Masarykova univerzita Filozofická fakulta FF MU logo Del amor y otros demonios- reflejo del colonialismo Vypracovala: Veronika Blažejová UČO: 487886 Vzdělávací kurz: UZSJ1B204X Seminární práce ze španělské literatury II Vyučující: doc. José Luis Bellón Aguilera, PhD. Ostrava 13. 05. 2020 Índice Introducción. 3 La novela Del amor y otros demonios. 4 La representación de la sociedad. 5 El Africanismo. 7 El amor. 8 La censura. 9 La Iglesia. 10 Realismo mágico. 11 Resumen. 12 Bibliografía. 13 Introducción En el presente trabajo seminario vamos a dedicarnos a la obra Del amor y otros demonios escrita por uno de los escritores más famosos del llamado boom latinoamericano, Gabriel García Márquez. Antes de centrarnos en los aspectos curiosos que reflejan el colonialismo en el Nuevo Mundo, haremos una introducción esbozando la información fundamental sobre el autor y las peculiaridades de su estilo literario. Como alude Araújo Fontalvo (2010) García Márquez nació el domingo 6 de marzo de 1927 en Aracataca en el norte de Colombia y es muy bien sabido que fue criado por los abuelos maternos. Esta relación y la socialización con los abuelos se ve muy bien reflejada en su obra, especialmente en Cien años de Soledad que es su obra más conocida y de gran éxito internacional. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura y en el año 2014 este escritor público, conocido también como el rey de Macondo, murió. Un aspecto problemático de este gran personaje es su vinculación con el dictador Fidel Castro y aunque no era el primer escritor latinoamericano que puso su renombre al servicio de un dictador, Krauze (2014) señala que «la entrega de García Márquez a Fidel Castro no tiene precedentes por su duración, profundidad e influencia. Es una historia que alguna vez se contará y que podrá titularse “Cincuenta años de fidelidad”». En cuanto a su estilo, la escritura de Gabriel García Márquez se etiqueta tradicionalmente como el realismo mágico, pero según Araújo Fontalvo (2015) no deberíamos simplificarlo con la canonización. En su opinión lo característico de la obra de este gran escritor es que: lo sobrenatural, lo insólito, no es el otro lado, sino que se incorpora al plano de la realidad, de la cotidianidad. Es así como se integran diversas caras de una sola realidad: la premodernidad del sujeto cultural vallenato, la racionalidad alternativa y moderna del barroco, el dialogismo y la subversión del carnaval y la reinterpretación mítica de la historia latinoamericana Araújo Fontalvo (2015: 3). Es decir, en sus obras se forma una nueva representación de la realidad que se crea a través de la imaginación y que sin duda supera el realismo. Cómo apuntó el propio García Márquez en su última obra Vivir para contarla del año 2002: «La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla». Por lo tanto, la vida es una narración ajena a la verdad comprobable, igualmente como sus obras, donde podemos encontrar varios elementos de ficción. (apud. Araújo Fontalvo, 2015: 8). Otro aspecto fundamental de la obra de García Márquez es la búsqueda de la identidad regional y nacional que veremos también en la obra Del Amor y Otros demonios. Como afirma Araújo Fontalvo (2010) esta identidad la realiza uno al estar fuera de su domicilio: Estoy convencido de que si no hubiera estado en Europa en el momento en que estuve, mi concepción de América Latina y, particularmente del Caribe, sería distinta. Europa me enseñó, primero, que era latinoamericano, porque cuando fui sólo conocía Colombia [...] No había tenido posibilidad de viajar por el resto de América Latina y, por consiguiente, no tenía una concepción geográfica, ni emocional, ni cultural de la América Latina. Pero en los cafés de París conocí a los mexicanos, a los guatemaltecos, a los bolivianos, a los brasileños, y me di cuenta de que yo pertenecía a ese mundo, que no era solamente colombiano sino latinoamericano. Y en relación con Colombia, me di cuenta de lo diferente que era yo de los europeos, siendo colombiano. Y no que unos fueran mejores o peores que otros, sino que éramos completamente distintos (apud. Araújo Fontalvo, 2010: 41). La novela Del amor y otros demonios Esta novela fue publicada por primera vez en el año 1994 y pertenece a la obra tardía de García Márquez. Ha recibido poca atención en comparación con otras novelas del autor. Como sigue explicando Cruz García (2019) se trata de una novela que nació de un evento real que registró el escritor en sus años de periodista en Cartagena. El propio autor menciona en el prólogo que se basa en una leyenda contada por su abuela sobre «una marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia, que habría