—dijo vivamente el viajero, sonriendo.—En Madrid
oí decir que había temor de que se levantaran en este país
algunas partidillas... Bueno es prevenirse.

—En Madrid no dicen más que desatinos...—exclamó
violentamente el Centauro, acompañando su afirmación de
5
una retahíla de vocablos de esos que levantan ampolla. En
Madrid no hay más que pillería... ¿A qué nos mandan
soldados? ¿Para sacarnos más contribuciones y un par
de quintas seguidas? ¡Por vida de!... que si no hay
facción debería haberla. Con que usted—añadió, mirando
10
socarronamente al joven caballero,—¿con que usted es el
sobrino de doña Perfecta?

Esta salida de tono y el insolente mirar del bravo
enfadaron al joven.

—Sí, señor. ¿Se le ofrece a usted algo?15

—Soy amigo de la señora y la quiero como a las niñas
de mis ojos—dijo Caballuco.—Puesto que usted va a
Orbajosa, allá nos veremos.

Y sin decir más picó espuelas a su corcel, el cual, partiendo
a escape, desapareció entre una nube de polvo.
20

Después de media hora de camino, durante la cual el Sr.
D. José no se mostró muy comunicativo, ni el Sr. Licurgo
tampoco, apareció a los ojos de entrambos apiñado y viejo
caserío asentado en una loma, y del cual se destacaban
algunas negras torres y la ruinosa fábrica de un
25
despedazado castillo en lo más alto. Un amasijo de paredes
deformes de casuchas de tierra pardas y polvorosas como el
suelo, formaba la base, con algunos fragmentos de
almenadas murallas, a cuyo amparo mil chozas humildes alzaban
sus miserables frontispicios de adobes, semejantes a caras
30
anémicas y hambrientas que pedían una limosna al
pasajero. Pobrísimo río ceñía, como un cinturón de hojalata,
el pueblo, refrescando al pasar algunas huertas, única
frondosidad que alegraba la vista. Entraba y salía la gente en
caballerías o a pie, y el movimiento humano, aunque pequeño,
daba cierta apariencia vital a aquella gran morada, cuyo
aspecto arquitectónico era más bien de ruina y muerte que
de progreso y vida. Los innumerables y repugnantes
mendigos que se arrastraban a un lado y otro del camino,
5
pidiendo el óbolo del pasajero, ofrecían lastimoso espectáculo.
No podían verse existencias que mejor cuadraran, ni que
más apropiadas fueran a las grietas de aquel sepulcro,
donde una ciudad estaba no sólo enterrada sino también
podrida. Cuando nuestros viajeros se acercaban, algunas
10
campanas tocando desacordemente indicaban con su
expresivo son que aquella momia tenía todavía un alma.

Llamábase Orbajosa, ciudad que no en Geografía caldea
o cophta, sino en la de España, figura con 7,324 habitantes,
Ayuntamiento, sede episcopal, partido judicial, seminario,
15
depósito de caballos sementales, instituto de segunda
enseñanza y otras prerogativas oficiales.

—Están tocando a misa mayor en la catedral—dijo el
tío Licurgo.—Llegamos antes de lo que pensé.

—El aspecto de su patria de usted—dijo el caballero,20
examinando el panorama que delante tenía,—no puede ser
más desagradable. La histórica ciudad de Orbajosa,1 cuyo
nombre es, sin duda, corrupción de urbs augusta, parece un
gran muladar.

[Nota 1: Ya se ha dicho que todos los nombres locales son imaginarios.]

—Es que de aquí no se ven más que los arrabales—afirmó25
con disgusto el guía.—Cuando entre usted en la
calle Real y en la del Condestable, verá fábricas tan hermosas
como la de la catedral.

—- No quiero hablar mal de Orbajosa antes de conocerla—dijo
el caballero.—Lo que he dicho no es tampoco señal
30
de desprecio; que humilde y miserable, lo mismo que
hermosa y soberbia, esa ciudad será siempre para mí muy
querida, no sólo por ser patria de mi madre, sino porque en
ella viven personas a quienes amo ya sin conocerlas. Entremos,
pues, en la ciudad augusta.

Subían ya por una calzada próxima a las primeras calles,
e iban tocando las tapias de las huertas.

—¿Ve usted aquella gran casa que está al fin de esta5
gran huerta por cuyo bardal pasamos ahora?—dijo el tío
Licurgo, señalando el enorme paredón revocado de la única
vivienda que tenía aspecto de habitabilidad cómoda y alegre.

—Ya... ¿aquella es la vivienda de mi tía?

—Justo y cabal. Lo que vemos es la parte trasera de la10
casa. El frontis da a la calle del Condestable, y tiene cinco
balcones de hierro que parecen cinco castillos. Esta hermosa
huerta que hay tras la tapia es la de la casa, y si usted
se alza sobre los estribos, la verá toda desde aquí.

—Pues estamos ya en casa—dijo el caballero.—¿No se15
puede entrar por aquí?

—Hay una puertecilla; pero la señora la mandó tapiar.

El caballero se alzó sobre los estribos, y alargando cuanto
pudo la cabeza, miró por encima de las bardas.

—Veo la huerta toda—indicó.—Allí, bajo aquellos árboles,20
está una mujer, una chiquilla... una señorita....

—Es la señorita Rosario—repuso Licurgo.

Y al instante se alzó también sobre los estribos para
mirar.

—¡Eh! señorita Rosario—gritó, haciendo con la derecha25
mano gestos muy significativos.—Ya estamos aquí...
aquí le traigo a su primo.

—Nos ha visto—dijo el caballero, estirando el pescuezo
hasta el último grado.—Pero si no me engaño, al lado de
ella está un clérigo... un señor sacerdote.
30

—Es el señor Penitenciario—repuso con naturalidad el
labriego.

—Mi prima nos ve... deja solo al clérigo, y echa a
correr hacia la casa... Es bonita....

—Como un sol.

—Se ha puesto más encarnada que una cereza. Vamos,
vamos, Sr. Licurgo.

Doña Perfecta

III

embellishment

Pepe Rey

Antes de pasar adelante, conviene decir quién era Pepe
Rey y qué asuntos le llevaban a Orbajosa.
5

Cuando el brigadier Rey murió en 1841, sus dos hijos,
Juan y Perfecta, acababan de casarse, ésta con el más rico
proprietario de Orbajosa, aquél con una joven de la misma
ciudad. Llamábase el esposo de Perfecta don Manuel María
José de Polentinos, y la mujer de Juan, María Polentinos;
10
pero a pesar de la igualdad de apellido, su parentesco era
un poco lejano y de aquellos que no coge un galgo. Juan
Rey era insigne jurisconsulto graduado en Sevilla, y ejerció
la abogacía en esta misma ciudad durante treinta años, con
tanta gloria como provecho. En 1845 era ya viudo y tenía
15
un hijo que empezaba a hacer diabluras; solía tener por
entretenimiento el construir con tierra en el patio de la
casa viaductos, malecones, estanques, presas, acequias,
soltando después el agua para que entre aquellas frágiles
obras corriese. El padre le dejaba hacer y decía: "tú serás
20
ingeniero."

Perfecta y Juan dejaron de verse desde que uno y otro
se casaron, porque ella se fué a vivir a Madrid con el
opulentísimo Polentinos, que tenía tanta hacienda como buena
mano para gastarla. El juego y las mujeres cautivaban de
25
tal modo el corazón de Manuel María José, que habría dado
en tierra con toda su fortuna, si más pronto que él para
derrocharla no estuviera la muerte para llevárselo a él. En
una noche de orgía acabaron de súbito los días de aquel
ricacho provinciano, tan vorazmente chupado por las sanguijuelas
30
de la corte y por el insaciable vampiro del juego.
Su única heredera era una niña de pocos meses. Con la
muerte del esposo de Perfecta se acabaron los sustos en
la familia; pero empezó el gran conflicto. La casa de
Polentinos estaba arruinada; las fincas en peligro de ser5
arrebatadas por los prestamistas, todo en desorden, enormes
deudas, lamentable administración en Orbajosa, descrédito
y ruina en Madrid.

Perfecta llamó a su hermano, el cual, acudiendo en auxilio
de la pobre viuda, mostró tanta diligencia y tino, que al
10
poco tiempo la mayor parte de los peligros habían
desaparecido. Principió por obligar a su hermana a residir en
Orbajosa, administrando por sí misma sus vastas tierras, mientras
él hacía frente en Madrid al formidable empuje de los
acreedores. Poco a poco fué descargándose la casa del
15
enorme fardo de sus deudas, porque el bueno de D. Juan
Rey, que tenía la mejor mano del mundo para tales asuntos,
lidió con la curia, hizo contratos con los principales
acreedores, estableció plazos para el pago, resultando de este
hábil trabajo que el riquísimo patrimonio de Polentinos
20
saliese a flote, y pudiera seguir dando por luengos años
esplendor y gloria a la ilustre familia.

La gratitud de Perfecta era tan viva, que al escribir a su
hermano desde Orbajosa, donde resolvió residir hasta que
creciera su hija, le decía entre otras ternezas: "Has sido
25
más que hermano para mí, y para mi hija más que su propio
padre. ¿Cómo te pagaremos ella y yo tan grandes
beneficios? ¡Ay! querido hermano, desde que mi hija sepa
discurrir y pronunciar un nombre, yo le enseñaré a bendecir
el tuyo. Mi agradecimiento durará toda mi vida. Tu
30
hermana indigna siente no encontrar ocasión de mostrarte lo
mucho que te ama y de recompensarte de un modo apropiado
a la grandeza de tu alma y a la inmensa bondad de
tu corazón."

Cuando esto se escribía, Rosarito tenía dos años. Pepe
Rey, encerrado en un colegio de Sevilla, hacía rayas en un
papel, ocupándose en probar que la suma de los ángulos
interiores de un polígono vale tantas veces dos rectos como lados
tiene menos dos
. Estas enfadosas perogrulladas le traían
5
muy atareado. Pasaron años y más años. El muchacho
crecía y no cesaba de hacer rayas. Por último, hizo una
que se llama De Tarragona a Montblanch. Su primer
juguete formal fué el puente de 120 metros sobre el río
Francolí.
10

Durante mucho tiempo, doña Perfecta siguió viviendo en
Orbajosa. Como su hermano no salió de Sevilla, pasaron
unos pocos años sin que uno y otro se vieran. Una carta
trimestral, tan puntualmente escrita como puntualmente
contestada, ponía en comunicación aquellos dos corazones,
15
cuya ternura ni el tiempo ni la distancia podían enfriar.
En 1870, cuando D. Juan Rey, satisfecho de haber
desempeñado bien su misión en la sociedad, se retiró a vivir en su
hermosa casa de Puerto Real, Pepe, que ya había trabajado
algunos años en las obras de varias poderosas compañías
20
constructoras, emprendió un viaje de estudio a Alemania e
Inglaterra. La fortuna de su padre (tan grande como puede
serlo en España la que sólo tiene por origen un honrado
bufete), le permitía librarse en breves períodos del yugo del
trabajo material. Hombre de elevadas ideas y de inmenso
25
amor a la ciencia, hallaba su más puro goce en la
observación y estudio de los prodigios con que el genio del siglo
sabe cooperar a la cultura y bienestar físico y
perfeccionamiento moral del hombre.

Al regresar del viaje, su padre le anunció la revelación de30
un importante proyecto, y como Pepe creyera que se trataba
de un puente, dársena o cuando menos saneamiento de
marismas, sacóle de tal error D. Juan, manifestándole su
pensamiento en estos términos:

—Estamos en Marzo y la carta trimestral de Perfecta no
podía faltar. Querido hijo, léela, y si estás conforme con
lo que en ella manifiesta esa santa y ejemplar mujer, mi
querida hermana, me darás la mayor felicidad que en mi
vejez puedo desear. Si no te gustase el proyecto, deséchalo
5
sin reparo, aunque tu negativa me entristezca; que en él
no hay ni sombra de imposición por parte mía. Sería
indigno de mí y de ti que esto se realizase por coacción de
un padre terco. Eres libre de aceptar o no, y si hay en tu
voluntad la más ligera resistencia, originada en ley del
10
corazón o en otra causa, no quiero que te violentes por mí.

Pepe dejó la carta sobre la mesa, después de pasar la
vista por ella, y tranquilamente dijo:

—Mi tía quiere que me case con Rosario.

—Ella contesta aceptando con gozo mi idea—dijo el15
padre muy conmovido.—Porque la idea fué mía... sí,
hace tiempo, hace tiempo que la concebí... pero no había
querido decirte nada, antes de conocer el pensamiento de
mi hermana. Como ves, Perfecta acoge con júbilo mi plan;
dice que también había pensado en lo mismo; pero que no
20
se atrevía a manifestármelo, por ser tú... ¿no ves lo que
dice? "por ser tú un joven de singularísimo mérito, y su
hija una joven aldeana educada sin brillantez, ni
mundanales atractivos...." Así mismo lo dice.... ¡Pobre
hermana mía! ¡Qué buena es!... Veo que no te
25
enfadas; veo que no te parece absurdo este proyecto mío, algo
parecido a la previsión oficiosa de los padres de antaño, que
casaban a sus hijos sin consultárselo, y las más veces
haciendo uniones disparatadas y prematuras.... Dios
quiera que ésta sea o prometa ser de las más felices. Es
30
verdad que no conoces a mi sobrina; pero tú y yo tenemos
noticias de su virtud, de su discreción, de su modestia y
noble sencillez. Para que nada le falte, hasta es bonita....
Mi opinión—añadió festivamente,—es que te pongas en
camino y pises el suelo de esa recóndita ciudad episcopal,
de esa urbs augusta, y allí, en presencia de mi hermana y
de su graciosa Rosarito, resuelvas si ésta ha de ser algo más
que mi sobrina.

Pepe volvió a tomar la carta y la leyó con cuidado. Su5
semblante no expresaba alegría ni pesadumbre. Parecía
estar examinando un proyecto de empalme de dos vías
férreas.

—Por cierto—decía D. Juan,—que en esa remota
Orbajosa, donde, entre paréntesis, tienes fincas que puedes
10
examinar ahora, se pasa la vida con la tranquilidad y dulzura
de los idilios. ¡Qué patriarcales costumbres! ¡Qué
nobleza en aquella sencillez! ¡Qué rústica paz virgiliana!
Si en vez de ser matemático fueras latinista, repetirías al
entrar allí el ergo tua rura manebunt. ¡Qué admirable lugar
15
para dedicarse a la contemplación de nuestra propia alma
y prepararse a las buenas obras! Allí todo es bondad,
honradez; allí no se conocen la mentira y la farsa como en
nuestras grandes ciudades; allí renacen las santas
inclinaciones que el bullicio de la moderna vida ahoga; allí
20
despierta la dormida fe, y se siente vivo impulso indefinible
dentro del pecho, al modo de pueril impaciencia que en el
fondo de nuestra alma grita: "quiero vivir."

Pocos días después de esta conferencia, Pepe salió de
Puerto Real. Había rehusado meses antes una comisión
25
del Gobierno para examinar bajo el punto de vista minero
la cuenca del río Nahara en el valle de Orbajosa; pero los
proyectos a que dió lugar la conferencia referida, le hicieron
decir:—"Conviene aprovechar el tiempo. Sabe Dios lo
que durará ese noviazgo y el aburrimiento que traerá
30
consigo." Dirigióse a Madrid, solicitó la comisión de explorar
la cuenca del Nahara, se la dieron sin dificultad, a pesar de
no pertenecer oficialmente al cuerpo de minas, púsose luego
en marcha, y después de trasbordar un par de veces, el tren
mixto número 65 le llevó, como se ha visto, a los amorosos
brazos del tío Licurgo.

Frisaba la edad de este excelente joven en los treinta y
cuatro años. Era de complexión fuerte y un tanto hercúlea,
con rara perfección formado, y tan arrogante, que si llevara
5
uniforme militar, ofrecería el más guerrero aspecto y talle
que puede imaginarse. Rubios el cabello y la barba, no
tenía en su rostro la flemática imperturbabilidad de los
Sajones, sino por el contrario, una viveza tal, que sus ojos
parecían negros sin serlo. Su persona bien podía pasar por
10
un hermoso y acabado símbolo, y si fuera estatua, el escultor
habría grabado en el pedestal estas palabras: inteligencia,
fuerza
. Si no en caracteres visibles, llevábalas él expresadas
vagamente en la luz de su mirar, en el poderoso atractivo
que era don propio de su persona, y en las simpatías a
15
que su trato cariñosamente convidaba.

No era de los más habladores: sólo los entendimientos
de ideas inseguras y de movedizo criterio propenden a la
verbosidad. El profundo sentido moral de aquel insigne
joven le hacía muy sobrio de palabras en las disputas que
20
constantemente traban sobre diversos asuntos los hombres
del día; pero en la conversación urbana sabía mostrar una
elocuencia picante y discreta, emanada siempre del buen
sentido y de la apreciación mesurada y justa de las cosas
del mundo. No admitía falsedades, ni mistificaciones, ni
25
esos retruécanos del pensamiento con que se divierten algunas
inteligencias impregnadas de gongorismo; y para volver
por los fueros de la realidad, Pepe Rey solía emplear a
veces, no siempre con comedimiento, las armas de la burla.
Esto casi era un defecto a los ojos de gran número de personas
30
que le estimaban, porque nuestro joven aparecía un
poco irrespetuoso en presencia de multitud de hechos comunes
en el mundo y admitidos por todos. Fuerza es decirlo,
aunque se amengüe su prestigio: Rey no conocía la dulce
tolerancia del condescendiente siglo que ha inventado singulares
velos de lenguaje y de hechos para cubrir lo que a los
vulgares ojos pudiera ser desagradable.

Así, y no de otra manera, por más que digan calumniadoras
lenguas, era el hombre a quien el tío Licurgo introdujo
5
en Orbajosa en la hora y punto en que la campana de
la catedral tocaba a misa mayor. Luego que uno y otro,
atisbando por encima de los bardales, vieron a la niña y al
Penitenciario y la veloz corrida de aquélla hacia la casa,
picaron sus caballerías para entrar en la calle Real, donde
10
gran número de vagos se detenían para mirar al viajero
como extraño huésped intruso de la patriarcal ciudad. Torciendo
luego a la derecha, en dirección a la catedral, cuya
corpulenta fábrica dominaba todo el pueblo, tomaron la calle
del Condestable, en la cual, por ser estrecha y empedrada,
15
retumbaban con estridente sonsonete las herraduras, alarmando
al vecindario, que por ventanas y balcones se mostraba
para satisfacer su curiosidad. Abríanse con singular chasquido
las celosías, y caras diversas, casi todas de hembra,
asomaban arriba y abajo. Cuando Pepe Rey llegó al arquitectónico
20
umbral de la casa de Polentinos, ya se habían
hecho multitud de comentarios diversos sobre su figura.

Doña Perfecta

IV

embellishment

La Llegada Del Primo

EL señor Penitenciario, cuando Rosarito se separó bruscamente
de él, miró a los bardales, y viendo las cabezas del
tío Licurgo y de su compañero de viaje, dijo para sí:
25

—Vamos, ya está ahí ese prodigio.

Quedóse un rato meditabundo, sosteniendo el manteo con
ambas manos cruzadas sobre el abdomen, fija la vista en el
suelo, con los anteojos de oro deslizándose suavemente
hacia la punta de la nariz, saliente y húmedo el labio
inferior, y un poco fruncidas las blanquinegras cejas. Era
un santo varón piadoso y de no común saber, de intachables
costumbres clericales, algo más de sexagenario, de afable
trato, fino y comedido, gran repartidor de consejos y advertencias
5
a hombres y mujeres. Desde luengos años era
maestro de latinidad y retórica en el Instituto, cuya noble
profesión dióle gran caudal de citas horacianas y de floridos
tropos, que empleaba con gracia y oportunidad. Nada más
conviene añadir acerca de este personaje, sino que cuando
10
sintió el trote largo de las cabalgaduras que corrían hacia la
calle del Condestable, se arregló el manteo, enderezó el sombrero,
que no estaba del todo bien puesto en la venerable
cabeza, y marchando hacia la casa, murmuró—

—Vamos a ver ese prodigio.15

En tanto, Pepe bajaba de la jaca, y en el mismo portal le
recibía en sus amantes brazos doña Perfecta, anegado en
lágrimas el rostro y sin poder pronunciar sino palabras
breves y balbucientes, expresión sincera de su cariño.

—¡Pepe... pero qué grande estás!... y con barbas...20
Me parece que fué ayer cuando te ponía sobre mis
rodillas... ya estás hecho un hombre, todo un hombre...
¡Cómo pasan los años!... ¡Jesús! Aquí tienes a mi
hija Rosario.

Diciendo esto, habían llegado a la sala baja, ordinariamente25
destinada a recibir, y doña Perfecta presentóle
a su hija.

Era Rosarita una muchacha de apariencia delicada y
débil, que anunciaba inclinaciones a lo que los portugueses
llaman saudades. En su rostro fino y puro se observaba
30
algo de la pastosidad nacarada, que la mayor parte de los
novelistas atribuyen a sus heroínas, y sin cuyo barniz sentimental
parece que ninguna Enriqueta y ninguna Julia
pueden ser interesantes. Pero lo principal en Rosario era
25 que tenía tal expresión de dulzura y modestia, que al verla
no se echaban de menos las perfecciones de que carecía.
No es esto decir que era fea; mas también es cierto que
habría pasado por hiperbólico el que la llamara hermosa,
dando a esta palabra su riguroso sentido. La hermosura
5
real de la niña de doña Perfecta consistía en una especie
de trasparencia, prescindiendo del nácar, del alabastro, del
marfil y demás materias usadas en la composición descriptiva
de los rostros humanos; una especie de transparencia, digo,
por la cual todos las honduras de su alma se veían
10
claramente, honduras no cavernosas y horribles como las del
mar, sino como las de un manso y claro río. Pero allí
faltaba materia para que la persona fuese completa; faltaba
cauce, faltaban orillas. El vasto caudal de su espíritu se
desbordaba, amenazando devorar las estrechas riberas. Al
15
ser saludada por su primo se puso como la grana, y sólo
pronunció algunas palabras torpes.

—Estarás desmayado—dijo doña Perfecta a su sobrino.—Ahora
mismo te daremos de almorzar.

—Con permiso de usted—repuso el viajero,—voy a20
quitarme el polvo del camino....

—Muy bien pensado—dijo la señora.—Rosario, lleva
a tu primo al cuarto que le hemos preparado. Despáchate
pronto, sobrino. Voy a dar mis órdenes.

Rosario llevó a su primo a una hermosa habitación situada25
en el piso bajo. Desde que puso el pie dentro de ella, Pepe
reconoció en todos los detalles de la vivienda la mano
diligente y cariñosa de una mujer. Todo estaba puesto con
arte singular, y el aseo y frescura de cuanto allí había
convidaban a reposar en tan hermoso nido. El huésped
30
reparó minuciosidades que le hicieron reír.

—Aquí tienes la campanilla—dijo Rosarito, tomando el
cordón de ella, cuya borla caía sobre la cabecera del lecho.

—No tienes más que alargar la mano. La mesa de escribir
está puesta de modo que recibas la luz por la izquierda....
Mira, en esta cesta echarás los papeles rotos....
¿Tú fumas?

—Tengo esa desgracia—repuso Pepe Rey.

—Pues aquí puedes echar las puntas de cigarro—dijo5
ella, tocando con la punta del pie un mueble de latón dorado
lleno de arena.—No hay cosa más fea que ver el suelo lleno
de colillas de cigarro.... Mira el lavabo.... Para la ropa
tienes un ropero y una cómoda.... Creo que la relojera
está mal aquí y se te debe poner junto a la cama.... Si te
10
molesta la luz, no tienes más que correr el transparente
tirando de la cuerda... ¿ves?... rich....

El ingeniero estaba encantado.

Rosarito abrió una ventana.

—Mira—dijo—esta ventana da a la huerta. Por aquí15
entra el sol de tarde. Aquí tenemos colgado la jaula de un
canario, que canta como un loco. Si te molesta, la
quitaremos.

Abrió otra ventana del testero opuesto.

—Esta otra ventana—añadió,—da a la calle. Mira,20
de aquí se ve la catedral, que es muy hermosa y está llena
de preciosidades. Vienen muchos Ingleses a verla. No
abras las dos ventanas a un tiempo, porque las corrientes
de aire son muy malas.

—Querida prima—dijo Pepe, con el alma inundada de25
inexplicable gozo—en todo lo que está delante de mis
ojos veo una mano de ángel que no puede ser sino la tuya.
¡Qué hermoso cuarto es este! Me parece que he vivido
en él toda mi vida. Está convidando a la paz.

Rosarito no contestó nada a estas cariñosas expresiones,30
y sonriendo salió.

—No tardes—dijo desde la puerta;—el comedor está
también abajo... en el centro de esta galería.

Entró el tío Licurgo con el equipaje. Pepe le recompensó
con una largueza a que el labriego no estaba acostumbrado;
y éste, después de dar las gracias con humildad, llevóse la
mano a la cabeza, como quien ni se pone ni se quita el
sombrero, y en tono embarazoso, mascando las palabras,
como quien no dice ni deja de decir las cosas, se expresó
5
de este modo:

—¿Cuándo será la mejor hora para hablar al Sr. D. José
de un... de un asuntillo?

—¿De un asuntillo? Ahora mismo—repuso Pepe,
abriendo un baúl.
10

—No es oportunidad—dijo el labriego.—Descanse el
Sr. D. José, que tiempo tenemos. Más días hay que
longanizas, como dijo el otro; y un día viene tras otro día....
Que usted descanse, Sr. D. José.... Cuando quiera dar
un paseo... la jaca no es mala.... Con que buenos
15
días, Sr. D. José. Que viva usted mil años.... ¡Ah! se
me olvidaba—añadió, volviendo a entrar después de
algunos segundos de ausencia.—Si quiere usted algo para el
señor juez municipal.... Ahora voy allá a hablarle de
nuestro asuntillo....
20

—Déle usted expresiones—dijo festivamente, no
encontrando mejor fórmula para sacudirse de encima al legislador
espartano.

—Pues quede con Dios el Sr. D. José.

—Abur.25

El ingeniero no había sacado su ropa, cuando aparecieron
por tercera vez en la puerta los sagaces ojuelos y la
marrullera fisonomía del tío Licurgo.

—Perdone el Sr. D. José—dijo mostrando en afectada
risa sus blanquísimos dientes.—Pero... quería decirle
30
que si usted desea que esto se arregle por amigables
componedores.... Aunque, como dijo el otro, pon lo tuyo en
consejo y unos dirán que es blanco y otros que es negro....

—Hombre, ¿quiere usted irse de aquí?
—Dígolo porque a mí me carga la justicia. No quiero
nada con justicia. Del lobo un pelo y ese de la frente.
Con que con Dios, Sr. don José. Dios le conserve sus días
para favorecer a los pobres....

—Adiós, hombre, adiós.5

Pepe echó la llave a la puerta y dijo para sí:

—La gente de este pueblo parece ser muy pleitista.

Doña Perfecta

V

embellishment

¿Habrá Desavenencia?

Poco después Pepe se presentaba en el comedor.

—Si almuerzas fuerte—le dijo doña Perfecta con
cariñoso acento,—se te va a quitar la gana de comer. Aquí
10
comemos a la una. Las modas del campo no te gustarán.

—Me encantan, señora tía.

—Pues di lo que prefieres: ¿almorzar fuerte ahora o
tomar una cosita ligera para que resistas hasta la hora de
comer?
15

—Escojo la cosa ligera para tener el gusto de comer con
ustedes; y si en Villahorrenda hubiera encontrado algún
alimento, nada tomaría a esta hora.

—Por supuesto, no necesito decirte que nos trates con
toda franqueza. Aquí puedes mandar como si estuvieras
20
en tu casa.

—Gracias, tía.

—¡Pero cómo te pareces a tu padre!—añadió la señora,
contemplando con verdadero arrobamiento al joven mientras
éste comía.
25

—Me parece que estoy mirando a mi querido hermano
Juan. Se sentaba como te sientas tú y comía lo mismo que
tú. En el modo de mirar sobre todo sois como dos gotas
de agua.

Pepe la emprendió con el frugal desayuno. Las expresiones,
así como la actitud y las miradas de su tía y prima, le
infundían tal confianza, que se creía ya en su propia casa.

—¿Sabes lo que me decía Rosario esta mañana?—indicó
doña Perfecta, fija la vista en su sobrino,—Pues me decía
5
que tú, como hombre hecho a las pompas y etiquetas de la
corte y a las modas del extranjero, no podrás soportar esta
sencillez un poco rústica con que vivimos y esta falta de
buen tono, pues aquí todo es a la pata la llana.

—¡Qué error!—repuso Pepe, mirando a su prima.—Nadie10
aborrece más que yo las falsedades y comedias de lo
que llaman alta sociedad. Crean ustedes que hace tiempo
deseo darme, como decía no sé quién, un baño de cuerpo
entero en la Naturaleza; vivir lejos del bullicio, en la soledad
y sosiego del campo. Anhelo la tranquilidad de una
15
vida sin luchas, sin afanes, ni envidioso ni envidiado, como
dijo el poeta. Durante mucho tiempo, mis estudios primero
y mis trabajos después, me han impedido el descanso que
necesito y que reclaman mi espíritu y mi cuerpo; pero
desde que entré en esta casa, querida tía, querida prima, me
20
he sentido rodeado de la atmósfera de paz que deseo. No
hay que hablarme, pues, de sociedades altas ni bajas, ni de
mundos grandes ni chicos, porque de buen grado los cambio
todos por este rincón.

Esto decía, cuando los cristales de la puerta que comunicaba25
el comedor con la huerta se obscurecieron por la
superposición de una larga opacidad negra. Los vidrios
de unos espejuelos despidieron, heridos por la luz de sol,
fugitivo rayo; rechinó el picaporte, abrióse la puerta, y el
señor Penitenciario penetró con gravedad en la estancia.
30
Saludó y se inclinó, quitándose la canaleja hasta tocar con
el ala de ella al suelo.

—Es el señor Penitenciario de esta Santa Catedral—dijo
doña Perfecta,—persona a quien estimamos mucho y
de quien espero serás amigo. Siéntese usted, Sr. D.
Inocencio.

Pepe estrechó la mano del venerable canónigo, y ambos
se sentaron.

—Pepe, si acostumbras fumar después de comer, no5
dejes de hacerlo—manifestó benévolamente doña Perfecta,—ni
el señor Penitenciario tampoco.

A la sazón el buen D. Inocencio sacaba de debajo de la
sotana una gran petaca de cuero, marcada con irrecusables
señales de antiquísimo uso, y la abrió, desenvainando de
10
ella dos largos pitillos, uno de los cuales ofreció a nuestro
amigo. De un cartoncejo que irónicamente llaman los
españoles wagón, sacó Rosario un fósforo, y bien pronto
ingeniero y canónigo echaban su humo el uno sobre el otro.

—¿Y qué le parece al Sr. D. José nuestra querida ciudad15
de Orbajosa?—preguntó el canónigo, cerrando fuertemente
el ojo izquierdo, según su costumbre mientras fumaba.

—Todavía no he podido formar idea de este pueblo—dijo
Pepe.—Por lo poco que he visto, me parece que no le
vendrían mal a Orbajosa media docena de grandes capitales
20
dispuestos a emplearse aquí, un par de cabezas inteligentes
que dirigieran la renovación de este país y algunos miles
de manos activas. Desde la entrada del pueblo hasta la
puerta de esta casa he visto más de cien mendigos. La
mayor parte son hombres sanos y aun robustos. Es un
25
ejército lastimoso, cuya vista oprime el corazón.

—- Para eso está la caridad—afirmó don Inocencio.—Por
lo demás, Orbajosa no es un pueblo miserable. Ya sabe
usted que aquí se producen los primeros ajos de toda España.
Pasan de veinte las familias ricas que viven entre nosotros.
30

—Verdad es—indicó doña Perfecta—que los últimos
años han sido detestables a causa de la seca; pero aun así
las paneras no están vacías, y se han llevado últimamente
al mercado muchos miles de ristras de ajos.

—En tantos años que llevo de residencia en Orbajosa—dijo
el clérigo, frunciendo el ceño—he visto llegar aquí
innumerables personajes de la Corte, traídos unos por la
gresca electoral, otros por visitar algún abandonado terruño
o ver las antigüedades de la catedral, y todos entran
5
hablándonos de arados ingleses, de trilladoras mecánicas, de
saltos de aguas, de bancos y qué sé yo cuántas majaderías.
El estribillo es que esto es muy malo y que podía ser mejor.
Váyanse con mil demonios, que aquí estamos muy bien sin
que los señores de la Corte nos visiten, mucho mejor sin oír
10
ese continuo clamoreo de nuestra pobreza y de las grandezas
y maravillas de otras partes. Más sabe el loco en su casa
que el cuerdo en la ajena, ¿no es verdad, Sr. D. José? Por
supuesto, no se crea ni remotamente que lo digo por usted.
De ninguna manera. Pues no faltaba más. Ya sé que
15
tenemos delante a uno de los jóvenes más eminentes de la
España moderna, a un hombre que sería capaz de transformar
en riquísimas comarcas nuestras áridas estepas....
Ni me incomodo porque usted me cante la vieja canción de
los arados ingleses y la arboricultura y la selvicultura....
20
Nada de eso; a hombres de tanto, de tantísimo talento, se
les puede dispensar el desprecio que muestran hacia nuestra
humildad. Nada, amigo mío, nada, Sr. D. José, está usted
autorizado para todo, incluso para decirnos que somos poco
menos que cafres.
25

Esta filípica, terminada con marcado tono de ironía y
harto impertinente toda ella, no agradó al joven; pero se
abstuvo de manifestar el más ligero disgusto y siguió la
conversación, procurando en lo posible huir de los puntos
en que el susceptible patriotismo del señor canónigo hallase
30
fácil motivo de discordia. Éste se levantó en el momento
en que la señora hablaba con su sobrino de asuntos de
familia y dió algunos pasos por la estancia.

Era ésta vasta y clara, cubierta de antiguo papel, cuyas
flores y ramos, aunque descoloridos, conservaban su
primitivo dibujo, gracias al aseo que reinaba en todas y cada una
de las partes de la vivienda. El reloj, de cuya caja colgaban
al descubierto, al parecer, las inmóviles pesas y el voluble
péndulo, diciendo perpetuamente que no, ocupaba con su
5
abigarrado horario el lugar preeminente entre los sólidos
muebles del comedor, completando el ornato de las paredes
una serie de láminas francesas que representaban las hazañas
del conquistador de Méjico, con prolijas explicaciones al
pie, en las cuales se hablaba de un Ferdinand Cortez y de
10
una Donna Marine tan inverosímiles como las figuras
dibujadas por el ignorante artista. Entre las dos puertas
vidrieras que comunicaban con la huerta había un aparato de
latón, que no es preciso describir desde que se diga que
servía de sustentáculo a un loro, el cual se mantenía allí con
15
la seriedad y circunspección propias de estos animalejos,
observándolo todo. La fisonomía irónica y dura de los
loros, su casaca verde, su gorrete encarnado, sus botas
amarillas y por último las roncas palabras burlescas que
suelen pronunciar, les dan un aspecto extraño y repulsivo
20
entre serio y ridículo. Tienen no sé qué rígido empaque
de diplomáticos. A veces parecen bufones, y siempre se
asemejan a ciertos finchados hombres, que por querer
parecer muy superiores, tiran a la caricatura.

Era el Penitenciario muy amigo del loro. Cuando dejó25
a la señora y a Rosario en coloquio con el viajero, llegóse
a él, y dejándose morder con la mayor complacencia el
dedo índice, le dijo:

—Tunante, bribón, ¿por qué no hablas? Poco valdrías,
si no fueras charlatán. De charlatanes está lleno el mundo
30
de los hombres y el de los pájaros.

Luego cogió con su propia venerable mano algunos garbanzos
del cercano cazuelillo y se los dió a comer. El
animal empezó a llamar a la criada pidiéndole chocolate, y
sus palabras distrajeron a las dos damas y al caballero de
una conversación que no debía de ser muy importante.

Doña Perfecta

VI

embellishment

Donde se ve que puede surgir la desavenencia cuando menos se
espera

De súbito se presentó el Sr. D. Cayetano Polentinos,
hermano político de doña Perfecta, el cual entró con los
brazos abiertos, gritando:
5

—Venga acá, Sr. D. José de mi alma.

Y se abrazaron cordialmente. D. Cayetano y Pepe se
conocían, porque el distinguido erudito y bibliófilo solía
hacer excursiones a Madrid cuando se anunciaba almoneda
de libros, procedente de la testamentaría de algún buquinista.
10
Era D. Cayetano alto y flaco, de edad mediana, si bien el
continuo estudio o los padecimientos le habían desmejorado
mucho; se expresaba con una corrección alambicada que le
sentaba a las mil maravillas, y era cariñoso y amable, a
veces con exageración. Respecto de su vasto saber, ¿qué
15
puede decirse sino que era un verdadero prodigio? En
Madrid su nombre no se pronunciaba sin respeto, y si D.
Cayetano residiera en la capital, no se escapara sin
pertenecer, a pesar de su modestia, a todas las academias
existentes y por existir. Pero él gustaba del tranquilo aislamiento,
20
y el lugar que en el alma de otros tiene la vanidad, teníalo
en el suyo la pasión pura de los libros, el amor al estudio
solitario y recogido, sin otra ulterior mira y aliciente que los
propios libros y el estudio mismo.

Había formada en Orbajosa una de las más ricas25
bibliotecas que en toda la redondez de España se encuentran, y
dentro de ella pasaba largas horas del día y de la noche,
compilando, clasificando, tomando apuntes y entresacando
diversas suertes de noticias preciosísimas, o realizando
quizás algún inaudito y jamás soñado trabajo, digno de tan
gran cabeza. Sus costumbres eran patriarcales; comía
poco, bebía menos, y sus únicas calaveradas consistían en
alguna merienda en los Alamillos, en días muy sonados, y
5
paseos diarios a un lugar llamado Mundogrande, donde a
menudo eran desenterradas del fango de veinte siglos
medallas romanas y pedazos de arquitrabe, extraños plintos de
desconocida arquitectura y tal cual ánfora o cubicularia
de inestimable precio.
10

Vivían D. Cayetano y doña Perfecta en una armonía tal,
que la paz del Paraíso no se le igualara. Jamás riñeron.
Es verdad que él no se mezclaba para nada en los asuntos
de la casa, ni ella en los de la biblioteca más que para
hacerla barrer y limpiar todos los sábados, respetando con
15
religiosa admiración los libros y papeles que sobre la mesa
y en diversos parajes estaban de servicio.

Después de las preguntas y respuestas propias del caso,
D. Cayetano dijo:

—Ya he visto la caja. Siento mucho que no me trajeras20
la edición de 1527. Tendré que hacer yo mismo un viaje a
Madrid.... ¿Vas a estar aquí mucho tiempo? Mientras
más, mejor, querido Pepe. ¡Cuánto me alegro de tenerte
aquí! Entre los dos vamos a arreglar parte de mi biblioteca
y a hacer un índice de escritores de la Gineta. No
25
siempre se encuentra a mano un hombre de tanto talento como
tú.... Verás mi biblioteca.... Podrás darte en ella unos
atracones de lectura.... Todo lo que quieras.... Verás
maravillas, verdaderas maravillas, tesoros inapreciables,
rarezas que sólo yo poseo, sólo yo.... Pero, en fin, me parece
30
que ya es hora de comer, ¿no es verdad, José? ¿No es verdad,
Perfecta? ¿No es verdad, Rosarito? ¿No es verdad, Sr.
D. Inocencio?... hoy es usted dos veces Penitenciario:
dígolo porque nos acompañará usted a hacer penitencia.
El canónigo se inclinó, y sonriendo mostraba
simpáticamente su aquiescencia. La comida fué cordial, y en todos
los manjares se advertía la abundancia desproporcionada de
los banquetes de pueblo, realizada a costa de la variedad.
Había para atracarse doble número de personas que las allí
5
reunidas. La conversación recayó en asuntos diversos.

—Es preciso que visite usted cuanto antes nuestra
catedral—dijo el canónigo.—¡Como ésta hay pocas, Sr.
D. José!... Verdad es que usted, que tantas maravillas
ha visto en el extranjero, no encontrará nada notable en
10
nuestra vieja iglesia.... Nosotros los pobres patanes de
Orbajosa la encontramos divina. El maestro López de
Berganza, racionero de ella, la llamaba en el siglo XVI
pulchra augustina.... Sin embargo, para hombres de tanto
saber como usted, quizá no tenga ningún mérito, y cualquier
15
mercado de hierro será más bello.

Cada vez disgustaba más a Pepe Rey el lenguaje irónico
del sagaz canónigo; pero resuelto a contener y disimular
su enfado, no contestó sino con palabras vagas. Doña Perfecta
tomó en seguida la palabra, y jovialmente se expresó
20
así:

—Cuidado, Pepito; te advierto que si hablas mal de
nuestra santa iglesia, perderemos las amistades. Tú sabes
mucho y eres un hombre eminente que de todo entiendes;
pero si has de descubrir que esa gran fábrica no es la octava
25
maravilla, guárdate en buen hora tu sabiduría y no nos saques
de bobos....

—Lejos de creer que este edificio no es bello—repuso
Pepe—lo poco que de su exterior he visto me ha parecido
de imponente hermosura. De modo, señora tía, que no hay
30
para qué asustarse; ni yo soy sabio ni mucho menos.

—Poco a poco—dijo el canónigo, extendiendo la mano
y dando paz a la boca por breve rato para que, hablando,
descansase del mascar.—Alto allá: no venga usted aquí
haciéndose el modesto, Sr. D. José, que hartos estamos de
saber lo muchísimo que usted vale, la gran fama de que
goza y el papel importantísimo que desempeñará donde
quiera que se presente. No se ven hombres así todos los
días. Pero ya que de este modo ensalzo los méritos de
5
usted....

Detúvose para seguir comiendo, y luego que la sin hueso
quedó libre, continuó así:

—Ya que de este modo ensalzo los méritos de usted,
permítaseme expresar otra opinión con la franqueza que es
10
propia de mi carácter. Sí, Sr. D. José: sí, Sr. D. Cayetano;
sí, señora y niña mías; la ciencia, tal como la estudian y la
propagan los modernos, es la muerte del sentimiento y de
las dulces ilusiones. Con ella la vida del espíritu se amengua;
todo se reduce a reglas fijas, y los mismos encantos
15
sublimes de la Naturaleza desaparecen. Con la ciencia
destrúyese lo maravilloso en las artes, así como la fe en el
alma. La ciencia dice que todo es mentira y todo lo quiere
poner en guarismos y rayas, no sólo maria ac terras, donde
estamos nosotros, sino también caelumque profundum, donde
20
está Dios... Los admirables sueños del alma, su arrobamiento
místico; la inspiración misma de los poetas, mentira.
El corazón es una esponja, el cerebro una gusanera.

Todos rompieron a reír, mientras él daba paso a un trago
de vino.
25

—Vamos, ¿me negará el Sr. D. José—añadió el sacerdote—que
la ciencia, tal como se enseña y se propaga hoy,
va derecho a hacer del mundo y del género humano una
gran máquina?

—Eso según y conforme—dijo D. Cayetano.—Todas30
las cosas tienen su pro y su contra.

—Tome usted más ensalada, señor Penitenciario—dijo
doña Perfecta.—Está cargadita de mostaza, como a usted
le gusta.

Pepe Rey no gustaba de entablar vanas disputas, ni era
pedante, ni alardeaba de erudito, mucho menos ante mujeres
y en reuniones de confianza; pero la importuna verbosidad
agresiva del canónigo necesitaba, según él, un correctivo.
Para dárselo le pareció mal sistema exponer ideas que,
5
concordando con las del canónigo, halagasen a éste, y decidió
manifestar las opiniones que más contrariaran y más
acerbamente mortificasen al mordaz Penitenciario.

—Quieres divertirte conmigo—dijo para sí.—Verás
qué mal rato te voy a dar.
10

Y luego añadió en voz alta:

—Cierto es todo lo que el señor Penitenciario ha dicho
en tono de broma. Pero no es culpa nuestra que la ciencia
esté derribando a martillazos un día y otro tanto ídolo vano,
la superstición, el sofisma, las mil mentiras de lo pasado,
15
bellas las unas, ridículas las otras, pues de todo hay en la
viña del Señor. El mundo de las ilusiones, que es como si
dijéramos un segundo mundo, se viene abajo con estrépito.
El misticismo en religión, la rutina en la ciencia, el
amaneramiento en las artes, caen como cayeron los dioses paganos,
20
entre burlas. Adiós, sueños torpes, el género humano
despierta y sus ojos ven la claridad. El sentimentalismo vano,
el misticismo, la fiebre, la alucinación, el delirio desaparecen,
y el que antes era enfermo hoy está sano y se goza con
placer indecible en la justa apreciación de las cosas. La
25
fantasía, la terrible loca, que era el ama de la casa, pasa a
ser criada.... Dirija usted la vista a todos lados, señor
Penitenciario, y verá el admirable conjunto de realidad que
ha sustituído a la fábula. El cielo no es una bóveda, las
estrellas no son farolillos, la luna no es una cazadora
30
traviesa, sino un pedrusco opaco; el sol no es un cochero
emperegilado y vagabundo, sino un incendio fijo. Las
sirtes no son ninfas, sino dos escollos; las sirenas son
focas, y en el orden de las personas Mercurio es Manzanedo;
Marte es un viejo barbilampiño, el conde de Moltke;
Néstor puede ser un señor de gabán que se llama monsieur
Thiers; Orfeo es Verdi; Vulcano es Krupp; Apolo es
cualquier poeta. ¿Quiere usted más? Pues Júpiter, un
Dios digno de ir a presidio si viviera aún, no descarga el
5
rayo, sino que el rayo cae cuando a la electricidad le da la
gana. No hay Parnaso, no hay Olimpo; no hay laguna
Estigia, ni otros Campos Elíseos que los de París. No hay
ya más bajada al infierno que las de la geología, y este
viajero, siempre que vuelve, dice que no hay condenados en el
10
centro de la tierra. No hay más subidas al cielo que las de
la astronomía, y ésta a su regreso asegura no haber visto los
seis o siete pisos de que hablan el Dante y los místicos y
soñadores de la Edad Media. No encuentra sino astros
y distancias, líneas, enormidades de espacio y nada más.
15
Ya no hay falsos cómputos de la edad del mundo, porque
la paleontología y la prehistoria han contado los dientes de
esta calavera en que vivimos y averiguado su verdadera
edad. La fábula, llámese paganismo o idealismo cristiano,
ya no existe, y la imaginación está de cuerpo presente.
20
Todos los milagros posibles se reducen a los que yo hago
cuando se me antoja en mi gabinete con una pila de
Bunsen, un hilo inductor y una aguja imantada. Ya no hay
más multiplicaciones de panes y peces que las que hace la
industria con sus moldes y máquinas y las de la imprenta,
25
que imita a la Naturaleza sacando de un solo tipo millones
de ejemplares. En suma, señor canónigo de mi alma, se
han corrido las órdenes para dejar cesantes a todos los
absurdos, falsedades, ilusiones, ensueños, sensiblerías y
preocupaciones que ofuscan el entendimiento del hombre.
30
Celebremos el suceso.

Cuando concluyó de hablar, en los labios del canónigo
retozaba una sonrisilla, y sus ojos habían tomado animación
extraordinaria. D. Cayetano se ocupaba en dar diversas
formas, ora romboides, ora prismáticas, a una bolita de pan.
Pero doña Perfecta estaba pálida y fijaba sus ojos en el
canónigo con insistencia observadora. Rosarito
contemplaba llena de estupor a su primo. Éste se inclinó hacia
ella, y al oído le dijo disimuladamente en voz muy baja:
5

—No me hagas caso, primita. Digo estos disparates
para sulfurar al señor canónigo.

Doña Perfecta

VII

embellishment

La Desavenencia Crece

—Puede que creas—indicó doña Perfecta con ligero
acento de vanidad,—que el señor D. Inocencio se va a
quedar callado sin contestarte a todos y cada uno de esos
10
puntos.

—¡Oh, no!—exclamó el canónigo, arqueando las cejas.

—No mediré yo mis escasas fuerzas con adalid tan valiente
y al mismo tiempo tan bien armado. El Sr. D. José lo
sabe todo, es decir, tiene a su disposición todo el arsenal
15
de las ciencias exactas. Bien sé que la doctrina que
sustenta es falsa; pero yo no tengo talento ni elocuencia para
combatirla. Emplearía yo las armas del sentimiento; emplearía
argumentos teológicos, sacados de la revelación, de
la fe, de la palabra divina; pero ¡ay! el Sr. D. José, que
20
es un sabio eminente, se reiría de la teología, de la fe, de
la revelación, de los santos profetas, del Evangelio. Un
pobre clérigo ignorante, un desdichado que no sabe matemáticas,
ni filosofía alemana en que hay aquello de yo y no
yo,
un pobre dómine que no sabe más que la ciencia de Dios
25
y algo de poetas latinos, no puede entrar en combate con
estos bravos corifeos.

Pepe Rey prorrumpió en francas risas.

—Veo que el Sr. D. Inocencio—dijo,—ha tomado
por lo serio estas majaderías que he dicho. Vaya, señor
30
canónigo, vuélvanse cañas las lanzas y todo se acabó.
Seguro estoy de que mis verdaderas ideas y las de usted
no están en desacuerdo. Usted es un varón piadoso e
instruído. Aquí el ignorante soy yo. Si he querido
5
bromear, dispénsenme todos: yo soy así.

—Gracias—repuso el presbítero visiblemente
contrariado.—¿Ahora salimos con ésa? Bien sé yo, bien
sabemos todos que las ideas que usted ha sustentado son las
suyas. No podía ser de otra manera. Usted es el hombre
del siglo. No puede negarse que su entendimiento es prodigioso,
10
verdaderamente prodigioso. Mientras usted
hablaba, yo, lo confieso ingénuamente, al mismo tiempo que en
mi interior deploraba error tan grande, no podía menos de
admirar lo sublime de la expresión, la prodigiosa facundia,
el método sorprendente de su raciocinio, la fuerza de los
15
argumentos.... ¡Qué cabeza, señora doña Perfecta, qué
cabeza la de este joven sobrino de usted! Cuando estuve
en Madrid y me llevaron al Ateneo, confieso que me quedé
absorto al ver el asombroso ingenio que Dios ha dado a los
ateos y protestantes.
20

—Sr. D. Inocencio—dijo doña Perfecta, mirando
alternativamente a su sobrino y a su amigo,—creo que usted al
juzgar a este chico, traspasa los límites de la benevolencia....
No te enfades, Pepe, ni hagas caso de lo que digo,
porque yo ni soy sabia ni filósofa, ni teóloga; pero me
25
parece que el señor D. Inocencio acaba de dar una prueba
de su gran modestia y caridad cristiana, negándose a
apabullarte, como podía hacerlo, si hubiese querido.

—¡Señora, por Dios!—dijo el eclesiástico.

—Él es así—añadió la señora.—Siempre haciéndose la30
mosquita muerta.... Y sabe más que los siete doctores.
¡Ay, Sr. D. Inocencio, qué bien le sienta a usted el nombre
que tiene! Pero no se nos venga acá con humildades
importunas. Si mi sobrino no tiene pretensiones.... Si
él sabe lo que le han enseñado y nada más.... Si ha
aprendido el error, ¿qué más puede desear sino que usted
le ilustre y le saque del infierno de sus falsas doctrinas?

—Justamente, no deseo otra cosa, sino que el señor
Penitenciario me saque....—murmuró Pepe,
5
comprendiendo que, sin quererlo, se había metido en un laberinto.

—Yo soy un pobre clérigo que no sabe más que la ciencia
antigua—repuso D. Inocencio.—Reconozco el inmenso
valor científico mundano del Sr. D. José, y ante tan brillante
oráculo, callo y me postro.
10

Diciendo esto, el canónigo cruzaba ambas manos sobre
el pecho, inclinando la cabeza. Pepe Rey estaba un si es
no es turbado a causa del giro que diera su tía a una vana
disputa festiva en la que tomó parte tan sólo por acalorar
un poco la conversación. Creyó lo más prudente poner
15
punto en tan peligroso tratado, y con este fin dirigió una
pregunta al Sr. D. Cayetano, cuando éste, despertando del
vaporoso letargo que tras los postres le sobrevino, ofrecía a
los comensales los indispensables palillos clavados en un
pavo de porcelana que hacía la rueda.
20

—Ayer he descubierto una mano empuñando el asa de un
ánfora, en la cual hay varios signos hieráticos. Te la
enseñaré—dijo D. Cayetano, gozoso de plantear un tema de
su predilección.

—Supongo que el Sr. de Rey será también muy experto25
en cosas de arqueología—dijo el canónigo que, siempre
implacable, corría tras su víctima, siguiéndola hasta su más
escondido refugio.

—Por supuesto—dijo doña Perfecta.—¿De qué no
entenderán estos despabilados niños del día? Todas las
30
ciencias las llevan en las puntas de los dedos. Las
universidades y las academias les instruyen de todo en un
periquete, dándoles patente de sabiduría.

—¡Oh! eso es injusto—repuso el canónigo, observando
la penosa impresión que manifestaba el semblante del
ingeniero.

—Mi tía tiene razón—afirmó Pepe.—Hoy aprendemos
un poco de todo, y salimos de las escuelas con rudimentos
de diferentes estudios.
5

—Decía—añadió el canónigo,—que será usted un gran
arqueólogo.

—No sé una palabra de esa ciencia—repuso el joven.—Las
ruinas son ruinas, y nunca me ha gustado empolvarme
en ellas.
10

Don Cayetano hizo una mueca muy expresiva.

—No es esto condenar la arqueología—dijo vivamente
el sobrino de doña Perfecta, advirtiendo con dolor que no
pronunciaba una palabra sin herir a alguien.—Bien sé que
del polvo sale la historia. Esos estudios son preciosos y
15
utilísimos.

—Usted—dijo el Penitenciario, metiéndose el palillo en
la última muela,—se inclinará más a los estudios de
controversia. Ahora se me ocurre una excelente idea. Sr. D.
José, usted debiera ser abogado.
20

—La abogacía es una profesión que aborrezco—replicó
Pepe Rey.—Conozco abogados muy respetables, entre ellos
a mi padre, que es el mejor de los hombres. A pesar de
tan buen ejemplo, en mi vida me hubiera sometido a ejercer
una profesión que consiste en defender lo mismo el pro que
25
el contra de las cuestiones. No conozco error, ni
preocupación, ni ceguera más grande que el empeño de las familias
en inclinar a la mejor parte de la juventud a la abogacía.
La primera y más terrible plaga de España es la turbamulta
de jóvenes abogados, para cuya existencia es necesaria una
30
fabulosa cantidad de pleitos. Las cuestiones se multiplican
en proporción de la demanda. Aun así, muchísimos se
quedan sin trabajo, y como un señor jurisconsulto no puede
tomar el arado ni sentarse al telar, de aquí proviene ese
brillante escuadrón de holgazanes, llenos de pretensiones,
que fomentan la empleomanía, perturban la política, agitan
la opinión y engendran las revoluciones. De alguna parte
han de comer. Mayor desgracia sería que hubiera pleitos
para todos.
5

—Pepe, por Dios, mira lo que hablas—dijo doña Perfecta,
con marcado tono de severidad.—Pero dispénsele usted,
Sr. D. Inocencio... porque él ignora que usted tiene un
sobrinito, el cual, aunque recién salido de la Universidad,
es un portento en la abogacía.
10

—Yo hablo en términos generales—manifestó Pepe con
firmeza.—Siendo, como soy, hijo de un abogado ilustre, no
puedo desconocer que algunas personas ejercen esta noble
profesión con verdadera gloria.

—No... si mi sobrino es un chiquillo todavía—dijo15
el canónigo, afectando humildad.—Muy lejos de mi ánimo
afirmar que es un prodigio de saber, como el Sr. de Rey.
Con el tiempo ¿quién sabe?... Su talento no es brillante
ni seductor. Por supuesto, las ideas de Jacintito son
sólidas, su criterio sano; lo que sabe lo sabe a macha
20
martillo. No conoce sofisterías ni palabras huecas....

Pepe Rey aparecía cada vez más inquieto. La idea de
que, sin quererlo, estaba en contradicción con las ideas
de los amigos de su tía, le mortificaba, y resolvió callar por
temor a que él y D. Inocencio concluyeran tirándose los
25
platos a la cabeza. Felizmente, el esquilón de la catedral,
llamando a los canónigos a la importante tarea del coro, le
sacó de situación tan penosa. Levantóse el venerable
varón y se despidió de todos, mostrándose con Pepe tan
lisonjero, tan amable, cual si la amistad más íntima desde
30
largo tiempo les uniera. El canónigo, después de ofrecerse
a él para servirle en todo, le prometió presentarle a su
sobrino, a fin de que le acompañase a ver la población, y le
dijo las expresiones más cariñosas, dignándose agraciarle al
salir con una palmadita en el hombro. Pepe Rey, aceptando
con gozo aquellas fórmulas de concordia, vió, sin embargo,
el cielo abierto cuando el sacerdote salió del comedor y de
la casa.

Doña Perfecta

VIII

embellishment

A Toda Prisa

Poco después la escena había cambiado. Don Cayetano,5
encontrando descanso a sus sublimes tareas en un dulce
sueño que de él se amparó, yacía blandamente en un sillón
del comedor. Doña Perfecta andaba en la casa tras sus
quehaceres. Rosarito, sentándose junto a una de las
vidrieras que a la huerta se abrían, miró a su primo, diciéndole
10
con la muda oratoria de los ojos:

—Primo, siéntate aquí junto a mí, y dime todo eso que
tienes que decirme.

Éste, aunque matemático, lo comprendió.

—Querida prima—dijo Pepe,—¡cuánto te habrás aburrido15
hoy con nuestras disputas! Bien sabe Dios que por
mi gusto no habría pedanteado como viste; pero el señor
canónigo tiene la culpa.... ¿Sabes que me parece singular
ese señor sacerdote?...

—¡Es una persona excelente!—repuso Rosarito,20
demostrando el gozo que sentía por verse en disposición de dar
a su primo todos los datos y noticias que necesitase.

—¡Oh! sí, una excelente persona. ¡Bien se conoce!

—Cuando le sigas tratando, conocerás....

—Que no tiene precio. En fin, basta que sea amigo de25
tu mamá y tuyo para que también lo sea mío—afirmó el
joven.—¿Y viene mucho acá?

—Toditos los días. Nos acompaña mucho—- repuso
Rosarito con ingenuidad.—¡Qué bueno y qué amable es!
¡Y cómo me quiere!
30

—Vamos, ya me va gustando ese señor.

—Viene también por las noches a jugar al tresillo—añadió
la joven,—porque a prima noche se reunen aquí algunas
personas, el juez de primera instancia, el promotor fiscal,
el deán, el secretario del obispo, el alcalde, el recaudador
5
de contribuciones, el sobrino de D. Inocencio....

—¡Ah! Jacintito, el abogado.

—Ése. Es un pobre muchacho, más bueno que el pan.
Su tío le adora. Desde que vino de la Universidad, con su
borla de doctor... porque es doctor de un par de
10
facultades, y sacó nota de sobresaliente... ¿qué crees tú?
¡vaya!... pues desde que vino, su tío le trae aquí con
mucha frecuencia. Mamá también le quiere mucho....
Es un muchacho muy formalito. Se retira temprano con
su tío; no va nunca al Casino por las noches, no juega ni
15
derrocha, y trabaja en el bufete de D. Lorenzo Ruiz, que
es el primer abogado de Orbajosa. Dicen que Jacinto será
un gran defensor de pleitos.

—Su tío no exageraba al elogiarle—dijo Pepe.—Siento
mucho haber dicho aquellas tonterías sobre los abogados....
20
Querida prima, ¿no es verdad que estuve inconveniente?

—Calla, si a mí me parece que tienes mucha razón.

—¿Pero de veras, no estuve un poco?

—Nada, nada.

—¡Qué peso me quitas de encima! La verdad es que25
me encontré, sin saber cómo, en una contradicción constante
y penosa con ese venerable sacerdote. Lo siento mucho.

—Lo que yo creo—dijo Rosarito, clavando en él sus
ojos llenos de expresión cariñosa,—es que tú no eres para
nosotros.
30

—¿Qué significa eso?

—No sé si me explico bien, primo. Quiero decir que no
es fácil te acostumbres a la conversación ni a las ideas de
la gente de Orbajosa. Se me figura... es una suposición.

—¡Oh! no: yo creo que te equivocas.

—Tú vienes de otra parte, de otro mundo, donde las
personas son muy listas, muy sabias, y tienen unas maneras
finas y un modo de hablar ingenioso, y una figura...
puede ser que no me explique bien. Quiero decir que
5
estás habituado a vivir entre una sociedad escogida; sabes
mucho... Aquí no hay lo que tú necesitas; aquí no hay
gente sabia, ni grandes finuras. Todo es sencillez, Pepe.
Se me figura que te aburrirás, que te aburrirás mucho, y al
fin tendrás que marcharte.
10

La tristeza, que era normal en el semblante de Rosarito,
se mostró con tintas y rasgos tan notorios, que Pepe Rey
sintió una emoción profunda.

—Estás en un error, querida prima. Ni yo traigo aquí
la idea que supones, ni mi carácter ni mi entendimiento
15
están en disonancia con los caracteres y las ideas de aquí.
Pero vamos a suponer por un momento que lo estuvieran.

—Vamos a suponerlo....

—En ese caso, tengo la firme convicción de que entre tú
y yo, entre nosotros dos, querida Rosario, se establecerá
20
una armonía perfecta. Sobre esto no puedo engañarme.
El corazón me dice que no me engaño.

Rosarito se ruborizó; pero esforzándose en hacer huir
su sonrojo con sonrisas y miradas dirigidas aquí y allí, dijo:

—No vengas ahora con artificios. Si lo dices porque yo25
he de encontrar siempre bien todo lo que digas, tienes
razón.

—Rosario—exclamó el joven.—Desde que te vi, mi
alma se sintió llena de una alegría muy viva... he sentido
al mismo tiempo un pesar, el de no haber venido antes a
30
Orbajosa.

—Eso sí que no lo he de creer—dijo ella, afectando
jovialidad para encubrir medianamente su emoción.—¿Tan
pronto?... No vengas ahora con palabrotas... Mira,
Pepe, yo soy una lugareña; yo no sé hablar más que cosas
vulgares; yo no sé francés; yo no me visto con elegancia;
yo apenas sé tocar el piano; yo....

—¡Oh, Rosario!—exclamó con ardor el joven.—Dudaba
que fueses perfecta; ahora ya sé que lo eres.
5

Entró de súbito la madre. Rosarito, que nada tenía que
contestar a las últimas palabras de su primo, conoció, sin
embargo, la necesidad de decir algo, y mirando a su madre,
habló así:

—¡Ah! se me había olvidado poner la comida al loro.10

—No te ocupes de eso ahora. ¿Para qué os estáis ahí?
Lleva a tu primo a dar un paseo por la huerta.

La señora se sonreía con bondad maternal, señalando a
su sobrino la frondosa arboleda que tras los cristales
aparecía.
15

—Vamos allá—dijo Pepe levantándose.

Rosarito se lanzó como un pájaro puesto en libertad hacia
la vidriera.

—Pepe, que sabe tanto y ha de entender de árboles—afirmó
doña Perfecta,—te enseñará cómo se hacen los
20
ingertos. A ver qué opina él de esos peralitos que se van
a trasplantar.

—Ven, ven—dijo Rosarito desde fuera.

Llamaba a su primo con impaciencia. Ambos desaparecieron
entre el follaje. Doña Perfecta les vió alejarse, y
25
después se ocupó del loro. Mientras le renovaba la comida,
dijo en voz muy baja, con ademán pensativo:

—¡Qué despegado es! Ni siquiera le ha hecho una
caricia al pobre animalito.

Luego en voz alta añadió, creyendo en la posibilidad de30
ser oída por su cuñado:

—Cayetano, ¿qué te parece el sobrino?... ¡Cayetano!

Sordo gruñido indicó que el anticuario volvía al conocimiento
de este miserable mundo.

—Cayetano....

—Eso es... eso es...—murmuró con torpe voz el
sabio,—ese caballerito sostendrá como todos la opinión
errónea de que las estatuas de Mundogrande proceden de
la primera inmigración fenicia. Yo le convenceré....
5

—Pero Cayetano....

—Pero Perfecta.... ¡Bah! ¿También ahora
sostendrás que he dormido?

—No, hombre, ¡qué he de sostener yo tal desatino!...
¿Pero no me dices qué te parece ese joven?
10

Don Cayetano se puso la palma de la mano ante la boca
para bostezar más a gusto, y después entabló una larga
conversación con la señora. Los que nos han transmitido
las noticias necesarias a la composición de esta historia,
pasan por alto aquel diálogo, sin duda porque fué demasiado
15
secreto. En cuanto a lo que hablaron el ingeniero y
Rosarito en la huerta aquella tarde, parece evidente que no es
digno de mención.

En la tarde del siguiente día ocurrieron, sí, cosas que no
deben pasarse en silencio, por ser de la mayor gravedad.
20
Hallábanse solos ambos primos a hora bastante avanzada
de la tarde, después de haber discurrido por distintos
parajes de la huerta, atentos el uno al otro y sin tener alma
ni sentidos más que para verse y oírse.

—Pepe—decía Rosario,—todo lo que me has dicho es25
una fantasía, una cantinela de esas que tan bien sabéis
hacer los hombres de chispa. Tú piensas que, como soy
lugareña, creo cuanto me dicen.

—Si me conocieras, como yo creo conocerte a ti, sabrías
que jamás digo sino lo que siento. Pero dejémonos de
30
sutilezas tontas y de argucias de amantes que no conducen
sino a falsear los sentimientos. Yo no hablaré contigo más
lenguaje que el de la verdad. ¿Eres acaso una señorita
a quien he conocido en el paseo o en la tertulia y con la
cual pienso pasar un rato divertido? No. Eres mi prima.
Eres algo más.... Rosario, pongamos de una vez las
cosas en su verdadero lugar. Fuera rodeos. Yo he venido
aquí a casarme contigo.

Rosario sintió que su rostro se abrasaba y el corazón no5
le cabía en el pecho.

—Mira, querida prima—añadió el joven,—te juro que
si no me hubieras gustado, ya estaría lejos de aquí.
Aunque la cortesía y la delicadeza me habrían obligado a hacer
esfuerzos, no me hubiera sido fácil disimular mi desengaño.
10
Yo soy así.

—Primo, casi acabas de llegar—dijo lacónicamente
Rosarito, esforzándose en reír.

—Acabo de llegar y ya sé todo lo que tenía que saber;
sé que te quiero; que eres la mujer que desde hace tiempo
15
me está anunciando el corazón, diciéndome noche y día...
"ya viene, ya está cerca; que te quemas."

Esta frase sirvió de pretexto a Rosario para soltar la risa
que en sus labios retozaba. Su espíritu se desvanecía
alborozado en una atmósfera de júbilo.
20

—Tú te empeñas en que no vales nada—continuó Pepe,—y
eres una maravilla. Tienes la cualidad admirable de
estar a todas horas proyectando sobre cuanto te rodea la
divina luz de tu alma. Desde que se te ve, desde que se te
mira, los nobles sentimientos y la pureza de tu corazón
25
se manifiestan. Viéndote, se ve una vida celeste que por
descuido de Dios está en la tierra; eres un ángel y yo te
adoro como un tonto.

Al decir esto, parecía haber desempeñado una grave
misión. Rosarito vióse de súbito dominada por tan viva
30
sensibilidad, que la escasa energía de su cuerpo no pudo
corresponder a la excitación de su espíritu, y desfalleciendo,
dejóse caer sobre una piedra que hacía las veces de asiento
en aquellos amenos lugares. Pepe se inclinó hacia ella.
Notó que cerraba los ojos, apoyando la frente en la palma
de la mano. Poco después, la hija de doña Perfecta
Polentinos dirigía a su primo, entre dulces lágrimas, una mirada
tierna, seguida de estas palabras:

—Te quiero desde antes de conocerte.5

Apoyadas sus manos en las del joven, se levantó, y sus
cuerpos desaparecieron entre las frondosas ramas de un
paseo de adelfas. Caía la tarde, y una dulce sombra se
extendía por la parte baja de la huerta, mientras el último
rayo del sol poniente coronaba de varios resplandores las
10
cimas de los árboles. La ruidosa república de pajarillos
armaba espantosa algarabía en las ramas superiores. Era
la hora en que, después de corretear por la alegre
inmensidad de los cielos, iban todos a acostarse, y se disputaban
unos a otros la rama que escogían por alcoba. Su charla
15
parecía a veces recriminación y disputa, a veces burla y
gracejo. Con su parlero trinar se decían aquellos tunantes
las mayores insolencias, dándose de picotazos y agitando
las alas, así como los oradores agitan los brazos cuando
quieren hacer creer las mentiras que están diciendo.
20
Pero también sonaban por allí palabras de amor, que
a ello convidaban la apacible hora y el hermoso lugar.
Un oído experto hubiera podido distinguir las
siguientes:

—Desde antes de conocerte te quería, y si no hubieras25
venido me habría muerto de pena. Mamá me daba a leer
las cartas de tu padre, y como en ellas hacía tantas
alabanzas de ti, yo decía: "éste debiera ser mi marido."
Durante mucho tiempo, tu padre no habló de que tú y yo nos
casáramos, lo cual me parecía un descuido muy grande.
30
Yo no sabía qué pensar de semejante negligencia.... Mi
tío Cayetano, siempre que te nombraba, decía: "Como ése
hay pocos en el mundo. La mujer que le pesque, ya se
puede tener por dichosa...." Por fin tu papá dijo lo que
no podía menos de decir.... Sí, no podía menos de
decirlo: yo lo esperaba todos los días....

Poco después de estas palabras, la misma voz añadió con
zozobra:

—Alguien viene tras de nosotros.5

Saliendo de entre las adelfas, Pepe vió a dos personas
que se acercaban, y tocando las hojas de un tierno arbolito
que allí cerca había, dijo en alta voz a su compañera:

—No es conveniente aplicar la primera poda a los árboles
jóvenes como éste hasta su completo arraigo. Los árboles
10
recién plantados no tienen vigor para soportar dicha operación.
Tú bien sabes que las raíces no pueden formarse sino por el
influjo de las hojas: así es que si le quitas las hojas....

—¡Ah! Sr. D. José—exclamó el Penitenciario con
franca risa, acercándose a los dos jóvenes y haciéndoles una
15
reverencia.—¿Está usted dando lecciones de horticultura?
Insere nunc, Miliboee, piros, pone ordine vitis, que dijo el gran
cantor de los trabajos del campo. Ingerta los perales, caro
Melibeo, arregla las parras.... ¿Con que cómo estamos
de salud, Sr. D. José?
20

El ingeniero y el canónigo se dieron las manos. Luego
éste volvióse, y señalando a un jovenzuelo que tras él venía,
dijo sonriendo:

—Tengo el gusto de presentar a usted a mi querido
Jacintillo... una buena pieza... un tarambana, Sr. D. José.
25

Doña Perfecta

IX

embellishment

La Desavenencia Sigue Creciendo Y Amenaza Convertirse en Discordia

Junto a la negra sotana se destacó un sonrosado y fresco
rostro. Jacintito saludó a nuestro joven, no sin cierto
embarazo.

Era uno de esos chiquillos precoces a quienes la indulgente
Universidad lanza antes de tiempo a las arduas luchas del
30
mundo, haciéndoles creer que son hombres porque son
doctores. Tenía Jacintito semblante agraciado y carilleno,
con mejillas de rosa como una muchacha, y era rechoncho
de cuerpo, de estatura pequeña, tirando un poco a pequeñísima,
y sin más pelo de barba que el suave bozo que lo
5
anunciaba. Su edad excedía poco de los veinte años.
Habíase educado desde la niñez bajo la dirección de su
excelente y discreto tío, con lo cual dicho se está que el
tierno arbolito no se torció al crecer. Una moral severa le
mantenía constantemente derecho, y en el cumplimiento
10
de sus deberes escolásticos apenas tenía pero. Concluídos
los estudios universitarios con aprovechamiento asombroso,
pues no hubo clase en que no ganase las más eminentes
notas, empezó a trabajar, prometiendo con su aplicación y
buen tino para la abogacía perpetuar en el foro el lozano
15
verdor de los laureles del aula.

A veces era travieso como un niño, a veces formal como
un hombre. En verdad, en verdad, que si a Jacintito no le
gustaran un poco, y aun un mucho, las lindas muchachas,
su buen tío le creería perfecto. No dejaba de sermonearle
20
a todas horas, apresurándose a cortarle los audaces vuelos;
pero ni aun esta inclinación mundana del jovenzuelo lograba
enfriar el mucho amor que nuestro buen canónigo tenía al
encantador retoño de su cara sobrina María Remedios.
En tratándose del abogadillo, todo cedía. Hasta las graves
25
y metódicas prácticas del buen sacerdote se alteraban
siempre que se tratase de algún asunto referente a su
precoz pupilo. Aquel método riguroso y fijo como un
sistema planetario, solía perder su equilibrio cuando Jacintito
estaba enfermo o tenía que hacer un viaje. ¡Inútil celibato
30
el de los clérigos! Si el Concilio de Trento les prohibe
tener hijos, Dios, no el Demonio, les da sobrinos para que
conozcan los dulces afanes de la paternidad.

Examinadas imparcialmente las cualidades de aquel aprovechado
niño, era imposible desconocer que no carecía de
mérito. Su carácter era por lo común inclinado a la honradez,
y las acciones nobles despertaban franca admiración
en su alma. Respecto a sus dotes intelectuales y a su saber
social, tenía todo lo necesario para ser con el tiempo una
5
notabilidad de estas que tanto abundan en España; podía
ser lo que a todas horas nos complacemos en llamar hiperbólicamente
un distinguido patricio o un eminente hombre público,
especies que por su mucha abundancia apenas son apreciadas
en su justo valor. En aquella tierna edad en que el
10
grado universitario sirve de soldadura entre la puericia y la
virilidad, pocos jóvenes, mayormente cuando han sido mimados
por sus maestros, están libres de una pedantería fastidiosa,
que si les da gran prestigio junto al sillón de sus
mamás, es muy risible entre hombres hechos y formales.
15
Jacintito tenía este defecto, disculpable no sólo por sus
pocos años, sino porque su buen tío fomentaba aquella
vanidad pueril con imprudentes aplausos.

Luego que los cuatro se reunieron, continuaron paseando.
Jacinto callaba. El canónigo, volviendo al interrumpido
20
tema de los piros que se habían de ingertar y de las vitis
que se debían poner en orden, dijo:

—Ya sé que D. José es un gran agrónomo.

—Nada de eso; no sé una palabra—repuso el joven,
viendo con mucho disgusto aquella manía de suponerle
25
instruido en todas las ciencias.

—¡Oh! sí; un gran agrónomo—añadió el Penitenciario;—pero
en asuntos de agronomía no me citen tratados novísimos.
Para mí toda esa ciencia, Sr. de Rey, está condensada
en lo que yo llamo la Biblia del campo, en las Geórgicas
30
del inmortal latino. Todo es admirable, desde aquella gran
sentencia Nec vero terrae ferre omnes omnia possunt, es decir,
que no todas las tierras sirven para todos los árboles, Sr. D.
José, hasta el minucioso tratado de las abejas, en que el
poeta explana lo concerniente a estos doctos animalitos, y
define al zángano, diciendo:

.......................Ille horridus alter

Desidia, latamque trahens inglorius alvum,

de figura horrible y perezosa, arrastrando el innoble vientre5
pesado, Sr. D. José....

—Hace usted bien en traducírmelo—dijo Pepe,—porque
entiendo muy poco el latín.

—¡Oh! los hombres del día ¿para qué habían de entretenerse
en estudiar antiguallas?—añadió el canónigo con
10
ironía.—Además, en latín sólo han escrito los calzonazos
como Virgilio, Cicerón y Tito Livio. Yo, sin embargo,
estoy por lo contrario, y sea testigo mi sobrino, a quien he
enseñado la sublime lengua. El tunante sabe más que yo.
Lo malo es que con las lecturas modernas lo va olvidando,
15
y el mejor día se encontrará que es un ignorante, sin sospecharlo.
Porque, señor D. José, a mi sobrino le ha dado por
entretenerse con libros novísimos y teorías extravagantes, y
todo es Flammarión arriba y abajo, y nada más sino que las
estrellas están llenas de gente. Vamos, se me figura que
20
ustedes dos van a hacer buenas migas. Jacinto, ruégale a
este caballero que te enseñe las matemáticas sublimes, que
te instruya en lo concerniente a los filósofos alemanes, y ya
eres un hombre.

El buen clérigo se reía de sus propias ocurrencias,25
mientras Jacinto, gozoso de ver la conversación en terreno
tan de su gusto, se excusó con Pepe Rey, y de buenas a
primeras le descargó esta pregunta:

—Dígame el Sr. D. José, ¿qué piensa usted del Darwinismo?

Sonrió nuestro joven al oír pedantería tan fuera de sazón,30
y de buena gana excitara al joven a seguir por aquella senda
de infantil vanidad; pero creyendo más prudente no intimar
mucho con el sobrino ni con el tío, contestó sencillamente:
—Yo no puedo pensar nada de las doctrinas de Darwin,
porque apenas las conozco. Los trabajos de mi profesión
no me han permitido dedicarme a esos estudios.

—Ya—dijo el canónigo riendo.—Todo se reduce a que
descendemos de los monos... Si lo dijera sólo por ciertas
5
personas que yo conozco, tendría razón.

—La teoría de la selección natural—añadió enfáticamente
Jacinto,—dicen que tiene muchos partidarios en Alemania.

—No lo dudo—dijo el clérigo.—En Alemania no debe
sentirse que esa teoría sea verdadera, por lo que toca a
10
Bismarck.

Doña Perfecta y el Sr. D. Cayetano aparecieron frente a
los cuatro.

—¡Qué hermosa está la tarde!—dijo la señora.—¿Qué
tal, sobrino, te aburres mucho?...
15

—Nada de eso—repuso el joven.

—No me lo niegues. De eso veníamos hablando Cayetano
y yo. Tú estás aburrido, y te empeñas en disimularlo.
No todos los jóvenes de estos tiempos tienen la abnegación
de pasar su juventud, como Jacinto, en un pueblo donde no
20
hay Teatro Real, ni Bufos, ni bailarinas, ni filósofos, ni ateneos,
ni papeluchos; ni Congresos, ni otras diversiones y
pasatiempos.

—Yo estoy aquí muy bien—repuso Pepe.—Ahora le
estaba diciendo a Rosario que esta ciudad y esta casa me
25
son tan agradables, que me gustaría vivir y morir aquí.

Rosario se puso muy encendida y los demás callaron.
Sentáronse todos en una glorieta, apresurándose Jacinto a
ocupar el lugar a la izquierda de la señorita.

—Mira, sobrino, tengo que advertirte una cosa—dijo30
doña Perfecta, con aquella risueña expresión de bondad que
emanaba de su alma, como de la flor el aroma.—Pero no
vayas a creer que te reprendo, ni que te doy lecciones: tú
no eres niño y fácilmente comprenderás mis ideas.

—Ríñame usted, querida tía; que sin duda lo mereceré—replicó
Pepe, que ya empezaba a acostumbrarse a las
bondades de la hermana de su padre.

—No, no es más que una advertencia. Estos señores
verán como tengo razón.
5

Rosarito oía con toda su alma.

—Pues no es más—añadió la señora,—sino que cuando
vuelvas a visitar nuestra hermosa catedral procures estar en
ella con un poco más de recogimiento.

—Pues ¿qué he hecho yo?10

—No extraño que tú mismo no conozcas tu falta—indicó
la señora con aparente jovialidad.—Es natural; acostumbrado
a entrar con la mayor desenvoltura en los ateneos,
clubs, academias y congresos, crees que de la misma manera
se puede entrar en un templo donde está la Divina Majestad.
15

—Pero señora, dispénseme usted—dijo Pepe, con gravedad.—Yo
he entrado en la catedral con la mayor compostura.

—Si no te riño, hombre, si no te riño. No lo tomes así,
porque tendré que callarme. Señores, disculpen ustedes a
20
mi sobrino. No es de extrañar un descuidillo, una distracción...
¿Cuántos años hace que no pones los pies en
lugar sagrado?

—Señora, yo juro a usted... Pero en fin, mis ideas
religiosas podrán ser lo que se quiera; pero acostumbro
25
guardar la mayor compostura dentro de la iglesia.

—Lo que yo aseguro... vamos, si te has de ofender,
no sigo... lo que aseguro es que muchas personas lo
notaron esta mañana. Notáronlo los señores de González,
doña Robustiana, Serafinita, en fin... con decirte que
30
llamaste la atención del señor obispo... Su Ilustrísima
me dió las quejas esta tarde en casa de mis primas. Díjome
que no te mandó plantar en la calle porque le dijeron que
eras sobrino mío.

Rosario contemplaba con angustia el rostro de su primo,
procurando adivinar sus contestaciones antes que las diera.

—Sin duda me han tomado por otro.

—No... no... fuiste tú... Pero no vayas a ofenderte,
que aquí estamos entre amigos y personas de confianza.
5
Fuiste tú, yo misma te vi.

—¡Usted!

—Justamente. ¿Negarás que te pusiste a examinar las
pinturas, pasando por un grupo de fieles que estaban oyendo
misa?... Te juro que me distraje de tal modo con tus
10
idas y venidas, que... Vamos... es preciso que no lo
vuelvas a hacer. Luego entraste en la capilla de San Gregorio;
alzaron en el altar mayor y ni siquiera te volviste
para hacer una demostración de religiosidad. Después
atravesaste de largo a largo la iglesia, te acercaste al sepulcro
15
del Adelantado, pusiste las manos sobre el altar, pasaste
en seguida otra vez por entre el grupo de los fieles, llamando
la atención. Todas las muchachas te miraban y tú parecías
satisfecho de perturbar tan lindamente la devoción y ejemplaridad
de aquella buena gente.
20

—¡Dios mío! ¡Todo lo que he hecho!...—exclamó
Pepe, entre enojado y risueño.—Soy un monstruo y ni
siquiera lo sospechaba.

—No, bien sé que eres un buen muchacho—dijo doña
Perfecta, observando el semblante afectadamente serio e
25
inmutable del canónigo, que parecía tener por cara una
máscara de cartón.—Pero, hijo, de pensar las cosas a
manifestarlas así con cierto desparpajo, hay una distancia
que el hombre prudente y comedido no debe salvar nunca.
Bien sé que tus ideas son... no te enfades; si te enfadas,
30
me callo... digo que una cosa es tener ideas religiosas
y otra manifestarlas... Me guardaré muy bien de vituperarte
porque creas que no nos crió Dios a su imagen y
semejanza, sino que descendemos de los micos; ni porque
niegues la existencia del alma, asegurando que ésta es una
droga como los papelillos de magnesia o de ruibarbo que se
venden en la botica....

—Señora, por Dios...—exclamó Pepe con disgusto.—Veo
que tengo muy mala reputación en Orbajosa.
5

Los demás seguían guardando silencio.

—Pues decía que no te vituperaré por esas ideas...
Además de que no tengo derecho a ello, si me pusiera a
disputar contigo, tú, con tu talentazo descomunal, me confundirías
mil veces... no, nada de eso. Lo que digo es
10
que estos pobres y menguados habitantes de Orbajosa son
piadosos y buenos cristianos, si bien ninguno de ellos sabe
filosofía alemana; por lo tanto no debes despreciar públicamente
sus creencias.

—Querida tía—dijo el ingeniero con gravedad.—Ni yo15
he despreciado las creencias de nadie, ni yo tengo las ideas
que usted me atribuye. Quizás haya estado un poco irrespetuoso
en la iglesia; soy algo distraído. Mi entendimiento
y mi atención estaban fijos en la obra arquitectónica, y francamente
no advertí... pero no era esto motivo para que
20
el señor obispo intentase echarme a la calle, y usted me
supusiera capaz de atribuir a un papelillo de la botica las
funciones del alma. Puedo tolerar eso como broma, nada
más que como broma.

Pepe Rey sentía en su espíritu excitación tan viva, que25
a pesar de su mucha prudencia y mesura no pudo disimularla.

—Vamos, veo que te has enfadado—dijo doña Perfecta,
bajando los ojos y cruzando las manos.—¡Todo sea por
Dios! Si hubiera sabido que lo tomabas así, no te habría
30
dicho nada. Pepe, te ruego que me perdones.

Al oír esto y al ver la actitud sumisa de su bondadosa
tía, Pepe se sintió avergonzado de la dureza de sus anteriores
palabras, y procuró serenarse. Sacóle de su embarazosa
situación el venerable Penitenciario, que sonriendo
con su habitual benevolencia, habló de este modo:

—Señora doña Perfecta, es preciso tener tolerancia con
los artistas... ¡oh! yo he conocido muchos. Estos
señores, como vean delante de sí una estatua, una armadura
5
mohosa, un cuadro podrido o una pared vieja, se olvidan
de todo. El Sr. D. José es artista, y ha visitado nuestra
catedral, como la visitan los Ingleses, los cuales de buena
gana se llevarían a sus museos hasta la última baldosa de
ella... Que estaban los fieles rezando; que el sacerdote
10
alzó la Sagrada Hostia; que llegó el instante de la mayor
piedad y recogimiento; pues bien... ¿qué le importa
nada de esto a un artista? Es verdad que yo no sé lo que
vale el arte, cuando se le disgrega de los sentimientos que
expresa... pero en fin, hoy es costumbre adorar la forma,
15
no la idea... Líbreme Dios de meterme a discutir este
tema con el Sr. D. José, que sabe tanto, y argumentando
con la primorosa sutileza de los modernos, confundiría al
punto mi espíritu, en el cual no hay más que fe.

—El empeño de ustedes de considerarme como el hombre20
más sabio de la tierra, me mortifica bastante—dijo Pepe,
recobrando la dureza de su acento.—Ténganme por tonto;
que prefiero la fama de necio a poseer esa ciencia de Satanás
que aquí me atribuyen.

Rosarito se echó a reír, y Jacinto creyó llegado el momento25
más oportuno para hacer ostentación de su erudita
personalidad.

—El panteísmo o panenteísmo están condenados por la
Iglesia, así como por las doctrinas de Schopenhauer y el
moderno Hartmann.
30

—Señores y señoras—manifestó gravemente el canónigo,—los
hombres que consagran culto tan fervoroso al arte,
aunque sólo sea atendiendo a la forma, merecen el mayor
respeto. Más vale ser artista y deleitarse ante la belleza,
aunque sólo esté representada en las ninfas desnudas, que
ser indiferente y descreído en todo. En espíritu que se
consagra a la contemplación de la belleza no entrará completamente
el mal. Est Deus in nobis... Deus, entiéndase
bien. Siga, pues, el señor D. José admirando los
5
prodigios de nuestra iglesia; que por mi parte le perdonaré
de buen grado las irreverencias, salva la opinión del señor
prelado.

—Gracias, Sr. D. Inocencio—dijo Pepe, sintiendo en sí
punzante y revoltoso el sentimiento de hostilidad hacia el
10
astuto canónigo y no pudiendo dominar el deseo de mortificarle.—Por
lo demás, no crean ustedes que absorbían mi
atención las bellezas artísticas de que suponen lleno el
templo. Esas bellezas, fuera de la imponente arquitectura
de una parte del edificio y de los tres sepulcros que hay en
15
las capillas del ábside y de algunos entalles del coro, yo no
las veo en ninguna parte. Lo que ocupaba mi entendimiento
era la consideración de la deplorable decadencia de
las artes religiosas, y no me causaban asombro, sino cólera,
las innumerables monstruosidades artísticas de que está
20
llena la catedral.

El estupor de los circunstantes fué extraordinario.

