Jose Maria Iparragirre (1820-1882) Se cuenta de él que escapó de casa cuando tenía quince años para enrolarse en el primer alzamiento carlista (1833-1839) en defensa de los fueros vascos. Tras la derrota se exiló en Francia, donde leyó a Lamartine y Chateaubriand. Su voz y su guitarra le llevaron hasta la famosa soprano Caroline Duprez, de la que fue amante. Participó en la revolución republicana de 1848, y fue expulsado de Francia. Recorrió Italia, Suiza, y Alemania, afincándose por unos años en Londres. Perdonado por el gobierno español, recibe un pasaporte. Aparece en Madrid en 1953, donde canta su Gernikako Arbola ante la colonia vasca. La canción se convierte rápidamente en el himno de los vascos. Su autor es apresado y desterrado. Se exilia al País Vasco Norte, donde embarca para América. Mientras, el País Vasco Sur vuelve a alzarse por sus fueros y el himno de Iparragirre se hace inmortal. Con sus melodías de influencia francesa e italiana y sus letras sencillas y directas, Iparragirre fue el poeta civil del siglo XIX. EL ARBOL DE GERNIKA Jose Maria Iparragirre, 1853 Bendito es el Arbol de Gernika, amado por todos los vascos. Da y extiende tu fruto por el mundo, te adoramos, Arbol sagrado. Hace unos mil años que se dice que Dios plantó el Arbol de Gernika. Manténte en pie ahora y siempre, si caes estamos perdidos. No caerás, Arbol querido, si la Junta de Bizkaia se porta. Nos uniremos a ti las cuatro provincias para que viva en paz la grey vasca. Arrodillémonos todos para pedir al Señor que nuestro Arbol viva para siempre. Y si se lo pedimos de corazón, el Arbol vivirá ahora y siempre. En el País Vasco todos sabemos que han planeado tumbar el Arbol. Ea, paisanos, esta es nuestra hora, mantengámoslo en pie sin que se caiga. Vivirás siempre en primavera, antigua flor sin mancha. Apiádate de nosotros, querido Arbol, danos tu fruto sin perder mas tiempo. El Arbol nos responde que vivamos alerta y que se lo pidamos a Dios con fervor. No queremos gerra, sino paz duradera para que se respeten nuestras rectas leyes. Pidamos a Dios nuestro Señor que nos conceda paz ahora y siempre, y que dé también fuerza a tu tierra y su bendición al Pueblo Vasco. Versión original: GERNIKAKO ARBOLA Pedro Mari Otaño (1857-1910) Nacido en una familia de improvisadores, supo elevarse sobre el verso meramente popular, tanto por la calidad de sus rimas como por la temática que le interesa. Poco dotado para el canto por su mala voz, actuó poco en público y quizá ello contribuyó a que sus versos sean reflexivos, serenos y de un buen gusto indiscutible. En vida fue considerado como el más grande de los improvisadores, y su segunda partida a América, donde murió, constituyó una despedida-homenaje nacional. Pedro Mari Otaño es una de las figuras cumbre del bertsolarismo. Zazpi ahizparen gai den oihala ebakirikan erditik, alde batera hiru soineko, utzirikan lau bestetik; guraiziakin berezi arren bakoitza bere aldetik, ezagutzen da jantzi dirala zazpiak oihal batetik. Oihaltzat hartu zagun Euskadi guraizitzat Bidasoa, hibai koxkor bat besterik ez da hutsa... balitz itsasoa. Elkarren hurbil daude zazpiak, muga deitzen da Pausoa. Zergatik izan ez behar degu famili bakar osoa? Arbola baten zainetatikan sortzen diran landareak bezala gara Bidasoaren bi aldetako jendeak; berdinak dira gure jatorri, ohitura eta legeak, ama euskarak magal berean hazitako senideak. LAS SIETE UNIDAS^1 Pedro Mari Otaño, 1900 Si cortamos por la mitad una tela que sirve para siete hermanas, y ponemos a un lado tres vestidos, y cuatro a otro, aunque las tijeras las hayan dividido una a una, bien se echa de ver que las siete se visten de la misma tela. Tomemos por tela al euskara, por tijeras al río Bidasoa,^2 un pequeño río que sería aún más pequeño si fuese un océano: las siete están unas al lado de otras, la frontera se llama «Un Paso»,^3 ¿por qué no hemos de ser una sola y unida familia? Las gentes de uno y otro lado del Bidasoa somos como plantas que surgen de una misma raíz: tenemos idénticos orígenes, costumbres y leyes, somos hijas e hijos criados en el seno de la Madre Euskara. ¡Madre Euskara! ¡Cuántos de tus hijos vivimos en América! Y desde lejos te amamos aún más: aquí no hay ni Bidasoas ni tantos obstáculos como allá, para que nuestra querida madre rejuvenezca, ¡que vivan siempre las siete unidas! ^1 En euskara, «Zazpiak Bat», eslogan político. Se refiere a la unidad de las siete provincias vascas: las tres del lado francés de los Pirineos (Laburdi, Nafarroa Beherea, Zuberoa) y las cuatro del lado español (Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Nafarroa). ^2 Río que desemboca en la bahía de Txingudi, entre Hendaia (Laburdi) y Hondarribia (Gipuzkoa), y que constituye la actual frontera franco-española, dividiendo el País Vasco. ^3 Se refiere a Behobia, pequeña localidad que se extiende a ambos lados del Bidasoa, también llamada Pausu. El autor interpreta este nombre como «pauso», que en dialecto guipuzcoano significa «paso». Jean Baptiste Elizanburu (1828-1891) Natural de provincia de Lapurdi, en el País Vasco Norte, su vida estuvo unida a la armada. Hizo cuatro años de campaña en Africa, y fue ascendiendo grados en el escalafón militar. En 1861 fue designado al Primer Regimiento de la Guardia Imperial de Napoleon III. Al poco tiempo fue distinguido con la «Légion d'Honneur», participando en la campaña contra Alemania en 1870. Crítico con la política belicista del emperador, republicano convencido, se retiró al País Vasco, donde participó activamente en la vida política desde posiciones de izquierda mientras escribía sentidas y bucólicas canciones sobre aires populares, que tuvieron un éxito inmediato. Hoy sus versos siguen siendo cantados en todo el país. Se le considera autor de muchas composiciones anónimas, entre ellas la famosa Solferinoko Itsua, sobre el ciego de la batalla de Solferino. NERE ETXEA Jean Baptiste Elizanburu, 1862 Ikusten duzu goizian Argia hasten denian, Menditto baten gainian, Etxe ttipitto aintzin xuri bat, Lau haitz ondoren erdian, Xakur xuri bat atoan, Iturriño bat aldian, Han bizi naiz ni bakian. Nahiz ez den gaztelua, Maite dut nik sorlekua, Aiten aitek hautatua, Etxetik kanpo zait iduritzen Nonbeit naizela galdua, Nola han bainaiz sortua, Han utziko dut mundua, Galtzen ez badut zentzua. Etxean ditut nereak, Akilo, haitzur, goldeak, Uztarri eta hedeak, Iazko bihiez ditut oraino Zoko guziak beteak, Nola iragan urteak Emaiten badu bertzeak Ez gaitu hilen goseak. Landako hirur behiak Esnez hanpatu ditiak, Ahatxe eta ergiak Bi idi handi, kopeta zuri, Bizkar beltz, adar handiak, Zikiro, bildots guriak, Ahuntzak eta ardiak Nereak dire guziak. Ez da munduan gizonik, Erregerik ez printzerik, Ni bezein urusa denik, Badut andrea, badut semea, Badut alaba ere nik, Osasun ona batetik, Ontasun aski bertzetik, Zer behar dut gehiago nik? Goizean hasiz lanean, Arratsa heldu denean, Nagusi naiz mahainean, Giristino bat ona dut hartu, Nik emaztea hartzean, Ez du mehe egunean Sartuko ustegabean Xingar hezurrik eltzean. Piarres ene semea, Nahiz oraino gaztea, Da mutiko bat ernea, Goizean goizik bazken erdira, Badarama artaldea, Segituz ene bidea, Nola baitu egitea, Ez du galduko etxea. Ene alaba Kattalin, Bere hameka urtekin, Ongi doa amarekin: Begiak ditu, amak bezala, Zeru zola bezin urdin, Uste dut denborarekin, Oraiko itxurarekin Andre on bat dion egin. Ez dugu behar lurrean, Ongi bizirik etxean, Utzi laguna gosean, Ez du beharrak sekulan jotzen Gure etxeko atean, Non ez duen mahainean, Otruntza ordu denean Leku bat gure aldean. Ene andrea Maria, Ez da andre bat handia, Bainan emazte garbia, Irri batentzat badut etxean Nik behar dudan guzia, Gald' egiten dut grazia, Dudan