muerto de mal de rabia por el mordisco de un perro, y era venerada en los pueblos del Caribe por sus muchos milagros» (apud. Cruz García 2019: 231). El aspecto fundamental de esta obra es la descripción de la vida corriente en la Cartagena continental que se fija tanto en las costumbres y tradiciones como en los miedos de los habitantes. Lo que destaca son los elementos étnicos y la representación africana en la obra. El personaje central de esta obra es Sierva María, una niña de doce años, gracias a la cual podemos observar todos estos componentes mencionados ya que desde su nacimiento estuvo rodeada e influenciada por los esclavos africanos. La relación que tenía con su madre era muy complicada ya que esta no se interesaba por ella o incluso tenía miedo de ella. Por eso, la niña vivía hasta cierto punto de su vida únicamente en el ambiente africano. Después de ser mordida por un perro, su padre empezó a dedicarse a ella y la llevó a vivir en la casa y se dio cuenta de la importancia de este mundo para la hija. Un ejemplo claro de esta importancia lo podemos observar cuando la niña es trasladada al convento por “los demonios” que la dominaban y no puede relacionarse con nadie hasta encontrarse con los esclavos africanos: Recuperó su mundo al instante. Ayudó a degollar un chivo que se resistía a morir. Le sacó los ojos y le cortó las criadillas, que eran las partes que más le gustaban. Jugó al diábolo con los adultos en la cocina y con los niños en el patio (…). Cantó en yoruba, en congo y en mandinga, y aún los que no entendían la escucharon absortos. (García Márquez: 87) Para introducir la novela también podemos decir que el ambiente en que esta se desarrolla es, como en otras novelas de García Márquez, lleno de decadencia, enfermedades y alienación. No obstante, como ya hemos mencionado, lo particular de esta obra es la constante presencia africana (Olsen, 2002). Como resume Paz Goldberg (2012) en la obra se puede observar un claro triángulo formado por los tres elementos: amor-historia-religión y en relación con estos temas se nos cuenta sobre las víctimas, los victimarios y los demás. La representación de la sociedad El argumento de esta obra se sitúa en Cartagena de India a mediados del siglo dieciocho. A través de la historia de la niña se observa el legado del colonialismo y del racismo en Colombia y en Hispanoamérica que se caracteriza por el miedo al otro (Olsen, 2002). Según Tzeremaki (2016: 239) el discurso social, histórico y político de esta obra nos permite: entender la realidad latinoamericana a través de la descripción de Cartagena como el mundo rancio de la aristocracia criolla y de la Iglesia, la cultura y la cosmovisión de los esclavos, así como la manera de vivir de las clases populares. La decadencia de la ciudad, presentada ya en las primeras páginas del libro, se debe entre otros a que fue desplazada por La Habana como el puerto principal para el comercio con los esclavos en Hispanoamérica. Podemos observar cómo está creciendo la coincidencia independiente y cómo se disminuye el poder del imperio español. Sin embargo, frente a esta decadencia se puede observar el esfuerzo de la Inquisición por mantener el control de los pensamientos y conducta de los habitantes. La figura que representa esta tendencia es el obispo Toribio de Cáceres y Virtudes y la abadesa del convento de las clarisas (Paz Goldberg, 2012). La abadesa Madre Josefa Miranda representa obviamente el dogmatismo de la iglesia: Era una mujer enjuta y aguerrida, y con una mentalidad estrecha que le venía de familia. Se había formado en Burgos, a la sombra del Santo Oficio, pero el don de mando y el rigor de sus prejuicios eran de dentro y de siempre (García Márquez, 1995: 65). El obispo que también debería representar la autoridad religiosa es dibujado como una persona débil y como añade Olsen (2002) está con frecuencia reclinado o recostado que simboliza la decadencia de la iglesia: El obispo había permanecido inclinado hacia adelante, tratando de apagar los silbidos de su respiración con los ojos cerrados, hasta que Delaura regresó. […] El obispo se incorporó con un movimiento difícil y permaneció apoyado en el brazo de la poltrona […] (García Márquez, 1995: 65). El marqués también intenta volver a mantener la autoridad y lo primero que hace es que pone orden a la casa. Por eso, podemos afirmar que la casa simboliza en general la sociedad y la colonia. En lo referido a la casa, Olsen (2002: 1071) apunta que: el marqués vive con el miedo constante de que lo ataquen o lo maten los esclavos africanos en su casa. Por esta razón tiene mastines para protegerse. Cuando decide encargarse de su casa, primero expulsa a