—No puedo resistir—añadió Pepe,—aquellas imágenes
charoladas y bermellonadas, tan semejantes, perdóneme
Dios la comparación, a las muñecas con que juegan las
25
niñas grandecitas. ¿Qué puedo decir de los vestidos de
teatro con que las cubren? Vi un San José con manto,
cuya facha no quiero calificar por respeto al Santo Patriarca
y a la Iglesia que le adora. En los altares se acumulan
imágenes del más deplorable gusto artístico, y la multitud
30
de coronas, ramos, estrellas, lunas y demás adornos de
metal o papel dorado forman un aspecto de quincallería que
ofende el sentimiento religioso y hace desmayar nuestro
espíritu. Lejos de elevarse a la contemplación religiosa, se
abate, y la idea de lo cómico le perturba. Las grandes
obras del arte, dando formas sensibles a las ideas, a los
dogmas, a la fe, a la exaltación mística, realizan misión muy
noble. Los mamarrachos y las aberraciones del gusto, las
obras grotescas con que una piedad mal entendida llena
5
las iglesias, también cumplen su objeto; pero éste es bastante
triste: fomentan la superstición, enfrían el entusiasmo,
obligan a los ojos del creyente a apartarse de los altares, y
con los ojos se apartan las almas que no tienen fe muy profunda
ni muy segura.
10

—La doctrina de los iconoclastas—dijo Jacintito,—también
parece que está muy extendida en Alemania.

—Yo no soy iconoclasta, aunque prefiero la destrucción
de todas las imágenes a esta exhibición de chocarrerías de
que me ocupo—continuó el joven.—Al ver esto, es lícito
15
defender que el culto debe recobrar la sencillez augusta de
los antiguos tiempos; pero no: no se renuncie al auxilio
admirable que las artes todas, empezando por la poesía y
acabando por la música, prestan a las relaciones entre el
hombre y Dios. Vivan las artes, despliéguese la mayor
20
pompa en los ritos religiosos. Yo soy partidario de la
pompa....

—Artista, artista y nada más que artista—exclamó el
canónigo, moviendo la cabeza con expresión de lástima.—Buenas
pinturas, buenas estatuas, bonita música... Gala
25
de los sentidos, y el alma que se la lleve el Demonio.

—Y a propósito de música—dijo Pepe Rey, sin advertir
el deplorable efecto que sus palabras producían en la madre
y la hija,—figúrense ustedes qué dispuesto estaría mi espíritu
a la contemplación religiosa al visitar la catedral, cuando
30
de buenas a primeras y al llegar al ofertorio en la misa
mayor, el señor organista tocó un pasaje de La Traviata.

—En eso tiene razón el Sr. de Rey—dijo el abogadillo
enfáticamente.—El señor organista tocó el otro día todo el
brindis y el wals de la misma ópera y después un rondó de
La Gran Duquesa.

—Pero cuando se me cayeron las alas del corazón—continuó
el ingeniero implacablemente,—fué cuando vi
una imagen de la Virgen que parece estar en gran veneración,
5
según la mucha gente que ante ella había y la multitud
de velas que la alumbraban. La han vestido con ahuecado
ropón de terciopelo bordado de oro, de tan extraña forma
que supera a las modas más extravagantes del día. Desaparece
su cara entre un follaje espeso, compuesto de mil
10
suertes de encajes rizados con tenacillas, y la corona de
media vara de alto, rodeada de rayos de oro, es un disforme
catafalco que le han armado sobre la cabeza. De la misma
tela y con los mismos bordados son los pantalones del Niño
Jesús... No quiero seguir, porque la descripción de cómo
15
están la madre y el hijo me llevaría quizás a cometer alguna
irreverencia. No diré más, sino que me fué imposible tener
la risa y que por breve rato contemplé la profanada imagen,
exclamando: "¡Madre y señora mía, cómo te han puesto!"

Concluídas estas palabras, Pepe observó a sus oyentes, y20
aunque a causa de la sombra crepuscular no se distinguían
bien los semblantes, creyó ver en alguno de ellos señales de
amarga consternación.

—Pues Sr. D. José—exclamó vivamente el canónigo,
riendo y con expresión de triunfo,—esa imagen que a la
25
filosofía y panteísmo de usted parece tan ridícula, es nuestra
Señora del Socorro, patrona y abogada de Orbajosa, cuyos
habitantes la veneran de tal modo que serían capaces de
arrastrar por las calles al que hablase mal de ella. Las
crónicas y la historia, señor mío, están llenas de los milagros
30
que ha hecho, y aun hoy día vemos constantemente
pruebas irrecusables de su protección. Ha de saber usted
también que su señora tía doña Perfecta es camarera mayor
de la Santísima Virgen del Socorro, y que ese vestido que
a usted le parece tan grotesco... pues... digo que ese
vestido tan grotesco a los impíos ojos de usted, salió de
esta casa, y que los pantalones del Niño obra son juntamente
de la maravillosa aguja y de la acendrada piedad de
su prima de usted, Rosarito, que nos está oyendo.
5

Pepe Rey se quedó bastante desconcertado. En el
mismo instante levantóse bruscamente doña Perfecta, y sin
decir una palabra se dirigió hacia la casa, seguida por el
señor Penitenciario. Levantáronse también los restantes.
Disponíase el aturdido joven a pedir perdón a su prima por
10
la irreverencia, cuando observó que Rosarito lloraba. Clavando
en su primo una mirada de amistosa y dulce reprensión,
exclamó:

—¡Pero qué cosas tienes!

Oyóse la voz de doña Perfecta que con alterado acento15
gritaba:

—¡Rosario, Rosario!

Ésta corrió hacia la casa.

Doña Perfecta

X

embellishment

La Existencia de la Discordia es Evidente

Pepe Rey se encontraba turbado y confuso, furioso contra
los demás y contra sí mismo, procurando indagar la causa
20
de aquella pugna entablada a pesar suyo entre su pensamiento
y el pensamiento de los amigos de su tía. Pensativo
y triste, augurando discordias, permaneció breve rato sentado
en el banco de la glorieta, con la barba apoyada en el pecho,
fruncido el ceño, cruzadas las manos. Se creía solo.
25

De repente sintió una alegre voz que modulaba entre
dientes el estribillo de una canción de zarzuela. Miró y
vio a D. Jacinto en el rincón opuesto de la glorieta.

—¡Ah! Sr. de Rey—dijo de improviso el rapaz,—no
se lastiman impunemente los sentimientos religiosos de la
30
inmensa mayoría de una nación... Si no, considere usted
lo que pasó en la primera revolución francesa....

Cuando Pepe oyó el zumbidillo de aquel insecto, su
irritación creció. Sin embargo, no había odio en su alma
contra el mozalvete doctor. Éste le mortificaba como
5
mortifican las moscas; pero nada más. Rey sintió la
molestia que inspiran todos los seres importunos, y como
quien ahuyenta un zángano, contestó de este modo:

—¿Qué tiene que ver la revolución francesa con el manto
de la Virgen María?
10

Levantóse para marchar hacia la casa, pero no había
dado cuatro pasos, cuando oyó de nuevo el zumbar del
mosquito que decía:

—Sr. D. José, tengo que hablar a usted de un asunto que
le interesa mucho, y que puede traerle algún conflicto....
15

—¿Un asunto?—preguntó el joven retrocediendo.—Veamos
qué es eso.

—Usted lo sospechará tal vez—dijo Jacinto, acercándose
a Pepe, y sonriendo con expresión parecida a la de los
hombres de negocios, cuando se ocupan de alguno muy
20
grave.—Quiero hablar a usted del pleito....

—¿Qué pleito?... Amigo mío, yo no tengo pleitos.
Usted, como buen abogado, sueña con litigios y ve papel
sellado por todas partes.

—¿Pero cómo?... ¿No tiene usted noticia de su25
pleito?—exclamó con asombro el niño.

—¡De mi pleito!... Cabalmente, yo no tengo pleitos,
ni los he tenido nunca.

—Pues si no tiene usted noticia, más me alegro de habérselo
advertido para que se ponga en guardia... Sí, señor,
30
usted pleiteará.

—Y ¿con quién?

—Con el tío Licurgo y otros colindantes del predio llamado
los Alamillos.

Pepe Rey se quedó estupefacto.

—Sí señor—añadió el abogadillo.—Hoy hemos
celebrado el Sr. Licurgo y yo una larga conferencia. Como soy
tan amigo de esta casa, no he querido dejar de advertírselo
a usted, para que si lo cree conveniente, se apresure a
5
arreglarlo todo.

—Pero yo ¿qué tengo que arreglar? ¿Qué pretende de
mí esa canalla?

—Parece que unas aguas que nacen en el predio de usted
han variado de curso y caen sobre unos tejares del susodicho
10
Licurgo y un molino de otro, ocasionando daños de
consideración. Mi cliente... porque se ha empeñado en que le
he de sacar de este mal paso... mi cliente, digo, pretende
que usted restablezca el antiguo cauce de las aguas, para
evitar nuevos desperfectos y que le indemnice de los
15
perjuicios que por indolencia del propietario superior ha sufrido.

—¡Y el propietario superior soy yo!... Si entro en
un litigio, ese será el primer fruto que en toda la vida me
han dado los célebres Alamillos, que fueron míos, y que
ahora, según entiendo, son de todo el mundo, porque lo
20
mismo Licurgo que otros labradores de la comarca, me han
ido cercenando poco a poco, año tras año, pedazos de
terreno, y costará mucho restablecer los linderos de mi
propiedad.

—Ésa es cuestión aparte.25

—Ésa no es cuestión aparte. Lo que hay—exclamó el
ingeniero, sin poder contener su cólera,—es que el
verdadero pleito será el que yo entable contra tal gentuza, que
se propone sin duda aburrirme y desesperarme, para que
abandone todo y les deje continuar en posesión de sus
30
latrocinios. Veremos si hay abogados y jueces que
apadrinen los torpes manejos de esos aldeanos legistas, que viven
pleiteando y son la polilla de la propiedad ajena.
Caballerito, doy a usted las gracias por haberme advertido los
66 ruines propósitos de esos palurdos más malos que Caco.
Con decirle a usted que ese mismo tejar y ese mismo molino
en que Licurgo apoya sus derechos, son míos....

—Debe hacerse una revisión de los títulos de propiedad
y ver si ha podido haber prescripción en esto—dijo Jacintito.
5

—¡Qué prescripción ni qué....! Esos infames no se
reirán de mí. Supongo que la administración de justicia
sea honrada y leal en la ciudad de Orbajosa....

—¡Oh, lo que es eso!—exclamó el letradillo con
expresión de alabanza. El juez es una persona excelente. Viene
10
aquí todas las noches.... Pero es extraño que usted no
tuviera noticias de las pretensiones del Sr. Licurgo. ¿No le
han citado aún para el juicio de conciliación?

—No.

—Será mañana.... En fin, yo siento mucho que el15
apresuramiento del Sr. Licurgo me haya privado del gusto
y de la honra de defenderle a usted, pero como ha de ser....
Licurgo se ha empeñado en que yo le he de sacar de penas.
Estudiaré la materia con el mayor detenimiento. Estas
pícaras servidumbres son el gran escollo de la
20
jurisprudencia.

Pepe entró en el comedor en un estado moral muy
lamentable. Vió a doña Perfecta hablando con el
Penitenciario, y a Rosarito sola, con los ojos fijos en la puerta.
Esperaba sin duda a su primo.
25

—Ven acá, buena pieza—dijo la señora, sonriendo con
muy poca espontaneidad.—Nos has insultado, gran ateo;
pero te perdonamos. Ya sé que mi hija y yo somos dos
palurdas incapaces de remontarnos a las regiones de las
matemáticas, donde tú vives; pero en fin... todavía es
30
posible que algún día te pongas de rodillas ante nosotros,
rogándonos que te enseñemos la doctrina.

Pepe contestó con frases vagas y fórmulas de cortesía y
arrepentimiento.

—Por mi parte—dijo D. Inocencio, poniendo en los
ojos expresión de modestia y dulzura,—si en el curso de
estas vanas disputas he dicho algo que pueda ofender al Sr.
D. José, le ruego que me perdone. Aquí todos somos
amigos.
5

—Gracias. No vale la pena.

—A pesar de todo—indicó doña Perfecta, sonriendo ya
con más naturalidad,—yo soy siempre la misma para mi
querido sobrino, a pesar de sus ideas extravagantes y antireligiosas...
¿De qué creerás que me pienso ocupar esta
10
noche? Pues de quitarle de la cabeza al tío Licurgo esas
terquedades con que te piensa molestar. Le he mandado
venir, y en la galería me está esperando. Descuida, que
yo lo arreglaré, pues aunque conozco que no le falta
razón....
15

—Gracias, querida tía—repuso el joven, sintiéndose
invadido por la onda de generosidad que tan fácilmente
nacía en su alma.

Pepe Rey dirigió la vista hacia donde estaba su prima,
con intención de unirse a ella; pero algunas preguntas
20
sagaces del canónigo le retuvieron al lado de doña Perfecta.
Rosario estaba triste, oyendo con indiferencia melancólica
las palabras del abogadillo, que instalándose junto a ella,
había comenzado una retahila de conceptos empalagosos,
con importunos chistes sazonada y fatuidades del peor
25
gusto.

—Lo peor para ti—dijo doña Perfecta a su sobrino
cuando le sorprendió observando la desacorde pareja que
formaban Rosario y Jacinto,—es que has ofendido a la
pobre Rosario. Debes hacer todo lo posible por desenojarla.
30
¡La pobrecita es tan buena!...

—¡Oh, sí, tan buena!—añadió el canónigo,—que no
dudo perdonará a su primo.

—Creo que Rosario me ha perdonado ya—afirmó Rey.

—Y si no, en corazones angelicales no dura mucho el
resentimiento—dijo D. Inocencio melifluamente.—Yo tengo
gran ascendiente sobre esa niña, y procuraré disipar en su
alma generosa toda prevención contra usted. En cuanto yo
le diga dos palabras....
5

Pepe Rey sintió que por su pensamiento pasaba una nube
y dijo con intención:

—Tal vez no sea preciso.

—No le hablo ahora—añadió el capitular,—porque
está embelesada oyendo las tonterías de Jacintillo....
10
¡Demonches de chicos! Cuando pegan la hebra, hay que dejarles.

De pronto se presentaron en la tertulia el juez de primera
instancia, la señora del alcalde y el deán de la catedral.
Todos saludaron al ingeniero, demostrando en sus palabras
y actitudes que satisfacían, al verle, la más viva curiosidad.
15
El juez era un mozalvete despabilado, de estos que todos
los días aparecen en los criaderos de eminencias, aspirando
recién empollados a los primeros puestos de la
administración y de la política. Dábase suma importancia, y hablando
de sí mismo y de su juvenil toga, parecía manifestar
20
indirectamente gran enojo, porque no le hubieran hecho de golpe
y porrazo presidente del Tribunal Supremo. En aquellas
manos inexpertas, en aquel cerebro henchido de viento, en
aquella presunción ridícula había puesto el Estado las
funciones más delicadas y más difíciles de la humana
25
justicia. Sus maneras eran de perfecto cortesano, y revelaba
escrupuloso y detallado esmero en todo lo concerniente a su
persona. Tenía la maldita manía de estarse quitando y
poniendo a cada instante los lentes de oro, y en su
conversación frecuentemente indicaba el empeño de ser transladado
30
pronto a Madriz, para prestar sus imprescindibles servicios
en la secretaría de Gracia y Justicia.

La señora del alcalde era una dama bonachona, sin otra
flaqueza que suponerse muy relacionada en la Corte. Dirigió
a Pepe Rey diversas preguntas sobre modas, citando establecimientos
industriales donde le habían hecho una manteleta
o una falda en su último viaje, coetáneo de la visita
de Muley-Abbas, y también nombró a una docena de duquesas
y marquesas, tratándolas con tanta familiaridad como
5
a amiguitas de escuela. Dijo también que la condesa de
M. (por sus tertulias famosa) era amiga suya, y que el 60
estuvo a visitarla, y la condesa la convidó a su palco en el
Real, donde vio a Muley-Abbas en traje de moro, acompañado
de toda su morería. La alcaldesa hablaba por los
10
codos, como suele decirse, y no carecía de chiste.

El señor deán era un viejo de edad avanzada, corpulento
y encendido, pletórico, apoplético, un hombre que se salía
fuera de sí mismo por no caber en su propio pellejo, según
estaba de gordo y morcilludo. Procedía de la exclaustración;
15
no hablaba más que de asuntos religiosos, y desde el
principio mostró hacia Pepe Rey el desdén más vivo. Éste
se mostraba cada vez más inepto para acomodarse a sociedad
tan poco de su gusto. Era su carácter nada maleable,
duro y de muy escasa flexibilidad, y rechazaba las perfidias
20
y acomodamientos de lenguaje para simular la concordia
cuando no existía. Mantúvose, pues, bastante grave durante
el curso de la fastidiosa tertulia, obligado a resistir el ímpetu
oratorio de la alcaldesa que, sin ser la Fama, tenía el privilegio
de fatigar con cien lenguas el oído humano. Si en el
25
breve respiro que esta señora daba a sus oyentes, Pepe Rey
quería acercarse a su prima, pegábasele el Penitenciario
como el molusco a la roca, y llevándole aparte con ademán
misterioso, le proponía un paseo a Mundogrande con el
Sr. D. Cayetano o una partida de pesca en las claras aguas
30
del Nahara.

Por fin esto concluyó, porque todo concluye en este
mundo. Retiróse el señor deán, dejando la casa vacía, y
bien pronto no quedó de la señora alcaldesa más que un
eco, semejante al zumbido que recuerda en la humana oreja
el reciente paso de una tempestad. El juez privó también
a la tertulia de su presencia, y por fin D. Inocencio dió a su
sobrino la señal de partida.

—Vamos, niño, vámonos que es tarde—le dijo sonriendo.5
—¡Cuánto has mareado a la pobre Rosarito!... ¿Verdad,
niña? Anda, buena pieza, a casa pronto.

—Es hora de acostarse—dijo doña Perfecta.

—Hora de trabajar—repuso el abogadillo.

—Por más que le digo que despache los negocios de día—añadió10
el canónigo,—no hace caso.

—¡Son tantos los negocios... pero tantos...!

—No, di más bien que esa endiablada obra en que te has
metido... Él no lo quiere decir, Sr. D. José; pero sepa
usted que se ha puesto a escribir una obra sobre La influencia
15
de la mujer en la sociedad cristiana, y además una
Ojeada sobre el movimiento católico en... no sé dónde.
¿Qué entiendes tú de ojeadas ni de influencias?... Estos
rapaces del día se atreven a todo. ¡Uf... qué chicos!...
Con que vámonos a casa. Buenas noches, señora doña
20
Perfecta... buenas noches, Sr. D. José... Rosarito....

—Yo esperaré al Sr. D. Cayetano—dijo Jacinto,—para
que me dé el Augusto Nicolás.

—¡Siempre cargando libros... hombre!... A veces
entras en casa que pareces un burro. Pues bien, esperemos.
25

—El Sr. D. Jacinto—dijo Pepe Rey,—no escribe a la
ligera y se prepara bien para que sus obras sean un tesoro
de erudición.

—Pero ese niño va a enfermar de la cabeza, Sr. D. Inocencio—objetó
doña Perfecta.—Por Dios, mucho cuidado.
30
Yo le pondría tasa en sus lecturas.

—Ya que esperamos—indicó el doctorcillo con notorio
acento de presunción,—me llevaré también el tercer tomo
de Concilios, ¿No le parece a usted, tío?...

—Hombre, sí; no dejes eso de la mano. Pues no
faltaba más.

Felizmente llegó pronto el Sr. D. Cayetano (que tertuliaba
de ordinario en casa de D. Lorenzo Ruiz), y entregados los
libros, marcháronse tío y sobrino.
5

Rey leyó en el triste semblante de su prima deseo muy
vivo de hablarle. Acercóse a ella mientras doña Perfecta y
D. Cayetano trataban a solas de un negocio doméstico.

—Has ofendido a mamá—le dijo Rosario.

Sus facciones indicaban una especie de terror.10

—Es verdad—repuso el joven.—He ofendido a tu
mamá: te he ofendido a ti....

—No; a mí no. Ya se me figuraba a mí que el Niño
Jesús no debe gastar calzones.

—Pero espero que una y otra me perdonarán. Tu mamá15
me ha manifestado hace poco tanta bondad....

La voz de doña Perfecta vibró de súbito en el ámbito del
comedor, con tan discorde acento, que el sobrino se estremeció
cual si oyese un grito de alarma. La voz dijo
imperiosamente:
20

—¡Rosario, vete a acostar!

Turbada y llena de congoja, la muchacha dió varias
vueltas por la habitación, haciendo como que buscaba
alguna cosa. Con todo disimulo pronunció al pasar por
junto a su primo estas vagas palabras:
25

—Mamá está enojada....

—Pero....

—Está enojada... no te fíes, no te fíes.

Y se marchó. Siguióla después doña Perfecta, a quien
aguardaba el tío Licurgo, y durante un rato, las voces de la
30
señora y del aldeano oyéronse confundidas en familiar conferencia.
Quedóse solo Pepe con D. Cayetano, el cual,
tomando una luz, habló así:

—Buenas noches, Pepe. No crea usted que voy a
dormir, voy a trabajar... ¿Pero por qué está usted tan
meditabundo? ¿Qué tiene usted?... Pues, sí, a trabajar.
Estoy sacando apuntes para un Discurso-Memoria sobre los
Linajes de Orbajosa... He encontrado datos y noticias de
grandísimo precio. No hay que darle vueltas. En todas
5
las épocas de nuestra historia los orbajosenses se han distinguido
por su hidalguía, por su nobleza, por su valor, por su
entendimiento. Díganlo si no la conquista de Méjico, las
guerras del Emperador, las de Felipe contra herejes...
¿Pero está usted malo? ¿Qué le pasa a usted?... Pues,
10
sí, teólogos eminentes, bravos guerreros, conquistadores,
santos, obispos, poetas, políticos, toda suerte de hombres
esclarecidos florecieron en esta humilde tierra del ajo...
No, no hay en la cristiandad pueblo más ilustre que el
nuestro. Sus virtudes y sus glorias llenan toda la historia
15
patria y aun sobra algo... Vamos, veo que lo que usted
tiene es sueño: buenas noches... Pues, sí, no cambiaría
la gloria de ser hijo de esta noble tierra por todo el oro del
mundo. Augusta llamáronla los antiguos, augustísima la
llamo yo ahora, porque ahora, como entonces, la hidalguía,
20
la generosidad, el valor, la nobleza, son patrimonio de ella...
Con que buenas noches, querido Pepe... se me
figura que usted no está bueno. ¿Le ha hecho daño la
cena?... Razón tiene Alonzo González de Bustamante
en su Floresta amena al decir que los habitantes de Orbajosa
25
bastan por sí solos para dar grandeza y honor a un reino.
¿No lo cree usted así?

—¡Oh! sí, señor, sin duda ninguna—repuso Pepe Rey,
dirigiéndose bruscamente a su cuarto.



Doña Perfecta

XI

embellishment

La Discordia Crece

En los días sucesivos Rey hizo conocimiento con varias
personas de la población y visitó el Casino, trabando amistades
con algunos individuos de los que pasaban la vida
en las salas de aquella corporación.

Pero la juventud de Orbajosa no vivía constantemente5
allí, como podrá suponer la malevolencia. Veíanse por las
tardes en la esquina de la catedral y en la plazoleta formada
por el cruce de las calles del Condestable y la Tripería,
algunos caballeros que gallardamente envueltos en sus capas
estaban como de centinela viendo pasar la gente. Si el
10
tiempo era bueno, aquellas eminentes lumbreras de la cultura
urbsaugustense se dirigían, siempre con la indispensable
capita, al titulado paseo de las Descalzas, el cual se componía
de dos hileras de tísicos olmos y algunas retamas descoloridas.
Allí la brillante pléyade atisbaba a las niñas de
15
D. Fulano o de D. Perencejo, que también habían ido a
paseo, y la tarde se pasaba regularmente. Entrada la
noche, el Casino se llenaba de nuevo, y mientras una parte
de los socios entregaba su alto entendimiento a las delicias
del monte, los otros leían periódicos, y los más discutían en
20
la sala del café sobre asuntos de diversa índole, como
política, caballos, toros, o bien sobre chismes locales. El
resumen de todos los debates era siempre la supremacía de
Orbajosa y de sus habitantes sobre los demás pueblos y
gentes de la tierra.
25

Eran aquellos varones insignes lo más granado de la
ilustre ciudad, propietarios ricos los unos, pobrísimos los
otros, pero libres de altas aspiraciones todos. Tenían la
imperturbable serenidad del mendigo, que nada apetece
mientras no le falte un mendrugo para engañar el hambre y
30
el sol para calentarse. Lo que principalmente distinguía a
los orbajosenses del Casino era un sentimiento de viva
hostilidad hacia todo lo que de fuera viniese. Y siempre
que algún forastero de viso se presentaba en las augustas
salas, creíanle venido a poner en duda la superioridad de la
5
patria del ajo, o a disputarle por envidia las preeminencias
incontrovertibles que Natura le concediera.

Cuando Pepe Rey se presentó, recibiéronle con cierto
recelo, y como en el Casino abundaba la gente graciosa, al
cuarto de hora de estar allí el nuevo socio, ya se habían
10
dicho acerca de él toda suerte de cuchufletas. Cuando a
las reiteradas preguntas de los socios contestó que había
venido a Orbajosa con encargo de explorar la cuenca hullera
del Nahara y estudiar un camino, todos convinieron en que
el Sr. D. José era un fatuo, que quería darse tono inventando
15
criaderos de carbón y vías férreas. Alguno añadió:

—Pero en buena parte se ha metido. Estos señores
sabios creen que aquí somos tontos y que se nos engaña
con palabrotas... Ha venido a casarse con la niña de
doña Perfecta, y cuanto diga de cuencas hulleras es para
20
echar facha.

—Pues esta mañana—indicó otro, que era un comerciante
quebrado,—me dijeron en casa de las de Domínguez
que ese señor no tiene una peseta, y viene a que su
tía le mantenga y a ver si puede pescar a Rosarito.
25

—Parece que ni es tal ingeniero ni cosa que lo valga—añadió
un propietario de olivos, que tenía empeñadas sus
fincas por el doble de lo que valían.—Pero ya se ve...
Estos hambrientos de Madrid se creen autorizados para
engañar a los pobres provincianos, y como creen que aquí
30
andamos con taparrabos, amigo....

—Bien se conoce que tiene hambre.

—Pues entre bromas y veras nos dijo anoche que éramos
unos bárbaros holgazanes.

—Que vivíamos como los beduinos, tomando el sol.

—Que vivíamos con la imaginación.

—Eso es: que vivíamos con la imaginación.

—Y que esta ciudad era lo mismito que las de Marruecos.

—Hombre, no hay paciencia para oír eso. ¿Dónde5
habrá visto él (como no sea en París) una calle semejante
a la del Condestable, que presenta un frente de siete casas
alineadas, todas magníficas, desde la de doña Perfecta a la
de Nicolasito Hernández?... Se figuran estos canallas
que uno no ha visto nada, ni ha estado en París....
10

—También dijo con mucha delicadeza que Orbajosa era
un pueblo de mendigos, y dió a entender que aquí vivimos
en la mayor miseria sin darnos cuenta de ello.

—¡Válgame Dios! si me lo llega a decir a mí, hay un
escándalo en el Casino—exclamó el recaudador de contribuciones.—¿Por
15
qué no le dijeron la cantidad de arrobas
de aceite que produjo Orbajosa el año pasado? ¿No sabe
ese estúpido que en años buenos Orbajosa da pan para toda
España y aun para toda Europa? Verdad es que ya llevamos
no sé cuántos años de mala cosecha; pero eso no es
20
ley. Pues ¿y la cosecha del ajo? ¿A que no sabe ese
señor que los ajos de Orbajosa dejaron bizcos a los señores
del Jurado en la Exposición de Londres?

Estos y otros diálogos se oían en las salas del Casino por
aquellos días. A pesar de estas hablillas tan comunes en
25
los pueblos pequeños, que por lo mismo que son enanos
suelen ser soberbios, Rey no dejó de encontrar amigos sinceros
en la docta corporación, pues ni todos eran maldicientes
ni faltaban allí personas de buen sentido. Pero
tenía nuestro joven la desgracia, si desgracia puede llamarse,
30
de manifestar sus impresiones con inusitada franqueza, y
esto le atrajo algunas antipatías.

Iban pasando días. Además del disgusto natural que las
costumbres de la sociedad episcopal le producían, diversas
causas todas desagradables empezaban a desarrollar en su
ánimo honda tristeza, siendo de notar principalmente, entre
aquellas causas, la turba de pleiteantes que cual enjambre
voraz se arrojó sobre él. No era sólo el tío Licurgo, sino
otros muchos colindantes los que le reclamaban daños y
5
perjuicios, o bien le pedían cuentas de tierras administradas
por su abuelo. También le presentaron una demanda por
no sé qué contrato de aparcería que celebró su madre y no
fué al parecer cumplido, y asimismo le exigieron el reconocimiento
de una hipoteca sobre las tierras de Alamillos,
10
hecha en extraño documento por su tío. Era un hormiguero,
una inmunda gusanera de pleitos. Había hecho
propósito de renunciar a la propiedad de sus fincas; pero
entre tanto su dignidad le obligaba a no ceder ante las
marrullerías de los sagaces palurdos; y como el Ayuntamiento
15
le reclamó también por supuesta confusión de su
finca con un inmediato monte de Propios, vióse el desgraciado
joven en el caso de tener que disipar las dudas que
acerca de su derecho surgían a cada paso. Su honra estaba
comprometida, y no había otro remedio que pleitear o morir.
20

Habíale prometido doña Perfecta en su magnanimidad
ayudarle a salir de tan torpes líos por medio de un arreglo
amistoso; pero pasaban días y los buenos oficios de la
ejemplar señora no daban resultado alguno. Crecían los
pleitos con la amenazadora presteza de una enfermedad
25
fulminante. Pepe Rey pasaba largas horas del día en el
Juzgado dando declaraciones, contestando a preguntas y a
repreguntas, y cuando se retiraba a su casa, fatigado y
colérico, veía aparecer la afilada y grotesca carátula del
escribano, que le traía regular porción de papel sellado
30
lleno de horribles fórmulas... para que fuese estudiando
la cuestión.

Se comprende que aquél no era hombre a propósito para
sufrir tales reveses, pudiendo evitarlos con la ausencia.

Representábase en su imaginación a la noble ciudad de su
madre como una horrible bestia que en él clavaba sus
feroces uñas y le bebía la sangre. Para librarse de ella
bastábale, según su creencia, la fuga; pero un interés
profundo, como interés del corazón, le detenía, atándole a
5
la peña de su martirio con lazos muy fuertes. Sin embargo,
llegó a sentirse tan fuera de su centro, llegó a verse tan
extranjero, digámoslo así, en aquella tenebrosa ciudad de
pleitos, de antiguallas, de envidia y de maledicencia, que
hizo propósito de abandonarla sin dilación, insistiendo al
10
mismo tiempo en el proyecto que a ella le condujera. Una
mañana, encontrando ocasión a propósito, formuló su plan
ante doña Perfecta.

—Sobrino mío—repuso la señora con su acostumbrada
dulzura:—no seas arrebatado. Vaya, que pareces de
15
fuego. Lo mismo era tu padre ¡qué hombre! Eres una
centella... Ya te he dicho que con muchísimo gusto te
llamaré hijo mío. Aunque no tuvieras las buenas cualidades
y el talento que te distinguen (salvo los defectillos, que también
los hay); aunque no fueras un excelente joven, basta
20
que esta unión haya sido propuesta por tu padre, a quien
tanto debemos mi hija y yo, para que la acepte. Rosario
no se opondrá tampoco, queriéndolo yo. ¿Qué falta, pues?
Nada; no falta nada más que un poco tiempo. No se
puede hacer el casamiento con la precipitación que tú deseas,
25
y que daría lugar a interpretaciones quizás desfavorables a
la honra de mi querida hija... Vaya, que tú como no
piensas más que en máquinas, todo lo quieres hacer al
vapor. Espera, hombre, espera... ¿qué prisa tienes?
Ese aborrecimiento que le has cogido a nuestra pobre Orbajosa
30
es un capricho. Ya se ve: no puedes vivir sino entre
condes y marqueses y oradores y diplomáticos... ¡Quieres
casarte y separarme de mi hija para siempre!—añadió
enjugándose una lágrima.—Ya que así es, inconsiderado
joven, ten al menos la caridad de retardar algún tiempo esa
boda que tanto deseas... ¡Qué impaciencia! ¡Qué
amor tan fuerte! No creí que una pobre lugareña como mi
hija inspirase pasiones tan volcánicas.

No convencieron a Pepe Rey los razonamientos de su tía;5
pero no quiso contrariarla. Resolvió, pues, esperar cuanto
le fuese posible. Una nueva causa de disgustos unióse bien
pronto a los que ya amargaban su existencia. Hacía dos
semanas que estaba en Orbajosa, y durante este tiempo no
había recibido ninguna carta de su padre. No podía achacarse
10
esto a descuidos de la Administración de Correos de
Orbajosa, porque siendo el funcionario encargado de aquel
servicio amigo y protegido de doña Perfecta, ésta le recomendaba
diariamente el mayor cuidado para que las cartas dirigidas
a su sobrino no se extraviasen. También iba a la
15
casa el conductor de la correspondencia, llamado Cristóbal
Ramos, y por apodo Caballuco, personaje a quien ya conocimos,
y a éste solía dirigir doña Perfecta amonestaciones
y reprimendas tan enérgicas como la siguiente:

—¡Bonito servicio de correos tenéis!... ¿Cómo es20
que mi sobrino no ha recibido una sola carta desde que está
en Orbajosa?... Cuando la conducción de la correspondencia
corre a cargo de semejante tarambana, ¡cómo han
de andar las cosas! Yo le hablaré al señor Gobernador de
la provincia para que mire bien qué clase de gente pone en
25
la Administración.

Caballuco, alzando los hombros, miraba a Rey con
expresión de la más completa indiferencia.

Un día entró con un pliego en la mano.

—¡Gracias a Dios!—dijo doña Perfecta a su sobrino.—Ahí30
tienes cartas de tu padre. Regocíjate, hombre. Buen
susto nos hemos llevado por la pereza de mi señor hermano
en escribir... ¿Qué dice? está bueno sin duda—añadió al
ver que Pepe Rey abría el pliego con febril impaciencia.

El ingeniero se puso pálido al recorrer las primeras
líneas.

—¡Jesús, Pepe... qué tienes!—exclamó la señora,
levantándose con zozobra.—¿Está malo tu papá?

—Esta carta no es de mi padre—repuso Pepe, revelando5
en su semblante la mayor consternación.

—¿Pues qué es eso?...

—Una orden del Ministerio de Fomento, en que se me
releva del cargo que me confiaron....

—¡Cómo... es posible!10

—Una destitución pura y simple, redactada en términos
muy poco lisonjeros para mí.

—¿Hase visto mayor picardía?—exclamó la señora,
volviendo de su estupor.

—¡Qué humillación!—murmuró el joven.—Es la primera15
vez en mi vida que recibo un desaire semejante.

—¡Pero ese Gobierno no tiene perdón de Dios! ¡Desairarte
a ti! ¿Quieres que yo escriba a Madrid? Tengo
allá muy buenas relaciones y podré conseguir que el Gobierno
repare esa falta brutal y te dé una satisfacción.
20

—Gracias, señora, no quiero recomendaciones—replicó
el joven con displicencia.

—¡Es que se ven unas injusticias; unos atropellos!
...Destituir así a un joven de tanto mérito, a una eminencia
científica.... Vamos; si no puedo contener la
25
cólera.

—Yo averiguaré—dijo Pepe, con la mayor energía,—quién
se ocupa en hacerme daño....

—Ese señor ministro.... Pero de estos politiquejos
infames ¿qué se puede esperar?
30

—Aquí hay alguien que se ha propuesto hacerme morir
de desesperación—afirmó el joven visiblemente alterado.—Esto
no es obra del ministro, ésta y otras contrariedades
que experimento son resultado de un plan de venganza, de
un cálculo desconocido, de una enemistad irreconciliable, y
este plan, este cálculo, esta enemistad, no lo dude usted,
querida tía, están aquí, en Orbajosa.

—Tú te has vuelto loco—replicó doña Perfecta, demostrando
un sentimiento semejante a la compasión.—¿Que
5
tienes enemigos en Orbajosa? ¿Que alguien quiere vengarse
de ti? Vamos, Pepillo, tú has perdido el juicio. Las
lecturas de esos libros en que se dice que tenemos por
abuelos a los monos o a las cotorras, te han trastornado la
cabeza.
10

Sonrió con dulzura al decir la última frase, y después,
tomando un tono de familiar y cariñosa amonestación,
añadió:

—Hijo mío, los habitantes de Orbajosa seremos palurdos
y toscos labriegos sin instrucción, sin finura, ni buen tono;
15
pero a lealtad y buena fe no nos gana nadie, nadie, pero
nadie.

—No crea usted—dijo el joven,—que acuso a las personas
de esta casa. Pero sostengo que en la ciudad está
mi implacable y fiero enemigo.
20

—Deseo que me enseñes ese traidor de melodrama—repuso
la señora, sonriendo de nuevo.—Supongo que no
acusarás al tío Licurgo ni a los demás que te han puesto
pleito, porque los pobrecitos creen defender su derecho.
Y entre paréntesis, no les falta razón en el caso presente.
25
Además, el tío Lucas te quiere mucho. Así mismo me lo
ha dicho. Desde que te conoció, dice que le entraste por
el ojo derecho, y el pobre viejo te ha puesto un cariño....

—¡Sí... profundo cariño!—murmuró Pepe.

—No seas tonto—añadió la señora, poniéndole la mano30
en el hombro y mirándole de cerca.—No pienses disparates,
y convéncete de que tu enemigo, si existe, está en Madrid,
en aquel centro de corrupción, de envidia y rivalidades, no
en este pacífico y sosegado rincón, donde todo es buena
voluntad y concordia... Sin duda algún envidioso de tu
mérito... Te advierto una cosa, y es, que si quieres ir
allá para averiguar la causa de este desaire y pedir explicaciones
al gobierno, no dejes de hacerlo por nosotras.

Pepe Rey fijó los ojos en el semblante de su tía, cual si5
quisiera escudriñarla hasta en lo más escondido de su alma.

—Digo que si quieres ir, no dejes de hacerlo—repitió
la señora con calma admirable, confundiéndose en la
expresión de su semblante la naturalidad con la honradez
más pura.
10

—No, señora. No pienso ir allá.

—Mejor; ésa es también mi opinión. Aquí estás más
tranquilo, a pesar de las cavilaciones con que te estás atormentando.
¡Pobre Pepillo! Tu entendimiento, tu descomunal
entendimiento, es la causa de tu desgracia.
15
Nosotros, los de Orbajosa, pobres aldeanos rústicos, vivimos
felices en nuestra ignorancia. Yo siento mucho que no
estés contento. ¿Pero es culpa mía que te aburras y desesperes
sin motivo? ¿No te trato como a un hijo? ¿No te
he recibido como la esperanza de mi casa? ¿Puedo hacer
20
más por ti? Si a pesar de eso, no nos quieres, si nos
muestras tanto despego, si te burlas de nuestra religiosidad,
si haces desprecios a nuestros amigos, ¿es acaso porque no
te tratemos bien?

Los ojos de doña Perfecta se humedecieron.25

—Querida tía—dijo Rey, sintiendo que se disipaba su
encono.—También yo he cometido algunas faltas desde
que soy huésped de esta casa.

—No seas tonto... ¡Qué faltas ni faltas! Entre
personas de la misma familia, todo se perdona.
30

—Pero Rosario ¿dónde está?—preguntó el joven levantándose.—¿Tampoco
la veré hoy?

—Está mejor. ¿Sabes que no ha querido bajar?

—Subiré yo.

—Hombre, no. Esa niña tiene unas terquedades... Hoy
se ha empeñado en no salir de su cuarto. Se ha
encerrado por dentro.

—¡Qué rareza!

—Se le pasará. Seguramente se le pasará. Veremos5
si esta noche le quitamos de la cabeza sus ideas melancólicas.
Organizaremos una tertulia que le divierta. ¿Por
qué no te vas a casa del Sr. D. Inocencio y le dices que
venga por acá esta noche y que traiga a Jacintillo?

—¡A Jacintillo!10

—Sí, cuando a Rosario le dan estos accesos de melancolía,
ese jovencito es el único que la distrae...

—Pero yo subiré...

—Hombre, no.

—Cuidado que hay etiqueta en esta casa.15

—Tú te estás burlando de nosotros. Haz lo que te
digo.

—Pues quiero verla.

—Pues no. ¡Qué mal conoces a la niña!

—Yo creí conocerla bien... Bueno, me quedaré...20
Pero esta soledad es horrible.

—Ahí tienes al señor escribano.

—Maldito sea él mil veces.

—Y me parece que ha entrado también el señor procurador...25
es un excelente sujeto.

—Así le ahorcaran.

—Hombre, los asuntos de intereses, cuando son propios,
sirven de distracción. Alguien llega... Me parece que
es el perito agrónomo. Ya tienes para un rato.

—¡Para un rato de infierno!30

—Hola, hola, si no me engaño, el tío Licurgo y el tío
Pasolargo acaban de entrar. Puede que vengan a proponerte
un arreglo.

—Me arrojaré al estanque.

—¡Qué descastado eres! ¡Pues todos ellos te quieren
tanto!... Vamos, para que nada falte, ahí está también
el alguacil. Viene a citarte.

—A crucificarme.

Todos los personajes nombrados fueron entrando en la5
sala.

—Adiós, Pepe, que te diviertas—dijo doña Perfecta.

—¡Trágame, tierra!—exclamó el joven con desesperación.

—Sr. D. José....10

—Mi querido Sr. D. José....

—Estimable Sr. D. José....

—Sr. D. José de mi alma....

—Mi respetable amigo Sr. D. José....

Al oir estas almibaradas insinuaciones, Pepe Rey exhaló15
un hondo suspiro y se entregó. Entregó su cuerpo y su
alma a los sayones, que esgrimieron horribles hojas de papel
sellado, mientras la víctima, elevando los ojos al cielo, decía
para sí con cristiana mansedumbre:

—Padre mío, ¿por qué me has abandonado?20

Doña Perfecta

XII

embellishment

Aquí Fué Troya

Amor, amistad, aire sano para la respiración moral, luz
para el alma, simpatía, fácil comercio de ideas y de sensaciones
era lo que Pepe Rey necesitaba de una manera
imperiosa. No teniéndolo, aumentaban las sombras que
envolvían su espíritu, y la lobreguez interior daba a su trato
25
displicencia y amargura. Al día siguiente de las escenas
referidas en el capítulo anterior, mortificóle más que nada
el ya demasiado largo y misterioso encierro de su prima,
motivado, al parecer, primero por una enfermedad sin importancia,
después por caprichos y nerviosidades de difícil
explicación.

Rey extrañaba conducta tan contraria a la idea que había
formado de Rosarito. Habían transcurrido cuatro días sin
verla, no ciertamente porque a él le faltasen deseos de estar
5
a su lado; y tal situación comenzaba a ser desairada y
ridícula, si con un acto de firme iniciativa no ponía remedio
en ello.

—¿Tampoco hoy veré a mi prima?—preguntó de mal
talante a su tía, cuando concluyeron de comer.
10

—Tampoco. ¡Sabe Dios cuánto lo siento!... Bastante
le he predicado hoy. A la tarde veremos....

La sospecha de que en tan injustificado encierro su
adorable prima era más bien víctima sin defensa que autora
resuelta con actividad propia e iniciativa, le indujo a contenerse
15
y esperar. Sin esta sospecha, hubiera partido aquel
mismo día. No tenía duda alguna de ser amado por Rosario,
mas era evidente que una presión desconocida actuaba
entre los dos para separarlos, y parecía propio de varón
honrado averiguar de quién procedía aquella fuerza maligna,
20
y contrarrestarla hasta donde alcanzara la voluntad humana.

—Espero que la obstinación de Rosario no durará mucho—dijo
a doña Perfecta disimulando sus verdaderos sentimientos.

Aquel día tuvo una carta de su padre, en la cual éste se25
quejaba de no haber recibido ninguna de Orbajosa, circunstancia
que aumentó las inquietudes del ingeniero, confundiéndole
más. Por último, después de vagar largo rato solo
por la huerta de la casa, salió y fue al Casino. Entró en él,
como un desesperado que se arroja al mar.
30

Encontró en las principales salas a varias personas que
charlaban y discutían. En un grupo desentrañaban con
lógica sutil difíciles problemas de toros; en otro disertaban
sobre cuáles eran los mejores burros entre las castas de
Orbajosa y Villahorrenda. Hastiado hasta lo sumo, Pepe
Rey abandonó estos debates y se dirigió a la sala de periódicos,
donde hojeó varias revistas sin encontrar deleite en
la lectura; y poco después, pasando de sala en sala, fué a
parar sin saber cómo a la del juego. Cerca de dos horas
5
estuvo en las garras del horrible demonio amarillo, cuyos
resplandecientes ojos de oro producen tormento y fascinación.
Ni aun las emociones del juego alteraron el sombrío
estado de su alma, y el tedio que antes le empujara hacia
el verde tapete, apartóle también de él. Huyendo del
10
bullicio, dió con su cuerpo en una estancia destinada a tertulia,
en la cual a la sazón no había alma viviente, y con
indolencia se sentó junto a la ventana de ella, mirando
a la calle.

Era ésta angostísima y con más ángulos y recodos que15
casas, sombreada toda por la pavorosa catedral, que al
extremo alzaba su negro muro carcomido. Pepe Rey miró
a todos lados, arriba y abajo, y observó un plácido silencio
de sepulcro: ni un paso, ni una voz, ni una mirada. De
pronto hirieron su oído rumores extraños, como cuchicheo
20
de femeniles labios, y después el chirrido de cortinajes que
se corrían, algunas palabras, y por fin el tararear suave de
una canción, el ladrido de un falderillo, y otras señales de
existencia social que parecían muy singulares en tal sitio.
Observando bien, Pepe Rey vió que tales rumores procedían
25
de un enorme balcón con celosías, que frente por frente
a la ventana mostraba su corpulenta fábrica. No había
concluído sus observaciones, cuando un socio del Casino
apareció de súbito a su lado, y riendo le interpeló de este
modo:
30

—¡Ah! Sr. D. Pepe, ¡picarón! ¿se ha encerrado usted
aquí para hacer cocos a las niñas?

El que esto decía era D. Juan Tafetán, un sujeto amabilísimo,
y de los pocos que habían manifestado a Rey en el
Casino cordial amistad y verdadera admiración. Con su
carilla bermellonada, su bigotejo teñido de negro, sus
ojuelos vivarachos, su estatura mezquina, su pelo con gran
estudio peinado para ocultar la calvicie, D. Juan Tafetán
presentaba una figura bastante diferente de la de Antinoo;
5
pero era muy simpático, tenía mucho gracejo y felicísimo
ingenio para contar aventuras graciosas. Reía mucho, y
al hacerlo, su cara se cubría toda, desde la frente a la barba,
de grotescas arrugas. A pesar de estas cualidades y del
aplauso que debía estimular su disposición a las picantes
10
burlas, no era maldiciente. Queríanle todos, y Pepe Rey
pasaba con él ratos agradables. El pobre Tafetán, empleado
antaño en la Administración civil de la capital de la provincia,
vivía modestamente de su sueldo en la Secretaría
de Beneficencia, y completaba su pasar tocando gallardamente
15
el clarinete en las procesiones, en las solemnidades
de la catedral y en el teatro, cuando alguna trailla de desesperados
cómicos aparecía por aquellos países con el alevoso
propósito de dar funciones en Orbajosa.

Pero lo más singular en D. Juan Tafetán era su afición20
a las muchachas guapas. Él mismo, cuando no ocultaba su
calvicie con seis pelos llenos de pomada, cuando no se teñía
el bigote, cuande andaba derechito y espigado por la poca
pesadumbre de los años, había sido un Tenorio formidable.
Oírle contar sus conquistas era cosa de morirse de risa,
25
porque hay Tenorios de Tenorios, y aquél fué de los más
originales.

—¿Qué niñas? Yo no veo niñas en ninguna parte—repuso
Pepe Rey.

—Hágase usted el anacoreta.30

Una de las celosías del balcón se abrió, dejando ver un
rostro juvenil, encantador y risueño, que desapareció al
instante como una luz apagada por el viento.

—Ya, ya veo.

—¿No las conoce usted?

—Por mi vida que no.

—Son las Troyas, las niñas de Troya. Pues no conoce
usted nada bueno... Tres chicas preciosísimas, hijas de
un coronel de Estado Mayor de Plazas, que murió en las
5
calles de Madrid el 54.

La celosía se abrió de nuevo y comparecieron dos caras.

—Se están burlando de nosotros—dijo Tafetán haciendo
una seña amistosa a las niñas.

—¿Las conoce usted?10

—¿Pues no las he de conocer? Las pobres están en la
miseria. Yo no sé cómo viven. Cuando murió D. Francisco
Troya, se hizo una suscripción para mantenerlas;
pero esto duró poco.

—¡Pobres muchachas! Me figuro que no serán un15
modelo de honradez....

—¿Por qué no?... Yo no creo lo que en el pueblo se
dice de ellas.

Funcionó de nuevo la celosía.

—Buenas tardes, niñas—gritó D. Juan Tafetán dirigiéndose20
a las tres, que artísticamente agrupadas aparecieron.—Este
caballero dice que lo bueno no debe esconderse, y
que abran ustedes toda la celosía.

Pero la celosía se cerró y alegre concierto de risas difundió
una extraña alegría por la triste calle. Creeríase que
25
pasaba una bandada de pájaros.

—¿Quiere usted que vayamos allá?—dijo de súbito
Tafetán.

Sus ojos brillaban, y una sonrisa picaresca retozaba en
sus amoratados labios.
30

—¿Pero qué clase de gente es esa?

—Ande usted, Sr. de Rey... Las pobrecitas son honradas.
¡Bah! Si se alimentan del aire como los camaleones.
Diga usted, el que no come, ¿puede pecar?

Bastante virtuosas son las infelices. Y si pecaran, limpiarían
su conciencia con el gran ayuno que hacen.

—Pues vamos.

Un momento después, D. Juan Tafetán y Pepe Rey
entraban en la sala. El aspecto de la miseria, que con
5
horribles esfuerzos pugnaba por no serlo, afligió al joven.
Las tres muchachas eran muy lindas, principalmente las
dos más pequeñas, morenas, pálidas, de negros ojos y sutil
talle. Bien vestidas y bien calzadas, habrían parecido
retoños de duquesa en candidatura para entroncar con
10
príncipes.

Cuando la visita entró, las tres se quedaron muy cortadas;
pero bien pronto mostraron la índole de su genial frívolo y
alegre. Vivían en la miseria, como los pájaros en la prisión,
sin dejar de cantar tras los hierros lo mismo que en la
15
opulencia del bosque. Pasaban el día cosiendo, lo cual
indicaba por lo menos un principio de honradez; pero en
Orbajosa ninguna persona de su posición se trataba con
ellas. Estaban hasta cierto punto proscritas, degradadas,
acordonadas, lo cual indicaba también algún motivo de
20
escándalo. Pero en honor de la verdad, debe decirse que
la mala reputación de las Troyas consistía, más que nada,
en su fama de chismosas, enredadoras, traviesas y despreocupadas.
Dirigían anónimos a graves personas; ponían
motes a todo viviente de Orbajosa, desde el obispo al último
25
zascandil; tiraban piedrecitas a los transeuntes; chicheaban
escondidas tras las rejas para reírse con la confusión y
azoramiento del que pasaba; sabían todos los sucesos de
la vecindad, para lo cual tenían en constante uso los tragaluces
y agujeros todos de la parte alta de la casa; cantaban
30
de noche en el balcón; se vestían de máscara en Carnaval
para meterse en las casas más alcurniadas, con otras majaderías
y libertades propias de los pueblos pequeños. Pero
cualquiera que fuese la razón, ello es que el graciado triunvirato
Troyano tenía sobre sí un estigma de esos que una
vez puestos por susceptible vecindario, acompañan implacablemente
hasta más allá de la tumba.

—¿Éste es el caballero que dicen ha venido a sacar
minas de oro?—dijo una.
5

—¿Y a derribar la catedral para hacer con las piedras
de ella una fábrica de zapatos?—añadió otra.

—Y a quitar de Orbajosa la siembra del ajo para poner
algodón o el árbol de la canela.

Pepe no pudo reprimir la risa ante tales despropósitos.10

—No viene sino a hacer una recolección de niñas bonitas
para llevárselas a Madrid—dijo Tafetán.

—¡Ay! ¡De buena gana me iría!—exclamó una.

—A las tres, a las tres me las llevo—afirmó Pepe.—Pero
sepamos una cosa; ¿por qué se reían ustedes de mí
15
cuando estaba en la ventana del Casino?

Tales palabras fueron la señal de nuevas risas.

—Éstas son unas tontas—dijo la mayor.

—Fué porque dijimos que usted se merece algo más que
la niña de doña Perfecta.
20

—Fué porque ésta dijo que usted está perdiendo el
tiempo y que Rosarito no quiere sino gente de iglesia.

—¡Qué cosas tienes! Yo no he dicho tal cosa. Tú
dijiste que este caballero es ateo luterano, y entra en la
catedral fumando y con el sombrero puesto.
25

—Pues yo no lo inventé—manifestó la menor,—que
eso me lo dijo ayer Suspiritos.

—¿Y quién es esa Suspiritos que dice de mí tales tonterías?

—Suspiritos es... Suspiritos.30

—Niñas mías—dijo Tafetán con semblante almibarado.
Por ahí va el naranjero. Llamadle, que os quiero convidar
a naranjas.

Una de las tres llamó al naranjero.

La conversación entablada por las niñas desagradó bastante
a Pepe Rey, disipando la ligera impresión de contento
que experimentó al encontrarse entre aquella chusma
alegre y comunicativa. No pudo, sin embargo, contener
la risa cuando vió a D. Juan Tafetán descolgar un guitarrillo
5
y rasguearlo con la gracia y destreza de los años
juveniles.

—Me han dicho que ustedes saben cantar a las mil
maravillas—manifestó Rey.

—Que cante D. Juan Tafetán.10

—Yo no canto.

—Ni yo—dijo la segunda, ofreciendo al ingeniero
algunos cascos de la naranja que acababa de mondar.

—María Juana, no abandones la costura—dijo la Troya
mayor.—Es tarde y hay que acabar la sotana esta
15
noche.

—Hoy no se trabaja. Al demonio las agujas—exclamó
Tafetán.

En seguida entonó una canción.

—La gente se para en la calle—dijo la Troya segunda,20
asomándose al balcón.—Los gritos de D. Juan Tafetán se
oyen desde la plaza... ¡Juana, Juana!

—¿Qué?

—Por la calle va Suspiritos.

La más pequeña voló al balcón.25

—Tírale una cascara de naranja.

Pepe Rey se asomó también; vió que por la calle pasaba
una señora, y que con diestra puntería la menor de las
Troyas le asestó un cascarazo en el moño. Después
cerraron precipitadamente, y las tres se esforzaban en
30
sofocar convulsamente su risa para que no se oyera desde
la vía pública.

—Hoy no se trabaja—gritó una volcando de un puntapié
la cesta de la costura.

—Es lo mismo que decir, "mañana no se come"—añadió
la mayor, recogiendo los enseres.

Pepe Rey se echó instintivamente mano al bolsillo. De
buena gana les hubiera dado una limosna. El espectáculo
de aquellas infelices huérfanas, condenadas por el mundo
5
a causa de su frivolidad, le entristecía sobre manera. Si el
único pecado de las Troyas, si el único desahogo con que
compensaban su soledad, su pobreza y abandono, era tirar
cortezas de naranja al transeunte, bien se las podía disculpar.
Quizás las austeras costumbres del poblachón en que vivían
10
las había preservado del vicio; pero las desgraciadas carecían
de compostura y comedimiento, fórmula común y más
visible del pudor, y bien podía suponerse que habían echado
por la ventana algo más que cáscaras. Pepe Rey sentía
hacia ellas una lástima profunda. Observó sus miserables
15
vestidos, compuestos, arreglados y remendados de mil
modos para que pareciesen nuevos, observó sus zapatos
rotos... y otra vez se llevó la mano al bolsillo.

—Podrá el vicio reinar aquí—dijo para sí;—pero las
fisonomías, los muebles, todo me indica que estos son los
20
infelices restos de una familia honrada. Si estas pobres
muchachas fueran tan malas como dicen, no vivirían tan
pobremente ni trabajarían. ¡En Orbajosa hay hombres
ricos!

Las tres niñas se le acercaban sucesivamente. Iban de25
él al balcón, del balcón a él, sosteniendo conversación
picante y ligera, que indicaba, fuerza es decirlo, una
especie de inocencia en medio de tanta frivolidad y
despreocupación.

—Sr. D. José, ¡qué excelente señora es doña Perfecta!30

—Es la única persona de Orbajosa que no tiene apodo,
la única persona de que no se habla mal en Orbajosa.

—Todos la respetan.

—Todos la adoran.

A estas frases el joven respondía con alabanzas de su
tía; pero se le pasaban ganas de sacar dinero del bolsillo y
decir: "María Juana, tome usted para unas botas. Pepa,
tome usted para que se compre un vestido. Florentina,
tome usted para que coman una semana...." Estuvo a
5
punto de hacerlo como lo pensaba. En un momento en
que las tres corrieron al balcón para ver quién pasaba, don
Juan Tafetán se acercó a él y en voz baja le dijo:

—¡Qué monas son! ¿No es verdad?... ¡Pobres
criaturas! Parece mentira que sean tan alegres, cuando...
10
bien puede asegurarse que hoy no han comido.

—Don Juan, D. Juan—gritó Pepilla.—Por ahí viene su
amigo de usted Nicolasito Hernández, o sea Cirio Pascual,
con su sombrero de tres pisos. Viene rezando en voz baja,
sin duda por las almas de los que ha mandado al hoyo con
15
sus usuras.

—¿A que no le dicen ustedes el remoquete?

—¡A que sí!

—Juana, cierra las celosías. Dejémosle que pase, y
cuando vaya por la esquina, yo gritaré: ¡Cirio, Cirio
20
Pascual!...

Don Juan Tafetán corrió al balcón.

—Venga usted, D. José, para que conozca este tipo.

Pepe Rey aprovechó el momento en que las tres muchachas
y D. Juan se regocijaban en el balcón, llamando a
25
Nicolasito Hernández con el apodo que tanto le hacía
rabiar, y acercándose con toda cautela a uno de los costureros
que en la sala había, colocó dentro de él media onza
que le quedaba del juego.

Después corrió al balcón, a punto que las dos más30
pequeñas gritaban entre locas risas: ¡Cirio Pascual, Cirio
Pascual!

Doña Perfecta

XIII

embellishment

Un Casus Belli

Después de esta travesura, las tres entablaron con los
dos caballeros una conversación tirada sobre asuntos y personas
de la ciudad. El ingeniero, recelando que su fechoría
se descubriese, estando él presente, quiso marcharse, lo cual
disgustó mucho a las Troyas; una de éstas que había salido
5
fuera de la sala, regresó diciendo:

—Ya está Suspiritos en campaña colgando la ropa.

—Don José querrá verla—indicó otra.

—Es una señora muy guapa. Y ahora se peina a estilo
de Madrid. Vengan ustedes.
10

Lleváronles al comedor de la casa (pieza de rarísimo uso),
del cual se salía a un terrado, donde había algunos tiestos
de flores y no pocos trastos abandonados y hechos pedazos.
Desde allí veíase el hondo patio de una casa colindante,
con una galería llena de verdes enredaderas y hermosas
15
macetas esmeradamente cuidadas. Todo indicaba allí una
vivienda de gente modesta, pulcra y hacendosa.

Las de Troya, acercándose al bordo de la azotea, miraron
atentamente a la casa vecina, e imponiendo silencio a los
galanes, se retiraron luego a aquella parte del terrado, desde
20
donde nada se veía ni había peligro de ser visto.

—Ahora sale de la despensa con un cazuelo de garbanzos—dijo
María Juana, estirando el cuello para ver un
poco.

—¡Zás!—exclamó otra, arrojando una piedrecilla.25

Oyóse el ruido del proyectil al chocar contra los cristales
de la galería, y luego una colérica voz que gritaba:

—Ya nos han roto otro cristal ésas....

Ocultas las tres en el rincón del terrado, junto a los dos
caballeros, sofocaban la risa.
30

—La señora Suspiritos está muy incomodada—dijo
Rey.—¿Por qué la llaman así?

—Porque siempre que habla suspira entre palabra y
palabra, y aunque de nada carece siempre se está
lamentando.
5

Hubo un momento de silencio en la casa de abajo.
Pepita Troya atisbó con cautela.

—Allá viene otra vez—murmuró en voz baja, imponiendo
silencio.—María, dame una china. A ver... ¡zás!...
allá va.
10

—No la has acertado. Dió en el suelo.

—A ver si yo puedo... Esperaremos a que salga otra
vez de la despensa.

—Ya, ya sale. En guardia, Florentina.

—¡A la una, a las dos, a las tres!... ¡Paf!...15

Oyóse abajo un grito de dolor, un voto, una exclamación
varonil, pues era un hombre el que la daba. Pepe Rey
pudo distinguir claramente estas palabras:

—¡Demonche! Me han agujereado la cabeza ésas...
¡Jacinto, Jacinto! ¿Pero qué canalla de vecindad es
20
esta?...

—¡Jesús, María y José, lo que he hecho!—exclamó
llena de consternación Florentina,—le he dado en la
cabeza al Sr. D. Inocencio.

—¿Al Penitenciario?—dijo Pepe Rey.25

—Sí.

—¿Vive en esa casa?

—¿Pues dónde ha de vivir?

—Esa señora de los suspiros....

—Es su sobrina, su ama o no sé qué. Nos divertimos30
con ella porque es muy cargante, pero con el señor Penitenciario
no solemos gastar bromas.

Mientras rápidamente se pronunciaban las palabras de
este diálogo, Pepe Rey vió que frente al terrado, y muy
cerca de él, se abrían los cristales de una ventana perteneciente
a la misma casa bombardeada; vió que aparecía una
cara risueña, una cara conocida, una cara cuya vista le
aturdió y le consternó y le puso pálido y trémulo. Era
Jacintito, que interrumpido en sus graves estudios, abrió
5
la ventana de su despacho, presentándose en ella con la
pluma en la oreja. Su rostro púdico, fresco y sonrosado
daba a tal aparición aspecto semejante al de una
aurora.

—Buenas tardes, Sr. D. José—dijo festivamente.10
La voz de abajo gritaba de nuevo:

—¡Jacinto, pero Jacinto!

—Allá voy. Estaba saludando a un amigo....

—Vámonos, vámonos—gritó Florentina con zozobra.—El
señor Penitenciario va a subir al cuarto de D. Nominavito
15
y nos echará un responso.

—Vámonos, sí; cerremos la puerta del comedor.

Abandonaron en tropel el terrado.

—Debieron ustedes prever que Jacinto las vería desde
su templo del saber—dijo Tafetán.
20

Don Nominavito es amigo nuestro—repuso una de
ellas.—Desde su templo de la ciencia nos dice a la calladita
mil ternezas, y también nos echa besos volados.

—¿Jacinto?—preguntó el ingeniero,—¿qué endiablado
nombre le han puesto ustedes?
25

Don Nominavito....

Las tres rompieron a reír.

—Lo llamamos así porque es muy sabio.

—No: porque cuando nosotras éramos chicas, él era
chico también; pues... sí. Salíamos al terrado a jugar,
30
y le sentíamos estudiando en voz alta sus lecciones.

—Sí, y todo el santo día estaba cantando.

—Declinando, mujer. Eso es: se ponía de este modo:
Nominavito rosa, Genivito, Davito, Acusavito.

—Supongo que yo también tendré mi nombre postizo—dijo
Pepe Rey.

—Que se lo diga a usted María Juana—replicó Florentina
ocultándose.

—¿Yo?... díselo tú, Pepa.5

—Usted no tiene nombre todavía, D. José.

—Pero lo tendré. Prometo que vendré a saberlo, a
recibir la confirmación—dijo el joven con intención de
retirarse.

—¿Pero se va usted?10

—Sí. Ya han perdido ustedes bastante tiempo. Niñas,
a trabajar. Esto de arrojar piedras a los vecinos y a los
transeuntes, no es la ocupación más a propósito para unas
jóvenes tan lindas y de tanto mérito... Con que abur....

Y sin esperar más razones ni hacer caso de los cumplidos15
de las muchachas, salió a toda prisa de la casa, dejando en
ella a don Juan Tafetán.

La escena que había presenciado; la vejación sufrida por
el canónigo; la inopinada aparición del doctorcillo, aumentaron
20
las confusiones, recelos y presentimientos desagradables
que turbaban el alma del pobre ingeniero. Deploró
con toda su alma haber entrado en casa de las Troyas, y
resuelto a emplear mejor el tiempo, mientras su hipocondría
le durase, recorrió las calles de la población.

Visitó el mercado, la calle de la Tripería, donde estaban25
las principales tiendas; observó los diversos aspectos que
ofrecían la industria y comercio de la gran Orbajosa, y
como no hallara sino nuevos motivos de aburrimiento,
encaminóse al paseo de las Descalzas; pero no vió en él
más que algunos perros vagabundos, porque con motivo del
30
viento molestísimo que reinaba, caballeros y señoras se
habían quedado en sus casas. Fué a la botica, donde
hacían tertulia diversas especies de progresistas rumiantes,
que estaban perpetuamente masticando un tema sin fin;
pero allí se aburrió más. Pasaba al fin junto a la catedral,
cuando sintió el órgano y los hermosos cantos del coro.
Entró, arrodillóse delante del altar mayor, recordando las
advertencias que acerca de la compostura dentro de la
iglesia le hiciera su tía; visitó luego una capilla, y se disponía
5
a entrar en otra, cuando un acólito, celador o perrero
se le acercó, y con modales muy descorteses y descompuesto
lenguaje, le habló así:

—Su Ilustrísima dice que se plante usted en la calle.

El ingeniero sintió que la sangre se agolpaba en su cerebro.10
Sin decir una palabra obedeció. Arrojado de todas
partes por fuerza superior o por su propio hastío, no tenía
más recurso que ir a casa de su tía, donde le esperaban:

1.° El tío Licurgo, para anunciarle un segundo pleito.
2.° El Sr. D. Cayetano, para leerle un nuevo trozo de su
15
discurso sobre los linajes de Orbajosa. 3.° Caballuco,
para un asunto que no había manifestado. 4.° Doña
Perfecta y su sonrisa bondadosa, para lo que se verá en el
capítulo siguiente.

Doña Perfecta

XIV

embellishment

La Discordia Sigue Creciendo

Una nueva tentativa de ver a su prima Rosario fracasó20
al caer de la tarde. Pepe Rey se encerró en su cuarto para
escribir varias cartas, y no podía apartar de su mente una
idea fija.

—Esta noche o mañana—decía,—se acabará esto de
una manera o de otra.
25

Cuando le llamaron para la cena, doña Perfecta se dirigió
a él en el comedor, diciéndole de buenas a primeras:

—Querido Pepe, no te apures, yo aplacaré al Sr. D.
Inocencio... Ya estoy enterada. María Remedios, que
acaba de salir de aquí, me lo ha contado todo.
30

El semblante de la señora irradiaba satisfacción, semejante
a la de un artista orgulloso de su obra.

—¿Qué?

—Yo te disculparé, hombre. Tomarías algunas copas
en el Casino, ¿no es esto? He aquí el resultado de las
5
malas compañías. ¡D. Juan Tafetán, las Troyas!...
Esto es horrible, espantoso. ¿Has meditado bien?...

—Todo lo he meditado, señora—repuso Pepe, decidido
a no entrar en discusiones con su tía.

—Me guardaré muy bien de escribirle a tu padre lo que10
has hecho.

—Puede usted escribirle lo que guste.

—Vamos: te defenderás desmintiéndome.

—Yo no desmiento.

—Luégo confiesas que estuviste en casa de esas....15

—Estuve.

—Y que les diste media onza, porque, según me ha dicho
María Remedios, esta tarde bajó Florentina a la tienda del
extremeño a que le cambiaran media onza. Ellas no podían
haberla ganado con su costura. Tú estuviste hoy en casa
20
de ellas; luégo....

—Luégo yo se la di. Perfectamente.

—¿No lo niegas?

—¡Qué he de negarlo! Creo que puedo hacer de mi
dinero lo que mejor me convenga.
25

—Pero de seguro sostendrás que no apedreaste al señor
Penitenciario.

—Yo no apedreo.

—Quiero decir que ellas en presencia tuya....

—Eso es otra cosa.30

—E insultaron a la pobre María Remedios.

—Tampoco lo niego.

—¿Y cómo justificarás tu conducta? Pepe... por Dios.—No
dices nada; no te arrepientes, no protestas... no....

—Nada, absolutamente nada, señora.

—Ni siquiera procuras desagraviarme.

—Yo no he agraviado a usted....

—- Vamos, ya no te falta más que... Hombre, coge
ese palo y pégame.
5

—Yo no pego.

—¡Qué falta de respeto! ¡qué!... ¿No cenas?

—Cenaré.

Hubo una pausa de más de un cuarto de hora. D. Cayetano,
doña Perfecta y Pepe Rey comían en silencio. Éste
10
se interrumpió cuando D. Inocencio entró en el comedor.

—¡Cuánto lo he sentido, Sr. D. José de mi alma!...
Créame usted que lo he sentido de veras—dijo estrechando
la mano al joven y mirándole con expresión de lástima.

El ingeniero no supo qué contestar; tanta era su15
confusión.

—Me refiero al suceso de esta tarde.

—¡Ah!... ya.

—A la expulsión de usted del sagrado recinto de la
iglesia catedral.
20

—El señor obispo—dijo Pepe Rey,—debía pensarlo
mucho antes de arrojar a un cristiano de la iglesia.

—Y es verdad, yo no sé quién le ha metido en la cabeza
a Su Ilustrísima que usted es hombre de malísimas costumbres;
yo no sé quién le ha dicho que usted hace alarde de
25
ateísmo en todas partes; que se burla de las cosas y personas
sagradas, y aun que proyecta derribar la catedral
para edificar con sus piedras una gran fábrica de alquitrán.
Yo he procurado disuadirle; pero Su Ilustrísima es un poco
terco.
30

—Gracias por tanta bondad.

—Y eso que el señor Penitenciario no tiene motivos para
guardarte tales consideraciones. Por poco más le dejan en
el sitio esta tarde.

—¡Bah!... ¿pues qué?—dijo el sacerdote riendo.—¿Ya
se tiene aquí noticia de la travesurilla?... Apuesto
a que María Remedios vino con el cuento. Pues se lo
prohibí, se lo prohibí de un modo terminante. La cosa en
sí no vale la pena, ¿no es verdad, Sr. de Rey?
5

—Puesto que usted lo juzga así....

—Ése es mi parecer. Cosas de muchachos... La
juventud, digan lo que quieran los modernos, se inclina
al vicio y a las acciones viciosas. El Sr. D. José, que es
una persona de grandes prendas, no podía ser perfecto...
¿qué tiene de particular que esas graciosas niñas le sedujeran,
10
y después de sacarle el dinero le hicieran cómplice
de sus desvergonzados y criminales insultos a la vecindad?
Querido amigo mío, por la dolorosa parte que me cupo en
los juegos de esta tarde—añadió, llevándose la mano a la
15
región lastimada,—no me doy por ofendido, ni siquiera
mortificaré a usted con recuerdos de tan desagradable incidente.
He sentido verdadera pena al saber que María
Remedios había venido a contarlo todo... Es tan chismosa
mi sobrina... Apostamos a que también contó lo
20
de la media onza, y los retozos de usted con las niñas en el
tejado, y las carreras y pellizcos, y el bailoteo de D. Juan
Tafetán... ¡Bah! estas cosas debieran quedarse en
secreto.

Pepe Rey no sabía lo que le mortificaba más, si la severidad25
de su tía o las hipócritas condescendencias del
canónigo.

—¿Por qué no se han de decir?—indicó la señora.—Él
mismo no parece avergonzado de su conducta. Sépanlo
todos. Únicamente se guardará secreto de esto a mi querida
30
hija, porque en su estado nervioso son temibles los
accesos de cólera.

—Vamos, que no es para tanto, señora—añadió el Penitenciario.—Mi
opinión es que no se vuelva a hablar del
asunto, y cuando esto lo dice el que recibió la pedrada, los
demás pueden darse por satisfechos... Y no fué broma
lo del trastazo, Sr. D. José, pues creí que me abrían un
boquete en el casco y que se me salían por él los sesos....

—¡Cuánto siento este incidente!...—balbució Pepe5
Rey.—Me causa verdadera pena, a pesar de no haber
tomado parte....

—La visita de usted a esas señoras Troyas llamará la
atención en el pueblo—dijo el canónigo.—Aquí no estamos
en Madrid, señores, aquí no estamos en ese centro de
10
corrupción, de escándalo....

—Allá puedes visitar los lugares más inmundos—manifestó
doña Perfecta,—sin que nadie lo sepa.

—Aquí nos miramos mucho—prosiguió D. Inocencio.—Reparamos
todo lo que hacen los vecinos, y con tal sistema
15
de vigilancia, la moral pública se sostiene a conveniente
altura... Créame usted, amigo mío, créame usted, y no
digo esto por mortificarle; usted ha sido el primer caballero
de su posición que a la luz del día... el primero, sí señor
... Trojae qui primus ab oris.
20

Después se echó a reír, dando algunas palmadas en la
espalda al ingeniero en señal de amistad y benevolencia.

—¡Cuán grato es para mí—dijo el joven, encubriendo
su cólera con las palabras que creyó más propias para contestar
a la solapada ironía de sus interlocutores,—ver tanta
25
generosidad y tolerancia, cuando yo merecía por mi
criminal proceder!....

—¿Pues qué? A un individuo que es de nuestra propia
sangre y que lleva nuestro mismo nombre—dijo doña Perfecta,—¿se
le puede tratar como a un cualquiera? Eres
30
mi sobrino, eres hijo del mejor y más santo de los hombres,
mi querido hermano Juan, y esto basta. Ayer tarde estuvo
aquí el secretario del señor obispo, a manifestarme que Su
Ilustrísima está muy disgustado porque te tengo en mi casa.

—¿También eso?—murmuró el canónigo.

—También eso. Yo dije que, salvo el respeto que el
señor obispo me merece y lo mucho que le quiero y reverencio,
mi sobrino es mi sobrino, y no puedo echarle de mi
casa.
5

—Es una nueva singularidad que encuentro en este país—dijo
Pepe Rey, pálido de ira.—Por lo visto, aquí el
obispo gobierna las casas ajenas.

—Él es un bendito. Me quiere tanto, que se le figura
... se le figura que nos vas a comunicar tu ateísmo, tu
10
despreocupación, tus raras ideas... Yo le he dicho repetidas
veces que tienes un fondo excelente.

—Al talento superior debe siempre concedérsele algo—manifestó
D. Inocencio.

—Y esta mañana, cuando estuve en casa de las de Cirujeda,15
¡ay! tú no puedes figurarte cómo me pusieron la
cabeza... Que si habías venido a derribar la catedral;
que si eras comisionado de los protestantes ingleses para ir
predicando la herejía por España; que pasabas la noche
entera jugando en el Casino; que salías borracho...
20
"Pero señoras—les dije,—¿quieren ustedes que yo envíe
a mi sobrino a la posada?" Además, en lo de las embriagueces
no tienen razón, y en cuanto al juego, no sé que
jugaras hasta hoy.

Pepe Rey se hallaba en esa situación de ánimo en que el25
hombre más prudente siente dentro de sí violentos ardores
y una fuerza ciega y brutal que tiende a estrangular, abofetear,
romper cráneos y machacar huesos. Pero doña
Perfecta era señora y además su tía, D. Inocencio era
anciano y sacerdote. Además de esto las violencias de
30
obra son de mal gusto e impropias de personas cristianas
y bien educadas. Quedaba el recurso de dar libertad a su
comprimido encono por medio de la palabra manifestada
decorosamente y sin faltarse a sí mismo; pero aun le pareció
prematuro este postrer recurso, que no debía emplear,
según su juicio, hasta el instante de salir definitivamente de
aquella casa y de Orbajosa. Resistiendo, pues, el furibundo
ataque, aguardó.

Jacinto llegó cuando la cena concluía.5

—Buenas noches, Sr. D. José...—dijo, estrechando
la mano del joven.—Usted y sus amigas no me han dejado
trabajar esta tarde. No he podido escribir una línea.¡Y
tenía que hacer!...

—¡Cuánto lo siento, Jacinto! Pues, según me dijeron,10
usted las acompaña algunas veces en sus juegos y retozos.

—¡Yo!—exclamó el rapaz, poniéndose como la grana.—¡Bah!
bien sabe usted que Tafetán no dice nunca palabra
de verdad... ¿Pero es cierto, Sr. de Rey, que se
marcha usted?
15

—¿Lo dicen por ahí?...

—Sí; lo he oído en el Casino, en casa de D. Lorenzo
Ruiz.

Rey contempló durante un rato las frescas facciones de
D. Nominavito. Después dijo:
20

—Pues no es cierto. Mi tía está muy contenta de mí;
desprecia las calumnias con que me están obsequiando los
orbajosenses... y no me arrojará de su casa, aunque en
ello se empeñe el señor obispo.

—Lo que es arrojarte... jamás. ¡Qué diría tu25
padre!...

—A pesar de sus bondades, queridísima tía, a pesar de
la amistad cordial del señor canónigo, quizás decida yo
marcharme....

—¡Marcharte!30

—¡Marcharse usted!

En los ojos de doña Perfecta brilló una luz singular. El
canónigo, a pesar de ser hombre muy experto en el disimulo,
no pudo ocultar su júbilo.

—Sí; y tal vez esta misma noche....

—¡Pero hombre, qué arrebatado eres!... ¿Por qué
no esperas siquiera a mañana temprano?... A ver...
Juan, que vayan a llamar al tío Licurgo para que prepare
la jaca.... Supongo que llevarás algún fiambre....
5
¡Nicolasa!... ese pedazo de ternera que está en el
aparador.... Librada, la ropa del señorito....

—No, no puedo creer que usted tome determinación tan
brusca—dijo D. Cayetano, creyéndose obligado a tomar
alguna parte en aquella cuestión.
10

—¿Pero volverá usted... no es eso?—preguntó el
canónigo.

—¿A qué hora pasa el tren de la mañana?—preguntó
doña Perfecta, por cuyos ojos claramente asomaba la febril
impaciencia de su altura.
15

—Sí, me marcho esta misma noche.

—Pero hombre, si no hay luna.

En el alma de doña Perfecta, en el alma del Penitenciario,
en la juvenil alma del doctorcillo retumbaron como una
armonía celeste estas palabras: "esta misma noche."
20

—Por supuesto, querido Pepe, tú volverás.... Yo he
escrito hoy a tu padre, a tu excelente padre....—exclamó
doña Perfecta, con todos los síntomas fisiognómicos que
aparecen cuando se va a derramar una lágrima.

—Molestaré a usted con algunos encargos—manifestó25
el sabio.

—Buena ocasión para pedir el cuaderno que me falta de
la obra del abate Gaume—indicó el abogadejo.

—Vamos, Pepe, que tienes unos arrebatos y unas salidas—murmuró
la señora sonriendo, con la vista fija en la
30
puerta del comedor.—Pero se me olvidaba decirte que
Caballuco está esperando para hablarte.



Doña Perfecta

XV

embellishment

Sigue Creciendo, Hasta Que se Declara la Guerra

Todos miraron hacia la puerta, donde apareció la imponente
figura del Centauro, serio, cejijunto, confuso al querer
saludar con amabilidad, hermosamente salvaje, pero
desfigurado por la violencia que hacía para sonreír urbanamente
y pisar quedo y tener en correcta postura los hercúleos
5
brazos.

—Adelante, Sr. Ramos—dijo Pepe Rey.

—Pero no—objetó doña Perfecta.—Si es una tontería
lo que tiene que decirte.

—Que lo diga.10

—Yo no debo consentir que en mi casa se ventilen estas
cuestiones ridículas....

—¿Qué quiere de mí el Sr. Ramos?

Caballuco pronunció algunas palabras.

—Basta, basta... exclamó doña Perfecta, riendo.—No15
molestes más a mi sobrino. Pepe, no hagas caso de ese
majadero.... ¿Quieren ustedes que les diga en qué
consiste el enojo del gran Caballuco?

—¿Enojo? Ya me lo figuro—indicó el Penitenciario,
recostándose en el sillón y riendo expansivamente y con
20
estrépito.

—Yo quería decirle al Sr. D. José....—gruñó el formidable
ginete.

—Hombre, calla por Dios, no nos aporrees los oídos.

—Sr. Caballuco—dijo el canónigo,—no es mucho que25
los señores de la Corte desbanquen a los rudos caballistas
de estas salvajes tierras....

—En dos palabras, Pepe, la cuestión es esta. Caballuco
es no sé qué....

La risa le impidió continuar.30

—No sé qué—añadió D. Inocencio,—de una de las
niñas de Troya, de Mariquita Juana, si no estoy equivocado.

—¡Y está celoso! Después de su caballo, lo primero
de la Creación es Mariquilla Troya.

—¡Bonito apunte!—exclamó la señora.—¡Pobre5
Cristóbal! ¿Has creído que una persona como mi sobrino?...
Vamos a ver, ¿qué ibas a decirle? Habla.

—Ya hablaremos el Sr. D. José y yo—repuso
bruscamente el bravo de la localidad.

Y sin decir más se retiró.10

Poco después Pepe Rey salió del comedor para ir a su
cuarto. En la galería hallóse frente a frente con su troyano
antagonista, y no pudo reprimir la risa al ver la torva seriedad
del ofendido cortejo.

—Una palabra—dijo éste plantándose descaradamente15
ante el ingeniero.—¿Usted sabe quién soy yo?

Diciendo esto puso la pesada mano en el hombro del
joven con tan insolente franqueza, que éste no pudo menos
de rechazarle enérgicamente.

—No es preciso aplastar para eso.20

El valentón, ligeramente desconcertado, se repuso al
instante, y mirando a Rey con audacia provocativa, repitió
su estribillo.

—¿Sabe usted quién soy yo?

—Sí: ya sé que es usted un animal.25

Apartóle bruscamente hacia un lado y entró en su cuarto.
Según el estado del cerebro de nuestro desgraciado amigo
en aquel instante, sus acciones debían sintetizarse en el
siguiente brevísimo y definitivo plan: romperle la cabeza a
Caballuco sin pérdida de tiempo; despedirse en seguida de
30
su tía con razones severas, aunque corteses, que le llegaran
al alma; dar un frío adiós al canónigo y un abrazo al inofensivo
D. Cayetano; administrar, por fin de fiesta, una
paliza al tío Licurgo; partir de Orbajosa aquella misma
noche y sacudirse el polvo de los zapatos a la salida de la
ciudad.

Pero los pensamientos del perseguido joven no podían
apartarse, en medio de tantas amarguras, de otro
desgraciado ser a quien suponía en situación más aflictiva y
5
angustiosa que la suya propia. Tras el ingeniero entró en la
estancia una criada.

—¿Le diste mi recado?—preguntó él.

—Sí, señor, y me dió esto.

Rey tomó de las manos de la muchacha un pedacito de10
periódico, en cuyo margen leyó estas palabras: "Dicen que
te vas. Yo me muero."

Cuando volvió al comedor, el tío Licurgo se asomaba a
la puerta preguntando:

—¿A qué hora hace falta la jaca?15

—A ninguna—contestó vivamente Rey.

—¿Luégo no te vas esta noche?—dijo doña Perfecta.—Mejor
es que lo dejes para mañana.

—Tampoco.

—¿Pues cuándo?20

—Ya veremos—dijo fríamente el joven mirando a su
tía con imperturbable calma.—Por ahora no pienso
marcharme.

Sus ojos lanzaban enérgico reto.

Doña Perfecta se puso primero encendida, pálida después.25
Miró al canónigo que se había quitado las gafas de oro para
limpiarlas, y luego clavó sucesivamente la vista en los
demás que ocupaban la estancia, incluso Caballuco que,
entrando poco antes, se sentara en el borde de una silla.
Doña Perfecta les miró como mira un general a sus queridos
30
cuerpos de ejército. Después examinó el semblante
meditabundo y sereno de su sobrino, de aquel estratégico
enemigo que se presentaba de improviso cuando se le creía en
vergonzosa fuga.

¡Ay! ¡Sangre, ruina y desolación!... Una gran
batalla se preparaba.

Doña Perfecta

XVI

embellishment

Noche

Orbajosa dormía. Los mustios farolillos del público
alumbrado despedían en encrucijadas y callejones su postrer
fulgor como cansados ojos que no pueden vencer el sueño.
5
A su débil luz se escurrían envueltos en sus capas los vagabundos,
los rondadores, los jugadores. Sólo el graznar del
borracho o el canto del enamorado turbaban la callada paz
de la ciudad histórica. De pronto el Ave María Purísima
de vinoso sereno sonaba como un quejido enfermizo del
10
durmiente poblachón.

En la casa de doña Perfecta también había silencio.
Turbábalo tan sólo un diálogo que en la biblioteca del Sr.
D. Cayetano sostenían éste y Pepe Rey. Sentábase el
erudito reposadamente en el sillón de su mesa de estudio,
15
la cual aparecía cubierta por diversas suertes de papeles,
conteniendo notas, apuntes y referencias, sin que el más
pequeño desorden las confundiese, a pesar de su mucha
diversidad y abundancia. Rey fijaba los ojos en el copioso
montón de papeles; pero sus pensamientos volaban sin
20
duda en regiones muy distantes de aquella sabiduría.

—Perfecta—dijo el anticuario,—aunque es una mujer
excelente, tiene el defecto de escandalizarse por cualquier
acción frívola e insignificante. Amigo, en estos pueblos de
provincia el menor desliz se paga caro. Nada encuentro
25
de particular en que usted fuese a casa de las Troyas. Se
me figura que D. Inocencio, bajo su capita de hombre de
bien, es algo cizañoso. ¿A él qué le importa?...

—Hemos llegado a un punto, Sr. D. Cayetano, en que
es preciso tomar una determinación enérgica. Yo necesito
30
ver y hablar a Rosario.

—Pues véala usted.

—Es que no me dejan—respondió el ingeniero dando
un puñetazo en la mesa.—Rosario está secuestrada....

—¡Secuestrada!—exclamó el sabio con incredulidad.—La
verdad es que no me gusta su cara, ni su aspecto, ni
5
menos el estupor que se pinta en sus bellos ojos. Está
triste, habla poco, llora.... Amigo D. José, me temo
mucho que esa niña se vea atacada de la terrible enfermedad
que ha hecho tantas víctimas en los individuos de mi
familia.
10

—¡Una terrible enfermedad! ¿Cuál?

—La locura... mejor dicho, manías. En mi familia
no ha habido uno solo que se librara de ellas. Yo, yo soy
el único que he logrado escapar.

—¡Usted!... Dejando a un lado las manías—dijo Rey15
con impaciencia,—yo quiero ver a Rosario.

—Nada más natural. Pero el aislamiento en que su
madre la tiene es un sistema higiénico, querido Pepe, el
único sistema que se ha empleado con éxito en todos los
individuos de mi familia. Considere usted que la persona
20
cuya presencia y voz debe de hacer más impresión en el
delicado sistema nervioso de Rosarillo, es el elegido de su
corazón.

—A pesar de todo—insistió Pepe,—yo quiero verla.

—Quizás Perfecta no se oponga a ello—dijo el sabio25
fijando la atención en sus notas y papeles.—No quiero
meterme en camisa de once varas.

El ingeniero, viendo que no podía sacar partido del buen
Polentinos, se retiró para marcharse.

