SJIIA117 Španělská literatura 20. století II Petra Horalíková Učo: 449600 Ensayo Tiempo de Silencio Luis Martín-Santos Tiempo de Silencio es una novela del escritor y psiquiatra español Luis Martín-Santos. Fue publicada en 1962 aunque el argumento está situado en 1949 (p. 2), así que la historia se desarrolla diez años después del final de la Guerra Civil Española, o sea durante la temporada de la dictadura. La obra no está estructurada en capítulos, se compone de secuencias separadas por un espacio en blanco. El protagonista es un joven médico Pedro que se dedica a la investigación de cepas carcerígenas en ratones. Un día, su ayudante Amador le comunica que “se acabaron los ratones!” (p. 5). Sin embargo, sabe que todavía tiene algunos un señor Muecas que antes proveía aniamales para el Instituto: “-Pero él ¿qué hacía en el laboratorio? -Lo dicho. Traer las bestias. Los sujetos de la experimentación...” (p. 25). Y por la necesidad de seguir adelante sus estudios junto con la curiosidad de saber cómo pueden sobrevivir los ratones allí deciden visitar la chabola donde este hombre vive con su familia: Pero ¿por qué no se les mueren? ¿Qué poder tienen las mal alimentadas muchachas toledanas para que los ratones pervivan y críen? ¿Qué es lo que les hace morir aquí, en el laboratorio? (p. 6) «Iremos mañana a su chabola.» «Qué contento se pondrá.» (p. 10) Pedro está en una pensión que está regentada por una vieja, viuda de militar, su hija Dora y su nieta Dorita. Las tres tienen intencias matrimoniales, es decir quieren que se Pedro se case con Dorita. Más adelante, cuando Pedro y Amador van al barrio de las chabolas donde vive Muecas, aparece un nuevo personaje Cartucho (p. 35), se trata de un novio de la hija mayor de Muecas, Florita. Pedro va a un café donde se encuentra con su amigo Matías. Ambos suelen pasar tiempo en el ambiente literario o en el prostíbulo regido por doña Luisa – parece que son clientes regulares: “Claro que siempre se les ve bien por esta casa” (p. 70). En cuanto al ambiente literario, hablan por ejemplo de lectura: “Hay que lee Ulysses. Toda la novela americana ha salido de ahí, del Ulysses y la guerra civil. Profundo Sur. Ya se sabe. La novela americana es superior, influye sobre Europa (p. 53) o conversan con un pintor alemán: “beber- y ahora ya no está -cuando el vaso estuvo vacío-. Ha pasado al interior del coreo. La risa no era el comentario adecuado a este tipo de humor constatativo sino el pasar inmediatamente a la aplicación universal del método, lo que inició Matías, inspirado por su ángel: -Ahora esta silla está aquí abajo -cogiendo aquella en la que estaba sentado-. Y ahora está aquí arriba -colocándola encima del mármol negro de la mesa. -Pero tu coreo no está donde era.-protestó el alemán que provenía de una raza más dotada para la estricta metafísica” (p. 54) Un día, pronto por la mañana, don Pedro es reclamado por Muecas porque Florita no está bien y presenta síntomas de aborto: “estaba toda blanca y trémula” (p. 80), “la sangre corría tiñendo las dos únicas sábanas familiares” (p. 80). Muecas “no había dudado en preferir las manos de don Pedro” (p. 81). El protagonista, a pesar de todavía no tener la licencia para poder prácticar medicina, decide ayudar. Amador le trae los instrumentos y Pedro opera a Florita: ...entraba Amador y blandía en el aire los instrumentos con los que, con la urgencia debida, él en aquel momento, a pesar de su inexperiencia, debería cumplir con su deber. Se inclinó sobre la muchacha inmóvil. Ya no gritaba. Dormía o estaba muerta. Descubrió el pecho. Aplicó el fonendoscopio. Allí estaban los mordiscos de las ratoncitas. El corazón latía desde lejos. Levantó las gomas. Se quedó quieto. Amador a la oreja le decía: «Hay que hacer un raspado». Sí.... (p. 86) La intervención de Pedro es inútil, los muslos de Dorita “habían caído como grandes pétalos y el pequeño chorro de sangre estaba completamente interrumpido” (p. 87). Dorita muere, pero no era falta del médico, incluso la hermana menor acusa al Muecas: “-¡Fue usted! ¡Fue usted! ¡Usted, padre! ¡Fue usted el que...! El bofetón del Muecas la tiró al suelo donde empezó a llorar a grandes gritos que luego se convirtieron en lamentos inarticulados... (p. 89). Cartucho sospecha que alguien se haya aprovechado de su novia y busca a quien es culpable por lo que había sucedido a ella. Al ver a Amador, que