los negros que se le han infiltrado en la mansión. Este hecho de que los esclavos se pueden infiltrar en la casa, en un espacio que representaba el poder colonial, simboliza los cambios del orden social establecido en toda la ciudad. En otras palabras, el poder se desplaza a los sectores que ya no son masculinos, ni europeos ni criollos y la jerarquía tradicional queda transformada. Lo podemos observar claramente en el caso de Dominga de Adviento, una criada que emplea el papel de madre de Sierva María y que dominaba la casa: Dominga de Adviento, una negra de ley que gobernó la casa con puño de fierro hasta la víspera de su muerte, era el enlace entre aquellos dos mundos. Alta y ósea, de una inteligencia casi clarividente, era ella quien había criado a Sierva María. Se había hecho católica sin renunciar a su fe yoruba, y practicaba ambas a la vez, sin orden ni concierto. […] Era también el único ser humano que tenía autoridad para mediar entre el marqués y su esposa, y ambos la complacían. Sólo ella sacaba a escobazos a los esclavos […] (García Márquez, 1995: 11). En este fragmento podemos notar también el hecho de que en Dominga se mezclan dos culturas y creencias diferentes y así simboliza según Olsen (2002:1073) «el fracaso del proyecto colonial de la homogeneización». Otro ejemplo de la erosión de estas estructuras tradicionales lo representa la madre de la niña, Bernarda, una mestiza que posee un carácter muchas veces más fuerte que el de su esposo criollo. En cuanto al mestizaje, por un lado, es percibido por el obispo como un obstáculo para el catolicismo, pero por el otro lado, desde el punto de vista del médico Abrenuncio, se trata de un mero hecho de la vida que es el resultado de procesos históricos (Olsen, 2002). No obstante, el tema de la inseguridad de la identidad personal está muy presente en el libro. Por ejemplo, Delaura afirma: A mi edad, y con tantas sangres cruzadas, ya no sé a ciencia cierta de dónde soy», dijo Delaura. «Ni quién soy». «Nadie lo sabe por estos reinos», dijo Abrenuncio. «Y creo que necesitarán siglos para saberlo» (García Márquez, 1995: 124). El Africanismo Sierva María es por nacimiento una mestiza, pero pertenece a una familia nobleza criolla. Sin embargo, gracias a Dominga se forma su identidad africana, se bautiza María Mandinga, duerme con los esclavos y habla tres lenguas africanas. Su autodefinición la reconocen sus padres e incluso su madre afirma que «lo único que esa criatura tiene de blanca es el color» (García Márquez, 1995: 11). Esta niña llegó a ser el objeto estudiado por la Inquisición no porque estaba enferma ni poseída, sino que simplemente era diferente y su diferencia era la africanía (Olsen, 2012). Como sigue explicando la autora, este hecho de la categorización del africano como enfermo, loco o poseído era una estrategia histórica de dominación y una reafirmación de la normalidad blanca. Igualmente, «el concepto de nación siempre se ha basado en construcciones de raza e identidad que siempre están en flujo, de quiénes se incluyen y quiénes se excluyen» (Olsen, 2012). La única persona que se da cuenta de la verdadera “enfermedad” de Sierva María es su exorcista y su futuro amante, Cayetano Delaura. Este, al sufrir y luchar contra este amor profano se confía al médico Abrenuncio, con el que habla también de sus sospechas iniciales sobre la condición de Sierva: «creo que lo que nos parece demoníaco son las costumbres de los negros, que la niña ha aprendido por el abandono en que la tuvieron sus padres» (García Márquez, 1995: 124). Como menciona Steenmeijer (2002) en esta novela los negros no son tratados como individuos, lo que deduce del hecho de que no tengan nombre. No obstante, resaltan dos excepciones: Judas Iscariote y Dominga de Adviento. Como sigue explicando el autor «no es difícil explicar la posición atípica de estos dos personajes: son dos negros ‘infiltrados’ en el mundo criollo, aunque de maneras muy diferentes». Sobre la criada Dominga que era la única persona capaz de gobernar la casa del marqués, ya hemos hablado. En cuanto a Judas Iscariote este es, como indica su nombre, un traidor de su cultura de origen debido a que ha sido corrompido por los vicios de la sociedad dominante (la codicia, el materialismo, el narcisismo) (Steenmeijer, 2002). Lo característico para el mundo negro garciamarquiano es la vitalidad, el espíritu comunitario y la armonía (Steenmeijer, 2002). A continuación, presentamos una muestra clara de esta afirmación: El barrio de los esclavos, al borde mismo de la marisma, estremecía por su miseria. (...) Sin embargo, era el barrio más alegre, de colores intensos y voces radiantes, y más al atardecer, cuando