—Usted va a trabajar, y no quiero estorbarle.30

—No; aún tengo tiempo. Vea usted el cúmulo de
preciosos datos que he reunido hoy. Atienda usted.... "En
1537 un vecino de Orbajosa, llamado Bartolomé del Hoyo,
fué a Civita-Vecchia en las galeras del Marqués de Castel
Rodrigo." Otra. "En el mismo año dos hermanos, hijos
también de Orbajosa y llamados Juan y Rodrigo González
del Arco, se embarcaron en los seis navíos que salieron de
Maestrique el 20 de Febrero y que a la altura de Calais
toparon con un navío inglés y los flamencos que mandaba
5
Van-Owen...." En fin, fué aquello una importante hazaña
de nuestra marina. He descubierto que un orbajosense,
un tal Mateo Díaz Coronel, alférez de la Guardia, fué el
que escribió en 1709 y dió a la estampa en Valencia el
Métrico encomio, fúnebre canto, lírico elogio, descripción
10
numérica, gloriosas fatigas, angustiadas glorias de la Reina de los
Ángeles.
Poseo un preciosísimo ejemplar de esta obra, que
vale un Perú.... Otro orbajosense es autor de aquel
famoso Tractado de las diversas suertes de la Gineta, que
enseñé a usted ayer, y, en resumen, no doy un paso por el
15
laberinto de la historia inédita sin tropezar con algún
paisano ilustre. Yo pienso sacar todos esos nombres de la
injusta obscuridad y olvido en que yacen. ¡Qué goce tan
puro, querido Pepe, es devolver todo su lustre a las glorias,
ora épicas, ora literarias del país en que hemos nacido!
20
Ni qué mejor empleo puede dar un hombre al escaso entendimiento
que del cielo recibiera, a la fortuna heredada y al
tiempo breve con que puede contar en el mundo la más
dilatada existencia.... Gracias a mí, se verá que Orbajosa
es ilustre cuna del genio español. Pero ¿qué digo? ¿No
25
se conoce bien su prosapia ilustre en la nobleza, en la
hidalguía de la actual generación urbsaugustana? Pocas
localidades conocemos en que crezcan con más lozanía las
plantas y arbustos de todas las virtudes, libres de la maléfica
hierba de los vicios. Aquí todo es paz, mutuo respeto,
30
humildad cristiana. La caridad se practica aquí como en
los tiempos evangélicos; aquí no se conoce la envidia;
aquí no se conocen las pasiones criminales, y si oye usted
hablar de ladrones y asesinos, tenga por seguro que no son
hijos de esta noble tierra, o que pertenecen al número de
los infelices pervertidos por las predicaciones demagógicas.
Aquí verá usted el carácter nacional en toda su pureza,
recto, hidalgo, incorruptible, puro, sencillo, patriarcal,
hospitalario, generoso.... Por eso gusto tanto vivir en esta
5
pacífica soledad, lejos del laberinto de las ciudades, donde
reinan ¡ay! la falsedad y el vicio. Por eso no han podido
sacarme de aquí los muchos amigos que tengo en Madrid;
por eso vivo en la dulce compañía de mis leales paisanos y
de mis libros, respirando sin cesar esta salutífera atmósfera
10
de honradez, que se va poco a poco reduciendo en nuestra
España, y sólo existe en las humildes y cristianas ciudades
que con las emanaciones de sus virtudes saben conservarla.
Y no crea usted, este sosegado aislamiento ha contribuído
mucho, queridísimo Pepe, a librarme de la terrible
15
enfermedad connaturalizada en mi familia. En mi juventud yo,
lo mismo que mis hermanos y padre, padecía lamentable
propensión a las más absurdas manías; pero aquí me tiene
usted tan pasmosamente curado, que no conozco tal enfermedad
sino cuando la veo en los demás. Por eso mi
20
sobrinilla me tiene tan inquieto.

—Celebro que los aires de Orbajosa le hayan preservado
a usted—dijo Rey, no pudiendo reprimir un sentimiento
de burlas que por ley extraña nació en medio de su tristeza.—A
mí me han probado tan mal, que creo he de ser
25
maniático dentro de poco tiempo si sigo aquí. Con que buenas
noches, y que trabaje usted mucho.

—Buenas noches.

Dirigióse a su habitación; mas no sintiendo sueño ni
necesidad de reposo físico, sino por el contrario, fuerte
30
excitación que le impulsaba a agitarse y divagar, cavilando
y moviéndose, se paseó de un ángulo a otro de la pieza.
Después abrió la ventana que daba a la huerta, y poniendo
los codos en el antepecho de ella, contempló la inmensa
negrura de la noche. No se veía nada. Pero el hombre
ensimismado lo ve todo, y Rey, fijos los ojos en la
obscuridad, miraba cómo se iba desarrollando sobre ella el
abigarrado paisaje de sus desgracias. La sombra no le permitía
ver las flores de la tierra, ni las del cielo, que son las
5
estrellas. La misma falta casi absoluta de claridad
producía el efecto de un ilusorio movimiento en las masas de
árboles, que se extendían al parecer, iban perezosamente y
regresaban enroscándose, como el oleaje de un mar de
sombras. Formidable flujo y reflujo, una lucha entre
10
fuerzas no bien manifiestas, agitaban la silenciosa esfera.
El matemático, contemplando aquella extraña proyección
de su alma sobre la noche, decía:

—La batalla será terrible. Veremos quién sale
triunfante.
15

Los insectos de la noche hablaron a su oído, diciéndole
misteriosas palabras. Aquí un chirrido áspero; allí un
chasquido semejante al que hacemos con la lengua; allá
lastimeros murmullos; más lejos un son vibrante parecido
al de la esquila suspendida al cuello de la res vagabunda.
20
De súbito sintió Rey una consonante extraña, una rápida
nota propia tan sólo de la lengua y de los labios humanos.
Esta exhalación cruzó por el cerebro del joven como un
relámpago. Sintió culebrear dentro de sí aquella S fugaz,
que se repitió una y otra vez, aumentando de intensidad.
2525
Miró a todos lados, miró hacia la parte alta de la casa, y en
una ventana creyó distinguir un objeto semejante a un ave
blanca que movía las alas. Por la mente excitada de Pepe
Rey cruzó en un instante la idea del fénix, de la paloma, de
la garza real... y sin embargo, aquella ave no era más
30
que un pañuelo.

El ingeniero saltó por la ventana a la huerta. Observando
bien, vió la mano y el rostro de su prima. Le pareció
distinguir el tan usual movimiento de imponer silencio
llevando el dedo a los labios. Después la simpática sombra
alargó el brazo hacia abajo y desapareció. Pepe Rey entró
de nuevo en su cuarto rápidamente y procurando no hacer
ruido, pasó a la galería, avanzando después lentamente por
ella. Sentía el palpitar de su corazón, como si recibiera
5
hachazos dentro del pecho. Esperó un rato... al fin
oyó distintamente tenues golpes en los peldaños de la
escalera. Uno, dos, tres.... Producían aquel rumor unos
zapatitos.

Dirigióse hacia allá en medio de una obscuridad casi10
profunda, y alargó los brazos para prestar apoyo a quien
bajaba. En su alma reinaba una ternura exaltada y profunda;
pero ¿a qué negarlo? tras aquel dulce sentimiento
surgió de repente, como infernal inspiración, otro que era
un terrible deseo de venganza. Los pasos se acercaban
15
descendiendo. Pepe Rey avanzó, y unas manos que
tanteaban en el vacío chocaron con las suyas. Las cuatro
¡ay! se unieron en estrecho apretón.

Doña Perfecta

XVII

embellishment

Luz a Obscuras

La galería era larga y ancha. A un extremo estaba la
puerta del cuarto donde moraba el ingeniero; en el centro
20
la del comedor, y al otro extremo la escalera y una puerta
grande y cerrada, con un peldaño en el umbral. Aquella
puerta era la de una capilla, donde los Polentinos tenían los
santos de su devoción doméstica. Alguna vez se celebraba
en ella el santo sacrificio de la misa.
25

Rosario dirigió a su primo hacia la puerta de la capilla,
y se dejó caer en el escalón.

—¿Aquí?...—murmuró Pepe Rey.

Por los movimientos de la mano derecha de Rosario,
comprendió que ésta se santiguaba.
30

—Prima querida, Rosario... ¡gracias por haberte
dejado ver!—exclamó estrechándola con ardor entre sus
brazos.

Sintió los dedos fríos de la joven sobre sus labios,
imponiéndole silencio. Los besó con frenesí.
5

—Estás helada... Rosario... ¿por qué tiemblas así?

Daba diente con diente, y su cuerpo todo se estremecía
con febril convulsión. Rey sintió en su cara el abrasador
fuego del rostro de su prima, y alarmado exclamó:

—Tu frente es un volcán. Tienes fiebre.10

—Mucha.

—¿Estás enferma realmente?

—Sí....

—Y has salido....

—Por verte.15

El ingeniero la estrechó entre sus brazos para darle
abrigo; pero no bastaba.

—Aguarda—dijo vivamente levantándose.—Voy a mi
cuarto a traer mi manta de viaje.

—Apaga la luz, Pepe.20

Rey había dejado encendida la luz dentro de su cuarto,
y por la puerta de éste salía una tenue claridad, iluminando
la galería. Volvió al instante. La obscuridad era ya
profunda. Tentando las paredes pudo llegar hasta donde
estaba su prima. Reuniéronse y la arropó cuidadosamente
25
de los pies a la cabeza.

—¿Qué bien estás ahora, niña mía?

—Sí, ¡qué bien!... Contigo.

—Conmigo... y para siempre—exclamó con
exaltación el joven.
30

Pero observó que se desasía de sus brazos y se levantaba.

—¿Qué haces?

Sintió el ruido de un hierrecillo. Rosario entraba una
llave en la invisible cerradura, y abría cuidadosamente la
puerta en cuyo umbral se habían sentado. Leve olor de
humedad, inherente a toda pieza cerrada por mucho tiempo,
salía de aquel recinto obscuro como una tumba. Pepe Rey
se sintió llevado de la mano, y la voz de su prima dijo muy
débilmente:
5

—Entra.

Dieron algunos pasos. Creíase él conducido a ignotos
lugares Elíseos por el ángel de la noche. Ella tanteaba.
Por fin volvió a sonar su dulce voz, murmurando:

—Siéntate.10

Estaban junto a un banco de madera. Los dos se sentaron.
Pepe Rey la abrazó de nuevo. En el mismo
instante su cabeza chocó con un cuerpo muy duro.

—¿Qué es esto?

—Los pies.15

—Rosario... ¿qué dices?

—Los pies del divino Jesús, de la imagen de Cristo
Crucificado, que adoramos en mi casa.

Pepe Rey sintió como una fría lanzada que le traspasó el
corazón.
20

—Bésalos—dijo imperiosamente la joven.

El matemático besó los helados pies de la santa imagen.

—Pepe—exclamó después la señorita, estrechando
ardientemente la mano de su primo.—¿Tú crees en Dios?

—¡Rosario!... ¿qué dices ahí? ¡Qué locuras25
piensas!—repuso con perplejidad el primo.

—Contéstame.

Pepe Rey sintió humedad en sus manos.

—¿Porqué lloras?—dijo lleno de turbación.—Rosario,
me estás matando con tus dudas absurdas. ¡Que si creo
30
en Dios! ¿Lo dudas tú?

—Yo no; pero todos dicen que eres ateo.

—Desmerecerías a mis ojos, te despojarías de tu aureola
de pureza y de prestigio, si dieras crédito a tal necedad.

—Oyéndote calificar de ateo, y sin poder convencerme
de lo contrario por ninguna razón, he protestado desde el
fondo de mi alma contra tal calumnia. Tú no puedes ser
ateo. Dentro de mí tengo yo vivo y fuerte el sentimiento
5
de tu religiosidad, como el de la mía propia.

—¡Qué bien has hablado! ¿Entonces, por qué me
preguntas si creo en Dios?

—Porque quería escucharlo de tu misma boca y
recrearme oyéndotelo decir. ¡Hace tanto tiempo que no oigo
el acento de tu voz!... ¿qué mayor gusto que oírlo de
10
nuevo, después de tan gran silencio, diciendo: "creo en
Dios"?

—Rosario, hasta los malvados creen en él. Si existen
ateos, que lo dudo, son los calumniadores, los intrigantes
de que está infestado el mundo.... Por mi parte, me
15
importan poco las intrigas y las calumnias, y si tú te
sobrepones a ellas y cierras tu corazón a los sentimientos de
discordia que una mano aleve quiere introducir en él, nada
se opondrá a nuestra felicidad.

—¿Pero qué nos pasa? Pepe, querido Pepe... ¿tú20
crees en el Diablo?

El ingeniero calló. La obscuridad de la capilla no
permitía a Rosario ver la sonrisa con que su primo acogiera
tan extraña pregunta.

—Será preciso creer en él—dijo al fin.25

—¿Qué nos pasa? Mamá me prohibe verte; pero
fuera de lo del ateísmo no habla mal de ti. Díceme que
espere; que tú decidirás; que te vas, que vuelves....
Hablame con franqueza.... ¿Has formado mala idea de
mi madre?
30

—De ninguna manera—replicó Rey, apremiado por su
delicadeza.

—¿No crees, como yo, que me quiere mucho; que
nos quiere a los dos, que sólo desea nuestro bien, y
que al fin hemos de alcanzar de ella el consentimiento
que deseamos?

—Si tú lo crees así, yo también.... Tu mamá nos
adora a entrambos.... Pero, querida Rosario, es preciso
confesar que el Demonio ha entrado en esta casa.
5

—No te burles—repuso ella con cariño....—¡Ay!
mamá es muy buena. Ni una sola vez me ha dicho que no
fueras digno de ser mi marido. No insiste más que en lo
del ateísmo. Dicen además que tengo manías, y que ahora
me ha entrado la de quererte con toda mi alma. En nuestra
10
familia es ley no contrariar de frente las manías congénitas
que tenemos, porque atacándolas se agravan más.

—Pues yo creo que a tu lado hay buenos médicos que se
han propuesto curarte, y que al fin, adorada niña mía, lo van
a conseguir.
15

—No, no, no mil veces—exclamó Rosario, apoyando su
frente en el pecho de su novio.—Quiero volverme loca
contigo. Por ti estoy padeciendo; por ti estoy enferma;
por ti desprecio la vida y me expongo a morir.... Ya lo
preveo, mañana estaré peor, me agravaré.... Moriré;
20
¡qué me importa!

—Tú no estás enferma—repuso él con energía; tú no
tienes sino una perturbación moral, que naturalmente trae
ligeras afecciones nerviosas; tú no tienes más que la pena
ocasionada por esta horrible violencia que están ejerciendo
25
sobre ti. Tu alma sencilla y generosa no lo comprende.
Cedes; perdonas a los que te hacen daño; te afliges, atribuyendo
tu desgracia a funestas influencias sobrenaturales;
padeces en silencio; entregas tu inocente cuello al verdugo;
te dejas matar, y el mismo cuchillo, hundido en tu garganta,
30
te parece la espina de una flor que se te clavó al pasar.
Rosario, desecha esas ideas: considera nuestra verdadera
situación, que es grave: mira la causa de ella donde
verdaderamente está, y no te acobardes, no cedas a la mortificación
que se te impone, enfermando tu alma y tu cuerpo.
El valor de que careces te devolverá la salud, porque tú no
estás realmente enferma, querida niña mía, tú estás...
¿quieres que lo diga? estás asustada, aterrada. Te pasa
lo que los antiguos no sabían definir y llamaban maleficio.
5
¡Rosario, ánimo, confía en mí! Levántate y sígueme.
No te digo más.

—¡Ay, Pepe... primo mío!... se me figura que
tienes razón—exclamó Rosarito anegada en llanto.—Tus
palabras resuenan en mi corazón como golpes violentos
10
que, estremeciéndome, me dan nueva vida. Aquí en esta
obscuridad, donde no podemos vernos las caras, una luz
inefable sale de ti y me inunda el alma. ¿Qué tienes tú,
que así me transformas? Cuando te conocí, de repente fuí
otra. En los días en que he dejado de verte me he visto
15
volver a mi antiguo estado insignificante, a mi cobardía
primera. Sin ti vivo en el Limbo, Pepe mío.... Haré lo
que me dices, me levanto y te sigo. Iremos juntos a donde
quieras. ¿Sabes que me siento bien? ¿Sabes que no
tengo ya fiebre, que recobro las fuerzas, que quiero correr
20
y gritar, que todo mi ser se renueva, y se aumenta y se
centuplica para adorarte? Pepe, tienes razón. Yo no estoy
enferma, yo no estoy sino acobardada; mejor dicho,
fascinada.

—Eso es, fascinada.25

—Fascinada. Terribles ojos me miran y me dejan muda
y trémula. Tengo miedo; ¿pero a qué?... Tú sólo
tienes el extraño poder de devolverme la vida. Oyéndote,
resucito. Yo creo que si me muriera y fueras a pasear
junto a mi sepultura, desde lo hondo de la tierra sentiría
30
tus pasos. ¡Oh, si pudiera verte ahora!... Pero estás
aquí, a mi lado, y no puedo dudar que eres tú.... ¡Tanto
tiempo sin verte!... Yo estaba loca. Cada día de soledad
me parecía un siglo.... Me decían que mañana, que
mañana, y vuelta con mañana. Yo me asomaba por las
noches a la ventana, y la claridad de la luz de tu cuarto me
servía de consuelo. A veces tu sombra en los cristales era
para mí una aparición divina. Yo extendía los brazos hacia
fuera, derramaba lágrimas y gritaba con el pensamiento, sin
5
atreverme a hacerlo con la voz. Cuando recibí tu recado
por conducto de la criada; cuando recibí tu carta
diciéndome que te marchabas, me puse muy triste, creí que se me
iba saliendo el alma del cuerpo y que me moría por grados.
Yo caía, caía como el pájaro herido cuando vuela, que va
10
cayendo y muriéndose, todo al mismo tiempo.... Esta
noche, cuando te vi despierto tan tarde, no pude resistir el
anhelo de hablarte, y bajé. Creo que todo el atrevimiento
que puedo tener en mi vida lo he consumido y empleado en
una sola acción, en ésta, y que ya no podré dejar de ser
15
cobarde.... Pero tú me darás aliento; tú me darás
fuerzas; tú me ayudarás, ¿no es verdad?... Pepe, primo
mío querido, dime que sí; dime que tengo fuerzas, y las
tendré; dime que no estoy enferma, y no lo estaré. Ya
no lo estoy. Me encuentro tan bien, que me río de mis
20
males ridículos.

Al decir esto, Rosarito se sintió frenéticamente enlazada
por los brazos de su primo. Oyóse un ¡ay! pero no salió
de los labios de ella, sino de los de él, porque habiendo
inclinado la cabeza, tropezó violentamente con los pies
25
del Cristo. En la obscuridad es donde se ven las
estrellas.

En el estado de su ánimo y en la natural alucinación que
producen los sitios obscuros, a Rey le parecía, no que su
cabeza había topado con el santo pie, sino que éste se
30
había movido, amonestándole de la manera más breve y
más elocuente. Entre serio y festivo alzó la cabeza, y
dijo así:

—Señor, no me pegues, que no haré nada malo.

En el mismo instante Rosario tomó la mano del joven,
oprimiéndola contra su corazón. Oyóse una voz pura,
grave, angelical, conmovida, que habló de este modo:

—Señor que adoro, Señor Dios del mundo y tutelar de mi
casa y de mi familia; Señor a quien Pepe también adora;
5
Santo Cristo bendito que moriste en la Cruz por nuestros
pecados; ante Ti, ante tu cuerpo herido, ante tu frente
coronada de espinas, digo que éste es mi esposo, y que después
de Ti, es el que más ama mi corazón; digo que le declaro mi
esposo, y que antes moriré que pertenecer a otro. Mi corazón
10
y mi alma son suyos. Haz que el mundo no se oponga
a nuestra felicidad, y concédeme el favor de esta unión, que
juro sea buena ante el mundo como lo es en mi conciencia.

—Rosario, eres mía,—exclamó Pepe con exaltación.—Ni
tu madre ni nadie lo impedirá.
15

La prima inclinó su hermoso busto inerte sobre el pecho
del primo. Temblaba en los amantes brazos varoniles,
como la paloma en las garras del águila.

Por la mente del ingeniero pasó como un rayo la idea de
que existía el Demonio; pero entonces el Demonio era él.
20
Rosario hizo ligero movimiento de miedo; tuvo como el
temblor de sorpresa que anuncia el peligro.

—Júrame que no desistirás—dijo turbadamente Rey,
atajando aquel movimiento.

—Te lo juro por las cenizas de mi padre, que están....25

—¿Dónde?

—Bajo nuestros pies.

El matemático sintió que se levantaba bajo sus pies la
losa... pero no, no se levantaba: es que él creyó notarlo
así, a pesar de ser matemático.
30

—Te lo juro—repitió Rosario,—por las cenizas de mi
padre y por Dios que nos está mirando.... Que nuestros
cuerpos, unidos como están, reposen bajo estas losas cuando
Dios quiera llevarnos de este mundo.

—Sí—repitió Pepe Rey, con emoción profunda,
sintiendo llena su alma de una turbación inexplicable.

Ambos permanecieron en silencio durante breve rato.
Rosario se había levantado.

-¿Ya?5

Volvió a sentarse.

—Tiemblas otra vez—dijo Pepe.—Rosario, tú estas
mala; tu frente abrasa.

—Parece que me muero—murmuró la joven con
desaliento.—No sé qué tengo.
10

Cayó sin sentido en brazos de su primo.
Agasajándola, notó que el rostro de la joven se cubría de helado
sudor.

—Está realmente enferma—dijo para sí.—Esta salida
es una verdadera calaverada.
15

Levantóla en sus brazos, tratando de reanimarla, pero ni
el temblor de ella ni el desmayo cesaban, por lo cual
resolvió sacarla de la capilla, a fin de que el aire fresco la
reanimase. Así fué en efecto. Recobrado el sentido, manifestó
Rosario mucha inquietud por hallarse a tal hora fuera de su
20
habitación. El reloj de la catedral dió las cuatro.

—¡Qué tarde!—exclamó la joven.—Suéltame, primo.
Me parece que puedo andar. Verdaderamente estoy muy
mala.

—Subiré contigo.25

—Eso de ninguna manera. Antes iré arrastrándome
hasta mi cuarto.... ¿No te parece que se oye un ruido?...

Ambos callaron. La ansiedad de su atención determinó
un silencio absoluto.

—¿No oyes nada, Pepe?30

—Absolutamente nada.

—Pon atención.... Ahora, ahora vuelve a sonar. Es
un rumor que no sé si suena lejos, muy lejos, o cerca, muy
cerca. Lo mismo podría ser la respiración de mi madre
que el chirrido de la veleta que está en la torre de la
catedral. ¡Ah! Tengo un oído muy fino.

—Demasiado fino.... Con que, querida prima, te
subiré en brazos.

—Bueno, súbeme hasta lo alto de la escalera. Después5
iré yo sola. En, cuanto descanse un poco, me quedaré
como si tal cosa.... ¿Pero no oyes?

Detuviéronse en el primer peldaño.

—Es un sonido metálico.

—¿La respiración de tu mamá?10

—No, no es eso. El rumor viene de muy lejos. ¿Será
el canto de un gallo?

—Podrá ser.

—Parece que suenan dos palabras, diciendo: allá voy,
allá voy.
15

—Ya, ya oigo—murmuró Pepe Rey.

—Es un grito.

—Es una corneta.

—¡Una corneta!

—Sí. Sube pronto. Orbajosa va a despertar.... Ya20
se oye con claridad. No es trompeta sino clarín. La tropa
se acerca.

—¡Tropa!

—No sé por qué me figuro que esta invasión militar ha
de ser provechosa para mí.... Estoy alegre. Rosario,
25
arriba pronto.

—También yo estoy alegre. Arriba.

En un instante la subió, y los dos amantes se despidieron,
hablándose al oído tan quedamente, que apenas se oían.

—Me asomaré por la ventana que da a la huerta, para30
decirte que he llegado a mi cuarto sin novedad. Adiós.

—Adiós, Rosario. Ten cuidado de no tropezar con los
muebles.

—Por aquí navego bien, primo. Ya nos veremos otra
vez. Asómate a la ventana de tu cuarto si quieres recibir
mi parte telegráfico.

Pepe Rey hizo lo que se le mandaba; pero aguardó largo
rato y Rosario no apareció en la ventana. El ingeniero
creía sentir agitadas voces en el piso alto.
5

Doña Perfecta

XVIII

embellishment

Tropa

Los habitantes de Orbajosa oían en la crepuscular
vaguedad de su último sueño aquel clarín sonoro, y abrían los
ojos diciendo:

—Tropa.

Unos hablando consigo mismos, mitad dormidos, mitad10
despiertos, murmuraban:

—Por fin nos han mandado esa canalla.

Otros se levantaban a toda prisa, gruñendo así:

—Vamos a ver a esos condenados.

Alguno apostrofaba de este modo:15

—Anticipo forzoso tenemos.... Ellos dicen quintas,
contribuciones; nosotros diremos palos y más palos.

En otra casa se oyeron estas palabras, pronunciadas con
alegría:

—¡Si vendrá mi hij!... ¡Si vendrá mi hermano!...20

Todo era saltar del lecho, vestirse a prisa, abrir las
ventanas para ver el alborotador regimiento que entraba con
las primeras luces del día. La ciudad era tristeza, silencio,
vejez; el ejército alegría, estrépito, juventud. Entrando el
uno en la otra, parecía que la momia recibía por arte
25
maravillosa el don de la vida, y bulliciosa saltaba fuera del
húmedo sarcófago para bailar en torno de él. ¡Qué
movimiento, qué algazara, qué risas, qué jovialidad! No existe
nada tan interesante como un ejército. Es la patria en su
aspecto juvenil y vigoroso. Lo que en el concepto individual
tiene o puede tener esa misma patria de inepta, de
levantisca, de supersticiosa unas veces, de blasfema otras,
desaparece bajo la presión férrea de la disciplina, que de
tantas figurillas insignificantes hace un conjunto prodigioso.
5
El soldado, o sea el corpúsculo, al desprenderse, después de
un rompan filas, de la masa en que ha tenido vida regular y
a veces sublime, suele conservar algunas de las cualidades
peculiares del ejército. Pero esto no es lo más común. A
la separación suele acompañar súbito encanallamiento, de
10
lo cual resulta que si un ejército es gloria y honor, una
reunión de soldados puede ser calamidad insoportable, y los
pueblos que lloran de júbilo y entusiasmo al ver entrar en
su recinto un batallón victorioso, gimen de espanto y tiemblan
de recelo cuando ven libres y sueltos a los señores
15
soldados.

Esto último sucedió en Orbajosa, porque en aquellos días
no había glorias que cantar ni motivo alguno para tejer
coronas ni trazar letreros triunfales, ni mentar siquiera
hazañas de nuestros bravos, por cuya razón todo fué miedo
20
y desconfianza en la episcopal ciudad, que si bien pobre,
no carecía de tesoros en gallinas, frutas, dinero y doncellez,
los cuales corrían gran riesgo desde que entraron los consabidos
alumnos de Marte. Además de esto, la patria de los
Polentinos, como ciudad muy apartada del movimiento y
25
bullicio que han traído el tráfico, los periódicos, los ferrocarriles
y otros agentes que no hay para qué analizar ahora,
no gustaba que la molestasen en su sosegada existencia.

Siempre que se le ofrecía coyuntura propicia, mostraba
asimismo viva repulsión a someterse a la autoridad central
30
que mal o bien nos gobierna; y recordando sus fueros de
antaño y mascullándolos de nuevo, como rumia el camello
la yerba que ha comido el día antes, solía hacer alarde de
cierta independencia levantisca, deplorables resabios de
behetría que a veces dieron no pocos quebraderos de cabeza
al gobernador de la provincia.

Otrosí debe tenerse en cuenta que Orbajosa tenía antecedentes,
o mejor dicho abolengo faccioso. Sin duda conservaba
en su seno algunas fibras enérgicas de aquellas que
5
en edad remota, según la entusiasta opinión de don Cayetano,
la impulsaron a inauditas acciones épicas; y aunque
en decadencia, sentía de vez en cuando violento afán de
hacer grandes cosas, aunque fueran barbaridades y desatinos.
Como dió al mundo tantos egregios hijos, quería
10
sin duda que sus actuales vástagos, los Caballucos, Merengues
y Pelosmalos renovasen las Gestas gloriosas de los de
antaño.

Siempre que hubo facciones en España, aquel pueblo dió
a entender que no existía en vano sobre la faz de la tierra,
15
si bien nunca sirvió de teatro a una verdadera guerra. Su
genio, su situación, su historia la reducían al papel secundario
de levantar partidas. Obsequió al país con esta fruta
nacional en 1827 cuando los Apostólicos, durante la guerra
de los siete años, en 1848, y en otras épocas de menos eco
20
en la historia patria. Las partidas y los partidarios fueron
siempre populares, circunstancia funesta que procedía de la
guerra de la Independencia, una de esas cosas buenas que
han sido origen de infinitas cosas detestables. Corruptio
optimi pessima
. Y con la popularidad de las partidas y de
25
los partidarios, coincidía, siempre creciente, la impopularidad
de todo lo que entraba en Orbajosa con visos de delegación
o instrumento del poder central. Los soldados fueron
siempre tan mal vistos allí, que siempre que los ancianos
narraban un crimen, robo, asesinato, violación, o cualquiera
30
otro espantable desafuero, añadían: esto sucedió cuando vino
la tropa
.

Y ya que se ha dicho esto tan importante, bueno será
añadir que los batallones enviados allá en los mismos días
de la historia que referimos, no iban a pasearse por las
calles, pues que llevaban un objeto que clara y detalladamente
se verá más adelante. Como dato de no escaso
interés, apuntaremos que lo que aquí se va contando ocurrió
en un año que no está muy cerca del presente, ni tampoco
5
muy lejos, así como también se puede decir que Orbajosa
(entre los romanos urbs augusta, si bien algunos eruditos
modernos examinando el ajosa, opinan que este rabillo lo
tiene por ser patria de los mejores ajos del mundo), no está
muy lejos ni tampoco muy cerca de Madrid, no debiendo
10
tampoco asegurarse que enclave sus gloriosos cimientos al
Norte ni al Sur, ni al Este ni al Oeste, sino que es posible
esté en todas partes, y por do quiera que los españoles
revuelvan sus ojos y sientan el picar de sus ajos.

Repartidas por el municipio las cédulas de alojamiento,15
cada cual se fué en busca de su hogar prestado. Les recibían
de muy mal talante, dándoles acomodo en los lugares
más atrozmente inhabitables de las casas. Las muchachas
del pueblo no eran en verdad las más descontentas; pero
se ejercía sobre ellas una gran vigilancia, y no era decente
20
mostrar alegría por la visita de tal canalla. Los pocos soldados
hijos de la comarca eran los únicos que estaban a
cuerpo de rey. Los demás eran considerados como extranjeros.

A las ocho de la mañana un teniente coronel de caballería25
entró con su cédula en casa de doña Perfecta Polentinos.
Recibiéronle los criados, por encargo de su señora,
que hallándose en deplorable situación de ánimo, no quiso
bajar al encuentro del soldadote, y señaláronle para vivienda
la única habitación al parecer disponible de la casa, el
30
cuarto que ocupaba Pepe Rey.

—Que se acomoden como puedan—dijo doña Perfecta
con expresión de hiel y vinagre.—Y si no caben que se
vayan a la calle.

¿Era su intención molestar de este modo al infame
sobrino, o realmente no había en el edificio otra pieza disponible?
No lo sabemos, ni las crónicas de donde esta
verídica historia ha salido dicen una palabra acerca de tan
importante cuestión. Lo que sabemos de un modo incontrovertible
5
es que lejos de mortificar a los dos huéspedes
que les embaularan juntos, causóles sumo gusto por ser
amigos antiguos. Grande y alegre sorpresa tuvieron uno y
otro cuando se encontraron, y no cesaban de hacerse preguntas
y lanzar exclamaciones, ponderando la extraña casualidad que
10
los unía en tal sitio y ocasión.

—Pinzón... ¡tú por aquí!... ¿Pero qué es esto?
No sospechaba que estuvieras tan cerca...

—Yo oí decir que andabas por estas tierras, Pepe Rey;
pero tampoco creí encontrarte en la horrible, en la salvaje
15
Orbajosa.

—¡Pero qué casualidad feliz!... porque esta casualidad
es felicísima, providencial... Pinzón, entre tú y yo
vamos a hacer algo grande en este poblacho.

—Y tendremos tiempo de meditarlo—repuso el otro20
sentándose en el lecho donde el ingeniero estaba acostado,—porque
según parece viviremos los dos en esta pieza.
¿Qué demonios de casa es ésta?

—Hombre, la de mi tía. Habla con más respeto. ¿No
conoces a mi tía?... Pero voy a levantarme.
25

—Me alegro, porque con eso me acostaré yo, que bastante
lo necesito... ¡Qué camino, amigo Pepe, qué
camino y qué pueblo!

—Dime, ¿venís a pegar fuego a Orbajosa?

—¡Fuego!30

—Dígolo porque yo tal vez os ayudaría.

—¡Qué pueblo! ¡pero qué pueblo!—exclamó el militar
tirando el chacó, poniendo a un lado espada y tahalí,
cartera de viaje y capote.—Es la segunda vez que nos
mandan aquí. Te juro que a la tercera pido la licencia
absoluta.

—No hables mal de esta buena gente. ¡Pero qué a
tiempo has venido! Parece que te manda Dios en mi
ayuda, Pinzón... Tengo un proyecto terrible, una aventura,
5
si quieres llamarla así, un plan, amigo mío... y me
hubiera sido muy difícil salir adelante sin ti. Hace un
momento me volvía loco cavilando y dije lleno de ansiedad:
"Si yo tuviera aquí un amigo, un buen amigo"...

—Proyecto, plan, aventura... Una de dos, señor10
matemático, o es dar la dirección a los globos o algo de
amores...

—Es formal, muy formal. Acuéstate, duerme un poco
y después hablaremos.

—Me acostaré, pero no dormiré. Puedes contarme todo15
lo que quieras. Sólo te pido que hables lo menos posible
de Orbajosa.

—Precisamente de Orbajosa te quiero hablar. ¿Pero tú
también tienes antipatía a esa cuna de tantos varones
insignes?
20

—Estos ajeros... Los llamamos los ajeros... pues
digo que serán todo lo insignes que tú quieras; pero a mí
me pican como los frutos del país. Este es un pueblo
dominado por gentes que enseñan la desconfianza, la superstición
y el aborrecimiento a todo el género humano.
25
Cuando estemos despacio te contaré un sucedido... un
lance, mitad gracioso, mitad terrible que me pasó aquí el
año pasado... Cuando te lo cuente tú te reirás y yo
echaré chispas de cólera... Pero en fin, lo pasado,
pasado.
30

—Lo que a mí me pasa no tiene nada de gracioso.

—Pero los motivos de mi aborrecimiento a este poblachón
son diversos. Has de saber que aquí asesinaron a mi
padre el 48 unos desalmados partidarios. Era brigadier y
estaba fuera de servicio. Llamóle el Gobierno, y pasaba
por Villahorrenda para ir a Madrid, cuando fué cogido por
media docena de tunantes... Aquí hay varias dinastías
de guerrilleros. Los Aceros, los Caballucos, los Pelosmalos... un
periódico suelto, como dijo quien sabía muy bien
5
lo que decía.

—Supongo que la venida de dos regimientos con alguna
caballería no será por gusto de visitar estos amenos vergeles.

—¿Qué ha de ser? Venimos a recorrer el país. Hay
muchos depósitos de armas. El Gobierno no se atreve a
10
destituir a la mayor parte de los Ayuntamientos sin desparramar
algunas compañías por estos pueblos. Como hay
tanta agitación facciosa por esta tierra; como dos provincias
cercanas están ya infestadas, y como además este distrito
municipal de Orbajosa tiene una historia tan brillante
15
en todas las guerras civiles, hay temores de que los bravos
de por aquí se echen a los caminos a saquear lo que
encuentren.

—¡Buena precaución! Pero creo que mientras esta
gente no perezca y vuelva a nacer; mientras hasta las
20
piedras no muden de forma, no habrá paz en Orbajosa.

—Ésa es también mi opinión—dijo el militar encendiendo
un cigarrillo.—¿No ves que los partidarios son la
gente mimada en este país? A todos los que asolaron la
comarca en 1848 y en otras épocas, o a falta de ellos a sus
25
hijos, les encuentras colocados en los fielatos, en puertas,
en el Ayuntamiento, en la conducción del correo: los hay
que son alguaciles, sacristanes, comisionados de apremios.
Algunos se han hecho temibles caciques, y son los que
amasan las elecciones y tienen influjo en Madrid, reparten
30
destinos... en fin, esto da grima.

—Dime, ¿y no se podrá esperar que los partidarios hagan
una fechoría en estos días? Si así fuera, ustedes arrasarían
el pueblo, y yo les ayudaría.

—Si en mí consistiera... Ellos harán de las suyas—dijo
Pinzón,—porque las facciones de las dos provincias
cercanas crecen como una maldición de Dios. Y acá para
entre los dos, amigo Rey, yo creo que esto va largo. Algunos
se ríen y aseguran que no puede haber otra guerra civil
5
como la pasada. No conocen el país, no conocen a Orbajosa
y sus habitantes. Yo sostengo que esto que ahora
empieza lleva larga cola, y que tendremos una nueva lucha
cruel y sangrienta que durará lo que Dios quiera. ¿Qué
opinas tú?
10

—Amigo, en Madrid me reía yo de todos los que hablaban
de la posibilidad de una guerra civil tan larga y terrible
como la de siete años; pero ahora, después que estoy
aquí...

—Es preciso engolfarse en estos países encantadores:15
ver de cerca esta gente y oírle dos palabras para saber de
qué pie cojea.

—Pues sí... sin poderme explicar en qué fundo mis
ideas, ello es que desde aquí veo las cosas de otra manera,
y pienso en la posibilidad de largas y feroces guerras.
20

—Exactamente.

—Pero ahora, más que la guerra pública, me preocupa
una privada en que estoy metido y que he declarado hace
poco.

—¿Dijiste que ésta es la casa de tu tía? ¿Cómo se25
llama?

—Doña Perfecta Rey de Polentinos.

—¡Ah! La conozco de nombre. Es una persona excelente,
y la única de quien no he oído hablar mal a los
ajeros. Cuando estuve aquí la otra vez, en todas partes
30
oía ponderar su bondad, su caridad, sus virtudes.

—Sí, mi tía es muy bondadosa, muy amable—dijo
Rey.

Después quedó pensativo breve rato.

—Pero ahora recuerdo...—exclamó de súbito Pinzón.—Cómo
se van atando cabos... Sí, en Madrid me dijeron
que te casabas con una prima. Todo está descubierto.
¿Es aquella linda y celestial Rosarito?...

—Pinzón, vamos a hablar detenidamente.5

—Se me figura que hay contrariedades.

—Hay algo más. Hay luchas terribles. Se necesitan
amigos poderosos, listos, de iniciativa, de gran experiencia
en los lances difíciles, de gran astucia y valor.

—Hombre, eso es todavía más grave que un desafío.10

—Mucho más grave. Se bate uno fácilmente con otro
hombre. Con mujeres, con invisibles enemigos que trabajan
en la sombra, es imposible.

—Vamos: ya soy todo oídos.

El teniente coronel Pinzón descansaba cuan largo era15
sobre el lecho. Pepe Rey acercó una silla y apoyando en
el mismo lecho el codo y en la mano la cabeza, empezó su
conferencia, consulta, exposición de plan o lo que fuera, y
habló larguísimo rato. Oíale Pinzón con curiosidad profunda
y sin decir nada, salvo algunas preguntillas sueltas
20
para pedir nuevos datos o la aclaración de alguna obscuridad.
Cuando Rey concluyó, Pinzón estaba serio. Estiróse
en la cama, desperezándose con la placentera convulsión de
quien no ha dormido en tres noches, y después dijo así:

—Tu plan es arriesgado y difícil.25

—Pero no imposible.

—¡Oh! no, que nada hay imposible en este mundo.
Piénsalo bien.

—Ya lo he pensado.

—¿Y estás resuelto a llevarlo adelante? Mira que esas30
cosas ya no se estilan. Suelen salir mal, y no dejan bien
parado a quien las hace.

—Estoy resuelto.

—Pues por mi parte, aunque el asunto es arriesgado y
grave, muy grave, estoy dispuesto a ayudarte en todo y por
todo.

—¿Cuento contigo?

—Hasta morir.

Doña Perfecta

XIX

embellishment

Combate Terrible.—Estrategia

Los primeros fuegos no podían tardar. A la hora de la5
comida, después de ponerse de acuerdo con Pinzón respecto
al plan convenido, cuya primera condición era que ambos
amigos fingirían no conocerse, Pepe Rey fué al comedor.
Allí encontró a su tía que acababa de llegar de la catedral,
donde pasaba, según su costumbre, toda la mañana. Estaba
10
sola y parecía hondamente preocupada. El ingeniero
observó que sobre aquel semblante pálido y marmóreo, no
exento de cierta hermosura, se proyectaba la misteriosa
sombra de un celaje. Al mirar recobraba la claridad
siniestra; pero miraba poco, y después de una rápida
15
observación del rostro de su sobrino, el de la bondadosa dama se
ponía otra vez en su estudiada penumbra.

Aguardaban en silencio la comida. No esperaron a D.
Cayetano, porque éste había ido a Mundogrande. Cuando
empezaron a comer, doña Perfecta dijo:
20

—Y ese militarote que nos ha regalado hoy el Gobierno,
¿no viene a comer?

—Parece tener más sueño que hambre—repuso el
ingeniero sin mirar a su tía.

—¿Le conoces tú?25

—No le he visto en mi vida.

—Pues estamos divertidos con los huéspedes que nos
manda el Gobierno. Aquí tenemos nuestras camas y nuestra
comida para cuando a esos perdidos de Madrid se les
antoje disponer de ellas.
30
—Es que hay temores de que se levanten partidas—dijo
Pepe Rey, sintiendo que una centella corría por todos sus
miembros,—y el Gobierno está decidido a aplastar a los
orbajosenses, a aplastarlos, a hacerlos polvo.

—Hombre, pára, pára por Dios, no nos pulverices—exclamó5
la señora con sarcasmo.—¡Pobrecitos de nosotros!
Ten piedad, hombre, y deja vivir a estas infelices criaturas.
Y qué, ¿serás tú de los que ayuden a la tropa en la grandiosa
obra de nuestro aplastamiento?

—Yo no soy militar. No haré más que aplaudir cuando10
vea extirpados para siempre los gérmenes de guerra civil,
de insubordinación, de discordia, de behetría, de bandolerismo
y de barbarie que existen aquí para vergüenza de
nuestra época y de nuestro país.

—Todo sea por Dios.15

—Orbajosa, querida tía, casi no tiene más que ajos y
bandidos, porque bandidos son los que en nombre de una
idea política o religiosa, se lanzan a correr aventuras cada
cuatro o cinco años.

—Gracias, gracias, querido sobrino—dijo doña Perfecta,20
palideciendo.—¿Con que Orbajosa no tiene más que eso?
Algo más habrá aquí, algo más que tú no tienes y que has
venido a buscar entre nosotros.

Rey sintió el bofetón. Su alma se quemaba. Érale muy
difícil guardar a su tía las consideraciones que por sexo,
25
estado y posición merecía. Hallábase en el disparadero de
la violencia, y un ímpetu irresistible le empujaba, lanzándole
contra su interlocutora.

—Yo he venido a Orbajosa—dijo,—porque usted me
mandó llamar; usted concertó con mi padre....
30

—Sí, sí es verdad—repuso la señora, interrumpiéndole
vivamente y procurando recobrar su habitual dulzura.—No
lo niego. Aquí el verdadero culpable he sido yo. Yo tengo
la culpa de tu aburrimiento, de los desaires que nos haces,
de todo lo desagradable que en mi casa ocurre con motivo
de tu venida.

—Me alegro de que usted lo conozca.

—En cambio, tú eres un santo. ¿Será preciso también
que me ponga de rodillas ante tu graciosidad y te pida
5
perdón?...

—Señora—dijo Pepe Rey gravemente, dejando de comer,—ruego
a usted que no se burle de mí de una manera tan
despiadada. Yo no puedo ponerme en ese terreno.... No
he dicho más sino que vine a Orbajosa llamado por usted.
10

—Y es cierto. Tu padre y yo concertamos que te casaras
con Rosario. Viniste a conocerla. Yo te acepté desde
luego como hijo.... Tú aparentaste amar a Rosario....

—Perdóneme usted—objetó Pepe.—Yo amaba y amo
a Rosario; usted aparentó aceptarme por hijo; usted,
15
recibiéndome con engañosa cordialidad, empleó desde el
primer momento todas las artes de la astucia para
contrariarme y estorbar el cumplimiento de las proposiciones
hechas a mi padre; usted se propuso desde el primer día
desesperarme, aburrirme, y con los labios llenos de sonrisas
20
y de palabras cariñosas, me ha estado matando,
achicharrándome a fuego lento; usted ha lanzado contra mí en la
obscuridad y a mansalva un enjambre de pleitos; usted me
ha destituído del cargo oficial que traje a Orbajosa; usted
me ha desprestigiado en la ciudad; usted me ha expulsado
25
de la catedral; usted me ha tenido en constante ausencia
de la escogida de mi corazón; usted ha mortificado a su
hija con un encierro inquisitorial que le hará perder la vida,
si Dios no pone su mano en ello.

Doña Perfecta se puso como la grana. Pero aquella30
viva llamarada de su orgullo ofendido y de su pensamiento
descubierto pasó rápidamente dejándola pálida y verdosa.
Sus labios temblaban. Arrojando el cubierto con que
comía, se levantó de súbito. El sobrino se levantó también.

—¡Dios mío, Santa Virgen del Socorro!—exclamó la
señora, llevándose ambas manos a la cabeza y
comprimiéndosela según el ademán propio de la desesperación.—¿Es
posible que yo merezca tan atroces insultos? Pepe, hijo
mío, ¿eres tú el que habla?... Si he hecho lo que dices,
5
en verdad que soy muy pecadora.

Dejóse caer en el sofá y se cubrió el rostro con las manos.
Pepe, acercándose lentamente a ella, observó el angustioso
sollozar de su tía y las lágrimas que abundantemente
derramaba. A pesar de su convicción no pudo vencer el ligero
10
enternecimiento que se apoderó de él, y sintiéndose cobarde,
experimentó cierta pena por lo mucho y fuerte que había dicho.

—Querida tía—indicó, poniéndole la mano en el hombro.—Si
me contesta usted con lágrimas y suspiros, me
conmoverá, pero no me convencerá. Razones y no sentimientos
1515
me hacen falta. Hábleme usted, dígame que me equivoco
al pensar lo que pienso, pruébemelo después, y reconoceré
mi error.

—Déjame. Tú no eres hijo de mi hermano. Si lo
fueras no me insultarías como me has insultado. ¿Con que
20
yo soy una intrigante, una comedianta, una harpía hipócrita,
una diplomática de enredos caseros?...

Al decir esto, la señora había descubierto su rostro y
contemplaba a su sobrino con expresión beatífica. Pepe
estaba perplejo. Las lágrimas, así como la dulce voz de la
25
hermana de su padre, no podían ser fenómenos
insignificantes para el alma del matemático. Las palabras le
retozaban en la boca para pedir perdón. Hombre de gran
energía por lo común, cualquier accidente de sensibilidad,
cualquier agente que obrase sobre su corazón, le trocaba de
3030
súbito en niño. Achaques de matemático. Dicen que
Newton era también así.

—Yo quiero darte las razones que pides—dijo doña
Perfecta, indicándole que se sentase junto a ella.—Yo
quiero desagraviarte. Para que veas si soy buena, si soy
indulgente, si soy humilde.... ¿Crees que te contradiré,
que negaré en absoluto los hechos de que me has acusado?...
Pues no, no los niego.

El ingeniero se quedó asombrado.5

—No los niego—prosiguió la señora.—Lo que niego
es la dañada intención que les atribuyes. ¿Con qué derecho
te metes a juzgar lo que no conoces sino por indicios y
conjeturas? ¿Tienes tú la suprema inteligencia que se
necesita para juzgar de plano las acciones de los demás
10
y dar sentencia sobre ellas? ¿Eres Dios para conocer las
intenciones?

Pepe se asombró más.

—¿No es lícito emplear alguna vez en la vida medios
indirectos para conseguir un fin bueno y honrado? ¿Con
15
qué derecho juzgas acciones mías que no comprendes bien?
Yo, querido sobrino, ostentando una sinceridad que tú no
mereces, te confieso que sí, que efectivamente me he valido
de subterfugios para conseguir un fin bueno, para conseguir
lo que al mismo tiempo era beneficioso para ti y para mi
20
hija.... ¿No comprendes? Parece que estás lelo....
¡Ah! Tu gran entendimiento de matemático y de filósofo
alemán no es capaz de penetrar estas sutilezas de una madre
prudente.

—Es que me asombro más y más cada vez—dijo el25
ingeniero.

—Asómbrate todo lo que quieras, pero confiesa tu
barbaridad—manifestó la dama, aumentando en bríos;—reconoce
tu ligereza y brutal comportamiento conmigo, al
acusarme como lo has hecho. Eres un mozalvete sin
30
experiencia ni otro saber que el de los libros, que nada enseñan
del mundo ni del corazón. Tú de nada entiendes más que
de hacer caminos y muelles. ¡Ay! señorito mío. En el
corazón humano no se entra por los túneles de los ferrocarriles,
ni se baja a sus hondos abismos por los pozos de las
minas. No se lee en la conciencia ajena con los microscopios
de los naturalistas, ni se decide la culpabilidad del prójimo
nivelando las ideas con teodolito.

—¡Por Dios, querida tía!...5

—¿Para qué nombras a Dios si no crees en él?—dijo
doña Perfecta con solemne acento.—Si creyeras en él, si
fueras buen cristiano, no aventurarías pérfidos juicios sobre
mi conducta. Yo soy una mujer piadosa, ¿entiendes? Yo
tengo mi conciencia tranquila, ¿entiendes? Yo sé lo que
10
hago y por qué lo hago, ¿entiendes?

—Entiendo, entiendo, entiendo.

—Dios, en quien tú no crees, ve lo que tú no ves ni
puedes ver, el intento. Y no te digo más; no quiero entrar en
explicaciones largas porque no lo necesito. Tampoco me
15
entenderías si te dijera que deseaba alcanzar mi objeto sin
escándalo, sin ofender a tu padre, sin ofenderte a ti, sin dar
que hablar a las gentes con una negativa explícita....
Nada de esto te diré, porque tampoco lo entenderás, Pepe.
Eres matemático. Ves lo que tienes delante y nada más;
20
la naturaleza brutal y nada más; rayas, ángulos, pesos y
nada más. Ves el efecto y no la causa. El que no cree en
Dios no ve causas. Dios es la suprema intención del
mundo. El que le desconoce, necesariamente ha de juzgar
de todo como juzgas tú, a lo tonto. Por ejemplo, en la
25
tempestad no ve más que destrucción, en el incendio
estragos, en la sequía miseria, en los terremotos desolación, y
sin embargo, orgulloso señorito, en todas esas aparentes
calamidades, hay que buscar la bondad de la intención...
sí señor, la intención siempre buena de quien no puede
30
hacer nada malo.

Esta embrollada, sutil y mística dialéctica no convenció a
Rey; pero no quiso seguir a su tía por la áspera senda de
tales argumentaciones, y sencillamente le dijo:

—Bueno; yo respeto las intenciones....

—Ahora que pareces reconocer tu error—prosiguió la
piadosa señora, cada vez más valiente,—te haré otra
confesión, y es que voy comprendiendo que hice mal en
5
adoptar tal sistema, aunque mi objeto era inmejorable. Dado
tu carácter arrebatado, dada tu incapacidad para
comprenderme, debí abordar la cuestión de frente y decirte: "sobrino
mío, no quiero que seas esposo de mi hija."

—Ese es el lenguaje que debió emplear usted conmigo
desde el primer día—repuso el ingeniero, respirando con
10
desahogo, como quien se ve libre de enorme peso.—Agradezco
mucho a usted esas palabras. Después de ser acuchillado
en las tinieblas, ese bofetón a la luz del día me
complace mucho.

—Pues te repito el bofetón, sobrino—afirmó la señora15
con tanta energía como displicencia.—Ya lo sabes. No
quiero que te cases con Rosario.

Pepe calló. Hubo una larga pausa, durante la cual los
dos estuvieron mirándose atentamente, cual si la cara de cada
uno fuese para el contrario la más perfecta obra del arte.
20

—¿No entiendes lo que te he dicho?—repitió ella.—Que
se acabó todo, que no hay boda.

—Permítame usted, querida tía—dijo el joven con
entereza,—que no me aterre con la intimación. En el estado
a que han llegado las cosas, la negativa de usted es de
25
escaso valor para mí.

—¿Qué dices?—gritó fulminante doña Perfecta.

—Lo que usted oye. Me casaré con Rosario.

Doña Perfecta se levantó indignada, majestuosa, terrible.
Su actitud era la del anatema hecho mujer. Rey
30
permaneció sentado, sereno, valiente, con el valor pasivo de una
creencia profunda y de una resolución inquebrantable. El
desplome de toda la iracundia de su tía, que le amenazaba,
no le hizo pestañear. Él era así.

—Eres un loco. ¡Casarte tú con mi hija, casarte tú con
ella, no queriendo yo!...

Los labios trémulos de la señora articularon estas
palabras con el verdadero acento de la tragedia.

—¡No queriendo usted!... Ella opina de distinto5
modo.

—¡No queriendo yo!...—repitió la dama.—Sí, y lo
digo y lo repito: no quiero, no quiero.

—Ella y yo lo deseamos.

—Menguado, ¿acaso no hay en el mundo más que ella10
y tú? ¿No hay padres, no hay sociedad, no hay conciencia,
no hay Dios?

—Porque hay sociedad, porque hay conciencia, porque
hay Dios—afirmó gravemente Rey, levantándose y alzando
el brazo y señalando al cielo,—digo y repito que me casaré
15
con ella.

—¡Miserable, orgulloso! Y si todo lo atropellaras, ¿crees
que no hay leyes para impedir tu violencia?

—Porque hay leyes digo y repito que me casaré con
ella.
20

—Nada respetas.

—Nada que sea indigno de respeto.

—Y mi autoridad, y mi voluntad, yo... ¿yo no soy
nada?

—Para mí su hija de usted es todo: lo demás nada.25

La entereza de Pepe Rey era como los alardes de una
fuerza incontrastable, con perfecta conciencia de sí misma.
Daba golpes secos, contundentes, sin atenuación de ningún
género. Sus palabras parecían, si es permitida la comparación,
una artillería despiadada.
30

Doña Perfecta cayó de nuevo en el sofá; pero no lloraba,
y una convulsión nerviosa agitaba sus miembros.

—De modo que para este ateo infame—exclamó con
franca rabia,—no hay conveniencias sociales, no hay nada
más que un capricho. Eso es una avaricia indigna. Mi
hija es rica.

—Si piensa usted herirme con esa arma sutil,
tergiversando la cuestión e interpretando torcidamente mis
sentimientos, para lastimar mi dignidad, se equivoca, querida tía.
5
Llámeme usted avaro. Dios sabe lo que soy.

—No tienes dignidad.

—Ésa es una opinión como otra cualquiera. El mundo
podrá tenerla a usted en olor de infalibilidad. Yo no. Estoy
muy lejos de creer que las sentencias de usted no tengan
10
apelación ante Dios.

—¿Pero es cierto lo que dices?... ¿Pero insistes
después de mi negativa?... Tú lo atropellas todo, eres
un monstruo, un bandido.

—Soy un hombre.15

—¡Un miserable! Acabemos: yo te niego a mi hija,
yo te la niego.

—¡Pues yo la tomaré! No tomo más que lo que es mío.

—Quítate de mi presencia—exclamó la señora, levantándose
de súbito.—Fatuo, ¿crees que mi hija se acuerda de ti?
20

—Me ama, lo mismo que yo a ella.

—¡Mentira, mentira!

—Ella misma me lo ha dicho. Dispénseme usted si en
esta cuestión doy más fe a la opinión de ella que a la de
su mamá.
25

—¿Cuándo te lo ha dicho, si no la has visto en muchos
días?

—La he visto anoche y me ha jurado ante el Cristo de la
capilla que sería mi mujer.

—¡Oh escándalo y libertinaje!... ¿Pero qué es esto?30
¡Dios mío, qué deshonra!—exclamó doña Perfecta
comprimiéndose otra vez con ambas manos la cabeza y dando
algunos pasos por la habitación.—¿Rosario salió anoche
de su cuarto?

—Salió para verme. Ya era tiempo.

—¡Qué vil conducta la tuya! Has procedido como los
ladrones, has procedido como los seductores adocenados.

—He procedido según la escuela de usted. Mi intención
era buena.
5

—¡Y ella bajó!... ¡Ah! lo sospechaba. Esta mañana
al amanecer la sorprendí vestida en su cuarto. Díjome que
había salido no sé a qué.... El verdadero criminal lo
eres tú, tú.... Esto es una deshonra. Pepe, esperaba
todo de ti, menos tan grande ultraje.... Todo acabó.
10
Márchate. No existes para mí. Te perdono, con tal de
que te vayas.... No diré una palabra de esto a tu padre....
¡Qué horrible egoísmo! No, no hay amor en ti.
¡Tú no amas a mi hija!

—Dios sabe que la adoro, y me basta.15

—No pongas a Dios en tus labios, blasfemo, y calla—exclamó
doña Perfecta.—En nombre de Dios, a quien
puedo invocar, porque creo en él, te digo que mi hija no
será jamás tu mujer. Mi hija se salvará, Pepe; mi hija
no puede ser condenada en vida al infierno, porque infierno
20
es la unión contigo.

—Rosario será mi esposa—repitió el matemático con
patética calma.

Irritábase más la piadosa señora con la energía serena de
su sobrino. Con voz entrecortada habló así:
25

—No creas que me amedrentan tus amenazas. Sé lo
que digo. Pues qué, ¿se puede atropellar un hogar, una
familia; se puede atropellar la autoridad humana y divina?

—Yo atropellaré todo—dijo el ingeniero, empezando a
perder su calma y expresándose con alguna agitación.
30

—¡Lo atropellarás todo! ¡Ah! Bien se ve que eres un
bárbaro, un salvaje, un hombre que vive de la violencia.

—No, querida tía. Soy manso, recto, honrado y enemigo
de violencia; pero entre usted y yo, entre usted que es la
142 ley y yo que soy el destinado a acatarla, está una pobre
criatura atormentada, un ángel de Dios sujeto a inicuos
martirios. Este espectáculo, esta injusticia, esta violencia
inaudita es la que convierte mi rectitud en barbarie, mi
razón en fuerza, mi honradez en violencia parecida a la de
5
los asesinos y ladrones; este espectáculo, señora mía, es lo
que me impulsa a no respetar la ley de usted, lo que me
impulsa a pasar sobre ella, atropellándolo todo. Esto que
parece un desatino es una ley ineludible. Hago lo que
hacen las sociedades, cuando una brutalidad tan ilógica
10
como irritante se opone a su marcha. Pasan por encima y
todo lo destrozan con feroz acometida. Tal soy yo en este
momento: yo mismo no me conozco. Era razonable y soy
un bruto: era respetuoso y soy insolente: era culto y me
encuentro salvaje. Usted me ha traído a este horrible
15
extremo, irritándome y apartándome del camino del bien
por donde tranquilamente iba. ¿De quién es la culpa, mía
o de usted?

—¡Tuya, tuya!

—Ni usted ni yo lo podemos resolver. Creo que ambos20
carecemos de razón. En usted violencia e injusticia; en
mí injusticia y violencia. Hemos venido a ser tan bárbaro
el uno como el otro, y luchamos y nos herimos sin compasión.
Dios lo permite así. Mi sangre caerá sobre la
conciencia de usted, la de usted caerá sobre la mía.... Basta
25
ya, señora. No quiero molestar a usted con palabras
inútiles. Ahora entraremos en los hechos.

—¡En los hechos, bien!—dijo doña Perfecta más bien
rugiendo que hablando.—No creas que en Orbajosa falta
Guardia civil.
30

—Adiós, señora. Me retiro de esta casa. Creo que nos
volveremos a ver.

—Vete, vete, vete ya—gritó ella señalando la puerta con
enérgico ademán.

Pepe Rey salió. Doña Perfecta, después de pronunciar
algunas palabras incoherentes que eran la más clara
expresión de su ira, cayó en un sillón con muestras de cansancio
o de ataque nervioso. Acudieron las criadas.

—¡Que vayan a llamar al Sr. D. Inocencio!—gritó.—Al5
instante... ¡pronto!... ¡que venga!...

Después mordió el pañuelo.

Doña Perfecta

XX

embellishment

Rumores.—Temores

Al día siguiente de esta disputa lamentable, corrieron
por toda Orbajosa de casa en casa, de círculo en círculo,
desde el Casino a la botica, y desde el paseo de las
10
Descalzas a la puerta de Baidejos, rumores varios sobre Pepe Rey
y su conducta. Todo el mundo los repetía, y los
comentarios iban siendo tantos, que si D. Cayetano los recogiese y
compilase, formaría con ellos un rico Thesaurum de la
benevolencia orbajosense. En medio de la diversidad de
15
especies que corrían, había conformidad en algunos puntos
culminantes, uno de los cuales era el siguiente:

Que el ingeniero, enfurecido porque doña Perfecta se
negaba a casar a Rosario con un ateo, había alzado la
mano
a su tía.
20

Estaba viviendo el joven en la posada de la viuda de
Cuzco, establecimiento montado como ahora se dice, no a la
altura, sino a la bajeza de los más primorosos atrasos del
país. Visitábale con frecuencia el teniente coronel
Pinzón, para ponerse de acuerdo respecto al enredo que entre
25
manos traían, y para cuyo eficaz desempeño mostraba el
soldado felices disposiciones. Ideaba a cada instante
nuevas travesuras y artimañas, apresurándose a llevarlas del
pensamiento a la obra con excelente humor, si bien solía
decir a su amigo:
30

—El papel que estoy haciendo, querido Pepe, no se debe
contar entre los más airosos; pero por dar un disgusto a
Orbajosa y su gente, andaría yo a cuatro pies.

No sabemos qué sutiles trazas empleó el ladino militar,
maestro en ardides del mundo; pero lo cierto es que a los
5
tres días de alojamiento había logrado hacerse muy
simpático en la casa. Agradaba su trato a doña Perfecta, que no
podía oír sin emoción sus zalameras alabanzas del buen
porte de la casa, de la grandeza, piedad y magnificencia
augusta de la señora. Con D. Inocencio estaba a partir un
10
confite. Ni la madre, ni el Penitenciario le estorbaban que
hablase a Rosario (a quien se dió libertad después de la
ausencia del feroz primo); y con sus cortesanías
alambicadas, su hábil lisonja y destreza suma, adquirió en la casa de
Polentinos considerable auge y hasta familiaridad. Pero el
15
objeto de todas sus artes era una criada, que tenía por
nombre Librada, a quien sedujo (castamente hablando)
para que transportase recados y cartitas a Rosario,
fingiéndose enamorado de ésta. No resistió la muchacha al
soborno, realizado con bonitas palabras y mucho dinero,
20
porque ignoraba la procedencia de las esquelas y el
verdadero sentido de tales líos; pues si llegara a entender que
todo era una nueva diablura de D. José, aunque éste le
gustaba mucho, no hiciera traición a su señora por todo el
dinero del mundo.
25

Estaban un día en la huerta doña Perfecta, D. Inocencio,
Jacinto y Pinzón. Hablóse de la tropa y de la misión que
traía a Orbajosa, en cuyo tratado el señor Penitenciario
halló tema para condenar la tiránica conducta del Gobierno,
y, sin saber cómo, nombraron a Pepe Rey.
30

—Todavía está en la posada—dijo el abogadillo.—Le he
visto ayer, y me ha dado memorias para usted, doña Perfecta.

—¿Hase visto mayor insolencia?... ¡Ah! Sr. Pinzón,
no extrañe usted que emplee este lenguaje, tratándose de
un sobrino carnal... ya sabe usted... aquel caballerito
que se aposentaba en el cuarto que usted ocupa.

—¡Sí, ya lo sé! No le trato; pero le conozco de vista
y de fama. Es amigo íntimo de nuestro brigadier.

—¿Amigo íntimo del brigadier?5

—Sí, señora, del que manda la brigada que ha venido a
este país, y que se ha repartido entre diferentes pueblos.

—¿Y dónde está?—preguntó la dama.

—En Orbajosa.

—Creo que se aposenta en casa de Polavieja—indicó10
Jacinto.

—Su sobrino de usted—continuó Pinzón,—y el
brigadier Batalla son íntimos amigos, se quieren entrañablemente,
y a todas horas se les ve juntos por las calles del pueblo.

—Pues, amiguito, mala idea formo de ese señor jefe—repuso15
doña Perfecta.

—Es un... es un infeliz—dijo Pinzón en el tono
propio de quien por respeto no se atreve a aplicar una
calificación dura.

—Mejorando lo presente, Sr. Pinzón, y haciendo una20
salvedad honrosísima en honor de usted—afirmó la señora—no
puede negarse que en el ejército español hay cada tipo....

—Nuestro brigadier era un excelente militar antes de
darse al espiritismo....

—¡Al espiritismo!25

—¡Esa secta que llama a los fantasmas y duendes por
medio de las patas de las mesas!...—exclamó el
canónigo riendo.

—Por curiosidad, sólo por curiosidad—dijo Jacintillo
con énfasis,—he encargado a Madrid la obra de Allan
30
Cardec. Bueno es enterarse de todo.

—¿Pero es posible que tales disparates?... ¡Jesús!
Dígame usted, Pinzón, ¿mi sobrino también es de esa secta
de pie de banco?

—Me parece que él fué quien catequizó a nuestro bravo
brigadier Batalla.

—¡Pero, Jesús!

—Eso es; y cuando se le antoje—dijo don Inocencio
sin poder contener la risa—hablará con Sócrates, San
5
Pablo, Cervántes y Descartes, como hablo yo ahora con
Librada para pedirle un fosforito. ¡Pobre Sr. de Rey!
Bien dije yo que aquella cabeza no estaba buena.

—Por lo demás—continuó Pinzón,—nuestro brigadier
es un buen militar. Si de algo peca es de excesivamente
10
duro. Toma tan al pie de la letra las órdenes del Gobierno,
que si le contrarían mucho aquí, será capaz de no dejar
piedra sobre piedra en Orbajosa. Sí, les prevengo a
ustedes que estén con cuidado.

—Pero ese monstruo nos va a cortar la cabeza a todos.15
¡Ay! Sr. D. Inocencio, estas visitas de la tropa me
recuerdan lo que he leído en la vida de los mártires, cuando se
presentaba un procónsul romano en un pueblo de cristianos....

—No deja de ser exacta la comparación—dijo el20
Penitenciario, mirando al militar por encima de las gafas.

—Es un poco triste; pero siendo verdad, debe decirse—manifestó
Pinzón con benevolencia.—Ahora, señores míos,
están ustedes a merced de nosotros.

—Las autoridades del país—objetó Jacinto,—funcionan25
aún perfectamente.

—Creo que se equivoca usted—repuso el soldado, cuya
fisonomía observaban con profundo interés la señora y el
Penitenciario.—Hace una hora ha sido destituído el alcalde
de Orbajosa.
30

—¿Por el gobernador de la provincia?

—El gobernador ha sido sustituído por un delegado del
Gobierno que debió llegar esta mañana. Los
Ayuntamientos todos cesarán hoy. Así lo ha mandado el ministro,
porque temía, no sé con qué motivo, que no prestaban apoyo
a la autoridad central.

—Bien, bien estamos—murmuró el canónigo frunciendo
el ceño y echando adelante el labio inferior.

Doña Perfecta meditaba.5

—También han sido quitados algunos jueces de primera
instancia, entre ellos el de Orbajosa.

—¡El juez! ¡Periquito!... ¿Ya no es juez
Periquito?—exclamó doña Perfecta con voz y gesto semejantes
a los de las personas que tienen la desgracia de ser picadas
10
por una víbora.

—Ya no es juez de Orbajosa el que lo era—dijo Pinzón.—Mañana
vendrá el nuevo.

—¡Un desconocido!

—¡Un desconocido!15

—Un tunante quizás.... ¡El otro era tan honrado!...—dijo
la señora con zozobra.—Jamás le pedí cosa alguna
que al punto no me concediera. ¿Sabe usted quién será el
alcalde nuevo?

—Dicen que viene un corregidor.20

—Vamos, diga usted de una vez que viene el Diluvio, y
acabaremos—manifestó el canónigo levantándose.

—¿De modo que estamos a merced del señor brigadier?

—Por algunos días, ni más ni menos. No se enfaden
ustedes conmigo. A pesar de mi uniforme, soy enemigo del
25
militarismo; pero nos mandan pegar... y pegamos. No
puede haber oficio más canalla que el nuestro.

—Sí que lo es, sí que lo es—dijo la señora, disimulando
mal su furor.—Ya que usted lo ha confesado.... Con
que ni alcalde ni juez....
30

—Ni gobernador de la provincia.

—Que nos quiten también al señor obispo y nos manden
un monaguillo en su lugar.

—Es lo que falta.... Si aquí les dejan hacerlo—
murmuró D. Inocencio, bajando los ojos,—no se pararán
en pelillos.

—Y todo es porque se teme el levantamiento de partidas
en Orbajosa—exclamó la señora, cruzando las manos y
agitándolas de arriba a bajo, desde la barba a las rodillas.—Francamente,
5
Pinzón, no sé cómo no se levantan hasta las
piedras. No le deseo mal ninguno a usted; pero lo justo
sería que el agua que beben ustedes se les convirtiera en
lodo.... ¿Dijo usted que mi sobrino es íntimo amigo del
brigadier?
10

—Tan íntimo que no se separan en todo el día; fueron
compañeros de colegio. Batalla le quiere como un hermano
y le complace en todo. En su lugar de usted, señora, yo
no estaría tranquilo.

—¡Oh! ¡Dios mío! ¡Temo un atropello!...—exclamó15
ella muy desasosegada.

—Señora—afirmó el canónigo con energía.—Antes que
consentir un atropello en esta honrada casa, antes que
consentir el menor vejamen hecho a esta nobilísima familia, yo
... mi sobrino... los vecinos todos de Orbajosa....
20

Don Inocencio no concluyó. Su cólera era tan viva, que
se le trababan las palabras en la boca. Dió algunos pasos
marciales, y después se volvió a sentar.

—Me parece que no son vanos esos temores—dijo
Pinzón.—En caso necesario yo....
25

—Y yo....—repitió Jacinto.

Doña Perfecta había fijado los ojos en la puerta vidriera
del comedor, tras la cual dejóse ver una graciosa figura.
Mirándola, parecía que en el semblante de la señora se
ennegrecían más las sombrías nubes del temor.
30

—Rosario, pasa aquí, Rosario—dijo saliendo a su
encuentro.—Se me figura que tienes hoy mejor cara y estás
más alegre, sí.... ¿No les parece a ustedes que Rosario
tiene mejor cara? Si parece otra.

Todos convinieron en que tenía retratada en su semblante
la más viva felicidad.

Doña Perfecta

XXI

embellishment

Desperta, Ferro

Por aquellos días publicaron los periódicos de Madrid
las siguientes noticias:

"No es cierto que en los alrededores de Orbajosa se haya5
levantado partida alguna. Nos escriben de aquella
localidad que el país está tan poco dispuesto a aventuras, que se
considera inútil en aquel punto la presencia de la brigada
Batalla."

"Dícese que la brigada Batalla saldrá de Orbajosa,10
porque no hacen falta allí fuerzas del ejército, e irá a Villajuán
de Nahara, donde han aparecido algunas partidas."

"Ya es seguro que los Aceros recorren con algunos
ginetes el término de Villajuán, próximo al distrito judicial de
Orbajosa. El gobernador de la provincia de X... ha
15
telegrafiado al Gobierno diciendo que Francisco Acero
entró en las Roquetas, donde cobró un semestre y pidió
raciones. Domingo Acero (Faltriquera) vagaba por la
sierra del Jubileo, activamente perseguido por la Guardia
civil, que le mató un hombre y aprehendió a otro.
20
Bartolomé Acero fué el que quemó el registro civil de Lugarnoble,
llevándose en rehenes al alcalde y a dos de los principales
propietarios."

"En Orbajosa reina tranquilidad completa, según carta
que tenemos a la vista, y allí no piensan más que en
25
trabajar el campo para la próxima cosecha de ajos, que promete
ser magnífica. Los distritos inmediatos sí están infestados
de partidas; pero la brigada Batalla dará buena cuenta de
ellas."

En efecto; Orbajosa estaba tranquila.—Los Aceros,
aquella dinastía aguerrida, merecedora, según algunas gentes,
de figurar en el Romancero, había tomado por su cuenta la
provincia cercana; pero la insurrección no cundía en el
término de la ciudad episcopal. Creeríase que la cultura
5
moderna había al fin vencido en su lucha con las levantiscas
costumbres de la gran behetría, y que ésta saboreaba las
delicias de una paz duradera. Y esto es tan cierto, que el
mismo Caballuco, una de las figuras más caracterizadas de
la rebeldía histórica de Orbajosa, decía claramente a todo
10
el mundo que él no quería reñir con el Gobierno ni meterse en
danzas
que podían costarle caras.

Dígase lo que se quiera, el arrebatado carácter de Ramos
había tomado asiento con los años, enfriándose un poco la
fogosidad que con la existencia recibiera de los Caballucos
15
padres y abuelos, la mejor casta de guerreros que ha asolado
la tierra. Cuéntase además que por aquellos días el nuevo
gobernador de la provincia celebró una conferencia con este
importante personaje, oyendo de sus labios las mayores
seguridades
de contribuir al reposo público y evitar toda ocasión
20
de disturbios. Aseguran fieles testigos que se le veía en
amor y compaña con los militares, partiendo un piñón con
este o el otro sargento en la taberna, y hasta se dijo que le
iban a dar un buen destino en el Ayuntamiento de la capital
de la provincia. ¡Oh! cuán difícil es para el historiador,
25
que presume de imparcial, depurar la verdad en esto de las
opiniones y pensamientos de los insignes personajes que
han llenado el mundo con su nombre! No sabe uno a qué
atenerse, y la falta de datos ciertos da origen a lamentables
equivocaciones. En presencia de hechos tan culminantes
30
como la jornada de Brumario, como el saco de Roma por
Borbón, como la ruina de Jerusalén, ¿qué psicólogo, ni qué
historiador podrá determinar los pensamientos que les
precedieron o les siguieron en la cabeza de Bonaparte, Carlos
151 V y Tito?—¡Responsabilidad inmensa la nuestra! Para
librarnos en parte de ella, refiramos palabras, frases y aun
discursos del mismo emperador orbajosense, y de este modo
cada cual formará la opinión que le parezca más acertada.

No cabe duda alguna de que Cristóbal Ramos salió, ya5
anochecido, de su casa, y atravesando por la calle del
Condestable, vió tres labriegos que en sendas mulas venían en
dirección contraria a la suya, y preguntándoles que a dó
caminaban, repusieron que a la casa de la señora doña
Perfecta a llevarle varias primicias de frutos de las huertas y
10
algún dinero de las rentas vencidas. Eran el señor
Pasolargo, un mozo a quien llamaban Frasquito González, y el
tercero, de mediana edad y recia complexión, recibía el
nombre de Vejarruco, aunque el suyo verdadero era José
Esteban Romero. Volvió atrás Caballuco, solicitado por
15
la buena compañía de aquella gente, con quien tenía franca
y antigua amistad, y entró con ellos en casa de la señora.
Esto ocurría, según los más verosímiles datos, al anochecer,
y dos días después de aquél en que doña Perfecta y Pinzón
hablaron lo que en el anterior capítulo ha podido ver quien
20
lo ha leído. Entretúvose el gran Ramos dando a Librada
ciertos recados de poca importancia que una vecina confiara
a su buena memoria, y cuando entró en el comedor ya los
tres labriegos antes mencionados y el señor Licurgo, que
asimismo por singular coincidencia estaba presente, habían
25
entablado conversación sobre asuntos de la cosecha y de la
casa. La señora tenía un humor endiablado; a todo ponía
faltas, y reprendíales ásperamente por la sequía del cielo y
la infecundidad de la tierra, fenómenos de que ellos los
pobrecitos no tenían culpa. Presenciaba la escena el Sr.
30
Penitenciario. Cuando entró Caballuco, saludóle
afectuosamente el buen canónigo, señalándole un asiento a su lado.

—Aquí está el personaje—dijo la señora con desdén.—¡Parece
mentira que se hable tanto de un hombre de tan
poco valer! Dime, Caballuco, ¿es verdad que te han dado
de bofetadas unos soldados esta mañana?

—¡A mí! ¡A mí!—dijo el Centauro levantándose
indignado cual si recibiera el más grosero insulto.

—Así lo han dicho—añadió la señora.—¿No es verdad?5
Yo lo creí, porque quien en tan poco se tiene.... Te
escupirán, y tú te creerás honrado con la saliva de los
militares.

—¡Señora!—vociferó Ramos con energía.—Salvo el
respeto que debo a usted, que es mi madre, más que mi
10
madre, mi señora, mi reina... pues digo que salvo el
respeto que debo a la persona que me ha dado todo lo que
tengo... salvo el respeto....

—¿Qué?... Parece que vas a decir mucho y no dices
nada.
15

—Pues digo que salvo el respeto, eso de la bofetada es
una calumnia—añadió, expresándose con extraordinaria
dificultad.—Todos hablan de mí, que si entro o si salgo,
que si voy, que si vengo.... Y todo, ¿por qué? Porque
quieren tomarme por figurón para que revuelva el país.
20
Bien está Pedro en su casa, señoras y caballeros. ¿Que
ha venido la tropa?... malo es; ¿pero qué le vamos a
hacer?... ¿Que han quitado al alcalde y al secretario y
al juez?... malo es; yo quisiera que se levantaran contra
ellos las piedras de Orbajosa; pero di mi palabra al
25
gobernador, y hasta ahora yo....

Rascóse la cabeza, frunció el adusto ceño, y con lengua
cada vez más torpe, prosiguió así:

—Yo seré bruto, pesado, ignorante, querencioso, testarudo
y todo lo que quieran; pero a caballero no me gana nadie.
30

—Lástima de Cid Campeador—dijo con el mayor
desprecio doña Perfecta.—¿No cree usted, como yo, señor
Penitenciario, que en Orbajosa no hay ya un solo hombre
que tenga vergüenza?

—Grave opinión es ésa—repuso el capitular, sin mirar
a su amiga ni apartar de su barba la mano en que apoyaba
el-meditabundo rostro.—Pero se me figura que este vecindario
ha aceptado con excesiva sumisión el pesado yugo del
militarismo.
5

Licurgo y los tres labradores reían con toda su alma.

—Cuando los soldados y las autoridades nuevas—dijo
la señora,—nos hayan llevado el último real, después de
deshonrado el pueblo, enviaremos a Madrid, en una urna de
cristal, a todos los valientes de Orbajosa para que los
10
pongan en el Museo o les enseñen por las calles.

—¡Viva la señora!—exclamó con vivo ademán el que
llamaban Vejarruco.—Lo que ha dicho es como el oro.
No se dirá por mí que no hay valientes, pues no estoy con
los Aceros por aquello de que tiene uno tres hijos y mujer
15
y puede suceder cualquier estropicio; que si no....

—¿Pero tú no has dado tu palabra al gobernador?—le
preguntó la señora.

—¡Al gobernador!—exclamó el nombrado Frasquito
González.—No hay en todo el país tunante que más merezca
20
un tiro. Gobernador y Gobierno, todos son lo mismo. El
cura nos predicó el domingo tantas cosas altisonantes sobre
las herejías y ofensas a la religión que hacen en Madrid....
¡Oh! había que oírle.... Al fin dió muchos gritos en el
púlpito, diciendo que la religión ya no tenía defensores.
25

—Aquí está el gran Cristóbal Ramos—dijo la señora,
dando fuerte palmada en el hombro del Centauro.—Monta
a caballo; se pasea en la plaza y en el camino real, para
llamar la atención de los soldados; venle éstos, se espantan
de la fiera catadura del héroe y echan todos a correr
30
muertos de miedo.

La señora terminó su frase con una risa exagerada que
se hacía más chocante por el profundo silencio de los que
la oían. Caballuco estaba pálido.

—Señor Pasolargo—continuó la dama, poniéndose seria,—esta
noche, cuando vaya usted a su casa, mándeme acá a
su hijo Bartolomé para que se quede aquí. Necesito tener
buena gente en casa; y aun así, bien podrá suceder que el
mejor día amanezcamos mi hija y yo asesinadas.
5

—¡Señora!—exclamaron todos.

—¡Señora!—gritó Caballuco levantándose.—¿Eso es
broma o qué es?

—Señor Vejarruco, Sr. Pasolargo—continuó la señora,
sin mirar al bravo de la localidad;—no estoy segura en mi
10
casa. Ningún vecino de Orbajosa lo está, y menos yo.
Vivo con el alma en un hilo. No puedo pegar los ojos en
toda la noche.

—Pero ¿quién, quién se atreverá?...

—Vamos—exclamó Licurgo con ardor,—que yo, viejo15
y enfermo, seré capaz de batirme con todo el ejército
español si tocan el pelo de la ropa a la señora....

—Con el Sr. Caballuco—dijo Frasquito González,—basta
y sobra.

—¡Oh! no—repuso doña Perfecta con cruel sarcasmo.—No20
ven ustedes que Ramos ha dado su palabra al
Gobernador....

Caballuco volvió a sentarse, y poniendo una pierna sobre
otra, cruzó las manos sobre ellas.

—Me basta un cobarde—añadió implacablemente el25
ama,—con tal que no haya dado palabras. Quizás pase
yo por el trance de ver asaltada mi casa, de ver que me
arrancan de los brazos a mi querida hija, de verme
atropellada e insultada del modo más infame....

No pudo continuar. La voz se ahogó en su garganta y30
rompió a llorar desconsoladamente.

—¡Señora, por Dios, cálmese usted!... Vamos...
no hay motivo todavía....—dijo precipitadamente y con
semblante y voz de aflicción suma D. Inocencio.—También
es preciso un poquito de resignación para soportar las
calamidades que Dios me envía.

—Pero ¿quién... señora? ¿Quién se atreverá a tales
vituperios?—preguntó uno de los cuatro.—Orbajosa toda
se pondría sobre un pie para defender a la señora.
5

—Pero ¿quién, quién?—repitieron todos.

—Vaya, no la molesten ustedes con preguntas
importunas—dijo con oficiosidad el Penitenciario.—Pueden
retirarse.

—No, no, que se queden—manifestó vivamente la10
señora, secando sus lágrimas.—La compañía de mis buenos
servidores es para mí un gran consuelo.

—Maldita sea mi casta—dijo el tío Lucas, dándose un
puñetazo en la rodilla,—si todos estos gatuperios no son
obra del mismísimo sobrino de la señora.
15

—¿Del hijo de D. Juan Rey?

—Desde que le vi en la estación de Villahorrenda y me
habló con su voz melosilla y sus mimos de hombre cortesano—manifestó
Licurgo,—le tuve por un grandísimo... no
quiero acabar por respeto a la señora.... Pero yo le
20
conocí... le señalé desde aquel día, y yo no me equivoco.
Sé muy bien, como dijo el otro, que por el hilo se saca el
ovillo, por la muestra se conoce el paño, y por la uña el león.

—No se hable mal en mi presencia de ese desdichado
joven—dijo la de Polentinos severamente.—Por grandes
25
que sean sus faltas, la caridad nos prohibe hablar de ellas y
darles publicidad.

—Pero la caridad—manifestó D. Inocencio con cierta
energía,—no nos impide precavernos contra los malos; y
de eso se trata. Ya que han decaído tanto los caracteres
30
y el valor en la desdichada Orbajosa; ya que este pueblo
parece dispuesto a poner la cara para que escupan en ella
cuatro soldados y un cabo, busquemos alguna defensa
uniéndonos.

—Yo me defenderé como pueda—dijo con resignación
y cruzando las manos doña Perfecta.—¡Hágase la
voluntad del Señor!

—Tanto ruido para nada.... ¡Por vida de!... ¡En
esta casa son de la piel del miedo!...—exclamó
5
Caballuco, entre serio y festivo.—No parece sino que el tal D.
Pepito es una región (léase legión) de demonios. No se
asuste usted, señora mía. Mi sobrinillo Juan, que tiene
trece años, guardará la casa, y veremos, sobrino por sobrino,
quién puede más.
10

—Ya sabemos todos lo que significan tus guapezas y
valentías—replicó la dama.—¡Pobre Ramos, quieres
echártela de bravucón cuando ya se ha visto que no vales
para nada!

Ramos palideció ligeramente, fijando en la señora una15
mirada singular en que se confundían el espanto y el respeto.

—Sí, hombre, no me mires así. Ya sabes que no me
asusto de fantasmones. ¿Quieres que te hable de una vez
con claridad? Pues eres un cobarde.

Ramos, moviéndose como el que tiene por diversas partes20
de su cuerpo molestas picazones, demostraba gran
desasosiego. Su nariz expelía y recogía el aire como la de un
caballo. Dentro de aquel corpachón combatía consigo
misma por echarse fuera rugiendo y destrozando, una
tormenta, una pasión, una barbaridad. Después de modular
25
a medias algunas palabras, mascando otras, levantóse y
bramó de esta manera:

—¡Le cortaré la cabeza al Sr. Rey!

—¡Qué desatino! Eres tan bruto como cobarde—dijo
palideciendo la señora.—¿Qué hablas ahí de matar, si yo
30
no quiero que maten a nadie, y mucho menos a mi sobrino,
persona a quien amo a pesar de sus maldades?

—¡El homicidio! ¡Qué atrocidad!—exclamó el Sr. D.
Inocencio escandalizado.—Ese hombre está loco.

—¡Matar!... La idea tan sólo de un homicidio me
horroriza, Caballuco—dijo la señora cerrando los dulces
ojos.—¡Pobre hombre! Desde que has querido mostrar
valentía, has aullado como un lobo carnicero. Vete de
aquí, Ramos; me causas espanto.
5

—¿No dice la señora que tiene miedo? ¿No dice que
atropellarán la casa, que robarán a la niña?

—Sí, lo temo.

—Y eso lo ha de hacer un solo hombre—dijo Ramos
con desprecio volviendo a sentarse.—Eso lo ha de hacer
10
D. Pepe Poquita Cosa con sus matemáticas. Hice mal en
decir que le rebanaría el pescuezo. A un muñeco de ese
estambre, se le coge de una oreja y se le echa de remojo en
el río.

—Sí, ríete ahora, bestia. No es mi sobrino solo quien15
ha de cometer todos esos desafueros que has mencionado y
que yo temo; pues si fuese él solo no le temería.
Mandaría a Librada que se pusiera en la puerta con una escoba
... y bastaba.... No es él solo, no.

—¿Pues quién?20

—Hazte el borrico. ¿No sabes tú que mi sobrino y el
brigadier que manda esa condenada tropa se han
confabulado?...

—¡Confabulado!—exclamó Caballuco demostrando no
entender la palabra.
25

—Que están de compinche—dijo Licurgo.—Fabulearse
quiere decir estar de compinche. Ya me barruntaba yo lo
que dice la señora.

—Todo se reduce a que el brigadier y los oficiales son
uña y carne de D. José, y lo que él quiera lo quieren esos
30
soldadotes, y esos soldadotes harán toda clase de atropellos
y barbaridades, porque ese es su oficio.

—Y no tenemos alcalde que nos ampare.

—Ni juez.

—Ni gobernador. Es decir, que estamos a merced de
esa infame gentuza.

—Ayer—dijo Vejarruco,—unos soldados se llevaron
engañada a la hija más chica del tío Julián, y la pobre no
se atrevió a volver a su casa; mas la encontraron llorando
5
y descalza junto a la fuentecilla vieja, recogiendo los
pedazos de la cántara rota.

