III. LATÍN VULGAR Y PARTICULARIDADES DEL LATIN HISPANICO § 15. Latín literario y latín vulgar1. Desde el momento en que la literatura fijó el tipo de la lengua escrita, se inició la separación entre el latin culto, que era el ensefiado en las escuelas y el que todos preten-dían escribir, y el latín empleado en la conversación de las gentes medias y de las masas populäres. Mientras la len- 1 Veanse, entre otros, E. Bourciez, Elements de Linguistique Romane, 2.» ed., Paris, 1923; W. Meyer-Lübke, Introduction a la Lingüis-tica Románica, trad., adiciones y notas de A. Castro, Madrid, 1926; C. E. Grandgent, Introduction al Latin Vulgar, id. de id. de F. de B. Moll, Madrid, 1928; H. F. Muller, A Chronology of Vulgar Latin, Beihefte zur Zeitsch. f. rom. Philol., 78, Halle, 1929; S. da Silva Neto, História da Lingua Portuguisa, Rio de Janeiro, 1952, 161-315, e História do latim vulgar, ibid., 1977; K. Vossler, Einführung ins Vulgärlatein, herausgegeben und bearbeitet von H. Schmeck, München, 1954; J. B. Hofman, El latin familiar, trad, y anotado por J. Corominas, Madrid, 1958; B. E. Vidos, Manual de Ling. Rom., Madrid, 1963; H. Lausberg, Ling. Rom., 2 vols., Madrid, 1965-1966; V. Väänänen, Introduction au Latin Vulgaire, Paris, 1967 (Trad. esp. de Manuel Carrion, Madrid, 1968); I. Iordan y M. Manoliu, Manual de Ling. Rom., revision, reelabo-ración parcial y notas de M. Alvar, 2 vols., Madrid, 1972, asi como la Antológia del Latin Vulgar de M. Diaz y Diaz, Madrid, 1950, y el Sermo Vulgaris Latinus, Vulgärlateinisches Lesebuch de G. Rohlfs, Halle/ Saale, 1951; W. Manczak, Le probléme de la langue romane commune, «Atti XIV Congresso Internaz. di Linguistica e Filol. Romanza», Napoli, 1974, II, 61-74; E. Coseriu, Der sogenannte «Vulgärlatein» und die ersten Diferenzierung in der Romania, «Zur Entstehung der rom. Sprachen», Darmstadt, 1978, 257-291; A. Niculescu, El latin vulgar. Considerations sobre un concepto, Anuario de Letras, XVII, 1979, 243-255, etc. I IB Latín vulgar y latín hispánico 69 físri Jiteraria se depuraba hasta llegar al refinamiento de las «das de Horacio o la prosa de César y Tácito, el habla vulgar íw'guía apegada a usos antiguos; pero a la vez progresaba en !t» ínnovaciones, desarrollando tendencias existentes en el iťlloma desde el primer momento, aunque repudiadas o acep-tfKlas tan sólo parcialmente por la literatura. Durante el Imperio, las divergencias se ahondaron en frado considerable: el latin culto se estacionó, mientras que if vulgar, con rápida evolución, proseguía el caminö que fiftWa de llevar al nacimiento de las lenguas romances. Las sřťnlcs extraňas que iban romanizándose no percibían bien ilijstiociones de matiz antiguas en la lengua que aprendían; m cambio, se percataban del valor significativo encerrado til las expresiones que entonces empezaban a apuntar; asi s if»aban terreno los usos nuevos. Al fin de la época imperial, Ii» invasiones y la consiguiente decadencia de la cultura ace-' • 'son el declive de la lengua literaria. Desde el siglo vii *<>lo la emplean eclesiásticos y letrados; pero su lenguaje ffvela inseguridades y admite vulgarismos, fabrica multitud tie palabras nuevas y acoge, barnizándolas ligeramente, nu-merosas voces romances o exóticas. Es el bajo latín de la Ictetí Media. Para el conocimiento del latín vulgar la documentación tS escasa: f ragmen tos de una novela realista de Petronio lue' reflejan el habla ordinaria; textos descuidados, anónirnos § de escritores de la decadencia; inscripciones lapidarias incuttas; citas de gramáticos que reprenden incorrecciones del lenguaje: a esto se reduce el testimonio de la antigüedad. Pero, en cambio, disponemos de la comparación entre las i iM'uas romances, cuya evolución podemos seguir paso a tmo, y que obligan a suponer base latina para muchos de tos cambios comunes que hay en ellas. Veamos en qué diferían el latín literario y el vulgar: 70 Historia de la lengua espaňola § 16 § 16. Orden de palabras2. 1. La construcción clásica admitía frecuentes transposi-ciones; entre dos términos ligados por el sentido y la con-cordancia podian interponerse otros. Los poetas extremaban esta libertad; sin duda no pertenecían al habla normal frases con hipérbaton tan extremado como la de Virgilio «silves-trem t e n u i musam meditaris a v e n a » ; pero eran corrien* tes otřas más moderadas, como la de Cicerón «fuit ista quondam in hac republica virtus». El orden vulgar prefería situar juntas las palabras modificadas y las modificantes. Petronio ofrece aún «alter matellam tenebat argenteamn, «quonam genere praesentem evitaremus procellam», pero tienden a imponerse «follem plenum habebat», «notavimug etiam res novas». Tras un lento proceso, el hipérbaton acaho desapareciendo en la lengua hablada. 2. En el latin clásico, las palabras determinantes solian quedar en el interior de la fräse: «Castra sunt in Italia contra populum Romanům Etruriae faucibus conlocata». Entre sunt y conlocata están encerrados los complementos, el orden es curvilíneo, sintético. El latin vulgar propendía a una marcha en que las palabras se sucedieran con arreglo a una progresiva determinación; al mismo tiempo el periodo se hacía menos extenso: «apoculamus nos circa gallicinia, luna lucebat tamquam meridie; venimus inter monimenta» (Petronio). Al final de la época imperial este orden se abria Camino incluso en la lengua escrita, aunque sobrevivian restos 2 Véanse Elise Richter, Zur Entwicklung der romanischen Wortstellung aus der lateinischen, Halle, 1903; J. Marouzeau, Vordre des mots dans la phrase latine. I. Les groupes nominaux, Paris, 1922; La phrase a verbe initial en latin, Rev. des Études Latines, XV, 1937, 275-305, y La phrase ä verbe intérieur en latin, Ibid., XVI, 1938, 74-95. i. Latin vulgar y latin hispánico 71 ***• * aütiguo, sobre todo en las oraciones subordinadas. Frases I* ia Regia de San Benito (siglo ví) dan idea de la transfor-owdon realizada: «Ad portám monasterii ponatur senex sapiens, qui sciat accipere responsum et reddere, et cuius matin iias eum non sinat vagari». § 17. morfología y sintaxis. 1. Un cambio paralelo alteró esencialmente la estructura timrfológica. En latin cada palabra llevaba en su terminación Ihn signos correspondientes a las categorias gramaticales: In ibsinencia -um de hominum aňadía a la idea de «hornige», representada por el tema homin-, las notas de geni-Hvo y plural; el tema a m a - quedaba atribuido a la tercera (xrsona del plural y recibia valor pasivo gracias a la adición ti*- los morfemas -nt y -ur pospuestos (amantur). No obstante las desinencias casuales no bastaban para expresar 90n precision las distintas relaciones encomendadas a cada Una, y ya desde el latin más arcaico se auxiliaban con prepo-f»h iunes espeeificadoras. Incluso en el lenguaje literario con-trndian el genitivo y el ablativo con d e para indicar relacio-ih's partitivas, de materia, de origen, de referencia, etc.; asi .Uu-rnaban «pauci m i 1 it um» y «pauci de nostris » , « p i c i s glebas» y «templum de marmore», « generis öraeci» y «Argolica de gente», «indignus auorum» y «digni de cae 1 o » . Igual ocurria en muchos contextos con el iiuivo («accidere animo », «aecommodare corpori ves-ttm», «delegata primoribus pugna») y el acusativp con |4 («accidere ad animum », «aecommodare rem a d tempus», «studiosos ad illum volumen delegamus»). l4ts construcciones con de 4- ablativo y ad + acusativo in-fadieron los restantes dominios del genitivo («de Deo »minus», «de sorore nepus») y del dativo («hunc ad car- I 72 História de la lengua espaňola § II nificem dabo», Plauto; «ad me magna nuntiauit»). El acusativo se empleó con preposiciones que antes eran exclusi* vas de ablativo: inscripciones pompeyartas dan «cum iumen-tum», «cum so dales* en vez de «cum iumento»> «cum sodalibus»3. Por otra parte, la evolución fonética suprimía la /-m/ final, eliminaba la distinción entre vocales largas y breves e igua-laba la /ú/ con la/6/ (véase § 18i), con lo que las desinencias de ciertos casos coincidieron con las de otros: el nominativo rosa dejó de distinguirse del acusativo rosa(m) y del ablativo rosa. Lo mismo ocurrió con el acusativo ami-cú(m) y el ablativo amicô, con los que confluyó en de-terniinadas areas geográficas y niveles sociales el nominativo a m i c ú ( s ), cuya /-s/ omitían el latín arcaico y el rústico: inscripciones hispanas ofrecen nominativos L a b e o , a u n -culo, maritu, famulu, etc.4. En cambio, formas romances como hombre, luz, verdad, ladrón son resultado común de los acusativos homíne(m), luce(m), ve-ritate(m), latrone(m) y de los ablativos hornine, luce, v e r i t ä t é , la t ro n e, pero no de los nominativos homo, lux, Veritas, latro. En el plural, el sistemá latino clásico diferenciaba nominativo y acusativo en las dos primeras declinaciones (rosae / rosäs,lupI/lupôs); pero en las tres ultimas homines, luces, sensus, dies valían para los dos casos, ambivalencia contagiable a los temas en /-a/ y en /-o/. En éstos los nominativos rosae y amicí, lupi tenían desinencias comunes con for- 3 Remito a Los casos latinos: restos sintácticos y sustitutos eh espaňol, Bol. R. Acad. Ésp., XLIV, 1964, 62-73. * M. Diaz y Díaz, Antológia del Latín Vulgar, Madrid, 1950, 131-135; Carnoy, Le latin d'Espagne d'aprés les inscriptions, 1906, 185-206, reúne alrededor de 60 ejemplos, que explica como descuidos o abre-viaciones por estar generalmente en fin de línea. Tal explicación es insatisfáctoria para omisión tan repetida. Latín vulgar y latín hispánico 73 lif singular: el genitivo y dativo rosae, el genitivo ♦ »>. t, lupí respectivamente; por el contrario los acu- • • r o s ä s , a m i c o s poseían morfemas inconfundibles fiftsral. La distinción entre desinencias casuales de un stu numero podia desaparecer sin gran daňo para la fttptťiisión, gracias sobre todo a las preposiciones; pero > i «• ición entre singular y plural no contaba con más ins-it ttio que las desinencias. Aňádase que el indoeuropeo f nominativos de plural /-äs / y /-ôs/, conservados • o, umbro y celta; para /-os/ en celtibérico, v. § 5i. ivätciones internas del sistema lingiiístico se combinaron i Im acción del substrato para que inscripciones de diver-/onas del Imperio —entre ellas Hispánia— atestigüen 'tml.uites nominativos de plural como f i 1 i a s , liber->, v para que en el latín hispánico hablado /-ôs/ se í rniizase como desinencia de nominativo y acusativo de 'Mil para los temas en /-o/5, á consecuencia de todos estos cambios la flexion del nom-m el latín vulgar fue limitándose progresivamente hasta ittet una forma única de singular a otra forma única de na). Sólo en francos y occitano antiguos sobrevivió una Hnación bicasual con formas distintas para el nominativo v f*:»i a el régimen o caso oblicuo; pero desapareció antes del u-i u XV mediante eliminación de las formas de nominativo. 