se está alejando con los instrumentos, lo amenaza y Amador, tan asustado, acusa a Pedro: " -Fue el médico -dijo Amador” (p. 96). Entonces, es una persona infiel que además bebe demasiado (p. 24). Al día siguiente, Pedro va a casa de su amigo Matías. Teniendo en cuenta la descripción de esta, da sensación que es más como un palacio: También tenía una gruesa alfombra roja (p. 96) Al final del largo corredor se abrían unos salones semejantes por sus dimensiones al refectorio de un convento, pero que en lugar de mostrar la larga escualidez de las mesas de mármol blanco (p. 97) Aparece la madre de Matías y le invita a Pedro que participe en una conferencia (p. 99). Dorita avisa que la policía busca a Pedro que en este tiempo ya se esconde en el prostíbulo: “-Aquí puede estar unos días -dijo doña Luisa-. Hasta que se arregle todo. Pedro sintió que estaba llorando de agradecimiento” (p. 120). Matías trata de convencerle a Amador que aclare la inocencia de Pedro, pero en vano. El protagonista es detenido y al final confiesa algo que no ha hecho, es decir el aborto y la muerte de Florita: “-Sí. En realidad, yo la maté -reconoció agachando la cabeza” (p. 157). Es Ricarda, la esposa de Muecas, quien confiesa la verdad: «Cuando él fue, ya estaba muerta». «Él no fue» (p. 160). Quiero destacar el personaje de Ricarda, dado que parece que ella es la única persona que tiene valores, lo cual demuestra precisamente cuando declara que Pedro es inocente. Pedro, a pesar de ahora libre, acude al Instituto y por todo lo que ha sucedido, el director se ve obligado a suspendele la beca (p. 166) diciéndole esto: “En efecto, está usted libre de toda acusación, pero no -fíjese bien- no de toda sospecha” (p. 166). En la pensión luego se celebran dos cosas – el hecho de que dejaron ir a Pedro de la comisaría y el anuncio del noviazgo entre él y Dorita. Después, el "todavía-no-pero-ya-casi-inevitable-hijo" (p. 169) va con Dora y Dorita al teatro y a la verbena. Aquí, por desgracia, está también Cartucho que observa a Florita y cuando Pedro se aleja para comprar churros, Cartucho la mata sin que nadie se de cuanta: Quién es usted, dijo luego Dorita y Cartucho le contestó calla, calla de una vez, al mismo tiempo que le clavaba en el costado su navaja abierta, en un golpe seco y decidido que había dado más de una vez y mientras Dorita caía al suelo llenándose de sangre poco a poco (p. 183). Así, la venganza ha sido ejecutada. Tras la muerte de Dorita, Pedro se dirige para un pueblo donde pueda trabajar como un médico privado. Se siente completamente fracasado y derrotado, piensa que ya ha comenzado “un tiempo de silencio” (p. 187). Análisis más detallado Teniendo en cuenta toda la información que he escrito más arriba, pienso que Pedro es un hombre que se enfrenta con unas circunstancias sociales e intenta orientar su vida en algún sentido. No obstante, su existencia se puede describir como una serie de fracasos, él resigna totalmente: “El destino fatal. La resignación. Estar aquí quieto el tiempo que sea necesario. No moverse” (p. 138). Esta postura del protagonista, diría yo, reflecta las posibilidades que tuvo la gente en la sociedad en España - Pedro encarna la desesperanza, la derrota. Además, el autor señala a la falta de cultura de la sociedad, a la decadencia del país: “hasta que los que ahora ríen tristemente aprendan a mirar cara a cara a un destino mediocre y dejen vacías las grandes construcciones redondas o elípticas de cemento armado para recogerse en la intimidad estrecha de sus casas. Hasta que llegue ese día, con el juicio suspendido, nos limitaremos a penetrar en las oscuras tabernas...” (p. 11). El propósito de la obra es, según mi opinión, mostar la sociedad madrileña en sus esferas que constan de la clase baja, media y alta. Los sucesos están narrados en ambientes determinados. En el caso de la clase baja, se trata de las chabolas o el cementerio, en cuanto a la clase media, puede ser el café o el Instituto y con respecto a la clase alta, el mundo de Matías. En lo que se refiere a Matías, comprobamos que posee los rasgos de la familia rica - vive en casa lujosa, tiene aficiones literarias. Por eso se puede decir que representa, junto con su madre que anda “muy erguida, muy esbelta, con las piernas muy juntas” (p. 100), la clase alta. Por el contrario, Cartucho representa la hampa madrileña, la clase baja: “pertenecía