—¡Pobre D. Gregorio Palomeque! el escribano de
Naharilla Alta—dijo Frasquito.—Estos pillos le robaron todo
el dinero que tenía en su casa. Pero el brigadier, cuando
10
se lo contaron, contestó que era mentira.

—Tiranos, más tiranos no nacieron de madre—manifestó
el otro.—¡Cuando digo que por punto no estoy con
los Aceros!...

—¿Y qué se sabe de Francisco Acero?—preguntó15
mansamente doña Perfecta.—Sentiría que le ocurriera algún
percance. Dígame usted, D. Inocencio, ¿Francisco Acero
no nació en Orbajosa?

—No; él y su hermano son de Villajuán.

—Lo siento por Orbajosa—dijo doña Perfecta.—Esta20
pobre ciudad ha entrado en desgracia. ¿Sabe usted si
Francisco Acero dió palabra al gobernador de no molestar
a los pobres soldaditos en sus robos de doncellas, en sus
irreligiosidades, en sus sacrilegios, en sus infames felonías?

Caballuco dió un salto. Ya no se sentía punzado, sino25
herido por atroz sablazo. Encendido el rostro y con los
ojos llenos de fuego, gritó de este modo:

—Yo di mi palabra al gobernador, porque el gobernador
me dijo que venían con buen fin.

—Bárbaro, no grites. Habla como la gente y te30
escucharemos.

—Yo prometí que ni yo ni ninguno de mis amigos
levantaríamos partidas en tierra de Orbajosa.... A todo el que
ha querido salir porque le retozaba la guerra en el cuerpo,
le he dicho: Vete con los Aceros, que aquí no nos movemos....
Pero tengo mucha gente honrada, sí señora, y buena, sí
señora, y valiente, sí señora, que está desperdigada por los
caseríos y las aldeas y los arrabales y los montes, cada uno
en su casa, ¿eh? Y en cuanto yo les diga la mitad de media5
palabra, ¿eh? ya están todos descolgando las escopetas,
¿eh? y echando a correr a caballo o a pie para ir a donde
yo les mande.... Y no me anden con gramáticas, que si
yo di mi palabra, fué porque la di, y si no salgo es porque
no quiero salir, y si quiero que haya partidas las habrá, y si
10
no quiero, no; porque yo soy quien soy, el mismo hombre
de siempre, bien lo saben todos.... Y digo otra vez que
no vengan con gramáticas, ¿estamos?... y que no me
digan las cosas al revés, ¿estamos?... y si quieren que
salga me lo declaren con toda la boca abierta, ¿estamos?
15
... porque para eso nos ha dado Dios la lengua, para
decir esto y aquello. Bien sabe la señora quien soy, así
como bien sé yo que le debo la camisa que me pongo, y el
pan que cómo hoy, y el primer garbanzo que chupé cuando
me despecharon, y la caja en que enterraron a mi padre
20
cuando murió, y las medicinas y el médico que me pusieron
bueno cuando estuve enfermo; y bien sabe la señora que
si ella me dice: "Caballuco, rómpete la cabeza," voy a aquel
rincón y contra la pared me la rompo; bien sabe la señora
que si ahora dice ella que es de día, yo, aunque vea la
25
noche, creeré que me equivoco y que es claro día; bien
sabe la señora que ella y su hacienda son antes que mi vida,
y que si delante de mí la pica un mosquito, le perdono
porque es mosquito; bien sabe la señora que la quiero más
que a cuanto hay debajo del sol.... A un hombre de
30
tanto corazón se le dice: "Caballuco, so animal, haz esto
o lo otro,"... y basta de ritólicas y mete y saca de
palabrejas y sermoncillos al revés y pincha por aquí y pellizca
por allá.

—Vamos, hombre, sosiégate—dijo doña Perfecta con
bondad.—Te has sofocado como aquellos oradores
republicanos que venían a predicar aquí la religión libre, el amor
libre y no sé cuántas cosas libres.... Que te traigan un
vaso de agua.
5

Caballuco hizo con el pañuelo una especie de rodilla,
apretado envoltorio o más bien pelota, y se lo pasó por la
ancha frente y cogote para limpiarse ambas partes,
cubiertas de sudor. Trajéronle un vaso de agua, y el señor
canónigo, con una mansedumbre que cuadraba perfectamente a
10
su carácter sacerdotal, lo tomó de manos de la criada para
presentárselo y sostener el plato mientras bebía. El agua
se escurría por el gaznate de Caballuco, produciendo un
claqueteo sonoro.

—Ahora tráigame usted otro a mí, señora Librada—dijo15
D. Inocencio.—También tengo un poco de fuego dentro.

Doña Perfecta

XXII.

embellishment

¡Desperta!

—Respecto a lo de las partidas—dijo doña Perfecta
cuando concluyeron de beber,—sólo te digo que hagas lo
que tu conciencia te dicte.

—Yo no entiendo de ditados—gritó Ramos.—Haré lo20
que sea del gusto de la señora.

—Pues yo no te aconsejaré nada en asunto tan grave—repuso
ella con la circunspección y comedimiento que tan
bien le sentaban.—Eso es muy grave, gravísimo, y yo no
puedo aconsejarte nada.
25

—Pero el parecer de usted....

—Mi parecer es que abras los ojos y veas, que abras los
oídos y oigas.... Consulta tu corazón... yo te concedo
que tienes un gran corazón.... Consulta a ese juez, a
ese consejero que tanto sabe, y haz lo que él te mande.
30


Caballuco meditó, pensó todo lo que puede pensar una
espada.

—Los de Naharilla Alta—dijo Vejarruco,—nos
contamos ayer y éramos trece, propios para cualquier cosita
mayor.... Pero como temíamos que la señora se
5
enfadara, no hicimos nada. Es tiempo ya de trasquilar.

—No te preocupes de la trasquila—dijo la señora.—Tiempo
hay. No se dejará de hacer por eso.

—Mis dos muchachos—manifestó Licurgo—riñeron ayer
el uno con el otro, porque uno quería irse con Francisco
10
Acero y el otro no. Yo les dije: "Despacio, hijos míos,
que todo se andará. Esperad, que tan buen pan hacen
aquí como en Francia."

—Anoche me dijo Roque Pelosmalos—manifestó el tío
Pasolargo,—que en cuanto el Sr. Ramos dijera tanto así,
15
ya estaban todos con las armas en la mano. ¡Qué lástima
que los dos hermanos Burguillos se hayan ido a labrar las
tierras de Lugarnoble!

—Vaya usted a buscarlos—dijo el ama vivamente.—Sr.
Lucas, proporciónele usted un caballo al tío Pasolargo.
20

—Yo, si la señora me lo manda, y el señor Ramos también—dijo
Frasquito González,—iré a Villahorrenda a ver
si Robustiano, el guarda de montes y su hermano Pedro
quieren también....

—Me parece buena idea. Robustiano no se atreve a25
venir a Orbajosa, porque me debe un piquillo. Puedes
decirle que le perdono los seis duros y medio.... Esta
pobre gente, que tan generosamente sabe sacrificarse por
una buena idea, se contenta con tan poco.... ¿No es
verdad, Sr. D. Inocencio?
30

—Aquí nuestro buen Ramos—repuso el canónigo,—me
dice que sus amigos están descontentos con él por su
tibieza; pero que en cuanto le vean determinado se
pondrán todos la canana al cinto.

—Pero qué, ¿estás determinado a echarte a la calle?—dijo
la señora.—No te he aconsejado yo tal cosa, y si lo
haces es por tu voluntad. Tampoco el Sr. D. Inocencio te
habrá dicho una palabra en este sentido. Pero cuando tú
lo decides así, razones muy poderosas tendrás.... Dime,
5
Cristóbal, ¿quieres cenar? ¿quieres tomar algo?... con
franqueza....

—En cuanto a que yo aconseje al Sr. Ramos que se eche
al campo—dijo D. Inocencio, mirando por encima de los
cristales de sus anteojos,—razón tiene la señora. Yo,
10
como sacerdote, no puedo aconsejar tal cosa. Sé que
algunos lo hacen; y aun toman las armas; pero esto me parece
impropio, muy impropio, y no seré yo quien los imite.
Llevo mi escrupulosidad hasta el extremo de no decir una
palabra al Sr. Ramos sobre la peliaguda cuestión de su
15
levantamiento en armas. Yo sé que Orbajosa lo desea; sé
que le bendecirán todos los habitantes de esta noble ciudad;
sé que vamos a tener aquí hazañas dignas de pasar a la
historia; pero, sin embargo, permítaseme un discreto
silencio.
20

—Está muy bien dicho—añadió doña Perfecta.—No
me gusta que los sacerdotes se mezclen en tales asuntos.
Un clérigo ilustrado debe conducirse de este modo. Bien
sabemos que en circunstancias solemnes y graves, por
ejemplo, cuando peligran la patria y la fe, están los
25
sacerdotes en su terreno incitando a los hombres a la lucha y
aun figurando en ella. Pues que Dios mismo ha tomado
parte en célebres batallas, bajo la forma de ángeles o santos,
bien pueden sus ministros hacerlo. Durante la guerra contra
los infieles, ¿cuántos obispos acaudillaron las tropas
30
castellanas?

—Muchos, y algunos fueron insignes guerreros. Pero
estos tiempos no son como aquellos, señora. Verdad es
que si vamos a mirar atentamente las cosas, la fe peligra
ahora más que antes.... ¿Pues qué representan esos
ejércitos que ocupan nuestra ciudad y pueblos inmediatos?
¿qué representan? ¿Son otra cosa más que el infame
instrumento de que se valen para sus pérfidas conquistas
y el exterminio de las creencias, los ateos y protestantes de
5
que está infestado Madrid?... Bien lo sabemos todos.
En aquel centro de corrupción, de escándalo, de
irreligiosidad y descreimiento, unos cuantos hombres malignos,
comprados por el oro extranjero, se emplean en destruir en
nuestra España la semilla de la fe.... ¿Pues qué creen
10
ustedes? Nos dejan a nosotros decir misa y a ustedes
oírla por un resto de consideración, por vergüenza... pero
el mejor día.... Por mi parte, estoy tranquilo. Soy un
hombre que no se apura por ningún interés temporal y
mundano. Bien lo sabe la señora doña Perfecta, bien lo
15
saben todos los que me conocen. Estoy tranquilo y no me
asusta el triunfo de los malvados. Sé muy bien que nos
aguardan días terribles; que cuantos vestimos el hábito
sacerdotal tenemos la vida pendiente de un cabello, porque
España, no lo duden ustedes, presenciará escenas como
20
aquellas de la revolución francesa, en que perecieron miles
de sacerdotes piadosísimos en un mismo día.... Mas no
me apuro. Cuando toquen a degollar presentaré mi cuello;
ya he vivido bastante. ¿Para qué sirvo yo? Para nada,
para nada.
25

—Comido de perros me vea yo—exclamó Vejarruco,
mostrando el puño, no menos duro y fuerte que un martillo,—si
no acabamos pronto con toda esa canalla ladrona.

—Dicen que la semana que viene comienza el derribo
de la catedral—indicó Frasquito.
30

—Supongo que la derribarán con picos y martillos—dijo
el canónigo sonriendo.—Hay artífices que no tienen esas
herramientas, y sin embargo adelantan más edificando.
Bien saben ustedes que, según tradición piadosa, nuestra
hermosa capilla del Sagrario fué derribada por los moros en
un mes y reedificada en seguida por los ángeles en una sola
noche.... Dejarles, dejarles que derriben.

—En Madrid, según nos contó la otra noche el cura de
Naharilla—dijo Vejarruco,—ya quedan tan pocas iglesias,
5
que algunos curas dicen misa en medio de la calle, y como
les aporrean y les dicen injurias y también les escupen,
muchos no la quieren decir.

—Felizmente aquí, hijos míos—manifestó D. Inocencio,—no
hemos tenido aún escenas de esa naturaleza. ¿Por
10
qué? Porque saben qué clase de gente sois; porque tienen
noticia de vuestra piedad ardiente y de vuestro valor....
No les arriendo la ganancia a los primeros que pongan la
mano en nuestros sacerdotes y en nuestro culto.... Por
supuesto, dicho se está que si no se les ataja a tiempo,
15
harán diabluras. ¡Pobre España, tan santa y tan humilde
y tan buena! ¡Quién había de decir que llegarían a estos
apurados extremos!... Pero yo sostengo que la
impiedad no triunfará, no señor. Todavía hay gente valerosa,
todavía hay gente de aquella de antaño, ¿no es verdad, Sr.
20
Ramos?

—Todavía la hay, sí señor—repuso éste.

—Yo tengo una fe ciega en el triunfo de la ley de Dios.
Alguno ha de salir en defensa de ella. Si no son unos,
serán otros. La palma de la victoria, y con ella la gloria
25
eterna, alguien se la ha de llevar. Los malvados perecerán,
si no hoy mañana. Aquél que va contra la ley de Dios
caerá, no hay remedio. Sea de esta manera, sea de la otra,
ello es que ha de caer. No le salvan ni sus argucias, ni
sus escondites, ni sus artimañas. La mano de Dios está
30
alzada sobre él y le herirá sin falta. Tengámosle compasión
y deseemos su arrepentimiento... en cuanto a vosotros,
hijos míos, no esperéis que os diga una palabra sobre el
paso que seguramente vais a dar. Sé que sois buenos, sé
que vuestra determinación generosa y el noble fin que os
guía lavan toda mancha pecaminosa por causa del
derramamiento de sangre que pudierais recibir; sé que Dios os
bendice, que vuestra victoria, lo mismo que vuestra muerte,
os sublimarán a los ojos de los hombres y a los de Dios; sé
5
que se os deben palmas y alabanzas y toda suerte de
honores; pero a pesar de esto, hijos míos, mi labio no os
incitará a la pelea. No lo ha hecho nunca ni lo hará ahora.
Obrad con arreglo al ímpetu de vuestro noble corazón. Si
él os manda que os estéis en vuestras casas, estáos en ellas;
10
si él os manda que salgáis, salid en buen hora. Me resigno
a ser mártir y a inclinar mi cuello ante el verdugo, si esa
miserable tropa continúa aquí. Pero si un impulso hidalgo
y ardiente y pío de los hijos de Orbajosa contribuye a la
grande obra de la extirpación de las desventuras patrias,
15
me tendré por el más dichoso de los hombres sólo con ser
paisano vuestro; y toda mi vida de estudios, de penitencia,
de resignación, no me parecerá tan meritoria para aspirar
al cielo, como un día solo de vuestro heroísmo.

—¡No se puede decir más y mejor!—exclamó doña20
Perfecta arrebatada de entusiasmo.

Caballuco se había inclinado hacia adelante en su asiento,
poniendo los codos sobre las rodillas. Cuando el canónigo
acabó de hablar, tomóle la mano y se la besó con fervor.

—Hombre mejor no ha nacido de madre—dijo el tío25
Licurgo enjugando o haciendo que enjugaba una lágrima.

—¡Que viva el señor Penitenciario!—gritó Frasquito
González poniéndose en pie y arrojando hacia el techo su
gorra.

—Silencio—dijo doña Perfecta.—Siéntate, Frasquito.30
Tú eres de los de mucho ruido y pocas nueces.

—¡Bendito sea Dios, que le dió a usted ese pico de oro!—exclamó
Cristóbal inflamado de admiración.—¡Qué dos
personas tengo delante! Mientras vivan las dos, ¿para
qué se quiere más mundo?... Toda la gente de España
debiera ser así... pero ¡cómo ha de ser así si no hay
más que pillería! En Madrid, que es la corte de donde
vienen leyes y mandarines, todo es latrocinio y farsa.
¡Pobre religión, cómo la han puesto!... No se ven más
5
que pecados.... Señora doña Perfecta, señor D.
Inocencio, por el alma de mi padre, por el alma de mi abuelo, por
la salvación de la mía, juro que deseo morir.

—¡Morir!

—Que me maten esos perros tunantes, y digo que me10
maten, porque yo no puedo descuartizarlos a ellos. Soy
muy chico.

—Ramos, eres grande—dijo solemnemente la señora.

—¿Grande, grande?... Grandísimo por el corazón;
pero ¿tengo yo plazas fuertes, tengo caballería, tengo
15
artillería?

—Esa es una cosa, Ramos—dijo doña Perfecta
sonriendo,—de que yo no me ocuparía. ¿No tiene el enemigo
lo que a ti te hace falta?

—Sí.20

—Pues quítaselo....

—Se lo quitaremos, sí, señora. Cuando digo que se lo
quitaremos....

—Querido Ramos—exclamó D. Inocencio.—Envidiable
posición es la de usted.... ¡Destacarse, elevarse sobre
25
la vil muchedumbre, ponerse al igual de los mayores héroes
del mundo... poder decir que la mano de Dios guía su
mano.... ¡Oh, qué grandeza y honor! Amigo mío, no
es lisonja. ¡Qué apostura, qué gentileza, qué gallardía!...
No; hombres de tal temple no pueden morir. El Señor
30
va con ellos y la bala y hierro enemigos detiénense...
no se atreven... ¿qué se han de atrever viniendo de
cañón y de manos de herejes?... Querido Caballuco, al
ver a usted, al ver su bizarría y caballerosidad, vienen a mi
memoria, sin poderlo remediar, los versos de aquel romance
de la conquista del imperio de Trapisonda:

Llegó el valiente Roldán
de todas armas armado,
en el fuerte Briador,
5
su poderoso caballo,
y la fuerte Durlindana
muy bien ceñida a su lado,
la lanza como una entena,
el fuerte escudo embrazado....
10
Por la visera del yelmo
fuego venía lanzando;
retemblando con la lanza
como un junco muy delgado,
y a toda la hueste junta
15
fieramente amenazando.

—Muy bien—exclamó Licurgo batiendo palmas.—Y yo
digo como D. Renialdos:

¡Nadie en don Renialdos toque
si quiere ser bien librado!
20
Quien otra cosa quisiere
él será tan bien pagado,
que todo el resto del mundo
no se escape de mi mano
sin quedar pedazos hecho
25
o muy bien escarmentado.

—Ramos, tú querrás cenar; tú querrás tomar algo, ¿no
es verdad?—dijo la señora.

—Nada, nada—repuso el Centauro,—denme si acaso
un plato de pólvora.
30

Diciendo esto, soltó estrepitosa carcajada, dió varios
paseos por la habitación, observado atentamente por todos,
y deteniéndose junto al grupo, fijó los ojos en doña Perfecta,
y con atronadora voz profirió estas palabras:

—Digo que no hay más que decir. ¡Viva Orbajosa,35
muera Madrid!

Descargó la mano sobre la mesa, con tal fuerza que
retembló el piso de la casa.

—¡Qué poderoso brío!—dijo D. Inocencio.

—Vaya que tienes unos puños....

Todos contemplaban la mesa que se había partido en dos5
pedazos.

Fijaban luego los ojos en el nunca bastante admirado
Renialdos o Caballuco. Indudablemente había en su
semblante hermoso, en sus ojos verdes, animados por extraño
resplandor felino, en su negra cabellera, en su cuerpo
10
hercúleo, cierta expresión y aire de grandeza, un resabio o más
bien recuerdo de las grandes razas que dominaron al mundo.
Pero su aspecto general era el de una degeneración
lastimosa, y costaba trabajo encontrar la filiación noble y
heroica en la brutalidad presente. Se parecía a los grandes
15
hombres de D. Cayetano, como se parece el mulo al caballo.

Doña Perfecta

XXIII

embellishment

Misterio

Después de lo que hemos referido, duró mucho la
conferencia; pero omitimos lo restante por no ser indispensable
para la buena inteligencia de esta relación. Retiráronse al
fin, quedando para lo último, como de costumbre, el Sr. D.
20
Inocencio. No habían tenido tiempo aún la señora y el
canónigo para cambiar dos palabras, cuando entró en el
comedor una criada de edad y mucha confianza, que era
el brazo derecho de doña Perfecta, y como ésta la viera
inquieta y turbada, llenóse también de turbación, sospechando
25
que algo malo en la casa ocurría.

—No encuentro a la señorita por ninguna parte—dijo
la criada, respondiendo a las preguntas de la señora.

—¡Jesús! ¡Rosario!... ¿dónde está mi hija?

—¡Válgame la Virgen del Socorro!—gritó el
Penitenciario, tomando el sombrero y disponiéndose a correr tras
la señora.

—Buscadla bien.... ¿Pero no estaba contigo en su
cuarto?
5

—Sí, señora—repuso temblando la criada vieja;—pero
el demonio me tentó y me quedé dormida.

—¡Maldito sea tu sueño!... ¡Jesús mío!... ¿qué
es esto? ¡Rosario, Rosario.... Librada!

Subieron, bajaron, tornaron a bajar y a subir, llevando10
luz y registrando todas las piezas. Por último oyóse la voz
del Penitenciario en la escalera, que decía con júbilo:

—Aquí está, aquí está. Ya pareció.

Un instante después madre e hija se encontraban la una
frente a la otra en la galería.
15

—¿Dónde estabas?—preguntó con severo acento doña
Perfecta, examinando el rostro de su hija.

—En la huerta—repuso la niña más muerta que viva.

—¿En la huerta a estas horas? ¡Rosario!...

—Tenía calor, me asomé a la ventana, se me cayó el20
pañuelo y bajé a buscarlo.

—¿Por qué no dijiste a Librada que te lo alcanzase?...
¡Librada!... ¿Dónde está esa muchacha? ¿Se ha
dormido también?

Librada apareció al fin. Su semblante pálido indicaba25
la consternación y el recelo del delincuente.

—¿Qué es esto? ¿Dónde estabas?—preguntó con
terrible enojo la dama.

—Pues, señora... bajé a buscar la ropa que está en
el cuarto de la calle... y me quedé dormida.
30

—Todas duermen aquí esta noche. Me parece que alguna
no dormirá en mi casa mañana. Rosario, puedes retirarte.

Comprendiendo que era indispensable proceder con
prontitud y energía, la señora y el canónigo emprendieron sin
tardanza sus investigaciones. Preguntas, amenazas, ruegos,
promesas, fueron empleadas con habilidad suma para
inquirir la verdad de lo acontecido. No resultó ni sombra de
culpabilidad en la criada anciana; pero Librada confesó de
plano entre lloros y suspiros todas sus bellaquerías, que
5
sintetizaremos del modo siguiente:

Poco después de alojarse en la casa, el señor Pinzón
empezó a hacer cocos a la señorita Rosario. Dió dinero a
Librada, según ésta dice, para tenerla por mensajera de
recados y amorosas esquelas. La señorita no se mostró
10
enojada, sino antes bien gozosa, y pasaron algunos días de
esta manera. Por último, la sirvienta declara que aquella
noche Rosario y el Sr. Pinzón habían concertado verse y
hablarse en la ventana de la habitación de este último, que
da a la huerta. Confiaron su pensamiento a la doncella,
15
quien ofreció protegerlo mediante una cantidad que se le
entregara en el acto. Según lo convenido, el Pinzón debía
salir de la casa a la hora de costumbre y volver ocultamente
a las nueve, y entrar en su cuarto, del cual y de la casa
saldría también clandestinamente más tarde, para volver sin
20
tapujos a la hora avanzada de costumbre. De este modo
no podría sospecharse de él. La Librada aguardó al
Pinzón, el cual entró muy envuelto en su capote sin hablar
palabra. Metióse en su cuarto a punto que la señorita
bajaba a la huerta. La Librada, mientras duró la entrevista,
25
que no presenció, estuvo de centinela en la galería
para avisar a Pinzón cualquier peligro que ocurriese; y al
cabo de una hora salió éste como antes, muy bien cubierto
con su capote y sin hablar una palabra. Concluída la
confesión, D. Inocencio preguntó a la desdichada:
30

—¿Estás segura de que el que entró y salió era el Sr.
Pinzón?

La reo no contestó nada, y sus facciones indicaban gran
perplejidad.

La señora se puso verde de ira.

—¿Tú le viste la cara?

—¿Pero quién podría ser sino él?—repuso la doncella.—Yo
tengo la seguridad de que era él. Fué derecho a su
cuarto... conocía muy bien el camino.
5

—Es raro—dijo el canónigo.—Viviendo en la casa no
necesitaba emplear tales tapujos.... Podía haber
pretextado una enfermedad y quedarse.... ¿No es verdad,
señora?

—Librada—exclamó ésta con exaltación de ira,—te10
juro por Dios que irás a presidio.

Después cruzó las manos, clavándose los dedos de la una
en la otra con tanta fuerza, que casi se hizo sangre.

—Sr. D. Inocencio—exclamó.—Muramos... no hay
más remedio que morir.
15

Después rompió a llorar desconsolada.

—Valor, señora mía—dijo el clérigo con acento
patético.—Mucho valor.... Ahora es preciso tenerlo grande.
Esto requiere serenidad y gran corazón.

—El mío es inmenso—dijo entre sollozos la de20
Polentinos.

—El mío es pequeñito...—dijo el canónigo;—pero
allá veremos.

Doña Perfecta

XXIV

embellishment

La Confesión

Entre tanto Rosario, con el corazón hecho pedazos, sin
poder llorar, sin poder tener calma ni sosiego, traspasada
25
por el frío acero de un dolor inmenso, con la mente pasando
en veloz carrera del mundo a Dios y de Dios al mundo,
aturdida y media loca, estaba a altas horas de la noche en
su cuarto, puesta de hinojos, cruzadas las manos, con los
pies desnudos sobre el suelo, la ardiente sien apoyada en el
30
borde del lecho, a obscuras, a solas, en silencio. Cuidaba
de no hacer el menor ruido, para no llamar la atención de
su mamá, que dormía o aparentaba dormir en la habitación
inmediata. Elevó al cielo su exaltado pensamiento en esta
forma:
5

—Señor, Dios mío, ¿por qué antes no sabía mentir y
ahora sé? ¿Por qué antes no sabía disimular y ahora
disimulo? ¿Soy una mujer infame?... Esto que siento
y que a mí me pasa es la caída de las que no vuelven a
levantarse. ¿He dejado de ser buena y honrada?...
10
Yo no me conozco. ¿Soy yo misma, o es otra la que está
en este sitio?... ¡Qué de terribles cosas en tan pocos
días! ¡Cuántas sensaciones diversas! ¡Mi corazón está
consumido de tanto sentir!... Señor, Dios mío, ¿oyes
mi voz, o estoy condenada a rezar eternamente sin ser oída?...
15
Yo soy buena, nadie me convencerá de que no soy
buena. Amar, amar muchísimo, ¿es acaso maldad?...
Pero no... esto no es una ilusión, un engaño. Soy más
mala que las peores mujeres de la tierra. Dentro de mí
una gran culebra me muerde y me envenena el corazón....
20
¿Qué es esto que siento? ¿Por qué no me matas, Dios
mío? ¿Por qué no me hundes para siempre en el Infierno?...
Es espantoso, pero lo confieso, lo confieso a solas a
Dios, que me oye, y lo confesaré ante el sacerdote.
Aborrezco a mi madre. ¿En qué consiste esto? No puedo
25
explicármelo. Él no me ha dicho una palabra en contra de
mi madre. Yo no sé cómo ha venido esto.... ¡Qué
mala soy! Los demonios se han apoderado de mí. Señor,
ven en mi auxilio, porque no puedo con mis propias fuerzas
vencerme.... Un impulso terrible me arroja de esta casa.
30
Quiero huir, quiero correr fuera de aquí. Si él no me lleva,
me iré tras él arrastrándome por los caminos.... ¿Qué
divina alegría es ésta que dentro de mi pecho se confunde
con tan amarga pena?... Señor, Dios padre mío, ilumíname.
Quiero amar tan sólo. Yo no nací para este
rencor que me está devorando. Yo no nací para disimular,
ni para mentir, ni para engañar. Mañana saldré a la calle,
gritaré en medio de ella, y a todo el que pase le diré: amo,
aborrezco
.... Mi corazón se desahogará de esta manera....
5
¿Qué dicha sería poder conciliario todo, amar y
respetar a todo el mundo! La Virgen Santísima me
favorezca.... Otra vez la idea terrible. No lo quiero pensar,
y lo pienso. No lo quiero sentir, y lo siento. ¡Ah! no
puedo engañarme sobre este particular. No puedo ni
10
destruirlo ni atenuarlo... pero puedo confesarlo y lo
confieso, diciéndote: ¡Señor, que aborrezco a mi madre!

Al fin se aletargó. En su inseguro sueño, la imaginación
le reproducía todo lo que había hecho aquella noche,
desfigurándolo, sin alterarlo en su esencia. Oía el reloj de la
15
catedral dando las nueve; veía con júbilo a la criada
anciana, durmiendo con beatífico sueño, y salía del cuarto
muy despacito para no hacer ruido; bajaba la escalera
suavemente, que no movía un pie hasta no estar segura de
poder evitar el más ligero ruido. Salía a la huerta, dando
20
una vuelta por el cuarto de las criadas y la cocina; en la
huerta deteníase un momento para mirar al cielo, que
estaba negro y tachonado de estrellas. El viento callaba.
Ningún viento interrumpía el hondo sosiego de la noche.
Parecía existir en ella una atención fija y silenciosa, propia
25
de ojos que miran sin pestañear y oídos que acechan en la
expectativa de un gran suceso.... La noche observaba.

Acercábase después a la puerta vidriera del comedor, y
miraba con cautela a cierta distancia, temiendo que la vieran
los de dentro. A la luz de la lámpara del comedor veía
30
a su madre de espaldas. El Penitenciario estaba a la
derecha y su perfil se descomponía de un modo extraño; crecíale
la nariz, asemejándose al pico de un ave inverosímil, y
toda su figura se tornaba en una recortada sombra, negra y
espesa, con ángulos aquí y allí, irrisoria, escueta y delgada.
Enfrente estaba Caballuco, más semejante a un dragón que
a un hombre. Rosario veía sus ojos verdes, como dos
grandes linternas de convexos cristales. Aquel fulgor y la
imponente figura del animal le infundían miedo. El tío
5
Licurgo y los otros tres se le presentaban como figuritas
grotescas. Ella había visto, en alguna parte, sin duda en
los muñecos de barro de las ferias, aquel reír estúpido,
aquellos semblantes toscos y aquel mirar lelo. El dragón
agitaba sus brazos, que en vez de accionar, daban vueltas
10
como aspas de molino, y revolvía los globos verdes, tan
semejantes a los fanales de una farmacia, de un lado para
otro. Su mirar cegaba.... La conversación parecía
interesante. El Penitenciario agitaba las alas. Era una
presumida avecilla que quería volar y no podía. Su pico se
15
alargaba y se retorcía. Erizábansele las plumas con
síntomas de furor, y después, recogiéndose y aplacándose,
escondía la pelada cabeza bajo el ala. Luego las figurillas de
barro se agitaban queriendo ser personas, y Frasquito
González se empeñaba en pasar por hombre.
20

Rosario sentía un pavor inexplicable en presencia de
aquel amistoso concurso. Alejábase de la vidriera y seguía
adelante paso a paso, mirando a todos lados por ver si era
observada. Sin ver a nadie, creía que un millón de ojos se
fijaban en ella.... Pero sus temores y su vergüenza
25
disipábanse de improviso. En la ventana del cuarto donde
habitaba el Sr. Pinzón aparecía un hombre azul; brillaban
en su cuerpo los botones como sartas de lucecillas. Ella se
acercaba. En el mismo instante sentía que unos brazos
con galones la suspendían como una pluma, metiéndola con
30
rápido movimiento dentro de la pieza. Todo cambiaba.
De súbito sonó un estampido, un golpe seco que estremeció
la casa en sus cimientos. Ni uno ni otro supieron la causa
de tal estrépito. Temblaban y callaban.

Era el momento en que el dragón había roto la mesa del
comedor.

Doña Perfecta

XXV

embellishment

Sucesos Imprevistos.—Pasajero Desconcierto

La escena cambia. Ved una estancia hermosa, clara,
humilde, alegre, cómoda y de un aseo sorprendente. Fina
estera de junco cubre el piso, y las blancas paredes se
5
adornan con hermosas estampas de santos y algunas esculturas
de dudoso valor artístico. La antigua caoba de los muebles
brilla lustrada por los frotamientos del sábado, y el altar,
donde una pomposa Virgen, de azul y plata vestida, recibe
doméstico culto, se cubre de mil graciosas chucherías, mitad
10
sacras, mitad profanas. Hay además cuadritos de
mostacilla, pilas de agua bendita, una relojera con Agnus Dei,
una rizada palma de Domingo de Ramos y no pocos floreros
de inodoras flores de trapo. Enorme estante de roble contiene
una rica y escogida biblioteca, y allí está Horacio el
15
epicúreo y sibarita junto con el tierno Virgilio, en cuyos
versos se ve palpitar y derretirse el corazón de la inflamada
Dido; Ovidio el narigudo, tan sublime como obsceno y
adulador, junto con Marcial, el tunante lenguaraz y
conceptista; Tibulo el apasionado con Cicerón el grande; el severo
20
Tito Livio con el terrible Tácito, verdugo de los Césares;
Lucrecio el panteísta; Juvenal, que con la pluma desollaba;
Plauto, el que imaginó las mejores comedias de la
antigüedad dando vueltas a la rueda de un molino; Séneca el
filósofo, de quien se dijo que el mejor acto de su vida fué la
25
muerte; Quintiliano el retórico; Salustio el pícaro, que tan
bien habla de la virtud; ambos Plinios, Suetonio y Varrón,
en una palabra, todas las letras latinas, desde que
balbucieron su primera palabra con Livio Andronico, hasta que
exhalaron su postrer suspiro con Rutilio.
30

Pero haciendo esta inútil, aunque rápida enumeración, no
hemos observado que dos mujeres han entrado en el cuarto.
Es muy temprano, pero en Orbajosa se madruga mucho.
Los pajaritos cantan que se las pelan en sus jaulas; tocan
a misa las campanas de las iglesias, y hacen sonar sus
5
alegres esquilas las cabras que van a dejarse ordeñar a las
puertas de las casas.

Las dos señoras que vemos en la habitación descrita
vienen de oír misa. Visten de negro, y cada cual trae en
la mano derecha su librito de devoción y el rosario envuelto
10
en los dedos.

—Tu tío no puede tardar ya—dijo una de ellas,—le
dejamos empezando la misa; pero él despacha pronto, y a
estas horas estará en la sacristía quitándose la casulla. Yo
me hubiera quedado a oírle la misa, pero hoy es día de
15
mucha fatiga para mí.

—Yo no he oído hoy más que la del señor magistral—dijo
la otra;—la del señor magistral que las dice en un
suspiro, y creo que no me ha sido de provecho, porque
estaba muy preocupada, sin poder apartar el entendimiento
20
de estas cosas terribles que nos pasan.

—¡Cómo ha de ser!... Es preciso tener paciencia...
Veremos lo que nos aconseja tu tío.

—¡Ay!—exclamó la segunda exhalando un hondo y
patético suspiro.—Yo tengo la sangre abrasada.
25

—Dios nos amparará.

—¡Pensar que una persona como usted, una señora como
usted se ve amenazada por un!... Y él sigue en sus
trece... Anoche, señora doña Perfecta, conforme usted
me lo mandó, volví a la posada de la viuda del Cuzco, y he
30
pedido nuevos informes. El don Pepito y el brigadier
Batalla están siempre juntos conferenciando... ¡ay Jesús,
Dios y Señor mío!... conferenciando sobre sus infernales
planes y despachando botellas de vino. Son dos perdidos,
dos borrachos. Sin duda discurren alguna maldad muy
grande. Como me intereso tanto por usted, anoche, estando
yo en la posada, vi salir al D. Pepito y le seguí....

—¿Y a dónde fué?

—Al Casino, sí, señora, al Casino—repuso la otra turbándose5
ligeramente.—Después volvió a su casa. ¡Ay!
cuánto me reprendió mi tío por haber estado hasta muy
tarde ocupada en este espionaje... pero no lo puedo
remediar... ¡Jesús divino, ampárame! No lo puedo
remediar, y mirando a una persona como usted en trances
10
tan peligrosos, me vuelvo loca... Nada, nada, señora,
estoy viendo que a lo mejor esos tunantes asaltan la casa y
nos llevan a Rosarito....

Doña Perfecta, pues era ella, fijando la vista en el suelo,
meditó largo rato. Estaba pálida y ceñuda. Por fin
15
exclamó:

—Pues no veo el modo de impedirlo.

—Yo sí lo veo—dijo vivamente la otra, que era la
sobrina del Penitenciario y madre de Jacinto.—Veo un
medio muy sencillo, el que he manifestado a usted y no le
20
gusta. ¡Ah! señora mía, usted es demasiado buena. En
ocasiones como esta conviene ser un poco menos perfecta
... dejar a un ladito los escrúpulos. Pues qué, ¿se va a
ofender Dios por eso?

—María Remedios—dijo la señora con altanería,—no25
digas desatinos.

—¡Desatinos!... Usted, con sus sabidurías, no podrá
ponerle las peras a cuarto al sobrinejo. ¿Qué cosa más
sencilla que la que yo propongo? Puesto que ahora no hay
justicia que nos ampare, hagamos nosotros la gran justiciada.
30
¿No hay en casa de usted hombres que sirvan para
cualquier cosa? Pues llamarles y decirles: "Mira, Caballuco,
Pasolargo o quien sea, esta misma noche te tapujas
bien, de modo que no seas conocido; llevas contigo a un
amiguito de confianza, y te pones detrás de la esquina de la
calle de Santa Faz. Aguardáis un rato, y cuando D. José
Rey pase por la calle de la Tripería para ir al Casino, porque
de seguro irá al Casino, ¿entendéis bien? cuando pase
le salís al encuentro y le dais un susto"...
5

—María Remedios, no seas tonta—indicó con magistral
dignidad la señora.

—Nada más que un susto, señora: atienda usted bien
a lo que digo, un susto. Pues qué, ¿había yo de aconsejar
un crimen?... ¡Jesús, Padre y Redentor mío! Sólo la
10
idea me llena de horror, y parece que veo señales de sangre
y fuego delante de mis ojos. Nada de eso, señora mía...
Un susto, y nada más que un susto, por lo cual comprenda
ese bergante que estamos bien defendidas. Él va solo al
Casino, señora, enteramente solo, y allí se junta con sus
15
amigotes, los del sable y morrioncete. Figúrese usted que
recibe el susto y que además le quedan algunos huesos quebrantados,
sin nada de heridas graves se entiende...
pues en tal caso, o se acobarda y huye de Orbajosa, o se
tiene que meter en la cama por quince días. Eso sí, hay
20
que recomendarles que el susto sea bueno. Nada de matar
... cuidadito con eso, pero sentar bien la mano.

—María—dijo doña Perfecta con altanería,—tú eres
incapaz de una idea elevada, de una resolución grande y
salvadora. Eso que me aconsejas es una indignidad
25
cobarde.

—Bueno, pues me callo... ¡Ay de mí, qué tonta soy!—exclamó
con humildad la sobrina del Penitenciario.—Me
guardaré mis tonterías para consolarla a usted después
que haya perdido a su hija.
30

—¡Mi hija!... ¡perder a mi hija!...—exclamó
la señora con súbito arrebato de ira.—- Sólo oírlo me vuelve
loca. No, no me la quitarán. Si Rosario no aborrece a ese
perdido, como yo deseo, le aborrecerá. De algo sirve la
autoridad de una madre... Le arrancaremos su pasión,
mejor dicho, su capricho, como se arranca una yerba tierna
que aún no ha tenido tiempo de echar raíces... No,
esto no puede ser, Remedios. ¡Pase lo que pase, no será!
No le valen a ese loco ni los medios más infames. Antes
5
que verla esposa de mi sobrino, acepto cuanto de malo
pueda pasarle, incluso la muerte.

—Antes muerta, antes enterrada y hecha alimento de
gusanos—afirmó Remedios cruzando las manos como quien
dice una plegaria,—que verla en poder de... ¡Ay!
10
señora, no se ofenda usted si le digo una cosa, y es que
sería gran debilidad ceder porque Rosarito haya tenido
algunas entrevistas secretas con ese atrevido. El caso de
anteanoche, según lo contó mi tío, me parece una treta
infame de D. José para conseguir su objeto por medio del
15
escándalo. Muchos hacen esto... ¡Ay, Jesús Divino,
no sé cómo hay quien le mire la cara a un hombre no siendo
sacerdote!

—Calla, calla—dijo doña Perfecta con vehemencia,—no
me nombres lo de anteanoche. ¡Qué horrible suceso!
20
María Remedios... comprendo que la ira puede perder
un alma para siempre. Yo me abraso... ¡Desdichada
de mí, ver estas cosas y no ser hombre!... Pero si he
de decir la verdad sobre lo de anteanoche, aún tengo mis
dudas. Librada jura y perjura que fue Pinzón el que entró.
25
¡Mi hija niega todo, mi hija nunca ha mentido!... Yo
insisto en mi sospecha. Creo que Pinzón es un bribón
encubridor; pero nada más....

—Volvemos a lo de siempre, a que el autor de todos los
males es el dichoso matemático... ¡Ay! No me engañó
30
el corazón cuando le vi por primera vez... Pues, señora
mía, resígnese usted a presenciar algo más terrible todavía,
si no se decide a llamar a Caballuco y decirle: "Caballuco,
espero que"...

—Vuelta a lo mismo; pero tú eres simple....

—¡Oh! Si yo soy muy simplota, lo conozco; pero si no
alcanzo más, ¿qué puedo hacer? Digo lo que se me ocurre,
sin sabidurías.

—Lo que tú imaginas, esa vulgaridad tonta de la paliza5
y del susto se le ocurre a cualquiera. Tú no tienes dos
dedos de frente, Remedios; cuando quieres resolver un
problema grave, sales con tales patochadas. Yo imagino
un recurso más digno de personas nobles y bien nacidas.
¡Apalear! ¡qué estupidez! Además, no quiero que mi
10
sobrino reciba un rasguño por orden mía: eso de ninguna
manera. Dios le enviará su castigo por cualquiera de los
admirables caminos que Él sabe elegir. Sólo nos corresponde
trabajar porque los designios de Dios no hallen
obstáculo, María Remedios: es preciso en estos asuntos ir
15
directamente a las causas de las cosas. Pero tú no entiendes
de causas... tú no ves más que pequeñeces.

—Será así—dijo humildemente la sobrina del cura.—¡Para
qué me hará Dios tan necia, que nada de esas
sublimidades entiendo!
20

—Es preciso ir al fondo, al fondo, Remedios. ¿Tampoco
entiendes ahora?

—Tampoco.

—Mi sobrino, no es mi sobrino, mujer: es la blasfemia,
el sacrilegio, el ateísmo, la demagogia... ¿Sabes lo que
25
es la demagogia?

—Algo de esa gente que quemó a París con petróleo, y
los que derriban las iglesias y fusilan las imágenes...
Hasta ahí vamos bien.

—Pues mi sobrino es todo eso... ¡Ah! ¡si él estuviera30
solo en Orbajosa!... Pero no, hija mía. Mi
sobrino, por una serie de fatalidades, que son otras tantas
pruebas de los males pasajeros que a veces permite Dios
para nuestro castigo, equivale a un ejército, equivale a la
autoridad del Gobierno, equivale al alcalde, equivale al
juez; mi sobrino no es mi sobrino; es la nación oficial,
Remedios; es esa segunda nación, compuesta de los perdidos
que gobiernan en Madrid, y que se ha hecho dueña de
la fuerza material; de esa nación aparente, porque la real
5
es la que calla, paga y sufre; de esa nación ficticia que
firma al pie de los decretos y pronuncia discursos y hace
una farsa de gobierno y una farsa de autoridad y una farsa
de todo. Eso es hoy mi sobrino; es preciso que te acostumbres
a ver lo interno de las cosas. Mi sobrino es el

Gobierno, el brigadier, el alcalde nuevo, el juez nuevo, porque
todos le favorecen a causa de la unanimidad de sus
ideas; porque son uña y carne, lobos de la misma manada...
Entiéndelo bien; hay que defenderse de todos ellos,
porque todos son uno, y uno es todos; hay que atacarles de
15
común, y no con palizas al volver de una esquina, sino como
atacaban nuestros abuelos a los moros, a los moros, Remedios!...
Hija mía, comprende bien esto; abre tu entendimiento
y deja entrar en él una idea que no sea vulgar...
remóntate; piensa en alto, Remedios....
20

La sobrina de D. Inocencio estaba atónita ante tanta
grandeza. Abrió la boca para decir algo en consonancia
con tan maravilloso pensamiento; pero sólo exhaló un
suspiro.

—Como a los moros—repitió doña Perfecta.—Es cuestión25
de moros y cristianos. ¡Y creías tú que con asustar a
mi sobrino se concluía todo!... ¡Qué necia eres! ¿No
ves que le apoyan sus amigos? ¿No ves que estamos a
merced de esa canalla? ¿No ves que cualquier tenientejo
es capaz de pegar fuego a mi casa si se le antoja?...
30
¿Pero tú no alcanzas esto? ¿No comprendes que es necesario
ir al fondo? ¿No comprendes la inmensa grandeza,
la terrible extensión de mi enemigo, que no es un hombre,
sino una secta?... ¿No comprendes que mi sobrino, tal
como está hoy enfrente de mí, no es una calamidad sino una
plaga?... Contra ella, querida Remedios, tendremos
aquí un batallón de Dios que aniquile la infernal milicia de
Madrid. Te digo que esto va a ser grande y glorioso....

—Si al fin fuera....5

—¿Pero tú lo dudas? Hoy hemos de ver aquí cosas
terribles...—dijo con gran impaciencia la señora.—Hoy,
hoy. ¿Qué hora es? Las siete. ¡Tan tarde y no ocurre
nada!...

—Quizás sepa algo mi tío, que está aquí ya. Le siento10
subir la escalera.

—Gracias a Dios...—dijo doña Perfecta levantándose
para salir al encuentro del Penitenciario.—Él nos dirá algo
bueno.

Don Inocencio entró apresurado. Su demudado rostro15
indicaba que aquella alma, consagrada a la piedad y a los
estudios latinos, no estaba tan tranquila como de ordinario.

—Malas noticias—dijo poniendo sobre una silla el
sombrero y desatando los cordones del manteo.

Doña Perfecta palideció.20

—Están prendiendo gente—añadid D. Inocencio, bajando
la voz, cual si debajo de cada silla estuviera un soldado.-Sospechan,
sin duda, que los de aquí no les aguantarían
sus pesadas bromas y han ido de casa en casa
echando mano a todos los que tenían fama de valientes....
25

La señora se arrojó en un sillón y apretó fuertemente los
dedos contra la madera de los brazos del mueble.

—Falta que se hayan dejado prender—- indicó Remedios.

—Muchos de ellos... pero muchos—dijo D. Inocencio30
con ademanes encomiados, dirigiéndose a la señora,—han
tenido tiempo de huir y se han ido con armas y caballos
a Villahorrenda.

—¿Y Ramos?

—En la catedral me dijeron que es el que buscan con
más empeño... ¡Oh, Dios mío! prender así a unos infelices
que nada han hecho todavía... Vamos, no sé cómo
los buenos españoles tienen paciencia. Señora mía doña
Perfecta, refiriendo esto de las prisiones, me he olvidado
5
decir a usted que debe marcharse a su casa al momento.

—Sí, al momento... ¿Registrarán mi casa esos
bandidos?

—Quizás. Señora, estamos en un día nefasto—dijo D.
Inocencio con solemne y conmovido acento.—¡Dios se
10
apiade de nosotros!

—En mi casa tengo media docena de hombres muy bien
armados—repuso la dama, vivamente alterada. ¡Qué
iniquidad! ¿Serán capaces de querer llevárselos también?...

—De seguro el Sr. Pinzón no se habrá descuidado en15
denunciarlos. Señora, repito que estamos en un día nefasto.
Pero Dios amparará la inocencia.

—Me voy. No deje usted de pasar por allá.

—Señora, en cuanto despache la clase... y me figuro
que con la alarma que hay en el pueblo, todos los chicos
20
harán novillos hoy; pero haya o no clase, iré después por
allá... No quiero que salga usted sola, señora. Andan
por las calles esos zánganos de soldados con unos humos...
¡Jacinto, Jacinto!

—No es preciso. Me marcharé sola.25

—Que vaya Jacinto—dijo la madre de éste.—Ya debe
estar levantado.

Sintiéronse los precipitados pasos del doctorcillo que
bajaba a toda prisa la escalera del piso alto. Venía con el
rostro encendido, fatigado el aliento.
30

—¿Qué hay?—le preguntó su tío.

—En casa de las Troyas—dijo el jovenzuelo,—en casa
de esas... pues....

—Acaba de una vez.

—Está Caballuco.

—¿Allá arriba?... ¿En casa de las Troyas?

—Sí, señor... Me ha hablado desde el terrado, y me
ha dicho que está temiendo le vayan a coger allí.

—¡Oh, qué bestia!... Ese majadero se va a dejar5
prender—exclamó doña Perfecta, hiriendo el suelo con el
inquieto pie.

—Quiere bajar aquí y que le escondamos en casa.

—¿Aquí?

Canónigo y sobrina se miraron.10

—¡Que baje!—dijo doña Perfecta con vehemente
frase.

—¿Aquí?—repitió D. Inocencio poniendo cara de mal
humor.

—Aquí—contestó la señora.—No conozco casa donde15
pueda estar más seguro.

—Puede saltar fácilmente por la ventana de mi cuarto—dijo
Jacinto.

—Pues si es indispensable....

—María Remedios—dijo la señora.—Si nos cogen a20
este hombre, todo se ha perdido.

—Tonta y simple soy—repuso la sobrina del canónigo,
poniéndose la mano en el pecho y ahogando el suspiro que
sin duda iba a salir al público;—pero no le cogerán.

La señora salió rápidamente, y poco después el Centauro25
se arrellanaba en la butaca donde el Sr. D. Inocencio solía
sentarse a escribir sus sermones.

No sabemos cómo llegó a oídos del brigadier Batalla;
pero es indudable que este diligente militar tenía noticia de
que los orbajosenses habían variado de intenciones, y en la
30
mañana de aquel día dispuso la prisión de los que en nuestro
rico lenguaje insurreccional solemos llamar caracterizados.
Salvóse por milagro el gran Caballuco, refugiándose en
casa de las Troyas; pero no creyéndose allí seguro, bajó,
185
como se ha visto, a la santa y no sospechosa mansión del
buen canónigo.

Por la noche la tropa, establecida en diversos puntos del
pueblo, ejercía la mayor vigilancia con los que entraban y
salían; pero Ramos logró evadirse burlando o quizás sin
5
burlar las precauciones militares. Esto acabó de encender
los ánimos, y multitud de gente se conjuraba en los caseríos
cercanos a Villahorrenda, juntándose de noche para dispersarse
de día y preparar así el arduo negocio de su levantamiento.
Ramos recorrió las cercanías allegando gente y
10
armas, y como las columnas volantes andaban tras los Aceros
en tierra de Villajuán de Nahara, nuestro héroe caballeresco
adelantó mucho en poco tiempo.

Por las noches arriesgábase con audacia suma a entrar en
Orbajosa; valiéndose de medios de astucia o tal vez de
15
sobornos. Su popularidad y la protección que recibía dentro
del pueblo servíanle hasta cierto punto de salvaguardia,
y no será aventurado decir que la tropa no desplegaba ante
aquel osado campeón el mismo rigor que ante los hombres
insignificantes de la localidad. En España, y principalmente
20
en tiempo de guerras, que son siempre aquí desmoralizadoras,
suelen verse esas condescendencias infames con los
grandes, mientras se persigue sin piedad a los pequeñuelos.
Valido, pues, de su audacia, del soborno, o no sabemos de
qué, Caballuco entraba en Orbajosa, reclutaba más gente,
25
reunía armas y acopiaba dinero. Para mayor seguridad de
su persona, o para cubrir el expediente, no ponía los pies en
su casa, apenas entraba en la de doña Perfecta para tratar
de asuntos importantes, y solía cenar en casa de este o del
otro amigo, prefiriendo siempre el respetado domicilio de
30
algún sacerdote, y principalmente el de don Inocencio,
donde recibiera asilo en la mañana funesta de las prisiones.

En tanto Batalla había telegrafiado al Gobierno diciéndole
que, descubierta una conspiración facciosa, estaban
presos sus autores, y los pocos que lograron escapar anda
ban dispersos y fugitivos, activamente perseguidos por nuestras
columnas
.

Doña Perfecta

XXVI

embellishment

María Remedios

Nada más entretenido que buscar el origen de los sucesos
interesantes que nos asombran o perturban, ni nada más
5
grato que encontrarlo. Cuando vemos arrebatadas pasiones
en lucha encubierta o manifiesta, llevados del natural impulso
inductivo que acompaña siempre a la observación humana,
logramos descubrir la oculta fuente de donde aquel revuelto
río ha traído sus aguas, experimentamos sensación muy
10
parecida al gozo de los geógrafos y buscadores de tierras.

Este gozo nos lo ha concedido Dios ahora, porque explorando
los escondrijos de los corazones que laten en esta
historia, hemos descubierto un hecho que seguramente es el
engendrador de los hechos más importantes que hemos
15
narrado; una pasión que es la primera gota de agua de esta
alborotada corriente, cuya marcha estamos observando.

Continuemos, pues, la narración. Para ello dejemos a la
señora de Polentinos, sin cuidarnos de lo que pudo ocurrirle
en la mañana de su diálogo con María Remedios. Penetra
20
llena de zozobra en su vivienda, donde se ve obligada a
soportar las excusas y cortesanías del Sr. Pinzón, quien
asegura que mientras él existiera, la casa de la señora no
sería registrada. Le responde doña Perfecta de un modo
altanero, sin dignarse fijar en él los ojos, por cuya razón él
25
pide urbanamente explicaciones de tal desvío, a lo cual ella
contesta rogando al Sr, Pinzón abandone su casa, sin perjuicio
de dar oportunamente cuenta de su alevosa conducta
dentro de ella. Llega D. Cayetano y se cruzan palabras de
caballero a caballero; pero como ahora nos interesa más
30
otro asunto, dejemos a los Polentinos y al teniente coronel
que se las compongan como puedan, y pasemos a examinar
aquello de los manantiales arriba mencionados.

Fijemos la atención en María Remedios, mujer estimable,
a la cual es urgente consagrar algunas líneas. Era una
5
señora, una verdadera señora, pues a pesar de su origen
humildísimo, las virtudes de su tío carnal el Sr. D.
Inocencio, también de bajo origen, mas sublimado por
el Sacramento así como por su saber y respetabilidad,
habían derramado extraordinario esplendor sobre toda la
10
familia.

El amor de Remedios a Jacinto era una de las más vehementes
pasiones que en el corazón maternal pueden caber.
Le amaba con delirio; ponía el bienestar de su hijo sobre
todas las cosas humanas; creíale el más perfecto tipo de la
15
belleza y del talento, creados por Dios, y diera por verle
feliz y grande y poderoso, todos los días de su vida y aun
parte de la eterna gloria. El sentimiento materno es el
único que, por lo muy santo y noble, admite la exageración;
el único que no se bastardea con el delirio. Sin embargo,
20
ocurre un fenómeno singular que no deja de ser común en
la vida, y es que si esta exaltación del afecto materno no
coincide con la absoluta pureza del corazón y con la honradez
perfecta, suele extraviarse y convertirse en frenesí
lamentable, que puede contribuir como otra cualquiera
25
pasión desbordada, a grandes faltas y catástrofes.

En Orbajosa, María Remedios pasaba por un modelo de
virtud y de sobrinas: quizás lo era en efecto. Servía cariñosamente
a cuantos la necesitaban; jamás dió motivo a
hablillas y murmuraciones de mal género; jamás se mezcló
30
en intrigas. Era piadosa, no sin dejarse llevar a extremos
de mojigatería chocante; practicaba la caridad; gobernaba
la casa de su tío con habilidad suprema; era bien recibida,
admirada y obsequiada en todas partes, a pesar del sofoco
casi intolerable que producía su continuo afán de suspirar y
expresarse siempre en tono quejumbroso.

Pero en casa de doña Perfecta, aquella excelente señora
sufría una especie de capitis diminutio. En tiempos remotos
y muy aciagos para la familia del buen Penitenciario, María
5
Remedios (si es verdad, ¿por qué no se ha de decir?) había
sido lavandera en la casa de Polentinos. Y no se crea por
esto que doña Perfecta la miraba con altanería: nada de
eso. Tratábala sin orgullo: sentía hacia ella un cariño verdaderamente
fraternal; comían juntas; rezaban juntas;
10
referíanse sus cuitas; ayudábanse mutuamente en sus caridades
y en sus devociones, así como en los negocios de la
casa... ¡pero fuerza es decirlo! siempre había algo,
siempre había una raya invisible, pero infranqueable, entre
la señora improvisada y la señora antigua. Doña Perfecta
15
tuteaba a María, y ésta jamás pudo prescindir de ciertas
fórmulas. Sentíase tan pequeña la sobrina de D. Inocencio
en presencia de la amiga de éste, que su humildad nativa
tomaba un tinte extraño de tristeza. Veía que el buen
canónigo era en la casa una especie de consejero áulico inamovible;
20
veía a su idolatrado Jacintillo en familiaridad casi
amorosa con la señorita, y sin embargo, la pobre madre y
sobrina frecuentaba la casa lo menos posible. Es preciso
indicar que María Remedios se deseñoraba bastante (pase
la palabra) en casa de doña Perfecta, y esto le era desagradable,
25
porque también en aquel espíritu suspirón había,
como en todo lo que vive, un poco de orgullo... ¡Ver a
su hijo casado con Rosarito; verle rico y poderoso; verle
emparentado con doña Perfecta, con la señora!... ¡Ay!
esto era para María Remedios la tierra y el cielo, esta vida
30
y la otra, el presente y el más allá, la totalidad suprema de
la existencia. Hacía años que su pensamiento y su corazón
se llenaban de aquella dulce luz de esperanza. Por esto
era buena y mala, por esto era religiosa y humilde o terrible
y osada, por esto era todo cuanto hay que ser, porque sin
tal idea, María, que era la encarnación de su proyecto, no
existiría.

En su físico, María Remedios no podía ser más insignificante.
Distinguíase por una lozanía sorprendente que aminoraba
5
en apariencia el valor numérico de sus años, y vestía
siempre de luto, a pesar de que su viudez era ya cuenta
muy larga.

Habían pasado cinco días desde la entrada de Caballuco
en casa del señor Penitenciario. Principiaba la noche.
10
Remedios entró con la lámpara encendida en el cuarto de
su tío, y después de dejarla sobre la mesa, se sentó frente
al anciano, que desde media tarde permanecía inmóvil y
meditabundo en su sillón, cual si le hubieran clavado en él.
Sus dedos sostenían la barba, arrugando la morena piel no
15
rapada en tres días.

—¿Caballuco dijo que vendría a cenar aquí esta noche?—preguntó
a su sobrina.

—Sí, señor, vendrá. En estas casas respetables es donde
el pobrecito está más seguro.
20

—Pues yo no las tengo todas conmigo a pesar de la respetabilidad
de mi casa—repuso el Penitenciario.—¡Cómo
se expone el valiente Ramos!... Y me han dicho que
en Villahorrenda y su campiña hay mucha gente... qué
sé yo cuánta gente... ¿Qué has oído tú?
25

—Que la tropa está haciendo unas barbaridades....

—¡Es milagro que esos caribes no hayan registrado mi
casa! Te juro que si veo entrar uno de los de pantalón
encarnado, me caigo sin habla.

—¡Buenos, buenos estamos!—dijo Remedios, echando30
en un suspiro la mitad de su alma.—No puedo apartar de
mi mente la tribulación en que se encuentra la señora doña
Perfecta... ¡Ay, tío! debe usted ir allá.

—¿Allá esta noche?... Andan las tropas por las
calles. Figúrate que a un soldadote se le antoja... La
señora está bien defendida. El otro día registraron la casa
y se llevaron los seis hombres armados que allí tenía; pero
después se los han devuelto. Nosotros no tenemos quien
nos defienda en caso de un atropello.
5

—Yo he mandado a Jacinto a casa de la señora para que
la acompañe un ratito. Si Caballuco viene le diremos que
pase también por allá... Nadie me quita de la cabeza
que alguna gran fechoría preparan esos pillos contra nuestra
amiga. ¡Pobre señora, pobre Rosarito!... Cuando uno
10
piensa que esto podía haberse evitado con lo que propuse a
doña Perfecta hace dos días....

—Querida sobrina—dijo flemáticamente el Penitenciario,—hemos
hecho todo cuanto en lo humano cabía para
realizar nuestro santo propósito... Ya no se puede más.
15
Hemos fracasado, Remedios. Convéncete de ello, y no
seas terca: Rosarito no puede ser la mujer de nuestro idolatrado
Jacintillo. Tu sueño dorado, tu ideal dichoso que
un tiempo nos pareció realizable, y al cual consagré yo las
fuerzas todas de mi entendimiento, como buen tío, se ha
20
trocado ya en una quimera, se ha disipado como el humo.
Entorpecimientos graves, la maldad de un hombre, la pasión
indudable de la niña y otras cosas que callo, han vuelto las
cosas del revés. Ibamos venciendo, y de pronto somos
vencidos. ¡Ay, sobrina mía! Convéncete de una cosa.
25
Hoy por hoy, Jacinto merece mucho más que esa niña loca.

—Caprichos y terquedades—repuso María con displicencia
bastante irrespetuosa.—Vaya con lo que sale usted
ahora, tío. Pues las grandes cabezas se están luciendo...
Doña Perfecta con sus sublimidades y usted con sus cavilaciones,
30
sirven para cualquier cosa. Es lástima que Dios me
haya hecho a mí tan tonta, y dádome este entendimiento de
ladrillo y argamasa, como dice la señora, porque si así no
fuera, yo resolvería la cuestión.

—¿Tú?

—Si ella y usted me hubieran dejado, resuelta estaría ya.

—¿Con los palos?

—No asustarse, ni abrir tanto los ojos, porque no se trata
de matar a nadie... ¡vaya!
5

—Eso de los palos—dijo el canónigo sonriendo,—es
como el rascar... ya sabes.

—¡Bah!... diga usted también que soy cruel y sanguinaria...
me falta valor para matar un gusanito; bien lo
sabe usted... Ya se comprende que no había yo de
10
querer la muerte de un hombre.

—En resumen, hija mía, por más vueltas que le des, el
Sr. D. Pepe Rey se lleva la niña. Ya no es posible evitarlo.
Él está dispuesto a emplear todos los medios, incluso la
deshonra. Si la Rosarito... cómo nos engañaba con
15
aquella carita circunspecta y aquellos ojos celestiales, ¿eh?
... si la Rosarito, digo, no le quisiera... vamos
... todo podría arreglarse; pero ¡ay! le ama como ama el
pecador al demonio; está abrasada en criminal fuego; cayó,
sobrina mía, cayó en la infernal trampa libidinosa. Seamos
20
honrados y justos; volvamos la vista de la innoble pareja,
y no pensemos más en el uno ni en la otra.

—Usted no entiende de mujeres, tío—dijo Remedios
con lisonjera hipocresía;—usted es un santo varón; usted
no comprende que lo de Rosarito no es más que un caprichillo
25
de esos que pasan, de esos que se curan con un par
de refregones en los morros o media docena de azotes.

—Sobrina—dijo D. Inocencio grave y sentenciosamente,—cuando
ha habido cosas mayores, los caprichillos no se
llaman caprichillos, sino de otra manera.
30

—Tío, usted no sabe lo que dice—repuso la sobrina,
cuyo rostro se inflamó súbitamente.—Pues qué, ¿será usted
capaz de suponer en Rosarito?... ¡qué atrocidad! Yo
la defiendo, sí, la defiendo... Es pura como un ángel....
Vamos, tío, con esas cosas se me suben los colores a la cara
y me pone usted soberbia.

Al decir esto, el semblante del buen clérigo se cubría de
una sombra de tristeza, que en apariencia le envejecía diez
años.
5

—Querida Remedios—añadió.—Hemos hecho todo lo
humanamente posible y todo lo que en conciencia podía y
debía hacerse. Nada más natural que nuestro deseo de ver
a Jacintillo emparentado con esa gran familia, la primera
de Orbajosa; nada más natural que nuestro deseo de verle
10
dueño de las siete casas del pueblo, de la dehesa de Mundogrande,
de las tres huertas del cortijo de Arriba, de la Encomienda,
y demás predios urbanos y rústicos que posee esa
niña. Tu hijo vale mucho, bien lo saben todos. Rosarito
gustaba de él y él de Rosarito. Parecía cosa hecha. La
15
misma señora, sin entusiasmarse mucho, a causa sin duda
de nuestro origen, parecía bien dispuesta a ello, a causa de
lo mucho que me estima y venera, como a confesor y amigo...
Pero de repente se presenta ese malhadado joven.
La señora me dice que tiene un compromiso con su hermano
20
y que no se atreve a rechazar la proposición por éste hecha.
¡Conflicto grave! Pero ¿qué hago yo en vista de esto?
¡Ay! no lo sabes tú bien. Yo te soy franco: si hubiera
visto en el Sr. de Rey un hombre de buenos principios,
capaz de hacer feliz a Rosario, no habría intervenido en el
25
asunto; pero el tal joven me pareció una calamidad, y como
director espiritual de la casa debí tomar cartas en el asunto
y las tomé. Ya sabes que le puse la proa, como vulgarmente
se dice. Desenmascaré sus vicios; descubrí su
ateísmo; puse a la vista de todo el mundo la podredumbre de
30
aquel corazón materializado, y la señora se convenció de
que entregaba a su hija al vicio... ¡Ay! qué afanes
pasé. La señora vacilaba; yo fortalecía su ánimo indeciso;
aconsejábale los medios lícitos que debía emplear contra el
sobrinejo para alejarle sin escándalo; sugeríale ideas ingeniosas,
y como ella me mostraba a menudo su pura conciencia
llena de alarmas, yo la tranquilizaba demarcando hasta
qué punto eran lícitas las batallas que librábamos contra
aquel fiero enemigo. Jamás aconsejé medios violentos
5
ni sanguinarios, ni atrocidades de mal género, sino sutiles
trazas que no contenían pecado. Estoy tranquilo, querida
sobrina. Pero bien sabes tú que he luchado, que he trabajado
como un negro. ¡Ay! cuando volvía a casa por las
noches y decía: "Mariquilla, vamos bien, vamos muy bien,"
10
tú te volvías loca de contento y me besabas las manos cien
veces, y decías que era yo el hombre mejor del mundo.
¿Por qué te enfureces ahora, desfigurando tu noble carácter
y pacífica condición? ¿Por qué me riñes? ¿Por qué dices
que estás soberbia y me llamas en buenas palabras Juan
15
Lanas?

—Porque usted—dijo la mujer sin cejar en su irritación,—se
ha acobardado de repente.

—Es que todo se nos vuelve en contra, mujer. El maldito
ingeniero, favorecido por la tropa, está resuelto a todo.
20
La chiquilla le ama, la chiquilla... no quiero decir más.
No puede ser, te digo que no puede ser.

—¡La tropa! Pero usted cree como doña Perfecta que
va a haber una guerra, y que para echar de aquí a D. Pepe,
se necesita que media nación se levante contra la otra media...
25
La señora se ha vuelto loca, y usted allá se le va.

—Creo lo mismo que ella. Dada la íntima conexión de
Rey con los militares, la cuestión personal se agranda...
Pero ¡ay! sobrina mía, si hace dos días tuve esperanza de
que nuestros valientes echaran de aquí a puntapiés a la
30
tropa, desde que he visto el giro que han tomado las cosas;
desde que he visto que la mayor parte son sorprendidos
antes de pelear, y que Caballuco se esconde y que esto se
lo lleva la trampa, desconfío de todo. Los buenos principios
no tienen aún bastante fuerza material para hacer pedazos
a los ministros y emisarios del error... ¡Ay! sobrina
mía, resignación, resignación.

Apropiándose entonces D. Inocencio el medio de expresión
que caracterizaba a su sobrina, suspiró dos o tres veces
5
ruidosamente. María, contra todo lo que podía esperarse,
guardó profundo silencio. No había en ella, al menos aparentemente,
ni cólera, ni tampoco el sentimentalismo superficial
de su ordinaria vida; no había sino una aflicción profunda
y modesta. Poco después de que el buen tío concluyera
10
su perorata, dos lágrimas rodaron por las sonrosadas
mejillas de la sobrina: no tardaron en oírse algunos sollozos
mal comprimidos, y poco a poco, así como van creciendo en
ruido y forma la hinchazón y tumulto de un mar que empieza
a alborotarse, así fué encrespándose aquel oleaje del
15
dolor de María Remedios, hasta que rompió en deshecho
llanto.

Doña Perfecta

XXVII

embellishment

El Tormento de un Canónigo

—¡Resignación, resignación!—volvió a decir D. Inocencio.

—¡Resignación, resignación!—repitió ella, enjugando20
sus lágrimas.—Puesto que mi querido hijo ha de ser siempre
un pelagatos, séalo en buen hora. Los pleitos escasean;
bien pronto llegará el día en que lo mismo será la abogacía
que nada. ¿De qué vale el talento? ¿De qué valen
tanto estudio y romperse la cabeza? ¡Ay! Somos pobres.
25
Llegará un día, Sr. D. Inocencio, en que mi pobre hijo no
tendrá una almohada sobre que reclinar la cabeza.

—¡Mujer!

—¡Hombre!... Y si no, dígame: ¿qué herencia piensa
usted dejarle cuando cierre el ojo? Cuatro cuartos, seis
30
libruchos, miseria y nada más... Van a venir unos tiempos...
¡qué tiempos, señor tío!... ¡Mi pobre hijo, que
se está poniendo muy delicado de salud, no podrá trabajar
... ya se le marea la cabeza desde que lee un libro; ya le
dan bascas y jaqueca siempre que trabaja de noche!...
5
tendrá que mendigar un destinejo; tendré yo que ponerme
a la costura, y quién sabe, quién sabe... como no tengamos
que pedir limosna.

—¡Mujer!

—Bien sé lo que digo... Buenos tiempos van a venir—añadió10
la excelente mujer, forzando más el sonsonete
llorón con que hablaba.—¡Dios mío! ¿Qué va a ser de
nosotros? ¡Ah! Sólo el corazón de una madre siente estas
cosas... Sólo las madres son capaces de sufrir tantas
penas por el bienestar de un hijo. Usted, ¿cómo lo ha de
15
comprender? No: una cosa es tener hijos y pasar amarguras
por ellos, y otra cosa es cantar el gori gori en la catedral
y enseñar latín en el Instituto... Vea usted de qué
le vale a mi hijo el ser sobrino de usted y el haber sacado
tantas notas de sobresaliente, y ser el primor y la gala de
20
Orbajosa... Se morirá de hambre, porque ya sabemos
lo que da la abogacía, o tendrá que pedir a los diputados un
destino en la Habana, donde le matará la fiebre amarilla....

—¡Pero mujer!

—No, si no me apuro, si ya callo, si no le molesto a usted25
más. Soy muy impertinente, muy llorona, muy suspirona,
y no se me puede aguantar, porque soy madre cariñosa y
miro por el bien de mi amado hijo. Yo me moriré, sí
señor, me moriré en silencio y ahogaré mi dolor, me beberé
mis lágrimas para no mortificar al señor canónigo... Pero
30
mi idolatrado hijo me comprenderá, y no se tapará los oídos
como usted hace en este momento... ¡ay de mí! El
pobre Jacinto sabe que me dejaría matar por él, y que le
proporcionaría la felicidad a costa de mi vida. ¡Pobrecito
niño de mis entrañas! Tener tanto mérito, y vivir condenado
a un pasar mediano, a una condición humilde, porque
no, señor tío, no se ensoberbezca usted... Por más que
echemos humos, siempre será usted el hijo del tío Tinieblas,
el sacristán de San Bernardo... y yo no seré nunca más
5
que la hija de Ildefonso Tinieblas, su hermano de usted, el
que vendía pucheros, y mi hijo será el nieto de los Tinieblas
... que tenemos un tenebrario en nuestra casta, y
nunca saldremos de la obscuridad, ni poseeremos un pedazo
de terruño donde decir: "esto es mío," ni trasquilaremos
10
una oveja propia, ni ordenaremos jamás una cabra propia, ni
meteré mis manos hasta el codo en un saco de trigo trillado
y aventado en nuestras eras... todo esto a causa de su poco
ánimo de usted, de su bobería y corazón amerengado....

—¡Pero... pero mujer!15

Subía más de tono el canónigo cada vez que repetía esta
frase, y puestas las manos en los oídos, sacudía a un lado y
otro la cabeza con doloroso ademán de desesperación. La
chillona cantinela de María Remedios era cada vez más
aguda, y penetraba en el cerebro del infeliz y ya aturdido
20
clérigo como una saeta. Pero de repente transformóse el
rostro de aquella mujer, mudáronse los plañideros sollozos
en una voz bronca y dura, palideció su rostro, temblaron sus
labios, cerráronse sus puños, cayéronle sobre la frente algunas
guedejas del desordenado cabello, secáronse por completo
25
sus ojos al calor de la ira que bramaba en su pecho,
levantóse del asiento, y no como una mujer, sino como una
harpía, gritó de este modo:

—¡Yo me voy de aquí, yo me voy con mi hijo!...
Nos iremos a Madrid; no quiero que mi hijo se pudra en
30
este poblachón. Estoy cansada de ver que mi hijo, al amparo
de la sotana, no es ni será nunca nada. ¿Lo oye usted,
señor tío? ¡Mi hijo y yo nos vamos! Usted no nos verá
nunca más; pero nunca más.

Don Inocencio había cruzado las manos y recibía los furibundos
rayos de su sobrina con la consternación de un reo
a quien la presencia del verdugo quita ya toda esperanza.

—Por Dios, Remedios—murmuró con voz dolorida,—por
la Virgen Santísima....
5

Aquellas crisis y horribles erupciones del manso carácter
de la sobrina eran tan fuertes como raras, y se pasaban a
veces cinco o seis años sin que D. Inocencio viera a Remedios
convertirse en una furia.

—¡Soy madre!... ¡Soy madre!... y puesto que10
nadie mira por mi hijo, miraré yo, yo misma—rugió la
improvisada leona.

—Por María Santísima, mujer, no te arrebates... Mira
que estás pecando... Recemos un Padre nuestro y un
Ave María, y verás cómo se te pasa eso.
15

Diciendo esto, el Penitenciario temblaba y sudaba. ¡Pobre
pollo en las garras del buitre! La mujer transformada
acabó de estrujarle con estas palabras:

—Usted no sirve para nada; usted es un mandria...
Mi hijo y yo nos marcharemos de aquí para siempre, para
20
siempre. Yo le conseguiré una posición a mi hijo, yo le
buscaré una buena conveniencia, ¿entiende usted? Así
como estoy dispuesta a barrer las calles con la lengua, si de
este modo fuera preciso ganarle la comida, así también
revolveré la tierra para buscar una posición a mi hijo, para
25
que suba, y sea rico, y personaje, y caballero, y propietario,
y señor, y grande, y todo cuanto hay que ser, todo, todo.

—¡Dios me favorezca!—exclamó D. Inocencio dejándose
caer en el sillón e inclinando la cabeza sobre el pecho.

Hubo una pausa, durante la cual se oía el agitado resuello30
de la mujer furiosa.

—Mujer—dijo al fin D. Inocencio,—me has quitado
diez años de vida; me has abrasado la sangre; me has
vuelto loco... ¡Dios me dé la serenidad que para
aguantarte necesito! Señor, paciencia, paciencia es lo que
quiero; y tú, sobrina, hazme el favor de llorar y lagrimear y
estar suspirando a moco y baba diez años, pues tu maldita
maña de los pucheros, que tanto me enfada, es preferible a
esas locas iras. Si no supiera que en el fondo eres buena...
5
Vaya, que para haber confesado y recibido a Dios
esta mañana, te estás portando.

—Sí, pero es por usted, por usted.

—¿Porque en el asunto de Rosario y de Jacinto te digo
"resignación"?
10

—Porque cuando todo marcha bien, usted se vuelve atrás
y permite que el Sr. Rey se apodere de Rosarito.

—¿Y cómo lo voy a evitar? Bien dice la señora que
tienes entendimiento de ladrillo. ¿Quieres que salga por
ahí con una espada, y en un quítame allá esas pajas haga
15
picadillo a toda la tropa, y después me encare con Rey y le
diga: "o usted me deja en paz a la niña o le corto el
pescuezo"?

—No, pero cuando aconsejé a la señora que diera un
susto a su sobrino, usted se ha opuesto, en vez de aconsejarle
20
lo mismo que yo.

—Tú estás loca con eso del susto.

—Porque "muerto el perro se acabó la rabia."

—Yo no puedo aconsejar eso que llamas susto y que
puede ser una cosa tremenda.
25

—Sí, porque soy una matona, ¿no es verdad, tío?

—Ya sabes que los juegos de manos son juegos de villanos.
Además, ¿crees que ese hombre se dejará asustar?
¿Y sus amigos?

—De noche sale solo.30

—¿Tú qué sabes?

—Lo sé todo, y no da un paso sin que yo me entere,
¿estamos? La viuda del Cuzco me tiene al tanto de
todo.

—Vamos, no me vuelvas loco. ¿Y quién le va a dar ese
susto?... Sepámoslo.

—Caballuco.

—¿De modo qué él está dispuesto?...

—No, pero lo estará si usted se lo manda.5

—Vamos, mujer, déjame en paz. Yo no puedo mandar
tal atrocidad. ¡Un susto! ¿Y qué es eso? ¿Tú le has
hablado ya?

—Sí, señor; pero no me ha hecho caso, mejor dicho, se
niega a ello. En Orbajosa no hay más que dos personas que
10
puedan decidirle con una simple orden: usted o doña
Perfecta.

—Pues que se lo mande la señora si quiere. Jamás
aconsejaré que se empleen medios violentos y brutales.
¿Querrás creer que cuando Caballuco y algunos de los suyos
15
estaban tratando de levantarse en armas, no pudieron sacarme
una sola palabra incitándoles a derramar sangre?
No, eso no... Si doña Perfecta quiere hacerlo....

—Tampoco quiere. Esta tarde he estado hablando con
ella dos horas, y dice que predicará la guerra favoreciéndola
20
por todos los medios; pero que no mandará a un hombre
que hiera por la espalda a otro. Tendría razón en oponerse
si se tratara de cosa mayor... pero no quiero que haya
heridas; yo no quiero más que un susto.

—Pues si doña Perfecta no quiere ordenar que se dé25
sustos al ingeniero, yo tampoco, ¿entiendes? Antes que
nada es mi conciencia.

—Bueno—repuso la sobrina.—Dígale usted a Caballuco
que me acompañe esta noche... no le diga usted
más que eso.
30

—¿Vas a salir tarde?

—Voy a salir, sí señor. Pues qué, ¿no salí también anoche?

—¿Anoche? No lo supe; si lo hubiera sabido, me
hubiera enfadado, sí señora.

—No le diga usted a Caballuco sino lo siguiente: "Querido
Ramos, le estimaré mucho que acompañe a mi sobrina
a cierta diligencia que tiene que hacer esta noche, y que la
defienda si acaso se ve en algún peligro."

—Eso sí lo puedo hacer. Que te acompañe... que te5
defienda. ¡Ah, picarona! tú quieres engañarme, haciéndome
cómplice de alguna majadería.

—Ya... ¿qué cree usted?—dijo irónicamente María
Remedios.—Entre Ramos y yo vamos a degollar mucha
gente esta noche.
10

—No bromees. Te repito que no le aconsejaré a Ramos
nada que tenga visos de maldad. Me parece que está
ahí....

Oyóse ruido en la puerta de la calle. Luego sonó la voz
de Caballuco que hablaba con el criado, y poco después el
15
héroe de Orbajosa penetró en la estancia.

—Noticias, vengan noticias, Sr. Ramos—dijo el clérigo.—Vaya,
que si no nos da usted alguna esperanza en cambio
de la cena y de la hospitalidad... ¿Qué hay en
Villahorrenda?
20

—Alguna cosa—repuso el valentón sentándose con muestras
de cansancio.—Pronto verá usted si servimos para algo.

Como todas las personas que tienen importancia o quieren
dársela, Caballuco mostraba gran reserva.

—Esta noche, amigo mío, se llevará usted, si quiere, el25
dinero que me han dado para....

—Buena falta hace... Como lo huelan los de tropa
no me dejarán pasar—dijo Ramos riendo brutalmente.

—Calle usted, hombre... Ya sabemos que usted pasa
siempre que se le antoja. Pues no faltaba más. Los militares
30
son gente de manga ancha... y si se pusieran pesados,
con un par de duros, ¿eh? Vamos, veo que no viene
usted mal armado... No le falta más que un cañón de
a ocho. Pistolitas, ¿eh?... También navaja.

—Por lo que pueda suceder—dijo Caballuco, sacando
el arma del cinto y mostrando su horrible hoja.

—¡Por Dios y la Virgen!—exclamó María Remedios,
cerrando los ojos y apartando con miedo el rostro.—Guarde
usted ese chisme. Me horrorizo sólo de verlo.
5

—Si ustedes no lo llevan a mal—dijo Ramos cerrando
el arma,—cenaremos.

María Remedios dispuso todo con precipitación, para que
el héroe no se impacientase.

—Oiga usted una cosa, Sr. Ramos—dijo D. Inocencio10
a su huésped cuando se pusieron a cenar.—¿Tiene usted
muchas ocupaciones esta noche?

—Algo hay que hacer—repuso el bravo.—Ésta es la
última noche que vengo a Orbajosa, la ultima. Tengo que
recoger algunos muchachos que quedan por aquí, y vamos a
15
ver cómo sacamos el salitre y el azufre que está en casa de
Cirujeda.

—Lo decía—añadió bondadosamente el cura, llenando
el plato de su amigo,—porque mi sobrina quiere que la
acompañe usted un momento. Tiene que hacer no sé qué
20
diligencia y es algo tarde para ir sola.

—¿Va a casa de doña Perfecta?—preguntó Ramos.—Allí
he estado hace un momento; no quise detenerme.

—¿Cómo está la señora?

—Miedosilla. Esta noche he sacado los seis mozos que25
tenía en la casa.

—Hombre: ¿cree usted que no hacen falta allí?—dijo
Remedios con zozobra.

—Más falta hacen en Villahorrenda. Dentro de las
casas se pudre la gente valerosa, ¿no es verdad, señor
30
canónigo?

—Señor Ramos, aquella casa no debe estar nunca sola—dijo
el Penitenciario.

—Con los criados basta y sobra. ¿Pero usted cree, Sr.

D. Inocencio, que el brigadier se ocupa de asaltar casas
ajenas?

—Sí; pero bien sabe usted que ese ingeniero de tres mil
docenas de demonios....

—Para eso... en la casa no faltan escobas—manifestó5
Cristóbal jovialmente.—Si al fin y al cabo no tendrán
más remedio que casarlos... Después de lo que ha
pasado....

—Señor Ramos—dijo Remedios súbitamente enojada,—se
me figura que no entiende usted gran cosa en esto de
10
casar a la gente.

—Dígolo porque esta noche, hace un momento, vi que la
señora y la niña estaban haciendo al modo de una reconciliación.
Doña Perfecta besuqueaba a Rosarito, y todo era
echarse palabrillas tiernas y mimos.
15

—¡Reconciliación! usted con eso de los armamentos ha
perdido la chaveta... Pero en fin, ¿me acompaña usted
o no?

—No es a la casa de la señora donde quiere ir—dijo el
clérigo,—sino a la posada de la viuda de Cuzco. Estaba
20
diciendo que no se atreve a ir sola, porque teme ser
insultada....

—¿Por quién?

—Bien se comprende. Por ese ingeniero de tres mil o
cuatro mil docenas de demonios. Anoche mi sobrina le vió
25
allí y le dijo cuatro frescas, por cuya razón no las tiene todas
consigo esta noche. El mocito es vengativo y procaz.

—No sé si podré ir...—indicó Caballuco,—como
ando ahora escondido, no puedo desafiar al D. José Poquita
Cosa. Si yo no estuviera como estoy, con media cara tapada
30
y la otra medio descubierta, ya le había roto treinta veces el
espinazo. ¿Pero qué sucede si caigo sobre él? Que me
descubro; caen sobre mí los soldados, y adiós Caballuco.
En cuanto a darle un golpe a traición, es cosa que no sé
hacer, ni está en mi natural, ni la señora lo consiente
tampoco. Para solfas con alevosía no sirve Cristóbal
Ramos.

—Pero hombre, ¿estamos locos?... ¿qué está usted
hablando?—dijo el Penitenciario con innegables muestras
5
de asombro.—Ni por pienso le aconsejo yo a usted que
maltrate a ese caballero. Antes me dejaré cortar la lengua
que aconsejar una bellaquería. Los malos caerán, es verdad;
pero Dios es quien debe fijar el momento, no yo. No
se trata tampoco de dar palos. Antes recibiré yo diez docenas
10
de ellos que recomendar a un cristiano la administración
de tales medicinas. Sólo digo a usted una cosa
(añadió, mirando al bravo por encima de los espejuelos), y
es, que como mi sobrina va allá, como es probable, muy
probable, ¿no es eso, Remedios?... que tenga que decir
15
algunas palabrejas a ese hombre, recomiendo a usted que
no la desampare en caso de que se vea insultada....

—Esta noche tengo que hacer—repuso lacónica y secamente
Caballuco.

—Ya lo oyes, Remedios. Deja tu diligencia para20
mañana.

—Eso sí que no puede ser. Iré sola.

—No, no irás, sobrina mía. Tengamos la fiesta en paz.
El Sr. Ramos tiene que hacer y no puede acompañarte.
Figúrate que eres injuriada por ese hombre grosero....
25

—¡Insultada... insultada una señora por ese!...—exclamó
Caballuco.—Vamos, no puede ser.

—Si usted no tuviera ocupaciones... ¡bah, bah! ya
estaría yo tranquilo.

—Ocupaciones tengo—dijo el Centauro levantándose30
de la mesa;—pero si es empeño de usted....

Hubo una pausa. El Penitenciario había cerrado los
ojos y meditaba.

—Empeño mío es, Sr. Ramos—dijo al fin.

—Pues no hay más que hablar. Iremos, señora doña María.

—Ahora, querida sobrina—- dijo D. Inocencio entre serio
y jovial,—puesto que hemos concluído de cenar, tráeme la
jofaina.

Dirigió a su sobrina una mirada penetrante, y acompañándolas5
de la acción correspondiente, profirió estas palabras:

—Yo me lavo las manos.

Doña Perfecta

XXVIII

embellishment

De Pepe Rey a D. Juan Rey

Orbajosa 12 de Abril.

"Querido padre: perdóneme usted si por primera vez le
desobedezco no saliendo de aquí, ni renunciando a mi propósito.
El consejo y ruego de usted son propios de un
10
padre bondadoso y honrado: mi terquedad es propia de un
hijo insensato; pero en mí pasa una cosa singular; terquedad
y honor se han juntado y confundido de tal modo, que
la idea de disuadirme y ceder me causa vergüenza. He
cambiado mucho. Yo no conocía estos furores que me
15
abrasan. Antes me reía de toda obra violenta, de las exageraciones
de los hombres impetuosos, como de las brutalidades
de los malvados. Ya nada de esto me asombra, porque
en mí mismo encuentro a todas horas cierta capacidad
terrible para la perversidad. A usted puedo hablarle como
20
se habla a solas con Dios y con la conciencia; a usted
puedo decirle que soy un miserable, porque es un miserable
quien carece de aquella poderosa fuerza moral contra sí
mismo, que castiga las pasiones y somete la vida al duro
régimen de la conciencia. He carecido de la entereza cristiana
25
que contiene el espíritu del hombre ofendido en un
hermoso estado de elevación sobre las ofensas que recibe y
los enemigos que se las hacen; he tenido la debilidad de
abandonarme a una ira loca, poniéndome al bajo nivel de
mis detractores, devolviéndoles golpes iguales a los suyos, y
tratando de confundirles por medios aprendidos en su propia
indigna escuela. ¡Cuánto siento que no estuviera usted
a mi lado para apartarme de este camino! Ya es tarde.
5
Las pasiones no tienen espera. Son impacientes, y piden
su presa a gritos y con la convulsión de una espantosa sed
moral. He sucumbido. No puedo olvidar lo que tantas
veces me ha dicho usted, y es que la ira puede llamarse la
peor de las pasiones, porque transformando de improviso
10
nuestro carácter, engendra todas las demás maldades, y a
todas les presta su infernal llamarada.