2. También se simplificó la clasificación genérica: los < iantivos neutros pasaron a ser masculinos (mancipii? m > mancebo, t e m p u s > tiempo) o femeninos ( s a g - ^ X). Gazdaru, Prejuicios persistentes en la morfosintaxis románica, flwmmica, I, 1968, 69-115, defiende justificadamente la necesidad de í«Wr en cuenta los nominativos /-as / y /-os / al explicar el plural <<>m,inico. Pero en el singular, salvo en francés y occitano antiguos I fn cultismos o semicultismos de otros romances, son excepcionales pi restos inequívocos de nominativo. 74 História de la lengua espanola § 17 m a > jalma), con no počas vacilaciones y ambigiiedades, sobre todo para los que terminaban en - e o en consonante (mare > él mar y la mar; la c > fr. le lait, port. o leite, esp. la leche). Muchos plurales neutros se hicieron femeninos singulares a causa de su -a finál: folia > hoj a, b r a c c h i a > braza, rama > rama, ligna > leňa. De ahí el valor colectivo que conservan a veces, patente en «la caída de la hoja» y en el contraste brazo / braza, leňo / leňa, etc. 3. En la lengua clásica los comparativos en - i o r y los superlativos - issimus alternaban con perífrasis como m a -gis dubius, maxime idoneus. El latín vulgar re-emplazó formosior, grandior por magis formo-s u s, plus grandis, y altissimus por mul t um a 1 tu s. 4. La influencia del lenguaje coloquial, que daba amplio margen al elemento deíctico o seňalador, originó un profuso empleo de los demostrativos. Aumentó, sobre todo, el numero de los que acompaňaban al sustantivo, en especial haciendo referencia (anáfora) a un ser u objeto nombrado antes. En este empleo anafórico, el valor demostrativo de i 11 e (o de i p s e, según las regiones) se fue desdibujando para aplicarse también a todo sustantivo que indicara seres u objetos consabidos sin mención previa; tal fue el punto de partida en la formación del artículo determinante, ins-trumento desconocido para el latín clásico y que se desarrolló al formarse las lenguas romances. A su vez el numeral u n u s, empleado con el valor indefinido de 'alguno', 'cualquiera', 'cierto', extendió sus usos acompaňando al sustantivo que designaba entes no mencionados antes, cuya entrada en el dis-curso suponía novedad o conllevaba carga expresiva. Un per-sonaje de Plauto dice «dum edormiscam u n u m somnum», frase traducible por 'mientras echo un sueňecito'; y Catulo habla de un poetastro que cuando lee sus propios versos se Latin vulgar y latin hispänico 75 i,t como « u n u s fossor aut caprimulgus» 'como un ca-t o un cabrero'. Asi se iniciö la creaciön del articulo in- lin la conjugacion muchas formas desinenciales fue-it'ttituidas por perifrasis. Todas las formas simples de pasiva fueron eliminadas: aperiuntur, amaba-i , dejaron paso a se aperiunt, amatus erat. Se i ' Hon los futuros cantabo, die am, mientras cun-i'antare habeo, dicerehabeo, que en un prin» . «j»to significaban 'he de cantar', 'tengo que decir'. Una ex-r>» -.titii semejante, cantare habebam, dio lugar a la *>iiuutviön de un tiempo nuevo, el postpreterito o condicional »(««ntuico (cantaria, amaria). El verbo habere con el par-Hiijsio de otro verbo servia para indicar la aeeiön efectuada, Utiu mantenida en si o en sus consecuencias, como en espa-I wner ('tengo estudiado el asunto'); mäs tarde adquiriö k4 valor de perfecto, y al lado de dixi, feceram surgie-.i habeo dictum, habebam factum. I), El desgaste que tuvo el significado de las preposicio-liCtt al aumentar sus usos hizo necesaria la formaeiön de fMSiteulas compuestas, como dex(de-ex), abante, luaute, deintro, de trans (> esp. ant. des, arag. «Vf//i/, esp. ant. y vulgar enante, enantes, esp. general dehnte, dentro, detrds). * Remito a Del demostrativo al artículo, Nueva Rev. de Filol. iiisjs., XV, 1961, 2344 y Dos estudios sobre la actualización del sus-ituitivo en espaňol. ľ. «Un», «una» como artículo indefinido en espaňol, liôl, de la Comis. Perm, de la Asoc. de Academias, núm. 21, 1975, 3949. 76 História de la lengua espaňola §18 § 18. Cambios fonéticos. 1. En la fonética hay que sefialar en primer término los cambios referentes al sistema acentual y al vocalismo7. El latín clásico tenía un ritmo cuantitativo-musical basado en la duración de las vocales y sílabas. Desde el siglo in em-pieza a prevalecer el acento de intensidad, esencial en las lenguas romances. Cómbinada con la transformación del acento, hubo también radical transformación en las vocales. En un principio las diferencias de duración estaban ligadas a diferencias de timbre: las vocales largas eran cerradas, y dé timbre medio o abiertas las breves. De este modo, el timbre de una /ú/ breve (abierta) se aproximaba al de la /ô/ larga (cerradä), y lo mismo ocurría con la /!/ y la /e/. Desaparecida la distinción cuantitätiva, se confundieron /u/ y / por consonante. En Hispania estas diferencias de • ion debieron de ser menores que en otras zonas de la ■ min, pues la misma suerte han corrido /£/, /ö/ en firm, no-vum, que en sep-tem, pör-tam: mm y otras han dado /ie/, /ue/ (pie, nuevo, siete, puerta). i f« ritmbio, en otros romances ha habido evolucion distinta f'uera libre o trabada la silaba (fr. pied-sept, neuf- I fpft; it. piede-sette, nuovo-porta). El problema de la dip- ♦«»»».»iirion es uno de los mäs controvertidos en el devenir de ",,! ras los cambios acentuales y cuantitativos reden ex- I '*ä' "^»s condujeron a resultados /if, /&/, /ö/, /ü/ que per- «than la doble condieiön de vocales largas y cerradas, IPM fuismas transformaciones convirtieron la /g/ y la /$/ • -<-iu:»das en /£/ y /o/, fonemas que rompian los häbitos 1*1 I tema al ofrecer insölitamente asociados los rasgos de 11 y abiertas. Ya en el siglo i de nuestra era el originario kr breve de la /6/ no fue obstäculo para que se con- M.uöndez Pidal, Origenes, §§ 22, 244, 25 y 26; F. Schiirr, Umlaut !>iuhthongierung, Rom. Forsch., L, 1936, 275-316; La diptongaeiön t-u.tt.mtämca, Rev. de Dialec. y Trad. Pop., VII, 1951, 379-390; La •ugaison romane, Tubinga, 1970 (sintesis de otros varios estu-*• • l'pilogo alia discusione sulta dittongazione romanza, Rev. de Köm-, XXXVI, 1972, 311-321; La metafonia y sus funciones ' •vicas, «Homenaje a V. Garcia de Diego», I, Madrid, 1976, 551-■ I &figen y repartition de los ie, uo (ue) iberorromdnicos, Ibero-<«*ia» n.0 8, 1978, 1-10; H. Weinrich, Phonologische Studien zur rom. •< umschichte, Münster, 1958, 175-183; E. Alarcos Llorach, Fonologia '•Hihi, 3."- ed., 1961, §§ 143 y 144; Dämaso Alonso, La fragmentation «'« peninsular, «Encicl. Ling. Hisp.», I, Suplemento, 1962 , 23-45; '•'ante, Italia e Grecia, «To honor R. Jakobson», The Hägue-Paris, f * ' V.4-365; G. Hilty, Zur Diphthongierung im Gallotomanischen und /?»froromanischen, «Philologische Studien für J. M. Piel», Heidel-'*> n« 1969', 95-107; P. Spore, La diphtongaison romane, Odense, 1972, etc. 78 História de la lengua espaňola § U Ž ŕundiera con el diptongo / a e / monoptongado en /e/: im. inscripción hispana de los aňos 96-98 presenta N a e r v .u-por N e r v a e , y otras del siglo n tribunicie, q u e s- % t u s , por tribuniciae, q u a e s t u s 10. Lo desacostuín brado de estas dos nuevas vocales /e/ y /ô/ fue sin dud.i una de las causas de la inestabilidad y pronta bimatizacióh de su timbre, mediante articulación cerrada de su momentu iniciál; poco antes del 120 d. de J. C. se registra n i e p o.. por n é p o s , y en Africa, también durante el Imperio, Dien por Deo, aparte de ejemplos rnenos seguros y posibir-, ultracorrecciones ". 2. Desde los tiempos más remotos del latín hay casos di-voeal postónica perdida. Ya en Plauto aparecen a r d u s, i domnus, caldus por a r í d u s , d o m I n u s , c a 1 í d u s , ' como consecuencia de la fuerza con que el latín primitivu ; había acentuado la sílaba iniciál. En el latín vulgar, bajo d 1 Imperio, el nuevo acento de intensidad renovó la tendenciu a omitir la vocal: oclum, t r i b 1 u m , auca, de o c u I lum, t r i b ú 1 u m , a v I c a , etc. En casos como vetúlus, 1 v i t ú I u s , la caída de la postónica dio lugar a la formáciou del grupo inusitado /tl/ (vetlus, vitlus), que pasó a f /cl/ (veclus, viclus) por analógia con los numerosos 1 - c 1 u s procedentes de -ucúlus, -icúlus (auricla, f o v i c 1 a, etc.). En menor grado se debilito también la vocal ; protónica, que en algunas regiones, sobre todo en Galia, -llegaba a elidirse: frigdaria < frigidaria, vetra- f n u s < v e t e r a n u s l2. 