sacaban las sillas para gozar de la fresca en mitad de la calle. (García Márquez, 1995: 83). En resumen, como apunta Steenmeijer (2002) «Frente al mundo enfermo, caduco, rígido, pervertido y confuso de los criollos, el mundo negro se revela como joven, vital, sano, natural, sensual, auténtico. El amor El amor, como ya podemos deducir del título de la obra, juega un elemento importante dentro del argumento. Según dice Olsen (2012) es concebido como una enfermedad que infecta o incluso puede matar. Como podemos leer al final del libro, se declara literalmente que Sierva María murió del mor: «La guardiana que entró a prepararla para la sexta sesión de exorcismos la encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de recién nacida» (García Márquez, 1995: 198). En la obra de García Márquez, como en la vida corriente, el amor es una cosa problemática y las personas en busca de un amor verdadero deben luchar con varios obstáculos que les prepara la vida. En esta obra, lo que impide conseguir el amor entre Sierva y Delaura es un ambiente de alienación existencialista, el racismo y también la opresión de una sociedad colonial (Olsen, 2012). Como añade Paz Goldberg (2012) en los sentimientos de Delaura por Sierva se mezcla el amor profano y el religioso o místico, peculiar de la época. La censura Otro tema que caracteriza la sociedad colonial es la presencia de la censura impuesta por la Iglesia. Como menciona Tzeremaki (2016: 26) «el Santo Oficio no vigilaba y controlaba solamente a las personas, también censuraba sus lecturas y su aprendizaje». Este aspecto se desarrolla en el libro especialmente en el diálogo entre Abrenuncio con Delaura cuando este lo visita para pedir consejo. No obstante, asimismo en la casa del obispo se halla una biblioteca grande donde al fondo del salón: en un espacio más reducido, había una estantería cerrada con puertas de tablas ordinarias. Era la cárcel de los libros prohibidos conforme a los espurgatorios de la Santa Inquisición, porque trataban de «materias profanas y fabulosas, y historias fingidas». Nadie tenía acceso a ella, salvo Cayetano Delaura, por hacerla pontificia para explorar los abismos de las letras extraviadas (García Márquez, 1995: 198). A los libros prohibidos pertenecían las obras de materias profanas y fabulosas, como por ejemplo Los cuatro libros del Amadís de Gaula que corresponde según Abrenuncio a «las mejores novelas de estos siglos» que desgraciadamente no se imprimen y en vez de ellas se elaboran «tratados para hombres doctos» que sin embargo, no sirven a la gente corriente. Por eso, Abrenuncio reflexiona: «¿Qué leerían los pobres de hoy si no leyeran a escondidas las novelas de caballería?» (García Márquez, 1995: 71). Sin embargo, cada uno que poseía estos libros corría el riesgo de ser encerrado en la cárcel. En la obra se hacen también varias referencias a los autores y sus obras como a Petrarca o a Cervantes con su Quijote. De las obras que tratan del amor se menciona la obra de Garcilaso de la Vega y sus sonetos con los cuales Delaura expresa sus deseos amorosos «Por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir y por vos muero» (García Márquez, 1995: 56). Ahora, vamos a fijarnos más en concreto en la representación de la Iglesia en la obra y especialmente en el simbolismo de los nombres empleados en la novela. Simbolismo de los nombres Como anota Tzeremaki (2016) varias palabras y nombres de la obra anotan alguna función simbólica. Se trata, por ejemplo, de ya mencionado Judas Iscariote, pero hay muchos más. Otro nombre que está cargado de connotaciones sencillos es el nombre de la madre de la niña, Bernarda. Este nombre se relaciona claramente con el personaje clave de la obra de Federico García Lorca- Bernarda Alba. Ambas tienen en común el carácter autoritario, rígido y no se interesan por la felicidad de sus hijas, al contrario, quieren mantener las apariencias conforme a sus creencias religiosas. El nombre de su hija, Sierva, se refiere según Olivia Vázquez-Medina (2013) «al espacio de los esclavos como al de la Iglesia» (apud. Tzeremaki, 2016: 17). El último nombre que vamos a mencionar es el apellido “Delaura”, amante y exorcista de Sierva, que presenta una clara referencia a Petrarca (Tzeremaki, 2016). La Iglesia Ya hemos aludido muchas veces sobre la importancia de la Iglesia en esta obra. En lo referido a su relación con los esclavos, esta obliga a los que creen en los dioses africanos y representan una religión diferente, a convertirse y bautizarse en el nombre de Cristo. Según Tzeremaki (2016) la mayoría de ellos obedece, pero en secreto, sin ser vistos siguen creyendo en sus dioses. Esto es bien sabido también