a la jurisdicción más lamentable de los distintos distritos de chabolas” (p. 92). En las chabolas la gente solo puede “vivir de lo que la ciudad arroja: basuras, detritus, limosnas, conferencias de san Vicente de Paúl, cascotes de derribo, latas de conserva vacías, salarios mínimos de peonaje no calificado” (p. 45). Por añadidura, en el siguiente fragmento fijamos muy bien cómo el autor usa también la ironía: ¡Allí estaban las chabolas! Sobre un pequeño montículo en que concluía la carretera derruida, Amador se había alzado -como muchos siglos antes Moisés sobre un monte más alto- y señalaba con ademán solemne y con el estallido de la sonrisa de sus belfos gloriosos el vallizuelo escondido entre dos montañas altivas, una de escombrera y cascote, de ya vieja y expoliada basura ciudadana la otra (de la que la busca de los indígenas colindantes había extraído toda sustancia aprovechable valiosa o nutritiva) en el que florecían, pegados los unos a los otros, los soberbios alcázares de la miseria (p. 32). Otros aspectos que me han llamado la atención Resulta, para mí, interesante, cómo el autor trata la familia de Muecas poruqe tanto con su mujer como con sus hijas comparte una cama y parece que así está contento: “al Muecas le agradaba tropezar de noche con la pierna de una de sus hijas. Porque así las tenía más vigiladas y sabía dónde estaban durante toda la noche” (p. 42). Yo diría que así se refleja muy bien la pobreza material, pero también la degradación moral. Otra cosa que me ha llamado la atención es que cuando hablan personas de las clases sociales más bajas dicen palabras o frases que no coinciden con su nivel de educación – por ejemplo la viuda le llama a Pedro un “protervo”. Por último, si bien no menos importante, lo que también llama particular atención son los monólogos interiores, por ejemplo las últimas páginas donde el protagonista dice que ha comenzado su tiempo de silencio: Pero ahora no, estamos en el tiempo de la anestesia, estamos en el tiempo en que las cosas hacen poco ruido. La bomba no mata con el ruido sino con la radiación alfa que es (en sí) silenciosa, o con los rayos de deutones, o con los rayos gamma o con los rayos cósmicos, todos los cuales son más silenciosos que un garrotazo. También castran como los rayos X. Pero yo, ya, total, para qué (p. 187). Asimismo, alternan con los monólogos las descripciones de ambiente, la narración indirecta o los diálogos que no me han gustado tanto, pero me parece curioso como el autor elaboró la parte cuando Doria viene a la comisaría, quiere ver a Pedro y se empieza un diálogo entre ella y un policía: -¿Por quién pregunta? -No. No se puede. -¿Usted qué es de él? -No. No puedo decirle nada. -¿Usted qué es de él? -No se apure, señorita. Todo acaba siempre arreglándose. Se lo digo yo que las he visto de todos los colores. -No puedo pasarle ningún recado. -No. No es grave. (p. 143) Es un diálogo, pero se silencia completamente todo lo que dice Dorita, pero a pesar de esto gracias al contexto aun así entendemos que es lo que ella dice. Por último, en cuanto a la estructura, lo que ocurre mucho es que a veces no sabemos quien habla, o sea la voz narrativa cambia bastante y con respecto a la estilística, hay, por ejemplo: paralelismos: “Hay ciudades tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan traídas y llevadas por los gobernantes arbitrarios, tan caprichosamente edificadas en desiertos..." (p. 10). repeticiones: “crece, crece, crece” (p. 77) quiasmo: "Tú no la mataste. Estaba muerta. No estaba muerta. Tú la mataste" (p. 140). Ironía: "soberbios alcázares de la miseria" (p. 32) que se refieren a las chabolas. comparación: “de humos semejantes a hormigas” (p. 182) onomatopeya: "traqueteo tracatracatracatraca" (p. 188) metáfora: “ardilla jurídica” (p. 129) para referirse a un abogado El autor a veces emplea arcaísmos como "automedonte" (p. 81), anglicanismos como "crossing-over"(p. 7), “made in Manchester” (p. 20) o muchas veces también la aglutinación de palabras - "la no-madre-no-doncella" (p. 85) que se refiere a Dorita después de su aborto. Aparecen frases en latín: “Postume, Postume labuntur anni!” (p. 69) Martín-Santos, Luis. Tiempo de Silencio. 1962. En línea. Consultado el 10 de mayo de 2020. Disponible en: http://190.186.233.212/filebiblioteca/Literatura%20General/Luis%20Mart%C3%ADn-Santos%20-%20Tiempo%2 0de%20silencio.pdf