10 m. Diaz y Díaz, El latín de la Pen. Ibér., I. Rasgos lingiiísticos, f «Encicl. Ling. Hisp.», I, 1960, 160. I 11 Bourciez, Elements, § 154; Grandgent, Introd., § 177; A. Tovar, ■ Estado latente en latín vulgar: leuándo se inicia la diptongación de i breves?, «Estudios ofrecidos a E. Marcos Llorach», I, Oviedo, 1977, t 241-246. 12 S. Kiss, Les transformations de la structure syllabique en I í 'i - Latín vulgar y latín hispánico 79 • lit separación silábica tuvo un cambio de gran impor-<. í,( I i - í í - u, v i - n ě - a y sus similares agruparon en • .>«!,( sílaba las vocales en contacto, con lo que la escan-••"'-<» liti* f i -1 i u , vi-nea > v i - n i a 13. En casos como * 4 t t 6 -1 a , m u -1 í - 6 - r e , la sinéresis acarreó el trán- tlfl acento a la vocal más abierta (va-rió-la, mu-u». * ť ). Esas /é/, /if átonas, asi convertidas en semicon-iifiirs, originaron multitud de alteraciones fonéticas; son >-i . Ittiicnto revolucionario que en lo sucesivo llamaremos « " La yod, fundiéndose con la consonante que precedía, ■» t>.ilalalizó: muliere > [mulere], filiu > [filu], vi-"> [vina]. Asi nacieron los fonemas palatales /l/ y n< (t <:presentados con U y ň respectivamente en nuestra t • i.tlia actual), desconocidos por el latín clásico y carac-> r.iiros de las lenguas románicas. El grupo /t + yod/ se ■ .ií'tíú en /š + yod/ o simplemente en /š/: los dos grados « d:iilan deseritos por gramáticos latinos 1S, y una inserip-um úd Vincent^us por Vin c en t i u s. Evolución pa-itví.lu siguió el grupo /c + yod/, con resultado, ya que no * h niico al de /t + yod/, si lo bastante cercano para que i ttirdif, Studia Romanica, Series Linguistica, fasc. II, Debrecen, *'«-100. ' Ibid., 93-98. i* El término «yod» designará también la [|] semivocal que nació • ujlucionar grupos como /c'l/, /ct/, /cs/, /g'l/, /gn/ y originó re-ntíjíHÍos con consonante palatal (/oc'lu/ > [oilu] > /ojo/ > /ožo/, •. um / palatal ěn castellano antiguo; /factu/ > [faxtu] > ,i-iti)] > [fejto] > /lečo/, fecho; /laxus/ > [laxsus] > [laisus] Slt-]šos] > [lešos], cast. ant. lexos; /pugnu/ > [pujnu] > í «(!<>/, puňo). t* Dice Quinto Papirio: « Iustitia cum seribitur, tertia sylla-im hic sonát, quasi constet ex tribus litteris t, z, et i, cum habeat Am* t et t» (Keil, Grammatici Latini, VII, pág. 216). Otro gramatice, řtiitit>eyo, afirma a propósito de la i en el grupo /t + yod/: «si dicas hitus..., perdit sonum suum et accipit sibilum» (Ibid., V, pág. 104). 80 História de la lengua espaňola § I i ! Latín vulgar y latín hispánico 81 hubiera graffas como Mccpoidcvoc; y mendatium po? Marcianus, mendaciura. Los grupos /d + yod/, /g + yod/ se redujeron a [j] o [y] (adjutare > ayu tare); pero /d + yod/ se asibilaba frecuentemente, equfe valiendo entonces a /z/, y en esta alternancia, el sufijo verbal griego . i £ £ i v dio en latin el doble resultado -1 d I a r v e - izare (vease § II2). 4. En latin cläsico, / c e / , / c i / sonaban /ke/, /ki/ 31 el valor de / ge/, / gi / era el que nosotros damos a gar, gwi. Durante la epoca imperial las oclusivas /c/, /g/ situadas ante /e/, /i/ 16 sufrieron un desplazamiento de su punto de. articulaciön: las vocales palatales las atrajeron hacia la parl&J delantera de la boca. La [c] llegö a pronunciarse de modo semejante a /£/ (nuestra ch), grado que ofrecia el romance de la Espafia visigoda y que conservan el italiano, retorro-mano, dälmata, rumano y picardo; y avanzando mäs aün se hizo /§/ (esto es, como ts) alveolar o dental; desde finos del siglo in hay ejemplos epigräficos (paee, paze, i n 1 ■ citamento, fesit en vez de pace, incitamento. f e c i t) que revelan claramente la asibilaciön. La [g] pasö a [j] o [y] (ßstevTi por viginti) y era frecuente su pei dida entre vocales ( f r i d u m por frigidum)17. 5. Las consonantes sordas intervocälicas empezaron ;i contagiarse de la sonoridad de las vocales inmediatas. Ins-cripciones hispänicas de la epoca imperial dan imudavit y perpeduo por immutavit, perpetuo (vease § 4*), Segün veremos, la sonorizaciön no fue general en la Roma-nia, y en Espana tardö mucbos siglos en eliminar por com-pleto la resistencia culta. Olios fenomenos de asimilacion y absorcion: el grupo ilia pronunciarse como simple /s/: mens a, ansa •it < ■> a , a s a ; /rs/ pasaba a /ss/ y aun a /s/: dorsum id s sum; sursum, deorsum > susum, de-iin (de donde vienen nuestros adverbios medievales suso • it'.t', yuso 'abajo'); en la Romania occidental y en Italia, ■ ho /tt/, luego reducida en espanol a simple /t/; a p -- • attare > esp. atar; septem > settem > es-jiMiul siete; y la /v/ seguida de /u/ desaparecio frecuente-5H*!i!< : rivus > rius; flavus > flaus. I 19. Vocabulario i8. I Hl léxico del latín vulgar olvidó muchos términos del tt o, con lo cual se borraron diferencias de matiz que * !.-n}»ua culta expresaba con palabras distintas: gran-utdicaba principalmente el tamafio, y magnus alu-s tou preferencia a cualidades morales; el latín vulgar • t u'» sólo grandis.Alius era 'otro, diferente'; a 11 e r t cntre dos, el otro'; pero alter asumió el papel de 'tis. Muchas voces clásicas fueron sustituidas por otras -< al principio no eran sinónimas de ellas: jocus 'burla' mplazó a ludus 'juego'; casa 'cabaňa', a d o mu s; j> t ť h e n d e r e 'asir, coger', a discere; caballus . jti'aílo de carga, rocín', a e quu s . Son frecuentes las metá-1 humorísticas: perná 'jamón, perniľ se aplicó a miem-i• humanos en lugar decrus; testa 'cacharro, tiesto' • tupleó para designar la cabeza (> fr. tete, esp. ant. riešil lado de cap u t (> it. capo, cat. cap); junto a co- 16 Las representaremos en adelante con los signos /č/ y /é/. 17 Véase R. Menéndez Pidal, Manuál de gramática hist, espavola. sexta edition, 1941, § 342. i Véase H. Liidtke, História del léxico rontánico, Madrid, 1974, It 41 82 História de la íengua espaňola § I« í medere (> esp. comer), que sustituyó al clásico e d e r r cundió manducare (> f r. manger, prov. manjur), form, do por derivación de Manducus, persona je ridkulo ■! la comedia. Ä veces los términos vulgares eran extranjeros g 1 a d i u s sucumbió ante el grecismo spatha (> esp. c. padá) y d i v e s ante el germánico r i k s (> rico). 2. El latín vulgar fue muy aficionado a la derivación. La j expresividad afectiva prefería usar diminutivos como au 1 ricüla, genücülum, solicülum (> esp. oreja, hi \ najo; fr. soleil), en vez de a u r i s, genu, sol". Mucho-, vocablos con sufijo átono lo cambiaron por otro acentuado: asi r o tul a pasó a rotělla > esp. rodilla; fibula ;i * f ibělla > esp. hebilla. Adjetivos derivados de nombn-. se sustantivaron: diurnum (> fr. jour, it. giorno) ocupú el puesto de dies en gran parte de la Romania; man< 'mafiána' (> la man en el Cantar de Mio Cid) decayó an 11 *maneana o matutinum (> esp. maňana, ant. mu tino, fr. matin, it. mattino). La formación verbal fue muy fecunda también: se crearon verbos derivados de nombres. como de carrus, *carricare (> esp. cargar), y d® i follis, follicare (> esp. holgar); derivados de adje • tivos, como de a 11 u s , * a i t i a r e (> alzar) y de a m a r u s, amaricare (> amargar); y derivados de otros verbos. ; Estos Ultimos, en especial los frecuentativos formados sobrc participios, tomaron tal incremento que en muchos casos reemplazaron' total o parcialmente a los verbos de que pro cedían: *ausare(> esp. osar) sustituyó aaudere; a d-jutare (> ayudar), aadjuvare; *figicare(> port. ficar, esp. hincar), a figere; *usare (> usar), a. uti; j *acutiare (> aguzar), a acuere, etc. í Latín vulgar y latín hispánico 83 'ti Iii. latín vulgar de Hispánia en relación con el .s ,to in la Romania19. í íl íatín vulgar se mantuvo indiviso, y en cierto grado mm. , durante la época imperial; pero esta fundamental :««) uo implicaba falta de diferencias regionales. Indu-<-••>. im-iiic las habia, aunque frenadas mientras se mantu-- *ft» la cohesion politica del Imperio, la comunicación entre (iut-i.-.as provincias, el influjo unificador de la adminis-•*. tu» y el servicio militar. Deshecho el Imperio en el sile, provincias, convertidas en Estados bárbaros, que-fj -ú^sladas unas de otras; la decadencia de las escuelas a latin vulgar sin la contención que antes suponia el . j. »h>1u de la lengua clásica. En cada región se abrieron „itiuiu innovaciones fonéticas y gramaticales, nuevas cons-itutiaes de frases, preferencias especiales por tal o cual i.it.iii, Y llegó un momento en que la unidad lingiiistica Vi-.ntsc J. Jud, Problěmes de géographie linguistique romane, U Linguistique Romane, I, 1925, y II, 1926; M. Bartoli, lntrodu-.<;/« Meolinguistica, Ginebra, 1925; Per la storia del latino volgare, u-.Mft Glottologico Italiano, XXI, y Caratteri jondamentali delia í nazionale italiana é delle lingue sorelle, Torino, 1936; G. L. , Classification of the Romance Languages, Rom. Rev. Quart., ť'v, IUI, 129-136; W. von Wartburg, Evolution et structure de la langue ..<»!%<:, 1934 (Trad. esp. de Carmen Chust, Madrid, 1966); Die Aus-i.rimg der romanischen Sprachräume, Zeitsch. f. rom. Phil.. LVI i por M. Muňoz Cortes con el título de La fragmentación lin-a de la Romania, Madrid, 1952); Die Entstehung der romanischen i, n i-t, Halle, 1939; La posizione della lingua italiana, Florencia, 1940; ,.i,o Alonso, resena de los tres Ultimos estudios de Wartburg en u Krv. de FiloL Esp., XXIV, 1937-40, 384-396; Harri Meier, Die Ent-timin der romanischen Sprachen und Nationen, Frankfurt, 1941; -«i ,((*«) da Silva Neto, História da Lingua Portuguěsa, Rio de Janeiro, ! 