entre los obispos y virreyes. Cuando viene de visita el nuevo virrey, obispo le comenta la situación de esta manera: Hemos atravesado el mar océano para imponer la ley de Cristo, y lo hemos logrado en las misas, en las procesiones, en las fiestas patronales, pero no en las almas—(García Márquez, 1995: 64). En general, Tzeremaki (2016) sigue comentando que García Márquez en esta obra critica a la Iglesia Católica y especialmente su incapacidad de convivir pacíficamente con personas de diferentes culturas y religiones. Esto podemos observar no solamente en el caso del obispo y de la abadesa sino también en el comportamiento de las monjas que revelan el mal uso del poder. No obstante, la religión tiene gran importancia en la vida cotidiana de Latinoamérica. En cuanto a los personajes perseguidos por la Iglesia, no se trata solamente de Sierva María, sino también de médico Abrenuncio que también se puede considerar como la víctima de este órgano. Abrenuncio era judío y además: había sido alumno esclarecido del licenciado Juan Méndez Nieto, otro judío portugués emigrado al Caribe por la persecución en España, y había heredado su mala fama de nigromante y deslenguado, pero nadie ponía en duda su sabiduría (García Márquez, 1995: 15). Realismo mágico Ya hemos afirmado que la obra de García Márquez es muy conocida por ser un ejemplo destacado de la corriente de Realismo mágico. Como la obra cumbre de esta corriente literaria se considera la novela Cien Años de soledad donde el autor nos enseña «como lo maravilloso puede convivir con lo cotidiano y, a través de un lenguaje evocador y preciso, hace revivir lo inverosímil y lo reconvierte en verídico y poético» (apud. Paz Goldberg, 2012: 346) Al final de este trabajo queremos mencionar el reflejo del Realismo mágico en la obra estudiada Del amor y otros demonios. Según Begoña Díez H. los perímetros de la realidad que podemos denominar como “realismo mágico” son los siguientes: – La presencia de la tradición mítica, fabulosa y legendaria de los países hispanoamericanos – el tratamiento poético y alegórico de la materia novelística – la asimilación de determinadas innovaciones formales aportadas por los novelistas europeos (Kafka, Joyce) y norteamericanos (Faulkner) – la asimilación de los componentes irracionales y oníricos del surrealismo (apud. Paz Goldberg, 2012: 97) Según hemos visto, el reflejo del Realismo mágico lo podemos notar especialmente en el aspecto de la cabellera, “cabellera como un río de oro” que crece viva a lo largo de doscientos años antes de ser descubierta. Según Paz Goldberg (2012) el cabello simboliza en esta novela la inocencia y la belleza de la niña que se eterniza a lo largo del tiempo. No obstante, asimismo podemos observar el aspecto de la tradición legendaria o el tratamiento poético del amor. Resumen En este trabajo seminario nos hemos centrado en la obra Del amor y otros demonios escrita por Gabriel García Márquez en el año 1994. Hemos analizado brevemente algunos aspectos que nos resultaron curiosos después de la lectura de esta novela tardía de este autor conocido en todo el mundo. Nos hemos fijado en el tema del reflejo de la sociedad, el africanismo o el amor. No hemos olvidado mencionar el papel de la Iglesia y su anhelo de controlar la sociedad no solamente a través de la censura. Asimismo, hemos hablado del simbolismo y del significado de los nombres de los personajes. Al final de este trabajo hemos reflexionado sobre el reflejo de la corriente Realismo mágico en esta novela. Bibliografía Olsen, Margaret M. (2002). La patología de la africanía en Del amor y otros demonios de García Marquéz. Revista Iberoamericana, Vol. LXVIII, Núm. 201. Maarten Steenmeijer (2002). Racismo utópico en Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. Paz Goldberg, Edila (2012). Gabriel García Márquez: Enfoque Analítico de la Obra narrativa y Aproximación a la Ideología de sus Textos. Create Space Independent Publishing Platform. Araújo Fontalvo, Orlando (2010).Gabriel García Márquez, el Caribe y los espejismos de la modernidad. Barranquilla: Universidad del Norte. eBook. Krauze, Enrique (2014). García Márquez, el romance del poder. Letras libres. Disponible en: https://www.letraslibres.com/mexico-espana/literatura/garcia-marquez-el-romance-del-poder Cruz García, Katia (2019). Elementos y simbolismo del arquetipo filosófico afrocaribeño de Oshún en la obra Del amor y otros demonios. Literatura: teoría, historia, crítica, vol. 21, núm. 2, 2019, págs. 229-264. Tzeremaki (2016). Evangelia. ESPACIOS DE AMOR Y PODER EN DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS. Sociocriticism 2016 - Vol. XXXI, 1: Universidad de Granada.