"Pero no ha sido sola la ira, sino un fuerte sentimiento
expansivo lo que me ha traído a tal estado, el amor profundo
y entrañable que profeso a mi prima, única circunstancia
15
que me absuelve. Y si el amor no, la compasión me habría
impulsado a desafiar el furor y las intrigas de su terrible
hermana de usted, porque la pobre Rosario, colocada entre
su afecto irresistible y su madre, es hoy uno de los seres
más desgraciados que existen sobre la tierra. El amor que
20
me tiene y que corresponde al mío, ¿no me da derecho a
abrir, como pueda, las puertas de su casa y sacarla de allí,
empleando la ley hasta donde la ley alcance, y usando la
fuerza desde el punto en que la ley me desampare? Creo
que la rigurosísima escrupulosidad moral de usted no dará
25
una respuesta afirmativa a esta proposición; pero yo he
dejado de ser aquel carácter metódico y puro, conformado
en su conciencia con la exactitud de un tratado. Yo no soy
aquel a quien una educación casi perfecta dió pasmosa irregularidad
en sus sentimientos; ahora soy un hombre como
30
otro cualquiera; de un solo paso he entrado en el terreno
común de lo injusto y de lo malo. Prepárese usted a oír
cualquier barbaridad, que será obra mía. Yo cuidaré de
notificar a usted las que vaya cometiendo.

"Pero ni la confesión de mis culpas me quitará la responsabilidad
de los sucesos graves que han ocurrido y ocurrirán;
ni ésta, por mucho que argumente, recaerá toda entera
sobre su hermana de usted. La responsabilidad de doña
Perfecta es inmensa, seguramente. ¿Cuál será la extensión
5
de la mía? ¡Ah, querido padre! No crea usted nada de
lo que oiga respecto a mí, y aténgase tan sólo a lo que yo le
revele. Si le dicen que he cometido una villanía deliberada,
responda que es mentira. Difícil, muy difícil me es juzgarme
a mí mismo en el estado de turbación en que me hallo; pero
10
me atrevo a asegurar que no he producido deliberadamente el
escándalo. Bien sabe usted a dónde puede llegar la pasión
favorecida en su horrible crecimiento invasor por las circunstancias.

"Lo que más amarga mi vida es haber empleado la ficción,15
el engaño y bajos disimulos. ¡Yo que era la verdad
misma! He perdido mi propia hechura.... Pero, ¿es
esto la perversidad mayor en que puede incurrir el alma?
¿Empiezo ahora o acabo? Nada sé. Si Rosario con su
mano celeste no me saca de este infierno de mi conciencia,
20
deseo que venga usted a sacarme. Mi prima es un ángel, y
padeciendo por mí, me ha enseñado muchas cosas que antes
no sabía.

"No extrañe usted la incoherencia de lo que escribo.
Diversos sentimientos me inflaman. Me asaltan a ratos
25
ideas dignas verdaderamente de mi alma inmortal; pero a
ratos caigo también en un desfallecimiento lamentable, y
pienso en los hombres débiles y menguados, cuya bajeza me
ha pintado usted con vivos colores para que los aborrezca.
Tal como hoy me hallo, estoy dispuesto al mal y al bien.
30
Dios tenga piedad de mí. Ya sé lo que es la oración, una
suplica grave y reflexiva, tan personal que no se aviene con
fórmulas aprendidas de memoria; una expansión del alma
que se atreve a extenderse hasta buscar su origen; lo contrario
del remordimiento, que es una contradicción de la
misma alma, envolviéndose y ocultándose con la ridicula
pretensión de que nadie la vea. Usted me ha enseñado
muy buenas cosas; pero ahora estoy en prácticas, como
decimos los ingenieros; hago estudios sobre el terreno, y
5
con esto mis conocimientos se ensanchan y fijan.... Se
me está figurando ahora que no soy tan malo como yo
mismo creo. ¿Será así?

"Concluyo esta carta a toda prisa. Tengo que enviarla
con unos soldados que van hacia la estación de Villahorrenda,
10
porque no hay que fiarse del correo de esta gente.

14 de Abril.

"Le divertiría a usted, querido padre, si pudiera hacerle
comprender cómo piensa la gente de este poblachón. Ya
sabrá usted que casi todo este país se ha levantado en
armas. Era cosa prevista, y los políticos se equivocan si
15
creen que es cosa de un par de días. La hostilidad contra
nosotros y contra el Gobierno la tienen los orbajosenses en
su espíritu, formando parte de él como la fe religiosa. Concretándome
a la cuestión particular con mi tía, diré a usted
una cosa singular, y es que la pobre señora, que tiene el
20
feudalismo en la médula de los huesos, ha imaginado que
yo voy a atacar su casa para robarle su hija, como los
señores de la Edad Media atacaban un castillo enemigo para
consumar cualquier desafuero. No se ría usted, que es
verdad: tales son las ideas de esta gente. Excuso decir a
25
usted que me tiene por un monstruo, por una especie de rey
moro herejote; y los militares con quienes he hecho amistad
aquí no merecen mejor concepto. En casa de doña Perfecta
es cosa corriente que la tropa y yo formamos una
coalición diabólica y antireligiosa para quitarle a Orbajosa
30
sus tesoros, su fe y sus muchachas. Me consta que su
hermana de usted cree a pie juntillas que yo le voy a tomar
por asalto la casa, y no es dudoso que detrás de la puerta
habrá alguna barricada.

"Pero no puede ser de otra manera. Aquí tienen las
ideas más anticuadas acerca de la sociedad, de la religión,
5
del Estado, de la propiedad. La exaltación religiosa que
les impulsa a emplear la fuerza contra el Gobierno, por
defender una fe que nadie ha atacado y que ellos no tienen
tampoco, despierta en su ánimo resabios feudales, y como
resolverían sus cuestiones por la fuerza bruta y a sangre y
10
fuego, degollando a todo el que no piense como ellos, creen
que no hay en el mundo quien emplee otros medios.

"Lejos de ser mi intento hacer quijotadas en la casa de
esa señora, he procurado evitarle algunas molestias, de que
no se libraron los demás vecinos. Por mi amistad con el
15
brigadier no les han obligado a presentar, como se mandó,
una lista de todos los hombres de su servidumbre que se
han marchado con la facción; y si se le registró la casa,
me consta que fue por fórmula; y si le desarmaron los seis
hombres que allí tenía, después ha puesto otros tantos y
20
nada se le ha hecho. Vea usted a lo que está reducida mi
hostilidad a la señora.

"Verdad es que yo tengo el apoyo de los jefes militares;
pero lo utilizo tan sólo para no ser insultado o maltratado
por esta gente implacable. Mis probabilidades de éxito
25
consisten en que las autoridades recientemente puestas por
el jefe militar son todas amigas. Tomo de ellas mi fuerza
moral y les intimido. No sé si me veré en el caso de cometer
alguna acción violenta; pero no se asuste usted, que el
asalto y toma de la casa es una pura y loca preocupación
30
feudal de su hermana de usted. La casualidad me ha
puesto en situación ventajosa. La ira, la pasión que arde
en mí, me impulsarán a aprovecharla. No sé hasta dónde
iré.

17 de Abril.

"La carta de usted me ha dado un gran consuelo. Sí;
puedo conseguir mi objeto, usando tan sólo los recursos de
la ley, eficaces completamente para esto. He consultado a
las autoridades de aquí, y todas me confirman en lo que
usted me indica. Estoy contento. Ya que he inculcado en
5
el ánimo de mi prima la idea de la desobediencia, que sea
al menos al amparo de las leyes sociales. Haré lo que
usted me manda, es decir, renunciaré a la colaboración un
poco fea de Pinzón; destruiré la solidaridad aterradora que
establecí con los militares; dejaré de envanecerme con el
10
poder de ellos; pondré fin a las aventuras, y en el momento
oportuno procederé con calma, prudencia y toda la benignidad
posible. Mejor es así. Mi coalición, mitad seria,
mitad burlesca, con el ejército, ha tenido por objeto ponerme
al amparo de las brutalidades de los orbajosenses y de los
15
criados y deudos de mi tía. Por lo demás, siempre he
rechazado la idea de lo que llamamos la intervención armada.

"El amigo que me favorecía ha tenido que salir de la
casa; pero no estoy en completa incomunicación con mi
prima. La pobrecita demuestra un valor heroico en medio
20
de sus penas, y me obedecerá ciegamente.

"Esté usted sin cuidado respecto a mi seguridad personal.
Por mi parte nada temo y estoy muy tranquilo.

20 de Abril.

"Hoy no puedo escribir más que dos líneas. Tengo
mucho que hacer. Todo concluirá dentro de unos días.
25
No me escriba usted más a este lugarón. Pronto tendrá el
gusto de abrazarle su hijo.

PEPE."



Doña Perfecta

XXIX

embellishment

De Pepe Rey a Rosarito Polentinos

"Dale a Estebanillo la llave de la huerta y encárgale que
cuide del perro. El muchacho está vendido a mí en cuerpo
y alma. No temas nada. Sentiré mucho que no puedas
bajar, como la otra noche. Haz todo lo posible por conseguirlo.
Yo estaré allí después de media noche. Te diré
5
lo que he resuelto, y lo que debes hacer. Tranquilízate,
niña mía, porque he abandonado todo recurso imprudente y
brutal. Ya te contaré. Esto es largo y debe ser hablado.
Me parece que veo tu susto y congoja al considerarme tan
cerca de ti. Pero hace ocho días que no te he visto. He
10
jurado que esta ausencia de ti concluirá pronto, y concluirá.
El corazón me dice que te veré. Maldito sea yo si no te
veo."

Doña Perfecta

XXX

embellishment

El Ojeo

Una mujer y un hombre penetraron después de las diez
en la posada de la viuda de Cuzco, y salieron de ella dadas
15
las once y media.

—Ahora, señora doña María—dijo el hombre,—la
llevaré a usted a su casa, porque tengo que hacer.

—Aguarde usted, Sr. Ramos, por amor de Dios—repuso
ella.—¿Por qué no nos llegamos al Casino a ver si sale?
20
Ya ha oído usted.... Esta tarde estuvo hablando con él
Estebanillo, el chico de la huerta.

—¿Pero usted busca a D. José?—preguntó el Centauro
de muy mal humor.—¿Qué nos importa? El noviazgo con
doña Rosario paró donde debía parar, y ahora no hay más
25
remedio sino que la señora tiene que casarlos. Ésa es mi
opinión.

—Usted es un animal—dijo Remedios con enfado.

—Señora, yo me voy.

—Pues qué, hombre grosero, ¿me va usted a dejar sola
en medio de la calle?

—Si usted no se va pronto a su casa, sí señora.5

—Eso es... me deja usted sola, expuesta a ser insultada....
Oiga usted, Sr. Ramos. Don José saldrá ahora
del Casino, como de costumbre. Quiero saber si entra en
su casa o sigue adelante. Es un capricho, nada más que
un capricho.
10

—Yo lo que sé es que tengo que hacer, y van a dar las
doce.

—Silencio—dijo Remedios,—ocultémonos detrás de la
esquina.... Un hombre viene por la calle de la Tripería
Alta. Es él.
15

—Don José.... Le conozco en el modo de andar.
Se ocultaron y el hombre pasó.

—Sigámosle—dijo María Remedios con zozobra.—
Sigámosle a corta distancia, Ramos.

—Señora....20

—Nada más sino hasta ver si entra en su casa.

—Un minutillo nada más, doña Remedios. Después me
marcharé.

Anduvieron como treinta pasos, a regular distancia del
hombre que observaban. La sobrina del Penitenciario se
25
detuvo al fin, y pronunció estas palabras:

—No entra en su casa.

—Irá a casa del brigadier.

—El brigadier vive hacia arriba, y D. Pepe va hacia
abajo, hacia casa de la señora.
30

—¡De la señora!—exclamó Caballuco andando a prisa.
Pero se engañaban; el espiado pasó por delante de la
casa de Polentinos, y siguió adelante.

—¿Ve usted cómo no?

—Señor Ramos, sigámosle—dijo Remedios, oprimiendo
convulsamente la mano del Centauro.—Tengo una corazonada.

—Pronto hemos de saberlo, porque el pueblo se acaba.

—No vayamos tan de prisa... puede vernos.... Lo5
que yo pensé, Sr. Ramos; va a entrar por la puerta condenada
de la huerta.

—¡Señora, usted se ha vuelto loca!

—Adelante, y lo veremos.

La noche era obscura y no pudieron los observadores precisar10
dónde había entrado el Sr. de Rey; pero cierto ruido
de visagras mohosas que oyeron, y la circunstancia de no
encontrar al joven en todo lo largo de la tapia, les convencieron
de que se había metido dentro de la huerta. Caballuco
miró a su interlocutora con estupor. Parecía lelo.
15

—¿En qué piensa usted?... ¿Todavía duda?

—¿Qué debo hacer?—preguntó el bravo lleno de confusión.—
¿Le daremos un susto?... No sé lo que pensará
la señora. Dígolo, porque esta noche estuve a verla, y me
pareció que la madre y la hija se reconciliaban.
20

—No sea usted bruto.... ¿Por qué no entra?

—Ahora me acuerdo de que los mozos armados ya no
están ahí, porque yo les mandé salir esta noche.

—Y aún duda este marmolejo lo que ha de hacer. Ramos,
no sea usted cobarde y entre en la huerta.
25

—¿Por dónde, si han cerrado la puertecilla?

—Salte usted por encima de la tapia.... ¡Qué pelmazo!
Si yo fuera hombre....

—Pues arriba.... Aquí hay unos ladrillos gastados
por donde suben los chicos a robar fruta.
30

—Arriba pronto. Yo voy a llamar a la puerta principal
para que despierte la señora, si es que duerme.

El Centauro subió, no sin dificultad. Montó a caballo
breve instante sobre el muro, y después desapareció entre

la negra espesura de los árboles. María Remedios corrió
desalada hacia la calle del Condestable, y cogiendo el aldabón
de la puerta principal, llamó... llamó tres veces con
toda el alma y la vida.

Doña Perfecta

XXXI

embellishment

Doña Perfecta

Ved con cuánta tranquilidad se consagra a la escritura la5
señora doña Perfecta. Penetrad en su cuarto, a pesar de lo
avanzado de la hora, y la sorprenderéis en grave tarea,
compartido su espíritu entre la meditación y unas largas y
concienzudas cartas que traza a ratos con segura pluma y
correctos perfiles. Dale de lleno en el rostro y busto y manos
10
la luz del quinqué, cuya pantalla deja en dulce penumbra
el resto de la persona y la pieza casi toda. Parece una
figura luminosa evocada por la imaginación en medio de las
vagas sombras del miedo.

Es extraño que hasta ahora no hayamos hecho una afirmación15
muy importante, y es que doña Perfecta era hermosa,
mejor dicho, era todavía hermosa, conservando en su semblante
rasgos de acabada belleza. La vida del campo, la falta
absoluta de presunción, el no vestirse, el no acicalarse, el
odio a las modas, el desprecio de las vanidades cortesanas
20
eran causa de que su nativa hermosura no brillase o brillase
muy poco. También la desmejoraba la intensa amarillez que
tenía su rostro, indicando una fuerte constitución biliosa.

Negros y rasgados los ojos, fina y delicada la nariz, ancha
y despejada la frente, todo observador la consideraba como
25
acabado tipo de la humana figura; pero había en aquellas
facciones cierta expresión de dureza y soberbia que era
causa de antipatía. Así como otras personas, aun siendo
feas, llaman, doña Perfecta despedía. Su mirar, aun acompañado
de bondadosas palabras, ponía entre ella y las personas
30
extrañas la infranqueable distancia de un respeto
receloso; mas para las de casa, es decir, para sus deudos,
parciales y allegados, tenía una singular atracción. Era
maestra en dominar, y nadie la igualó en el arte de hablar
el lenguaje que mejor cuadraba a cada oreja.
5

Su hechura biliosa, y el comercio excesivo con personas
y cosas devotas, que exaltaban sin fruto ni objeto su imaginación,
la habían envejecido prematuramente, y siendo joven
no lo parecía. Podría decirse de ella que con sus hábitos y
su sistema de vida se había labrado una corteza, un forro
10
pétreo, insensible, encerrándose dentro como el caracol en
su casa portátil. Doña Perfecta salía pocas veces de su
concha.

Sus costumbres intachables, y aquella bondad pública que
hemos observado en ella desde el momento de su aparición
15
en nuestro relato, eran causa de su gran prestigio en Orbajosa.
Sostenía además relaciones con excelentes damas de
Madrid, y por este medio consiguió la destitución de su
sobrino. Ahora, en el momento presente de nuestra historia,
la hallamos sentada junto al pupitre, que es el confidente
20
único de sus planes y el depositario de sus cuentas
numéricas con los aldeanos, y de sus cuentas morales con
Dios y la sociedad. Allí escribió las cartas que trimestralmente
recibía su hermano; allí redactaba las esquelitas
para incitar al juez y al escribano a que embrollaran los
25
pleitos de Pepe Rey; allí armó el lazo en que éste perdiera
la confianza del Gobierno; allí conferenciaba largamente
con D. Inocencio. Para conocer el escenario de otras
acciones cuyos efectos hemos visto, sería preciso seguirla al
palacio episcopal y a varias casas de familias amigas.
30

No sabemos cómo hubiera sido doña Perfecta amando.
Aborreciendo tenía la inflamada vehemencia de un ángel tutelar
del odio y de la discordia entre los hombres. Tal es el
resultado producido en un carácter duro y sin bondad nativa
por la exaltación religiosa, cuando ésta, en vez de nutrirse
de la conciencia y de la verdad revelada en principios tan
sencillos como hermosos, busca su savia en fórmulas estrechas
que sólo obedecen a intereses eclesiásticos. Para que
la mojigatería sea inofensiva, es preciso que exista en corazones
5
muy puros. Es verdad que aun en este caso es infecunda
para el bien. Pero los corazones que han nacido sin
la seráfica limpieza que establece en la tierra un Limbo prematuro,
cuidan bien de no inflamarse mucho con lo que ven
en los retablos, en los coros, en los locutorios y en las sacristías,
10
si antes no han elevado en su propia conciencia un
altar, un pulpito y un confesonario.

La señora, dejando a ratos la escritura, pasaba a la pieza
inmediata donde estaba su hija. A Rosarito se le había
mandado que durmiera; pero ella, precipitada ya por el
15
despeñadero de la desobediencia, velaba.

—¿Por qué no duermes?—le preguntó su madre.—Yo
no pienso acostarme en toda la noche. Ya sabes que Caballuco
se ha llevado los hombres que teníamos aquí. Puede
suceder cualquier cosa, y yo vigilo.... Si yo no vigilara,
20
¿qué sería de ti y de mí?...

—¿Qué hora es?—preguntó la muchacha.

—Pronto será media noche.... Tú no tendrás miedo
... pero yo lo tengo.

Rosarito temblaba, y todo indicaba en ella la más negra25
congoja. Sus ojos se dirigían al cielo como cuando se
quiere orar; miraban luego a su madre, expresando un vivo
terror.

—¿Pero qué tienes?

—¿Ha dicho usted que era media noche?30

—Sí.

—Pues.... ¿Pero es ya media noche?

Rosario quería hablar, sacudía la cabeza, encima de la
cual se le había puesto un mundo.

—Tú tienes algo... a ti te pasa algo—dijo la madre
clavando en ella los sagaces ojos.

—Sí... quería decirle a usted—balbució la muchacha,—
quería decir... Nada, nada, me dormiré.

—Rosario, Rosario. Tu madre lee en tu corazón como5
en un libro—exclamó doña Perfecta con severidad.—Tú
estás agitada. Ya te he dicho que estoy dispuesta a perdonarte
si te arrepientes; si eres niña buena y formal...

—Pues qué, ¿no soy buena yo? ¡Ay, mamá, mamá mía,
yo me muero!
10

Rosario porrumpió en llanto congojoso y dolorido.

—¿A qué vienen esos lloros?—dijo su madre abrazándola.—
Si son lágrimas del arrepentimiento, benditas sean.

—Yo no me arrepiento, yo no puedo arrepentirme—gritó
la joven con arrebato de desesperación que la puso sublime.
15

Irguió la cabeza, y en su semblante se pintó súbita, inspirada
energía. Los cabellos le caían sobre la espalda. No
se ha visto imagen más hermosa de un ángel dispuesto a
rebelarse.

—¿Pero te vuelves loca o qué es esto?—dijo doña Perfecta,20
poniéndole ambas manos sobre los hombros.

—¡Me voy, me voy!—dijo la joven, expresándose con
la exaltación del delirio.

Y se lanzó fuera del lecho.

—Rosario, Rosario... Hija mía... ¡Por Dios!25
¿Qué es esto?

—¡Ay! mamá, señora—exclamó la joven, abrazándose
a su madre.—Áteme usted.

—En verdad, lo merecías... ¿Qué locura es esta?

—Áteme usted... Yo me marcho, me marcho con él.30

Doña Perfecta sintió borbotones de fuego que subían de
su corazón a sus labios. Se contuvo, y sólo con sus ojos
negros, más negros que la noche, contestó a su hija.

—¡Mamá, mamá mía, yo aborrezco todo lo que no sea
él!—exclamó Rosario.—Óigame usted en confesión, porque
quiero confesarlo a todos, y a usted la primera.

—Me vas a matar, me estás matando.

—Yo quiero confesarlo, para que usted me perdone...
Este peso, este peso que tengo encima no me deja vivir...
5

—¡El peso de un pecado!... Añádele encima la
maldición de Dios, y prueba a andar con ese fardo, desgraciada
... Sólo yo puedo quitártelo.

—No, usted no, usted no—gritó Rosario con desesperación.—
Pero óigame usted, quiero confesarlo todo, todo
10
... Después arrójeme usted de esta casa, donde he
nacido.

—¡Arrojarte yo!...

—Pues me marcharé.

—Menos. Yo te enseñaré los deberes de hija que has15
olvidado.

—Pues huiré; él me llevará consigo.

—¿Te lo ha dicho, te lo ha aconsejado, te lo ha mandado?
—preguntó la madre, lanzando estas palabras como rayos
sobre su hija.
20

—Me lo aconseja... Hemos concertado casarnos.
Es preciso, mamá, mamá mía querida. Yo la amaré a usted
... Conozco que debo amarla... Me condenaré si no
la amo.

Se retorcía los brazos, y cayendo de rodillas, besó los25
pies a su madre.

—¡Rosario, Rosario!—exclamó doña Perfecta con terrible
acento.—Levántate.

Hubo una pequeña pausa.

—¿Ese hombre, te ha escrito?30

—Sí.

—¿Le has vuelto a ver después de aquella noche?

—Sí.

—¡Y tú!...

—Yo también... ¡Oh! señora. ¿Por qué me mira
usted así? Usted no es mi madre.

—Ojalá no. Gózate en el daño que me haces. Me
matas, me matas sin remedio—gritó la señora con indecible
agitación.—Dices que ese hombre...
5

—Es mi esposo... Yo seré suya, protegida por la ley
... Usted no es mujer... ¿Por qué me mira usted de
ese modo que me hace temblar? Madre, madre mía, no me
condene usted.

—Ya tú te has condenado; basta. Obedéceme y te perdonaré10
... Responde: ¿cuándo recibiste cartas de ese
hombre?

—Hoy.

—¡Qué traición! ¡Qué infamia!—exclamó la madre,
antes bien rugiendo que hablando.—¿Esperabais veros?
15

—Sí.

—¿Cuándo?

—Esta noche.

—¿Dónde?

—Aquí, aquí. Todo lo confieso, todo. Sé que es un20
delito... Soy una infame; pero usted, que es mi madre,
me sacará de este infierno. Consienta usted... Dígame
usted una palabra, una sola.

—¡Ese hombre aquí, en mi casa!—gritó doña Perfecta,
dando algunos pasos que parecían saltos hacia el centro de
25
la habitación.

Rosario la siguió de rodillas. En el mismo instante oyéronse
tres golpes, tres estampidos, tres cañonazos. Era el
corazón de María Remedios que tocaba a la puerta, agitando
la aldaba. La casa se estremecía con temblor pavoroso.
30
Madre e hija se quedaron como estatuas.

Bajó a abrir un criado, y poco después en la habitación
de doña Perfecta entró María Remedios, que no era mujer,
sino un basilisco envuelto en un mantón. Su rostro, encendido
por la ansiedad, despedía fuego.

—- Ahí está, ahí está—dijo al entrar.—Se ha metido en
la huerta por la puertecilla condenada...

Tomaba aliento a cada sílaba.5

—Ya entiendo—repitió doña Perfecta con una especie
de bramido.

Rosario cayó exánime al suelo y perdió el conocimiento.

—Bajemos—dijo doña Perfecta sin hacer caso del desmayo
de su hija.
10

Las dos mujeres se deslizaron por la escalera como dos
culebras. Las criadas y el criado estaban en la galería sin
saber qué hacer. Doña Perfecta pasó por el comedor a la
huerta, seguida de María Remedios.

—Afortunadamente tenemos ahí a Ca... Ca... Caballuco15
—dijo la sobrina del canónigo.

—¿Dónde?

—En la huerta también... Sal... sal... saltó la
tapia.

Doña Perfecta exploró la obscuridad con sus ojos llenos20
de ira. El rencor les daba la singular videncia de la raza
felina.

—Allí veo un bulto—dijo.—Va hacia las adelfas.

—Es él—gritó Remedios.—Pero allá aparece Ramos...
¡Ramos!
25

Distinguieron perfectamente la colosal figura del Centauro.

—¡Hacia las adelfas!... ¡Ramos, hacia las adelfas!...

Doña Perfecta adelantó algunos pasos. Su voz ronca,
que vibraba con acento terrible, disparó estas palabras:

—Cristóbal, Cristóbal... ¡mátale!30

Oyóse un tiro. Después otro.



Doña Perfecta

XXXII

embellishment

Final

De D. Cayetano Polentinos a un su amigo de Madrid

Orbajosa 21 de Abril.

"Querido amigo: Envíeme usted sin tardanza la edición
de 1562 que dice ha encontrado entre los libros de la testamentaría
de Corchuelo. Pago ese ejemplar a cualquier
precio. Hace tiempo que lo busco inútilmente, y me tendré
por mortal virtuosísimo poseyéndolo. Ha de hallar usted
5
en el colophón un casco con emblema sobre la palabra Tractado,
y la X de la fecha MDLXII ha de tener el rabillo
torcido. Si en efecto concuerdan estas señas con el ejemplar,
póngame usted un parte telegráfico, porque estoy muy
inquieto... aunque ahora me acuerdo de que el telégrafo,
10
con motivo de estas importunas y fastidiosas guerras, no
funciona. A correo vuelto espero la contestación.

"Pronto, amigo mío, pasaré a Madrid con objeto de
imprimir este tan esperado trabajo de los Linajes de Orbajosa.
Agradezco a usted su benevolencia, mi querido amigo;
15
pero no puedo admitirla en lo que tiene de lisonja. No
merece mi trabajo, en verdad, los pomposos calificativos
con que usted lo encarece; es obra de paciencia y estudio,
monumento tosco, pero sólido y grande, que elevo a las
grandezas de mi amada patria. Pobre y feo en su hechura,
20
tiene de noble la idea que lo ha engendrado, la cual no es
otra que convertir los ojos de esta generación descreída y
soberbia hacia los maravillosos hechos y acrisoladas virtudes
de nuestros antepasados. ¡Ojalá que la juventud estudiosa
de nuestro país diera este paso a que con todas mis
25
fuerzas la incito! ¡Ojala fueran puestos en perpetuo olvido
los abominables estudios y hábitos intelectuales introducidos
por el desenfreno filosófico y las erradas doctrinas! ¡Ojalá
se emplearan exclusivamente nuestros sabios en la contemplación
de aquellas gloriosas edades, para que, penetrados
de la substancia y benéfica savia de ellas los modernos
tiempos, desapareciera este loco afán de mudanzas y esta
ridicula manía de apropiarnos ideas extrañas, que pugnan
5
con nuestro primoroso organismo nacional. Temo mucho
que mis deseos no se vean cumplidos, y que la contemplación
de las perfecciones pasadas quede circunscrita al estrecho
círculo en que hoy se halla, entre el torbellino de la
demente juventud que corre detrás de vanas utopias y bárbaras
10
novedades. ¿Cómo ha de ser, amigo mío? Creo que
dentro de algún tiempo ha de estar nuestra pobre España
tan desfigurada, que no se conocerá ella misma ni aun mirándose
en el clarísimo espejo de su limpia historia.

"No quiero levantar mano de esta carta sin participar a15
usted un suceso desagradable: la desastrosa muerte de un
estimable joven, muy conocido en Madrid, el ingeniero de
caminos D. José de Rey, sobrino de mi cuñada. Acaeció
este triste suceso anoche en la huerta de nuestra casa, y aún
no he formado juicio exacto sobre las causas que pudieron
20
arrastrar al desgraciado Rey a esta horrible y criminal determinación.
Según me ha referido Perfecta esta mañana
cuando volví de Mundogrande, Pepe Rey, a eso de las
doce de la noche, penetró en la huerta de esta casa y se
pegó un tiro en la sien derecha, quedando muerto en el acto.
25
Figúrese usted la consternación y alarma que se producirían
en esta pacífica y honrada mansión. La pobre Perfecta se
impresionó tan vivamente, que nos hemos asustado; pero
ya está mejor, y esta tarde hemos logrado que tome un sopicaldo.
Empleamos todos los medios de consolarla, y como
30
es buena cristiana, sabe soportar con edificante resignación
las mayores desgracias.

"Acá, para entre los dos, amigo mío, diré a usted que en
el terrible atentado del joven Rey contra su propia existencía,
debió influir grandemente una pasión contrariada, tal
vez los remordimientos por su conducta y el estado de hipocondría
amarguísima en que se encontraba su espíritu. Yo
le apreciaba mucho; creo que no carecía de excelentes
cualidades; pero aquí estaba tan mal estimado, que ni una
5
sola vez oí hablar bien de él. Según dicen, hacía alarde de
ideas y opiniones extravagantísimas; burlábase de la religión;
entraba en la iglesia fumando y con el sombrero
puesto; no respetaba nada, y para él no había en el mundo
pudor, ni virtudes, ni alma, ni ideal, ni fe, sino tan sólo
10
teodolitos, escuadras, reglas, máquinas, niveles, picos y
azadas. ¿Qué tal? En honor de la verdad, debo decir que
en sus conversaciones conmigo, siempre disimuló tales ideas,
sin duda por miedo a ser destrozado por la metralla de mis
argumentos; pero de público se refieren de él mil cuentos
15
de herejías y estupendos desafueros.

"No puedo seguir, querido, porque en este momento
siento tiros de fusilería. Como no me entusiasman los
combates, ni soy guerrero, el pulso me flaquea un tantico.
Ya le impondrá a usted de ciertos pormenores de esta guerra
20
su afectísimo, etc., etc."

22 de Abril.

"Mi inolvidable amigo: Hoy hemos tenido una sangrienta
refriega en las inmediaciones de Orbajosa. La gran
partida levantada en Villahorrenda ha sido atacada por las
tropas con gran coraje. Ha habido muchas bajas por una
25
y otra parte. Después se dispersaron los bravos guerrilleros;
pero van muy envalentonados, y quizá oiga usted
maravillas. Mándalos, a pesar de estar herido en un brazo,
no se sabe cómo ni cuándo, Cristóbal Caballuco, hijo de
aquel egregio Caballuco que usted conoció en la pasada
30
guerra. Es el caudillo actual de grandes condiciones para
el mando, y además honrado y sencillo. Como al fin hemos
de presenciar un arreglito amistoso, presumo que Caballuco
será general del ejército español, con lo cual uno y otro
ganarán mucho.

"Yo deploro esta guerra, que va tomando proporciones
alarmantes; pero reconozco que nuestros bravos campesinos
5
no son responsables de ella, pues han sido provocados
al cruento batallar por la audacia del Gobierno; por la desmoralización
de sus sacrilegos delegados; por la saña sistemática
con que los representantes del Estado atacan lo
más venerando que existe en la conciencia de los pueblos,
10
la fe religiosa y el acrisolado españolismo, que por fortuna
se conservan en lugares no infestados aún de la asoladora
pestilencia. Cuando a un pueblo se le quiere quitar su
alma para infundirle otra; cuando se le quiere descastar,
digámoslo así, mudando sus sentimientos, sus costumbres,
15
sus ideas, es natural que ese pueblo se defienda, como el
que en mitad de solitario camino se ve asaltado de infames
ladrones. Lleven a las esferas del Gobierno el espíritu y
la pura salutífera substancia de mi obra de los Linajes
(perdóneme usted la inmodestia), y entonces no habrá
20
guerras.

"Hoy hemos tenido aquí una cuestión muy desagradable.
El clero, amigo mío, se ha negado a enterrar en sepultura
sagrada al infeliz Rey. Yo he intervenido en este asunto,
impetrando del señor obispo que levantara anatema de tanto
25
peso; pero nada se ha podido conseguir. Por fin hemos
empaquetado el cuerpo del joven en un hoyo que se hizo en
el campo de Mundogrande, donde mis pacienzudas exploraciones
han descubierto la riqueza arqueológica que usted
conoce. He pasado un rato muy triste, y aún me dura la
30
penosísima impresión que recibí. D. Juan Tafetán y yo
somos los únicos que acompañaron el fúnebre cortejo. Poco
después fueron allá (cosa rara) esas que llaman aquí las
Troyas, y rezaron largo rato sobre la rústica tumba del matemático.
Aunque esto parecía una oficiosidad ridícula, me
conmovió.

"Respecto de la muerte de Rey, corre por el pueblo el
rumor de que fué asesinado. No se sabe por quién. Aseguran
que él lo declaró así, pues vivió como hora y media.
5
Guardó secreto, según dicen, respecto a quién fué su matador.
Repito esta versión sin desmentirla ni apoyarla.
Perfecta no quiere que se hable de este asunto, y se aflige
mucho siempre que lo tomo en boca.

"La pobrecita, apenas ocurrida una desgracia, experimenta10
otra que a todos nos contrista mucho. Amigo mío,
ya ha hecho una nueva víctima la funestísima y rancia
enfermedad connaturalizada en nuestra familia. La pobre
Rosario, que iba saliendo adelante, gracias a nuestros cuidados,
está ya perdida de la cabeza. Sus palabras incoherentes,
15
su atroz delirio, su palidez mortal, recuérdanme a mi
madre y hermana. Este caso es el más grave que he presenciado
en mi familia, pues no se trata de manías, sino de
verdadera locura. Es triste, tristísimo, que entre tantos yo
sea el único que ha logrado escapar conservando mi juicio
20
sano y entero, y totalmente libre de ese funesto mal.

"No he podido dar sus expresiones de usted a D. Inocencio,
porque el pobrecito se nos ha puesto malo de repente,
y no recibe a nadie ni permite que le vean sus más íntimos
amigos. Pero estoy seguro de que le devuelve a usted sus
25
recuerdos, y no dude que pondrá mano al instante en la
traducción de varios epigramas latinos que usted le recomienda....
Suenan tiros otra vez. Dicen que tendremos
gresca esta tarde. La tropa acaba de salir."

Barcelona 1° de Junio.

"Acabo de llegar aquí, después de dejar a mi sobrina30
Rosario en San Baudilio de Llobregat. El director del
establecimiento me ha asegurado que es un caso incurable.

Tendrá, sí, una asistencia esmeradísima en aquel alegre y
grandioso manicomio. Mi querido amigo, si alguna vez
caigo yo también, llévenme a San Baudilio. Espero encontrar
a mi vuelta pruebas de los Linajes. Pienso añadir seis
pliegos, porque sería gran falta no publicar las razones que
5
tengo para sostener que Mateo Díaz Coronel, autor del
Métrico Encomio, desciende por la línea materna de los
Guevaras y no de los Burguillos, como ha sostenido erradamente
el autor de la Floresta amena.

"Escribo esta carta principalmente para hacerle a usted10
una advertencia. He oído aquí a varias personas hablar
de la muerte de Pepe Rey, refiriéndola tal como sucedió
efectivamente. Yo revelé a usted este secreto cuando nos
vimos en Madrid, contándole lo que supe algún tiempo
después del suceso. Extraño mucho que no habiéndolo
15
dicho yo a nadie más que a usted, lo cuenten aquí con todos
sus pelos y señales, explicando cómo entró en la huerta,
cómo descargó su revólver sobre Caballuco cuando vió que
éste le acometía con la navaja, cómo Ramos le disparó después
con tanto acierto que le dejó en el sitio.... En fin,
20
mi querido amigo, por si inadvertidamente ha hablado de
esto con alguien, le recuerdo que es un secreto de familia,
y con esto basta para una persona tan prudente y discreta
como usted.

"Albricias, albricias. En un periodiquillo he leído que25
Caballuco ha derrotado al brigadier Batalla."

Orbajosa 12 de Diciembre.

"Una sensible noticia tengo que dar a usted. Ya no
tenemos Penitenciario, no precisamente porque haya pasado
a mejor vida, sino porque el pobrecito está desde el mes
de Abril tan acongojado, tan melancólico, tan taciturno, que
3030
no se le conoce. Ya no hay en él ni siquiera dejos de aquel
humor ático, de aquella jovialidad correcta y clásica que le
hacía tan amable. Huye de la gente, se encierra en su
casa, no recibe a nadie, apenas toma alimento, y ha roto
toda clase de relaciones con el mundo. Si le viera usted
no le conocería, porque se ha quedado en los puros huesos.
Lo más particular es que ha reñido con su sobrina y vive
5
solo, enteramente solo en una casucha del arrabal de Baidejos.
Ahora dicen que renuncia su silla en el coro de la
catedral y se marcha a Roma. ¡Ay! Orbajosa pierde mucho,
perdiendo a su gran latino. Me parece que pasarán años
tras años y no tendremos otro. Nuestra gloriosa España se
10
acaba, se aniquila, se muere."

Orbajosa 23 de Diciembre.

"El joven que recomendé a usted en carta llevada por él
mismo, es sobrino de nuestro querido Penitenciario, abogado
con puntas de escritor. Esmeradamente educado por su
tío, tiene ideas juiciosas. ¡Cuán sensible sería que se corrompiera
15
en ese lodazal de filosofismo e incredulidad! Es
honrado, trabajador y buen católico, por lo cual creo que
hará carrera en un bufete como el de usted.... Quizás le
llevará una ambicioncilla (pues también la tiene) a las lides
políticas, y creo que no sería mala ganancia para la causa
2020
del orden y la tradición, hoy que la juventud está pervertida
y acaparada por los de la cáscara amarga. Acompáñale su
madre, una mujer ordinaria y sin barniz social, pero que
tiene un corazón excelente y acendrada piedad. El amor
materno toma en ella la forma algo abigarrada de la ambición
25
mundana, y dice que su hijo ha de ser Ministro. Bien
puede serlo.

"Perfecta me da expresiones para usted. No sé a punto
fijo qué tiene; pero ello es que nos inspira cuidado. Ha
perdido el apetito de una manera alarmante, y o yo no entiendo
30
de males, o allí hay un principio de ictericia. Esta
casa está muy triste desde que falta Rosario, que la alegraba
con su sonrisa y su bondad angelical. Ahora parece que
hay una nube negra encima de nosotros. La pobre
Perfecta habla frecuentemente de esta nube, que cada vez se
pone más negra, mientras ella se vuelve cada día más
amarilla. La pobre madre halla consuelo a su dolor en la religión
5
y en los ejercicios del culto, que practica cada vez con más
ejemplaridad y edificación. Pasa casi todo el día en la
iglesia, y gasta su gran fortuna en espléndidas funciones, en
novenas y manifiestos brillantísimos. Gracias a ella, el culto
ha recobrado en Orbajosa su esplendor de otros días. Esto
10
no deja de ser un consuelo en medio de la decadencia y
acabamiento de nuestra nacionalidad....

"Mañana irán las pruebas.... Añadiré otros dos pliegos,
porque he descubierto un nuevo orbajosense ilustre.
Bernardo Amador de Soto, que fué espolique del duque de
15
Osuna, le sirvió durante la época del vireinato de Nápoles,
y aun hay indicios de que no hizo nada, absolutamente nada,
en el complot contra Venecia."

Doña Perfecta

XXXIII

embellishment

Esto se acabó. Es cuanto por ahora podemos decir de
las personas que parecen buenas y no lo son.
20

Doña Perfecta

Notes

embellishment

1 2 se detuvo: on the grammar of reflexive verbs, and the translation of reflexive verbs in this book, see the Vocabulary under se.

1 9 aquél: the unaccented masculine and feminine forms aquel, ese, etc. modify a noun expressed; the accented forms aquél, ése, etc., refer to a noun clearly thought of (here apeadero) with the same sense as if they were modifiers of an understood noun; the neuter singular forms aquello, eso, esto, refer to a thought for whose expression no particular noun is in mind.

1 11 propiedad del autor: the regular Spanish for 'copyrighted.'

1 14 eran subidas al furgón: 'were being put into the baggage car' (furgón = Fr. fourgon). R. 811; K. 384, 387; C. 270, I.—Se me había olvidado: R. 844; K. 406.

1 17 un frío de tres mil demonios: the hyperbole implied in demonio is commonly heightened by the addition of tres mil, ocho mil, todos, etc.

1 19 donde descansar: R. 1223; C. 277, 3.

2 3 al compás de la marcha: 'in rhythm with his walk.'

2 5 al que: R. 448; C. 108, a.

2 13 cestas: in Europe heavy baskets are much used for crates.

2 19 una obscura masa, etc.: 'a dim mass of dark gray cloth wound round itself; i.e. the large capa, or circular cloak, one edge of which hangs from the left shoulder in front of the person, while the rest is thrown completely round the body and back over the same shoulder.

2 29 será: R. 1195; K. 703, c; C. 266.

2 32 guste: R. 895; K. 710; C. 109, 3.

3 17 oprimiría: 'was to press.' The conditional is here used without any sense of a condition implied; it represents a future of necessity or intention (equivalent to Eng. 'is to do a thing'), thrown into the past by the sequence of narration.

3 20 cargaría: for tense see n. on 1. 173. The verb cargar means either 'load' or 'take on a load,' 'carry as a load.'

3 23 se iba escurriendo: R. 528; K. 208; C. 207, 5.

3 26 lanzó: the subject is el tren, i.e. the engine (máquina).

4 1 empezada la caminata: R. 1228, 2; K. 741; C. 276, 5.

4 3 de muy buen ver: 'of very good appearance,' 'very good to look upon.' R. 1206, rem. 1.

4 8 vamos al caso: 'let us come to the point.'

4 13 Así viviera: 'I wish... might live.' Así is often used to introduce a wish (C. 282, 3,c). The usage probably arose from phrases of asseveration, like the Eng. 'so may I prosper as I tell the truth.'

4 14 que le echan en la tierra: 'which they' (i.e. people) 'bestow upon her on earth.'

4 17 Bien haya quien a los suyos parece: 'a blessing on one who is like his own (family),' colloquial phrase derived from the proverb "Quien a los suyos se parece, honra merece." R. 860; K. 353,a; C. p. 229, n.

4 22 Poco va de Pedro a Pedro: 'Peter and Peter [i. e. you and she] are pretty nearly even'; the proverb says algo (or mucho) va de Pedro a Pedro, 'there's quite a difference in Peters,' i.e. in persons who might be classed together.

4 24 metidillo en: 'up to his ears in'; past participle of meter, with diminutive termination perhaps implying depreciation. Words formed with diminutive, augmentative, or depreciative suffixes are given in the vocabulary of this book with appropriate definitions; but in general dictionaries they are not individually given, because of the inordinate bulk which a list of them all would have. The user of the dictionary is expected to recognize the suffix and its force, and to find in the dictionary the word to which the suffix is appended. The student must therefore form the habit of consulting over and over those pages of his grammar which deal with these suffixes, and of recognizing at sight such orthographical changes of consonants as those by which poco with -ito makes poquito, and pez with -ecillo (longer form of -illo) makes pececillo.

5 3 que no viven: 'fit to die.' An idiomatic phrase of emphasis.

5 4 de que callen, etc.: i.e. for talking face to face.

5 6 Amanecerá Dios, etc.: idiomatic expression used either for postponing a disagreeable thing or for indicating an expectation of something good impending. The impersonal verb expressing a phenomenon of the sky is treated as personal with God as subject.

5 10 uno piensa el bayo, etc.: 'the bay horse thinks one thing, the man who saddles him something else,' i.e. it takes two to make a bargain.

5 12 buen mozo: 'fine fellow.'

5 15 iba: 'was'; cf. K. 389,a.

5 18 echar por: 'turn into.'

5 30 ni: 'not even.' R. 752.

5 33 hombre de Dios: 'man alive.' The word hombre is one of the commonest interjectional expressions in Spanish, and is constantly used with little or no sense of addressing a particular person; C. 237, 9. The addition of de Dios merely strengthens it.

6 15 veo: 'I have seen.' Cf. p. 5, ll. 23, 24 ('have been traveling' etc.).

6 19 caza mayor y menor: 'hunting of large and small game.'

6 20 todo lo había: 'there was everything.' Cf. n. on p. 32, l. 17.

6 23 con: 'by.' R. 1439, c; K. 642.

6 28 norias: rude wheels with earthen jars (cangilones) bound to the rim to dip up water for irrigation; turned by a toothed wheel and beam driven by a mule or donkey. Derived originally from the Arabs, this poor apparatus is still common all over Spain.

6 32 garbanzo: the chick-pea, a small-leaved bushy plant bearing in each pod two large wrinkled peas, is an important crop from Spain to India, and especially famous as the national bean of Spain.—de lo que no hay: 'not to be matched.'

6 34 cuarto: small Spanish coin of the olden time, equivalent to four maravedis, or one thirty-fourth of a peseta (20 cents). Now mentioned only as the smallest conceivable sum of money; not in actual circulation.

7 5 me los van cercenando: 'keep shearing them off [for me].' So the earlier Madrid editions; cf. p. 65, l. 21. Later editions have va, as if the plough were subject.—me: R. 323; K. 193.

7 6 mojones, ni linderos: properties, especially large properties, are often not fenced in Spain, and ownership is determined by means of posts, piles of stones, and other traditional landmarks.

7 13 roe que roe: C. 233, b.—fanegadas: antiquated measure supposed to be land enough for a fanega of seed. In Castile fanega = 1.575 bushels, fanegada = 1.6 acres; in other provinces otherwise.

7 14 escuela: i.e. de filosofía.

7 16 quien las sabe las tañe: 'he who knows 'em, plays 'em.' Las is often used idiomatically for those things in general suggested by the phrase in which it stands (e.g. las de Pepe, 'Joe's tricks,' 'Joe's ways,' cf. K. 267, a; C. 201); here for tunes, instruments, tricks, or the like.

7 19 ver: depends on puede above.—de: 'about.'

7 21 no sea: 'may not be'; subjunctive in independent clauses with adverbs of doubt (C. 213, 1); so with tal vez, p. 68, l. 8.

8 16 desde más alto: 'from a higher position.'

8 20 que se pone al sol: 'sunning himself.'

8 24 picará: 'will bite' (primarily said of mustard etc.).

9 9 serán: R. 1195; K. 703, c; C. 266.

9 26 unas: R. 641; K. 344, b; C. 179, 3.

9 29 Guardia civil: 'the Civil Guard,' a select body of Spanish police, armed and disciplined like soldiers, whose particular business is guarding highways and railroads. In pairs (parejas) these guards patrol the roads and accompany all trains. Kept as isolated from the community as possible and at a high point of efficiency, they are much feared by the rabble. The cruelty of their treatment of prisoners described a little further on accords with numerous actual occurrences in Spain; and, as will be remembered by those who have paid attention to the history of the foreign relations of the United States during the early part of Wilson's administration, it is exactly the process by which President Madero of Mexico met his death while under arrest on Feb. 23, 1913.

10 2 a aquel sitio: dir. obj. R. 1318: K. 750, c.

10 5 muertos: R. 1143; K. 567.

10 27 debía de ser: R. 1005, 2, rem.; C., Appendix II, 7.

10 28 coplas: 'popular songs,' particularly the brief songs of a single quatrain peculiar to Spain.

11 5 retebién: double intensive of bien. The ordinary intensive prefix for adjectives and adverbs is re-(R. 596; K. 159); but in popular speech this is often doubled, rere-, or takes the form rete- (C. 146, 3, a).

11 8 a lo mejor: familiar phrase for the occurrence of an untoward event at an unexpected moment (lit. when things are going as well as possible). Cf. el mejor día, p. 163, l. 13.

11 10 Se les lleva: 'you're taking them.'

11 12 que: cf. n. on p. 49, l. 17.

11 13 sumaria: 'indictment.'—requeridos: 'examined,' or possibly, but less probably, 'summoned.'

11 17 a más de largo: 'besides being long.'

11 33 Partenón: the Parthenon, or temple of Athena Parthenos, erected in Athens in the time of Pericles (5th cent. B.C.), had numerous horses carved on its frieze and metopes.

12 5 tomado la delantera: 'got the start of.'—se pone a ello: 'set about it,' 'try.' R. 1360.

12 13 por muchos años: abbr. expression of courtesy, '[may you live] for many years.'

12 23 ha de ser: R. 857; K. 353, b; C. 107, 3.

12 31 Ahí donde le ve: 'just as you see him there,' common expression used to forestall surprise at a statement about to be made concerning a person or thing.—cacique: 'local political leader,' 'boss.' The word is of Haitian Indian origin, meaning properly the head of an Indian family or tribe.

13 1 vuecencia: contraction for vuestra excelencia.—rétulo: vulg. for rótulo, 'address.'—Tira a la barra: 'he throws the bar' (Spanish game, in which bars of iron of various shapes and sizes are thrown so as to fall point downward).—San Cristóbal: a saint and martyr of the third century, traditionally famous for his size and strength.

13 3 fielato: 'inspectorship,' as of weights and measures; or, here, of the goods and provisions brought into a place, upon which toll must be paid (= Fr. octroi).

13 10 Madriles: provincial for Madrileños; used here for Madrid.

13 15 rematarlo él: 'and he to execute it' (Eng. slang, 'put it through'). The construction is peculiar and noteworthy in Spanish.

13 19 andan diciendo: R. 525; K. 734; C. 275.

13 20 vuelve a haber: R. 1187; K. 725, a; C. 107, 5.

14 9 !...: the suspensive points represent the omitted object (perhaps Cristo) of the preposition de. In other words, the corresponding punctuation in English would be '—!' not'!—.' It is the habit of Spanish printers not to discriminate ...! from !... but to set always !... (this being the form that is oftener right than wrong), so that the reader of Spanish literature must be always ready to make this mental transposition, though the cases where the points are to be read as they stand are still more numerous. The same applies to ?... also.

14 26 en lo más alto: 'at the highest point.'

14 32 de hojalata: because of the brightness of the water.

15 16 depósito de caballos sementales: 'government horse-breeding station.'

15 26 disgusto: not 'disgust.'

16 4 tocando: 'skirting.'

16 10 Justo y cabal: 'exactly.'

16 31 Penitenciario: a priest nominated by a bishop to hear confession, impose penance, and grant absolution in reserved cases,—a canon penitentiary.

17 12 de aquellos que no coge un galgo: 'hard to catch,' 'elusive' (lit. 'of those which a greyhound does not catch').

17 16 hacer diabluras: 'get into mischief.'

17 27 si más, etc.: 'had not death been quicker to carry him off than he was to squander it' (his fortune).

18 21 a flote: a common colloquialism for having enough to pay expenses.

18 28 sepa: for mood, cf. R. 910; K. 710; C. 109, 3.

19 5 perogrulladas: from the proverb "Las verdades de Perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puño."

19 8 Montblanch: a town seventeen miles northwest of Tarragona. The raya, of course, is a railroad. It appears by the map that the two places lack direct connection, the railroad trip from the one to the other being a roundabout one through Reus.

19 9 el río Francolí: a small river that falls into the Mediterranean about one mile southwest of Tarragona.

19 21 e: R. 72; K. 653; C. 232, I.

19 28 físico: agrees with cultura (fem.) y bienestar (masc.).

21 15 ergo tua rura manebunt: Vergil, Ecl. I, 47.

21 26 bajo el punto de vista minero: 'from the mining point of view.'

21 28 dió lugar: 'gave rise'; cf. the English idiom 'take place.'

21 30 noviazgo: R., p. 498.

22 25 mistificaciones: Madrid edition mixtificaciones; a common misprint, since Spaniards pronounce xt as st (C. 5).

22 27 gongorismo: 'Gongorism,' a literary style, so called from the Spanish writer Luis de Góngora y Argote (1561-1627). This style, which is similar in many ways to the affected manner called in England Euphuism, and in France and Italy Marinism, was distinguished by its elaborate and artificial expression of ideas, and by its frequent substitution of mere play upon words for solid thought.

23 16 las herraduras: 'the horses' shoes.'

24 7 cuya: 'which,' or 'the which.' This use of cuyo for el cual is pronounced improper by the best grammarians (e.g. Andrés Bello, Gramática Castellana, ed. Cuervo, section 1050). It is said to be of notarial origin. Many excellent writers, however, employ it, and it is very common in conversation.

24 30 saudades: almost untranslatable Portuguese word, derived from the Latin solitas, 'loneliness.' It has come in Portuguese to mean the melancholy that arises from introspection and the vague yearnings of unsatisfied sentiment. The German Weltschmerz expresses a somewhat similar idea.

24 33 Enriqueta, Julia: conventional names of heroines of novels. Not Spanish in tone. By comparing a list of eminent men in Spain with a similar list in the United States it will be seen that saints of the Church furnish about two thirds of the Christian names in Spain, about one third here; for women's names the contrast is still greater. Many Spanish women's names that do not look like saints' names are attributes of the Virgin; e.g. Rosario for Our Lady of the Rosary.

25 12 allí: 'at that point.'

25 18 Estarás: R. 1195; K. 703, c; C. 266.

26 6 un mueble de latón dorado: i.e. a cuspidor.

26 11 correr el transparente: 'draw the shade.' For trans. use of correr cf. R. 265.

26 19 testero: 'façade' of a building; 'wall,' or 'side,' of a room.

27 12 Más días hay que longanizas: 'there are more days than sausages'; i.e., time is a plentiful commodity.

27 21 Déle usted expresiones: 'remember me to him.' Cf. R., Appendix, pp. 610 ff.

27 25 Abur: 'good-bye' (colloq. for agur, from Lat. augurium, through a Low Latin form agurium; K. 60, footnote). Not discourteous, but more offhand in tone than the adiós of p. 28, l. 5.

27 32 lo tuyo: 'what is yours,' 'your business.'

27 34 Hombre: cf. n. on p. 5, l. 33.

28 2 Del lobo, etc.: 'one hair of the wolf, and that from his forehead' (is sufficient). Proverb signifying that in dealing with what is bad, the less you get of it, the better for you.

29 1 la emprendió con: 'fell to upon.' For use of la cf. n. on p. 7, l. 16.

29 21 No hay que hablarme: R. 867; K. 353, c; C. 107, 2.

30 12 cartoncejo: the ending -cejo is unusual and contrary to the ruling of the Academy (of which Galdós is a member); the Academy's rule is that -ito,-illo,-ico,-uelo, usually become -cito etc. when affixed to a word ending with n, but that of -ajo,-ejo,-ijo, only -ajo allows euphonic letters to be prefixed to it, and that without set rule.

30 34 ristras: the noun 'trace,' the exact equivalent of ristra, is not in English dictionaries; but see the verb in Webster, and the noun in the list of prizes of the Vermont State Fair, 1910. 'Rope' is a better-known word for the same thing.

31 3 la Corte: 'the Capital,' Madrid.

31 7 de bancos: the list ends abruptly with a pun on saltabanco, 'mountebank,' 'street quack.' A translator, instead of giving saltos de aguas its proper force of 'water powers,' will do well to represent it by something useful that puns with a proverbial swindle; e.g., say 'fire-bricks, gold bricks.'

31 16 a uno: dir. obj. of tenemos.

31 23 Nada: 'enough said.' Nada is colloquially very common as a pure interjection.

31 34 cuyas ... descoloridos: each adjective agrees in gender with the nearer of the modified nouns.

32 4 al descubierto: 'uncovered,' 'unprotected.'

32 10 Ferdinand Cortez, Donna Marine: italicized as being the French forms of the names Hernán Cortés (the conqueror of Mexico) and Doña Marina (the Mexican girl who was his companion and interpreter).

32 17 observándolo todo: when todo, neuter, is object of a verb, the use of lo is exactly opposite to that of English 'it'; that is, if todo refers to an identifiable antecedent, thus meaning 'it all,' lo is omitted (e.g. p. 3, l. 16), but if todo means simply 'everything,' without an 'it,' then lo must be inserted (e.g. p. 112, l. 2). But when todo is not object of a verb (e.g. p. 6, l. 3) no such rule holds. C. 203, 2, a.

32 21 empaque: word used familiarly to indicate the traits of a person that produce an impression at first sight, whether good or bad.

32 24 tiran a: 'verge upon.'

33 2 debía de ser: R. 1005, 2, rem.

33 10 buquinista: italicized as not Spanish but Hispanicized French. Bouquiniste is properly 'second-hand bookseller,' but the meaning here may be 'book-collector.' A bouquin is a conspicuously old book.

34 5 merienda: 'picnic.'

34 22 Mientras más, mejor: 'the longer the better.'

34 34 acompañará usted, etc.: i.e. by eating our Lenten fare.

35 12 López de Berganza: this name, like many others of authors and books in the remainder of the story, is purely imaginary.

35 15 tenga: cf. R. 914 and n. on p. 7, l. 21.

35 16 de hierro: probably corrugated iron, which was one of the world's recent and valued inventions about the time when Doña Perfecta was written.

35 25 la octava: i.e. one in addition to the traditional seven.

35 26 en buen hora: originally this meant 'at an auspicious time.' It is now a colloquial, often ironical, phrase of acquiescence or approval.

36 3 donde quiera: cf. R. 896; K. 326; C. 197.

36 19 maria ac terras, caelumque profundum: Vergil (Aen. I, 58 f.) says that if Aeolus did not hold the winds in control, they

Maria ac terras caelumque profundum

Quippe ferant rapidi secum verrantque per auras.

36 23 gusanera: strictly defined as a place where worms breed; apparently meant here as a mass of worms, with reference to the look of the surface of the brain, and doubtless with a pun on the colloquial use of gusanera for that reservoir of "maggots" (crotchets) whose contents come out when you touch upon a man's hobby.

36 24 daba paso a: 'sent down.'

37 14 martillazos: for force of termination -azo cf. R. 1273 (p. 499); K. 765, b, rem.; C. 132, 4, b. Cf. n. on p. 90, l. 29.

37 30 cazadora traviesa: like Diana.

37 31 cochero emperegilado y vagabundo: like Phaëthon.

37 34 Mercurio: the god of commerce.—Manzanedo: the firm of Manzanedo is a leading Madrid banking house.

38 1 barbilampiño: Spaniards regard abundance of hair as an evidence of force. The allusion is to the well-known frail look of Count von Moltke.

38 6 a la electricidad le da la gana: 'electricity takes the notion.' The subject of da is gana; cf. the plural form p. 82, l. 11. This construction of dar is most common in expressions of desire, whim, etc., with words like gusto, ventolera, and the like. The Spanish Academy says that da la gana is an uncultured colloquialism, but does not object to this use of dar with other words.

38 8 los de Paris: the Champs-Élysées, the central garden of Paris, is one of the most famous public squares in the world.

38 13 pisos: lit. 'stories,' meaning the celestial spheres, whose number Dante, however, makes nine.

38 14 sino: i.e. nada sino, cosa sino. R. 739; C. 232, 4.

38 20 está de cuerpo presente: 'is laid out for its funeral.'

38 28 se han corrido: 'have been issued."

39 7 sulfurar: colloq. expression, equivalent to Eng. 'get a rise out of.'

40 1 todo se acabó: 'it's all over,' 'that's an end of it.' Noteworthy as an idiom is the use of the past absolute of acabar, and occasionally other verbs of ending or stopping, where the perfect would be expected according to ordinary tense usage.

40 7 salimos con: see salir con in vocabulary.

40 13 no podía menos de: R. 1033; K. 619; C. 291.

40 18 al Ateneo: 'to the Athenaeum,' a literary and scientific club in Madrid, established in 1835, which has been for many years the meeting-place of Spanish liberals and freethinkers. It is looked upon with great suspicion by the clerical party.

40 30 haciéndose la mosquita muerta: 'playing possum,' 'lying low' (colloq.), feigning insignificance and biding his time.

40 31 los siete doctores: as the mediaeval church had its seven sacraments, its seven cardinal virtues, its seven deadly sins, its seven sages of antiquity, etc., so it had its seven doctors, or divinely appointed teachers of the faith. The list of these last was a very variable one.

40 34 Si: the conditional si is idiomatically used to give point or emphasis to an affirmation, much like the English colloquial why. R. 1423; K. 601; C. 214, 4. Similarly on p. 43, l. 15. This usage must be distinguished carefully from the similar use of the affirmative particle , marking a real or implied antithesis.

41 9 ante: R. 191; K. 632; C. 222.

41 13 diera: really plup. ind., not imperf. subj. As is well known, the forms in -ara,-iera, came from the Latin plup. ind. (Span. amara = Lat. amaveram, amaram), and in older Spanish retained in most cases their original force; but they were confused with the Latin imperf. subj. in -rem, and gradually the subjunctive use supplanted the indicative. The latter, however, survives in relative clauses in formal or elevated discourse, and still more in colloquial idiom. Galdós uses it more than do most modern authors. Cf. R. 1202; K. 702; C. 280.

41 22 hieráticos: a form of ancient Egyptian writing intermediate between hieroglyphic and demotic.

42 34 tomar el arado: 'take the plough-handle.'—sentarse al telar: 'sit down at the workbench' (lit. 'loom').

43 9 recién: the adv. recientemente, when it immediately precedes a past participle used adjectively, assumes this abbreviated form. R. 1405; K. 600; C. 211, 2.

43 20 a macha martillo: 'solidly' (though not elegantly). Colloquial for that which is vigorously hammered together, though not a finely finished piece of work.

44 2 vió ... el cielo abierto: this phrase (from the New Testament) regularly means 'get an opportunity,' but here rather 'feel a great deliverance.'

44 28 Toditos los días: 'every single day.' Bello says that todito, nadita, are "notable" in that the diminutive form does not at all alter the meaning of todo, nada, but merely makes them colloquial.

45 2 tresillo: a game of cards similar to ombre.

45 8 pobre: unaccented in translation, since it precedes the noun. Hence omit the comma in translation.

45 10 borla de doctor: 'doctor's tassel,' the most conspicuous ornament of the gown worn by successful candidates for the degree of doctor at the Spanish universities.

45 11 sacó nota de sobresaliente: 'obtained the mark excellent [or distinguished].'

46 3 unas maneras ... un modo ... una figura: we have here a use of uno not noted in the grammars, yet common to all the Romance languages. It is often marked in conversation by a slight stress upon the word; while in sense it at times merely indicates something noteworthy or distinctive in the noun, at other times it approaches closely the English 'such' in phrases like 'such a sight!'—figura: 'style.'

46 19 entre tú y yo: owing to its implication of reciprocal action, the preposition entre when used with two pronominal objects inclines to take the nominative instead of the terminal forms after it. This usage probably arose from cases in which the form of the first object is apparently nominative (though really terminal), such as entre él y yo or entre mi padre y yo (cf. R. 338), but has now extended itself to all cases.

46 32 sí que: cf. n. on p. 40, l. 34. Also R. 1408; C. 214, 2.

47 11 os estáis: R. 807.

48 5 inmigración fenicia: the Phoenician settlements in Spain in prehistoric times have long been a favorite subject for the speculations of Spanish antiquaries.

48 27 los hombres de chispa: 'you clever men.' For use of los cf. R. 324, 325; K. 189.

49 17 ya viene, ya está cerca; que te quemas: phrases used in the game of blindman's buff to indicate to the player that is blindfolded his approach to the right person or place. For elliptical use of que cf. R. 1421; C. 214, 3.

50 5 Te quiero: 'I have loved you.'

50 18 de picotazos: this instrumental use of de with the verb dar is colloquially common.

51 1 no podía menos de: R. 1033; K. 619; C. 291.

51 9 No es, etc.: the advice is bad; Pepe is not speaking for the garden's sake.

51 17 Insere nunc, etc.: Vergil, Ecl. I, 73. It is to be noted that the good priest's translation of pone ordine (arregla, 'set in order,' 'attend to') is not very accurate. The phrase means, of course, 'plant in rows.'

52 9 al crecer: 'as it grew.'

52 11 pero: 'an out;' the conjunction 'but,' used substantively.

52 31 Concilio de Trento: this council of the Church (1545-1563) reasserted most positively the principle of the celibacy of the clergy.

53 32 Nec vero terrae, etc.: Vergil, Georg. II, 109.

54 3 Ille horridus alter, etc.: Vergil, Georg. IV, 93-94.

54 17 le ha dado por: 'the whim has taken him.' Cf. n. on p. 38, l. 6.

54 19 Flammarión: French popular writer on astronomy, Camille Flammarion.

55 9 no debe sentirse: 'it cannot be taken ill.'

55 11 Bismarck: in 1876, when Doña Perfecta was published, Bismarck was just coming to the end of the so-called Kulturkampf, the struggle with the Church in which he imprisoned bishops, closed churches, and took other extreme measures to browbeat the Catholics into submission. Hence the priest's feeling toward him.

55 21 Bufos: name of an objectionable variety show in Madrid just then. It was suppressed a little later.

56 1 mereceré: R. 1195; K.703,c; C. 266.

56 19 Si: cf. n. on p. 40, l. 34.

57 16 Adelantado: in ancient times a high official of the realm, who acted as governor of a frontier province, president or lord high justice of part of the kingdom, and the like. In this case, some local celebrity of this rank who happened to be buried in the cathedral.

58 4 disgusto: not 'disgust.'

58 8 a ello: R. 1360.

59 22 Ténganme: sc. ustedes.

60 4 Est Deus in nobis: Ovid (A.A. III, 549; Fasti VI, 5) thus describes the inspired poet. The Renaissance was fond of the quotation. The capital D is doubtless meant to indicate the priest's monotheistic application of the words; yet many old editions of the Latin classics capitalize Deus even when referring to heathen gods.

60 16 ábside, coro ('choir'): parts of the cathedral.

60 32 quincallería: properly a shop or stall for the sale of quincalla, which the Academy defines as "metal articles, mainly cheap, as scissors, thimbles, imitation jewelry."

61 11 iconoclastas: "a breaker or destroyer of images; a person conspicuously hostile to the use of images in Christian worship," says the Century Dictionary. Jacintito uses the word in the latter sense, which is the theological and dictionary definition in Spain; Pepe in the former, the etymological and international sense.

61 29 qué: 'how far.'

61 32 La Traviata: opera by Verdi.

62 2 La Gran Duquesa: the comic opera La Grande Duchesse, by Offenbach.

62 34 de: 'to.'

63 27 zarzuela: light dramatic performance peculiar to Spain, partly recited and partly sung.

64 1 Si no: elliptical expression very common in colloquial Spanish, 'otherwise,' 'if you don't think so.'

64 20 alguno: i.e. negocio.

64 23 papel sellado: legal documents are required to bear a revenue stamp.

65 10 tejares: 'brickyards,' where tiles (tejas), sun-dried bricks (adobes), and burnt bricks (ladrillos) are made.

65 16 superior: i.e. higher up the stream.

65 23 linderos: cf. n. on p. 7, l. 6.

66 1 Caco: 'Cacus,' robber giant, son of Vulcan, who lived in a cave of the Aventine Hill, and who was killed by Hercules for stealing from him the oxen of Geryon (cf. Vergil, Aen. VIII, 193 ff.).

66 5 prescripción: by Justinian's code, twenty years' adverse possession of an absent person's real estate makes the occupant the owner.

66 9 lo que es eso: 'as for that.'

66 13 juicio de conciliación: 'reconciliation hearing.' The Spanish law requires that before actual trial of a civil cause the parties shall try, in open court, to arrive at a friendly settlement of their differences.

67 6 No vale la pena: 'it's not worth while,' vague phrase used in politely deprecating an apology (Fr. ce n'est pas la peine).

68 11 pegan la hebra: 'get the thread tied' (get started in chatting).

68 31 Madrid: the pronunciation of final d like z (Eng. th in teeth) is either provincialism or affectation. It is the single point on which the pronunciation of well-bred Castilians is not accepted as standard.

68 34 muy relacionada en la Corte: 'widely acquainted at the capital.'

69 4 Muley-Abbas: Moorish prince, brother of the Emperor of Morocco, who visited Spain soon after the war between Spain and Morocco (1859-1860) was ended.

69 7 el 60: i.e. el año 1860.

69 10 morería: this quaint word is common in the Spanish popular ballads (romances) both for the land of the Moors and for the Moors themselves. Galdós uses it, of course, with a touch of humor.

69 13 que se salía, etc.: (seemingly) 'bursting out of himself through being too big to go in his own skin.'

69 15 Procedía, etc.: 'he was a product of the exclaustration'; i.e. a monk who had turned priest at the time of the confiscation of the monasteries by the Spanish government (1835).

69 24 la Fama, etc.: cf. Vergil, Aen. IV, 174 ff.

69 33 vacía: that is, owing to the removal of his great bulk.

70 10 Por más que: R. 899.

70 23 Augusto Nicolás: imaginary author or book.

70 25 que pareces: ellipsis for tan cargado que pareces.

70 34 Concilios: there are four or five voluminous histories of the councils of the Church, with the texts of their decisions; the title is Collection of Councils, with variations. In any one of these, Vol. 3 might be presumed to belong to the early part of the Middle Ages.

71 14 gastar: 'wear' (of clothes, with something of humorous suggestion of extravagance).

71 21 vete a acostar: K. 207; C. 207, 4.

71 28 no te fíes: answering Pepe's words in lines 15-16.

72 5 No hay que darle vueltas: refers to the succeeding statement.

72 8 si no: cf. n. on p. 64, l. 1.

72 9 Emperador: i.e. Charles V.—Felipe: i.e. Philip II.

72 24 Bustamante: imaginary author; perhaps a pun on the thought "lover (amante) of tombs (in Latin, busta)."

73 10 de centinela: R. 1440, m; K. 631, f.

73 14 retamas: 'Spanish brooms' (bot. Spartium junceum).

73 16 D. Fulano ... D. Perencejo: R. 238; K. 306; C. 196, 4.

73 20 monte: a game.

74 7 concediera: cf. n. on p. 41, l. 13.

74 13 explorar: cf. p. 21, l. 31. The Madrid edition has here explotar, 'exploit,' which makes sense, but a less satisfactory sense.

75 6 como no sea: 'unless it be.'

75 9 Nicolasito Hernández: the tall-hatted money-lender of p. 92. The Madrid edition reads Nicolasita here.

75 21 A que: elliptical phrase, derived from expressions like apuesto a que, 'I wager that.'

75 22 dejaron bizcos: 'made cross-eyed' (with astonishment and envy). Since the London Exhibition of 1862 there had been those of Paris, 1867, and Vienna, 1873. By not mentioning these the Orbajosans of 1875 practically confess that they had never been able to repeat their success of thirteen years ago.

76 8 que: the double syntax of this word, as accusative with celebró and nominative with fué, is a grammatical fault.

76 26 fulminante: medical men in our country use "fulminant," "fulminating," or "foudroyant," in the same sense.

76 30 regular porción: 'a good big lot' (colloq.).

76 31 fuese: from ir, not from ser. Cf. R. 523, rem. and 525; K. 734; C. 275.

77 6 a la peña de su martirio: like Prometheus to his cliff.

77 7 fuera de su centro: the Academy defines estar en su centro as "to be comfortable and happy in a place or occupation."

77 11 condujera: cf. n. on p. 41, l. 13.

79 8 Ministerio de Fomento: the government department "which has charge of promoting advancement and improvement in agriculture, industry, commerce, and public works" (and, before 1900, education).

79 25 si no puedo: cf. n. on p. 40, l. 34.

80 14 seremos: R. 1195; K.703,c; C. 266.

80 28 un.

82 1 unas: cf. n. on p. 46, l. 3.

82 11 le dan: cf. n. on p. 38, l. 6.

82 26 Así le ahorcaran: 'I wish they'd hang him!' or simply 'hang him!' Cf. n. on p. 4, l. 13.

83 5 fueron entrando: cf. n. on p. 76, l. 31.

84 21 hasta donde alcanzara: 'in so far as ... might suffice.'

85 1 Hastiado: 'bored.'

85 9 empujara: cf. n. on p. 41, l. 13.

85 17 carcomido: cf. cara carcomida = face marked with smallpox.

85 32 hacer cocos: properly, to signify love by looks or gestures.

86 5 Antinoo: 'Antinoüs,' a Bithynian youth loved by the Emperor Hadrian, proverbial as a paragon of beauty in the male sex.

86 18 países: 'parts.'

86 23 derechito: dim. of derecho, 'all straight.'—espigado: 'tall.'

86 24 Tenorio: 'Don Juan.' The legend of Don Juan, so famous in European literature by reason of Molière's play (Le festin de Pierre), Byron's poem (which uses, however, hardly more than the name), and Mozart's opera (Don Giovanni), originated in Spain. The hero of it is there represented to have been a Sevillan of illustrious family, Don Juan Tenorio by name. The story first appears in a Franciscan chronicle of Seville, written in the 16th century. It then attracted the attention of the great Spanish dramatists of the end of the 16th and beginning of the 17th century. The first complete use of it for literary purposes was by Tirso de Molina (whose true name was Gabriel Téllez), in his play El Burlador de Sevilla y el Convidado de Piedra.

87 5 Estado Mayor de Plazas: body of staff officers charged with the supervision of forts or strongholds (Fr. état-major des places).

87 6 el 54: in July, 1854, the main army being in the south fighting insurgents, the populace of Madrid defeated the soldiery in a bloody street battle of three days, and turned the government out of office.

87 15 serán: cf. R. 1195; K. 703,c; C. 266.

87 33 Si se alimentan: cf. n. on p. 40, l. 34.

88 10 entroncar con: 'marry into the family of' is the dictionary meaning; but the derivation from tronco, 'trunk,' may here suggest 'be grafted into the stock of.'

88 25 motes: 'nicknames,' apodos, says the Academy; more strictly, offensive or disrespectful apodos.

88 34 ello es: cf. R. 1361; K. 188,a; C. 206, 2.

90 5 guitarrillo: an instrument like a tiny guitar with four strings.

90 29 cascarazo: a word which, like the diminutives, will never be found in any general dictionary. Grammars (cf. n. on p. 37, l. 14) treat the suffix -azo, and a few others of this sort, along with the diminutives.

91 12 fórmula: 'shibboleth.'

92 5 coman: sc. ustedes.

92 13 Cirio Pascual: a cirio pascual is an immense candle lighted on Holy Saturday and used at services till Ascension Day.

92 14 de tres pisos: 'three-story'; not a rare expression for a tall hat.

92 17 A que: used to introduce an instigation to do something, like Eng. 'I'll bet.' Cf. n. on p. 75, l. 21.

92 28 media onza: gold coin worth 40 pesetas (about $7.75), coined before 1833.

93 7 en campaña: 'in the open,' 'out of her intrenchments' (military term).—colgando la ropa: 'hanging out the clothes.'

93 28 ésas: R. 442; K. 265; C. 162, 2.

94 2 llaman: sc. ustedes.

95 16 echará un responso: in his capacity as priest.

95 33 mujer: used like hombre. Cf. n. on p. 5, l. 33.

96 1 tendré: R. 1195; K. 703,c; C. 266.

96 33 rumiantes: i.e. as truly progressive as oxen.

97 9 Su Ilustrísima: i.e. the bishop.

97 14 1.°, 2.°, etc.: in these abbreviations for 'first,' 'secondly,' etc., the small circle was originally the final o of the Latin words primo, secundo, etc. So in counting degrees: 60° means sexagesimo, 'at the sixtieth (degree).'

98 4 Tomarías: just as the fut. ind. is used to indicate an element of doubt or conjecture in an assertion of present fact, so the conditional is employed to convey the same implication with regard to a past fact (K. 706, f; C. 268). Translate 'you probably took,' 'no doubt you took,' or the like.

98 8 Todo lo he meditado: cf. n. on p. 32, l. 17.

98 19 extremeño: native of the province of Estremadura (spelled in Spanish Extremadura; but cf. n. on p. 22, l. 25, and p. 102, l. 27). In small Spanish towns, shopkeepers and the like from other provinces are commonly designated in brief in this way rather than by their names.

99 33 Por poco más le dejan, etc.: 'a little more and they had left him [dead] on the spot.' For tense cf. R. 1201; C. 262, 4.

101 3 trastazo: lit. 'blow with a trasto' (R. p. 499; K. 765, b, rem. 1; C. 132, 4,b), then 'blow' (colloq.).

101 20 Trojae qui primus ab oris: Vergil, Aen. I, 1.

101 27 !...: cf. n. on p. 14, l. 9. Here it is the object of merecía that is omitted.

102 3 me merece: 'has a right to from me.' With a noun the preposition a would be used (merece a Pepe). Cf. K. 753, rem.

102 16 cómo me pusieron la cabeza: 'what a state they got my head into.'

102 17 Que si habías: cf. n. on p. 40, l. 34. For use of que cf. R. 1421; C. 214, 3.

102 27 estrangular: Madrid edition extrangular; cf. n. on p. 22, l. 25; K. 41, rem.

103 1 postrer: for form cf. R. 356; K. 123; C. 46, 1.

103 9 tenía que hacer: R. 1223-1224; C. 277, 3.

104 15 altura: 'exaltation,' 'joy.'

104 28 Gaume: the Abbé Jean-Joseph Gaume (1802-1879), a French writer of the extreme Catholic party, who published much on religion and education; best known as an advocate of substituting the Church Fathers for the Greek and Latin classics in secondary education.

104 29 unos ... unas: cf. n. on p. 46, l. 3.

105 4 violencia: 'violent effort.'

105 30 le: dative feminine.

106 3 Y está celoso, etc.: apparently this paragraph should form a part of the following (or the preceding?) paragraph; otherwise it is hard to see who is speaking here.

107 29 se sentara: cf. n. on p. 41, l. 13.

108 6 se escurrían: 'slipped along.'

108 7 graznar: dissonant singing resembling the cackle of geese.

108 8 Ave María Purísima: the formula with which Spanish night-watchmen preface their chanted announcement of the hour.

110 1 el mismo año: this cannot refer to the date 1537 (p. 109, l. 33), which, being before the accession of Philip II, is much too early for any fighting between Spaniards and Netherlanders. Don Cayetano is reading from a different note.

110 8 Mateo Díaz Coronel: imaginary author of an imaginary book.

110 22 recibiera: cf. n. on p. 41, l. 13. The force of the tense is here, however, rather perfect than pluperfect. Such use is not rare.

112 2 ensimismado: 'wrapt in his own thoughts' (from en sí mismo). —lo ve todo: 'sees everything.' Cf. n. on p. 32, l. 17.

112 21 consonante: the gender (agreeing with letra understood) shows that the word here means 'consonant' (the letter s), not 'accord.'

113 16 que tanteaban: 'feeling their way.'

113 27 escalón: i.e. the peldaño mentioned above.

114 7 Daba diente con diente: 'her teeth chattered.'

114 24 Tentando: 'feeling along.'

115 30 Que si creo: this (cf. R. 1421) would be the obvious Spanish way to express a surprised exclamation 'Whether I believe in God!' But some good grammarians prefer to explain such a que si on the principle of the note on p. 40, l. 34.

117 11 es ley, etc.: 'it's the rule not to oppose directly.'

118 12 vernos las caras: 'see each other's faces.' Cf. R. 481; K. 253.

118 17 Limbo: in Catholic theology the place where souls of infants who died sinless but unbaptized abide free from the pains of hell (the punishment of actual sin) but lacking the joy of the vision of God (whose loss is the punishment of original sin). Old Testament saints were kept in Limbo till the death of Christ, then taken to heaven.

118 24 fascinada: this word properly belongs to the superstition of the evil eye, and expresses the bad luck or sickness which one suffers in consequence of having fallen under such a glance. Note the word ojos below. In untechnical use it corresponds to a loose popular use of the word 'hypnotized.'

118 29 fueras: from ir, not ser.

120 13 sea: 'shall be.' The subjunctive, in spite of depending on the present tense juro, has here a future sense because of its relation to the future thought involved in her prayer; such seems to be the safest explanation of this difficult passage.

121 6 Volvió a sentarse: R. 1187; K. 725,a; C. 107, 5.

121 19 Recobrado el sentido: R. 1228, 2; K. 741; C. 276, 5.

122 14 allá voy: 'here I come.' The verb ir, not venir, is used in answering a call (Eng. I'm coming = voy). Allá is not 'here,' but 'here I come' is the idiomatic equivalent of the phrase as a whole; besides, somewhat of the beat of the accents must here be kept in translation.

123 16 Anticipo forzoso tenemos: 'they are forcing our hand.'

123 20 Si: the conclusion from this 'if' is concealed in the suspensive points at the end of the sentence.

124 6 o sea: 'that is to say' (lit. 'or let it be,' 'put it so').

124 20 por cuya razón: cf. n. on p. 24, l. 7.

125 1 behetría: in the Middle Ages a behetría was a community (urban or rural) which had the right of choosing its own lord and of making a new choice from time to time. With the disappearance of the institution from actual life its reputation as a hotbed of uncertainty and contention grew all the stronger, and the word is used to-day to mean 'anarchy' (in a loose sense) or 'turmoil.'

125 12 Gestas: italic because the word, like English 'gest,' is obsolete.

125 19 cuando los Apostólicos: 'at the time of the Apostolics,' a reactionary faction that undertook to get possession of the state in the last years of the reign of Ferdinand VII (1814-1833). Galdós has devoted to them one of his series of Episodios Nacionales.—la guerra de los siete años: the Carlist uprising in 1833 and the following years.

125 20 1848: a revolutionary year in all Europe; not so conspicuously so in Spain, yet cf. p. 129, l. 25.

125 23 la guerra de la Independencia: i.e. against Napoleon; generally known in English as the Peninsular War (1808-1814).

125 27 con visos de, etc.: 'looking like a representative or instrument of the central power.'

126 13 por do quiera que: 'wheresoever.' The antiquated form do, doublet of donde, is now preserved only in phrases in which it is followed by quiera, and in a few locutions like a dó, 'whither.'

126 15 municipio: 'city authorities.'

126 33 caben: R. 1155; K. 529, a; C. 284.

127 18 entre tú y yo: cf. n. on p. 46, l. 19.

128 11 dar la dirección a los globos: before the development of aviation, to give steering power to balloons was one of the perennial enterprises of the most wildly ambitious type of inventors.

128 23 me pican: 'bite' (of mustard, garlic, etc.).

129 5 periódico suelto: 'irregular periodical' (hence appearing when and where least expected). The most familiar type of irregular periodical in the Spanish-speaking world is the revolutionary sheet (to-day usually anarchistic) which is driven to the announcement "Aparece cuando puede" by the double pressure of poverty and governmental hostility.

129 20 perezca, etc.: 'die and be born again.'

129 25 en 1848: cf. n. on p. 125, l. 20.

129 26 en puertas: i.e. on police duty.

130 3 maldición de Dios: cf. "ser bendición de Dios (figurative and colloquial phrase) be very abundant," Academy.

130 16 de qué pie cojea: i.e. what really ails it.

130 19 ello es: R. 302; K. 188, a; C. 206, 2.

131 2 Cómo se van atando cabos: lit. 'how ends go getting tied!' i.e. 'how things do fit together (in one's mind)!' Cf. vocabulary under atar.

131 20 sueltas: 'from time to time,' 'now and then' (lit. 'disconnected').

131 23 desperezándose: the Academy defines this as stretching and twisting in order to shake off either pereza (in the sense "repugnance to rising from one's bed or seat") or the numbness of a sleepy limb.

131 31 ya no se estilan: 'are no longer good form.'

132 14 Al mirar: 'when she looked.'

133 5 pára: from parar.

133 19 cinco: the Madrid edition has cincos.

136 18 te confieso, etc.: 'confess to you—Yes, I have indeed,' etc.

136 25 cada vez: 'all the time.'

136 28 bríos: 'spirit.'

138 22 Que se acabó todo: 'it's all over.' For use of que cf. R. 1421. For tense of acabó cf. n. on p. 40, l. 1.

139 17 todo lo: 'everything.' Cf. n. on p. 32, l. 17.

139 27 con perfecta conciencia de sí misma: 'thoroughly self-conscious.'

140 9 olor de infalibilidad: a variation of the traditional phrase olor de santidad, 'odor of sanctity,' which arose from the belief formerly current that the dead body of a saintly person emits a sweet smell.

141 3 adocenados: 'common,' 'vulgar' (derived from docena, and applied to what is reckoned by dozens, not individually).

141 10 acabó: cf. n. on p. 40, l. 1.

141 23 patética: not 'pathetic.'

141 34 entre usted y yo: cf. n. on p. 46, l. 19.

142 30 Guardia civil: cf. n. on p. 9, l. 29.

143 19 alzado la mano a: '"lifted his hand" against,' i.e. struck.

143 22 montado: 'equipped,' 'furnished' (Gallicism = Fr. monté). The word lends itself easily, however, to the play on words involved in the succeeding phrases, a la altura, a la bajeza, because from the true Spanish montar it is strongly colored with the meaning 'ascend' or 'cause to ascend.'

143 29 si bien: this phrase introduces a fact which cannot be denied, but insists that that fact does not alter the main point. Cf. p. 124, l. 21.

144 10 a partir un confite: 'hail-fellow-well-met.' The dictionary says: "morder en un confite, of two or more persons, have great friendship or intimacy"; "estar a partir un piñón con, be entirely at one with."

145 17 un infeliz: this term "always holds in solution a grain of madness, or, what is perhaps worse, of helplessness akin to idiocy" (Knapp).

145 30 Allan Cardec: the French author Hippolyte-Léon-Denizard Rivail (1803-1869), better known by his pseudonym Allan Kardec, whose works on spiritualism made a great sensation in the middle of the century, and contributed much to the diffusion of the belief both in Europe and in America.

147 20 corregidor: a magistrate appointed by the government of Spain to govern a district or municipality. He has much greater power than an alcalde, or mayor, and is responsible to the central administration alone. In general, he is appointed only in time of local disturbances of some kind.

147 28 Sí que lo es: 'that's just what it is.'

148 22 se le trababan, etc.: 'the words stuck in his mouth.'

149 8 la brigada Batalla: 'Batalla's brigade,' lit. 'the Batalla brigade.'

149 17 cobró un semestre: 'collected a six months' payment' (possibly of a tax levied in the name of the revolution).—pidió raciones: 'demanded rations.'

149 21 registro civil: i.e. the record of births, marriages, deaths, etc.

150 3 Romancero: the name given to the body, or collection, of Spanish ballads (romances). Among these ballads, the oldest and most truly popular celebrate the achievements of national heroes—the Cid, Fernán González, Bernardo del Carpio, etc. The best published collection of the Spanish ballads is the Romancero General of Agustín Durán (Vols. X and XVI of Rivadeneyra's Biblioteca de Autores Españoles).

150 15 recibiera: cf. n. on p. 41, l. 13.

150 22 partiendo un piñón: 'hobnobbing'; cf. n. on p. 144, l. 10. The piñón, the seed found in the cone of the stone pine, is a very small but pleasant nut.

150 31 Brumario: 'Brumaire,' an autumn month of the French revolutionary calendar. The occasion on which Napoleon with his soldiers overthrew constitutional government and made himself master of France is always designated as "the 18th Brumaire."—el saco de Roma: in 1527 the Constable of Bourbon led the armies of Charles V against Rome. Bourbon was killed in the beginning of the assault, but his leaderless soldiers took the city and plundered it for six months, at the end of which only a third of the population was left.