'Vi, 114 y sigts., y Fontes do Latim Vulgar. O Appendix Probi, Rio st. taneiro, 1956; A. Tovar, A Research Report on Vulgar Latin and Local Variations, Kratylos, IX, 1964, 113-134, etc. 84 Historia de la lengua espaňola § .' ■ j," latina se quebró, y las diferencias locales constituyeron di.t * lectos e idiomas distintos. Es difícil precisar cuáles de estas diferencias habían a( • f recido ya en el latin imperial y cuáles corresponden a !;• I época románica primitiva, pues no alcanzaron pleno des 3 arrollo hasta mucho después. Aun asi, cabe distinguir c i ? Ja Romania dos grupos lingiiísticos bien caracterizados: i! i oriental, que comprende la antigua Dacia, euna del rumano. I Dalmacia y los dialectos de la peninsula itálica; y el oi nes del espaňol, §§ 32 y 58). La conservation o síncopa de la vocal pos tónica es uno de los aspectos del fenómeno, pero no el único; el espaňo! ha transformado voces dactílicas en trocaicas mediante la apócope de ;■ la vocal final (mármol, árbol, césped, huésped, pomez, ant. júez, etc.), . procedimiento que se da también en otros romances occidentales; el portugués llega a igual resultado rítmico eliminando la I y n inter-vocálicas y deshaciendo los hiatos subsiguientes ( m a c ů 1 a > via , Latin vulgar y latin hispdnico 85 t f'ti Occidente las oclusivas /p/, /t/, /c/ situadas entre i » se sonorizaron por la accion del substrato celtico • to (vcanse §§ 46 y I85), sufrieron ulteriores relajaciones i desaparecido en ciertos casos: ripa, lactuca, mu-, spatha, spica, catena, caput, focus, > n dan, por ejemplo, en espanol riba, lechuga, mudar, in, espiga, cadena, cabo, fuego, amiga; en frances, riviere, , tmier, epee, epie, chaine, feu, amie. En Oriente las ' has sordas se mantienen inalteradas: rumano ripä, tap-»itita, spatä, spicä; dälmata de Veglia raipa, spuota, ), kataina. En Italia los dialectos del Norte sonorizan tn con frecuencia a la omisiön de la consonante (riva, > .Iii, cadena y kena, fogo y fö, amiga y spia), mientras U! Sur conservan por lo general la sorda; las dos ten-it\ contienden en toscano y en la lengua literaria (riva, <;./, spada, redina < retina, pero mutare, catena, capo, arnica, con dobletes como spica / spiga)21. Afiädase ft Occidente, tambien por probable influjo del substrato • >»fu, los grupos /et/ y /cs/ han pasado a /it/ o /£/, /is/, m 0 (if (v. §§ 47 y 18 n. 14), lo que no ocurre en el Centro I Iff! de Italia, ni tampoco en la Dacia. H) nebula > nevoa, fraxlnu > freixeo > freixo). Por otra *f«tt\ lo perdida de las vocales finales en rumano transforma des-ti) trocaicas muchas formas originariamente dactilicas. 1 La conservaeiön de las oclusivas sordas intervocalicas en ara-iiirenaico debe considerarse como fenömeno local de substrato <• iv, § 45), por lo que no altera el hecho general de que la sonori-"•11 tlomine en todo el Occidente romdnico. Para el italiano, veanse ü Rohlfs, Historische Grammatik der italienischen Sprache, I, Bern, l*W, 194-209 y 212; R. G. Urciolo, The Intervocalic Plosives in Tus-.VI. P-T-C-, Bern, 1965 y resena de H. Meier, Rom. Forsch., LXXVII, iv 409-415. Replantea el problema general en terminos foneticos I tiinhin, Evolution des occlusives latines en vornan, Rev. de Ling, i . . XXXVIII, 1974, 297-301. 86 História de la lengua espaňola 4. En italiano, retorromano, dälmata y rumano la evi. luciön de la [c] (§ I84) no rebasö el punto de articulaciön prepalatal: caelum, cervus, vicinus tienen /c/ 11 /s/ en los ital. cielo, cervo, vicino, retorr. ciel, cierv o cerj, vsin, vegliota eil, vicain, rum. cer, cerb, vecin. En Occidenu. salvo en mozärabe, picardo y walön, prosiguiö el desplaza niiento hasta alcanzar articulaeiön dental o interdental: fr, ciel, cerf, voisin, esp. cielo, ciervo, vecino, port. ceo, cervo, vizinho. 5. En los plurales de nombres y adjetivos hay divergen cias muy caracteristicas. En retorromano, catalän, espafio! y gallego-portugues los de tema en -o adoptan como desinen cia ünica la del acusativo -os, apoyada en Hispania por el nominativo celtiberico - os (§ 5i y 17i); a igual resultado llegaron el frances y el occitano al abandonar la declinacio« bicasual. En cambio el italiano y el rumano prefirieron el nominativo -i (it. lupi, muri, alti, buoni, rum. lupi, inällii), cuya /i/ final coincidiö con el resultado fonetico de los plu rales en -es (homines, claves, mulieres > it. uomini, chiavi, rum. oameni, muieri)22. 6. El futuro romänico se ha formado con el auxilio de habere en Occidente e Italia: esp. cantare, fr. chanterai, 22 El plural de los temas en -a se formó en la Romania occidental con la desinencia - a s común a nominativo y acusativo en la lengua vulgar (§17!). Las formas italianas pietre, capre y las rumanas piatre, capre, etc., se han venido reconociendo como continuadoras de los nominativos latinos petrae, caprae. Sin embargo Paul Aebischet ha demostrado que en la Alta Edad Media documentos de toda Italia atestiguan profusamente plurales -as > -es, que con la pérdida de la -s final pudieron dar origen a las formas con -e generalizadas en el italiano normal, y a las dialectales en -a: la sorela 'las hermanas', tre kkapra 'tres cabras', etc. (Le pluriel - äs de la premiére déclinaison latine et ses résultats dans les langues romanes, Zeitsch. f. rom. Philol., LXXXVII, 1971, 74-98). Latín vulgar y latín hispánico 87 mtt to, de cantare habeo. En Oriente, el auxiliar k i tic; rum. voiu cinta, de volo cantare. • 1 n-iitro de la Romania occidental unas lenguas se «u.t« mas revolucionarias y otras mas conservadoras. •Limes ha llevado hasta el ultimo extremo las tendencias tilts. No se ha contentado con suprimir la acentuacion Htijuia, sino que, debilitando toda vocal posterior al acen-i < ;x*neralizado el ritmo agudo. Despues de sonorizar /(/, /c/, ha suprimido la sonora resultante de /t/ y uos casos la de /c/ (spatha > espee, epee; jo-* jouer, etc.). En cambio, el espanol es mas lento u i volucion. En el domina el acento llano o trocaico, umdio entre los abundantes proparoxitonos del Oriente J s iinio oxitono del frances; incluso conserva la vocal ;«?mitiicu con relativa frecuencia (pdmpano, huerfano, cdn-•0 tivbede, vibora y tantos otros). La relajacion de las • »i.is intervocaUcas procedentes de /t/ y /c/ latinas no ih|,ado a una perdida tan extensa como en frances (esp. i -ida, jugar). En terminos generates puede decirse que los ■ siMtttos textos franceses estan ya mas alejados del latin mm <1 espafiol actual. I 21. Arcaismos del latín hispánico. i Ja sido frecuente entre los romanistas relacionar esta ••íMción reposada con el carácter espaňol, apegado a tradi-»wiu's y poco amigo de la expresión plebeya. Dejando a un ,.lu estas razones psicológicas, poco seguras refiriéndose i - >ea tan lejana, otros factores debieron contribuir a que ti latin hispánico tuviera aspecto arcaizante en relación con Ci dc Galia y, en muchos rasgos, con el de Italia. 88 História de la lengua espaňola § 2Í 1. La romanización de la Península comenzó a fines tlel siglo in antes de Cristo, al tiempo que Ennio y Plauto ero pezaban a elaborar literariamente el latín. Asi como en Amŕ rica sobreviven usos que en los siglos xvi y xvn eran co rrientes en el espaňol peninsular y hoy no existen en él, ik igual modo el latín de Hispánia retuvo arcaísmos que en Roma fueron desechados. Por ejemplo, el esp. cueva, catu lán y portugués cova, exigen un latín c ö v a, anterior a 1« forma clásica c a v a. En el latín arcaico existía un adjetivo relativo c u i u s - a - u m , que llega hasta Virgilio, pero que después no se emplea sino en el Derecho; de ese 'adjetivo provienen el espaňol cuyo-a y el portugués cujo-a; los demás rorriances lo desconocen; sólo se ha conservado en Cerdena* romanizada antes que Hispánia. En Nevio, Plauto, Ennio y Terencio, contemporáneos de las primeras conquistas roma nas en la Península, se encuentran fartus con el senticlo de nuestro harto; perná con el valor de pierna; c a 11 i 'cierta parte comestible del buey', probablemente los cállos. campsare o c a n s a r e > cansar; sarrare > cerrar, res n a t a 'las circunstancias, las cosas como están' y n a t u s nemo, antecedentes de los medievales cosa nada, homne nado y de los indefmidos nada y nadie. En el n i n g u 1 u s de Ennio, formado sobre singulus y equivalente de n u 11 u s , parece configurado el elemento iniciál de ninguno, Terencio usa quaerere con el significado del espaňol querer, y en el latín del siglo Ii son comunes f a b u 1 a r i v percontari > esp. hablar, preguntar, port. falar, per-guntar. Tres autores que intervinieron en las guerras his-pánicas emplean en sus obras vocablos que sólo han tenido descendencia en los romances peninsulares: entre los tér minos referentes a la vida agrícola usados por Marco Porcio Catón (234-149) figuran lab rum > lebrillo, trape tu m > trapiche, p o c i Ílu m > pocillo, vervactum > bar Latín vulgär y latín hispánico 89 • '. materies y matéria > madera, mustaceus •uistachón, y en otro campo semántico lacerare, que t de perdurar en lazerado 'lastimado' y lazrar 'padecer' • paňol antiguo; en las sátiras de Lucilio (180-103) cons-voees expresivas o jergales como rostrum 'morró, esp. rostro, port. rosto, b a r o , - o n i s 'ganapán' > g u m i a 'tragón' > gomia, c o m e d o , - o n i s > co- también el adverbio demagis > cat. demes, esp. ■■■iis, port. demais. Varrón (116-h. 26) atestigua c a p i t i u m "ti de la túnica', precedente de cap i ti a > cabeza; listno menciona