bezala hasia, Akabatzeko bizia. SALUDO A MI ALDEA Jean Baptiste Elizanburu, 1862 A lo lejos vislumbro, vislumbro la montaña, tras ella está mi aldea; Y oigo, ¡qué gran placer! el dulce suspiro de la amada campana. Campana, ¿qué es lo que me cuentas? ¿Cuál es la noticia que lanzas a la lejanía? Las montañas te responden tras las nubes haciendo llegar tu mensaje hasta el cielo. El trabajador del campo, el pastor de la montaña, la muchacha que va camino de la fuente, Al oír, campana, tu clara voz Elevan una oración a la Madre celestial. También yo rezo a la Virgen María, guía de los hombres perdidos en la montaña Para que por favor me conceda la gracia De hallar hoy a mi pueblo en paz He dejado lejos atrás las montañas Veo ya cerca mi aldea. ¿Qué te sucede, corazón, para que te agites así? ¿Vas a fallarme al llegar a la meta? ¡Salud, aldea mía! ¡Salud, rincón donde nací! ¡Salud, lugar amado de mi infancia! Porque Dios oyó el grito de un niño Llega a ti hoy a ti un hijo tuyo. Sendero que alejándote de la ruta desciendes rectamente por el flanco monte abajo cual una cinta, Llévame cuanto antes hasta los míos. Roble a la vera del camino, ¡en mi infancia, al volver a casa de la misa dominical, cuántas veces me senté junto a mi madre a la sombra de tus gruesas ramas! Blanco espino del fondo de la huerta, que sigues guardando el rincón de mi infancia, ¿por qué no puedo como tú, simple ramilla, pasar mis días en la tierra que me vió nacer? Mas una lágrima asoma a mis ojos. Mi corazón desborda de alegría; ya oigo la voz de los de casa. ¡Te doy las gracias, Dios mío! De nuevo invade mi corazón la pena, aquella que cada uno siente al alejarse de su país; campana que diste mi primera hora, ojalá seas tú la que dé la última. Versión original: AGUR HERRIARI Versión original: ZAZPIAK BAT Xabier Lizardi (1896-1933) Aunque muerto prematuramente, este poeta dejó una importante obra como prosista y como impulsor la poesía lírica. En sus versos tiene especial importancia el detalle de la naturaleza, que es el reflejo del ánimo del poeta. Trabajó su poesía como un orfebre de la lengua, buscando siempre la concisión expresiva y el trazo exacto. Si bien a veces su primera lectura resulta difícil, en sus poemas siempre surgen hallazgos deslumbrantes. Imitado por muchos y por nadie igualado, Lizardi abrió la puerta de lo que más tarde sería la renovación de la metáfora. BULTZI-LEYOTIK Xabier Lizardi, 1929 Oi, lur, oi lur! Oi, ene lur nerea!... Oi, goiz eme, parre gozoz ernea!... Arto musker, mendi, baserri zârrak; ale gorriz abailduta sagarrak: oro laño mê batek estalia, urrez oro eguzkiak yantzia... Nekazari, gizandi bat iduri soroan zut: beyondeizula zuri!... Zure bazter, gurazko aberria, doa zoro (ta bertan ni) bultzia... Oi, ene lur, baninduzu zerea, zu landu, ta zure sariz asea!... Bañan... ezin: bêko bear goriak narama... Agur soro, sagar, mendiak!... Lauaxeta (1905-1937) Seudónimo de Esteban Urkiaga, estudió para jesuita, coincidiendo con otros jóvenes de inquietudes vasquistas y literarias, entre ellos Orixe. Nunca se tuvo a sí mismo por poeta, consideraba sus poemas como humildes aportaciones en favor de la lengua vasca, en la que escribió numerosos artículos de prensa y de crítica literaria. A falta de originalidad, su poesía trae el eco de las corrientes francesas por un lado, con una cierta influencia de Baudelaire, y de la balada folklórica por otro lado, al estilo del Romancero Gitano de Federico García Lorca. Como el andaluz, el poeta vasco fue fusilado por los franquistas, tras ser apresado cuando se dirigía a la Gernika recién destruída con varios corresponsales europeos. ITXASORA! Lauaxeta, 1931 Soñutzik ontzi-puntan, sakoneko lemazain, itxaso-barne nua zidor ezezaunen gain. ¡Ondartzan oro laga! —arriskubak darraigu—, Lur-barri billatzale ametsa lagun dogu, Liorreko lokatzok geure malkoz