150 32 la ruina de Jerusalén: the siege of Jerusalem by the Romans under Titus (A.D. 70) is perhaps the most famous in all history for horrors.

151 5 cabe duda: R. 1155; K. 529,c; C. 284.

151 7 sendas: 'as many,' 'a mule apiece.' R. 674; K. 332.

151 8 preguntándoles que a dó: 'asking them whither.' For use of que cf. R. 1418. For cf. n. on p. 126, l. 13.

151 13 complexión: 'physique.'

151 19 aquél: i.e. aquel día.

151 22 confiara: cf. n. on p. 41, l. 13.

152 1 han dado de: cf. n. on p. 50, l. 18.

152 21 Bien está Pedro en su casa: the Academy lists bien está San Pedro en Roma, 'let well enough alone,' 'go farther and fare worse,' 'I'm better as I am'; and como Pedro por su casa, 'without saying "by your leave."'

152 29 seré: R. 1195; K. 703,c; C. 266.

152 31 Lástima de Cid Campeador: 'it's a pity about the Cid Campeador' (ironical). The Cid (often called also Campeador, 'champion') is the chief of the popular national heroes of Spain. His true name was Rodrigo Díaz de Bivar. His exploits against both Christians and Moslems made him a marked figure even in his own time, and shortly after his death in the year 1099 he became one of the favorite subjects of popular poetry. He is the hero of one of the earliest and most famous monuments of Spanish poetry, the Poema del Cid; the early chronicles give much space to him, and he was sung in great numbers of popular ballads (romances).

153 1 capitular: a member of a cabildo, which is the body of canónigos; hence, practically a synonym of canónigo.

153 8 después de deshonrado: R. 1233; K. 742; C. 276, 7.

153 15 por aquello de que tiene uno: 'by reason of the fact that one has.' A peculiarity of the Spanish use of uno, 'one,' well illustrated by this example, is that there is a feeling against employing it except with reference to the speaker himself. Thus the general and indeterminate 'one,' 'they,' 'people,' Fr. on, is rendered by the reflexive or by the third person plural of the verb; but when the speaker for any reason desires to generalize himself, so to speak, he employs uno.

153 16 que si no: 'otherwise.' Cf. n. on p. 64, l. 1.

154 5 amanezcamos ... asesinadas: 'may be found in the morning murdered.'

154 11 menos: a comparative has superlative force whenever this suits the sense, whether the article is used or not.

155 22 por el hilo se saca el ovillo: 'by the thread the skein is pulled out,' proverbial phrase implying that a small indication will enable one to get at the whole of a thing.

155 23 por la uña el león: identical with the Latin proverb ex ungue leonem.

155 33 cuatro soldados y un cabo: i.e. an insignificant force.

156 4 Por vida de!...: cf. n. on p. 14, l. 9.

156 13 echártela: for la cf. n. on p. 7, l. 16.

156 24 echarse fuera: 'burst forth.'

157 26 de: cf. R. 1440,m; K. 631, f.

159 4 montes: not 'mountains.'

159 8 me: ethical dative; cf. R. 323; K. 231; C. 204.

159 19 cómo: pres. ind. of comer.

159 28 porque es mosquito: 'simply because it's a gnat' (not a man).

159 32 mete y saca de palabrejas: 'prodding [lit. 'sticking in and pulling out'] with lingo.' Mete and saca are imperatives, but used here nominally. De is instrumental, as often after dar; cf. n. on p. 50, l. 18.

159 33 sermoncillos al revés: i.e. phrases meaning the opposite of what they say.

160 13 gaznate: inaccurately used, it would seem.

161 6 Es tiempo ya de trasquilar: 'it's already [sheep-]shearing time.'

161 12 tan buen pan, etc.: i.e. Orbajosa can furnish her sons with as good an insurrection as they could get by going outside.

161 15 tanto así: with snap of the finger, or the like.

161 23 guarda de montes: 'ranger.'

162 1 echarte a la calle: 'take to the street' (as a rioter or insurrectionist). Cf. se eche al campo, 'take the field' (military), in l. 9, below.

163 18 cuantos vestimos: 'we [lit. 'as many as there are of us'] who wear.'

163 23 toquen a degollar: 'give the signal for cutting throats.'

163 33 adelantan más edificando: 'make more progress as they build' (than the destroyers as they tear down).

164 3 Dejarles: for use of infinitive for imperative see R. 1225; K. 731; C. 277, 5.

164 13 No les arriendo la ganancia: colloquial; lit. 'I don't bargain to take the profit off their hands.' See vocabulary.

165 3 que pudierais: the antecedent of que is mancha. Earlier Madrid editions have que not here but before por causa; later editions, as in our text.

165 8 lo, lo: omit in translation, and express the verbs merely by 'it did,' 'will it'; or else translate the first lo by 'so.'

165 11 en buen hora: cf. n. on p. 35, l. 26.

166 1 más mundo: 'more people.' Cf. the phrase todo el mundo, 'everybody' (Fr. tout le monde).

166 32 qué se han de: 'what ground have they to,' 'how should they.'—atrever: may well be omitted in translation.

167 1 aquel romance, etc.: the extracts that follow are from one of the finest of the Spanish ballads (romances) that deal, not with the traditional heroes of Spain, but with personages whose epic history had first been developed in mediaeval France, and thence diffused through the other countries of Europe. Roldán is the French Roland (called in the Italian forms of his story Orlando), and Renialdos is the hero called in the French chansons de geste Renaut de Montauban (in Italian, Rinaldo da Montalbano). The present ballad appears in both the oldest existing collections of Spanish ballads, printed the one in 1550 and the other slightly earlier (it bears no date). The poem relates how Renialdos (or Reinaldos), having fallen into the hands of his feudal lord and unforgiving enemy, the Emperor Charlemagne, is about to be put to death, when Charlemagne's nephew Roldán (Roland) rides up and violently interposes in the prisoner's behalf. The Emperor yields on condition that Renialdos shall leave France forever. This the hero promises to do, and makes his way to the land of the Great Khan, who receives him warmly and offers to aid him against Charlemagne. Renialdos refuses, however, to make war upon his liege lord, even though wronged by him. Then the Khan furnishes him with men to conquer the Emperor of Trebizond and to establish himself in his place. The story of the banishment of Renialdos is not told in this form in the splendid old French poem (chanson de geste) entitled Renaut de Montauban, but is an Italianized version containing elements not truly popular and traditional. The Spanish ballad, too, is in some other respects not thoroughly popular in its character. Nevertheless, it is written in the traditional ballad style, and is very fine and spirited. It is printed in full in Durán, Romancero General, Vol. I, p. 240; and in Wolf y Hofmann, Primavera y Flor de Romances, Vol. II, p. 346.

167 5 Briador: in the old French poems (Chanson de Roland, etc.) Roland's horse is called Veillantif; but the Italian poets Boiardo (in the Orlando Innamorato) and Ariosto (in the Orlando Furioso) call him Brigliadoro (= briglia d'oro, 'bridle of gold'). Pulci, however, in the Mergante Maggiore, but slightly modifies the French name, making it Vegliantin. The Spanish Briador is a corruption of Brigliadoro.

167 7 Durlindana: the name of Roland's sword. In the French poems the word is Durendal. We have here again the Italianized form.

167 9 entena: the yard of a lateen sail, much longer and consequently also stouter than the yard (verga) of a square-rigged ship.

167 18 como D. Renialdos: in the ballad it is Roldán, not Renialdos, that pronounces the following lines. None the less, the readiness of the peasant to go on with the quotation is very true to life. The average Spaniard of the lower classes is perfectly familiar with large numbers of these old popular poems.

167 20 ser bien librado: in the sense of the intransitive librar.

168 4 Vaya: R. 1429; K. 659,a; C. 237, 6.—unos: cf. n. on p. 46, l. 3.

169 1 Válgame, etc.: cf. R. 1427; K. 658,d; C. 237, 1; and p. 62, l. 27.

169 12 que decía: 'saying'; lit. probably 'who' rather than 'which.'

169 13 Ya pareció: after ya the past absolute is commonly used where ordinary tense usage would require the perfect. The suddenness or completeness of a past action is thus emphasized. Cf. n. on p. 40, l. 1.

169 23 esa: R. 442; K. 265; C. 162, 2.

170 9 dice: the tense of this, as of several other verbs in the paragraph, is present, after the manner of legal depositions.

170 17 entregara: for tense cf. n. on p. 110, l. 22.

170 18 saldría: for tense cf. n. on p. 3, l. 17.

170 20 sin tapujos: 'unmuffled.' The Spanish capa, thrown round the neck and face as well as the body, is an unrivaled means of disguise. It is a point of Spanish courtesy, when wearing the capa, to unmuffle (desembozarse) before addressing any one.

171 13 se hizo sangre: 'drew blood' (se = on herself).

171 17 patético: not 'pathetic.'

171 20 inmenso: cf. the Academy's definition "no caber el corazón en el pecho, be so wrought up by some occasion of grief or anger that it cannot get relief or quiet," and, since Arabic has affected Spanish so much, the Arabic phrase "his breast is narrow" to express the same idea.

171 24 Entre tanto: this ought to mean while the conversations of pp. 170-171 were going on; and this is doubtless the meaning, however difficult it may be to reconcile this with dormía o aparentaba dormir on the next page.

172 15 rezar: properly this means reciting the prescribed prayers of the Church (so that Protestants prefer to say orar); otherwise here.

173 1 tan sólo: 'merely,' 'and nothing more.'

173 6 dicha: noun.—conciliarlo todo: cf. n. on p. 32, l. 17.

173 19 que no movía: elliptical for de manera que, etc., or the like, equivalent to an English participle construction, 'not moving a foot,' etc.

173 27 expectativa: Madrid edition espectativa, cf. n. on p. 102, l. 27.

173 32 extraño: the dream, which thus far had been fairly faithful memory, begins from this point onward to mix dream-fancies with facts.

173 34 recortada: this word is applied to the "cut" or lobed leaves of plants and trees; also to silhouettes cut out of paper.

175 12 Agnus Dei: a common object of household adoration in Catholic countries, consisting of a flat piece of wax on which is stamped the figure of a lamb supporting the cross, or of some saint. These tokens are blessed by the Pope in large numbers, generally every seventh year, and distributed among Catholics. The possession of one is supposed to be a protection against misfortune.

175 13 rizada: Palm Sunday in Spain has two kinds of palms, both alike blessed: the simple natural bits of palm-leaf, and those which are rizadas, i.e. frilled and crimped into all sorts of ornamental shapes with a view to using them as decorations.

175 14 flores de trapo: 'artificial flowers' (lit. 'of cloth').

175 18 narigudo: such was the meaning of Ovid's surname, Naso. There is perhaps also a reminiscence of the secondary meaning of Lat. nasutus, 'witty,' 'clever.'

175 19 conceptista: the conceptista style in Spanish literature is that style of which Quevedo was the most eminent master. See cyclopedias under "Quevedo" and under "Spanish Literature."

175 24 dando vueltas, etc.: Aulus Gellius (Noct. Att. III, 3, 14) says that Varro and other older authorities related how Flautus, after making some money by the stage, lost it all in trade, and was obliged to hire himself to a baker in Rome, being put to turn a hand-mill (mola trusatilis). Of the plays mentioned by Aulus Gellius as written by Plautus under these circumstances, however, none is preserved.

175 26 pícaro: several unsavory tales about Sallust were current in antiquity, and his political conduct was far from being above suspicion.

175 30 Rutilio: the anti-Christian poet Rutilius Claudius Namatianus, who has left us a poem entitled De reditu sito, describing a journey made by him in 416 A. D. from Rome to his home in Gaul.

176 6 las cabras, etc.: in most Spanish towns the milkman (or more often milkwoman) drives a flock of she-goats through the streets, milking at the door of each customer the amount required.

176 18 las: the misas.

176 29 conforme: 'just as.'

177 11 Nada, nada: 'well, well.' Cf. n. on p. 31, l. 23.

177 30 justiciada: not given in the dictionaries; a noun in participial form from justicia, like cuchillada from cuchillo, lanzada from lanza, calaverada from calavera. K. 765, rem. 2; C. 132, 4, b.

177 32 llamarles y decirles: for imper. use of infin. cf. R. 1225; K. 731; C. 277, 5.

178 16 amigotes: the coloring given by Spanish augmentatives and diminutives is well brought out by the contrast between this word and amiguito in line 1 above.

178 22 sentar: the infinitive has something of imperative coloring (cf. p. 177, l. 32, and n.), but inclines decidedly to the usage known as the historical, or continuative, infinitive.

179 17 quien: 'anybody who' (woman).—no siendo sacerdote: 'unless he is a priest.'

179 23 de mí: R. 1440, q; C. 128, 3, a; 237, 8.

180 1 Vuelta a: this idiom expresses impatience at repetition.

180 6 dos dedos de frente: 'any sense' (lit.' two inches of forehead').

180 14 porque: 'in order that.'

180 18 Será: R. 1195; K. 703, c; C. 266. The form hará below is more difficult; the force of the future there is presumably either 'why is it that God apparently makes me' or 'what do you suppose God makes me so silly for,' 'what can God be after in making me,' etc.

182 28 Falta: verb, lit. 'is lacking'; i.e., 'you do not say that they....' 'I guess they did not....'

182 31 ademanes encomiados: 'an air of approbation.'

183 5 refiriendo: 'while relating.'

183 23 unos humos: 'such airs!' For use of unos cf. n. on p. 46, l. 3.

185 6 acabó de encender: 'finished kindling.'

185 24 Valido: in the same sense as valiéndose, line 15. Note both the absence of any past sense and the fact that the past participle drops the reflexive pronoun. Cf. C. 276, 4.

185 32 recibiera: cf. n. on p. 41, l. 13.

186 25 por cuya razón: cf. n. on p. 24, l. 7.

186 27 sin perjuicio de: 'without prejudice in regard to' (legal phrase, indicating that a given action is not to annul or diminish the right of one party to demand a further accounting from the other).

187 2 las: cf. n. on p. 7, l. 16.

187 6 pues: 'since.'

187 9 Sacramento: the capital S suggests that we take this word in its special sense defined by the Academy as "Christ sacramented in the Host," so that our phrase would mean 'by having the power to work the miracle of transubstantiation'; if the word here means his ordination as priest, which is one of the seven sacraments of the Church, the capital S is probably a misprint.

187 19 por lo muy santo y noble: cf. R. 1358; K. 671; C. 125,a; here que es is lacking, as is often the case after por.

188 20 consejero áulico: the Aulic Council, 1500-1806 A.D., was the Emperor's supreme personal council, whose members all held office till his death.

188 31< el más allá: 'the beyond.'

189 9 cinco días: the chronology is not clear. Comparison of p. 183, ll. 12-14, and p. 186, ll. 20-24, with p. 208, ll. 18-20, shows that the letter dated April 14 (p. 207) cannot have been written till at least the day after Caballuco's coming to the priest's house (p. 184); indeed, by p. 208, ll. 20-21, it would seem that the letter was a day or two later. The progress of the story will show that the letter dated April 20 (p. 209) cannot have been written later than the evening at which we have now arrived.

190 14 cuanto en lo humano cabía: 'that lay in human power.' Cf. R. 1155; K. 529,b; C. 284.

190 28 con lo que sale usted: lit. 'what you are coming out with.'

190 29 se están luciendo: 'are showing themselves off' (cf. lucir un nuevo paraguas = 'to sport a new umbrella').

191 4 No asustarse: imperative use of infinitive. R. 1225; K. 731; C.277, 5.

191 7 como el rascar: i.e., to do a little of it makes you want to do more.

191 27 refregones en los morros: in Spain, 'rubs across the lips' (as if cleansing them) are, like spanking (azotes), a standard punishment for naughty words from a little child.

192 2 soberbia: adjective.

192 12 la Encomienda: this word means generally a piece of property bestowed upon a knight of one of the military orders; here, a particular estate of this kind that had sometime come into the possession of the Polentinos family.

193 15 Juan Lanas: traditional name for a simpleton.

193 26 allá se le va: 'are about the same as she,' 'are taking the same line.'

193 33 esto se lo lleva la trampa: grammatically, la trampa is the subject of the clause; lo, which repeats esto, is the object; se is the reflexive of interest, often used with llevar.

194 22 en buen hora: cf. n. on p. 35, l. 26.

195 5 le dan: cf. n. on p. 38, l. 6.

195 11 sonsonete llorón: 'sarcastic whine.'

195 25 si: cf. n. on p. 40, l. 34.

196 8 tenebrario: properly a candlestick which is used during matins of the last three days of Holy Week. These matins are called in Spanish tinieblas. The light of the tenebrario is dimmed by placing it within a kind of shrine. The idea here, of course, is that obscurity is part of the family inheritance.

197 18 acabó de estrujarle: 'gave him the last squeeze.'

198 3 suspirando a moco y baba: 'sighing and snuffling.'

198 15 en un quítame allá esas pajas: 'in a wink of your eye' (colloq.). The phrase means literally 'get those straws [trifles] out of my way,' and implies the feeling that a thing can be done quickly and easily.

198 27 los juegos de manos son juegos de villanos: the Spanish Academy defines this proverb in about the sense given to it by Gase's French-English Dictionary, "playing with the hands is bad manners, rough play is low"; but the priest here, quite legitimately, makes it mean "physical force is a blackguard's way."

200 12 qui tenga visos: 'that has the look.'

200 27 Como lo huelan los de tropa: 'supposing the military get a smell of it.' For conjugation of oler see grammars.

201 4 Guarde usted: 'look out for.'

201 16 el salitre, etc.: i.e. powder.

202 6 Si: cf. n. on p. 40, l. 34.

202 17 ha perdido la chaveta: 'have lost your wits.' Chaveta, or more commonly chabeta, is properly a wedge or key used by blacksmiths or carpenters to unite and tie several pieces of metal or wood.

202 31 medio: adverbial, i.e. to be followed by a hyphen in English. Contrast media, adjectival, in the line above.

203 2 Para solfas, etc.: 'drubbings by treachery are not what Cristóbal Ramos is good for.'

203 31 si es empeño de usted: 'if it is your particular wish.'

204 4 jofaina: 'finger-bowl' here.

205 6 no tienen espera: 'endure no stay.'

205 21 me tiene: 'she has for me.'

208 13 quijotadas: 'extravagances,' 'quixotic undertakings.' The word is formed from the name of Cervantes' hero.

209 13 Mi coalición, etc.: 'my half-serious, half-jocular coalition.'

210 3 Sentiré mucho que: 'I shall be very sorry in case.'

210 11 y concluirá: 'and end it shall,' or simply 'and it shall.'

211 28 Irá: 'he must be going.'

212 4 el pueblo se acaba: 'the town ends,' i.e. we are coming to the last houses.

212 21 bruto: 'an idiot.'

213 11 quinqué: from the French manufacturer Quinquet, who first made such lamps on a considerable scale. The inventor was a Swiss chemist and physicist named Argant or Argand (1755-1803); hence these lamps are generally known in English as Argand lamps.

213 19 acicalarse: 'prinking.'

213 25 despejada: 'open.'

214 3 allegados: the Academy defines this word by pariente ('relative,' the same word by which it defines deudo) and parcial; and it defines a colloquial figurative sense of pariente by "allegado, semejante o parecido."

215 8 un Limbo prematuro: 'a Limbo before the time.' Cf. n. on p. 118, l. 17.

215 9 cuidan bien: this is normal Spanish for 'take good care,' declaratively. May it be a misprint of the Madrid edition for cuiden bien, to be interpreted 'let them take good care'? In that case the order of words would be hardly the most usual; but it is not easy otherwise to reconcile the sentence with the general course of the thought in this passage.

218 15 veros: 'to see each other.'

220 0 un su amigo: 'a friend of his.'

220 5 virtuosísimo: this word is used in the sense of the Italian virtuoso, a connoisseur, an appreciative and successful collector. The ending -ísimo is here not merely intensive but very nearly true superlative; not 'extremely' but 'supremely.'

220 6 emblema: 'crest'; the word crestón appears to mean not the heraldic device but the part of the helmet over which the device rises. Emblema is defined as meaning a symbol accompanied by a motto.

220 7 rabillo: this word must here mean a serif, but is probably not a technical term.

222 20 le impondrá a usted: 'will advise you.'

224 23 nos: ethical dative. R. 323; K. 231; C. 204.

224 26 dude: sc. usted, unless it is a misprint for dudo.

224 31 San Baudilio de Llobregat: a small town, commonly called San Boy, on the river Llobregat. It is six miles west of Barcelona. A large and well-administered private insane asylum is situated there.

225 5 pliegos: 'sheets' (sixteen pages each if the book is octavo).

225 25 Albricias, albricias: 'joy, joy!' (lit. a reward paid to the bringer of good tidings).

226 22 acaparada: 'monopolized,' 'beguiled.' This verb (from Fr. accaparer, to 'corner' a commodity in the market, to 'seize upon' a thing, to 'sway' voters by demagogic methods) was condemned as a Gallicism in the middle of the nineteenth century, but is now fully accepted in Spanish. It must not be confounded with the older but probably now less common verb acaparrar, whose meaning is entirely different.

227 9 novenas: periods of nine days given to devotion and prayer. In English the word is pronounced with the English sounds of e and a.—manifiestos: exposures of the Sacrament for the adoration of believers.

227 15 el duque de Osuna: a nobleman of very illustrious family, Spanish viceroy of Naples in the reign of Philip III. The plot mentioned below was, according to the Venetians, a diabolical scheme entered into by the Duke of Osuna, the Marquis of Villafranca, and the Marquis of Bedmar, all Spaniards of high rank engaged in the war of the Spanish kingdom in Italy against Duke Charles Emmanuel of Savoy, who was aided by the Venetians. The plan was said to have involved the surprise of Venice, the slaughter of its senate and nobles, and its reduction to a mere dependency of Spain. Spanish historians have denied the existence of any such plot; for all that, it has remained the most memorable thing connected with the viceroyalty of the Duke of Osuna. Hence the irony of the present reference to it.

227 19 Esto se acabó: 'this story is finished.' Cf. n. on p. 40, l. 1.

Doña Perfecta

Vocabulary

embellishment

This vocabulary aims to be complete, except for such proper names as do not appear to involve a play on words or a change of form in translation into English. Superlatives in -ísimo are not given unless irregular, but diminutives and augmentatives are given. Adverbs in -mente are given under their adjectives, and are not separately defined if the definition of the adjective sufficiently indicates their rendering. Adjectives and personal substantives which form regular feminines are given in the masculine form, with the masculine definitions only, so far as the feminine definitions can be inferred from these; thus, for tía look under tío, and, finding the definition 'uncle,' render the feminine by 'aunt.' This rule has been followed even where, as with descalzo, matón, the feminine is the only form found in our text. Infinitives used substantively, translatable by the English form in -ing, are not separately given. The participial form in -nte is given separately, but that in -ndo and the past participle are not given apart from their verbs if the verbs occur. Neither is the substantivized past participle, even such as pecado; but not so words which merely coincide with the participle in form, as estado. Words which take the accent mark merely to indicate interrogative or exclamatory use are given under the unaccented form, and the existence of an accented form is not mentioned if the English equivalent remains the same. Irregular forms of verbs in Chapters I-III are separately given so far as they affect the finding of the word; usually a group of forms that begin alike is represented by one of its simplest members—thus, in looking for puso or pusiese take 'puse see poner' as guide. A statement of reflexive use is given under se, and a verb is not separately defined as reflexive if its reflexive meaning is derivable from the non-reflexive by applying what is found under se. A participle which has reflexive force without the reflexive pronoun is in general especially defined, but the student will do well to keep in mind the principle that any past participle may be a reflexive without the pronoun.

The effort has been made to list each defined phrase under the word that the student was surest to look up, either the most unfamiliar word or the one which he would identify as not having here its familiar sense. When the word which has here an unusual sense (or whose regular English equivalent is not used in translating this phrase) is one which will not be looked up, such as a familiar preposition, its special definition for this occasion is appended in parentheses to the appropriate definition of the other word, which definition it precedes or follows according to the order of the Spanish phrase: thus, under acabar, 'end (por with)' means 'acabar end; acabar por end with'; under adelante, '(más further) on' means 'adelante on; más adelante further on.' Parentheses in a Spanish phrase inclose words which can be added without affecting the translation except as indicated by parenthesized English words. Other parenthesized words are generally meant as mere explanations, but can sometimes be advantageously taken as supplements to be optionally added to the definition.

The special definition of a phrase does not mean that the words which make up that phrase may not be found together also with their ordinary meanings. Thus, 'tener por regard as' does not mean that tener 'have' or 'hold' may not also be followed by por 'for' or 'by' in various senses; and the giving of a special definition for the reflexive use of a verb does not mean that its reflexive use may not have also the senses of its active use with the reflexive modifications described under se. Nor does a special definition for a participle mean that the participle is not used also in the general sense of the verb.

A rendering found in the vocabulary should not be distrusted because when put into the sentence it results in a bold use of words. Such uses are more or less characteristic of Galdós; and if the translator undertakes to reproduce Galdós' style in English, which is doubtless the highest ideal of translation, he must not be too timid in his use of English words. And the student should notice that the quality of the Spanish varies according to the person who speaks. Not every character in the book can be taken as a model of good conversational style, cultured or uncultured. Translate accordingly.

The citations from the Academy can usually be verified in other unabridged Spanish dictionaries; for these habitually copy the Academy verbatim. The student must not expect that the Academy shall be always right or always wrong.

Doña Perfecta

Abbreviations

embellishment

Periods after abbreviations have been omitted where the abbreviation stands in especially close connection with the Spanish word.

A. = the Academy's dictionary, or rarely its grammar.

acc. = accusative.

adj. = adjective.

adv. = adverb.

augm. = augmentative.

c. = colloquial.

conj. = conjunction.

d. = diminutive.

dat. = dative.

depr. = depreciative.

Eng. = English.

esp. = especially.

f. = feminine.

fig. = figuratively.

G. = Galdós.

Gall. = Gallicism, Gallicistically.

i. = intransitive.

im. = impersonally.

ind. = indicative.

inf. = infinitive.

intj. = interjection.

L. = Latin.

lit. = literally.

m. = masculine.

N. = note to.

neg. = negative.

obs. = obsolete.

pl. = plural.

pr. = pronoun.

prep. = preposition.

ptc. = past participle.

r. = reflexive.

rel. = relative.

sc. = you are to think of.

sg. = singular.

subj. = subjunctive.

sup. = superlative.

t. = transitive.

tr. = translate.

untr. = to be left untranslated.

w. = with

adv. -mente = the feminine of this adjective with the suffix -mente is used as an adverb, translated by adding the suffix '-ly' to the definition of the adjective, or by putting 'in' before the adjective and 'fashion' after it.

conj. w. que = with que it forms a phrase used as a conjunction; same translation as without que.

prep. w. de = with de it forms a phrase used as a preposition; same translation as without de.

The sign - in the black type means the word which stood in black type at the head of the paragraph: las -s under ala means las alas. When this sign is accompanied by letters in black italic type, the meaning is that the beginning or ending of the word at the head of the paragraph is to be changed to what is printed in black italics: -do under acabar means acabado.

a to, into, on, at, in, for; w. same word after as before, by; introduces personal direct object; a que in order that, to have, I'll bet, what will you bet that; a lo tonto in a stupid way; a la una ... a las dos ... a las tres one—two—three; a los tres días in three days; ¡a trabajar! (go) to work; estar a w. inf. be ready to, be on a footing to; cañón de a ocho eight-pounder

abajo down, below; down-stairs; hacia—— downward, down.

abandonar t abandon, forsake, break off, quit.

abandono m forsakenness.

abate m abbé.

abatir t cast down, abase.

abdomen m abdomen.

abeja f bee.

aberración f aberration.

abigarrado gaudy, garish, motley.

abismo m abyss.

abnegación f self-abnegation.

abofetear t slap in the face.

abogacía f law (as profession).

abogadejo m limb of the law.

abogadillo m little lawyer.

abogado m lawyer, advocate.

abolengo m ancestry, parentage.

abominable abominable.

abordar t (nautical) run into, come up to; (of question) enter upon, attack.

aborrecer t hate, abhor, detest.

aborrecimiento m hate.

abrasador scorching.

abrasar t scorch, inflame; r be all on fire (en with).

abrazar t (r w. a) embrace.

abrazo m embrace.

abrigo m shelter, protection; wrap.

abril m April.

abrir t open (tanto so wide); —ierto adj. open.

ábside m apse.

absoluto absolute; unlimited; adv. —mente; en—— unqualifiedly, outright.

absolver t absolve, exculpate.

absorber t absorb.

absorto astounded, dumfounded.

abstener r abstain.

absurdo absurd; m absurdity.

abuelo grandfather, forefather.

abundancia f abundance.

abundante abundant, in abundance; adv. —mente.

abundar i abound.

abur good-by (curtly).

aburrimiento m boredom, dull times, ennui.

aburrir t bore, weary; annoy.

acá here (hither; cf. acá 154 2, aquí 154 3).

acabamiento m extinction, collapse.

acabar t or i finish; have just (de); come to an end, be over, be done; end (por with); make an end (con of); casi—— de have hardly more than just; y—emos and done with it; —do complete, consummate. N 40 1.

academia f academy.

acaecer i befall.

acalorar t warm up.

acaparar t corner, monopolize, engross, lead by the nose.

acaso perchance, peradventure; si—— if anything.

acatar t look up to, do homage to.

acaudillar t head (in war).

acceso m access.

accidente m accident; fit, seizure.

acción f action.

accionar i gesture.

acechar i watch.

aceite m (esp. olive) oil.

acendrar t refine (in cupel); —do stainless.

acento m accent.

aceptar t accept.

acequia f channel.

acerado steely, stark.

acerbo harsh, severe, sore; adv. -mente.

acerca de about, regarding.

acercar t bring near; r near, draw near.

acero m steel.

acertar t or i hit; —do sensible.

aciago untoward.

acicalar polish (weapon); make up (person; decorating, doing up hair, etc.).

acierto m good aim.

aclaración f clearing up, elucidation.

acobardar t intimidate, cow; r show the white feather.

acoger t admit, receive.

acólito m acolyte.

acometer t fall upon, rush at, assail.

acometida f onslaught.

acomodamiento m accommodation.

acomodar t accommodate; r get on together.

acomodo m accommodations.

acompañar t accompany (de with), keep one company.

acongojar t distress, weigh down with distress.

aconsejar t advise (person dat., thing acc.).

acontecer i take place.

acopiar t lay in.

acordar t or i decide, accord; r remember (de).

acordonar t quarantine (not nautically).

acostar t put to bed; r go to bed; —do in bed, lying.

acostumbrar t or i get used, accustom, be used, be accustomed; —do wonted.

acreedor creditor.

acrisolar t refine (in crucible); verify, prove ('como la verdad, la virtud, etc.' A.); —do (not in A.; cf. acendrado) thorough, unsophisticated.

actitud f attitude.

actividad f activity.

activo active; adv. -mente.

acto m act; en el—— forthwith.

actual present.

actuar i act.

acuchillar t knife.

acudir i come (when or as one should, or habitually, or to help, or for help).

acuerdo m accord; decision; ponerse de—— agree, come to an understanding.

acumular t mass, pile up.

acusar t accuse.

achacar t impute.

achaque m (habitual) ailment, failing.

achicharrar t scorch, parch (in cooking).

adalid m captain, chieftain; fig. champion, paladin.

adelantar i advance, make progress; t push ahead, quicken up; r go ahead, get ahead; —do madelantado, N 57 16.

adelante forward, (más further) on; further; step this way; llevar—— go ahead with, stick to; salir—— come through.

adelfa f oleander.

ademán m air, (expressive) movement.

además besides; prep. w. de.

adiós intj or m adieu, good-by.

adivinar t guess.

administración f management, administration; office.

administrar t administer, manage.

admirable admirable.

admiración f admiration.

admirar t admire.

admitir t admit, allow of, agree to, accept.

adobe m adobe, sun-baked brick.

adocenado common, vulgar; N 141 3.

adoptar t adopt.

adorable adorable.

adorar t adore.

adornar t adorn, decorate.

adorno m ornament, decoration.

adquirir t acquire.

adulador flatterer, flattering, sycophantic.

adusto adust; stern, grim.

advertencia f (hacer give) caution, admonition.

advertir t notice; point out, intimate, suggest; notify, warn (of, acc.), caution.

afable affable.

afán m anxiety; eagerness (de for); toil; (not in A.) (pertinacious) propensity.

afección f affection (all senses, cf. afición in one sense, cariño in one).

afectar t affect; adv. —damente.

afecto well-disposed; su—ísimo yours with best regards; m (any, esp. fond) passion, affection.

afectuoso affectionate.

afición f predilection, fancy.

afilado hatchety (of face; lit. whetted).

afirmación f assertion.

afirmar t declare.

afirmativo affirmative.

aflicción f distress.

aflictivo distressful.

afligir t afflict, distress.

aflojar t slacken; i abate.

afortunado lucky; adv. —mente.

agasajar t fondle, caress.

agente m agent, agency.

agitación f agitation, stir.

agitar f agitate, stir, stir up.

Agnus Dei L m (A. agnusdéi) Agnus Dei, N 175 12.

agolpar r rush (all together).

agraciar t grace; —do handsome.

agradable pleasant.

agradar i please, suit (a).

agradecer t thank (a person a, for a thing acc.).

agradecimiento m thanks.

agrandar t greaten.

agravar t aggravate, aggravate the condition of.

agraviar t aggrieve, put one's self wrong with, provoke.

agresivo aggressive.

agronomía f agronomy, agricultural science.

agrónomo agronomist, master of agriculture.

agrupar t group.

agua f water.

aguantar t stand, endure.

aguardar t await, wait for; i wait (more on the alert than esperar).

agudo sharp.

aguerrido inured to war, war-worn.

águila f eagle.

aguja f needle.

agujerear t make a hole in.

agujero m hole.

ah ah.

ahí there (where you are, or less remote than allí), here; hasta—— up to that point; —— donde le ve N 12 31.

ahogar t stifle, choke.

ahora now; just now.

ahorcar t hang.

ahuecado hollowed, loosened up, puffed out, puffed up, pompous.

ahuyentar t drive away.

aire m air; pl air.

airoso breezy; graceful, charming.

aislamiento m isolation.

ajeno another's, other people's.

ajero garlic man, garlic-seller.

ajo m garlic.

al = a el.

ala f wing; (hat) brim; se me caen las—s del corazón I lose heart utterly.

alabanza f praise.

alabastro m alabaster.

alambicado distilled; fig. double-distilled, finical.

alamillo m d of álamo.

álamo m poplar.

alarde m parade, display.

alardear i parade (de as).

alargar t lengthen, run out, run up, put out, reach.

alarma f alarm; hubbub; grito de—— alarm-cry, alarum.

alarmante alarming.

alarmar t alarm, throw into commotion.

alborotador unsettling, disturbance-breeding.

alborotar r get boisterous; —do boisterous, tumultuous.

alborozar t enrapture, ravish.

albricias f pl pay for good news; joy, joy!

alcalde m alcalde, chief magistrate (of town).

alcaldesa f alcalde's wife.

alcanzar t reach, attain, come up with, obtain; make out, take in, see, understand; no—— más (A. no se me alcanza más) not have much brains.

alcoba f bedchamber.

alcurniado m (not in A.) aristocratic.

aldaba f, aldabón m, knocker.

aldea f (little, unorganized) village, hamlet.

aldeano village, villager.

alegrar t gladden; r be glad.

alegre cheery, merry, blithe.

alegría f gladness, joy, glee.

alejar t remove (to a greater distance), get out of the way; r recede, move away.

alemán German.

Alemania f Germany.

aletargar r fall into a lethargy.

aleve traitor.

alevosía f treachery.

alevoso traitorous, sinister, iniquitous.

alférez m color-bearer.

algarabía f din of voices, hubbub, Babel.

algazara f noise of gay voices.

algo something, somewhat, anything.

algodón m cotton.

alguacil m constable.

alguien somebody.

algun[o] some, any, some sort of, one and another, a few; some one (of, etc.).

alhaja f jewel.

aliciente m attraction, incentive.

aliento m breath; energy, pluck.

alimentar t feed (de on).

alimento m food.

alinear t align; —do in line with each other.

alma f soul, heart; life (as a principle residing in man or beast); de mi—— my dear; con el—— en un hilo in mortal terror.

almenado battlemented.

almibarado honeyed.

almohada f pillow.

almoneda f auction.

almorzar i breakfast.

alojamiento m lodging.

alojar t lodge; r take up one's lodgings.

alquitrán m tar; coal-tar (—— mineral).

alrededores m pl environs.

altanería f loftiness, haughtiness.

altanero lofty, haughty.

altar m altar (mayor high).

alterar t alter, modify, change, perturb.

alternativo alternate; adv. —mente.

altisonante big-sounding.

alto (1) high, tall, lofty, upper, top; de—— tall; en—— (pensar send one's thoughts) on high; en voz—— a aloud; a—as horas de deep in; pasar por—— pass over; (2) m halt; —— allá hold on.

altura f height, altitude; exaltation; nautically, not in A., latitude; a la—— de on the level of, up to the standard of, (nautical) off.

alucinación f hallucination.

alumbrado m lighting system.

alumbrar t light, light up.

alumno foster-son, pupil.

alzar t lift; i elevate the host.

allá there (thither), off there; más—— further off, further back, beyond (prep. w. de); —— va look out, look out below there; —— (lo) veremos we'll see (about it).

allegar t bring together; —do sympathizer, kindred spirit.

allí there (not near me or you).

amabilidad f amiability.

amable amiable; sup. amabilísimo.

amanecer i dawn, day breaks, daylight comes; of God send the new day; w. predicate adj. etc. (originally Arabism) present itself in the morning ..., be found ... in the morning.

amaneramiento m mannerism.

amante loving, lover.

amar t love.

amargar t embitter.

amargo bitter.

amargura f bitterness.

amarillez f yellowness.

amarillo yellow.

amasar t prearrange (esp. illegitimately), juggle, pull the wires for.

amasijo m lump of dough, congeries.

ambición f ambition.

ambicioncilla fgrain of ambition.

ámbito m space, precincts.

ambos both, both the.

amedrentar t put in fear, make afraid.

amenaza f threat.

amenazador threatening.

amenazar t threaten.

amenguar t impair.

ameno pleasant.

amerengado meringuy, meringue-like; fig. mushy, unsubstantial.

amigable friendly (in negative sense of mere absence of ill feeling).

amigo friend, friendly (positively), with whom one is on friendly terms; the f. amiga, unmodified, when applied to a man's friend, admits of a double meaning and hence is avoided by some, but G. and other good writers use it without bad sense.

amigote bosom friend, pal, that friend of his.

amiguito good friend, little friend, child friend; —— de escuela school friend of one's childhood.

aminorar t lessen.

amistad f friendship; hacer—— make friends.

amistoso friendly.

amo master (of house or servants), owner; —a (priest's, bachelor's) housekeeper.

amonestación f admonition.

amonestar t admonish.

amor m love.

amoratado empurpled (cf. mora mulberry).

amoroso loving, love, amorous, of love.

amparar t protect; r Gall. take possession.

amparo m (a under) shelter (de of, 209 7 de from, 209 15, protection.

ampolla f blister.

anacoreta m anchorite, hermit.

analizar t analyze.

anatema m anathema.

anciano old man, aged.

ancho broad.

andante errant; caballería—— knight-errantry.

andar i go (tras after, about; con in of clothing, typically; en in of clothing, literally), walk; w. gerund or ptc. be; —se con use, take; no me—en con gramáticas don't go talking Latin; todo se—á it will come in good time; modo de—— gait; anda, ande usted, fie, pooh, for shame.

andén m platform (of railway station).

anegar t flood, drown.

anémico anaemic.

ánfora f amphora.

ángel m angel.

angelical angelic.

angosto narrow.

ángulo m angle, corner.

angustia f anguish.

angustiado anguished; currently (A.) shabby.

angustioso anguished; harrowing, agonizing.

anhelar i pant; t pant for.

anhelo m longing.

animación f animation.

animal m animal, creature; dunce, adj. animal; ignorant.

animalejo m depr creature.

animalito m little creature.

animar t animate.

ánimo m spirit; mind; courage.

aniquilar t annihilate, extinguish.

anoche last night.

anochecer i the night comes on, night falls; m nightfall.

anónimo anonymous; m anonymous letter.

ansiedad f anxiety, anxiousness.

antagonista antagonist.

antaño m last year; formerly; bygone days; de—— old-time; aquel de—— the old-time sort.

ante before (A. only in the senses 'in presence of,' 'in preference to').

anteanoche night before last.

antecedente m antecedent, pl record.

anteojos m pl spectacles.

antepasado one who went before, forefather.

antepecho m parapet; (window-) sill, window-seat.

anterior anterior, previous.

antes first, before, heretofore, sooner; prep. w. de, conj. w. de que or que; cuanto—— as soon as possible; —— bien rather (in antithetical sense).

anticipo m anticipation; payment in advance; (occasion for) acting ahead of time, being ahead of time, precipitating matters.

anticuado antiquated.

anticuario antiquarian, antiquary.

antigualla f antiquity, antiquated thing, relic of the past, ancient history (often pl. ).

antigüedad f antiquity.

antiguo ancient, former, old; of long standing, by long prescription, from time immemorial.

Antinoo m Antinous (pronounce an-tin'-o-us), N 86 5.

antipatía f antipathy, repugnance, dislike, aversion.

antiquísimo sup of antiguo.

antireligioso properly antirreligioso; not in A.) anti-religious.

antojar r w. dat. pr. seem good to, I take a fancy, I like, I please; seem, strike one (as).

anunciar t announce, inform (dat.), herald, manifest.

añadir t add.

año m year.

apabullar t c squelch.

apacible peaceful.

apadrinar t be sponsor for, countenance.

apagar t put out, slake.

apalear t drub, cane, cudgel, give a drubbing etc..

aparador m dish-cupboard.

aparato m apparatus.

aparcería f agreement for cultivation (etc.) on shares.

aparecer i appear (become visible).

aparentar t make believe.

aparente apparent; adv. —mente.

aparición f appearance (act of appearing); manifestation, apparition.

apariencia f appearance (looks, semblance).

apartar t separate, part company, turn away, remove, put out of the way, brush away; —do out of the way.

aparte aside, separately; cuestión—— a separate question.

apasionado impassioned.

apatecer t feel a desire for.

apeadero m station (without side track etc.).

apedrear t throw stones (at), stone.

apelación appeal.

apellido m surname.

apenas hardly.

apetito m appetite.

apiadar r take pity (de on).

apiñar t crowd.

aplacar t appease, placate, calm down.

aplastamiento m crushing flat.

aplastar t flatten out; crush flat (moler is crush to powder).

aplaudir t applaud.

aplauso m applause (pl. of applause on many occasions).

aplicación f application.

aplicar t apply.

apoderar r take possession, master (de).

apodo m nickname.

Apolo m Apollo.

apoplético apoplectic.

aporrear t club, cudgel, maul.

aposentar t quarter, put up, house.

apostar t bet (que or a que, the latter less affirmative).

apostólico apostolic (los A—— s were those who were later styled Carlists).

apostrofar t apostrophize; i (not in A.) soliloquize.

apostura f style, caparison.

apoyar t support, rest (en on).

apoyo m support.

apreciación f appreciation.

apreciar t appreciate, think highly of.

aprehender t apprehend.

apremiante urgent.

apremiar t drive.

apremio m constraint; writ to enforce the payment of taxes; mandamus; comisionado de—— s enforcer of taxes.

aprender t learn.

apresuramiento m haste, hustling, quickness.

apresurar t hasten; —do hasty, in haste; adv. —mente.

apretar t push, press, squeeze, quicken; —do tight.

apretón m grip.

aprieto m straits.

apropiar t appropriate; —do appropriate.

aprovechamiento m progress, success (in studies etc.).

aprovechar t turn to account, improve; i make progress, do well, improve; —do thriving, hopeful.

apuntar t note.

apunte m (tomar take, perhaps incidentally; sacar get, as object of study) note; c scamp, good-for-nothing.

apurar t worry; —do trying.

aquel, aquello, that; N 1 9; por—lo de que on that account that (clumsy language).

aquí here; por—— this way, on this side, hereabouts.

aquiescencia f acquiescence.

arado m plough.

árbol m tree.

arboleda f growth of trees.

arbolito m young tree, little tree.

arboricultura f arboriculture.

arbusto m shrub.

arco m bow; arch; arc.

arder i glow, burn.

ardid m device, maneuver, policy.

ardiente glowing, fiery; adv. —mente.

ardor m ardor, burning, longing.

arduo arduous.

arena f sand.

argamasa f mortar.

argucia f quibble.

argumentación f argument (process).

argumentar i argue.

argumento m argument (ground, series of grounds).

árido arid.

arma f arm, weapon.

armadura f suit of armor.

armamento m armament.

armar t arm; set up; get up.

armonía f harmony.

aroma m aroma.

arquear t arch.

arqueología f archaeology.

arqueológico archaeological.

arqueólogo m archaeologist.

arquitectónico architectural.

arquitectura f architecture.

arquitrabe m architrave.

arrabal m outlying quarter, suburb, outskirt.

arraigo m rooting, getting rooted.

arrancar t uproot, tear out, tear (away), pull out.

arrasar t raze.

arrastrar t drag.

arrebatar t snatch, sweep away; r fire up, fly into a passion; —do hasty, precipitate, passionate, impetuous.

arrebato m outburst, fit of passion, rush.

arreglar t arrange, settle, put in order.

arreglito m nice settlement.

arreglo m arrangement, compromise, accordance; con—— a in accordance with.

arrellanar r settle one's self at ease.

arrendar t rent (as landlord or as tenant); no le arriendo la ganancia I wouldn't be in his shoes.

arrepentimiento m repentance, regret.

arrepentir r repent.

arriba up, above; hacia—— up; de—— a bajo (A.

abajo) up and down (not so A.).

arriesgar t venture, risk; —do risky.

arroba f arroba (weight, over 25 lb.; liquid measure, varying from province to province).

arrobamiento m ecstasy, rapture.

arrodillar r kneel.

arrogante arrogant, haughty, cavalier, spirited, mettlesome, gay.

arrojar t throw, fling; throw out; thrust away.

arropar t clothe, wrap.

arroyo m brook.

arruga f wrinkle.

arrugar t wrinkle.

arruinar t ruin.

arsenal m arsenal.

arte m (f), pl f, art, skill, deftness.

articular t articulate.

artifice artificer.

artificio m artifice, artful dodge, trick.

artillería f artillery.

artimaña f pitfall; artifice.

artista artist.

artístico artistic; adv. —mente.

asa f handle.

asaltar t assault, assail; come over.

asalto m assault.

ascendiente m ascendency.

asegurar t assure, guarantee, affirm.

asemejar r resemble, come to resemble (a).

asentar t seat.

aseo m neatness.

asesinar t murder.

asesinato m murder.

asesino m or f murderer.

asestar t point (weapon), fire, deal, deliver, land (blow etc.).

así thus, so; like that; in wish N 4 13; ser—— be such; yo soy—— it's my way, that's my way; —— como just as, as well as.

asiento m seat; discretion.

asilo m asylum.

asimismo likewise.

asistencia f help; care (of sick).

asolador devastating.

asolar t wreck, devastate, raze.

asomar i show itself; r show one's self (at window etc.), go to ... and look out, look out, look through (a).

asombrar t astonish.

asombro m terror; astonishment; (astonished) admiration.

asombroso astonishing.

aspa f (set of) sails (of windmill).

aspecto m aspect.

áspero harsh, rough; adv. —mente.

aspiración f aspiration.

aspirar i aspire.

astro m star (in a wide sense), heavenly body, luminary.

astronomía f astronomy.

astucia f shrewdness, subtlety, cunning, guile.

astuto shrewd, astute.

asuntillo m little matter.

asunto m subject, affair, matter.

asustar t scare.

atacar t attack.

atajar t head off.

ataque m attack.

atar t tie, tie up; —— cabos put two and two together.

atarear t set a task, give one something to do; r keep hard at work.

ateísmo m atheism.

atención f (llamar draw, poner pay) attention.

atender i attend (a to), listen.

Ateneo m Athenaeum, N 40 18.

atener r pin one's faith.

atentado m (heinous) crime, outrageous attack.

atento attentive, intent; adv. —mente.

atenuación f attenuation, abatement, mitigation.

atenuar t attenuate, extenuate, mitigate, palliate, abate.

ateo atheist.

aterrador terror-striking, intimidating.

aterrar t terrorize; r be terror-struck.

ático Attic.

atisbar t or i peer, scrutinize; peer out etc..

atmósfera f atmosphere.

atónito thunderstruck, lost in amazement.

atormentar t torture.

atracar r c eat all one can hold.

atracción f attraction (the act or power); attractiveness.

atracón m surfeit.

atractivo m attraction (that which attracts).

atraer t attract, draw upon.

atrás back, in the rear.

atraso m behind-the-timesness, fossilism.

atravesar t cross, traverse, go across.

atrever r dare, have the audacity, venture (a on); —ido audacious fellow.

atrevimiento m daring, audacity, venturesomeness.

atribuir t ascribe.

atrocidad f atrocity, outrage; c excess, indiscretion, wild scheme.

atronador thundering.

atropellar t ride rough-shod over, override, treat with violence, do violence to.

atropello m (piece of) arbitrariness, outrage.

atroz atrocious, savage, outrageous, severe, enormous; adv. —mente.

aturdir i fluster, perturb, stupefy; —do inconsiderate.

audacia f audacity, hardihood.

audaz daring, venturesome, audacious.

auge m high standing, consequence.

augurar t forebode.

augustinus L Augusta's.

augusto august, majestic, illustrious; also Latin.

aula f classroom.

áulico aulic.

aullar i howl.

aullido m howl.

aumentar t or i increase (de, en, in).

aun even, also; aún yet, still. (So Knapp; but A. aun before verb, aún after verb, whatever the sense. By 'verb' understand the modified word.).

aunque although.

aureola f aureole.

aurora f (red) dawn, daybreak.

ausencia f absence; departure.

austero austere.

autor author.

autoridad f authority.

autorizar t authorize, license.

auxilio m (en to the) help, aid.

avanzar t or i advance.

avaricia f (piece of) avarice.

avaro avaricious.

ave f bird (esp. large, of wild places).

Ave María (A. avemaría) f Ave Maria, Hail Mary; Ave María (so A.) Purísima interjectional phrase, not the first words of the prayer.

avecilla f nestling (of ave).

avellanado nut-brown.

avenir t harmonize.

aventar t winnow.

aventura f adventure, venture, (running) risk, (not in A.) story.

aventurar t risk; —do venturesome, overbold.

avergonzar r be ashamed.

averiguar t ascertain, find out.

avisar t warn (a) of (acc.).

ay oh ('thoroughly Spanish for the oh of other peoples,' Knapp); alas, ah me; —— de mí oh poor me.

ayer yesterday.

ayuda f (en to) aid, help.

ayudar t aid, help.

ayuno m (hacer, observar, keep) fast, (hacer do) fasting.

ayuntamiento m town council; town hall.

azada f shovel.

azoramiento m perturbation, bewilderment, flustering.

azote m lash, cut of the whip, spank, stroke of spanking.

azotea f (flat) roof (or part of roof; as place to walk on etc.).

azufre m sulphur.

azul blue.


baba f slaver, thick saliva.

bah pshaw.

bailar i dance.

bailarina f ballet-dancer, chorus girl.

bailoteo m dancing ('much, esp. without grace or decorum,' A.), capering.

baja f casualty, loss.

bajada f descent.

bajar i go down, come down, get down, descend; t lower, bring down; drop; acc. of place (—— la escalera) not in A..

bajeza f lowness, meanness, paltriness.

bajo under; lower; low; 'barbarism' (A.) for desde before punto de vista.

bala f shot (not of shotgun).

balbuciente faltering, broken.

balbucir i or t falter (in speech).

balcón m balcony, balcony window.

baldosa f tile (of floor).

balija (A. valija) f valise, satchel, mail-bag.

banco m bench; bank.

bandada f flock (of birds flying), bevy, flight.

bandido m bandit.

bandolerismo m (not in A.) brigandage.

banquete m banquet.

baño m bath.

barba f beard (pl in same sense), chin.

barbaridad f barbarousness, foolhardiness, Gothishness, spirit of primitive savagehood; barbarity.

barbarie f barbarism, savagery.

bárbaro barbarian, barbarous; foolhardy, harebrained, reckless.

barbilampiño thin-bearded.

barda f brushwood (or straw etc.) on top of wall (to prevent tapia from weathering away).

bardal m a tapia topped with brush; say wall.

barniz m varnish.

barra f bar (N 13 1).

barraca f hut.

barranco m gully, ravine.

barrer t sweep.

barricada f barricade.

barrido m sweeping; sweepings.

barro m wet earth, clay; de—— earthen.

barruntar t have an inkling of.

Bartolomé m Bartolomé, Bartholomew.

basca f qualm.

base f base, basis.

basilisco m basilisk.

bastante enough; tolerably, a good deal, rather.

bastar i suffice; basta enough, no need of any more; con X. basta (y sobra) X. is enough (and more).

bastardear i (not r by A.) degenerate, be debased.

batalla f battle.

batallar i battle.

batallón m battalion.

batir t beat, beat against; r fight; —— palmas clap one's hands.

baúl m trunk.

bayo bay (horse).

beatífico beatific; (not in A.) seraphic (as if inspired by the Beatific Vision).

beber t or i drink, drink up.

beduino Bedouin.

behetría f old-time free town, N 125 1; anarchy, turmoil.

bellaquería f knavery.

belleza f loveliness.

bello beautiful (deeper word than hermoso).

bendecir t bless.

bendición f blessing.

bendito blessed; un—— an innocent; agua—a holy water.

beneficencia f beneficence.

beneficio m good deed, kindness.

beneficioso beneficial, of benefit.

benéfico beneficent.

benevolencia f kindness, kindliness, good will.

benévolo benevolent, kindly; adv. —mente.

benignidad f suavity.

bergante m scoundrel.

bermellonar t vermilion, paint with vermilion.

besar t kiss.

beso m kiss.

bestia f beast; lout, lubber.

besuquear t keep kissing.

Biblia f Bible.

bibliófilo bibliophile.

biblioteca f library.

bien well; very; quite; easily; well off; comfortable; m good; más—— rather, w. imperative just; si—— though w. accent on following auxiliary (w. do if no other auxiliary), even though; o—— or else; encontrar—— find good, think well of; hombre de—— honest man.

bienestar m welfare, well-being.

bigote m often pl mustache.

bigotejo m scrubby mustache.

bilioso bilious.

bizarría f gallantry.

bizco squint-eyed; N 75 22.

blanco white.

blando soft, sweet.

blanquecino whitish.

blanquinegro (not in A.) grizzled.

blasfemia f blasphemy; (piece of) abuse, (piece of) billingsgate.

blasfemo blasphemer, blasphemous.

bobería f silliness.

bobo dolt, simpleton; sacar de—— s enlighten our ignorance, undeceive.

boca f mouth.

boda f wedding.

bofetada f slap (hostile); dar—s, dar de—s, slap.

bofetón m slap, hard slap.

bolita f little ball.

bolsillo m purse.

bombardear t bombard.

bonachón amiable.

bondad f goodness, kindness, kindliness.

bondadoso kindly, kind, amiable, benignant; adv. —mente.

bonito pretty.

boquete m breach.

Borbón m Bourbon; N 150 31.

borbotón m uprush (of water, heaving the surface).

bordado m embroidering.

bordar t embroider.

borde m edge.

bordo m side (of ship); (A. 'obs.') edge, margin, side (of anything).

borla f tassel.

borracho drunk, drunkard.

borrico donkey.

bosque m grove, thicket.

bostezar i yawn, gape.

bota f boot.

botella f bottle.

botica f drug-store.

botón m button.

bóveda f vault.

bozo m down (on youth's face).

bramar i bellow; sometimes tr. roar.

bramido m bellow.

bravo doughty, brave, wild, swashbuckler, fighting man.

bravucón augm of depr fire-eater.

brazo m (entre in) arm.

breve short, brief.

Briador m Brigliadoro, N 167 5.

bribón rascal.

brigada f brigade.

brigadier m brigadier-general.

brillante brilliant.

brillantez f brilliancy.

brillar i sparkle; (of personal merit) strike the eye.

brindis m brindisi, drinking-song.

brío m (sg or pl) strength, muscle, mettle, vivacity.

broma f fun, joking, sport.

bromear i crack jokes.

bronco rough, grating, jarring, jangling.

Brumario m Brumaire, N 150 31.

brusco blunt, brusque, abrupt, bluff; adv. —mente.

brutal brutish, churlish, rude, brutal; adv. —mente.

brutalidad f brutishness, blackguardism.

bruto blockish, stupid, brute; m brute.

buen[o] (comparative mejor) good, well; all right; (comparative más bueno) kind, nice, good-natured, pleasant; simple; de—as a primeras at the very start, at first sight, without warning.

bufete m desk, law-office.

bufo buffo; ópera—a opera bouffe.

bufón buffoon.

buitre m vulture.

bulto m bulk; something (imperfectly seen; so Longfellow 'a bulk in the dark'); bale ('fardo' A.), (not in A.) parcel, piece (of baggage).

bullicio m uproar, hubbub.

bullicioso boisterous.

buquinista Gall. bouquiniste.

burla f jest, ridicule; de—s jocular.

burlar t baffle; r mock, poke fun (de at), ridicule (de), make fun.

burlesco jocular, comic, farcical.

burro donkey.

busca f quest, search.

buscador seeker.

buscar t look for, hunt up, seek, pick (quarrel).

busto m bust.

butaca f easy-chair


cabal precise; adv just, precisely; adv. also —mente.

cabalgadura f mount, (ridden) horse.

caballeresco knightlike.

caballería f knighthood, chivalry; cavalry; beast (horse, ass, or mule).

caballerito m younker, young gentleman.

caballero m knight, gentleman; man of honor; before proper name say Squire.

caballerosidad f chivalry, knightliness.

caballista m expert in horses, horsemaster, horse man.

caballo m horse; a—— on horseback.

Caballuco:-uco is depr. suffix.

cabecera f head (of table etc.).

cabellera f (head of) hair.

cabello m (a) hair.

caber i find room, find a place, there is room for; belong to, be——— 's, fall to; N 190 14.

cabeza f head; cómo me pusieron la—— what a time they gave me (with their talk).

cabo m end; corporal; al—— ultimately, to end up with, now as introductory conj..

cabra f goat (either sex); she-goat (m cabrón).

cacarear i crow, cackle.

cacique m cacique; leader in politics, boss.

caco m thief; Caco Cacus.

cachaza f phlegm, apathy, leisureliness.

cada each, every.

cadáver m corpse.

caer i fall, fall a victim.

café m coffee.

cafre Kafir.

caída f fall.

caja f box, case; coffin.

calamidad f calamity (A. 'which extends to many persons').

calavera f skull; madcap.

calaverada f piece of recklessness, madcap freak, escapade, spree.

cálculo m calculation; (not in A.) scheme.

caldeo Chaldee, Chaldean.

calentar t warm, heat.

calificación f characterization, epithet.

calificar t characterize (de as), put a (descriptive) name to.

calificativo m epithet, characterization.

calma f calm, quiet, placidity, calmness.

calmar t calm.

calor m (a by) heat, warmth.

calumnia f slander, calumny.

calumniador slanderous, slanderer.

calvicie f baldness.

calzada f causeway.

calzar t shoe.

calzón m mostly pl breeches.

calzonazos m pl, also as sg (un——, unos—— ), c wishy-washy fellow.

calladita f d of a las calladas on the quiet, under cover.

callar i be silent, keep silence, hold one's tongue; t say nothing of; —do silent; calla no such thing ('c. intj. denoting surprise' A.).

calle f street.

callejón m alley.

cama f bed.

camaleón m chameleon.

camarero (chief) valet de chambre; —a mayor mistress of the robes (chief of a queen's maids).

cambiar t change, exchange.

cambio m exchange (de for); en—— on the other hand.

camello m camel.

caminar i go, travel.

caminata f course, jaunt.

caminejo m bad road.

camino m road, journey, journeying, course; —— real turnpike.

camisa f shirt; meterse en—— de once varas interfere in other people's business.

camorra f quarrel.

campana f (large) bell.

campanilla f (little) bell.

campaña f plain; the field; campaign.

campeador champion, esp. the Cid, N 152 31.

campeón m champion.

campesino rural, rustic, countryman, yeoman.

campiña f (arable) territory, region (around a town).

campo m field, fields; the country.

canaleja f watering-trough; shovel hat.

canalla f riffraff, (set of) rascals; m rascal; adj (Gall.?) blackguardly; —— de rascally.

canana f cartridge-belt.

canario m canary.

canción f song.

candelero m candlestick.

candidatura f candidacy.

canela f cinnamon.

cangilón m jar, pot.

canónigo m canon.

cansancio m exhaustion.

cansar t tire, weary.

cantar i or t sing; (of cock) crow.

cántara f, cántaro m, pitcher.

cantidad f quantity, number, sum.

cantinela f old song, yarn, reiteration, refrain, strain.

canto m song; crowing.

cantor singer.

caña f reed, cane; las—s se vuelven lanzas proverb from jereed-play the jest turns to earnest.

cañada f vale.

cañón m (gun-)barrel; cannon (sg. sometimes in collective sense, as in Eng.).

cañonazo m cannon-shot.

caoba f mahogany.

capa f cloak (N 2 19).

capacidad f capacity.

capaz capable.

capilla f chapel.

capita f precious capa, fig. nice cloak.

capital m capital (means); f metropolis, capital (chief city).

capitis diminutio term of ancient Roman law loss of status.

capitular m capitular, N 153 1.

capítulo m chapter.

capote m capote (not pronounced or meant as in ordinary Eng.), short cloak with sleeves; para mi—— in my mind, to myself.

caprichillo m whimsy, whim-wham.

capricho m caprice, whim.

cara f face; tenir ...—— be looking ...; poniendo —— looking.

caracol m snail.

carácter m character.

caracterizar t characterize, mark, bring out well; see 184 32.

carátula f mask (comic or protective, not for concealment); (preternaturally comic) visage.

caravana f caravan.

carbón m coal, charcoal.

carcajada f guffaw.

cárcel f prison, jail.

carcomido worm-eaten (of wood), honeycombed; wasted away, weather-eaten.

Cardec 'Allan Kardec,' author of Livre des esprits etc., N 145 30.

cardo m thistle.

carecer i lack (de), be destitute.

cargadito de rather strong of.

cargante disagreeable.

cargar t load, carry; be a nuisance to.

cargo m load, charge; mission, duties.

caribe Carib; fig. Mohawk ('hombre cruel y inhumano' A.).

caricatura f caricature.

caricia f caress.

caridad f charity.

carilla f little face.

carilleno full-faced, full (face).

cariño m affection.

cariñoso affectionate; adv.. —mente.

carita f little face.

Carlos m Charles; N 150 31.

Carmen m the Carmelites.

carnal of the body; (of relatives) own.

Carnaval m Carnival.

carne f flesh.

carnicero of prey; bloodthirsty.

carnoso fleshy, massive.

caro dear; w. costar inflected or uninflected.

carrera f running; course; rush, rushes; (hacer have a) career.

carromatero m carter.

carta f letter; (playing-)card; obs. paper; tomar —s take a hand.

cartera f pocket-book, wallet; portfolio, letter-case.

cartita f note.

cartón m pasteboard, papier maché.

cartoncejo m little pasteboard box.

casa f house, home; en—— at home, in my house; a ——, a su—— , home; —— de (without la)——— 's (house), the ... house; los de——, las personas de—— , one's home people, one's folks, household.

casaca f coat (esp. of uniform).

casamiento m marriage.

casar t marry; —se con marry.

cáscara f shell, bark, peel; de la—— amarga c cross-grained, bumptious, truculent.

cascarazo m (not in A.) shot with the peel.

casco m skull; helmet; shard, fragment, piece (of broken crockery, burst bomb, etc.); layer (of onion); hoof; (not in A.) for gajo segment (of orange etc.).

caserío m cluster of houses, hamlet; farmhouse.

casero domestic, household, indoor.

casi almost.

casino m (social) club.

caso m case; topic; situation; el—— the point; hacer—— regard, mind, pay any attention to (de or dat.); verse en el—— de (have) come to the point of.

casta f race, ancestry, breed, blood.

castel m obs castle.

castellano Castilian.

castigar t chasten.

castigo m punishment.

castillo m castle.

casto chaste; adv. —mente.

casualidad f accident, chance.

casucha f hovel.

casulla f chasuble.

casus belli m casus belli.

catadura f c (usually evil) looks, air.

catafalco m catafalque.

catástrofe f catastrophe.

catedral adj or f cathedral.

catequizar t teach the catechism to, teach the (Christian, A.) religion to.

católico Catholic.

cauce m bed (of stream), channel.

caudal m wealth, stock.

caudillo m commander.

causa f cause, suit, prosecution; a—— de, por—— de, because of, on account of.

causar t cause.

cautela f caution.

cautivar t captivate, take captive.

cavernoso cavernous.

cavilación f brooding, anxiety, nervous pondering, fidget.

cavilar i rack one's brains.

Cayetano m Cayetano, Cajetan.

caza f hunting, game.

cazador hunter.

cazuelillo m d of cazuelo.

cazuelo m (A. —a f) (earthen) pan, (stewpan-like) dish, casserole.

cebo m fodder, feed, bait.

ceder i give way.

cédula f billet (de alojamiento untr.).

cegar t blind.

ceguera f blindness.

ceja f eyebrow.

cejar i (of horse) back; fig. back down, weaken.

cejijunto with meeting eyebrows; (not in A.) with knitted brow.

celador person appointed to see to the observance of order and ordinances; say warden.

celaje m broken clouds; colored clouds; storm-scud.

celebrar t celebrate, applaud, laud, extol; hold (a meeting etc.); execute (a legal document etc.); (not in A.) be glad of.

célebre famous.

celeste celestial.

celestial heavenly.

celibato m celibacy.

celosía f jalousie.

celoso jealous.

cena f supper.

cenar i sup, take supper, have supper.

ceniza f (sg or pl) ashes.

centauro m centaur.

centella f flash (of lightning); spark (of flint and steel).

centinela sentinel; de—— standing sentry.

central central.

centro m center; fuera de su—— out of one's element.

centuplicar t centuple, expand a hundred fold.

ceñir t gird, gird about, belt, encircle.

ceño m brow; frown.

ceñudo frowning.

cerca adv. near, close by; prep. w. de, but de—— adv..

cercanía f proximity; (mostly pl.) vicinage, purlieus.

cercano adj near, near by, close by.

cercenar t lop, clip; lop off, clip off; fig. cut down.

cerebro m brain.

cereza f cherry.

cerradura f lock.

cerrar t shut, close; lock.

cerrillo m knoll.

cerro m hill.

cesante out of a (government) job.

cesar i cease, come to an end; be put out of one's office.

César m Caesar.

cesta f basket.

Cicerón m Cicero.

ciego blind; adv. —mente.

cielo m sky, heaven; N 44 2.

ciencia f science.

científico scientific, in science.

cien[to] hundred.

cierto before noun pl. certain (some), sg. a certain; after noun certain (sure), adv. —mente; as predicate, in antithesis to a contrary suggestion, true (seguro certain. 149 5, 13); por——, por—— que, you may be sure.

cigarrillo m cigarette.

cigarro m cigar.

cima f top (of mountain or tree).

cimiento m foundation.

cinco five.

cinto m belt (of person); waist.

cinturón m belt (of things).

círculo m circle; club (A. 'casino'), coterie.

circunscribir t circumscribe, limit.

circunspección f circumspection.

circunspecto circumspect.

circunstancia f circumstance.

circunstante (hardly in sg.) person present, pl company.

cirio m (large wax) candle.

cita f quotation.

citar t cite, quote, summon.

ciudad f city (town which anciently had privileges superior to those of a villa).

civil civil.

cizañoso mischief-maker.

clamorear i clamor, blare.

clamoreo m clamor.

clandestino clandestine; adv. —mente.

claqueteo m Gall. clatter, clacking.

claraboya f skylight.

claridad f clearness, brightness; light (A. the effect of light in making everything visible); plainness; (tenue—— ) glimmering, gleam.

clarín m clarion.

clarinete m clarinet.

claro clear; light; plain (of language etc.); illustrious; adv. —mente.

clase f class; sort (more c. than suerte); subject (of instruction), study.

clásico classic.

clasificar t classify.

clavar t nail, drive in, stick in; fasten (eyes).

clerical clerical.

clérigo m clergyman.

clero m clergy.

cliente client.

club m club (A. political, 'usually clandestine').

coacción f compulsion, constraint.

coalición f coalition.

cobarde coward, cowardly, faint-hearted.

cobardía f faint-heartedness, cowardice.

cobrar t receive, take in, collect.

cocina f kitchen.

coco m c grimace; hacer—s flirt (a with; N 85 32).

coche m coach, carriage, car.

cochero m coachman, stage-driver.

codo m elbow; hablar por los—s have one's tongue hung in the middle and going at both ends.

coetáneo coeval.

coger t grasp, catch, pick up, take up, take in.

cogote m nape of one's neck.

coincidencia f coincidence.

coincidir i coincide.

cojear i be lame (one-sidedly).

col f cabbage.

cola f tail; string of consequences.

colaboración f collaboration, cooperation.

colegio m preparatory school.

cólera f exasperation, wrath.

colérico exasperated.

colgar t or i hang, hang up.

colilla f stub (of cigar).

colindante adjoining (of real estate), adjoining proprietor.

colocar t place.

colophón (A. colofón) m colophon.

coloquio m colloquy, conversation.

color m (pl used of blushing) color.

colosal colossal.

columna f column.

comarca f district (containing several villages); (populous or extensive) region.

combate m combat.

combatir t combat, contend.

comedia f comedy, play, acting.

comediante actor; shammer, dissembler.

comedido mannerly, courteous, self-restrained.

comedimiento m civility, self-restraint, mannerliness.

comedor m dining-room.

comensal companion at table; pl company.

comentario m commentary, comment, remarks ('lengthy conversation on topics of everyday life, mostly with some backbiting' A.).

comenzar t commence.

comer t or i eat; as necessity of life have something to eat, get something that one can eat, fill one's stomach; —ido de (by) ... vea yo is a customary form of c. imprecation.

comerciante merchant.

comercio m commerce, intercourse.

cometer t commit, do, be guilty of.

cómico comic, comical; comedian, actor.

comida f meal, food.

comisión f commission.

comisionar t commission; —do commissioner, agent.

como as, like; as I do etc.; such as; something like, as it were; as soon as; if; that; cómo how; how is it that; what ... like; what?

cómoda f bureau.

cómodo convenient, comfortable.

compaña obs. or provincial for compañía.

compañero comrade, companion.

compañía f companionship, company.

comparación f comparison.

comparecer i put in an appearance.

compartir t divide, apportion.

compás m beat, time (e.g. musical).

compasión f compassion.

compensar t compensate, make up for.

compilar t compile.

compinche 'c friend, comrade' A.; de—— pals, in cahoots.

complacencia f complacency.

complacer t gratify (r de, en, with), accommodate, follow the wishes of.

completar t complete.

completo complete, full; adv. —mente; por—— completely.

complexión f physique, constitution, habitus, type.

cómplice accomplice.

complot m plot.

componedor arbitrator.

componer t compose; mend; settle (se las it between them).

comportamiento m behavior.

composición f composition.

compostura f (more external than gravedad) composure, gravity, seriousness, decorum; neatness.

comprar t buy.

comprender t understand (grasp, see, see through); realize.

comprimir t compress; repress.

comprometer t jeopardize, put in peril; make responsible, make liable.

compromiso m engagement, promise entered into.

cómputo m calculation.

común common; de—— jointly; por lo—— commonly, in general.

comunicación f communication.

comunicar t communicate, connect.

comunicativo communicative.

con with; toward (a person); —— elegancia etc. elegantly etc.; —— que (A. conque) so then, well then.

concebir t conceive.

conceder t grant, concede.

conceptista conceptist, dealer in double meanings, double-meaning; N 175 19.

concepto m conception, conceit, estimation.

concerniente relating (a to), concerning (a).

concertar t arrange, agree, harmonize.

conciencia f consciousness, conscience.

concienzudo conscientious.

concierto m concert.

conciliación f conciliation.

conciliar t reconcile.

concilio m council.

concluir t or i finish (acc. or de); end.

concordar i harmonize, agree.

concordia f concord, harmony.

concretar r confine one's self.

concurso m concourse.

concha f shell (of any animal).

conde m count.

condenar t condemn; disuse, close (permanently, room or door); r be damned; —do as objurgation confounded (lit. damned, but possible in lady's mouth, 157 22).

condensar t condense.

condesa f countess.

condescendencia f accommodatingness, complaisance, leniency, easy-goingness.

condescendiente facile, complaisant.

condestable m Constable (highest rank in mediaeval army).

condición f condition; nature, temperament; qualification.

conducción f carrying.

conducir t conduct, take, lead, comport.

conducta f conduct.

conducto m conduit, channel; por—— de by the hands of, through.

conductor conductor; carrier.

conexión f connection.

confabular i confabulate; r collude; se han—do are in collusion.

conferencia f conference, lecture.

conferenciar i confer, hold a conference.

confesar t confess, acknowledge.

confesión f confession.

confesonario m confessional.

confesor m confessor.

confianza f trust; (sense of) intimacy; persona de—— > intimate; amigo de—— trusty friend; de mucha—— highly confidential.

confiar i trust; t intrust, confide.

confidente confidant.

confirmación f confirmation.

confirmar t confirm (me en to me).

confite m bonbon.

conflicto m thick of the fight, tug of war, crisis; predicament, trouble.

conformar t or i conform.

conforme agreed, agreeable, willing to agree; that depends; according as.

conformidad f agreement.

confundir t confound, confuse.

confusión f confusion.

confuso confused; adv. —mente.

congénito inborn, congenital, native.

congoja f distress.

congojoso distressful.

congreso m congress (A. [against using foreign words] 'In place of meeting we can say reunión, junta, asamblea, congreso, conventículo, etc.').

conjetura f conjecture, guess.

conjunto m aggregate, mass.

conjurar i conspire, band together (mutinously).

conmigo used instead of con mí.

conmover t affect, move, agitate.

connaturalizar r inure, acclimatize, familiarize; (not in A.) establish.

conocer t know (be acquainted with,—but distinguished from tratar, 145 3, —— de by; recognize, en by), know of, know anything of; recognize, perceive; become acquainted with; r be evident.

conocimiento m knowledge (sometimes Eng. sg. represents Spanish pl.), acquaintance; consciousness.

conquista f conquest.

conquistador conquering, conqueror (applied e.g. to any soldier of Cortez's army).

consabido aforesaid.

consagrar t consecrate, devote.

conseguir t obtain, bring about, manage.

consejero counselor; councilor.

consejo m counsel, advice; poner en—— submit to counselors, take advice on.

consentimiento m consent.

consentir t allow, give one's consent.

conservar t preserve.

considerable considerable.

consideración f consideration, considerateness; de—— considerable, of some consequence; guardar—es be considerate, have considerateness.

considerar t consider, look upon.

consigo used instead of con sí.

consistir i be based (en on), rest (en with), consist (en in).

consolar t console, comfort.

consonancia f harmony.

consonante m riming word; harmonizing sound; f consonant.

conspiración f conspiracy.

constante constant, continual; adv. —mente.

constar i be (positively) known; me consta I have assurance.

consternación f consternation.

consternar t dismay, appall.

constitución f constitution.

constructor construction.

construir m construct.

consuelo m consolation, comfort.

consulta f counsel, consultation.

consultar t consult (me lo me about it).

consumar t consummate, carry through.

consumir t consume, use up.

contagioso contagious, catching.

contar t tell, tell the story, recount, count (con on).

contemplación f contemplation, viewing.

contemplar t contemplate, view.

contemporáneo contemporary, of our own day.

contener t contain, restrain, keep in, hold back.

contentar t content.

contento glad, pleased, suited (de with); m cheer, satisfaction.

contestación f reply.

contestar t reply, respond, answer.

contigo used instead of con ti.

continuar t or i continue.

continuo continual.

contra against, contrary to; over against; m. see pro; en—— de, en—— a, against, unfavorable to.

contradecir t contradict.

contradicción f contradiction; —— del mismo self-contradiction of.

contrariar t antagonize; (not in A.) disappoint, irk, annoy.

contrariedad f hindrance, obstacle.

contrario (al, por el, por lo, on the, A.; but por el 22 9, 111 30 on the, por lo 54 13 for the) contrary; opponent.

contrarrestar t withstand.

contrato m contract.

contribución f tax.

contribuir t contribute.

contristar t sadden.

controversia f controversy; de—— controversial.

contundente bruising, scathing.

convencer t convince.

conveniencia f propriety; advantage; (domestic servant's, A.) place, situation.

conveniente expedient, advantageous, best, proper.

convenir i agree (en que that), be to the purpose, be well, (not in A.) suit; —do agreed on.

conversación f conversation.

convertir t turn, convert, change.

convexo convex.

convicción f conviction.

convidar t invite; treat.

conviene see convenir.

convulsión f convulsion, spasm, convulsive strain.

convulso convulsive (person); adv. —mente.

cooperar i coöperate.

copa f goblet (cup with foot); cup.

cophto Copt, Coptic.

copioso copious, ample.

copla f verse, song (N 10 28).

copón m ciborium.

coraje m valor, gallantry.

corazón m heart; courage, pluck, nerve.

corazonada f (inward) prompting, presentiment.

corcel m steed, courser.

corchuelo m d depr of corcho cork.

cordial cordial; adv. —mente.

cordialidad f cordiality.

cordón m cord (in clothing, etc.).

corifeo m coryphaeus.

corneta f cornet.

coro m chorus; choir; (divine) office, service.

corona f crown.

coronar t crown.

coronel m colonel.

corpachón m unwieldy body.

corporación f corporation.

corpulento corpulent.

corpúsculo m corpuscle.

corrección f correctness.

correctivo m corrective.

correcto correct.

corregidor m corregidor (N 147 20).

correo m mail, post.

correr i run; go about; (not r in A.) be seen to (i.e. pass through the regular channels); t run; draw (curtain etc., either opening or closing); face, go through (aventuras etc.); pursue, chase (aventuras Gall.?); —— a cargo etc. de be under the charge etc. of.

correspondencia f letters, correspondence.

corresponder i w. a return, reciprocate, match, correspond to; belong to, be the part of, be for.

correspondiente corresponding.

corretear i gad about, go up and down.

corrida f run.

corriente current; settled (as general opinion); f current; —— de aire draft.

corromper t corrupt.

corrupción f corruption.

corruptio optimi pessima L a corruption of the best is worst.

cortar t cut, cut off, cut short; disconcert.

corte f court; (monarch's) capital.

cortejo m gallant ('especialmente si las relaciones son ilícitas' A.); cortege.

cortés courteous.

cortesanía f courtliness.

cortesano courtly; m courtier, f courtesan.

cortesía f courtesy.

Cortez see Ferdinand.

corteza f bark, rind.

cortijo m grange.

cortinaje m (set of) curtains.

corto scant, slight, little.

cosa f thing, matter; pl doings; no ...—— nothing; gran—— much of anything; qué—s tienes what a fellow (etc.) you are; —— de (inf.) a thing to ... over.

cosecha f harvest, crop, crops.

coser i sew.

cosita f a little something, little matter.

costa f cost; a—— at the expense.

costar i cost.

costumbre f custom, habit; de—— usual.

costura f sewing.

costurero m work-box (with cushion top; sometimes with legs, making it a stand).

cotorra f parrakeet; magpie.

coyuntura f opportunity.

cráneo m skull (less ambiguous than casco).

creación f creation.

crear t create.

crecer i grow, increase.

crecimiento m growth.

crédito m credit.

creencia f (según in) belief.

creer t believe, think, suppose (that, que if the following verb has a subject different from that of creer; usually inf. if the two subjects would be the same); no crea Vd. believe it or not.

crepuscular (of the) twilight.

creyente believer.

creyó see creer.

criadero m nursery (in agricultural sense); (mineral) deposit.

criado servant.

criar t create.

criatura f baby.

crimen m crime ('delito grave' A.).

criminal criminal.

crisis f crisis.

cristal m crystal; (A.) flint glass; (not in A.) pane, pl sash.

cristiandad f Christendom.

cristianismo m Christianity.

cristiano Christian.

Cristo m Christ.

Cristóbal m Cristobal, Christopher.

criterio m criterion; judgment.

crónica f chronicle.

cruce m crossing.

crucificar t crucify.

cruel cruel.

cruento gory, sanguinary.

cruz f cross.

cruzar t or i cross; fold (arms, hands).

cuaderno m fascicle, section, part (of unbound book).

cuadrar i square, fit, harmonize, correspond; befit, suit (a).

cuadrilátero m quadrilateral.

cuadrito m little picture.

cuadro m picture.

cual such as, like a; (after tal, tan) as; el—— who, which; tal para—— six of one and half a dozen of the other (usually disparaging); —— si as if; cada—— each one; cuál which.

cualidad f (esp. individual) quality.

cualquier[a] (positively) any, anybody, any whatever, anybody whatever, any and every, anybody and everybody, any no matter what; —— que whatever; un—— a nobody.

cuan as ... as; after tan as; cuán how.

cuando when; since; if; as prep. c. at the time of; —— menos at least; de vez en—— from time to time.

cuanto as much as, all that, pl as many as; after tanto as; en—— as soon as; en—— a as to; unos—s a few; cuánto how much, freely how, pl how many.

cuartago m nag.

cuarto m quarter; room, apartment; farthing (N 6 34).

cuatro four; indefinitely half a dozen, a few.

cubicularia L. word night-lamp (lucerna cubicularia, Martial).

cubrir t cover; —ierto m 'plate, knife, fork, spoon, bread, and napkin' (A.) at a diner's place; say plate.

cuchicheo m whispering.

cuchillo m knife.

cuchufleta f pleasantry, quip.

cuello m neck.

cuenca f hollow, basin.

cuenta f account, accounting; tener en—— bear in mind; darse—— de (not in A.) realize; tomar por su—— take upon one's self (an affair that would normally be another's).

cuento m story.

cuerda f cord, string.

cuerdo sane.

cuero m leather.

cuerpo m body; corps; de—— entero full-length; estar de—— presente be a corpse at its funeral; a—— de rey in clover.

cuestión f question (topic, not inquiry), dispute, altercation, debate.

cueva f cave.

cuidadito m take mighty good care (con about).

cuidadoso careful, cautious; adv. —mente.

cuidar t, or i w. de, take care, care for, tend; r regard (de), concern one's self; —do m (tener take) care, anxiety, have a care, be careful, look out, O my, O my what, I must say; estar con—do be apprehensive; estar sin—do have no fears.

cuita f trouble, trial.

culebra f snake.

culebrear i twist and turn, meander (A. 'go making S's').

culminante culminating, capital, transcendent.

culpa f fault, (tener, tener la, be to) blame.

culpabilidad f blameworthiness, guilt.

culpable culpable, guilty, party at fault.

cultivar t cultivate.

culto civilized; m worship (in broad enough sense to include, without metaphor, the 'worship' of saints).

cultura f culture.

cumplimiento m fulfillment.

cumplir t fulfill; —do m courteous words, act of courtesy.

cúmulo m pile.

cuna f cradle.

cundir i spread (esp. of liquid soaking in and of popular movement).

cuñado brother-in-law.

cura m pastor, priest; f cure.

curar t cure.

curia f court; lawyers and court officers.

curiosidad f curiosity.

curso m course.

cuyo whose, of which ('of which' may be indistinguishable from, or confused with, adjectival 'which,' N 24 7).


Doña Perfecta

Doña Perfecta

embellishment

por
Benito Pérez Galdós

WITH AN INTRODUCTION AND NOTES BY

A. R. MARSH

VOCABULARY BY

STEVEN T. BYINGTON

The Athenaeum Press
Ginn and Company—Proprietors—Boston—U.S.A.

Doña Perfecta

Produced by Stan Goodman, Miranda van de Heijning, Renald Levesque and the Online Distributed Proofreading Team.

Doña Perfecta

Preface

embellishment

This edition of one of the best known of modern Spanish novels has been prepared for the use of college classes in Spanish that have already mastered the elements of Spanish grammar, but have not yet had much practice in reading. The editor has found by actual experience that it is safe to undertake the story in three or four months from the time when the study of the language is begun, that is, in the second half of the first year's work in the subject. As the book is not a long one, it should be possible to read it entire before the close of the year. Indeed, with an earnest class, even less time than this will be found to suffice.

The novel is printed exactly (save correction of printer's errors) as it appears in the eighth Spanish edition (Madrid, 1896). At the same time, great pains have been taken to make the orthography and accentuation conform in all respects to the standard of the last edition of the Spanish Academy's Dictionary. The Notes are considerably fuller than is customary in college editions of modern works in foreign languages. This has been made necessary in part by the dreadful insufficiency of the existing Spanish-English dictionaries, and in part by the editor's desire to afford the student some aid in dealing with grammatical peculiarities not fully discussed in the more available text-books. As a further help to grammatical study, numerous references have been inserted to Ramsey's Text-Book of Modern Spanish (New York, 1894) and to Knapp's Grammar of the Modern Spanish Language (Boston, 1891).

A.R.M.
CAMBRIDGE, MASSACHUSETTS
March, 1897

In the new impression of this book the accentuation has been conformed to the new (fourteenth) edition of the Academy's Dictionary, a small number of misprints have been corrected, and a vocabulary has been added.

As is stated in the above preface, a considerable part of the notes in the first impression were intended as a partial substitute for a vocabulary. Obviously, the insertion of the vocabulary made such notes mainly superfluous; hence in the present edition such notes as seemed to be mere duplication of the vocabulary are omitted. At the same time it was inevitable that in the work of compiling the vocabulary some additional occasions for making notes were found, and new light was obtained on some places where notes already stood. The result is that the notes in the present impression, though shorter than before, contain (apart from vocabulary matter) more information, and it is hoped that they will at least maintain the reputation which this edition of Doña Perfecta has gained.

Besides the references to the grammars of Ramsey and Knapp, references to Coester's Spanish Grammar (Boston, 1912) are now given.

Doña Perfecta

Introduction

embellishment

The two literary genres in which Spaniards have most excelled are the drama and the novel. Indeed, outside of these two forms, it may be said that no Spaniard has won a literary success of the first order. Thus, in the past six centuries there have been many Spanish poets of real worth; and yet in the list of the world's supreme poets no Spanish name appears. Among the world's great philosophers Spain has no representative, though she has had thinkers of genuine power. She has had no moralist, or historian, or political writer, or scientist of the highest rank. Even religion, which at first sight would seem to be the predominant interest of Spain, has not there inspired any work of universal and permanent appeal to the race. The other nations of the civilized world have at no time derived from Spain a powerful literary impulse in any of these directions. Palestine and Greece and Rome and Italy and France and Germany and England have all had something lastingly valuable to say upon one or more of these matters; but no one would think of turning to Spanish books for the best that has been thought and said upon any of them.

With the drama and the novel, however, the case is very different. Here Spain has had writers universally placed among the great artists of the world. Calderón and Lope de Vega, with the crowd of lesser dramatists of the end of the sixteenth and beginning of the seventeenth century (the period Spaniards call their siglo de oro), produced a body of dramatic literature, which for extent, variety, poetic force, and original national feeling and conception can be compared only with the Greek and the English drama. Of their own motion these poets learned all the essential secrets of the dramatic art. They acquired the faculty of telling upon the stage any story they chose in such a way that it should seem a picture of life itself to their audience; and, at the same time, they managed to fuse with their tales all their accumulated reflection upon men and things, all the various play of fancy, all the fine gold of the imagination, and all the humor, gay or grotesque, which the plain prose of life itself does not contain. Working freely, unawed by classic models whose perfection they would attain, they were easy in their motions, frank of conception, and ready to follow their matter wherever it might lead them. They had no dread of being dull or unpoetical or undignified; the best of them were constantly all these. But for this very reason they were large and free and powerful, scornful of trivial difficulties and obstacles, and able to attain success where all the chances were against them. The thought and feeling, the hopes and aspirations, the delusions and absurdities of Spain in the period of her greatest power and splendor are all mirrored in their verse. Like the Elizabethan dramatists, furthermore, they exacted tribute from all other literatures and spent it as they would. And though their work has seldom the rare distinction of ultimate perfection of form (indeed, in this respect falls below the best Elizabethan standard), no one can read it without perceiving that he is engaged with the rich and vital utterance of artists who are masters of their craft.