la lucana 'cierta clase de embutido', ' «i.mde deriva la lucanica de Marcial y otros, origen a ťrz de *lucanicea > longaniza, cat. llonganisa. Más u que Varrón y muerto antes que él, Lucrecio (97 ó 96- • 53), aunque nunca estuvo en Hispánia, emplea salire i t acepción de 'brotar una planta', sólo conservada en el "tmi salir. Más tarde escritores de la Edad de Piata naci- < u la Península prueban que en el latín hispánico seguían n f es antiguas voces que han sobrevivido exclusiva o casi tn-.ivamente en espaňol y portugués: Séneca el filósofo «*«h-Htra gran apego por aptare (> esp. y port. atar), y, lií.mo que Quintiliano, se vale de p an du s 'curvo' (> • M* pando); las dos palabras corrían desde Plauto y Ennio23. %\ trpetido uso de t r i t i c u m por Columela y el de « tri - lis rum frumentum» por Marcial anuncian la superviven- I* de la palabra (sobre cuya etimología había discurrido i ión) en el esp. y port. trigo (véase el apartado siguiente). Bfcjfr- : ' '• ■■■■'' ■■■■' - s i S. da Silva Neto, História da Lingua Portuguésa, 116 y 117; < ľovar, Latín de Hispánia: aspectos léxicos de la romanización, utso de recepción en la R. Acad. Esp., Madrid, 1968, 10-35 y 4546; ,:iiu und Romanisch: sarrare, nicht sardare, Glotta, i X f, 1968, 267-274, y Catón y el latín de Hispánia, «Philologische Stu-líiv Joseph M. Piel», Heidelberg, 1969, 201-208. '*»*•.V\ rSMŇOLA. — 4 90 História de la lengua espaňola § 21 -— - 2. El distanciamiento geográfico de la Península respecto al Centro del Imperio fue otra causa para que su latín cuu, biara con menos rapidez. Las innovaciones partían de Ronia, foco principál de la Romania; allí confluía la población dis persa de las provincias y se emitían las modas de lenguajr Galia era otro centro irradiador: su comunicación con h metrópoli, más estrecha que la de las demás regiones, ti establecimiento de sede imperial en Tréveris y el caráctii revolucionario del latín galo favorecían allí la difusión atlas novedades procedentes de Roma, a las que se afiadieron otras. En cambio, comarcas más alejadas, como Hispánia, Cerdeňa, el Sur de Itália, Sicília, los valles alpinos, Dalmácií! y Dacia, ignoraron muchos neologismos y conocieron otro-en grado insuficiente para que pudieran enraizar. Asi se explican las coincidencias léxicas entre el espaňol y Iqs romances meridionales, orientales y de zonas aisladas. Al desaparecer el clásico 1 o q u i, triunfó f a b u 1 a r i o *fabellare, que subsisten en el esp. hablar, port. falar, sardo jaeddare, retorromano favler; pero Itália y Galia adop taron el tardío *parabolare (fr. parler, it. parlare). La. coincidencias del espaňol con el rumano son especialmentt abundantes; y como la Dacia quedó separada del resto d< la Romania a partir del siglo m, revelan una etapa linguíi. tica anterior a la escisión. En lugar del latín clásico in venire, el lenguaje vulgar acudió a una metafora propi.--de la caza: a f f 1 a r e 'resollar el perro al oler la preša' pasó a significar 'encontrar' (esp. hallar, port. achar, dialectos meridionales de Itália ahhari, ašá, siciliano asari, reton obvaldés unflá, dálmata aflar, rum. afla); después surgic *tropare, de origen discutido, que ha dado el f r. trou ver y el it. trovare. De los adjetivos pulcher y formo- t su s , el primero, más selecto, no subsistió en el latín vulgar; formosus, más popular, queda en el espaňol hermoso, j mamiek i Latín vulgar y latín hispánico 91 ŕ l fermoso y rum. frumos; pero b e 11 u s , netamente ; .!;••<* y más reciente, prevaleció en el Centro de la Romania hľtiu, it. bello; el espaňol bello ha sido siempre literario, «I aienos, poco generál). Fervere se mantiene en el i hervir, port. ferver, pullés ferve, rum. fierbe; pero • i S í r e 'echar burbujas' se propagó por casi toda Itália Ui <•) y Galia (bouillir), desplazando a fervere. De modo »Huitüf la t rare (esp. ladrar, rum. latra), mens a (esp. í, rum. masa) y aréna (esp. aréna, rum. arinä) son i .mtiguos que *baubare (fr. aboyer, it. abbaiare), l»«ia (fr. table, it. tavola) y sabulum (francés sable, ;>íhbia, sabbione). Triticum, cuya presencia en escri-hispanorromanos acabamos de mencionar, sólo se ha ivado en el esp. y portugués trigo, en el sardo tridicu u v, i lies de los Alpes réticos (tridik, tredi); el resto de la u.uiia prefu-ió frumentum (> it. frumento) o adoptó i 4 t u m, tomado del fráncico (> fr. blé, prov. y cat. blat). Jus ejemplos se podrían afiadir bastantes más24, i Igual ocurre con fenómenos de tipo gramatical. Entre ;r,titutos del comparativo clásico brevior, longior, ,n t ilrasis m a g i s 1 o n g u s era anterior apluslongus Mihu más admitida; mági s es la partícula comparativa sigue usándose en los romances peninsulares y en ru-!(»> (port. mais, esp. más, cat. mes, rumano mat); la Rp-i.ut central prefirió plus (fr. plus, italiano pití)75. " Véanse los estudios de Bartoli citados en la nota 19; S. da Silva • História da Lingua Portuguésa, 118-130; G. Rohlfs, Die lexikali-Uifferenzierung der romanischen Sprachen, München, 1954 (trad. ■tas de M. Alvar, Diferenciación léxica de las lenguas románicas, m lud, 1960). Para las coincidencias entre los romances bispanicos y >t!!»aao, v. bibliografia en Baldinger, La formáciou de los dominios m la Pen. Ib., 108, n. 100. f La comparación con plus no fue desconocida en Espafia: las **•'*'»* esp. hermano, port, irmäo, catalán germá), que {Ii/ó en Espaňa al clásico f rater (> fr. pere, it. fratel-«o\a que ocurre también en los dialectos de Bergamo y f» V.dielina: tales son los restos de un dominio anterior más Hjftplio, pues germanus aparece sustituyendo a frater los merovingios, y prevaleció hasta el siglo xii ert toda '■ esp. y port, querer, I Udorés kerrere); pero el francés antiguo conoció tam-<*>hHi querre 'désirer, vouloir', después eliminado29. En H \'Min clásico passer significaba propiamente 'gorrión, .»•ntil.il'; pero en algún pásaje de Cicerón parece tener el iiHdo amplio que ha prevalecido en el esp. pdjaro, port. ■ Pi Aebischer, L'italien prélittéraire a-t-il dit «germano» et «ger-"•*•<«• pour «frere» et «soeur»? Etude de stratigraphie linguistique, • h. f. rom. Philol., LVII, 211-239. *' En el siglo xiii Adam de la Halle alterna los dos verbos: «De (■B Itner veil maintenir l'usage: / plus douchement ne quier mon '«♦»« User» (Bartsch, Chrestom., 76° a, 21-22). Los únicos restos de - " 11 i e en espaňol están fosilizados en pronombres indefinidos ar-pWé: el preliterario qualbis (Menéndez Pidal, Origenes, § 69) y 'H»ir/t/;iß, sivuelqual, qualsivuel 'cualquiera', sivuelquando 'cuando-is-s.i', usados por Berceo. 94 História de la lengua espaňola § 22 pássaro y rum. pasäreÄ; el resto de la Romania prefirió a v i c e 11 u (fr. oiseau, it. uccello, prov. auzel, cat. aucel). 5. Sólo en el Centro y Occidente de la Peninsula guardó el latín hablado ciertos rasgos de época clásica que desapa recieron en el uso de las demás provincias. Los numerates de decena mantuvieron la acentuación clásica - a g i n t a, ase gurada por una inscripción hispana del siglo vi (septua-zinta) y por los derivados romances sessaenta, setaenta (> port. moderno sessenta, setenta; esp. moderno sesenta, setenta); en el resto de la Romania la terminación - a g i n t ;i sufrió un cambio de acento y se contrajo en - a n t a (fr. qua-rante, soixante; it. quaranta, sessanta). Éstas y otras particularidades, unidas a los demás arcafo mos seňaiados antes, debían de dar al latín de Espaňa cierto dejo de vetustez, compensado por la originalidad y abundam cia de sus innovaciones (v. § 23). ■ <-iÍB § 22. DialectALisMos itálicos en el latín de Hispánia", 1. Por testimonio de los historiadores antiguos se sabe que entre los legionarios venidos a Hispánia durante el si 30 De Finibus, 2, 23: «Voluptas, quae passeribus nota est omnibus, a nobis, a nobis intelligi non potest?». 31 Véanse R. Menéndez Pidal, Orígenes, §§ 52-55 y 96; A propósito di 1- y 11 latinos. Colonization suditálica en Espaňa, Bol. R. Acad. Esp., XXXIV, 1954, 165-216; y Dos problemas initiates relativos a los romances hispánicos, «Encicl. Ling. Hisp.», I, 1960, lix-cxxxviii; H, Meier, Ensaios de Filológia Romänica, Lisboa, 1948, 11-16; S. da Silva Neto, História da Lingua Port., 116-117, y Pontes do Latim Vulgar, Rio de Janeiro, 3.°- ed., 1956, 166-169; V. Bertoldi, Episodi dialettali nelh storia del latino delia Campania e delľlberia, «Est. dedič, a M. Pidak III, 1952, 33-53; Dámaso Alonso, Metafonía y neutro de materia en Espaňa {sobre un fondo italiano), Zeitsch. f. rom. Philol., LXXIV, 1958, 1-24; La fragmentation fonética peninsular, «Encicl. Ling. Hisp.n, I, Supl., 1962, 105-154; A. Tovar, Latín de Hispánia, 1968, 3746. Entre los contradictores de la tesis suritálica destaca G. Rohlfs, La impor-tancia del gascón en los estudios de los idiomas hispánicos, «1 Con I Latín vulgar y latín hispánico 95 it mies de J. C. los romanos estaban en minoría respecto i In os de otra procedencia cuya lengua originaria no era Mm, .sino el osco o el úmbrico, otros dialectos indoeuro-Muchos de esos legionarios se asentaron como coloni-*'•♦•*""•-'>- La presencia de itálicos no latinos se renovó después í 1.. guerras sertorianas de los aňos 80-72: Sertorio había !.