egiñak. Arnas artzeko, billau amaibako urdiñak. Euren solas utzakaz gixonak lotzen gabez; Azkatasun oldiak ilten dira atsekabez. ¡Aurrera! Iparraldian edur-mendi ixoztubak, eta ugarte otzetan lamiñen gaztelubak. Eruango zaitubet: —eunak arro axian—. Itxaropena bai dot begi onein ganian. Bide barrijak nai dauz abendaren kezkeak: Lar lurrari egon da. ¡Zabaldu osertzeak! Ekintza gurenentzat landa au dan zabala, Izki-mota orontzat burdinori garbala Geure itxaso gogorra, abendak maite zaitu! Zeure altzora gatorz, lurra ba txiker yaku. ¡Indar irakasle oi, kendu odei ta laño! Balerik eztogu nai gogai barrijak baño. Argizkorrija dager, urrezko yantzi barriz. Ementxe gatorkixuz jakintzaren egarriz. Ametsik ezkenduban legorretan egiten, uraren barna baña goyak doguz ikusten. ¡Geure itxaso gogorra! Gogayen arraunlari Agur egiten dautzu itxaro argijari. Soñak esitzen dozuz, goguak ariago: Geuregan legez, zeugan, beti kezka bat dago. Sakon ori nok dazau? ¡Oso zara zadorra! Ekaitz orrein orruba koldarren bildurkorra. Euzkuak soilik dabiltz altzo zabal orretan; imin dozu oldia euren begi barnetan. Gudarijak dagixuz, berunezko bizkarrak, tente diran erruak, burni diran iztarrak. —Gixonjale leyentzat jaki ziltzagilliak...— Itxaso aundi orrek, zabal, zeru-atiak. Erijotza or dabil, or dabil maitasuna. Erri gogor onentzat, zeugan etorkixuna. Odiseu barri gara, lamiñik ezta baña, Emen sortuba ezta Aprodite liraña. Geure abenda-antzo pioneer gaste gara. Altzuan beti dozu irri baten ikara. Baña leoyen legez darresixu galparra. ¡Euzkoen itxasua! ¡Oldia eta indarra! ¡Aurrera, aurrerantza! Ontzi-puntan soñutzik. Axe oron mosubai bijotzak zabaldurik. Ibillaldi au ezta bixitzan amaituko; Bein ontziratu danik barriz ezta itzuliko. Miñak lurrean itxi, begoz itun diranak. Itxaroz kezkatubak nai dabez geure lanak. Zerubak argi dagoz, begoz pozez begijak. Uñen ganian dabiltz geroko abestiak... Barriro esi daigun ludijaren gerrija, Ez bitsez, ez indarrez, gogayakaz baño. Itxaruak berua euzkotarren ontzija, Goguak nausi diran argitasun goiraño. ¡A LA MAR! Lauaxeta, 1931 Desnudo en la proa del barco, piloto de altura, surco los mares por senderos desconocidos. ¡Dejad todo en tierra! —nos persigue el peligro—, Nuestro sueño es encontrar nuevas tierras, De nuestras lágrimas están hechos los lodos que dejamos atrás. Buscad nuevos horizontes donde podamos respirar. Los hombres nos atan con sus fútiles pretextos, y las ansias de libertad mueren cruelmente. ¡Adelante! Ved al norte los helados montes de nieve, y los palacios de hadas en frías islas. Os llevaré: —velas henchidas al viento— sobre mis ojos brilla la esperanza. La inquietud de la raza pide nuevos rumbos: estuvo demasiado atada a tierra. ¡Ampliad los horizontes! Hermoso es este espacio para las proezas heróicas, insigne bronce para grabar toda clase de letras. ¡Cómo te ama mi pueblo, bravo mar nuestro! A tu regazo venimos, la tierra se nos queda pequeña. ¡Maestro de energías, despeja nubes y brumas! No buscamos ballenas, sino ideas vírgenes. La aurora muestra su nuevo manto de oro. Aquí venimos sedientos de sabiduría. En tierra no éramos capaces de soñar, sobre la mar se refleja lo más alto. ¡Bravío mar nuestro! Bogadores de ideas, saludamos a la luz de los mares. Domas los cuerpos, y más aún las mentes: como en nosotros, en tí siempre vive una inquietud. ¿Quién conoce tu calado? ¡Eres misterio impenetrable! Espanto de los cobardes es el bramido de la tormenta. Sólo los vascos se atreven en tu infinito seno, en el fondo de sus ojos derramaste osadía. Tú forjas luchadores, dorsos de bronce, Músculos en tensión, muslos de hierro —Tentadores manjares para un antropófago...