Hardly less remarkable than the Spanish drama is the Spanish novel. Obviously, much the same qualities are demanded for success in the one form as in the other; and from the earliest period Spanish story-tellers have known how to do their work well. There are tales in the fourteenth-century collection by Don Juan Manuel, known as El Conde Lucanor, that are as skillfully contrived as could possibly be. In spite of its prolixity, the once famous romance of Amadis of Gaul, which was given its Spanish form in the end of the fifteenth century, must still be regarded as a highly successful piece of narration. At the close of the same century, the often indecent, but never dull 'tragi-comedy' of Celestina (a novel in fact, though dramatic in form) proved its excellence as a piece of literary workmanship by attaining speedily a European reputation. The sixteenth century saw the evolution of so-called novela picaresca, or rogue novel, one of the most important and influential of modern literary forms. And, finally, in 1605 Cervantes published the first part of one of the greatest of modern books, Don Quixote,—a novel in which the art of story-telling is brought to almost unrivaled perfection.

In more recent times, the Spanish novel has, of course, suffered from the general intellectual decline of Spain as a whole. Its originality has been impaired by the inevitable and generally baneful influence exercised by foreign models upon the taste of a people not confident in its own strength and superiority. The eighteenth century, in particular, produced little deserving even casual mention. Yet in no period have evidences of the old power been entirely lacking; and as soon as the intellectual, no less than political, agitations that attended the opening of the present century began, these evidences at once became more numerous and more significant. The task of acquiring modernity has, to be sure, proved longer and more difficult in Spain than in any other great European nation, and the earlier literary work of the century has about it too much of the general spiritual and artistic uncertainty of such a period of confusion and change to possess enduring excellence. But the trained observer can detect even in the unequal and hesitating essays of the first half of our century indications of a renewal of the old skill and of the gradual evolution of a new type of novel, which, while modern in its methods and materials, still allies itself with what is best in the older tradition.

The fruition of this period of growth has been seen since the middle of the century, and to-day Spanish novelists easily hold their own with the best of the world. Indeed, in the opinion of many well qualified to judge, there is in no language at the present time a body of fiction more original, more various, more genuinely interesting than Spanish authors have produced. Juan Valera, Pedro Alarcón, José María Pereda, Armando Palacio Valdés, the Padre Luís Coloma, Doña Emilia Pardo Bazán, and, last, the author of the present volume, Benito Pérez Galdós, have succeeded along very different lines, and with striking independence of manner, in composing a mass of fiction which depicts the real Spain of to-day perhaps more adequately than the novelists of any other country have been able to render their native land. The reader of Valera is filled with perpetual admiration of his fine cosmopolitan scepticism, combined with rich traditional culture of the true Spanish type, rendered in a subtle, gay, delightful style that derives from the purest sources of sixteenth-century Spanish. In Alarcón Spanish irony and Spanish rhetoric (l'emphase espagnole, as the French call it) combine in rarely personal admixture. Pereda studies the crude and homely life of the region of Santander with the care for detail of the most scrupulous realist, but without the hard and brutal curiosity about the merely external that realism adopted as a literary creed seems to bring with it. Valdés and Coloma and Señora Bazán, writing from very different points of view, all reproduce for us with sure touches the sentiments and ideals, the virtues and vices of Spanish society, high and low, urban or rural, of to-day. And Pérez Galdós, the most fruitful of them all, has embraced the entire century in his work, and affords us, on the whole, the clearest and fullest account of the recent spiritual and social life of his nation anywhere to be found.

Benito Pérez Galdós was born at Las Palmas in the Canary Islands, May 10, 1845. The details of his early life are entirely unknown except to himself, his invincible modesty denying them even to personal friends like the writer of the only biography of him (a meagre one) that has appeared, Leopoldo Alas. He studied in the local Instituto, and must have profited by his opportunities, for the literary attainments shown in his novels can have resulted only from persistent labor from youth up. In 1863 he went to Madrid to study law in the University, but with little eagerness for his future profession. He already dreamed of a literary career, and tried the hand of an apprentice at journalism and at pieces for the theatre, none of which, happily, as he has since said, was represented. In 1867, his mind being engaged at once by the revolutionary agitation of his own time, and by the similar interest of the still more violent upheaval in Spain in the first years of the century, he began a kind of historical novel, La Fontana de Oro, in which he undertook to study the inner motives and history of that period, so all-important for modern Spanish history, and to illustrate the detestable character of Ferdinand VII as it appeared in one of his most disgraceful moments. It was four years, however, before the book was completed and published. During this time Galdós had visited France and had returned to Madrid by way of Barcelona, where he was when the Revolution of 1868, which deprived Queen Isabel of her throne, broke out. This he greeted with delight, believing the realization of his conservatively radical political views to be at hand; but he speedily found himself sadly disillusioned. In 1871 his novel appeared, making no sensation, but attracting the favorable attention of a few competent judges. The road was at last opened before him, and he pressed steadily on in it.

His imagination had now become deeply stirred by both the political and the social aspects of the great period of the awakening of Spain, when, to begin with, she freed herself by heroic efforts from the Napoleonic tyranny, and then made her incipient advances towards modernity in the face of the opposition of the representatives of her traditional religion and of her outworn social order. In 1872 he had completed a second novel, El Audaz, in which a phase of the struggle earlier than that studied in La Fontana de Oro, was his theme. Then, taking a suggestion perhaps from the success of the historical novels of Erckmann-Chatrian, he began a succession of consecutive tales, Episodios Nacionales, as he called them, which, in two series, cover the whole agitated time from the Battle of Trafalgar in 1805 down to the death of Ferdinand VII in 1833. Each series has its hero, whose fortunes afford a slender thread binding the tales together, and whose participation in the successive events or crises of the War of Independence and of the reign of Ferdinand VII enables the author to give these events their proper setting in the political and social movements of the period. Naturally, there is great inequality in the execution of so long a list of tales (twenty in all), and the reader's attention at times flags. Yet the care with which Galdós studied his material, acquainting himself with the minutest details of the history of the time, and the skill as a narrator that rarely fails him, make the Episodios Nacionales incomparably the best documents in which to obtain a true understanding of one of the greatest movements in the life of a great and interesting nation.

Before he had concluded the Episodios Nacionales, however, Galdós had begun to feel the attraction of an even deeper and more significant movement,—that of the modernization of the Spain of the present day. Here, to be sure, the situations are less famous and picturesque, the part of action is diminished, and patriotic emotion is less evoked; but the struggle to be studied is none the less violent and profound. For readers of our time this struggle perhaps gains in interest from being rather inward than outward, and from demanding of him who paints it rather a study of souls than the delineation of stirring events. In few countries has the clash between the new and the old been so violent, or the adjustment to the new produced so many and so startling incongruities as in Spain. The deadly antagonism of the traditional religious and social feeling of the race towards the whole modern manner of thinking, the ruinous effects of a first taste of modern luxury upon those who come ignorantly and blindly under its spell, the agitations of minds whose moral continuity has been broken by ill-understood freedom of speculation, the disasters produced by political or social ambitions aroused in those grotesquely unfit for their attainment,—in short, the illusions, the vain hopes, the failures, the despairs, the hates, the woe which every great movement of the Zeitgeist inevitably causes in every nation, these are the themes which Galdós has of late found irresistibly attractive, and to which he has devoted much the richest and strongest part of his work.

The first novel in which the new interest was predominant was the present book, Doña Perfecta, finished in April, 1876. In it Galdós brought the new and the old face to face: the new in the form of a highly trained, clear-thinking, frank-speaking modern man; the old in the guise of a whole community so remote from the current of things that its religious intolerance, its social jealousy, its undisturbed confidence and pride in itself must of necessity declare instant war upon that which comes from without, unsympathetic and critical. The inevitable result is ruin for the party whose physical force is less, the single individual, yet hardly less complete ruin for those whom intolerance and hate have driven to the annihilation of their adversary. The sympathies of the author, as his closing sentence shows, are with the new, but his conscience as artist has none the less compelled him to give to the old its right of full and fair utterance.

The same ignorant or stubborn religiosity, negative for good, working evil for all affected by it, has been studied by Galdós in two subsequent novels, La Familia de León Roch and Gloria, which are generally reputed to be, with Doña Perfecta, the greatest of his works. Gloria, in particular, has received great and deserved laudation, in spite of some looseness and unevenness of the technique due to the rapidity with which it was written (the first part in hardly more than a fortnight, the author tells us). The theme is not unlike that of George Eliot's Daniel Deronda, one of the protagonists being an English Jew, with the profoundest attachment to the traditions of his race, the other a Spanish girl, in whom the faith of her fathers is an ineradicable instinct. Few finer and more tragic situations have been imagined by moderns than this. No less tragic, though less poetic, is the ruin of León Roch, weighed down by the burden of an insanely bigoted wife.

Other groups of novels deal with the other aspects of the modern society of Spain of which mention has been made. In one group we have the disasters caused in lowly homes by the vanity of women who have caught a glimpse of the pleasures of the rich, and pitilessly demand them. The poor official, out of a place, in Miau, is goaded to suicide by the exactions of his wife and daughter and sister-in-law. In La de Bringas we have the squalid intrigues of a family on the edge of 'high life' and striving to get within it. El Amigo Manso loves, and is exploited for her social advantage by the woman whom he loves. A second group of tales deals with the hard question how the woman, left to her own resources and without income, shall find her support. Here belong Fortunata y Jacinta, La Desheredada, Tristana, and Tormento. It is the pathos of this problem, not its unseemly and revolting details, that impresses Galdós and that he strives to convey. And finally, there should be mentioned those stories in which Galdós shows us the beauty and uplifting power of natural sentiment, as Marianela; or the positive and beneficent results that may come from a certain pure and unbigoted, though somewhat mystical, religious feeling, as Angel Guerra, Nazarín, and Halma.

It is clear from the above hasty survey of Galdós' work that there runs through it all a profound moral sentiment, a sense of the tragedy of modern life, an impatience of the irremediable and hopeless contradictions in which ignorance and intolerance involve us. At the same time, it should not be supposed that the general impression produced by his novels is gloomy and forbidding. On the contrary, few modern writers show so constantly the play of a free and wholesome humor, or in more manly fashion take life as it comes, without tears or whining. He does not strive nor cry; nor does he moralize. He shows us life as it appears to him in a critical period of his nation's history, unfolding it before us in its incessant variety, and not debauching us by lessons of unmanly pessimism any more than by alluring optimism. And to give to his work its final and irresistible claim upon us, he is the master of a singularly rich and virile style—a style not modeled upon a fad, but expressive of the whole nature of the man; capable of eloquence, of wit and humor, of anger and scorn; now simple and unadorned, now laden with a burden of reflection and of the great traditional memories, literary and other, of the race. The Spanish purists have indeed declared this style to be far from impeccable, and this is altogether probable. But none the less it has something much more important than impeccability; it has life and strength, and, when its master pleases, beauty.


Doña Perfecta

chacó m shako.

charla f chatter.

charlar i talk (A. 1, 'much and pointlessly'; 2, 'for mere pastime'), chatter.

charlatán chatterer, gabbler, prater.

charolar t japan.

chasquido m whiz, crepitation, click.

chaveta f forelock, key; perder la—— c go off one's nut.

chico little; boy.

chichear i chirrup (A. as token of displeasure, e.g. at theater).

chillón strident, shrill.

china f pebble.

chiquillo d of chico.

chirrido m strident noise, scraping, creaking.

chisme m (bit of) gossip; gimcrack.

chismoso gossiper, gossipy.

chispa f spark; acumen, brightness.

chispilla f d of chispa.

chiste m witticism, joke; facetiousness, wit.

chocante clashing, harsh, jarring, repellent, offensive.

chocar i strike, hit (con against).

chocarrería f (piece of) buffoonery.

chocolate m chocolate.

chopo m black poplar (tall).

choza f hut, booth.

chuchería f knickknack.

chupar t suck.

chusma f gang (when said of respectable people it is 'slang,' A.).


D. = Don.

dama f lady (f. of caballero).

danza f dance; c (ill-contrived) affair, doings, carrying on.

dañado evil, wicked.

daño m damage, harm, injury.

dar t or i give, deal (blows etc. acc. or de); take (a walk etc.); run (one's head against the wall con la cabeza en la pared); land; strike; me da I am taken with, I am taken with a fancy, cf. N 38 6; —— en tierra con floor, swamp, make away with; —— con el cuerpo en get into, come to; —— por consider, deem, take, profess, acknowledge; —— diente con diente have one's teeth chattering.

dársena f dock.

Darwinismo m Darwinism.

dato m datum, item of information.

de of, from; made of; one of, among; in; than; w. inf. to; superfluous in phrases like el bueno—— D. Juan; tr. by possessive case, or by attributive use of noun, as sala—— periódicos periodical room; —— fuego all on fire; los—— dentro the persons inside; hay ... de ... there are ... and ...; es—— notar it is to be observed.

deán m dean.

debajo adv under; prep w. de.

debate m debate.

deber t owe; ought, should, must, have to, is to; r be due, be the due of; m duty; —— de must in sense of it is presumable; no—— de cannot in the like sense.

débil weak.

debilidad f weakness.

decadencia f decay, decadence.

decaer i fall off, deteriorate.

decente decent, seemly.

decidir t decide.

decir t say, tell, utter; es—— that is to say; digámoslo así so to speak; cuando digo que to think that, just think; bien dice is right in saying, is right in thinking, bien decía yo I knew; dicho said, the said, that; mejor dicho one might better say, or rather; dicho se está it goes without saying; con lo cual dicho se está which is as much as to say.

decision f decision, determination.

declaración f (dar make) declaration.

declarar t declare.

declinar t decline.

decoroso decorous; adv. —mente.

decreto m decision, warrant, decree.

dedicar t dedicate, devote.

dedo m finger.

defectillo m little defect.

defecto m defect.

defender t defend, maintain.

defensa f defense.

defensor defender.

definir t define.

definitivo definitive, positive, for good; adv. —mente.

deforme misshapen, unsightly.

degeneración f degeneracy.

degollar t cut the throat of; cut off the head of.

degradar t degrade; put out of caste.

dehesa f pasture.

dejar t leave, let; leave off (de); (w. de and inf.) cease to, fail to, leave un-; —— de la mano let slip, neglect; no—— de, sin—— de, all the same, at any rate; —— hacer let alone, let one do as he will; —se ver show one's self.

dejo m leaving; taste left in the mouth; (not in A.) remnant.

del = de el.

delante before one; —— de before.

delantera f front; (the) start (N 12 5).

delegación f delegation, authorization.

delegado delegate.

deleitar t delight; r take delight, go into raptures, feel a gusto.

deleite m delight (subjective), gusto.

delgado thin, slender.

deliberado aforethought, deliberate; adv. —mente.

delicadeza f delicacy.

delicado delicate (de in).

delicia f delight (objective).

delincuente delinquent.

delirio m delirium.

delito m crime.

demagogia f ochlocracy, mob rule.

demagógico demagogic.

demanda f demand.

demarcar t delimit, mark off, draw the line.

demás other, the rest, anything else, pl anybody else; por lo—— however.

demasiado too.

demente demented, infatuated, daft.

demonche m c (not in A.) devilkins.

demonio m demon; euphemistic for devil; váyanse con mil—— s see dios and N 1 17.

demostración f demonstration, manifestation.

demostrar t demonstrate, manifest.

demudar t alter.

dentro within, inside; prep. w. de.

denunciar t denounce, inform against.

deplorable deplorable, lamentable.

deplorar t deplore.

depositario m depository.

depósito m station, store.

depurar t purify, get pure.

derecha f right, right hand; adv (A. derecho) straight, straight on.

derechito d of derecho.

derecho straight; right; a—as aright, rightly; m right.

derramamiento m shedding.

derramar t shed.

derretir t melt.

derribar t pull down, knock down, strike down, break down.

derribo m pulling down.

derrochar t squander.

derrotar t rout.

desacorde out of tune, incongruous; adv. —mente.

desacuerdo m disagreement.

desafiar t challenge.

desafio m challenge.

desafuero m misdeed, malefaction.

desagradable disagreeable.

desagradar t be disagreeable to.

desagraviar t make amends to, put one's self right with, appease.

desahogar t ease, relieve.

desahogo m relief, easement, comfort.

desairar t slight; —do ignominious, unseemly.

desaire m (hacer show) slight.

desalado as fast as his feet will carry him.

desaliento m nervelessness.

desalmado conscienceless, coldblooded, fiendish.

desamparar t leave without protection, cease to stand by; —do unsheltered.

desaparecer i disappear.

desarmar t disarm.

desarrollar t develop.

desasir t loose.

desasosegar t perturb.

desasosiego m perturbation.

desastroso untoward, unhappy.

desatar t untie.

desatino m nonsense, piece of nonsense, act of senselessness.

desavenencia f disagreement, disharmony, misunderstanding, jar.

desayuno m (light) breakfast.

desbancar t supplant (in love etc.), cut out.

desbordar i overflow, get beyond bounds.

descalzo barefoot; barefooted friar, barefoot brother.

descansar i rest.

descanso m rest (a from).

descarado impudent; adv. —mente.

descargar t discharge (at, properly en, contra, sobre; fig. dat.), disburden; bring down (a violent blow).

descastar t exterminate; (not in A.) deracialize, unbreed; —do unresponsive to affection etc.; perhaps say surly.

descendente descending, down.

descender i descend.

descolgar t take down (thing hanging).

descolorido colorless, pale, pallid.

descomponer t decompose; throw into confusion; —uesto indecorous, uncivil.

descomunal uncommon.

desconcertar t disconcert.

desconcierto m discomposure, dissidence, indiscretion.

desconfianza f mistrust.

desconfiar i be mistrustful, have no confidence (de in).

desconocer t be unaware, not recognize; —ido unknown, in the background, covert, stranger.

desconsolado broken-hearted, inconsolable; adv. —mente.

descontento ill pleased, little pleased, discontented.

descortés discourteous.

descrédito m discredit, lack of confidence.

descreído disbelieving, unbeliever.

descreimiento m disbelief, unbelief.

describir t describe.

descripción f description, describing.

descriptivo descriptive.

descuartizar t cut into quarters, cut up.

descubrir t uncover, expose, discover; al—ierto openly, exposed.

descuidar i be careless, be negligent; not worry.

descuidillo m little oversight.

descuido m oversight.

desde prep from, beginning from, since, from ... on; for (length of time past); —— que from the time when, since, as soon as, after.

desdén m disdain.

desdichado unlucky; c timid, guileless, mollycoddle, easy mark.

desear t desire, wish.

desechar t reject, lay aside.

desembarazar t disencumber, relieve.

desempeñar t redeem, clear, fulfill; play (such and such a part).

desempeño m carrying out.

desenfreno m unbridling; breaking of bounds, license.

desengaño m disappointment.

desenmascarar t unmask.

desenojar t placate, appease, make up with.

desenterrar t disinter.

desentrañar t disembowel; thresh out (a question).

desenvainar t unsheathe.

desenvoltura f free-and-easiness, unconstraint.

deseñorar t unlady.

deseo m desire.

desesperación f desperation, fury, utter vexation; despair.

desesperar t drive to despair; get out of patience; —do desperate, in despair.

desfallecer i grow faint.

desfallecimiento m weakening; fainting.

desfavorable unfavorable.

desfigurar t disfigure, disguise.

desgarbado ungraceful, ungainly, uncomely.

desgracia f misfortune.

desgraciado unlucky.

deshecho stormy; agonized.

deshonra f dishonor.

deshonrar t dishonor.

designio m design.

desistir i desist, break off, give up.

desliz m slip.

deslizar i slip, slide.

desmayar i grow faint, r faint; —do faint.

desmayo m fainting fit, swoon.

desmejorar t damage; me desmejora I am the worse for.

desmentir t give the lie, impugn.

desmerecer i lose, fall ('lose part of its merit or value' A.).

desmoralización f demoralization, demoralized condition.

desmoralizador demoralizing.

desnudo naked, bare.

desobedecer t disobey.

desobediencia f disobedience.

desolación f desolation.

desolado desolate.

desollar t flay, take off the skin.

desorden m disorder.

desordenar t disorder.

despabilado wide-awake.

despacio leisurely, lingeringly, (not in A.) at leisure; gently, go slow.

despacito intensive d gently.

despachar t dispatch; do for (kill); get off one's hands; —— pronto make quick work (of it), be quick.

despacho m office.

desparpajo m flippancy.

desparramar t sprinkle.

despechar t c wean.

despedazado dilapidated.

despedir t let fly; dismiss, send off; give off, emit; r take leave.

despegado ungracious, cold (in manner).

despego m coldness.

despejado clear, clear-headed; (not in A.) broad.

despensa f pantry.

despeñadero m precipice.

desperdigar t scatter.

desperezar r get one's self awake, bring one's self to life, N 131 23.

desperfecto m impairment, detriment.

despertar t or i wake, awake, wake up.

despiadado pitiless, inhuman.

despierto awake, up.

desplegar t unfold, display.

desplome m crashing down.

despojar t rob, strip; give up (de).

despreciar t despise, treat with contempt.

desprecio m contempt, display of contempt.

desprender t disengage, sever, break (away).

despreocupación f unprejudicedness; (not in A.) recklessness.

despreocupado unprejudiced; (not in A.) reckless.

desprestigiar t spoil one's reputation.

desproporcionado disproportionate, proportionless.

despropósito m absurdity, incongruity.

después after that, afterward, later, then; —— de after, next to.

destacar t detach; r stand out.

destinar t destine, intend (a for, to).

destinejo m shabby place under the government.

destino m(esp. government) job, position.

destitución f dismissal (from office etc.).

destituir t remove (from office), dismiss, get dismissed.

destreza f skill.

destrozar t knock to pieces, shatter.

destrucción f destruction.

destruir t destroy, do away with.

desvanecer t dispel; turn one's head; r vanish, evaporate; grow dizzy, one's head swims.

desvencijado enfeebled, rickety.

desventura f mischance.

desvergonzado shameless.

desvío m ungraciousness.

detallado detailed; adv. —mente.

detalle m detail.

detener t stop, retain; —idamente deliberately, without hurrying, taking time to go into the matter. detenimiento m deliberation, circumspection, (time spent in) heedfulness, heed.

determinación f (tomar come to) resolution.

determinar t determine; r make up one's mind.

detestable detestable.

detractor detractor.

detrás de back of; after.

detuve see detener.

deuda f debt.

deudo kinsman, relative.

deus L a god; D—— God.

devoción f devotion, devotions.

devolver t restore, return.

devorar t devour.

devoto devout, devotional, devoted.

día m (de by) day; es de—— it is daytime, it is daylight; en mis—s in my life; cada—— day by day; buenos—s good morning (familiar greeting at any daylight hour); hoy—— at this day.

diablo m devil.

diablura f deviltry, mischief, devilish trick.

diabólico diabolical.

dialéctica f dialectic.

diálogo m dialogue.

diario daily; adv. —mente.

dibujar t draw.

dibujo m drawing.

dice see decir.

diciembre m December.

dictar t dictate.

dicha f happy lot, happiness, good fortune.

dicho ptc of decir.

dichoso happy, lucky; c plaguy.

diente m tooth.

diestro skillful.

diez ten.

diferente diverse, different.

difícil difficult, not easy.

dificultad f difficulty; objection.

difundir t diffuse, shed.

dignar r deign, be pleased to.

dignidad f dignity, self-respect.

digno worthy.

digo see decir.

dije see decir.

dilación f delay.

dilatar t prolong.

diligencia f diligence; c chore, job, errand.

diligente diligent.

diluvio m flood, deluge.

dinastía f dynasty.

dinero m money.

dió see dar.

dios m god; Dios God, in exclamatory phrases mostly heaven, goodness, gracious, mercy, the force not being usually such as 'God' conveys in Eng.; may designate the sacramental wafer; hombre de D—— man alive; vaya Vd. con D——, quede Vd. con D—— , good-by; todo sea por D—— never mind, I won't complain, God's will be done; de D—— 'c copiously, in great abundance' A..

diplomático diplomatic, diplomat; c sly-boots (de in).

diputado m deputy, representative in the Cortes.

dirección f direction, course.

directo direct, straight; adv. —mente.

director director.

dirigir t direct, address, guide, superintend; r turn, turn one's steps, address one's self, apply.

disciplina f discipline.

discorde discordant.

discordia f discord, dissension.

discreción f discretion.

discreto discreet; bright, witty, nimble-witted.

disculpable excusable.

disculpar t exculpate, exonerate; excuse, make allowance for.

discurrir i discourse, reflect, meditate; rove, stray; t think up.

discurso m discourse, tract, speech.

discusión f discussion.

discutir t discuss.

disertar i dissert, canvass the question.

disforme misshapen; monstrous.

disgregar t segregate, part, separate.

disgustar t displease.

disgusto m annoyance.

disimular t dissemble, conceal; —do covert, surreptitious, adv. —mente.

disimulo m dissimulation, surreptitiousness.

disipar t dispel; r melt away.

disonancia f dissonance.

disparadero m trigger; en el—— de ready for ... on the slightest impulse.

disparar t discharge, fire, let fly (w. person as subject;

despedir w. gun etc. as subject); (not in A.) fire on, fire at.

disparatado ill-assorted, incongruous.

disparate m absurdity, unreasonable thing, (piece of) bosh.

dispensar t dispense, excuse, excuse for.

dispersar t disperse, scatter.

disperso dispersed, scattered.

displicencia f coldness, indifference.

disponer t arrange, dispose; prepare; direct; —uesto (Gall.?) willing, inclined, ready.

disponible available.

disposición f disposition; disposal; condition; aptitude; executive ability; en—— in a position, in a condition, able.

disputa f dispute.

disputar t or i dispute (a thing acc. with a person dat.).

disquisición f disquisition.

distancia f distance.

distante distant, remote.

distinguir t distinguish.

distinto distinct, adv. —mente; different, adv. de—— modo.

distracción f distraction, occupation for the mind, (bit of) absent-mindedness.

distraer t distract, divert one's attention; —ido absent-minded.

distrito m district.

disturbio m disturbance.

disuadir t dissuade.

ditado obs for dictado dictate.

divagar i ramble.

diversidad f diversity, variety.

diversión f diversion.

diverso divers, diverse, various, different.

divertir t amuse; —do merry, sportive; amusing; estar—do have a good time.

dividir t divide.

divino divine.

do = donde, N 126 13.

doble double, twice as great.

doce twelve.

docena f dozen.

docto learned.

doctor doctor (not = médico except c.).

doctorcillo little doctor.

doctrina f doctrine.

documento m document.

dogma m dogma.

dolor m pain.

dolorido pained, woe-begone.

doloroso painful, woeful, dolorous.

doméstico domestic, (of the) household.

domicilio m domicile.

dominar t dominate; master.

dómine m c dominie, teacher of Latin.

domingo m Sunday; D—— Domingo, Dominic.

don m (1) Mr., Esq. (title, before Christian name, for any gentleman; señor, before any name, for any man); (2) gift.

doncella f maiden, respectable girl; maid.

doncellez f virginity.

donde where; before inf. of purpose often untr.; en—— where; a—— to what point; de——, desde—— , whence; por dónde how (by what route).

Donna Marine French form for Doña Marina.

doña f lady; Lady, Madam; cf. don.

dorar t gild.

dormir i sleep, be asleep; r go to sleep; —do asleep, sleeping.

dormitorio m sleeping-room.

dos two, a couple of; nos a los—— the two of us.

dote m or f dowry, endowment.

dragón m dragon.

droga f drug.

duda f doubt; poner en—— throw doubt upon.

dudar i or t doubt.

dudoso dubious, doubtful, to be doubted.

duende m goblin, spook, bogle.

dueño master, owner.

dulce sweet, agreeable, mild, complacent.

dulzura f sweetness, amenity, pleasantness, gentleness.

duque m duke.

duquesa f duchess; gran—— grand duchess.

duradero lasting, durable.

durante during, for.

durar i (lo que how long) last (mucho long, poco not long, lo que as long as).

dureza f hardness, harshness, sharpness.

Durlindana f Durendal, N 167 7.

durmiente sleeping, slumbering.

durmió see dormir.

duro hard, harsh, stern; m duro, peso, dollar.


e and (used before i or y).

eclesiástico ecclesiastical; m ecclesiastic, churchman.

eco m echo; de menos—— that make less noise.

echar t throw, emit, pour out, put (de out of), put out, put on, send ('general-utility verb,' Bassett); i take to (por path, a inf.), start; r burst out, take to; —— de menos miss; —la de,—sela de, set up for a; —se a la calle,—se al campo, N 162 1;—— mano a lay hands on.

edad f age; E—— Media Middle Ages; de—— elderly.

edición f edition.

edificación f edification.

edificante edifying.

edificar t build, build up.

edificio m building.

educación f education.

educar t educate, bring up.

efectivo actual, in fact; adv. —mente.

efecto m effect; en—— in fact.

eficaz efficacious, efficient.

egoísmo m egoism.

egregio eminent, notable.

eh soho, hey.

ejecutar t execute.

ejemplar exemplary; m copy, specimen.

ejemplaridad f (not in A.) dutifulness.

ejemplo m example.

ejercer t exercise, practice.

ejercicio m exercise.

ejército m army.

el, la, lo, the; lo the ... thing, what is, the—ness; —— 60 '60, in '60; —— de that of, he of, the man with,—'s; lo de that about, the matter of, that of—'s; —— de siete años the seven-year one; las de Cirujeda the Cirujedas (female; Señora de C. and her daughters or sisters); —— que he who, that which; las dos two (o'clock); por lo by being so; lo fuerte que había dicho (his) having spoken so strongly.

él, ella, ello, le, la, lo, he, she, it; lo so, sometimes untr.; la, las, N 7 16; ello es it is a fact; los hay there are some; la tiene he has such a thing.

elección f election.

electoral electoral, of the elections.

electricidad f electricity.

elegancia f elegance.

elegir t select; —do elect.

elevación f elevation.

elevar t raise, exalt; —do lofty.

Elíseo Elysian; Campos—— s (1) Elysian Fields, (2) Champs-Élysées.

elocuencia f eloquence.

elocuente eloquent.

elogiar t eulogize.

elogio m eulogy.

ella, ello, see él.

emanación f emanation.

emanar i emanate.

embarazo m embarrassment.

embarazoso embarrassed, embarrassing.

embarcar t embark.

[embargo m obs. impediment]; sin—— nevertheless, notwithstanding.

embaular t pack in.

embelesar t fascinate, absorb, passive be all taken up (with).

emblema m sometimes f emblem, device, crest, N 220 6.

embrazado on one's arm (shield etc.).

embriaguez f drunkenness.

embrollar t tangle, tangle up, involve, confuse.

eminencia f eminence, eminent man.

eminente eminent, distinguished.

emisario emissary.

emoción f emotion.

empalagoso sickening, fulsome.

empalme m dovetailing; junction.

empaque m air, N 32 21.

empaquetar t stow, pack ('in bales, boxes, or other packages (paquetes)' A.).

emparentado related, connected (con with, to).

empedrar t pave.

empeñar t mortgage, obligate; r insist (en on,

en que that); mediate.

empeño m obligation, eagerness, determination (en, de, to); strong desire.

emperador emperor.

emperegilar (A. emperejilar) t bedeck, bedizen, dress up finely.

empezar t or i begin (por with).

empinar t exalt; r tower.

emplear t employ, make use of (refers more simply to the thing done, less to its relation as means to an end, than valerse; the accusation that methods are criminal uses emplear 134 16, the defense that the end was good uses valerse 136 18; emplear also in passive where its reflexive synonyms could not be used), spend; —do official, clerk.

empleo m employment.

empleomanía f craze for office.

empolvar t cover with dust.

empollar t hatch.

emprender t undertake.

empujar t push.

empuje m push, pushing.

empuñar t grasp.

en in, into, at, during, among, on; de ...—— from ... to.

enamorado in love (de with), lover.

enano dwarf, dwarfish.

encaje m lace.

encaminar t guide, direct; r bend one's steps, make for.

encanallamiento m debasement, demoralization.

encantador charming, bewitching, entrancing.

encantar t charm, enchant.

encanto m enchantment.

encarar i confront (con).

encarecer t put a high value on, cry up, extol, magnify.

encargar t charge; order.

encargo m commission, order.

encarnación f incarnation.

encarnado red.

encender t set on fire, inflame, light; —ido (very) red, fiery red.

encerrar t shut up; lock up, lock one's door.

encierro m shutting in, locking up, seclusion, reclusion.

encima above, over, over one, on top; prep. w. de, but de—— off from (from on top of).

enclavar t nail on; (not in A.) plant.

encomiado laudatory, of laudation.

encomienda f encomienda, N 192 12.

encomio m encomium.

encono m dudgeon.

encontrar t meet with, hit upon, come upon, find, encounter.

encrespar r roughen, rise (sea).

encrucijada f street-corner.

encubridor concealer; that plays the stalking-horse.

encubrir t cover up, screen; —ierto covert.

encuentra see encontrar.

encuentro m meeting; al—— de, al—— a, to meet.

encharcar t flood, cover with water.

enderezar t straighten.

endiablado c fiendish.

enemigo enemy, hostile.

enemistad f enmity.

energía f energy.

enérgico energetic; adv. —mente.

enfadar t fret, offend, provoke, anger, get angry.

enfado m vexation.

enfadoso vexatious.

énfasis m or f emphasis.

enfático emphatic; adv. —mente.

enfermar i fall ill, be taken with disease; t blight, cause disease in.

enfermedad f disease, illness.

enfermizo sickly, unhealthy.

enfermo sick, ill.

enfrente facing one, face to face with one (de).

enfriar t chill.

enfurecer t enrage, infuriate.

engañar t deceive, cheat, humbug; r be wrong, be mistaken (A. 'equivocarse'; but at 46 1, 21, equivocarse is the milder term, more courteous to a lady); llevarse —da inveigle.

engaño m deceit, fraud; mistake.

engañoso deceptive.

engendrador generator, parent.

engendrar t engender, beget.

engolfar i put out to sea (out of sight of land), launch out; t involve, carry away.

engordar t fatten, make fat.

enjaezar t adorn (a horse).

enjambre m swarm (of insects).

enjugar t wipe away.

enlazar t knot, clasp, link.

ennegrecer blacken; r grow black.

enojar t anger, provoke; —do angry.

enojo m anger, pique, umbrage, indignation (A. 'enojo: emotion which causes ira' and 'ira: passion which moves to indignación y enojo').

enorme enormous, monstrous.

enormidad f vastness; enormity.

enredadera f twining vine, climber.

enredador mischief-maker.

enredo m entanglement; fraud, chicanery, trickery; plot.

Enriqueta f Henrietta, Harriet.

enroscar t curl up.

ensalada f salad.

ensalzar t exalt, extol.

ensanchar t broaden.

ensartar t string, string together.

enseñanza f instruction, education.

enseñar t show, exhibit; teach.

enseres m pl implements, furnishings.

ensillar t saddle.

ensimismado absorbed in one's own thoughts.

ensoberbecer t get conceited.

ensueño m dream.

entablar t set (chessmen), start (business etc.).

entalle m ('obs.' A.) carving, relief.

entena f lateen yard, N 167 9.

entender t understand (words, acc., the sense being catch, take in; affairs, de; also de about); mal —ido mistaken; dar a—— make it understood, give intimations.

entendimiento m understanding, intellect, mind.

enterar t inform.

entereza f integrity; determination.

enternecimiento m movement toward tenderness; relenting.

entero entire; adv. —mente.

enterrar t bury.

entonar t pitch, strike up.

entonces then.

entorpecimiento m stupefaction, dullness; hampering, impediment, check.

entrada f entrance.

entrambos both.

entrañable dear, tender; adv. —mente.

entrañas f pl bowels, viscera; de mis—— my own (child).

entrar i enter (en of place, por of path; also en upon), go in, run into, come in, come on; t put in; take possession of; me—ó por el ojo derecho I was taken with him.

entre between, among, amid; —— los dos etc. between us etc.; —— Ramos y yo Ramos and I between us.

entrecortado broken.

entregar t hand over, give up.

entresacar t pick out.

entretener t entertain, amuse; —ido entertaining.

entretenimiento m entertainment.

entrevista f interview.

entristecer t sadden, grieve, cause sadness to.

entroncar i marry into the family of (con).

entusiasmar t enthuse, get enthusiastic, move to enthusiasm.

entusiasmo m enthusiasm.

entusiasta enthusiast, enthusiastic.

enumeración f enumeration.

envalentonado in high feather, in a roistering mood.

envanecer t inflate, puff up.

envejecer t age, make older.

envenenar t poison.

enviar t send.

envidia f envy.

envidiable enviable.

envidiar t envy.

envidioso envious.

envoltorio m roll, bundle (cloth etc.).

envolver t wrap (en los dedos around the fingers), wrap up.

épico epic, Homeric, heroic.

epicúreo Epicurean, epicurean.

epigrama m epigram.

episcopal episcopal, bishop's, of a bishop's see.

época f epoch.

equilibrio m equilibrium.

equipaje m baggage, luggage.

equivaler i be equivalent.

equivocación f mistake.

equivocar r be mistaken; make a mistake, make mistakes.

era verb see ser.

era f threshing-floor.

ergo tua rura manebunt L so thy fields shall be left thee.

erguir t raise (head).

erizar r stand on end (hair etc.).

ermita f hermit's chapel.

errar t miss; r err; —do erring, mistaken, adv. —mente.

erróneo erroneous, mistaken.

error m error.

erudición f erudition.

erudito erudite, learned, man of learning.

erupción f eruption.

es see ser.

escabechar t pickle; do for, kill (A. 'in hot blood, usually with steel').

escalera f stairs, stairway.

escalón m stair (step).

escandalizar t scandalize.

escándalo m scandal; row, racket.

escapar i escape.

escape m escape, hasty flight; a—— at full speed.

escarbar t paw, scratch in.

escarmentar t chastise.

escasear i fail, fall off, give out.

escaso scanty, slight.

escena f scene.

escenario m stage.

esclarecido illustrious.

escoba f broom.

escoger t choose; —ido select, chosen.

escolástico scholastic.

escollo m reef, sunken rock.

esconder t hide, go into hiding; —ido recondite, in hiding.

escondite m hiding-place; hide-and-seek.

escondrijo m hiding-place, hidden recess.

escopeta f gun.

escribano m notary public, clerk of court.

escribir t write.

escritor writer.

escritura f writing.

escrúpulo m scruple.

escrupulosidad f scrupulousness.

escrupuloso scrupulous, punctilious.

escuadra f square (as tool), T-square, draftsman's triangle.

escuadrón m squadron (cavalry, not navy).

escuchar t listen to.

escudero m squire.

escudo m shield.

escudriñar t scrutinize, probe.

escuela f school.

escueto bare.

escultor sculptor.

escultura f sculpture.

escupir i or t spit (on, dat.).

escurrir i slide; r slide; slip out.

ese, eso, that (where you are; what you speak of; you know what; or less remote than aquel); N 1 9; eso es that's it, that's right, just so; a eso de (of hour) about.

esencia f essence.

esfera f sphere.

esforzar r endeavor, strive (a, en, por, to); —do valiant.

esfuerzo m effort, endeavor.

esgrimir t ply (as sword in fencing); say level at one.

esmerado careful, scrupulous, attentive, fine.

esmero m nicety.

espacio m space.

espada f sword.

espalda f mostly pl back (above waist); de—— s from behind; por la—— in the back.

espantable 'espantoso' A.; 125 31 of remoter hearsay, espantoso 50 12, 98 7, of observed or accredited fact.

espantar t frighten.

espanto m fright.

espantoso frightful.

España f Spain.

español Spanish, Spaniard.

españolismo m Spanishness.

espartano Spartan.

especie f sort (esp. in phrase una—— de), species; (loose) statement, story.

espectáculo m spectacle.

espejo m mirror.

espejuelos m pl spectacles.

espera f faculty of waiting, self-restraint.

esperanza f hope; expectation.

esperar t hope, expect; await, wait for; i wait; tan—do so long-awaited.

espeso dense.

espesura f density; thicket, mass (of trees etc.).

espiar t spy on, shadow.

espigar r shoot up (young person in growth); treated as passive in 86 23.

espina f thorn.

espinazo m spine, backbone.

espionaje m; espionage, spying.

espiritismo m Spiritualism.

espíritu m spirit, genius.

espiritual spiritual.

espléndido splendid.

esplendor m splendor.

esplendoroso resplendent.

espolear t put the spurs to.

espolique m running footman.

esponja f sponge.

espontaneidad f spontaneity.

esposo husband; also, according to A., betrothed.

espuela f spur.

esquela, esquelita, f billet, note.

esquila f (good, bell-shaped) (cow-) bell.

esquilón m bell (calling the clergy; smaller than campana).

esquina f corner (outside).

est L is, there is, he etc. is.

establecer t establish, fix, post.

establecimiento m establishment.

estación f station.

estado m estate, state, condition; —— mayor staff.

estambre m warp; (a certain quality of) wool, yarn; staple.

estampa f stamp, type; print; dar a la—— have printed.

estampido m bang, crash.

estancar t obstruct (stream); —do stagnating.

estancia f quarters, room.

estanque m pond.

estante m bookcase.

estar i be (especially at a given time) (que so that); not auxiliary of passive; r stay; —— a visitar be visiting; ¿—mos? see? understand?

estatua f statue.

estatura f stature.

este, esto, this; the latter; N 1 9.

este m east.

Esteban m Esteban, Stephen.

estepa f steppe.

estera f mat.

Estigio Stygian.

estigma m stigma.

estilar r be in style.

estilo m style.

estimable estimable, esteemed.

estimar t esteem, appreciate.

estimular t stimulate.

estirar t stretch.

estorbar t interfere with (le ... que hablase his talking), bother, disturb.

estrago m (sg or pl) havoc.

estrangular t strangle.

estrategia f strategy.

estratégico strategic; (not in A.) strategic in loose sense, crafty, wily.

estrechar t compress, press.

estrecho narrow, close, tight.

estrella f star.

estremecer t shake; r shudder, start.

estrépito m din, crash, uproar.

estrepitoso ear-splitting, uproarious.

estribillo m refrain.

estribo m stirrup.

estridente strident, grating.

estropicio m smash (of crockery etc.); catastrophe (more noisy than serious, A.).

estrujar t squeeze.

estudiar t study.

estudio m study; nicety.

estudioso studious, student, academic.

estupefacto dumfounded.

estupendo tremendous.

estupidez f stupidity.

estúpido stupid.

estupor m stupor; bewilderment.

estuve see estar.

eterno eternal; adv. —mente.

etiqueta f etiquette, ceremoniousness.

evadir r slip off, make one's escape.

evangélico (of the) gospel.

evangelio m gospel.

evidente evident.

evitar t avoid, obviate, get clear of, ward off (from, dat.).

evocar t evoke, call up.

exactitud f exactness, preciseness.

exacto exact, accurate; adv. —mente.

exageración f exaggeration, extravagance.

exagerar t or i exaggerate.

exaltación f exaltation, thrill.

exaltar t exalt; —do impassioned, passionate.

examinar t examine.

exánime lifeless.

exceder t or de exceed, go beyond.

excelente excellent, the best of.

exceptuar t except.

excesivo excessive; adv. —mente.

excitación f excitation, excitement.

excitar t excite, provoke, stimulate.

exclamación f (dar utter) exclamation.

exclamar t exclaim.

exclaustración f suppression of a monastery; la—— suppression of the monasteries.

exclusivo exclusive; adv. —mente.

excursión f excursion.

excusa f excuse.

excusar t excuse; avoid, forbear; r make one's excuses (con to).

exento exempt, devoid.

exhalación f exhalation; bit of breath.

exhalar t breathe out.

exhibición f exhibition.

exigir t demand (dat. of).

existencia f existence.

existente existing, in existence.

existir i exist.

éxito m success.

expansión f opening out, broadening out.

expansivo expansive, unreserved, open-hearted; adv. —mente.

expectativa f expectation (A. of getting something or attaining an object, otherwise esperanza or, intenser,

expectación).

expediente m expedient; (judicial) proceeding in chambers; the papers (of a case at law etc.); cubrir el—— make up a full set of papers, c save appearances.

expeler t expel.

experiencia f experience.

experimentar t experience.

experto expert.

explanar t level (ground); fig. = explicar.

explicación f explanation.

explicar t explain, make clear.

explícito explicit.

exploración f exploration.

explorar t explore.

explotar t exploit.

exponer t set forth; expose.

exposición f exposition.

expresar t express.

expresión f expression; utterance, words; pl (my etc.) regards.

expresivo expressive.

expulsar t expel, have expelled.

expulsión f expulsion.

extender t extend, stretch out, stretch.

extensión f extension, expanse, extent.

exterior adj and m exterior, outside.

exterminio m extermination.

extiende see extender.

extirpación f extirpation.

extirpar t extirpate.

extranjero foreign, foreigner; m (Gall.?) foreign countries.

extrañar t wonder at.

extraño strange; alien; queer.

extraordinario extraordinary, extreme, exceptional.

extravagante extravagant.

extraviar r go astray.

extremeño Estremaduran.

extremo extreme; m extremity


fábrica f manufacture, factory, building, structure.

fábula f fable.

fabulear is not a word; say lusion.

fabuloso fabulous.

facción f insurrection, insurgent party, insurgents; feature.

faccioso mutinous, seditious.

fácil easy, ready; adv. —mente.

facultad f faculty.

facundia f facundity, flow of words.

facha f c looks, cut.

faena f toil, business.

falda f skirt.

falderillo m little lap-dog.

falsear t counterfeit, adulterate, sophisticate, falsify.

falsedad f falsity, fallacy (A. '1, lack of truth; 2, lack of conformity between words, ideas, and things').

falso false.

falta f lack, absence, default, shortcoming, misdemeanor, dereliction, thing wrong; —— de respeto disrespect; sin—— without fail; hacer—— be (buena badly) wanted, be needed; me hace—— I need to be supplied with, I am in want of; poner—— s find fault.

faltar i be lacking, fail to come; there is lack of; there is no (no creas que falta more euphonious than no creas que no hay); neglect what is due; falta a X. X. lacks, X. is without, X. is deficient in, X. is short of; no te falta más que the only thing you have left undone is, the next thing will be; similarly es lo que falta, begin translation with 'that'; (pues) no—ba más of course, naturally, most certainly.

faltriquera f pocket.

fama f fame, (de by) reputation (cf. reputación); F—— Rumor.

familia f family.

familiar familiar.

familiaridad f familiarity.

famoso famous, renowned, notorious.

fanal m (lighthouse-)light; (lamp-) globe.

fanegada f fanegada, N 7 13.

fango m mud (the 'glutinous' kind, A.).

fantasía f fancy, fantasy.

fantasma m phantasm, phantom.

fantasmón m augm hobgoblin.

fardo m bale; (not in A.) load.

farmacia f pharmacy.

farol m lantern.

farolillo m little street-lamp.

farsa f (hacer act, carry on) farce; guile, chicane.

fascinación f fascination; hypnotism fig..

fascinar t smite with the evil eye, overlook (N 118 24; hypnotize fig..

fastidioso distasteful, offensive.

fatalidad f fatality.

fatiga f fatigue.

fatigar t weary.

fatuidad f fatuity, stupidity.

fatuo coxcomb; numskull.

favor m favor.

favorecer t favor, protect, help.

faz f face (mostly fig.).

fe f faith.

febrero m February.

febril feverish.

fecha f date.

fechoría f deed ('in mala parte' A.), piece of bad business; hacer una—— do something bad.

felicidad f happiness.

felino feline.

Felipe m Felipe, Philip.

feliz happy, lucky; adv. —mente.

felonía f felony.

femenil feminine.

fenicio Phoenician.

fénix m phoenix.

fenómeno m phenomenon.

feo ugly, unsightly, ill-favored, bad-looking, unseemly.

Ferdinand Cortez French for Hernando Cortes, modern Hernán Cortés.

feria f fair, market.

feroz savage, truculent.

férreo iron; via-a railway line.

ferro m iron; fig. steel.

ferrocarril m railway.

fervor m fervor.

fervoroso fervent.

festivo gay, jovial; adv. —mente.

feudalismo m feudalism.

fiambre m cold food, cold lunch.

fiar t or i go security, give on credit, intrust, trust (a, de, to).

fibra f fiber.

ficción f fiction.

ficticio fictitious.

fiebre f fever.

fiel trustworthy; (Catholic) good Christian, believer.

fielato m fielato, office of the octroi on eatables.

fiero ferocious, savage; adv. —mente.

fiesta f feast, festival, festivity; joke, pl joking; por fin de—— to top off with.

figura f shape, figure; face; character (i.e. person in a drama); style.

figurar i figure; r imagine; se me figura I fancy, it strikes me.

figurilla, figurita f little figure; little image.

figurón m comedy star.

fijar t fix (en on), consolidate; r fix one's eyes.

fijo fixed.

fila f rank (not file).

filiación f sonship.

filípica f philippic.

filosofía f philosophy.

filosófico philosophic.

filosofismo m pseudo-philosophy, philosophism.

filósofo m philosopher.

fin m or f end; poner—— a make an end of; en—— in fine, finally, come now, well, in short, after all; por—— finally; al—— at last; al—— y al cabo sooner or later, when all's done; a—— de in order (to), conj. w. que; con este—— to this end, with this intention.

final final.

finca f real estate, property.

finchado conceited, pretentious.

fingir t pretend, feign.

fino fine; slender; polished.

finura f fineness, elegance.

firmar t sign (one's name).

firme firm, resolute.

firmeza f firmness.

fiscal fiscal.

físico physical; m physique.

fisiognómico physiognomic, facial.

fisonomía f physiognomy.

flaco lean.

flamenco Flemish (etc., see inglés), loosely Dutch etc..

flaquear i weaken.

flaqueza f weakness.

flemático phlegmatic; adv. —mente.

flexibilidad f flexibility.

flor f flower.

florecer i flourish.

florero m (flower-)vase; flower-pot; flower-window, etc..

floresta f park, grove, lea, garden.

florido flowery, florid.

flote m flotation; a—— afloat.

flujo m flux.

foca f seal (marine animal).

fogosidad f fieriness.

fogoso fiery, ardent.

follaje m foliage; (aggregation of) frippery.

fomentar t foment.

fomento m fomentation, tending, promotion; Ministerio de F—— Department of Development (agriculture, commerce, industry, public works, and, in the nineteenth century, schools).

fonda f inn.

fondo m bottom; character at bottom.

forastero outsider.

forma f form, shape.

formal formal, regular, serious; (not in A.) well-behaved (e.g. child).

formalito d of formal.

formar t form, shape, institute, make up.

formidable formidable.

fórmula f formula, formal expression; por—— as a matter of form, pro forma.

formular t formulate.

foro m forum; the courts.

forro m coating, lining.

fortalecer t strengthen, confirm, brace up.

fortuna f fortune, good luck.

forzar i force; (Gall.?) strain.

forzoso compulsory, inevitable.

fosforito, fósforo, m match.

fracasar i be wrecked, go to pieces, come to nothing, make a failure.

frágil fragile.

fragmento m fragment.

francés French (etc., cf. inglés).

Francia f France.

franco frank (dat. with), unreserved, undisguised, candid; leal, stanch; adv. —mente.

franqueza f frankness, straightforwardness.

frase f phrase, phraseology.

Frasquito m irregular d of Francisco.

fraternal brotherly, sisterly.

frecuencia f frequency.

frecuentar t frequent.

frecuente frequent; adv. —mente.

fregado m dish-washing; ser lo mismo para un—— que para un barrido be ready for anything (for a fight or a frolic, for anything from preaching to fiddling, etc.).

frenesí m frenzy.

frenético frenzied, frantic.

freno m bridle.

frente f forehead; front; —— a facing, face to face with; el uno—— al otro face to face; hacer—— a confront; —— por—— directly opposite; de—— flatly, point-blank, categorically.

fresca f bit of plain speaking, blunt thing (said); decir cuatro—— s speak one's mind a bit.

fresco cool; fresh; pink-and-white.

frescura f freshness.

frío adj or m cold; cool, adv. —mente.

frisar i approach (en), verge.

frivolidad f freakishness, frivolousness.

frívolo freakish, volatile.

frondosidad f leafage.

frondoso leafy.

frontis, frontispicio, m front, façade.

frotamiento m rubbing.

frugal frugal.

fruncir t pucker, contract.

fruta f fruit (as food, esp. for pleasure).

fruto m fruit (in broad senses), product, profit.

fué see ser, ir.

fuego m fire, flames; as command = Eng. imperative verb; pl firing, shots.

fuente f spring, source.

fuentecilla f (little) spring.

fuera adv outside; away with; —— de out of, outside, besides, aside from, off from; hacia—— outward.

fuero m law; chartered privilege, chartered right.

fuerte strong, vigorous, stout, decided; adv. —mente tight; almorzar—— take a hearty breakfast.

fuerza f (sg or pl) force (superior compulsive, coercive), strength, might; es—— I (etc.) cannot but; —— es decirlo it must be said.

fuga f flight.

fugaz fugacious, momentary.

fugitivo fugitive, fleeting, in flight.

fulano so-and-so.

fulgor m radiance, glare.

fulminante fulminating, foudroyant; gritó—— thundered.

fumar i smoke.

función f function; pageant, show.

funcionar i act (in one's proper capacity), work (of mechanism etc., i), go (same sense), perform one's functions.

funcionario m functionary.

fundar t found, base.

fúnebre funereal.

funesto baleful.

furgón m car (freight or baggage).

furia f fury.

furibundo furious, of fury.

furioso in a fury, infuriated.

furor m fury (not in mythological sense).

fusilar t shoot (as a form of capital punishment).

fusilería f musketry, rifles.


gabán m frock coat; overcoat.

gabinete m cabinet; sitting-room; study.

gafa f can-hook; pl (spectacle-) bows, spectacles (with bows).

gala f gala costume, finery, magnificence; pink, paragon.

galán m gallant, beau.

galera f wagon; galley.

galería f gallery, (lighted) corridor.

galgo m greyhound.

galón m braid (woolen, silk, or gold), gold lace.

galopar i gallop.

gallardo jaunty; adv. —mente.

gallardía f a (polished) air.

gallina f hen.

gallo m cock.

gana f appetite, hankering (de for); de buena—— willingly, like to; me da la—— I feel like (it), N 38 6.

ganancia f profit; thing (in sense of profit, w. good or bad).

ganar t gain, win, earn; excel, surpass (a in, in being).

garabato m hook, pothook, scrawl.

garbanzo m chick-pea, gram.

garganta f throat.

garra f (strictly paw or foot armed with claws, A.) pl talons.

garza f heron (real great, 'the' heron of falconry etc.).

Gasparón m augm of Gaspar (Gaspar, Jasper).

gastar t spend; (of 'personal objects') have, use, wear (habitually); wear away, lose.

gatuperio m mess, muddle, rats'-nest.

gaznate m larynx.

gemir i groan.

generación f generation.

general adj or m general.

género m kind, race.

generosidad f generosity.

generoso generous, chivalrous.

genial genial; m not in A. spirit, bent.

genio m genius.

gente f people, folks, family, (una a set of) followers, men; pl peoples, folks.

gentileza f (genteel) tone.

gentuza f depr pack, gang.

geografía f geography.

geógrafo geographer.

geología f geology.

geométrico geometrical.

Geórgicas f pl Georgics.

gérmen m germ.

gesta f obs gest.

gesto m gesture.

gineta (A. jineta) f the gineta style of horsemanship (Moorish; short stirrups).

ginete (A. jinete) m horseman.

giro m turn.

globo m globe; (—— aerostático) balloon.

gloria f glory, credit, fame.

glorieta f (A. open space in garden, usually with a) summer-house, arbor.

glorioso glorious, illustrious.

gobernador governor.

gobernar t govern, manage.

gobierno m government.

goce m enjoyment.

golpe m blow; (light golpe) tap; de—— y porrazo off-hand.

gongorismo m Gongorism, N 22 27.

gordo big.

gorigori m c term popularly used in referring to the doleful chant of funerals A..

gorra f (outdoor) cap.

gorrete m d of gorro (indoor) cap.

gota f drop.

gozar t enjoy (acc. or de); r joy.

gozo m joy.

gozoso rejoiced.

grabar t engrave.

gracejo m pleasantry, waggery.

gracia f grace; pl (dar return) thanks; dar—— s a thank; Ministerio de G—— y Justicia Department of Grace and Justice (i.e. religion and courts).

graciado obs. = gracioso, or generous.

graciosidad f winsomeness, loveliness.

gracioso winsome; witty, (not in A.) funny.

grado m degree; grade; in special phrases will, willingness, pleasure.

graduar t grade, graduate.

gramática f grammar; Latin.

grana f cochineal, carmine; kermes, crimson.

granado prominent; lo más—— the foremost people.

gran[de] large, big, great; grandee; adv. —mente.

grandecito biggish.

grandeza f greatness.

grandioso grand, magnificent.

gratitud f gratitude.

grato gratifying, pleasing.

grave serious, important, sober; adv. —mente.

gravedad f gravity, sedateness, composure; seriousness, importance.

graznar m unmelodious carol.

gredoso of fuller's earth.

Gregorio m Gregory (San—— here likelier Pope Gregory I or VII than an Eastern saint).

gresca f racket, rumpus, squabble.

grieta f crack.

grima f the creeps.

gritar t cry, call out, shout.

grito m cry, loud cry; a—— ~s clamorously.

grosero coarse, gross, ungentlemanly.

grotesco grotesque.

gruñido m grunt, growl.

gruñir t grunt, growl.

grupa f croup (of horse).

grupo m group.

guapeza f gallantry.

guapo smart, pretty.

guarda warden, custodian.

guardar t guard, keep (r to one's self), maintain; r take care, look out (de not to, for).

guardia f guard (civil N 9 29); m guardsman, guard; en—— on guard, ready (in mind and attitude).

guarismo m figure (Arabic), number (written in figures).

guedeja f mane; strand, mass (of long hair).

guerra f war.

guerrero warlike, warrior.

guerrillero guerrilla.

guía guide.

guiar t guide, be the guide of.

guitarrillo m guitarrillo, N 90 5.

gusanera f wormery, nest of worms, mass of worms, breeding-place of worms; c (assumed site of) ruling passion (le dió en la—— it touched his hobby and stirred him up).

gusanito m tiny worm.

gusano m worm.

gustar t taste; i please, take pleasure (de in), like to; me gusta I like.

gusto m taste; pleasure; a—— at one's ease; de ...—— in ... taste; de mi—— to my taste, pleasing to me.

Habana f Havana.

haber t have; im (w. present ind. hay) there is, there is such a thing as; —— de must, should, am to, will be the one to; qué he de what reason is there why I should; cómo ha de ser how can one help it; hay que we have to, you ought to, etc..; no hay que don't, you can't, it's no good to, there is no; but hay ... que there is ... to, todo cuanto hay que ser everything that there is, everything that one can be; le hay there is (one, some); hay para there is enough for; no hay para qué there is no occasion to; lo que hay es the fact is.

hábil able, expert.

habilidad f expertness, skill.

habitabilidad f inhabitableness.

habitación f apartment.

habitante inhabitant.

habitar i reside.

hábito m garb (esp. religious); habit.

habitual habitual.

habituar t habituate.

habla f speech.

hablador talkative.

hablar i or t speak, talk, talk to, speak with; talk over; in certain locutions say.

hablillas f pl gossip, town talk, twaddle.

habría see haber.

hacendoso industrious.

hacer t make, do (de with), commit; put (question); habituate, accustom; play; r imperative play ... will you? im be (of weather etc.); —— como que,—— que, make a pretense of; hecho mature; estar hecho be made into, have grown to be; hace un año a year ago, for a year past.

hacia toward;-ward.

hacienda f estate, property.

hachazo m blow of an ax.

halagar t fondle, flatter, tickle, please.

hálito m puff of vapor.

hallar t find; r be (at a given time; A. 'estar').

hambre m hunger.

hambriento hungry; hungry fellow.

harapiento ragged; tatterdemalion.

harpía f harpy.

harto sated, full (of food); enough ('or too much' A.); quite; estar—— have had enough; estar—— de saber know as well as one wants to.

hasta until, to, even, (the) very, everything down to, so far as; conj. w. que;—— donde so far as, as far as; —— dónde how far; —— lo sumo in the highest degree; in —— no estar, 173 19, either render hasta so long as (w. ind.) or reckon no as untr..

hastiar t disgust.

hastío m repugnance, disgust.

hay see haber.

hazaña f exploit.

he interjection is.

hebra f needleful of thread.

hecho ptc of hacer; m fact, deed, act, overt act.

hechura f make, build.

helar t freeze; —do icy, chilly.

hembra f female.

henchir t fill, cram.

hercúleo herculean.

heredar t inherit.

heredero heir.

hereje heretic.

herejía f heresy.

herejote violently heretical.

herencia f inheritance.

herida f wound.

herir t strike, smite, wound.

hermano brother.

hermoso beautiful, lovely, handsome; adv. —mente.

hermosura f beauty.

héroe m hero.

heroico heroic.

heroína f heroine.

heroísmo m heroism.

herradura f horseshoe.

herramienta f tool.

hice see hacer.

hidalgo hidalgo, gentleman (of ancestry), high-minded.

hidalguía f high-mindedness.

hiel f gall.

hielo m ice, frost, freezing cold.

hierático hieratic.

hierba or yerba f herb, herbage.

hierrecillo m bit of iron.

hierro m iron; bar; fig. steel.

higiénico hygienic.

hijo son; (in address) dear man.

hilera f row, file.

hilo m thread; (fine) wire.

hinchazón f swollenness, swell, swelling.

hinojo m (de on one's) knee.

hiperbólico hyperbolical, hyperbolist; adv. —mente.

hipocondria f moody nervousness, moodiness, not exactly 'hypochondria'.

hipocresía f hypocrisy.

hipócrita hypocrite, hypocritical.

hipoteca f mortgage.

hispano Spanish (Latinistic form).

historia f history.

historiador historian.

histórico historic.

hizo see hacer.

hogar m home.

hoja f leaf; sheet (of paper); blade.

hojalata f tin (i.e. tin plate).

hojear t turn the leaves of.

hola hallo.

holgazán loafer, idler; loafing.

hombre m man.

hombro m shoulder.

homicidio m homicide.

hondo deep, deep-seated; adv. —mente; m depths; cf. profundo.

hondura f depth (deep place).

honor m honor (mainly objective).

honra f honor (mainly subjective).

honradez f honesty.

honrar t honor;—do honest.

honroso honorable.

hora f hour, o'clock; es—— de it is time for; en buen—— well and good; N 35 26.

horaciano Horatian, from Horace.

Horacio m Horace.

horario m hour-hand.

horizonte m horizon.

hormiguero m ant-hill.

horrendo horrid, hideous, repulsive.

horrible hideous, horrible.

horror m horror.

horrorizar t horrify, make shudder; r shudder.

horroroso horrible, revolting.

horticultura f horticulture.

hospitalario hospitable.

hospitalidad f hospitality.

hostia f host (consecrated wafer).

hostilidad f hostility.

hoy to-day; —— por—— at present, as things are.

hoyo m pit; grave.

hoz f sickle; meter la—— en mies ajena meddle with other people's business.

hube see haber.

hueco hollow; grandiloquent, bombastic.

huérfano orphan.

huerta f (large) garden.

hueso m bone; la sin—— one's tongue.

huésped guest.

hueste f host.

huir i flee, take flight, run away, shun (de); hacer—— drive away, dispel.

hullero (bituminous-) coal-bearing.

humano human; adv. —mente.

humareda f a smoke.

humedad f moisture.

humedecer t moisten; r grow moist.

húmedo moist, damp.

humildad f humility.

humilde humble; adv. —mente.

humillación f humiliation.

humo m smoke; (esp. pl.; echar put on) airs, conceit.

humor m (tener be in a) humor; de mal—— put out, grumpy, grumpily.

hundir t sink, bury, thrust.


iconoclasta Iconoclast; (not in A.) iconoclast.

ictericia f jaundice.

ida f going.

idea f (buena good 161 25, worthy 16129) idea.

ideal m ideal.

idealismo m idealism.

idear t have the idea of, think of.

idilio m idyl.

idolatrar t idolize.

ídolo m idol.

iglesia f church.

ignorancia f ignorance.

ignorante ignorant, ignoramus.

ignorar t be ignorant, not know.

ignoto unknown.

igual equal; al—— de on an equality with.

igualar t equate, equalize; i equal (dat.).

igualdad f equality, identity.

ilógico illogical.

iluminar t light up, illuminate, enlighten.

ilusión f illusion.

ilusorio illusory.

ilustrar t enlighten.

ilustre illustrious, distinguished; Su I—ísima his grace, his highness, his lordship.

ille etc. 54 3, 4. L the other [sort of queen bee, according to Vergil] shaggy with idleness, and ignobly dragging a broad abdomen.

imagen f image.

imaginación f imagination.

imaginar t conceive, think up, get up the idea.

imaginario imaginary.

imantar t magnetize.

imitar t imitate.

impaciencia f impatience.

impacientar r grow impatient.

impaciente impatient.

imparcial impartial; adv. —mente.

impedir t hinder, prevent (person dat., thing acc.).

imperio m empire.

imperioso imperious, peremptory; adv. —mente.

impertinente irrelevant, intrusive, ungracious.

imperturbabilidad f imperturbability.

imperturbable imperturbable.

impetrar t beseech.

ímpetu m impetus, rush; impetuosity; ardor.

impetuoso impetuous.

impiedad f impiety.

impío impious.

implacable implacable; adv. —mente.

imponente imposing.

imponer t impose; inform.

impopularidad f unpopularity.

importancia f (dar attach, darse give one's self the air of) importance.

importante important.

importar i be important, be of consequence, matter.

importuno ill-timed, out of place, obtrusive.

imposible impossible.

imposición f imposition, dictation.

impregnar t impregnate.

imprenta f printing, press.

imprescindible indispensable.

impresión f impression.

impresionar t impress.

imprevisto unforeseen.

imprimir t print.

impropio improper, not proper (de for).

improvisar t improvise.

improviso unexpected; de—— unexpectedly, suddenly; contrast de—— descriptive, 63 29, 174 26, with de repente and de súbito marking a break in the chain of events, 63 26, 174 32.

imprudente imprudent.

impulsar t impel.

impulso m impulse.

impunemente with impunity.

in L in.

inadvertido inadvertent; adv. —mente.

inamovible irremovable.

inapreciable priceless.

inaudito unheard-of.

incapacidad f incapacity.

incapaz incapable.

incendio m conflagration.

incidente m incident.

incitar t incite, stir.

inclinación f inclination.

inclinar t incline (a to, toward), bend over, bow.

incluso including.

incoherencia f incoherence.

incoherente incoherent.

incomodar t put out, annoy.

incomparable incomparable.

incomunicación f: en—— cut off from communication.

inconsiderado inconsiderate.

incontrastable irresistible.

incontrovertible incontrovertible, unimpeachable.

inconveniente improper, uncongenial, troublesome, a nuisance.

incorporar t join.

incorruptible incorruptible.

incredulidad f incredulity.

inculcar t jam, crowd; inculcate.

incurable incurable.

incurrir i run into, get into (en).

indagar t trace out.

indecible unspeakable.

indeciso undecided.

indefinible indefinable.

indemnizar t indemnify.

independencia f independence.

indicar t betoken, give token of, indicate; (not according to A.) remark.

índice m index.

indicio m indication, presumptive evidence, hint.

indiferencia f indifference.

indiferente indifferent.

indignado indignant.

indignidad f unworthiness, act of baseness; indignity.

indigno unworthy.

indirecto indirect; adv. —mente.

indispensable indispensable.

individual individual (adj.), individual's.

individuo m individual, person.

índole f nature.

indolencia f negligence, indolence, inaction.

inducir t induce.

inductivo inductive (pertaining to induction).

inductor induction, inductive (what induces).

indudable unquestionable; adv. —mente.

indulgente indulgent.

indultar t pardon.

industria f industry.

industrial industrial.

inédito unpublished.

inefable ineffable, unspeakable.

ineludible ineludible, that cannot be dodged, that there is no eluding.

inepto unfit, incapable (para of); doltish.

inerte inert.

inestimable inestimable.

inexperto inexpert.

inexplicable inexplicable, unaccountable.

infalibilidad f infallibility.

infame infamous, despicable, scamp, scamp of a, wretch.

infamia f infamy.

infantil babyish, puerile.

infecundidad f unproductiveness.

infecundo unfruitful.

infeliz luckless; luckless man etc., poor thing, wretch; a soft, a well-meaning man; N 145 17.

inferior inferior, lower, under.

infernal of hell, hellish.

infestar t infest (de with).

infiel infidel.

infierno m hell.

infinito infinite, an infinity of.

inflamar t inflame, fire; r burn, glow.

influencia f influence.

influir i have an influence, be concerned.

influjo m influencia A..

informe m news, report, intelligence.

infranqueable A. hard to clear the way over; Gall. impassable.

infundir t inspire (ánimo a mí, en mí, me with courage, courage in me), infuse into.

ingeniero m engineer (de caminos civil; civil includes civil, mechanical, mining, etc., all but military).

ingenio m genius.

ingenioso ingenious.

ingenuidad f ingenuousness, naivete.

ingenuo ingenuous, candid; adv. —mente.

ingertar (A. injertar) graft.

ingerto (A. injerto) m graft, grafted tree.

Inglaterra f England.

inglés English, Englishman; pl English, Englishmen, English people.

inhabitable uninhabitable.

inherente inhering.

iniciativa f initiative.

inicuo iniquitous, unrighteous, unconscionable.

iniquidad f foul play, (gross) injustice.

injuria f insult, contumely.

injuriar t abuse, treat offensively.

injusticia f injustice.

injustificado unjustifiable.

injusto unjust.

inmediación f immediateness; pl immediate neighborhood, environs.

inmediato contiguous, immediate, next; adv. —mente.

inmejorable faultless.

inmensidad f immensity.

inmenso immense, vast, measureless.

inmigración f immigration.

inmodestia f egotism, lack of modesty.

inmortal immortal.

inmóvil immobile, motionless.

inmundo unclean, foul.

inmutable changeless.

innegable undeniable.

innoble ignoble.

innumerable innumerable.

inocencia f innocence.

inocente innocent.

inodoro odorless.

inofensivo inoffensive.

inolvidable unforgetable.

inopinado unthought-of, unexpected.

inquebrantable unbreakable, unyielding.

inquieto uneasy.

inquietud f disquietude, uneasiness.

inquirir t inquire into, ferret out, probe (cf. inquisición).

inquisitorial inquisitorial, Inquisition-like.

insaciable insatiable.

insecto m insect.

inseguro insecure, unsure, unsettled.

insensato senseless, unreasonable.

insensible insensitive, insensible.

insere etc. N 51 17.

insigne eminent, notable.

insignificante insignificant, unimportant.

insinuación f insinuation; exordium (for precise rhetorical sense see insinuation in an unabridged Eng. dictionary).

insistencia f insistence, persistency.

insistir i insist (en on), persist.

insolencia f insolence, impudence, insolent thing.

insolente insolent.

insoportable insupportable, unbearable.

inspiración f inspiration.

inspirar t inspire.

instalar t install.

instancia f urgency; process (of lawsuit); de primera—— of primary jurisdiction, of the lower court.

instante m (al on the) instant, moment.

instintivo instinctive; adv. —mente.

instituto m institute.

instrucción f education.

instruir t instruct, educate.

instrumento m instrument; document.

insubordinación f insubordination.

insultar t insult.

insulto m insult.

insurrección f insurrection.

insurreccional (Gall.?) insurrectional.

intachable irreproachable, faultless.

intelectual intellectual.

inteligencia f intelligence, understanding.

inteligente intelligent.

intención f intention, movement toward (de), design; decir con—— say meaningly.

intensidad f intensity.

intenso intense.

intentar t have a mind to; try.

intento m intent.

interés m interest, concern, business interest.

interesante interesting.

interesar t interest, concern; r take an interest (por in).

interior interior, inward; en su—— inwardly.

interlocutor interlocutor.

interno inside.

interpelar t interrogate, question, challenge.

interpretación f interpretation.

interpretar t interpret.

interrumpir t interrupt.

intervención f intervention.

intervenir i intervene.

intimación f intimation.

intimar i have intimacy, be intimate.

intimidar t intimidate.

íntimo intimate.

intolerable unendurable.

intranquilo ill at ease.

intrepidez f intrepidity.

intriga f intrigue.

intrigante intriguer.

introducir t introduce.

intruso intruding.

inundar t inundate, flood.

inusitado unusual.

inútil useless, to no purpose; adv. —mente.

invadir t invade.

invasión f invasion.

invasor invader, invasive.

inventar t invent, make up.

inverosímil improbable, unlikely, unplausible.

investigación f investigation.

invisible invisible.

invocación f invocation.

invocar t call on, invoke.

ir i go; w. gerund or ptc. be, keep, be coming to; r be going, go away; —— bien be all right; voy a am going to, shall, will; no vayas a don't go and; allá voy I'm coming, N 122 14; mucho va de X. a Y. Y. is very different from X.; vamos come on, come, well; vaya O dear, all right, come, there; vaya con lo que sale Vd. what an idea that is that you are springing, a fine idea etc.; allá se va (w. dat.) comes to about the same (as).

ira f wrath, anger.

iracundia f irascibility.

irguió see erguir.

ironía f irony.

irónico ironical; adv. —mente.

irradiar t radiate.

irreconciliable irreconcilable.

irrecusable unimpeachable, undeniable.

irregularidad f irregularity, abnormality.

irreligiosidad f irreligiousness.

irresistible irresistible.

irrespetuoso disrespectful.

irreverencia f irreverence.

irrisorio ludicrous.

irritación f irritation.

irritante irritating.

irritar t irritate.

irrupción f irruption, inburst, invasion.

islamismo m Islam, Mohammedanism.

izquierda f left, left hand.

izquierdo left.


jaca f pony.

jamás never (more emphatic than nunca).

jaqueca f megrim, (esp. one-sided) headache.

jaula f cage.

jefe m chief, commanding officer.

Jerusalén f Jerusalem.

Jesús m Jesus; exclamation goodness, gracious, or other attribute of God.

jofaina f wash-basin.

jornada f day (as a body of events).

José m José, Joseph (esp. the Virgin's husband).

joven young, young man.

jovencito, jovenzuelo, young fellow, young chap, youngster.

jovial jovial, gay; adv. —mente.

jovialidad f joviality, gayety.

Juan Juan, John; —— Lanas (lana wool) c easy mark.

jubileo m jubilee.

júbilo m glee, rejoicing.

judicial judicial.

juego m play, sport; gambling; —— de manos handling (the person), horse-play.

juez judge.

jugador player, gambler.

jugar i play (al at or untr.), gamble.

jugo m juice, moisture.

juguete m plaything, toy.

juicio m judgment; trial, hearing; senses.

juicioso sensible, well-balanced.

junco m rush.

junio m June.

juntar t get together, conjoin.

juntillo d of junto; a pie—— as (of jumping) close-footed; (of belief) firmly, implicitly.

junto together; adv. —mente jointly, in combination; —— a near, close to, by.

jurado m jury.

juramento m oath.

jurar (t seriously, i profanely) swear.

jurisconsulto m counselor at law.

jurisprudencia f jurisprudence, the law (as science).

justicia f justice; court.

justiciada f nonce-word stroke of justice.

justificar t justify.

justo just, exact; adv just, exactly, precisely; adv. also —mente.

juvenil juvenile, youthful.

juventud f youth (time of life, or collective).

juzgado m court.

juzgar t judge, judge of.


Doña Perfecta

maceta f flowerpot.

machacar t batter.

machar t pound; a macha martillo stoutly, thoroughly, N 43 20.

macho m mule.

madera f wood; de—— wooden.

madre f mother.

Madrileño, provincial Madril, of Madrid; Madrid man, pl Madrid people.

Madriz Castilian dialect for Madrid.

madrugada f dawn.

madrugar i keep early hours, be on foot early.

madurez f maturity, ripeness.

Maestrique Maastricht.

maestro master, teacher; past master, adept.

magistral magistral, magisterial; m magistral (a canon whose special duty is preaching).

magnanimidad f large-heartedness.

magnesia f magnesia.

magnificencia f magnificence.

magnífico magnificent.

majadería f twaddle, bosh, tomfoolery.

majadero fool.

majestad f majesty.

majestuoso majestic.

mal m or adv ill, evil, badly; ailment; wrong; llevar—— take amiss.

maldad f badness, wickedness; bad action, misdeed.

maldiciente carper, detractor.

maldición f curse; N 130 3.

maldito accursed; damned, confounded, execrable.

maleable malleable.

malecón m dike, levee.

maledicencia f detraction, evil-speaking.

maleficio m maleficium, sorcery.

maléfico noisome.

maleta f valise.

malevolencia f malice.

malhadado ill-starred, unlucky, unblest, lit. ill-fated.

maligno malign, malignant.

mal[o] bad (in our text comparative más malo, superlative el peor), ill (comparative peor). maltratar t maltreat, ill-treat, misuse, ill-use (the English language is not in want of the newly popular word mistreat), abuse, manhandle.

malvado wicked.

mamá f mamma.

mamarracho m daub, botch (as to looks; esp. of bad art).

manada f flock, pack.

manantial m fountain-head, source.

mancha f spot, stain.

mandar t send (A. 'enviar'); bid, order; have (a thing done); be in command of; i command, rule, give orders; —— llamar send for.

mandarín m mandarin.

mando m command.

mandria flat, no-account, duffer, worthless fellow.

manejar t handle, wield, manage.

manejo m management, practice; intrigue.

manera f (de in) wise, way, manner (pl not 'manners' = behavior, but ways); de otra—— otherwise; de ninguna—— by no means; sobre—— beyond measure.

manga f sleeve; de—— ancha easygoing, indulgent (primarily of priest as confessor).

manía f mania, craze (de for), crotchet; (still sg.) madness.

maniático crazy, lunatic.

manicomio m (lunatic) asylum.

manifestar t manifest, give token of, declare, suggest.

manifiesto manifest, open; m benediction (of the Blessed Sacrament), N 227 9.

manjar m eatable, viand, dish.

mano f (de by; poner su take a) hand; buena (mejor greater, greatest) —— aptitude, skill; poner—— en put one's hand to.

mansalva f: a—— without facing any risk, without risk to one's self.

mansedumbre f meekness.

mansión f abode.

manso gentle, quiet; tame.

manta f shawl (not fine), mantle.

manteleta fmantlet.

mantener t maintain, support, keep, keep up.

manteo m (priest's) mantle.

manto m mantle; robe.

mantón m great mantle.

maña f knack, trick, habit.

mañana f morning, morrow, tomorrow.

máquina f machine.

mar m sea.

maravilla f marvel, wonder; a las mil—— s most admirably.

maravilloso wonderful, marvelous.

marcar t mark.

marcial martial; M—— Martial.

marcha f walk (movement), course.

marchar i go; r go away, be off.

marear t work (a ship); c plague, heckle, hatchel; r get seasick; one's head swims.

marfil m marble.

margen m margin.

María f Mary (even a man may be named for the Virgin as patron saint). maria ac terras caelumque profundum L the seas and the lands and the depths of heaven.

marido m husband.

marina f marine.

Marine see Donna.

Mariquilla, Mariquita, f d of María.

marisma f marsh.

marmolejo m stone post ('columna pequeña' A.).

marmóreo (of) marble, marble-like.

marqués marquis.

Marruecos m or f Morocco.

marrullería f cajolery, wile.

marrullero cajoling, wily.

Marte m Mars.

martillazom hammer-stroke; a—— ~s with one's hammer.

martillo m hammer.

mártir martyr.

martirio m (as a series of sufferings also pl.) martyrdom.

marzo m March.

más more, most; more of a; any more; the more (not w. el); all the more; else, any (que but); merece—— deserves something better; —— tiranos bigger tyrants; a—— in addition (de to); por—— que however much; no—— que, nada—— que, no more than, not anything but, only; no hay—— que there's nothing more to; no tener—— que have only to; no tener—— ... que have no ... left but; no—— sino que not anything more than that.

masa f mass.

mascar t chew.

máscara f mask; (de in) masquerade (costume).

mascullar i mumble.

masticar t chew.

matador killer, slayer.

matar t (ptc muerto of human beings, except r.) kill; (ptc matado) be the death of, worry to death.

matemáticas f pl mathematics.

matemático mathematical, mathematician.

Mateo m Mateo, Matthew.

materia f material, matter.

material material.

materializar t materialize (in depr. sense).

maternal motherly.

materno maternal.

matón fire-eater, desperado, rough.

mayor greater, larger, bigger, major, elder, greatest, largest, biggest, utmost, eldest; that amounts to something, of importance;

altar—— high altar.

mayoría f majority.

mayormente especially.

me me; r see se.

mecánico mechanical.

medalla f medal.

mediano medium, middling, middle, tolerable; adv. —mente tolerably well, in tolerable fashion.

mediante in consideration of.

medicina f medicine.

médico doctor.

medio half; the middle of the; m mean; medium; measure, tactics; middle, midst; a—— as half, half-way; por—— de by means of, by way of, through.

medir t measure.

meditabundo pensive, preoccupied, wrapped in thought.

meditación f meditation, musings.

meditar t reflect on, think over; i reflect, meditate.

medrar i grow, have things better, be finely off.

médula (accent permissible, but medula preferable) f marrow.

Méjico m Mexico.

mejilla f cheek.

mejor better, best; so much the better; a lo——, el—— día, the first you know, some fine day (esp. of untoward events; el—— día predictive and a lo—— declarative, A.); cf. N 11 8.

mejorar t better; —ndo lo presente without saying anything against present company (said in praising the absent, A.).

melancolía f melancholy.

melancólico melancholy.

Melibeo m Meliboeus.

melifluo mellifluous.

melodrama m melodrama.

melosillo (d of meloso honeyed) nice honeyed.

memoria f memory, memorial, memoir; de—— by heart, by rote; dar—— s para ask one to remember one to.

mención f mention.

mencionar t mention.

mendigar t beg, get by begging.

mendigo beggar.

mendrugo m crust, old dry piece of bread given to a beggar.

menguado feckless, no-account, ninny, silly, dastardly.

menor smaller, smallest, younger, youngest, lesser, least, minor.

menos less, least; even more out of the question; ni—— and still less; ni mucho—— nor anything like it; al——, cuando ——, por lo—— , at least; poco—— que pretty nearly, the next thing to; no poder—— de cannot help, cannot but; todo, —— anything but.

mensajero messenger, carrier.

mentar t mention, tell of.

mente f mind.

mentir i lie.

mentira f lie, lying; parece—— it does not seem as if it could be true.

menudo small; a—— often.

mercado m market, market-house.

merced f favor, grace; a—— de at the mercy of.

Mercurio m Mercury.

merecedor meriting, that deserves.

merecer t deserve; have a right to, have a claim to, be allowed to deserve, be rated at; me merece Vd. is your due from me, in my eyes you merit.

merengue m meringue.

merienda f lunch.

mérito m desert, merits, high qualities.

meritorio meritorious.

mes m month.

mesa f table.

mesura f staidness, self-control.

mesurado self-restrained, well-guarded.

metal m metal.

metálico metallic.

meter t put; engage, occupy (a person); r get, get one's self (into a place), take to, go to; —— fuego push things.

metidillo d of ptc of meter.

metódico methodical.

método m method, (practical) system.

metralla f case-shot, canister.

métrico metrical.

metro m meter.

mezclar t mix, mingle; r mix, meddle, mix one's self up.

mezquino scanty, diminutive.

mi my.

me w. prep..

mico m (long-tailed) monkey.

microscopio m microscope.

miedo m fear (a of; as mere emotion).

miedosillo a little fearful.

miembro m member, limb.

mientras while, so long as; —— más the more the.

miga f crumb; hacer buenas—— s c hit it off well together.

mil m or adj thousand.

milagro m (hacer work) miracle.

milicia f soldiership; soldiery.

militar military, of the military; m army man, soldier.

militarismo m militarism.

militarote m great man in uniform.

millón m million.

mimar t spoil (child), pet, pamper.

mimo m petting, fondling, coddling; slick ways.

mina f mine.

minero mining, of mining.

ministerio m ministry; department (of central government).

ministro m minister (of state; or = servant).

minuciosidad f (instance of) carefulness in little things.

minucioso detailed.

minutillo m little minute, just a minute.

minuto m minute.

mío my, mine, of mine.

mira f aim.

mirada f look, gaze, glance.

mirar i look; t look at, look upon, look to, look and see; bear in mind, consider; imperative see, look out, look here; m way of looking; —— bien take good care; —— por look out for.

misa f mass (mayor high).

miserable wretched, wretch; adv. —mente.

miseria f wretchedness, (extreme) poverty, want, penury.

misión f mission.

mismito: lo—— just the same.

mismo same, very; himself etc. (intensive); also intensifying reflexive or forming with the noun self; un—— the same, a single; el—— de siempre (Caballuco) the same I always was; lo—— que the same as, as good as, equally ... and, and ... alike, as much as if; por lo—— que by the very fact that, for the very reason that; así—— exactly so, just that; ahora—— this very minute, right now; —ísimo very ... himself.

misterio m mystery.

misterioso mysterious.

misticismo m mysticism.

místico mystic, mystical.

mistificación f mystification.

mitad f half, middle; N 209 13.

mixto mixed.

mocito whippersnapper.

moco m mucus; a—— y baba with sniveling and drooling.

moda f fashion, way.

modales m pl behavior, demeanor, manners.

modelo m model.

moderno modern.

modestia f modesty (unpretentiousness).

modesto modest (unassuming); adv. —mente.

modo m (de in) manner, fashion, wise, way; de—— que so that; de tal—— so; al—— de a sort of.

modular t modulate; —— entre dientes hum.

mohoso moldy, rusty.

mojigatería f sanctimoniousness, cant.

mojón m landmark (for boundary), boundary monument.

molde m mold.

molestar t molest, trouble, bother.

molestia f molestation, discomfort.

molesto annoying, uncomfortable.

molino m mill.

molusco m mollusk.

momento m (al this) moment.

momia f mummy.

monaguillo m acolyte (in looser sense; i.e. boy, unordained).

mondar t peel, shell.

mono cute, darling; m monkey, ape (mono includes both).

monsieur m French monsieur.

monstruo m monster.

monstruosidad f monstrosity.

montar i or t mount, ride; get (on horseback); (Gall.) fit out, furnish; —— a caballo sobre bestride.

monte m mountain; (piece of) wild land; monte.

montón m heap.

monumento m monument.

moño m pug, knot of hair.

morada f abode, place of habitation.

moral moral; f morality.

morar i lodge.

morcilludo (not in A.) bloated, puffy.

mordaz mordacious, acrimonious.

morder t bite.

moreno swarthy.

morería f Moorery, Moordom, N 69 10.

morir i die; muera (cf. viva) death to, down with; hasta—— to the death.

moro Moor, Moorish; de—— Moorish.

morrioncete m d of morrión (morion; shako).

morro m knob, hummock; (prominence of the) lips.

mortal adj or m mortal; deathly.

mortificación f annoyance, annoyances.

mortificar t annoy, torment.

mosca f fly; —— muerta dead fly, c. for person seemingly listless but really keen.

mosquita f d of mosca.

mosquito m mosquito (also mosco).

mostacilla f (small, 'mustard-seed-size') beads.

mostaza f mustard.

mostrar t show.

mote m nickname; N 88 25.

motivar t motivate, occasion, explain.

motivo m motive, reason (para, de, for; para que, por que, why), grounds; con—— on account.

movedizo movable, shifting.

mover t move.

movimiento m movement, motion. 'mozalbete m. d. de mozo'A..

mozo lad, young man.

muchacho boy.

muchedumbre f multitude.

mucho much, a great deal of, a lot of, a great matter; often tr. great (w. abstract nouns); full form of muy, used when not preceding adj. etc.; pl many; lo—— que le quiero the great affection which I have for him.

mudanza f change.

mudar t change (de one's).

mudo dumb.

mueble m piece of furniture, article, pl furniture.

mueca f grimace.

muela f molar, grinder, jaw-tooth.

muelle m wharf, quay; freight platform.

muerte f death.

muerto ptc of both morir and matar.

muestra f sign, evidence, token, sample.

mujer f woman, wife; N 95 33.

muladar m dunghill, rubbish-heap.