« en la Sabina, tierra de dialecto sabélico-osco, y se-sim-nte le acompaňaron paisanos suyos. Las inscripciones ť.ntii latinas abundan en nombres personales como Cam-v « »i u s, Sabinus, Lucanus, Tuscus, Apulus, l'ioi laman oriundez no romana. Otros gentilicios itálicos h tit perpetuado en la toponimia espaňola: la comarca >-.. Oscos en el Occidente de Asturias, Salentinos en León, ■ nanos en Ávila, se afiaden al antiguo Spoletinum, vtwino a la gran Italica, la «ltálica famosa» de Rodrigo « ľales gentes reprodujeron en su nueva residencia los t 11 s de la originaria: Abella (Lérida), Vinuesa (Soria), amtguo Sues sa (Tarragona) y Suesa (Santander) son ukjiic recuerdo de Abella, Ven us i a y Sues s a de : »<»{(«uua y Apulia. ' Mucho se ha discutido la influencia que los inmigran-tialicos no latinos pudieron ejercer en el habla de las vitaias. Ha de tenerse en cuenta que hasta la Guerra m! (comienzps del siglo i antes de J. C.) tanto el osco *>)*< cl úmbrico gozaban plenitud de vida; doscientos aňos íarde el osco seguía usándose aún, según lo demuestran iiutiones pompeyanas. Es muy significativo que una ins- . • tatcraac. del Pirineo*, 1952; Concordancias entre el catalán y el .'»«, «VII Congr. Internac. de Ling. Rpmánica>», II, 1955, 663-672; *« . In- Latinität in Spanien?, Revue de Ling. Romane, XIX, 1955, t, y Vorrômischer Lautsúbstrate auf der Pyrenäenhalbinsel?, i U. i. rom. Philol., LXXI, 1955, 408-413; C. Blaylock, Latin 1-, -11-- Hispanic Dialects: Retroflexion and Lenition, Rom. Philol., XXI, •1 .192409. Bibliografia crítica y más completa en K. Baldinger] V'itihición de los dom. ling, en la Pen. lb., 1972, 104-124. 96 História de la lengua espaňola § 22 í - cripción pamplonesa del aňo 119 dé octuber por o c to ber, pues el vocalismo osco tenia /ü/ donde el latín /ö/; de o c tube r proceděn el esp. octubre, ant. ochubre, por!. ouiubro, cat. uytubre; en igual caso están el esp. nudo y el cat. nu, que presuponen * n ü d u s en vez de n ö d u s . Tam bién los esp. pómez, esteva y cierzo, port, pomes y cat. cen, provienen de f ormas dialectales pömex, stěva y c č r cius (este ultimo, usado por Catón) y no de las lalinn-. púras p üm ex , s t i v a y c i r cius . 3. La hipótesis del influjo suritálico en él latín traído ;i Hispánia se fortalece en vista de una serie de coincidencias que se dan entre los actuales dialectos del Mediodía italia hó, Sicília y Cerdeňa de una parte, y los romances hispánicos de otra. En el italiano meridional, siciliano y sardo la /r/ iniciál de palabra se refuerza hasta pronunciarse /F/, esto es, como rr-, igual que en catalán, espaňol, portugués y gas cón. En zonas de ambas peninsulas se refuerza también la /l-/ iniciál, que, equiparada a la /H/ interior, da en unas áreas resultado palatal (/II/, /yy/ o, simplificado, /}/, /y/), y rosní tado cacuminal32 en otras (/dd/, /ts/, /d/, /t/, etc.); asi los suditálicos actuales lluna, luna, dduna, yupo, dana, ddengua tienen su paralelo en los catalanes lluna, Hop, lianu, llengua, en los astur-leoneses lluna, llobu, liana, llingua o duna, t suna, t sobu, tsana, tsingua, en los mozárabes yengua, llančas 'lanzas', etc., y en otras numerosas muestras en tex tos y toponimia del Centro y Sur peninsulares (v. § 44a), La cacuminalización de /-H-/ interior y no de /!-/ iniciál ocurre en la mayor parte del Mediodía italiano y en Sicília, Cerdeňa, el Pirineo aragonés y Gascuňa33. Menor pujanza que el refuer» 32 «Cacuminales», «retroversos» o «retrofiexos» son los son i dos que se articulan elevando la lengua hacia el paladar o los alvéolos de modo que los toque con el borde o Cara inferior del ápice. 33 El meridionalismo del fenómeno tiene además en su apoyo cl hecho de que el latin africano pronunciaba llargus, llex, según Latin vulgar y latín hispánico 97 Se /r-/ y /l-/ tiene el de /n-/ iniciál, manifiesto sólo en k leonés (ňo, ňariz) y esporádicamente en Italia {rmutu •■ .'<> en Apulia, ignudo del italiano generál, ete.)33bis. 4, Caso más problemático es el de las reducciones /mb/ /m/, que se da en catalán, aragonés, castellano y gascón írmbu > lomo, cat. ílom; *palumba > paloma, co-i fit b a > catalán coloma); /nd/ > /n/, generál en catalán I s* m a n d a r e > demanar) y gascón, frecuente en aragonés tH'uo; y /ld/ > /ll/, /}/ o /l/ (soldáta > sollada), ■■>■ se ve en ejemplos dispersos, pero numerosos, de Aragón, • Ulla, León, Toledo y hasta de Sevilla y Cádiz, en la Edad I f!ia33,cr. Las tres asimilaciones son normales en los dialec- • fiel Centro y Sur de Italia, con las mismas diferencias de fťťisión e intensidad que en Espaňa; allí guardan innegable h tón con el substrato lingiiístico osco-umbro33 qua,Ěr. Tamti ta sonorización de /p/, /t/, /k/ tras nasal, /r/ o /!/, prac-u!ít en valles alto-aragoneses (cambo, fuande, por campo, ale) es corriente en el Centro de Italia y existía en úmbrico. mque esta sonorización alto-aragonesa se halla en estrecha i u ión con la habitual en vasco (v. § 45), la influencia de los litnizadores itálicos pudo reforzar las tendencias nativas. ttiatro fenómenos, aunque /mb/ > /m/ alcance mayor di- • ión, se congregan en Espaňa hacia la región pirenaica, "ttian el gramático Pompeyo y San Isidoro (H. Schuchardt, Vo-• ums des Vulgärlateins, III, 303; Silva Neto, História da Lingua ttiguésa, 124). 'Otis Hay ejemplos aragoneses medievales y alguno actual aislado; > <■ Menéndez Pidal, «Encicl. Ling. Hisp.», I, lxxxix-xc. m ter A los ejemplos aducidos por Menéndez Pidal (Orígenes, § 54) !< B. Pottier los de alcalle, cabillo, que llegan a superar éň freut ia a los de atcalde, cabildo en el siglo xiv y decaen más tarde • Hirafía dialectal antigua, Rev. de Filol. Esp., XLV, 1962, 241-257). n „«.at«- para ia conservación de ^mb- y -nd- en la escritura y en el • tiilto o urbano durante la Edad Media y siglo xvi, véase Alberto 1 Maro, Capitoli per la storia linguistica delľ Italia Meridionale e * "/ Sídlia, Medioevo Romanzo, [1980]. 98 Historia de la lengua espaňola § .'> , -----______________----------—— en torno a las ciudades sertorianas Osca e Herda; > nombre de Osca (> Huesca) alude a la procedencia cional tötu > tudo, afecta casi exclusivamente a la /e/ v la /o/ procedentes de /ě/ y To/ latinas; ambas vocaíes ■.. cierran ante la /u/ de nombres y adjetivos masculinos ™ singulár (corno, hor to, sogro) pero se conservan abierta-ante la /a/ del femenino y ante el resultado del plurál latiím /-ös/ (cornos, hqrta, hortos, sqgra, sogros). En el asturian« 34 Menéndez Pidal (Orígenes, § 55 bis y «Encicl. Ling. Hisp.s, t Lxn-ixvi) asienta que Osca es el nombre dado por los romanu a la ciudad, mientras las inscripciones monetales más antiguas cis escritura ibérica la ílaman Bolscan, y sólo unas pocas de U% más modernas Holscan uOlscan.Seha atribuido a vasqim mo la pérdida de la /b/ iniciál, pero es hipótesis carente de funda mento: L. Michelena, Fonética Histórica Vasca, 1961, no mencioiw semejante fenómeno. Por otra parte Olscan es demasiado tardío; «Osca —dice Menéndez Pidal— era corriente en latin cuando todas las monedas deci an Bolscan y no Olscan»; y la supuesta rc ducción de Olscan a Osca, contraria a la cronología, lo es tam bién a la evolución fonética normal, ya que no se explica la desapari ción de la /!/ sin dejar rastro. Finalmente es tentador el parecid« entre Bolscan y el nombre de los volscos, el pueblo itálicu vecino y enemigo de Roma en tiempo de Coriolano (véanse una lev« insinuación de A. Tovar, Anales de Filol. Clás., 5, Buenos Aires, 1954 52, 157, y el artículo de M. ĎoJc Los primitivos nombres de Huesca, Argensola, 1951, 153-165); en el siglo n Titinio menciona juntos a oscos y volscos como gentes que hablan sus lenguas respectivas pot ignorar el latin (Tovar, Latin de Hispania, 38-39); sin embargo la identifkación de Bolscan y volsci exigiría demostrar previa mentě que Bolscan es nombre posterior a la llegada de italos j no, como parece, indígena. Latin vulgar y latin hispdnico 99 * >*>*! ia aecion de la /u/ alcanza a toda Jo/, /e/ y /a/; ya >\ ... i I,V> se documenta mancibo frente a manceba; hoy, »• -< . nuttu, sentu, silicusu, frente a pelos, cuernos, santos y ihcosos. Y en el habla pasiega son normales babiru, ,.»« in>ayu, lubu, niitu, puiblo contra baberos, espejos, • >w*.. pueblos, etc.; la /a/, sin llegar a /e/, se hace aigo ■ I ante /u/. Excepcion importante es el adjetivo aplica-ti»(ibres de materia: termina invariablemente en /-u/, .itiiique el nombre sea femenino, y no cierra la vocal • («ta negro el arroz», «borona secu»); los sustantivos • iti.t en /-o/ usados en sentido general de materia no ; fi,«n su vocal final ni inflexionan la tonica (pelo), pero •u*,, pese a diferencias explicables por las distintas con-tr&tivos (v. § 2I3); empleo de la preposicion a ante objeto to que designe persona individuada («si vvisto a ffrd- v R, Menendez Pidal, Pasiegos y vaqueiros, Archivum, IV, 1954, > tf, I), Alonso, v. nota 31; R. J. Penny, El habla pasiega: ensayo de 4Wf.-t tutogia montanesa, Londres, 1970, §§ 41-45 y 158. Robert A. Hall, tik'ga la existencia de un «neutro de materia» y trata de explicar i *••iiomeno como resto del ablativo partitivo latino ('Neuters', Mass-Hwtns, and the Ablative in Romance, Language, XLIV, 1968, 480486). 100 História de la lengua espafiola § ?..' i timo?» 'thas visto a mi hermanoT); uso de t e n e r e a cos!.i I de habere para expresar la posesión, e incluso como vei!> auxiliar; precedente umbro para f u i como perfecto de e s s <• f y de ire, etc. En el léxico, aparte de las coincidencias q m Hispánia y las hablas suritálicas comparten con otras zóna periféricas de la Romania (§ 212), hay otras exclusivas de l.i dos penínsulas o de ambas y Sicília o Cerdeňa: el calabn dassare y el siciliano dassari corresponden al cat. deixm esp. de jar, gall. y port. deixar; la evolución semántica d> pllcare, applicare ha conducido a igual resultado c.v el cal. akkikare, sie. kikari, esp. allegar, llegar, gall. y poľ' chegar; lo mismo 1 e v a r e > cal. levare, sie. livari, esp. llevar, gall. y port. levar. En estos casos las preferencii^ suritálicas e iberorrománicas contrastan con la elección áV laxare, *arripare y portare en la Romania Cen tral (fr. laisser, arriver, porter, it. lasciare, arrivare, portare). A estos ejemplos podrían afiadirse otros M. Además no -Abruzzos (vefere), el esp. breva, gall. bebra y port. bebera, befara. 