— Abrénos, infinito mar, las puertas del cielo. En tí va la muerte, en tí va el amor. Para este recio pueblo, tú eres el futuro. Aunque no nació aquí la bella Afrodita ni tenemos sirenas, somos nuevos Odiseos, somos jóvenes pioneer, como nuestra raza. Tu siempre guardas el temblor de una sonrisa. Pero sacudes tu melena como un león. ¡Mar de los vascos! ¡Impetu y vigor! ¡Adelante, siempre adelante! Desnudos en la proa del barco. Abiertos los corazones al beso de todos los vientos. Esta navegación no termina con la vida, quien se embarca en ella no vuelve nunca. Dejad los lamentos en tierra, que se queden los pusilánimes. Nuestras obras precisan de quienes miran al futuro. Los cielos están limpios, los ojos brillan de alegría. Sobre la mar van las canciones del mañana... Recorramos de nuevo la cintura del planeta, no sobre la espuma, no con vanos esfuerzos, sino en las ideas. Que la esperanza guíe la nave de los vascos Hasta la alta claridad donde reinan las almas. Versión original: ITXASORA! Orixe (1888-1961) Orixe ejerció una importante influencia sobre los jóvenes autores de principios del siglo XX, primero como profesor en el seminario de los jesuitas, y luego como crítico y poeta mayor de varias generaciones. A ello contribuyó también su enciclopédico conocimiento de la lengua. Paradójicamente, la obra que durante años muchos consideraron como la summa de su poesía y modelo indiscutible del estilo vasco, Euskaldunak (Los Vascos), no es mas que un ejercicio de literatura pastoril al servicio de un pretendido «poema nacional» impuesto por los teóricos de los años 30. Refugiado en América, Orixe pudo desarrollar una poesía personal, fundamentalmente mística, pero enraizada en la tierra y en el cuerpo. Zazpi Euskal Herriek bat egin dezagun, guztiok beti-beti gauden gu euskaldun. Agur eta ohore Euskal Herriari Lapurdi, Baxenabar, Zubero gainari; Bizkai, Nafar, Gipuzko eta Arabari. Zazpiak bat besarka lot beitez elgarri. Zazpi Euskal Herriek bat egin dezagun, guztiok beti-beti gauden gu euskaldun. Haritz eder bat da gure mendietan, zazpi adarrez dena zabaltzen airetan. Frantzian, Espainian, bi alderdietan: hemen hiru eta han lau, bat da zazpiretan. Zazpi Euskal Herriek bat egin dezagun, guztiok beti-beti gauden gu euskaldun. Hi haiz, Euskal Herria haritz hori bera, arrotza nausiturik moztua sobera. Oi gure arbasoak ez, otoi ez beira, zein goratik garen gu jautsiak behera! Zazpi Euskal Herriek bat egin dezagun, guztiok beti-beti gauden gu euskaldun. Jon Mirande (Paris, 1925-1972) Hijo de emigrantes de Zuberoa, la más pequeña y montañosa de las provincias vascas, gran políglota, su vida está marcada por la insatisfacción: poeta e intelectual, trabajó siempre como traductor en el ministerio de finanzas; vasco por tradición y vocación, vivió en la capital de un estado que negaba su nacionalidad; elitista y heterodoxo, fue duramente criticado por sus contemporáneos vascos... Su poesía es una mezcla de tradición formal y modernidad temática, en la que se unen crítica, erotismo y un irredentismo más mítico que político. BALADA DE LOS VASCOS HONRADOS Jon Mirande, 1950 (Que al mismo tiempo es una plegaria dirigida al dios vasco Ortzi, hecha por uno que no es honrado). Son anchos de cuerpo, ágiles, se cubren con boina, hablan vasco y creen en Dios, voz nasal —por lo grande—, son muy, muy honrados, y se creen hidalgos ... ...Aunque sus maneras sean de villano. (Que el dios Ortzi me libre de parecerme a ellos). En un principio vivían en las tinieblas. Pero de lo alto llegó la luz a Euskadi: Dios y Ley Ancestral. Ahora viven iluminados iluminados y honradamente como buenos demócratas. (Que el dios Ortzi me libre de iluminarme como ellos). Tienen una gran cultura, de cuentos, refranes y nanas, entienden de política, pelota, baile, villancicos y púdicos cantos. Incluso saben leer el misal. (Que el dios Ortzi me libre de leer como ellos). Saben multiplicar y se enriquecen en América; pero también allí son honrados, se reunen en las sociedades patrióticas, aunque más a menudo se reúnen en