Muley-Abbas m N 69 4.

mulo mule.

multiplicación f multiplication.

multiplicar t multiply.

multitud f a multitude.

mundanal worldly, fashionable.

mundano mundane, worldly, of this world.

mundo m world; (big) trunk; todo el—— everybody.

municipal municipal.

municipio m municipality.

muñeco doll.

muralla f rampart, fortification, wall.

murió see morir.

murmullo m murmur.

murmuración f backbiting, personality (against the absent), criticism.

murmurar i or t murmur.

muro wall.

museo m museum.

música f music.

mustio dreary, forlorn; wilted.

mutuo mutual; adv. —mente.

muy shortened form of mucho, used before adj. or adv. or their eqivalents, very, very much, very well; weaker than the sup., which forms a climax after it, 160 24.


nácar m mother-of-pearl.

nacarado pearly.

nacer i be born, take its rise, spring up.

nación f nation.

nacional national.

nacionalidad f nationality.

nada nothing, not a bit, not at all, no; enough said, well; w. neg. etc. anything; f nothingness, a nothing; —— de none of, no.

nadie m nobody; w. neg. anybody.

Nápoles f Naples.

naranja f orange.

naranjero orange man.

narigudo big-nosed.

nariz f nose.

narración f narration.

narrar t narrate, relate.

nativo inborn, innate.

natura (Latinizing word) f nature.

natural natural, adv. —mente; m nature, temperament, the way one is made.

naturaleza f nature.

naturalidad f a natural air.

naturalista naturalist.

navaja f (clasp-) knife.

navegar i sail; -o bien I can steer all right.

navío m ship of the line.

nec etc. see 53 33.

necedad f silliness.

necesario necessary; adv. —mente; en caso—— in case of necessity.

necesidad f necessity.

necesitar t need, have need of.

necio silly, simpleton, dunce.

nefasto inauspicious.

negar t deny; r decline, refuse.

negativa f negative.

negligencia f negligence.

negocio m business.

negro black; m negro.

negrura f blackness.

negruzco blackish.

nerviosidad f nervousness.

nervioso nervous.

ni neither, nor, not even; (before words meaning or suggesting 'even') not; (w. preceding neg.) either, or; —— qué or what.

nido m nest.

nieto grandson.

ninfa f nymph.

ningun[o] no, not any; w. neg. any.

niñez f childhood, boyhood.

niño boy, child; -a (of eye) pupil, (fig.) apple.

nivel m level (as instrument, or abstract).

nivelar t level, take the level of.

no not, no; non-; he doesn't etc.; yo—— not I; I don't.

nobis L us, me (dat. or w. certain preps.).

noble noble; sup. nobilísimo.

nobleza f nobility.

noche f (de at) night; media—— midnight;

buenas—— s good night.

nombrar t name.

nombre m name.

nominavito, genivito, davito, acusavito, errors, w. d. ending -ito, for nominativo, genitivo, dativo, acusativo, nominative, genitive, dative, accusative.

noria f noria, sakieh, N 6 28.

normal normal, ordinary, regular.

norte m north.

nos us; refl see se.

nosotros we.

nota f mark, standing, note, memorandum.

notabilidad f celebrity, man of mark.

notable notable.

notar t mark, note, observe.

noticia f often pl information, news, item of news, knowledge.

notificar t give notice of.

notorio notorious; (usually, but not in A.) conspicuous.

novedad f novelty; anything happening.

novela f novel.

novelista novelist.

novena f novena, N 227 9.

noviazgo m engagement, (declared) courtship.

novillo m (unbroken) young bull, steer; hacer—— s play truant.

noviobridegroom, betrothed, lover, wooer.

novísimo sup of nuevo.

nube f cloud.

nuestro our, ours.

nueve nine.

nuevo new; de—— anew, re-.

nuez f nut.

numérico numerical ('numerous,' i.e. metrical, is numeroso by A.).

número m number.

nunca never.

nutrir t nourish.


o or; o ... o either ... or; o sea that is to say.

obedecer t obey (a).

obispo m bishop.

objetar t object.

objeto m object; (llevar have) purpose; topic.

obligación f obligation, duty.

obligar t oblige, bind.

óbolo m (small) gift(s), mite, pennies.

obra f work (mainly as thing made); act, deed.

obrar t or i work, operate, act.

obsceno obscene.

obscurecer t darken.

obscuridad f darkness, obscurity.

obscuro dark; —— as the dark.

obsequiar t favor, treat, regale.

observación f observation.

observador observant, observer, watcher.

observar t observe; watch.

obstáculo m (hallar meet with) obstacle, obstruction.

obstinación f obstinacy, stubborn fit.

ocasión f opportunity, occasion.

ocasionar t occasion, give rise to.

octavo eighth.

ocultar t conceal.

oculto concealed, covert; adv. —mente.

ocupación f occupation, thing to attend to.

ocupar t occupy, concern (con with, en in; also de with, which A. emphatically condemns as 'solecism,' condemning at the same time the extended use of

ocuparse), take possession of.

ocurrencia f bright idea, happy thought.

ocurrir i occur, happen.

ochoeight.

odio m hatred.

oeste m west.

ofender t offend.

ofensa f offense (a against).

ofertorio m offertory.

oficial official; adv. —mente.

oficio m business, occupation; office; official letter.

oficiosidad f officiousness.

oficioso officious.

ofrecer t offer; r suggest itself; ¿se le ofrece a usted algo? can I do anything for you?

ofuscar t bedim.

oh O.

oído m hearing; ear (esp. in metonymy).

oír t hear; oiga Vd. una cosa see here.

ojalá would that; —— no I wish I wasn't, etc..

ojeada f glance.

ojeo m battue.

ojo m (a in) eye.

ojuelo m depr d of ojo.

oleaje m waves, swell, surge.

oler t smell, scent.

Olimpo m Olympus.

olivo m olive-tree.

olmo m elm.

olor m odor; N 140 9.

olvidar t forget (t commonly a knowledge; commonly se me olvida de a thing to be done.

olvido m oblivion.

omitir t omit.

once eleven.

onda f wave.

ondulación f undulation.

onza f ounce; N 92 25.

opacidad f opacity.

opaco opaque.

ópera f opera.

operación f operation.

opinar i think, be of opinion, one's opinion is.

opinión f opinion, judgment, mind; public opinion.

oponer t oppose (acc. the obstacle, a the thing resisted).

oportunidad f opportuneness, timeliness, pertinence; good time, favorable time.

oportuno opportune, favorable, on proper occasion; adv. —mente.

oprimir t oppress, burden, press.

opuesto opposite.

opulencia f wealth.

opulento opulent, wealthy.

ora ... ora now ... now.

oración f prayer (cf. N 172 15).

oráculo m oracle.

orador orator.

orar i pray.

oratoria f oratory.

oratorio oratorical.

orbajosense Orbajosan.

orden m in one sense, f in another, order.

ordenar t order.

ordeñar t milk.

ordinario ordinary; adv. —mente; de—— commonly.

oreja f ear (esp. physically).

Orfeo m Orpheus.

organismo m organism.

organista organist.

organizar t organize, get up.

órgano m organ.

orgía f orgy, revelry.

orgullo m pride.

orgulloso haughty, proud; as noun, say egotist.

origen m origin, rise.

original original.

originar t originate.

orilla f bank.

ornato m decoration, adornment.

oro m gold.

os you (pl., familiar); refl see se.

osado daring.

ostentación f display.

ostentar t display.

Osuna f Osuna; el duque de—— N 227 15.

otero m (isolated) hill.

otro other, another; else, some ... else, any ... else; a different person; (w. numeral, tanto, etc.) more; el—— w. proverbs etc. that man.

otrosí furthermore.

oveja f sheep.

Ovidio m Ovid.

ovillo m (d of huevo) ball, or say hank (A. 'ball or bundle' made by winding the yarn tight from the madeja, the skein proper).

oye see oír.

oyente hearer, auditor.


Pablo m Pablo, Paul.

paciencia f (no hay one cannot have) patience.

pacienzudo patient.

pacífico peaceable, at peace.

padecer t suffer.

padecimiento m suffering, ailment.

padre m father; pl parents; —— nuestro (A. uncapitalized) paternoster, Lord's Prayer.

paf 'word expressing the sound of falling or striking against anything' A..

paganismo m paganism.

pagano pagan, heathen.

pagar t pay, pay for; —— a cualquier precio pay any price for.

pago m payment.

país m country, land, district.

paisaje m landscape.

paisano fellow-townsman, (local) compatriot.

paja f straw; N 198 15.

pajarillo, pajarito, m little bird.

pájaro m bird; big-bug.

pajizo straw-colored.

palabra f word, words, speech; tomar la—— take the floor, put in one's word, speak; en buenas—— s in plain terms.

palabreja f outlandish word, free and easy word.

palabrilla f little word, half-word, bit of word.

palabrota f big word, fine word.

palacio m palace.

palco m box (at theater).

paleontología f paleontology.

palidecer i pale, turn pale.

palidez f paleness.

pálido pale.

palillo m (d of palo) (wooden) toothpick.

paliza f cudgeling, caning.

palma f palm.

palmada f slap (friendly).

palmadita f little slap.

palo m stick; —— s metonymically clubs, blows, rows, a cudgeling.

paloma f pigeon, dove.

palomar m dovecote, pigeon-house.

palpitante palpitating, quivering.

palpitar i palpitate, throb.

palurdo rustic, clown, yokel.

pan m bread, loaf.

panenteísmo m panentheism (Krause's mixture of pantheism with theism).

panera f granary.

panorama m panorama.

pantalón m mostly pl pantaloons.

pantalla f shade, screen.

panteísmo m pantheism.

panteísta pantheist.

paño m cloth.

pañuelo m handkerchief.

papá m papa, father.

papel m paper; part (rôle).

papelillo m little paper; (druggist's) powder.

papelucho m yellow journal.

par m pair, couple (of things); un—— a couple, (Germanism?) a few.

para for, toward; to (not of place); something for, enough for; —— que in order that, that, to, so as to; —— eso está that's what ... is for; no es—— tanto it doesn't amount to so much as all that; acá—— entre los dos just between you and me.

paraíso m paradise.

paraje m place.

parar i halt, hold on, come to a stop; (also ir a—— ) bring up; (finally) come to; —do standing, in a position.

parcial partial; partisan.

pardo (dark brownish) gray (color of a bear, A.).

parecer i appear, seem (que that, as if); (properly refl) be like; m view of the case (esp. as to what should be done); —ido similar; qué te parece what do you think (of, nominative); ¿no te parece? don't you think so? don't you think I had better? me parece ver I seem to myself to see; al—— apparently.

pared f wall (not military).

paredón m augm of pared.

pareja f pair (of persons or things).

parentesco m relationship.

paréntesis m parenthesis, pair of parenthesis marks; entre—— in parentheses, by the way.

parlero loquacious, talkative.

Parnaso m Parnassus.

parra f (grape-)vine (trained).

parsimonioso parsimonious.

parte f part; place, quarter, hand,-where (e.g. en otra—— elsewhere, somewhere else), side; por mi—— for my part, on my part; meterse en buena—— (ironically) get into the wrong box, come to the wrong door; m despatch.

Partenón m Parthenon.

participar t communicate.

particular special, peculiar; m point, matter.

partida f start, leaving; band, guerrilla band, bushwhacking company; w. de caza etc. party.

partidario partisan; bushwhacker.

partidilla f d of partida.

partido m party; advantage, benefit; judicial district; sacar—— de make anything out of.

partir t part, divide, split, share; N 144 10, N 150 22; i start; leave.

pasaje m passage.

pasajero passing, passer-by.

pasar t or i pass, pass on, pass by; happen; cross one's mind; be more (de than); have enough to live on; undergo; (Gall.?) take a trip; m livelihood; —do past; se le pasa he gets over it; pasa aquí (Gall.?) come this way; —— por allá go over, come over.

pasatiempo m pastime, diversion, entertainment, amusement.

pascual paschal.

pasear i take a walk, take the air, walk, saunter.

paseo m (dar take) walk, ride, turn; walking; mall, boulevard.

pasión f passion (de for).

pasivo passive.

pasmoso astounding; adv. —mente.

paso m (dar take; de at) step, pace; passage; mal—— scrape, pickle, hard place; dar—— a make way for.

pastoril shepherd-haunted, pastoral.

pastosidad f smooth softness.

pata f paw, leg (not human); a (la)—— (la) llana in plain everyday fashion.

patán m yokel, bumpkin, clodhopper.

patente patent; f charter, certificate.

paternidad f fatherhood.

patético feeling, of strong feeling; telling.

patio m court, courtyard.

patochada f ineptitude (senseless utterance).

patria f (one's) country, fatherland; home (town etc., not house).

patriarca m patriarch.

patriarcal patriarchal.

patricio patrician (has, beside the Eng. senses, that of 'one who overtops his fellow-citizens by his birth, wealth, or virtues,' A.).

patrimonio m patrimony.

patrio of our country.

patriotismo m patriotism.

patrón patron, patron saint.

pausa f pause.

pavo m turkey; —— real peacock.

pavor m trepidation.

pavoroso terrific.

paz f peace.

pecador sinner.

pecaminoso sinful.

pecar i sin; —— de have too much tendency to be; si de algo peca es if he has any fault it is that of being rather; —do m sin.

peculiar peculiar (de to).

pecho m breast, chest.

pedacito m scrap.

pedante pedantic, pedant (as boastful rather than as finical).

pedantear i pedantize, play the pedant.

pedantería f pedantry.

pedazo m piece, bit; hacer—— s break in pieces, break to pieces.

pedestal m pedestal.

pedir t ask, ask for, request; order (goods).

pedrada f blow of a stone.

pedregoso stony (with loose stones).

Pedro m Pedro, Peter; N 4 22, N 152 21.

pedrusco m piece of stone.

pegar t (1) stick on, fasten on; —— fuego set fire; —— la hebra get one's needleful started, get started; —— los ojos get a wink of sleep; (2) beat; strike (a blow), fire (a shot), etc. according to context.

peinar t comb; r do up one's hair.

pelagatos m mudlark ('poor and contemptible man' A.).

pelar t cut the hair of, pull out the hair from, shave; pluck (a bird); que se las pela with all one's might, like mad; —do bald, bare (treeless, featherless, etc.).

peldaño m step (of stairway).

pelea f fray.

pelear i combat, fight.

peliagudo fine-haired; c difficult, awkward, delicate.

peligrar i be in peril.

peligro m (haber be in) danger, peril.

peligroso risky, perilous.

pelillo m trifling annoyance; pararse en—— s boggle over trifles, stick at trifles.

pelmazo m slow-coach, dawdler.

pelo m hair; nap (of cloth); —— malo down (of birds); tocar el (A. al) —— de la ropa touch a hair of one's head, do any injury at all to; —— s y señales details.

pelota f ball (e.g. for play).

pellejo m skin.

pellizcar t pinch.

pellizco m pinch.

pena f penalty, grief, pain, pains, difficulty; valer la—— be worth while, pay; no vale la—— don't mention it (N 67 6), isn't worth mentioning.

pendiente hanging (de from, by).

péndulo m pendulum.

penetrante penetrating.

penetrar t or i penetrate, make one's way in, imbue.

penitencia f repentance, penitence, penance; hacer—— con mí take dinner, such as it is, with me; nearly = take pot-luck.

penitenciario m penitentiary (N 16 31).

penoso painful, uncomfortable, suffering.

pensamiento m thought; mind.

pensar t think (de about), think about, think of, think over; i think (en on, of, about).

pensativo pensive.

penumbra f penumbra, half-shadow.

peña f cliff, crag.

peor worse, worst.

Pepe m d of José; Pepa f d of Josefa.

Pepillo, Pepito, d of Pepe.

pequeñez f little thing, trifle.

pequeñito tiny.

pequeño small, little.

pequeñuelo diminutive, petty, small fry.

pera f pear; poner las—— s a cuarto or a ocho put the screws on, force to give way.

peral m pear tree.

peralito m little pear tree.

percance m perquisite; harm, mishap.

perder t lose; bring to perdition; —ido reprobate; —ido de la cabeza bereft of reason.

pérdida f loss.

perdón m pardon; no tener—— de Dios be beyond forgiveness.

perdonar t pardon, forgive, let off.

perecer i perish.

pereza f laziness.

perezoso lazy; adv. —mente.

perfección f perfection, perfectness.

perfeccionamiento m (process of) perfection, perfecting.

perfecto perfect, consummate; adv. —mente perfectly, precisely.

perfidia f perfidy, double-dealing.

pérfido perfidious, disloyal.

perfil m profile; fine line, stroke.

periódico m periodical, newspaper.

periodiquillo m little paper.

período m period.

periquete m twinkling.

Periquito m d of Perico d of Pedro.

perito expert.

perjuicio m prejudice; mischief, damage.

perjurar i swear one's hardest; t jurar y—— swear up and down, swear by all that is holy.

permanecer i remain.

permiso m permission.

permitir t permit.

pero but; why followed by comma in Eng., O; gives climactic emphasis to reiteration; m c N 52 11.

perogrullada f (superfluous statement of) self-evident truth, obvious fact, N 19 5.

perorata f (inopportune) harangue.

perpetuar t perpetuate.

perpetuo perpetual, adv. —mente.

perplejidad f perplexity.

perplejo perplexed, in perplexity.

perrero m 'he who has charge of putting dogs out of a> cathedral' (A.); say beadle or dog-beadle.

perro m dog.

perseguir t pursue; persecute.

persona f person.

personaje m prominent man, notability, magnate, worthy.

personal personal.

personalidad f personality.

pertenecer i pertain, belong.

perteneciente pertaining, belonging.

perturbación f disturbance.

perturbar t disturb, unsettle, embroil, throw into disorder.

perversidad f perversity.

pervertir t pervert.

pesa f weight.

pesadumbre f weight; trouble, displeasure.

pesar t or i weigh, be heavy, be painful; m regret, grief; a—— in spite, in despite; —do heavy; disagreeable.

pesca f fishing.

pescar t catch (fish).

pescuezo m (A. esp. back of) neck (esp. as part of looks; more familiar than cuello; 16 28, 93 23, the lady gets a more classic word than the gentleman); cortar el—— cut off the head.

peseta f peseta (= French franc, nearly 20 cents).

peso m weight.

pestañear i one's eyelashes quiver.

pestilencia f pestilence, pest.

petaca f cigar-case.

pétreo stony.

petróleo m petroleum.

pez m fish.

piadoso pious.

piano m piano.

picadillo m timbale; hacer—— a make into mince-meat, make hash of.

picante pungent.

picaporte m latch.

picar t or i prick (slightly), sting, bite, be hot, spur; put (spurs to).

picardía f (from pícaro) knavery, (piece of) rascality.

picaresco roguish, sly, picaresque.

pícaro rogue, knave; rascally.

picarón great rascal; f jade, hussy.

picazón f pricking, biting (of insects etc.), itching.

pico m beak, bill; pick; peak; odd (i.e. odd units in excess of a round number, as in '200 and odd'); c mouth; —— de oro 'persona qui habla bien' A.; not personal at 165 32.

picotazo m peck.

pide see pedir.

pie m foot; bottom; leg (of furniture etc.); en—— on his feet; a cuatro—— s on all fours; al—— de la letra literally; ponerse sobre un—— (A. andar en un——, andar en un—— como grulla (crane), estar en un—— ) put one's best foot foremost, bestir one's self, be up and doing.

piedad f piety; pity (de on).

piedra f stone.

piedrecilla, piedrecita, f little stone.

piel f skin, hide; de la—— del miedo just made of fear (A. de la—— del diablo a limb of Satan).

[pienso m obs thought]; ni por—— not a bit, not in the least.

pierna f leg.

pieza f piece (not often in sense of pedazo, fragment, scrap), room; buena—— rogue, fine thing.

pila f basin (large, of stone etc.); font; (galvanic) cell.

pillería f scoundrelism, rascality.

pillo scoundrel, blackguard.

pinchar t prick (as with pin or thorn).

pintar t paint, depict.

pintoresco picturesque.

pintura f painting.

piñón m pine nut (seed, not cone).

pío pious.

piquillo m (d of pico) driblet, trifle.

piros L acc pl pear trees.

pisar t or i tread.

piso m floor, story; N 92 14.

pistolita f d pistol handy.

pitillo m cigarette.

placentero pleasurable.

placer m pleasure.

plácido placid.

plaga f plague (not as disease), calamity, infestation (A. 1, national 'calamidad grande'; 2, personal; ... 4, fig. any trouble; 5, 'abundance of a harmful thing—said also of things not harmful').

plan m plan.

planetario planetary.

plano flat, plane; de—— plainly, outright; (of judgment) summarily, off-hand.

planta f plant.

plantar t set out; c put ('against one's will' A.); r c get (to a place, with speed); plant one's self ('de pie firme' A.).

plantear t mark out; establish; start (topic).

plañidero wailing.

plato m a plate (to eat on).

Plauto m Plautus.

plaza f plaza, market; fortress; —— fuerte fortified town.

plazo m date (set so as to give time).

plazoleta f little plaza.

plegaria f supplication.

pleiteante litigant.

pleitear i have a lawsuit, carry on lawsuits.

pleitista litigious.

pleito m lawsuit, (poner bring) suit, litigation, case.

pletórico plethoric.

pléyade f Pleiad (coterie).

pliego m sheet (of paper); (sealed) letter; N 225 5.

pliegue m fold.

Plinio m Pliny.

plinto m plinth.

pluma f feather; pen.

población f town (A. defines ciudad, villa, pueblo, lugar, as different grades of población).

poblacho m rubbishy old town.

poblachón m big old town, rank old town, mean old town.

pobre poor, N 45 8.

pobrecito poor creature, poor dear, poor fellow.

pobreza f poverty.

poco little (not much); un-; pl few; vulgarism for no—— , cf. en mi vida; un—— a little, somewhat, rather; —— a—— little by little, gradually, go slow; tener en—— think little of, put a low value on.

poda f pruning.

poder t can, be able, may; r can be done; m power; no—— con cannot do anything with, cannot keep under;

puede (que) maybe, possibly; como pueda as best he may.

poderoso powerful.

podredumbre f decay, rottenness.

podrir, pudrir, both forms of inf. equally good, rot, decay, molder.

poesía f poetry.

poeta m poet.

poético poetic, poetical.

polígono m polygon.

polilla f moth.

política f politics, policy.

político political; politician;-in-law.

politiquejo rascal of a politician.

polvo m (hacer reduce to, grind to) dust, powder.

pólvora f gunpowder.

polvoriento, polvoroso, dusty.

pollo m chicken.

pomada f pomade, pomatum.

pompa f pomp.

pomposo pompous.

ponderación f panegyric, laudation.

ponderar t magnify, extol, make much of.

poner t put, place, set (about, at, a), lay, put on, put in, set up; give (a name); make (w. adj. etc.); (not in A.) drop (as in drop me a line); r become, turn (w. adj. etc., not noun), get; go (to, at, a); —— cariño a take a fancy to, be taken with; cómo te han puesto what a figure they have made of you; puesto (of hat etc.) on; se ponía de este modo he went like this; —se en su penumbra assume its penumbra; —se en camino,—se en marcha, set out, be off.

poniente setting (sun).

popular popular.

popularidad f popularity.

poquito d of poco; un—— a little bit, just a little, the least bit; —— a cosa nothing much, no great shakes.

por by, for, because of, for—— 's sake, out of (as motive), through, in the course of, on, over, at; before adv. of place untr. or on the etc.; —— qué why; —— lo cual wherefore; —— eso that is why; —— sí of one's self; ir—— la esquina go round the corner; —— momentos moment by moment; —— las noches nights; —— poco más a little more and they would have; —— ... que however; existentes y—— existir in existence or destined to exist.

porcelana f china.

porción f portion, allowance, lot.

pormenor m detail.

porque because, for; that, to the end that; porqué = por qué (A. por qué).

porrazo m blow with a club; blow, bruise.

portal m vestibule, entry, front hall.

portar r behave.

portátil portable.

porte m behavior, demeanor, ways.

portento m portent, prodigy, phenomenon.

posada f hotel, inn, boarding-house, lodging-house.

poseer t possess.

posesión f possession.

posibilidad f possibility.

posible (en lo as far as, lo menos as little as) possible.

posición f position; social station.

postizo extra (and artificial, e.g. false hair), accessory.

postrar t prostrate; r kneel, fall at one's feet.

postre m article of dessert; pl dessert.

postrer[o] last ('in order,' A.).

postura f posture, attitude, position.

pozo m well; (of mine) shaft.

práctica f practice; pl field work.

practicar t practice.

precaución f precaution.

precaver t take precautions against; r take precautions.

preceder t precede.

precio m price, worth; no tener—— be beyond price, be worth one's weight in gold.

preciosidad f precious thing.

precioso precious.

precipitación f precipitation, precipitancy, haste.

precipitar t hurl down, start down (a precipice); —do precipitate, adv. —mente.

precisar t tell precisely.

preciso needful; precise, adv. —mente; es—— it is needful, I must, have to.

precoz precocious.

predicación f preaching.

predicar t preach (por through), lecture.

predilección f (de in the line of) predilection, special taste.

predio m estate, premises, parcel of real estate.

preeminencia f preëminence.

preeminente preëminent, foremost.

preferible preferable.

preferir t prefer.

pregonar t proclaim.

pregunta f (hacer ask) question.

preguntar t ask.

preguntilla f slight question.

prehistoria f prehistoric archaeology.

prelado m prelate; bishop etc..

prematuro premature; adv. —mente.

prenda f article (of goods), garment; endowment.

prender t arrest.

preocupación f preconception, prepossession, prejudice, infatuation.

preocupar t preoccupy, take up (de with).

preparar t prepare, get ready.

prerogativa f prerogative.

presa f dam; prey.

prescindir i set aside, dispense with (de).

prescripción f prescription, title by adverse possession, gaining of title by adverse possession.

presencia f presence, advent.

presenciar t witness.

presentar t present; introduce; r make one's appearance.

presente present; m the present.

presentimiento m foreboding.

preservar t preserve.

presidente president; chief justice.

presidio m penitentiary, prison.

presión f pressure.

prestamista money-lender.

prestar t lend; —do borrowed.

presteza f swiftness, rapidity.

prestigio m prestige, glamour.

presumir t presume; i pride one's self (de on being); —do presumptuous.

presunción f vanity, pretense.

pretender t claim.

pretensión f (tener make) pretension, claim, pretense.

pretextar t allege (as excuse).

pretexto m pretext.

prevención f prepossession, prejudice, bias.

prevenir t prepare, be beforehand; give warning.

prever t foresee.

previsión f foresight, prearrangement, providence.

primer[o] first, foremost, finest; de-a sc. clase.

primicia f first fruit, first of the crop.

primitivo primitive, original.

primito (d of primo) coz.

primo prime; cousin; a-a noche after dark.

primor m skill, masterliness; fine work, masterpiece.

primoroso neat, elegant, graceful, fine.

principal chief, principal (more absolute than the Eng. words, hence admits comparison), main, eminent; adv. —mente.

príncipe m prince.

principiar i begin, start (a to).

principio m start, element, principle.

prisa f haste, hurry; de——, a——, in haste, at speed, usually de unless an adj. intervenes.

prisión f prison; arrest.

prismático prismatic.

privado private.

privar t deprive.

privilegio m privilege.

[pro m] pro y contra pro and con, affirmative and negative; tiene su pro y su contra there are two sides to it.

proa f prow, bow; poner la—— a aim at (thing); make a dead set at, set one's self against (person).

probabilidad f probability.

probable probable.

probar t prove; try; i work, agree (a with).

problema m problem.

procaz impudent.

procedencia f provenance, source.

procedente resulting.

proceder i proceed; be a product; m course, behavior.

procesión f (esp. religious) procession.

procónsul m proconsul.

procurador m attorney.

procurar t try.

prodigio m prodigy, marvel.

prodigioso prodigious, marvelous, extraordinary.

producir t produce, cause.

profanar t profane.

profano profane.

proferir t utter.

profesar t profess; cherish, entertain, bear.

profesión f profession.

profeta m prophet.

profundo deep, profound, abysmal; in general profundo is such as extends far down, hondo such as is located far down.

progresista progressist, progressive.

progreso m progress.

prohibir t prohibit, forbid.

prójimo m neighbor (in ethics).

prolijo prolix, verbose, lengthy.

promesa f promise.

prometer t promise.

promotor promoter; —— fiscal state's attorney.

prontitud f promptness.

pronto quick, quickly, soon, fast; de—— off-hand, all at once.

pronunciar t pronounce, utter.

propagar t propagate, preach.

propender i have the propensity, be prone.

propensión f propensity, proneness.

propicio propitious, favorable.

propiedad f property, ownership.

propietario owner, proprietor, land-owner.

propio own, of one's own; proper, appropriate, peculiar, belonging (de to), inherent (de in); the part (de of); fit; m the city's property (of real estate).

proponer t propose; r make up one's mind, undertake.

proporción f proportion (de to).

proporcionar t provide with, furnish.

proposición f proposal, proposition.

propósito m intention, (hacer form the) purpose; a—— suitable, adapted; a—— de speaking of.

prorrumpir i break out.

prosaico prosaic.

prosapia f stock, ancestry.

proscribir t proscribe.

proseguir i go on.

protección f protection, patronage, favor.

proteger t protect, give one's patronage to, take under one's protection, countenance; —ido protégé.

protejer see proteger.

protestante Protestant.

protestar i protest.

provecho m profit; ser de—— do (any) good.

provechoso of advantage.

provenir i come (from a source).

providencial providential.

provincia f province; de—— provincial.

provinciano provincial.

provocar t provoke.

provocativo provocative, challenging.

próximo next, close.

proyección f projection.

proyectar t project, cast, trace; plan.

proyectil m projectile.

proyecto m project, plan, scheme.

prudencia f prudence.

prudente prudent.

prueba f proof; sample.

psicólogo psychologist.

publicar t publish.

publicidad f publicity.

público public; adv. —mente; m (salir al come before the) public; de—— publicly.

puchero m (pitcher-handled, usually earthenware) cooking-pot, bean-pot; whimper.

pude see poder.

púdico modest, chaste.

pudor m modesty (of sex).

pudrir see podrir.

pueblo m city, town, place; small town, small place; populace; people.

puede see poder.

puente m bridge.

puericia f boyhood (age 7-14, A.).

pueril childish.

puerta f door, gate; N 129 26.

puertecilla f d of puerta.

pues adv then, and then, well, well then, why, why but, or untr.; conj (also —— que) since, for.

puesto ptc of poner;—— que since; m post, station, position.

pugna f combat.

pugnar i contend, conflict.

pulcher, pulchra, L beautiful.

pulcro natty, spruce, trim, (personally) neat, tidy.

púlpito m pulpit.

pulso m pulse.

pulverizar t pulverize.

pum bang.

punta f point (as sharp), tip, end; (of psychical qualities; mostly pl.) turn, somewhat.

puntapié m kick; echar a—— s kick out.

puntería f aim.

punto m (en at) point (mathematical point, dot, etc.); period (poner ... en put ... to); moment; al—— right off, instantly; a—— que just as, just when, at the same moment as; a—— de on the point of; a—— fijo to a dot; por —— (not in A.) this minute.

puntual punctual; adv. —mente.

punzante pricking, stinging, irritant.

punzar t prick, pierce.

puñetazo m blow with one's fist.

puño m fist.

pupilo ward.

pupitre m desk (to set on table).

pureza f purity.

puro pure; sheer, mere, bare.

puse see poner.


que rel pr that, who, which; often introduces clause equivalent to Eng. ptc.; conj that, the fact that, than, as, for, since, in such fashion that; and (e.g. in roe—— roe, A. 'equivalent to y más'); sometimes untr., esp. directly after no or an oath or before direct quotation; lo—— what, w. subjunctive whatever; pase lo—— pase happen what may; antes de lo—— pensé sooner than I thought (expected to); hay glorias—— cantar there are glories to sing of; dar—— hablar give something to talk of, give anything to talk of; y eso —— and that when; —— tienes you do have; qué what, what a, w. adj. or adv. how; qué de how many, what a lot of; ¿qué tal? what's the word; a qué why (to what purpose); por qué why (for what reason), why is it that; qué —— ni ——, qué —— ni qué niño muerto (other words may be substituted for niño muerto), —— fiddlesticks, don't talk of ——...

quebradero m breaker; —— de cabeza quandary, bother.

quebrantar t break.

quebrar t break; i go bankrupt; —do bankrupt.

quedar i remain, stay, be left, stand, be; haberse—do en have come down to; —se con retain, be left with; me queda I am left with; me—— é dormida I got to sleep.

quedo quiet; softly, cautiously; adv. —mente.

quehacer m affair, concern, thing one has to attend to, small duty.

queja f (dar make) complaint.

quejar r complain.

quejido m complaint, plaint.

quejumbroso querulous.

quemar t burn.

querencioso attached to one spot (properly of wild beasts), home-crazy; perhaps (not in A.) set in one's ways.

querer t wish, will, want to, mean to, try to, be willing; love, be fond of, like; will have; —~ido dear (para to), beloved; quiero que maten I want ... killed; no—— nada con not want anything to do with; quiera after rel. any ... ever; quiera que after rel. = ever as suffix, e.g. donde quiera que wherever; Dios quiera God grant; si Dios quiere literally translates the very common Arabic in sha 'll[-a]h; lo que se quiera what may, what you will.

quien who, he who, one who, the one who; o—— sea or whoever it may be.

quiero see querer.

quijotada f quixotism (not collectively).

quimera f chimera.

quincalleria f notion-shop, notion-counter, N 60 32.

quince fifteen; —— días a fortnight.

quinqué m Argand lamp, student lamp.

quinta f conscription.

Quintiliano m Quintilian.

quitar t take off, take away, remove, get out.

quizá, quizás, maybe, possibly.


Doña Perfecta

kilómetro m kilometer.



la see el, él.

laberinto m labyrinth.

labio m lip.

labor m work, farm work; casa de—— farm-hand's cabin.

labrador farmer.

labrar t work in; farm; plow; work (t.), past wrought.

labriego peasant.

lacedemonio Lacedaemonian.

lacónico laconic; adv. —mente.

ladino crafty, wily.

ladito nominally d of lado; practically, a un—— d of a un lado.

lado m (a to, at, on; hacia to, toward) side; dejar a un—— put aside, let alone, let pass.

ladrido m bark.

ladrillo m brick.

ladrón robber; thievish.

lago m lake.

lágrima f tear.

lagrimear i weep (excessively, as disease or weakness), blubber; fig. t. (drip, dribble).

laguna f pond, pool.

lamentable lamentable; shocking, dire.

lamentar t or i lament.

lámina f plate; engraving.

lámpara f lamp; gas-burner.

lance m casualty, crisis, adventure, episode.

lanza f spear, lance.

lanzada f spear-thrust.

lanzar t launch, dart, fling, fling out.

largo long; extensive; a long story; adv. —mente; lo—— length; de—— a—— from end to end; ir—— take a long time; cuan—— es at full length.

largueza f liberality.

las see el, él, and N 7 16.

lástima f pity, object of pity, complaint; de—— pitiful, woeful.

lastimar t wound, hurt, affront.

lastimero piteous.

lastimoso pitiable, pitiful.

latín m Latin.

latinidad f Latinity; (good etc.) Latin.

latinista Latinist (specialist in Latin).

latino Latin; Latinist (one who knows Latin).

latir i beat (heart).

latón m brass.

latrocinio m robbery.

laurel m laurel.

lavabo m washstand.

lavandera f laundress.

lavar t wash, wash out.

lazo m bow-knot, noose, lashing, bond; snare, (hostile) stratagem; 'armar—— c practice chicanery' A..

le see él; also you.

leal stanch, faithful, trusty, true.

lealtad f loyalty, true-heartedness, fair dealing, integrity.

lección f lesson.

lector reader.

lectura f reading.

lecho m bed (A. bedstead with bedding, cama with or without bedding, but cf. 131 16, 17, 23, sobre el lecho, en la cama; fig. senses belong mainly to lecho).

leer t read; léase read (imperative).

legión f legion.

legislador lawgiver, lawmaker.

legista legist.

lejano distant, remote.

lejos far, far off, at a distance; also a lo——, de—— .

lelo dazed.

lengua f tongue; language (national).

lenguaje m (hablar speak in, not speak) language (style).

lenguaraz loose-tongued, scurrilous.

lente m or f lens; pl (eye-)glasses.

lento slow; adv. —mente.

león lion.

les see él; also you.

letargo m lethargy.

letra f letter.

letradillo little man of learning.

letrero m placard, (temporary) inscription.

levantamiento m raising, uprising, coming out.

levantar t raise; bring into the field; take off, revoke; r get up, rise; come out (as insurgents); —— mano de take one's hand from; —do up.

levantisco (1, from Levante) Levantine, Turk-like; (2, from levantar) turbulent, revolution-loving.

leve light, slight.

ley f law, rule; es—— it is the rule.

leyó see leer.

libertad f (en at) liberty, one's liberty.

libertinaje m profligacy, debauchery.

libidinoso lewd, lustful, libidinous.

librar t free, keep free, deliver; líbreme Dios de God forbid that I; —— batalla give battle; —— una batalla engage in a battle; i —— bien come off well.

libre free.

librito m little book.

libro m book.

librucho m trumpery book.

licencia f license, permission; furlough; —— absoluta discharge.

lícito licit, permissible.

Licurgo m Lycurgus.

lid f fray, combat.

lidiar i fight, battle.

ligereza f levity, giddiness, hastiness.

ligero light, slight; adv. —mente; a la-a

hastily, with inadequate equipment.

limbo m limbo, N 118 17.

límite m limit, bound.

limosna f alms, charity.

limpiar t clean, cleanse.

limpieza f cleanness.

limpio clean, unsullied.

linaje m lineage; pl linajes, founders of families (A. 'noble citizens recognized as such and incorporated into the body of the nobility').

lindero m boundary line.

lindo pretty, dainty; adv. —mente.

línea f line (includes raya and other senses); por la—— materna on one's mother's side.

linterna f lantern (de convexo cristal bull's-eye).

lío m bundle; imbroglio, embroilment; artful dodge.

lírico lyrical.

lirio m lily.

lisonja f flattery.

lisonjero flattering, wheedling; agreeable.

lista f strip, stripe, list, roll-call.

listo active, lively, clever.

literario literary.

litigio m litigation.

Livio Andronico m Livius Androni'cus.

lo see el, él.

lobo m wolf.

lobreguez f gloom.

local local, of place.

localidad f locality; de la—— local.

loco mad, insane, crazy, lunatic (con over).

locura f insanity.

locutorio m locutory, convent parlor.

lodazal m mud-puddle, mud-hole, slough.

lodo m mud (esp. as it is made by rain).

lógica f logic.

lograr t obtain, attain, succeed in, get so far as to; —— que get one to.

loma f ridge.

lomo m often pl loin; back (of beasts).

Londres m London.

longaniza f long sausage (of pickled meat; will last some time).

loro m parrot.

los see el, él.

losa f flagstone, (esp. sepulchral) slab.

lozanía f lushness, verdure; vigor, vitality.

lozano lush, luxuriant.

lucecilla f little light.

lucir t show off, sport.

Lucrecio m Lucretius.

lucha f wrestling, struggle, combat.

luchar i wrestle, struggle, combat.

luego at once, next, then, so (accented when illative, Knapp: some say the contrary, accented except when illative; A. does not accent it at all); desde—— at once, from the start; —— que as soon as.

luengo (archaic or poetic) long.

lugar m place; occasion; village.

lugareño villager, village boy.

lugarón m execrable place.

lumbrera f luminary.

luminoso luminous.

luna f moon.

lustrar t polish.

lustre m luster.

luterano Lutheran.

luto m (de in) mourning.

luz f (a by) light.


llamar t call; invite; knock, ring; r be called, my name is.

llamarada f (momentary) flame, blaze; flush.

llana f trowel.

llano m plain; level.

llanto m weeping, tears, fit of crying.

llave f (echar turn, to lock) key.

llegada f arrival.

llegar i arrive, come; r go (to a certain near place), approach (a); —— al alma sting.

llenar t fill.

lleno full.

llevar t bear, carry, carry off (esp. w. se), move, take; take off; wear; get; win; (of time) have had, have been.

llorar i weep, shed tears, cry.

lloro m often pl weeping.

llorón tearful, lachrymose.

lluvia f rain, shower.


Doña Perfecta

rabia f madness (of dog); fig. rage.

rabiar i rage.

rabillo m (d of rabo tail) bob-tail, tag; (not in A.) corner-stroke (i.e. serif).

raciocinio m ratiocination, reasoning.

ración f ration, allowance, portion.

racionero m prebendary (next grade below canónigo).

raíz f root.

rama f bough, limb, branch.

ramo m twig, spray, nosegay; Domingo de R—— s Palm Sunday.

rancio antique, time-worn.

rapar t shave.

rapaz stripling.

rapidez f swiftness.

rápido swift, rapid; adv. —mente.

rareza f rarity; strange action.

raro rare; unusual; odd.

rascar t scratch.

rasgar t tear; —do large (window, eye, mouth).

rasgo m line (drawn).

rasguear t strum, stroke (A. 'play a guitar or other instrument by grazing several strings at once with the tips of the fingers').

rasguño m scratch.

ratito m little while.

rato m while, space (of time), time, spell; a—— s from time to time.

raya f line (mark).

rayo m ray; lightning, lightning-flash.

raza f race.

razón f reason, argument; good grounds; pl statements, words; tener—— be (mucha quite) in the right; carecer de—— be irrational, be in an irrational position, be in the wrong.

razonable rational.

razonamiento m reasoning.

real (1) royal; camino—— highway; el R—— cf. 55 21; m real (anciently 14 cents, modernly 5 cents); (2) real; adv. —mente.

realidad f reality.

realizable realizable.

realizar t realize; accomplish, achieve.

reanimar t reanimate, revive.

rebanar t slice.

rebelar r rebel.

rebeldía f insurgency.

recado m message; present.

recaer i relapse; fall (en, sobre, to, upon; sobre of blame etc.).

recaudador collector.

recelar t mistrust, be apprehensive, apprehend.

recelo m mistrust, apprehensiveness, apprehension.

receloso apprehensive, mistrustful.

recibir t receive.

recién N 43 9 newly.

reciente recent; adv. —mente.

recinto m precincts.

recio stout, robust.

reclamar t claim, call for, bring a claim (dat. against, acc. for).

reclinar t rest, lay (obliquely).

reclutar t recruit.

recobrar t recover.

recodo m bend.

recoger t get together, get in, pick up, take in, withdraw, retire, sequester; r shrink down.

recogimiento m retirement; restraint; abstraction from worldly thoughts.

recolección f compend; harvest; collection (of money; Gall.? of objects of virtu).

recomendación f recommendation.

recomendar t recommend, enjoin.

recompensar t recompense, repay, remunerate.

reconciliación f reconciliation.

reconciliar t reconcile.

recóndito out of the way, secluded.

reconocer t recognize.

reconocimiento m recognition, acknowledgment.

recordar t remind (a or acc. of), recall.

recorrer t go over; explore.

recortado scissored out, jagged, silhouette, silhouetted, N 173 34.

recostar t bend back, lean back, lean.

recrear t gladden, delight.

recriminación f recrimination.

rectitud f rectitude, uprightness.

recto right, upright.

recuerdo m reminding, recalling, remembrance; mention (over again).

recurso m recourse, expedient, instrumentality.

rechazar t repel, reject.

rechinar i squeak, creak, jangle.

rechoncho c chubby ('short and fat' A.).

redactar t draw up, couch.

redentor redeemer.

redonda f district; a la—— round about.

redondez f roundness, round.

reducir t reduce; diminish.

reedificar t rebuild.

referencia f reference.

referente relating.

referir t refer, relate, report.

reflexivo reflective; reflexive.

reflujo m reflux.

refregón m c rub, (hostile) wipe across (en); N 191 27.

refrescar t refresh.

refriega f skirmish.

refugiar r take refuge.

refugio m refuge.

regadera f watering-pot.

regalar t make one a present of.

regar t water.

régimen m rule, government.

regimiento m regiment.

región f region (A. '... 2. Space which, according to ancient philosophy, was occupied by each one of the four elements').

regir t govern, manage.

registrar t inspect, examine, search.

registro m registry; —— civil records of vital statistics.

regla f ruler; rule.

regocijar t gladden; r rejoice, indulge one's glee.

regresar i return.

regreso m return.

regular regular; moderate, tolerable, pretty good; adv. —mente.

rehén m, usually pl, (en as) hostage.

rehusar t refuse.

reina f queen.

reinar i reign; prevail (be dominant).

reino m kingdom.

reír i laugh; m laugh; —se de laugh at.

reiterar t reiterate.

reja f window-grating.

relación f relation, connection; narrative.

relacionado acquainted, furnished with acquaintances.

relámpago m flash of lightning.

relato m tale.

relevar t relieve.

religión f religion.

religiosidad f religious feeling.

religioso religious; scrupulous.

reloj m clock, watch (da strikes).

relojera f watch-stand.

rematar t dispatch, put through.

remediar t help.

remedio m remedy, help for it, way out; poner—— en remedy, redress.

remendar t patch, piece.

remojo m (de in) soak.

remontar t exalt; r soar, mount up.

remoquete m blow (fig. slap) in the face; sarcasm;

decir el—— call one names (etc.) to his face.

remordimiento m compunction, remorse.

remoto far-off, distant; adv. —mente.

renacer i be born again, spring into new life.

rencor m rancor.

Renialdos (Reinaldos) m Renaud, Rinaldo, Reynold; N 167 1.

renovación f renovation.

renovar t renew.

renta f income; rent.

renunciar t, or i w. a, renounce, resign.

reñir i quarrel; t scold.

reo culprit, prisoner at the bar.

reparar t repair; note.

reparo m consideration, hesitation, demur.

repartidor distributor.

repartir t distribute (por about).

repente, de——, of a sudden, all at once.

repetir t repeat.

repitió see repetir.

replicar t reply, rejoin.

reponer t put back, replace, reply; r recover one's self.

reposar i repose; —do reposeful, adv. —mente.

reposo m repose.

repregunta f cross-question.

reprender t reprimand.

reprensión f reproof.

representante representative.

representar t represent.

reprimenda f reprimand.

reprimir t repress.

reproducir t reproduce.

república f republic.

republicano Republican.

repugnante repulsive.

repulsión f repugnance.

repulsivo repellent.

repuse see reponer.

reputación f reputation; at 88 22-23 reputación is matter of opinion, fama is as to matters of fact.

requerir t examine; require, call for.

res f cow (or other cloven-footed beast).

resabio m after-taste, tang; vestige, (bad) habit, trick.

resentimiento m resentment.

reserva f reserve.

residencia f residence.

residir i reside.

resignación f resignation.

resignar t resign.

resistencia f resistance, opposition.

resistir i resist, hold out; t resist (passions etc.); bear.

resolución f resolution.

resolver t resolve, decide, determine, settle; solve;

resuelto determined etc., resolute, purposeful, brave;

está resuelto has his mind made up.

resonar i resound, echo.

respecto m proportion, relation; —— a,—— de, with regard to.

respetabilidad f high repute, respectability.

respetable worthy, respectable.

respetar t respect.

respeto m respect.

respetuoso respectful, deferential.

respiración f breathing, respiration.

respirar t breathe, take breath.

respiro m breathing-time.

resplandecer i gleam.

resplandeciente gleaming.

resplandor m splendor, luster.

responder t answer, reply.

responsabilidad f responsibility.

responsable responsible (de for).

responso m respond, responsory.

respuesta f answer, reply.

restablecer t reëstablish, restore.

restante one who is left; remainder.

resto m remainder, remnant, rest, pl remains.

resucitar i come to life, rise from the dead.

resuelvo see resolver.

resuello m panting.

resultado m result.

resultar i the result is, it turns out that there is.

resumen m recapitulation, gist; en—— to sum up.

retablo m altar-piece, reredos, retable.

retahila f string (series).

retama f (bush of) broom (N 73 14).

retardar t put off, delay.

retebién extra well, capitally, N 11 5.

retemblar i tremble repeatedly, shake again; (not in A.) brandish (con).

retener t detain, retain.

retirar t withdraw, retire, go.

reto m defiance, challenge.

retoño m sprout; (Gall.?) offspring, scion.

retorcer t twist.

retórica f rhetoric; pl c fudge, hocus-pocus.

retórico rhetorician.

retozar i frolic, frisk, skip, romp, play.

retozo m frolic, romp.

retratar t portray, depict.

retrato m portrait, picture.

retroceder i turn back.

retruécano m antithetical inversion, (verbal) jugglery.

rétulo m error for rótulo, título, address.

retumbar i resound, reverberate.

reunión f gathering.

reunir t assemble, gather, get together.

revelación f revelation, disclosure.

revelar t reveal, disclose, betray.

reverencia f reverence; bow.

reverenciar t reverence.

revés m reverse; al——, del (A. de) —— , reversed, topsy-turvy, back end foremost.

revisión f revision, reëxamination.

revista f review.

revocar t revoke, whitewash (outside; with plaster of Paris), plaster (outside).

revoltoso boisterous, turbulent, disturbing.

revolución f revolution.

revolver t stir, stir up, disturb; wrap, roll; —uelto turbulent, troubled.

revólver m revolver.

revuelto ptc of revolver.

rezar t or i say prayers, N 172 15.

ribera f riverside.

ricacho depr augm of rico.

rico rich.

rich onomatopoeia for the rustling sound of a fan, a window-shade, etc. sharply moved.

ridículo ridiculous.

ríe see reír.

riesgo m risk, risks.

rígido stiff.

rigor m rigor.

riguroso rigorous, strict.

rincón m corner (inside), nook.

río m river, stream.

riqueza f riches, wealth.

risa f laugh, sg or pl laughter.

risible laughable, droll.

ristra f trace, rope (of onions etc.).

risueño smiling, blithe.

rito m rite.

ritólicas error for retóricas.

rivalidad f rivalry.

rizar t crisp, curl, crimp.

robar t rob (me lo me of it), steal, plunder; abduct.

roble m oak.

robo m robbery; abduction.

robusto robust.

roca f rock.

rociada f (fall of) dew, bedewing, (fine) shower.

rodar i roll, whirl.

rodear t surround; i go around.

rodeo m roundabout way, circumlocution.

rodilla f (1) knee; de—— s on one's knees; (2) scrubbing-cloth, mop (not with handle).

roer t gnaw.

rogar t ask, beg, beseech.

Roldán m Roland.

Roma f Rome.

romance m ballad, N 150 3.

Romancero m Romancero, N 150 3.

romano Roman.

romboide adj (not in A.) and m rhomboid.

romper t break, burst; break out (a reír laughing), break off; —se (dat.) la cabeza cudgel one's brains, wear out one's brains.

ronco hoarse.

rondador m night-walker.

rondó m rondo.

ropa f clothing, clothes, garment.

ropero m wardrobe.

ropón m wrapper ('ordinarily over the other clothing' A.).

rosa f (also L) rose.

Rosarillo = Rosarito.

rosario m rosary; R—— f N 24 33.

Rosarito (or better Rosarita, 24 28) f d of Rosario.

rostro m countenance, face.

roto ptc of romper; papeles—— s waste paper.

rubio blond (hair).

ruborizar r redden.

rudimento m rudiment, elementary knowledge.

rudo rough-hewn, rough.

rueda f wheel; que hace la—— with outspread tail.

ruego m request.

rugir i roar.

ruibarbo m rhubarb.

ruido m noise.

ruidoso noisy; adv. —mente.

ruin vile, shabby, scurvy, despicable, infamous.

ruina f ruin, fall.

ruinoso ruinous.

rumiante ruminant.

rumiar t chew (as cud), ruminate.

rumor m rumor; murmur, hum (A. '2, confused noise of voices; 3, vague dull continuous noise').

rústico rustic, rural, country.

Rutilio m Rutilius, N 175 30.

rutina f routine.


sábado m Saturday.

saber t know (as fact), know how; come to know; can, have the ability; m knowledge, learning; sepa usted let me tell you; no sé qué something or other, some ... or other (but yo no sé quién I do not know who); no sé por qué for some reason or other.

sabiduría f wisdom, learning, sagacity.

sabio wise, learned, scientific (man); sage, wise man, learned man, scientist, scholar.

sablazo m saber-cut.

sable m saber.

saborear t relish.

sacar t extract, get out, get, draw (out) (from, de or dat.); discover; —— de un error free from an error.

sacerdotal priestly.

sacerdote m priest.

saco m sack (in almost all senses).

sacramento m sacrament; N 187 9.

sacrificar t sacrifice.

sacrificio m sacrifice.

sacrilegio m sacrilege.

sacrílego sacrilegious.

sacristán m sacristan.

sacristía f sacristy.

sacro sacred.

sacudir t shake, shake off; r w. de or

de encima shake off.

saeta f arrow.

sagaz sagacious, astute.

sagrado consecrated, sacred.

sagrario m sanctuary; a chapel (in a cathedral) serving as parish church, say parochial chapel or sagrario.

sajón Saxon.

sala f hall, (large) room.

salida f start, going out, coming out, exit; (esp. w. tener and adj.) (sudden) idea, impulse; —— de tono rudeness of speech.

saliente salient, projecting.

salir i go out, come out, get out, leave (de); be drawn; —— con plump out, spring; —— adelante (A. avante) put the thing through (against difficulties).

salitre m saltpeter.

saliva f saliva.

saltar i or t leap, jump.

salto m leap, jump; —— de agua waterfall.

salud f health.

saludar t or i salute, greet.

Salustio m Sallust.

salutífero salutiferous, health-bringing.

salvación f salvation.

salvador saving, savior.

salvaguardia f safe-conduct.

salvaje wild, savage (as uncivilized, not as ferocious), primitive, uncivilized.

salvar t save; pass over, overleap.

salvedad f saving clause, limitation.

salvo safe, saved; before noun saving, with deference to, without prejudice to, without denying.

San for Santo before m. names of saints, that do not begin with unaccented To or Do.

saneamiento m drainage.

sangre f (hacer draw) blood.

sangriento bloody.

sanguijuela f leech.

sanguinario sanguinary, bloody, bloody-minded.

sanguíneo sanguine.

sano healthy, sound, well; (of air) fresh, pure.

santiguar r make the sign of the cross, cross one's self.

santo holy; saint; blessed.

saña f rabidness.

saquear t plunder, loot, pillage.

sarcasmo m sarcasm.

sarcófago m sarcophagus.

sargento m sergeant.

sarta f string (of strung objects).

Satanás m Satan.

satisfacción f satisfaction.

satisfacer t satisfy (de as to, a in, w. ptc. with); —echo self-satisfied (de over).

saudades N 24 30.

savia f sap.

sayón m (mediaeval) executioner.

sazón f season; a la—— then, at the time.

sazonar t season.

se himself, herself, itself, themselves; as acc., forms refl. verbs w. sense of Eng. i. or passive (less often of active t.), also in reciprocal sense or in sense of possibility, as lo reduzco a esto I reduce it to this, se reduce a esto it reduces to this, verse be seen, be to be seen, be visible, see each other, one sees, asustarse get scared; hoy no se trabaja no working to-day; also used impersonally as se me olvida I forget or as se renuncia al auxilio (note the a) the aid is renounced; as dat. often untr.; w. intr. verbs the refl. sense is commonly 'not felt except in an extremely evanescent and obscure way' (Bello), but may be recognized as suggesting spontaneity or vigor (id.).

see saber.

sea see ser.

seca f drought.

secar t dry.

seco dry; gruff; (of blows) sharp (A. 'strong, quick, and not loud'); adv. —mente.

secretaría f secretaryship, office of the secretary.

secretario secretary.

secreto secret; m secret, secrecy.

secta f sect.

secuestrar t treat as a prisoner.

secundario secondary.

sed f thirst.

sede f see.

seducir t seduce, beguile.

seductor seductive, seducing, seducer.

seguida f sequence; en—— next, at once.

seguir t follow, go on with; i go on, keep on (por in); —do consecutive, successive, running.

según according to, in accordance with, as is; as; it seems to; to judge from; (also —— y conforme) that depends; —— está de he is so.

segundo second, secondary; m second.

seguridad f security, assurance, certainty, safety.

seguro (tener por be, make) sure, certain, sure-footed, safe; adv. —mente be sure to, beyond a doubt; de—— assuredly.

seis six.

selección f selection.

selvicultura f forestry.

sellar t seal, stamp; N 64 23.

semana f week.

semblante look, expression; face.

semejante like (a); such.

semejanza f likeness.

semejari resemble (a).

semental for breeding.

semestre m six months, semi-annual payment.

semilla f seed.

seminario m seminary (theological or other).

sencillez f simplicity.

sencillo simple; adv. —mente.

senda f path.

sendos pl each a.

seno m bosom.

sensación f sensation.

sensibilidad f sensibility.

sensible perceptible by the senses; painful.

sensiblería f nonce-word? sensitivism.

sentar t seat; lay on; i w. dat. become; r sit down, sit.

sentencia f dictum, maxim, sentence (in law, not in grammar) decision.

sentencioso sententious; adv. —mente.

sentido m sense, senses, purport; (en to) effect.

sentimental sentimental.

sentimentalismo m sentimentalism.

sentimiento m sentiment, feeling.

sentir t feel, perceive, hear; be sorry (for, acc.), regret; tanto—— feeling so much (lit. so much feeling, taking feeling as strictly verbal noun and not as an abstract which has become independent of the verb).

seña f sign, signal, countersign.

señal f mark, token; signal (to do a thing).

señalar t mark; point to, point out.

señor lord, gentleman, Mr., sir, master; before other titles, nouns of kinship, etc., untr., but expressing respect; —— mio sir.

señorito young gentleman, Mr., Master.

sepa see saber.

separación f separation.

separar t part, separate.

sepulcro m tomb; de—— tomb-like.

sepultura f burial, burial-place, grave.

sequía f drought; (not in A.) droughtiness.

ser i be (permanently, in essence); auxiliary of passive; m being, creature; es que the fact is, the thing is, or untr.; lo que es as to; ¿no es esto? ¿no es eso? isn't that so? didn't you? won't he? etc.; cf. él;—— de become of.

seráfico seraphic.

serenar t calm down.

serenidad f serenity, equanimity.

sereno serene; m night watchman.

serie f series.

seriedad f seriousness.

serio serious, grave.

sermón m sermon.

sermoncillo m sermonette; loosely, palaver.

sermonear t lecture.

servicio m service; de—— on duty, in waiting, in use.

servidor servant.

servidumbre f servitude, easement; household, servants.

servir t serve (de for, as); be good (be serviceable; para for); para—— a usted at your service.

seso m (good) sense; brain, pl brains.

sesudo sensible.

severidad f severity.

severo severe, rigorous; adv. —mente.

Sevilla f Seville.

sexagenario sixty years old.

sexo m sex.

si if; why w. comma in Eng. ('to give emphasis or energy,' A.; introducing the ground of an implied assertion, Bello); now, unaccented; —— no if not, unless, else (N 64 1); un—— es no es a bit, a trifle.

pr see se; adv yes; indeed; emphasizes positive statement in antithesis to no; (also —— que) = emphatic auxiliary do, or emphasis on other auxiliary in Eng.; after que it is, I do, it is so, etc.; —— que lo es it is, it is that (accent 'is'); un día—— y otro no every other day.

sibarita Sybarite, sybarite.

siembra f sowing, planting.

siempre always, ever, still, right along; —— que whenever, provided that; lo de—— the same old story.

sien f temple.

siendo see ser.

siente see sentir.

sierra f saw; (jagged) mountain-range.

siete seven; guerra de los—— años seven-year war, N 125 19, not the Seven Years' War.

siglo m age, century.

significar t mean.

significativo significant.

signo m sign, symbol.

sigo see seguir.

siguiente following; el—— this; día—— morrow.

sílaba f syllable.

silbato m whistle.

silencio m silence.

silencioso silent.

silla f chair.

sillón m armchair.

símbolo m symbol.

simpatía f sympathy; liking.

simpático winning, genial, fascinating, agreeable, acceptable.

simple simple.

simplote simple indeed.

simular t simulate, make a pretense of.

sin without;-less (e.g. —— defensa defenseless); w. inf. un-w. adj. or ptc. (e.g. —— poder unable, —— ser oído unheard); —— que vieran without their seeing.

sinceridad f sincerity.

sincero sincere.

singular peculiar, especial, rare, extraordinary.

singularidad f peculiarity, oddity, thing out of the common track.

siniestro left (hand); sinister.

sino connecting words except, unless, but; anything but, anybody but (—— a to anything but, to anybody but); other than; connecting clauses but after neg.; no parece—— que it seems for all the world as if.

sintetizar t synthesize (for Galdos' use cf.

resumir summarize).

síntoma m symptom.

siquiera at least; w. neg. even.

sirena f Siren.

sirte f Syrtis (sandbanks of African coast; Acts xxvii, 17).

sirve see servir.

sirviente (household) servant, domestic.

sistema m system, method.

sistemático systematic.

sitio m place, spot, locality.

situación f situation, position; state.

situado (ptc of situar) situated.

so m c you ... thing.

soberbia f arrogance, conceit, asperity.

soberbio conceited; furious, wild, mad, all worked up; (of horse) spirited.

soborno m subornation, bribery, bribe, (pecuniary) inducements.

sobrar i be left over, be more than enough.

sobre over, on, upon, above; about, as to; —— todo above all.

sobrenatural supernatural.

sobreponer t set above.

sobresaliente distinguished, eminent.

sobrevenir t come over, come upon.

sobrinejo no-account nephew, that nephew of—— 's.

sobrinillo, sobrinito, little nephew, young nephew.

sobrino nephew.

sobrio temperate, moderate (de in).

socarrón sly; adv. —mente.

social social.

sociedad f society.

socio colleague, member.

socorro m succor; del S—— 62 27.

sofá m sofa.

sofisma m, sofistería f, sophistry.

sofocar t smother, suffocate.

sofoco m suffocation; disgust.

sol m sun.

solapado veiled, dissembling.

soldadito m little soldier, dear soldier.

soldado m soldier.

soldadote m high and mighty soldier.

soldadura f solder, soldering.

soledad f solitude.

solemne solemn; momentous; adv. —mente.

solemnidad f solemnity.

soler t be in the habit of, use to, be apt to, be wont to;

suele decirse is commonly said.

solfa f music (by note); c drubbing.

solicitar t solicit, beg, apply for; draw, attract.

solidaridad f solidarity.

sólido solid; well founded.

solitario solitary.

solo only, single, solitary, alone; adv. sólo only, just; a—— as by one's self, in solitude; tan sólo merely.

soltar t let go, let out.

sollozar i sob.

sollozo m sob.

sombra f shadow, shade, the dark.

sombrear t enshadow.

sombrero m hat.

sombrío gloomy.

someter t reduce to submission, subject; r submit.

son verb see ser.

son m sound (of melody; A. 'a sonido that is pleasing to the ear; especially such as is artistically made').

sonajear i jingle.

sonar i sound, sound out; —do famous, notable;

hacer—— sound t.

sonido m sound.

sonoro sonorous.

sonreír i smile.

sonrisa f smile.

sonrisilla f d of sonrisa.

sonrojo m blush.

sonrosado pink, rosy.

sonsonete m patter, rat-a-tat (A. 'sound resulting from repeated small blows, imitating a musical note'); sneering tone.

soñador dreamer.

sonar t dream of; i dream (con of (things),

en of (actions)).

sopicaldo m, not in A. (dish of) soup (caldo) with bread shredded in (sopas).

soportar t stand, endure.

sordo deaf; silent; faint, dull (sound).

sorprendente surprising.

sorprender t surprise.

sorpresa f surprise.

sosegar t compose; —do calm, placid.

sosiego m composure, calmness.

sospecha f suspicion.

sospechar t suspect, r there is a suspicion.

sospechoso suspicious.

sostener t hold up, uphold, hold, maintain, carry on.

sotana f cassock.

Sr. = Señor.

su his, her, its, their; (also su ... de usted) your.

suave gentle, easy, soft; adv. —mente.

subida f ascent.

subir t raise, lift, carry up; i go up, come up, climb up; de tono raise the key of one's voice, pitch one's voice higher.

súbito sudden; de—— all of a sudden; cf. improviso; adv. —mente.

sublimar t exalt, raise to sublimity.

sublime sublime; lo—— the sublimity.

sublimidad f sublimity, grand idea.

subsistir i persist, exist, last.

substancia f substance, essence, subsistence.

subterfugio m subterfuge.

suceder i occur, take place, happen; —ido c thing that happened.

sucesivo succeeding; successive; adv. —mente.

suceso m event, occurrence.

sucumbir i succumb.

sudar i sweat, perspire.

sudor m sweat, perspiration.

suegro father-in-law.

sueldo m pay, salary.

suelo m ground, soil; floor.

suelta see soltar.

suelto loose; odd; brisk; N 129 5.

sueño m sleep; sleepiness; dream.

suerte f fortune; sort.

Suetonio m Suetonius.

sufrir t suffer.

sugerir t suggest.

sujeto subject, subjected; m subject; person.

sulfurar t get hot, get into a rage.

suma f sum; en—— in short.

sumaria f charges.

sumisión f submission, submissiveness.

sumiso submissive.

sumo the highest, the greatest; signal, extreme.

superar t outdo, beat.

superficial superficial.

superior superior; higher, upper.

superioridad f superiority.

superposición f overlaying, superposition.

superstición f superstition.

supersticioso superstitious.

supino supine; (of ignorance) careless, inexcusable, negligent.

súplica f supplication.

suponer t suppose, suppose to be; vamos a—— (let us) suppose; por supuesto of course.

suposición f supposition.

supremacía f supreme superiority.

supremo supreme.

sur m south.

surgir i arise, spring up, crop up.

susceptible susceptible; touchy, over-sensitive.

suscripción f (hacer take up) subscription.

susodicho lawyer's word aforesaid, lit. abovesaid.

suspender t suspend; lift into the air.

suspirar i sigh.

suspirito m d of suspiro; S—— s Sighie.

suspiro m sigh.

suspirón ever-sighing, sighful.

sustentáculo m support.

sustentar t maintain.

sustituir t replace (this by that); i (not in A.) take the place of (a).

susto m alarm, scare.

sutil subtile, fine; light (hand); slender; ingenious.

sutileza f subtlety.

suyo his etc., his etc. own; yours; hacer de las—— as be up to their tricks, N 7 16.


taberna f bar-room, saloon.

Tácito m Tacitus.

taciturno taciturn, uncommunicative.

tachonar t stud.

tafetán m taffeta.

tahalí m shoulder-belt.

tal such; any such; such and such a; that; un—— Mateo one Mateo; —— cual once in a while a; con—— que, con—— de que, so long as (in sense of proviso).

talante m will, pleasure, air, appearance, style; de mal—— sourly, unwillingly, in a bad humor, with a displeased air, testily.

talentazo m augm of talento.

talento m talent.

talón m heel; check (in coupon form, e.g. for baggage).

talle m figure, make.

también also, too.

tampoco as little, no more, neither, not ... either, not that (etc.) either; w. neg. either; ni—— nor yet, or yet. tan so, as; in loose translation such; as much of a, so much of a; —— sólo solely; la idea—— sólo the bare idea; qué ...—— fuerte what a strong, what a mighty; —— ... como equally ... and; siempre—— as ... as ever.

tantear t take the measure of, sound; i (not in A.) feel one's way.

tantico m little bit.

tanto so much, as much, as much of; so many a; in loose translation such, so; pl so many, as many; un—— a bit, rather, to some degree; en——, entre——, meanwhile; al —— posted, informed (de about); por lo—— consequently; —— así 'so much as that' (Knapp), the least bit.

tañer t play (musical instrument).

tapa f flap, lid.

tapar t cover up, stop up, stop.

taparrabo m breech-clout.

tapete m (table-)cloth.

tapia f tapia (1, block of earth made in a mold as part of a wall; 2, wall of such construction), mud wall (cased with brick 212 29

tapiar t wall up.

tapujar t muffle, disguise.

tapujo m muffling, disguise, blind, dissimulation.

tarambana rattle-head.

tararear m humming (of a tune).

tardanza f delay.

tardar i delay, linger, lose time, be late, be long in coming etc..

tarde f afternoon, evening; adv late; too late; buenas—— ~s good afternoon.

tarea f (en at) task, toil.

tasa f appraisement, limit, stint.

te you (familiar); r see se.

teatro m theater.

techo m roof; ceiling.

tedio m repugnance, disrelish.

tejado m roof.

tejar m brickyard, N 65 10.

tejer t weave.

tela f cloth.

telar m loom.

telegrafiar t or i telegraph.

telegráfico telegraphic.

telégrafo m telegraph.

tema m text; theme, topic; hobby, crotchet, (permanent) fixed idea.

temblar i tremble.

temblor m trembling, tremble, quiver.

temer t fear, be afraid of.

temeridad f rashness.

temible redoubtable, formidable.

temor m fear (esp. as motive).

tempestad f tempest.

temple m temper (of metal); fig. grain.

templo m temple.

temporal temporal.

temprano early.

tenacillas f pl (d of tenaza(s) tongs) curling-tongs, crimping-iron.

tender t or i stretch, spread out, tend.

tenebrario m tenebrarium ('hearse' for candles at tenebrae).

tenebroso murky, darksome.

tener t have; hold, keep; hold in; there is ... for; tengo is the matter with me; aquí tienes here is (more lit. here is for you, as if 'ethical dative'); qué tiene de particular what is there special about it; —— hambre etc. be hungry etc.; —— dos años be two years old; —— la culpa be to blame, be responsible; —— por regard as, think; —— para have enough for, or supply occupation, a supply, etc.; in —— para w. inf. often supply 'the' in Eng.; —— que w. inf. have to, have ... to, have something to, have things to; no—— las todas consigo not be at ease in one's mind (for las cf. N 7 16).

teniente m lieutenant.

tenientejo m no-account lieutenant.

Tenorio m Don Juan (N 86) 24.

tentar t feel, try, tempt.

tentativa f attempt, trial.

tenue fine, delicate, slender, slight.

teñir t dye.

teodolito m theodolite.

teología f theology.

teológico theological.

teólogo theologian.

teoría f theory.

tercer[o] third.

terciopelo m velvet.

terco obstinate, pertinacious.

tergiversar t wrest, misrepresent.

terminante distinct (of commands).

terminar t terminate.

término m term; territory (governmentally dependent on a city).

ternera f veal.

terneza f tenderness, expression of affection.

ternura f tenderness, affection.

terquedad f stubbornness, obduracy; wrangling; (not in A.) crotchet.

terrado m flat roof (not generally top of main building), roofless balcony, (roof-)terrace.

terremoto m earthquake.

terreno m ground, field, sphere.

terrible terrible.

terror m terror.

terruño m piece of ground.

tertulia f social circle, evening of conversation, conversazione, company, conversation.

tertuliar i spend the evening (socially).

tesoro m treasure, thesaurus.

testamentaría f execution of will, administration of estate.

testarudo stubborn, pig-headed.

testero m side, front.

testigo m or f witness.

thesaurum L acc thesaurus.

ti you w. prep., familiar.

tibieza f lukewarmness; listlessness.

Tibulo m Tibullus.

tiempo m (a in, precisely in) time, weather; un —— for a time; hace—— (que) for quite a while.

tienda f shop.

tiene see tener.

tierno tender.

tierra f earth, land, ground, region; por estas—— s about this part of the country.

tiesto m potsherd, flowerpot (A. 'maceta,' but note difference in quality at 93 12, 16).

tiniebla f usually in pl darkness, the dark; N 196 8

tino m skill, good judgment, capacity, gumption.

tinta f paint, dye; ink; tint.

tinte m dye; shade.

tío uncle.

tipo m type; original, oddity, monstrosity (vulgarly merely scoundrel); cada—— all sorts of odd fish.

tiránico tyrannical.

tirano tyrant.

tirar t or i throw, throw away; pull, draw (de by); fire; tend; extend.

tiro m shot.

tísico phthisical.

Tito m Titus; N 150 32; —— Livio Livy.

titulado so-called.

título m title; address (on envelope etc.).

tocar t or i touch; play (musical instrument); ring (a for); appertain, concern (a).

todavía still, as yet.

todito c for todo, N 44 28.

todo all, every, the whole of; altogether; m anything, everything (often w. untr. lo, N 32 17), pl everybody, all; —— s los días every day; —— lo que quieras as much as you please; de—— all sorts; no del—— not altogether, not quite; en—— y por—— to the utmost.

toga f toga; magisterial gown.

tolerancia f tolerance.

tolerar t tolerate, stand.

toma f taking, capture.

tomar t take, take on; toma there, well.

tomo m volume.

tono m pitch, key; tone; buen—— good breeding, style; darse—— make one's self important.

tontería f (piece of) silliness, silly thing.

tonto silly, stupid, fool, blockhead.

topar i fall in with, come across, hit against (con).

torbellino m whirlwind; swarm, concourse, profusion, congestion.

torcer t twist, bend, turn, crook; adv. —idamente.

tormenta f storm.

tormento m torment, torturing.

tornar t or i turn; —— a w. inf. over again.

torno m wheel (machine so called); going around; en—— de around.

toro m bull; pl bull-fight, bullfighting.

torpe clumsy, dull; gross, foul, unseemly; unlovely.

torre f tower.

torvo glowering.

tosco rough, uncouth, rude.

total total; adv. —mente.

totalidad f totality.

trabajador industrious, worker.

trabajar i or t work.

trabajo m work, labor.

trabar t join, mix, engage in, enter into.

tractado f obs for tratado.

tradición f tradition.

traducción f translation.

traducir t translate.

traer t bring, carry; give (pain etc., w. ptc. corresponding to Eng object noun); —— entre manos have in hand.

tráfico m traffic.

tragaluz m light (properly small window high up in the wall, or else skylight).

tragar t swallow.

tragedia f tragedy.

traginero (A. trajinero) carrier, teamster.

trago m draft.

traición f (hacer commit) treason; a—— by foul play, sneakingly, underhandedly.

traidor traitor; theatrical villain.

traigo see traer.

trailla f leash, couple, pack.

traje m costume.

trampa f pitfall; trapdoor; 'caer en la—— fig c = caer en el lazo' A.; se lleva la—— el x. c the x. fizzles out, the x. comes to nothing, the x. falls through.

trance m crisis; (trying) experience.

tranquilidad f tranquillity, quietness, quiet.

tranquilizar t calm down, set at ease.

tranquilo tranquil, calm, at ease; adv. —mente.

transcurrir i pass (of time).

transeunte transient, passer-by.

transformar t transform.

transladar t transfer.

transmitir t transmit.

transparente m shade.

transportar t transport.

Trapisonda f Trebizond.

trapo m rag, (piece of refuse) cloth.

tras, tras de, behind, after, back of.

trasbordar t tranship, i change cars.

trasero hind, hinder, back.

trasparencia f transparency.

traspasar t run through, strike through; overpass, go beyond.

trasplantar t transplant.

trasquila f (sheep-)shearing.

trasquilar i shear (the sheep).

trastazo m blow ('porrazo' A.).

trastienda f back shop; long-headedness.

trasto m piece of furniture (esp. when it becomes rubbish), utensil; pl implements; (a gentleman's ordinary) weapons.

trastornar t upset, turn.

tratado m treaty; treatise, discussion.

tratar t treat; associate with (acc.; or i, not r according to A., w. con), be acquainted with; i endeavor (de); speak (of); r im it is a question, it is about (de).

trato m intercourse, manner, manners.

travesura f (piece of) naughtiness, mischievousness ('with skill and ingenuity,' A.).

travesurilla f little bit of mischief.

travieso restless, uneasy, giddy, flighty, wayward.

traza f design, device.

trazar t chalk out, mark out, draw the lines of, trace.

trece thirteen; seguir en sus—— stick to it.

trecho m interval.

treinta thirty.

tremendo formidable, tremendous, fearful.

trémulo tremulous, trembling.

tren m (railway) train.

Trento m Trent (in eastern Alps).

tres three.

tresillo m tresillo (a short three-handed game of cards).

treta f feint.

triángulo m triangle.

tribulación f tribulation.

tribunal m court, tribunal.

trigo m wheat.

trillador threshing, thresher; -a sc. máquina.

trillar t thresh.

trimestral quarterly; adv. —mente.

trinar i trill, warble.

tripería f tripe-market.

triste sad, dismal, downcast; distasteful.

tristeza f sadness, dreariness, dejection.

triunfal triumphal.

triunfante triumphant.

triunfar i triumph.

triunfo m triumph.

triunvirato m triumvirate.

trocar t exchange; (A. only as r.) change, turn.

Trojae qui primus ab oris L who first from Troy's coasts.

trompeta f trumpet.

tropa f troop; troops, soldiers; los de—— the regulars.

tropel m disorderly haste, hurry, flurry.

tropezar i stumble upon, come against, run against (con).

tropo m trope, metaphor.

trote m trot.

Troya f Troy.

troyano Trojan.

trozo m bit, piece.

tu your (familiar).

you (familiar).

tumba f sepulcher.

tumulto m tumult.

tunante scamp, reprobate.

túnel m tunnel.

turba f mob, (confused) throng.

turbación f perturbation.

turbamulta f mob, (confused) throng.

turbar t disturb, perturb, upset; adv. —damente agitatedly.

turbio turbid, muddy.

tutear t say 'tu' to.

tutelar adj. guardian.

tuvo see tener.

tuyo yours (familiar).


uf O dear, O my.

ulterior ulterior, further.

último last, utmost; latter; adv. —mente recently; por—— finally.

ultraje m outrage.

umbral m threshold; portal.

unanimidad f unanimity; homogeneity, identity (of ideas).

único single, only, sole; adv. —mente.

uniforme m uniform.

unión f union.

unir t unite, bring together; —se a join, join with.

universidad f university.

universitario university, of the university.

un[o] a; one; N 153 15, N 46 3; pl some, a few, a lot of, a set of, a pair of, or untr.; —— y otro both, the two; —— día y otro day by day; el—— ... el otro,—— s ... otros, each other; some ... others; el—— o (neg. ni) el otro either one; a la-a at one (o'clock).

uña f finger-nail; claw; —— y carne hand and glove; hence —— y carne de hand in glove with.

urbanidad f urbanity, civility.

urbano urban, city; urbane, polite, adv. —mente.

urbs L f city.

urbsaugustanus-a-um, urbsaugustensis-e, impromptu L Urbaugustan.

urgente urgent, urgently important.

urna f urn, vase.

usar t use, customarily use.

uso m use.

usted you.

usual ordinary.

usura f usury.

útil useful.

utilizar t utilize, make use of.

utopia f a Utopia.


va see ir.

vaca f cow.

vacilar i waver.

vacío empty; m empty space, void.

vadear t ford.

vagabundo roving, wandering, vagabond.

vagar i wander.

vago vagrant, vague; loafer; adv. —mente.

vaguedad f vagueness, indefiniteness.

Valdeflores m Bloomingdale.

valentía f prowess; bravado.

valentón roisterer, bully, fighting man.

valer t or i be worth, amount to, avail, import, be of importance, carry weight; be good (para for); r employ (de), make use; m worth, importance; —— más be better; más vale better; de qué vale what good does ... do, (of) what good is; ni cosa que lo valga nor anything of the kind; válgame Dios bless me; de tan poco—— who amounts to so little.

valeroso valorous, of valor.

valiente brave.

valor m value, worth; import, consequence; valor, courage.

valle m valley (of some breadth).

vampiro m vampire.

vanidad f vanity.

vano empty, hollow, vain; groundless; trivial.

vapor m (al by) steam.

vaporoso misty, nebulous.

vara f rod; as measure vara, nearly a yard.

variar i change (de curso its course).

variedad f variety.

vario various, varied, variegated, sundry.

varón m male (of man; macho of beast); in honorific phrases man.

varonil male, masculine.

Varrón m Varro.

vaso m vessel; tumbler.

vástago m shoot, sprout, fig. scion.

vasto vast, extensive, spacious.

vaya see ir.

vecindad f neighborhood.

vecindario m population, body of citizens.

vecino neighboring, near by, neighbor; citizen (resident with independent household), taxpayer.

vegetación f vegetation.

vegetal m member of the vegetable kingdom.

vehemencia f vehemence.

vehemente vehement, impetuous.

veinte twenty.

vejación f vexation.

vejamen m molestation, misadventure.

Vejarruco:-uco is depr. suffix, vejarrón (-ón augm. suffix) 'c. augm. of viejo' A..

vejez f old age.

vela f candle.

velar i keep awake.

veleta f weather-vane.

velo m veil.

veloz swift.

vencer t overcome, vanquish; i win, be successful; (of time) be up, come to an end; r repress one's self; —ido due, that has fallen due.

vender t sell.

Venecia f Venice.

venerable venerable.

veneración f (en held in) veneration.

venerando reverend, entitled to veneration.

venerar t revere.

venga see venir.

venganza f revenge.

vengar t revenge; r take revenge (de on).

vengativo revengeful, vindictive.

venida f coming.

venir i come; be ... as one comes; —— mal a be a bad thing for; venga, vengan, out with.

ventajoso advantageous.

ventana f window.

ventilar t ventilate.

ver t see (de w. inf. about), look at; r find one's self, be, see also under se; (bien, mal) visto (well, ill) thought of; por lo visto apparently; a —— let us see; vamos a—— let's have it; tener que—— con have to do with; —se con pick a crow with; ya se ve of course.

veras f pl (de in) earnest; de—— seriously.

verbosidad f verbosity.

verdad f truth; es—— it is true (in assent); ¿no es——? isn't that so? won't you, etc.; ¿——? don't I, haven't you, isn't he, etc..

verdadero true, real, genuine; adv. —mente.

verde green.

verdeguear i show green, be tinged with green.

verdor greenness.

verdoso greenish.

verdugo m executioner.

vereda f footpath.

vergel m (esp. pleasant) garden.

vergonzoso shameful, ignominious.

vergüenza f shame, sense of shame.

verídico truth-telling, truthful.

verosímil plausible, credible.

versión f version.

verso m line (of poetry), verse.

vestido m dress, clothing.

vestir t dress; dress in; i dress, be dressed.

vetusto ancient.

vez f time (as 'three times,' not as 'long time'); una—— once; de una—— all at once, once for all; unas veces in some cases; alguna—— now and then, once or twice, ever; otra—— again; pocas veces seldom, not much; cada —— más more and more; tal—— perhaps (climax after quizás 103 28, 104 1); en—— de instead of; hacer las veces de take the place of, serve instead of.

vía f thoroughfare, way, track.

viaducto m viaduct.

viajante wayfarer, traveler.

viajar i travel.

viaje m (hacer take) journey, trip; de—— traveling.

viajero traveler.

víbora f viper, adder.

vibrante vibrant, vibrating.

vibrar i vibrate.

vicio m vice.

vicioso vicious.

víctima f (hacer claim) victim.

victoria f victory.

victorioso victorious.

vida f life; en mi (etc.) —— sometimes never in the world.

videncia f (not in A.) power of sight.

vidriera f the glass (of a window or door); glass door etc..

vidriero (only with puerta) glass, glazed.

vidrio m glass.

viejo old; old man.

viene see venir.

viento m wind.

vientre m belly, stomach, abdomen.

vigilancia f vigilance.

vigilar i watch, keep watch (at night).

vigor m vigor.

vigoroso vigorous.

vil vile, base.

villa f town (e.g. Madrid).

villanía f act of baseness, villainy.

villano commoner, plebeian; boor.

villorrio m little cluster of houses.

vinagre m vinegar.

vino m wine.

vinoso crapulous, boozy.

viña f vineyard.

violación f violation; as less direct term for rape now represented in American newspapers by criminal assault.

violencia f violence (de obra in act), violence to one's self.

violentar t do violence to.

violento violent; adv. —mente.

vireinato m viceroyalty.

virgen virgin (word perhaps even more completely appropriated to religious and fig. uses than in Eng.).

virgiliano Vergilian.

Virgilio m Vergil.

virilidad f manhood.

virtud f virtue.

virtuoso virtuous, possessed of virtue(s), potent; (m in Italian, Eng., etc.; not in A.) virtuoso; this sense as adj. —ísimo superlative in virtuosity, of supreme virtuosity.

visagra (A. bisagra) f hinge.

visera f visor.

visible visible; adv. —mente.

visita f visit; visitor, visitors.

visitar t visit.

viso m height; (patch of) shimmer; appearance; de—— conspicuous.

vista f (de by) sight, view (often tr. eyes); hearing, trial; a la—— in sight, before one, under one's eyes.

visto ptc of ver.

vital of life, vital.

vitis L acc pl grapevines.

vituperar t abuse.

vituperio m abusiveness, indignity.

viudez f widowhood.

viudo widower.

vivaracho vivacious, rollicking.

viveza f liveliness.

vivienda f dwelling, abode, house.

viviente living; living soul.

vivir i live (de on; con by, with); -a,-an, que-a, long live, hurrah for.

vivo living, alive, lively, brisk, quick, strenuous, keen; adv. —mente.

vocablo m word, term.

vociferar t vociferate.

volante flying.

volar i fly, be on the wing; echar besos—dos throw kisses, blow kisses.

volcán m volcano.

volcánico volcanic.

volcar t upset.

voluble circling, gyrating, ever-turning.

voluntad f will, volition.

volver t or i turn; go back, come back; turn to; come to, recover one's senses; —— a w. inf. again, be going to again; que no se vuelva a hablar that no more be said; —— por defend, befriend, champion, stand up for, uphold; —— loco drive crazy, r go crazy; vuelto return (mail).

voraz voracious; adv. —mente.

voto m vow, invocation, execration.

voz f voice.

vuecencia f your excellency; mucha—— tr. w. quotation marks between the two words.

vuelo m flight (of birds etc.; not of fugitives except metaphorically).

vuelta f turn, return; dar—— s go back and forth (A. 'looking for a thing without finding it'; varias several times), go round and round, turn over and over, shilly-shally over; —— a mañana,—— con mañana, to-morrow to-morrow tomorrow! dando una —— por taking a roundabout course through; por más—— s que le des twist and turn it as you will; no hay que darle—— s there's no use talking.

vuelve see volver.

Vulcano m Vulcan.

vulgar ordinary, popular; adv. —mente.

vulgaridad f commonplace.


wagón (A. vagón; A. does not acknowledge

w as a letter of the modern Spanish alphabet) m (railway) car.

wals (A. vals) m waltz.


y and; omission of the words which should precede is commonly a sign of exclamatory language.

ya already, now (in antithesis to past or future; ahora simply marks the present in itself; for form of verb cf. N 169 13), right away, in good time, sometimes untr.; oh well; sure enough; —— se me figuraba I had already been fancying; —— era tiempo it was quite time; —— puede may just; —— que seeing that, since.

yacer i lie (often of the dead).

yelmo m helmet.

yerba see hierba.

yermo waste, desert.

yo I.

yugo m yoke.


zagal (young) shepherd, horse-boy.

zagalillo little horse-boy.

zalamero blandishing, cajoling.

zampar t slip out of sight, juggle away; gobble.

zángano m drone (bee).

zapatito m little shoe.

zapato m shoe.

zarzuela f zarzuela (N 63 27), vaudeville (not in sense of variety show).

zas 'word expressing the sound of a blow or the blow itself' A., 'and many other sounds' Knapp.

zascandil m potwalloper (A. 'contemptible, obstreperous, troublesome man who tries to give himself standing by meddling and offering what he cannot fulfill')..

zig zag m zigzag.

zorra f fox.

zozobra f uneasiness, anxiety.

zumbar i buzz, hum.

zumbidillo m d of zumbido.

zumbido m buzz.