7. El influjo suritálico en el latín de Hispánia no se ma nifiesta de manera uniforme. Son generales el refuerzo de 36 Véanse G. Rohlfs, Die Quellen des unteritalienischen Wortschm v". Zeitsch. f. rom. Philol., XLVII, 1926, 135-164; H. Meier, Ensaios dr Filol. Rom., 11-16; Silva Neto, Hist. da hin. Port., 122-124; Menéndez Pidal, Colonización sudit., cxxxvni; Dámaso Alonso, La fragmentación fonét. penin., 140-146; A. Tovar, Latín de Hisp., 36 y 43; Joseph Palermo, II problema del siciliano. Alcune isoglosse ibero-sicitiane rilevanti, «Atti XIV Congr. Internaz. di Ling. e Filol. Romanza, Napoli, 1974, 17-29». Latin vulgär y latín hispánico 101 ink iíil en /r/, la subsistencia de los tres demostrativos, twativo con a d para el objeto directo personal, la ex-iťfti de tenere y fui a costa de habere e i vi, ■ vare por laxare, etc. Pero la palatalización de /l/ /m/ solo arraigó en la Tarra-ít\e, y /nd/ > /n/ en el Nordeste de ella. En cambio la imal sólo provoca metafonía en el Noroeste, y el neutro tateria se limita a parte de Asturias y de la Montana, ttüimo los resultados cacuminales de /l-/ y /-ll-/ sólo se itt-cn en una zóna de Asturias y León, a caballo de la Miera cantábrica, y en otra del Pirineo aragonés. Estas tiias han de atribuirse a factores de diversa índole: rlcdad lingüistica del Sur de Itália era y es muy grande. itttingente de legionarios y colonos de unas y otras re-- no hubo de ser el mismo en cada expedición ni en época. Es de suponer que los itálicos asentados en la t tt onense durante el siglo n estarían menos latinizados los combatientes de las guerras eántabro-astúrieas bajo i to. Por otra parte los dialectalismos de su latín encon-ft en layetanos, ilergetes y vascones substratos distintos ' in*; precélticos y célticos del Noroeste. i, Sobre la posible relación del betacismo del Norte Ipitrtsular con el suritálico, v. § 43, n. 28. h 23. Neologtsmos del latín hispánico. i. En el latín hispánico apuntaban seguramente noveda-exclusivas suyas. Perduraban rasgos de pronunciación y •Mos procedentes de las lenguas primitivas (v. §§ 4-6). m ' veces eran procesos autóctonos del latín peninsulaŕ y i tt n inducirse del ulterior desarrollo de los romances his- 102 Historia de La lengua espaňola § 2' panoš; asi la tendencia a eliminar la conjugación -ěre a beneficio de las en -ěre o -Ire, reduciendo a třes lir cuatro paradigmas verbales (facěre > hacer, scriběr« > escribir); asi también formaciones léxicas como * et pergitare (> esp. y port. espertar, despertar) por ca pergiscěre; *appacare (> esp., cat. y port. apagai} por exstinguere; *callare(> esp. y cat. callar, porl calar), por tacere; *maneana(> esp. maňana, port i manka) junto a mane (> «la man» en el Cantar de Mt«» Cid); *veranum tempus (> esp. verano, port. veräo), 1 * c i b a t a (> esp. cebada, port. cevada; con el sentido ck ! 'avena', prov. y cat. civada); cereola (> esp. ciruela, gal!, ■ cirqla) por p r u n a; cambios de función gramatical, com« i el del participio calens, - entis convertido en adjetivo sustituto de calidus (cat. calent, esp. caliente, port. quen té); o la extensión del adverbio tarde a uso sustantivo, en vez de sera (esp., port. tarde); y cambios sémantičtí I como el de sobrinus 'primo segundo', que ocupó el lugai I de nepos (esp. sobrino, port. sobrinho); el de rívus, | que del signiíicado de 'arroyo' pasó aí de 'curso importantc | de agua' (> cat. riu, esp. y port. río), propio de f luvius | oflumen; yeldecibaria 'alimentos' a 'cereales, granď | (esp. cibera)31. 2. Poseemos noticias concretas acerca de unas cuantas f palabras características del latin hablado en nuestro suelo. « Columela usa vulturnus 'viento del Sur' (> esp. bochor no); él y Seneca emplean subitaneus (> esp. supitaňo); f 37 Véanse J. Jud, Vroblem.es de géographie Hnguistique romane, i Rev. de Ling. Rom., I, 1925, 181-236, y II, 1926, 163-207; Paul Aebischei í Les dénominations des 'cérédles', du 'blé' et du 'fromenť ďaprěs Z<". * données du latin medieval, «Essais de Philologie Moderne», 195! 77 y sigts.; G. Rohlfs, Aspectos y problemas del espaňol en su enlatt con los otros romances, «Probl. y principios del estructuralismo ling», j Madrid, 1967, 231-239. I U Latin vulgär y latin hispänico 103 I Scneca daapravusel valor de 'duro, riguroso, violento' uiiiservado en el esp. bravo. Plinio cita el hispanismo for-iiaceus 'pared', que ha dejado por ünica descendencia ?««»änica el espanol hormazo 'pared hecha de tierra'. En »Mripciones hispanolatinas se encuentran otras: collac-16us, regresiön de collactangus 'hermano de leche', l« el origen del espanol medieval collago; el masculino m a n -iipius, en lugar del neutro cläsico mancipium, prue-I»« que era termino usado entre el vulgo espanol; en efecto, * ha conservado en la Peninsula (esp. mancebo, cat. masip), .iiuutras se ha perdido en el resto de la Romania. Alta-lium por altare es forma precursora del espanol otero, ipoit. outeiro. 3. En los albores de la epoca romance, San Isidora re-muchas voces usadas en el habla vulgär de Espana. %unas son privativas de ella: antenatus (> espanol itlnado); argentßus 'blanco' (> esp. ant. ariengo); bos-iitr 'establo de bueyes' (> esp. bostar, port. bostal); ca-icnatus (> esp. candado, port. cadiado, catalän cadenat); > iilomellus 'diente canino' (> esp. colmillo); Serratia 'lechuga silvestre' (> esp. cerraja, port. serralha, cat. nrralla). Una caprichosa etimologia isidoriana dice que al Ißto se le Ilamaba cattus «quia cattat, id est, videt»; mn ello nos da la certeza de que en el siglo vii los hispano- > dos empleaban el verbo cattare (< captare) con fl sentido de 'ver, mirar', propio del esp. medieval catar, i «mservado hoy en catadura 'aspecto', catalejo, cataviento. V la afirmaciön isidoriana «omne satis viride amarum tuitur» aclara el origen del esp. amarillo, port. amarelo38. M Menendez Pidal, Manual, § 2; Carnoy, Le latin d'Espagne d'apres Us inscriptions, Bruxelles, 1906; J. Sofer, Lateinisches und Romanisches $lts den Etymologiae des Isidorus von Sevilla, Göttingen, 1930; A. To-V«r, Latin de Hisp., 34 y 36. 104 História de la lengua espaňola § 4. Frente a la consideración general del espaňol y -rumano como romances arcaizantes, hay reacciones que, o>-justicia, ponen de relieve la potencia creadora de sus n< logismos39. Realmente son dos aspectos complementarios la fuerte peculiaridad que caracteriza a cada una de las do lenguas. ~ * ill § 24. Diferencias regionales en el latín hispAnico. 1. Durante el periodo romano el latín peninsular debs.-de ser bastante uniforme. Sin embargo, entre los siglos v y x lo veremos fraccionarse en diversos dialectos románi en Ya se han indicado los factores que contribuyeron a man tener la cohesion lingiiística bajo el Imperio, y cómo, al de; aparecer aquéllos, hubieron de surgir las variedades roman ces. Pero cuando tratamos de inquirir si antes del siglo vi apuntaban en Espafia diferencias regionales que pudiera» ser base de futuras escisiones, hemos de renunciar a la rci tidumbre absoluta y contentarnos con hipótesis. 2. La division administratíva romana no era arbitraria. Los conventos juridicos que integraban las provincias pare cen haberse atenido, en su demareación, a núcleos previos de pueblos indígenas. A esta diversidad étnica —y posible mente de substrato lingiiistico— se aňadió la concentración de actividades de cada convento en torno a su capital. For-mábanse de este modo subcomunidades, dentro de las cua- 3» I. Iordan, Paratelos lingiiisticos rumano-espaňoles, «Actas del II Congreso Intern, de Hispanistas», Nijmegen, 1967, 347-355; El tugiši del espaňol entre los idiomas romances, «Actas del V Congreso...», I. Bordeaux, 1977, 49-58. Mas ponderadamente, Marius Sala, El rumano y el espaňol, areas laterales de la Romania, «Lengua, Literatura, Fol klore. Est. dedic. a R. Oroz», Santiago de Chile, 1967, 439-448. Latin vulgar y latin hispAnico 105 !»•!peluaban arcafsmos o aparecian innovaciones ex-Its comarcas vecinas. La Iglesia estableciö sus sexuales con arreglo, generalmente, a la distribution • •tutus y provincias romanas, continuändolas despues tiu y profundizando la disociaeiön. En la geografia igresar la romanizaeiön, los focos ciudadanos de fivo-Htfuara, Emerita y Astürica recibieron, probablemente, tm de la Betica, mientras el de la Tarraconense, avan-!>» por la via romana del Ebro, debiö de llegar hasta la f.