la iglesia. (Que el dios Ortzi me libre De enriquecerme como ellos). Se casan formalmente con la bendición del cura o del alcalde —porque su gusto es de lo bueno lo mejor— con muchachas virtuosas. (Que el Dios Ortzi me libre de casarme como ellos). Se me olvidaba alabar en estos versos su nacional vestimenta, la camisa blanca que lucen los domingos, acaso tan limpia como su corazón. (Que el dios Ortzi me libre de ser tan limpio como ellos) POSTDATA: Del mismo modo que tú, Javhe, eres el Señor de los vascos como lo fuiste de los judíos, que Ortzi impida, suceda lo que me suceda, que me haga tan honrado como ellos. Versión original: EUSKALDUN ZINTZOEN BALADA Bitoriano Gandiaga (1928-2001) Fraile franciscano, puede decirse que su lirismo es una especie de franciscanismo poético, un hermanamiento hacia los elementos más primarios de la naturaleza. Su obra arranca en un tono contemplativo, aislado en las montañas que rodean la basílica de Arantzazu (Gipuzkoa), símbolo religioso pero también artístico y político del País Vasco, para evolucionar hacia la poesía social y la introspección psicoanalítica. En todas sus etapas Gandiaga muestra un gran sentido del ritmo y un especial gusto por la expresión natural. Humilde, sincera, su poesía es referencia obligada en la literatura vasca del siglo XX. ...Y LLUEVE Bitoriano Gandiaga, 1961 Y fresco y claro el ruido saltarín y alegre de las goteras, en el patio interior y resguardado del claustro; largo ruido, de palmo y medio, o un clavel blanco de alto ...Y llueve. Como siempre, más llueve en el alma que fuera. Como siempre, el ruido alegre de las goteras, dentro del alma, como siempre, largo de palmo y medio, o un clavel blanco de alto. ...Y llueve, y llueve. Gabriel Aresti (1933-1975) Nació en el seno de una familia patriota no-vascoparlante, en Bilbao. A los catorce años comenzó a estudiar el euskara por su cuenta, leyendo a los clásicos en la biblioteca municipal y escuchando a los improvisadores. Su poesía evolucionó del simbolismo de su juventud a la crítica social de su madurez, ejerciendo una enorme influencia en la juventud de los años 60 y 70. Su Harri eta Herri (Piedra y Pueblo, 1964) es el libro fundacional de la moderna poesía civil vasca. Criticó, polemizó, rompió con el mito del vasco creyente, se declaró abiertamente de izquierdas, renovó también la canción y el teatro... Su muerte, coincidiendo con el fin del franquismo, cierra un ciclo de la literatura vasca. NIRE AITAREN ETXEA Gabriel Aresti, 1963 Nire aitaren etxea defendituko dut. Otsoen kontra, sikatearen kontra, lukurreriaren kontra, justiziaren kontra, defenditu eginen dut nire aitaren etxea. Galduko ditut aziendak, soloak, pinudiak; galduko ditut korrituak, errentak, interesak, baina nire aitaren etxea defendituko dut. Harmak kenduko dizkidate, eta eskuarekin defendituko dut nire aitaren etxea; eskuak ebakiko dizkidate, eta besoarekin defendituko dut nire aitaren etxea; besorik gabe, sorbaldik gabe, bularrik gabe utziko naute, eta arimarekin defendituko dut nire aitaren etxea. Ni hilen naiz, nire arima galduko da, nire askazia galduko da, baina nire aitaren etxeak iraunen du zutik. LA CASA DE MI PADRE Gabriel Aresti, 1963 Defenderé la casa de mi padre. Contra los lobos, contra la sequía, contra la usura, contra la justicia, defenderé la casa de mi padre. Perderé los ganados, los huertos, los pinares; perderé los intereses, las rentas, los dividendos, pero defenderé la casa de mi padre. Me quitarán las armas y con las manos defenderé la casa de mi padre; me cortarán las manos y con los brazos defenderé la casa de mi padre; me dejarán sin brazos, sin hombros y sin pechos, y con el alma defenderé la casa de mi padre. Me moriré, se perderá mi alma, se perderá mi prole, pero la casa de mi padre seguirá en pie. Traducción: Gabriel Aresti Versión original: NIRE AITAREN ETXEA