« septentrional42. En Catalufia, Aragon y Burgos en- ä Mfinendez Pidal, El dialecto leones, 1906 (ed. Oviedo, 1962, 19-20). II Vi!ase despues, § 47j. • Vease H. Meier, Beiträge zur sprachlichen Gliederung der Py- - 106 História de la lengua espaňola Š contrarcrnos mäs adelante ciertos rasgos innovadores i|u< no aparecen en el Sur y el Oeste (reducciones /ai/ > /«/, /au/ > /o/, /mb/ > /m/). La Tarraconense comunicaba con Italia y Galia mas c» : trechamente que el resto de la Peninsula, lo que dio lum' a mayor influencia lingüistica de la Romania ltral. Am adoptö la contraction - a n t a en los numerates de dem. (cat. y arag. sixanta, quaranta), en vez de -aginta, y t«. nociö como posesivo de la persona ellos el genitivo ill* rum (cat. llur, arag. lor, lur, como el franees leur e Italian-< loro) al lado de s u u s . En la parte mäs oriental de la regio»• no fue eiiminada la conjugation proparoxitona ere, qitr subsistiö tambien en Galia e Italia (cat. prehendere pendre, reddere > retre, frente a prender, render, rendu de los otros romances peninsulares). En el lexico, los catlf lanes men jar, parlar, trobar, voler, taula, cost (< * c o si nus, de consobrinus), donar, cercar (< clrcare) ociure (< occidere), etc., muestran preferencias oput tas a los castellanos y Portugueses comer, hablar - }ala\. hollar - achar, querer, mesa, cormano - gall, currndn (< coi: germanus ), dar, buscar, matar. No es forzoso que todau estas divergencias aparecieran ya en la epoca imperial, tU tampoco en la visigotica; la mayoria debiö de surgir en d ultimo periodo de formaeiön de los romances, cuando Cata-lufia dependia del Estado carolingio *3. renäenhalbinsel, Hamburg, 1930, y Die Entstehung der rom. Sprachen und Nationen, Frankfurt, 1941. « La cuestiön de si el catalän, en su origen, es lengua iberorronu nica o galorromänica ha sido muy debatida. Veanse, entre otros, Iov estudios de K. Salow, Sprachgeographische Untersuchungen über den östlichen Teil des Katatanisch-Languedokischen Grenzgebietes, l'H." A. Griera, La frontera catalano-aragonesa, 1914, y critica de R. Menen-dez Pidal en la Rev. de Filol. Esp., III, 1916, 80 y sigts.; A. Griera, Äfro-romänic o Ibero-romänic?, ButHeti de Dialectologia Catalana, X Latin vulgar y latín hispánico 107 I .") 1'.. .ii.lintas: como lengua hablada, madre de los idiomas ■ • ■ I., y como vehiculo universal y permanente de cul->§|t» ( uit.sagrado por la Iglesia, se conserva en sus usos f y en la liturgia catölica, si bien con creciente retro-S^fs in.- a las lenguas de los respectivos paises; la adrni-<|^Ml*« hm i, leyes y cancillerias lo emplearon hasta la baja i>4«4 fVHdia, y aün mäs tarde, en todos los paises europeos; ... I .nuento general de la exposicion cientifica, y todavia V > %. usa como tal alguna vez; y las literaturas modernas, ■ 'al desde el Renacimiento, no han perdido de vista ■ »., 1955, 663-672; Diferenciaciön Idxica de las lenguas romänicas, • 5't' > ttki y notas de Manuel Alvar, Madrid, 1960, y Catalan, pro-H*H'i>. gascon et espagnol, «Estudis... dedicats a la memoria de * .auuu Fabra», I, 1963-68 [1971], 7-10; R. Brummer, Das Katalanische autonome Sprache, Ibid., 7-18; K. Baldinger, La formation de •himinios lingüisticos en la Pen. Ib., Madrid, 1972, 125-160 (capit. .! - iialän, lengua-puente»); G. Colon, Quelques considerations sur '■ %ijiue Catalan, «La unguistique catalane. Actes et colloques», Paris, •5 2W-280, y El lexico catalän en la Romania, Madrid, 1976, etc. 44 Veanse Jose Jesus de Bustos Tovar, Contribution al estudio del Uisino lexico medieval, Madrid, 1974, 9-114, y R. Wright, Semicultis-Aichivum Linguisticum, VII, 1976, 13-28. 108 História de la lengua espaňola A consecuencia de este doble legado, el vocabulario i tino ha pasado a las lenguas romances siguiendo divcr:.- -caminos: unas palabras han vivido sin interrupción en habla, libres del recuerdo de su forma literaria y abantlt nadas al curso de la evolución fonética; se han transforma«! al tiempo que nacían las nuevas lenguas y muestran en su sonidos cambios reguläres característicos; por ejempl f i 1 i u s , genesta, saltus han dado en castellano MfM hiniesta, soto, según leyes fonéticas que distinguen el casť Hano de otřas lenguas romances 45. Son las palabras llamadi populäres o tradicionales, que constituyen el acervo más presentativo de cada lengua. 2. Tan antiguas como las voces populäres, y perte:-cientes como ellas a la lengua hablada, hay otřas que no liao tenido un proceso fonético desembarazado de reminisi onc ■ cultas. Mientras argilla y ringere se deformaln-hasta llegar a arcilla, reňir, no sucedía igUal con vir gin o a n g e 1 u s , que en la predicación y ceremonias religi< sas se pronunciaban de una manera más o menos distan!-de la latina pura, pero esencialmente respetuosa con ella. el oído de las gentes se acostumbró a la pronunciación a'.-siástica, cuyo influjo impidió que se consumaran las ton dencias fonéticas usuales: vir gine dio virgen, no *i-v? zen, y a n g e 1 u s , angel, en vez de *aňo o *anlo. De ign.«-modo saecülum, re güla, apostölus, episc. ň pus, miracülum, perlcülum, capitülum, \w saron a sieglo > siglo, regia, apoštol, obispo, milagro, peliy « En filiu(s) la /f/ ha tenido igual suerte que la de fari;: > harina, * f a m i n e > hambre, etc., y el grupo /l + yod/ la misím que en muliere > mujer, alienu(s) > ajeno. En genesi-la /g/ iniciál ha desaparecido como la de germanu > hernímu-gel are > helar, y la /é/ tónica ha diptongado como en těstu tiesto, lěpore > liebre. En saltus /al/ ante consonant.- i dado /o/, como en alterum > otro, calcem > coz, etc. Latin vulgär y latin hispánico 109 intty distintos de las soluciones normales46. La in-. la administración fue semejante a la de la Igle-iiif menos extensa. Los notarios redactaban sus t!«»s cn latin, con arreglo a fórmulas muy repetidas, >! 'i leídas a los otorgantes, se grababan en su me-í t.msula muy usada en escrituras era «vendo tibi iíone in illa terra», y con este sentido perduró •'»> su /i/ latina, que desapareció en el vulgär razón; ii.i se mencionaba el nombre del monarca, y las re-h. . «regnante Adefonso in Legione», «regnan-P nostro Ordonio», juntamente con el « r e g n u m la liturgia, hicieron que regnare y regnum iirran en reinar, reino y no llegaran a *reňar, *reňo. tnayoría de los casos citados, y en physicus > i o x I c u s > tósigo, canonicus > canónigo, etc., !» de la cultura no fue bastante poderosa para man-' t integridad formal de la palabra, pero sí para frenar tu el proceso fonético iniciado en ella; el resultado <|in los lingüistas llaman semicultismo. I os cultismos puros se atienen con fidelidad a la forma .< i ita, que guardan sin más alteraciones que las >•. para acomodarla a la estructura fonética o grama-t<(inance (evangelium > evangelia, voluntate luniad). Algunos se han transmitido por el habla y la tu,» combinadas; pero en su mayor parte han sido Ins directamente del latin literario, aunque éste fuera Mu latin medieval47. Oi* haber obedecido a las leyes fonéticas, hubieran dado *sejo, nhocho, *besbo o *ebesbo, *mirajo, '"perijo, *cabejo como Ha > reja, t egü la > teja, vetülu > viejo, etc. ' für ejemplo, aniquilar no procede del clásico nihil, sino de iiiinciación bajo-latina nich i 1 ([nikil]). HO Historia de la lengua espanola 1 Una palabra latina puede originär dos romances, i culta y otra populär. En ocasiones los resultados tk-i. acepciones comunes (fosa y huesa, frigido y frio, integm entero), pero aun en ellas hay distinto matiz afecfivo o . \ ceptual; por lo general son palabras completamente indept. 1 dientes, sin mäs nexo que el de la etimologia, olvidado cn ■ > uso (laico y lego, signo y sena, fingir y henir, articido y ai I concilio y concejo, radio y rayo, cdtedra y cadera). Noll que las voces populäres suelen tener un sentido mäs c ■. creto y material que las eruditas. Otras veces la duplieiV.. se da entre un derivado culto y un semicultismo (secular , I seglar) o entre un semicultismo y una voz populär (regia f i reja). La lengua se ha servido de estos dobletes para la dif< renciaciön semäntica: el culto litigar ha descargado al p» 1 pular lidiar de uno de sus sentidos. Desde que los idiomas romänicos alcanzaron lloreciinu to literario, su lexico se ha enriquecido con incesante ade. ciön de cultismos. En el siglo xiii, cuando los poetas <: mester de clerecia y Alfonse el Sabio habilitaron el esp;n. para la expresiön ilustrada, fueron muchas las voces lalii. introducidas. A partir del Renacimiento, latinismos y gfl cismos dieron vestido a las nuevas ideas y sirvieron con elemento estilistico de primordial importancia. Y en !>■ tiempos modernos el latin y el griego siguen siendo canie. inagotable de neologismos. Si las palabras populäres m las que mejor reflejan la tradieiön oral del latin vulgär . ofrecen los rasgos foneticos peculiares de cada romance, 1< cultismos revelan la perenne tradieiön del espiritu laiu en la civilizaciön europea. Su menor interes fonetico se com 1 pensa crecidamente con el histörico-social: son indice i! las apetencias, inquietudes, orientaciones ideolögicas y cot: I quistas cientificas de los momentos culturales en que penc traron. IV. TRANSICIÖN DEL LATIN AL ROMANCE. EPOCA VISIGODA § 1(1. los germanos. I n el ano 409 un conglomerado de pueblos germänicos ».iwialos, suevos y alanos— atravesaba el Pirineo y caia i * c Espana; poco despues el rey visigodo Alarico se apo->*)m de Roma y la entregaba al saqueo. \-4 quedö cumplida la amenaza que secularmente venia - ^mio desde el Rhin y el Danubio. Los exitos de Tiberio imänico habian sido amargados por el descalabro de t uyas legiones aniquiladas Iloraba Augusto en la vejez. f» Hu observaba el contraste entre la disoluta sociedad im-»1 y la vigorosa rudeza de los germanos, «magis trium-i quam victi». Desde el siglo in las agresiones germäse hicieron cada vez mäs fuertes: en una de ellas i Jeron las Galias y Uegaron a Tarragona (256-262); dos • i idores, Decio y Valente, murieron en lucha con los 0ulm. Y apenas desapareciö con el hispano Teodosio la «Httua eolumna del Imperio, sobrevino la irrupeiön defini-iiVa. JU penetraeiön germanica en Roma no fue solamente itera. Desde el siglo i los germanos comenzaron a alis-■ • en las legiones; otros se establecian en territorio im-