ANGEL GONZALEZ El primer texto de Angel Gonzalez que aquí recogemos es su contribución teórica a la antológia Poesía ultima de Francisco Ribes (1963)l. Desde el título, "Poesía y compromiso", hasta la ultima frase, se trata de una declaración de principios a favor de la poesía social. Su tono combativo ilustra bien el ambiente removido por aquellos aňos alrededor de la tendencia literaria de la que el poeta se sentía más proximo. No es extraňo, pues, que encontremos en este texto muchos de los tópicos programá-ticos de quienes defendían el compromiso sociopolítico del es-critor: "El poema nace de los estímulos que vienen dados al poeta desde fuera", "la História de la poesía no es más que un fragmento de la História", etc. Hay alguna matización de claro antidogmatismo ("No tra to de defender una poesía por su te-mática, ni de reducir la temática a límites estrechos"), pero la impresión que deja el texto es la de una apologia. Hacia el final, el poeta afirma que "la História no se repite (salvo por azar)", y, como consecuencia, el arte tiene "características diferentes en cada momento histórico". Aňos más tarde publicará un poema en el que contradice estas palabras, y no podemos pensar que lo haya escrito inadvertidamente: "Nada es lo mismo, nada/permanece. Menos/la história y la morcilla de mi tierra: / se hacen las dos con sangre, se repiten"2. Es una apostilla sar-cástica hecha por un poeta algo socarrón al margen de aquel otro que creia escribir "de acuerdo con la marcha de la História". -19- La poética con que responde Gonzalez a la petición de Leopoldo de Luis para la antológia Poesía social (1965)3, se enfren-ta también a los detractores del socialrealismo pero resulta menos entusiasta que la de dos aňos antes. Subrayemos en ella, por una parte, una observación que me parece muy acertada: "Decir que en la poesía social espaňola actual abunda la mala poesía tampoco me parece una prueba importante contra la poesía social, teniendo en cuenta que en Espaňa abunda actual-mente la mala poesía, sea lírica o épica, amorosa o civil". Por otro lado, el poeta insiste -ya lo habia hecho en la poesía anterior— en calificar de "crítica" a la poesía social que defiende. En la antológia Nueva poesía espaňola (1968)4 el poeta responde al cuestionario propuesto con apreciaciones muy simila-res a las de textos anteriores, pero sus palabras suenan mucho menos contundentes: "Decir 'poesía social' no es decir nadá, es caer en una simplificación que puede falsearlo todo". La ads-cripción, según estas respuestas, tiene menos de ideológica que de "cuestión personal". Y, sobre todo, el poeta pone el dedo en una de las llagas mortales de aquella tendencia: "La poesía es un arte demasiado minoritario, hoy, para cumplir esa función [clarificadora y ética]. Eso no es culpa de la poesía, natural-mente. Las causas hay que buscarlas en otras realidades sociales cuya amplitud desborda el fenómeno poético". Uno de los Ultimos apartados de Palabra sobre palabra (1977)5, titulado precisamente "Metapoesía", está integrado por cuatro poéticas que no podían faltar en esta antológia. La pri-mera "a la que [dice el autor] intento a veces aplicarme", se aleja claramente de la estética comprometida. "Marcar la piel del agua", como metafora del hecho de escribir un poema, es un hallazgo, pero desde el punto de vista del socialrealismo resulta estérilmente esteticista. Incluso la naturaleza, tan de-nostada por los poetas sociales, adquiere un protagonismo que no corresponde a la ascendente mécanica histórica: "Los signos [...] expresan lo que quieren/la brisa, el sol, las nubes". El poema existe fugazmente entre dos silencios, entre dos meras posi-bilidades de expresión: el agua quieta -el aire de la pronuncia-ción, la imaginación del lector- antes y después de que aparez-can los signos. No hay ningun indicio de que el poeta se exprese irónicamente. La irónia viene después. En "Orden (poética a la -20- que otros se aplican)", Gonzalez vuelve al ataque contra los que él llama "puros" y les pone en la boca una exclamación que, como veremos, ha sido firmada casi literalmente -y, por lupuesto, en serio- por algún poeta de la generación posterior: "Oh, tú, extranjero osado /que miras a los hombres,/contempla las estrellas". En "Contra-orden" el poeta opta por la impureza, incluso por hi suciedad del verso, y logra darle forma -"Esto es un poema"-a su arrebato de hosquedad existencial, de beligerancia sin objelo. Y en la ultima de esta serie de poéticas Gonzalez retoma su clave irónica y vuelve al principio de sus metapoemas: el Dic-c ionario de la lengua —mirando al cual el poeta dice "poesía eres tú"- nos remite al agua quieta, de pronto removida -como la lista de palabras- por estos versos y, después, nuevamente inmóvil. Me ha parecido oportuno recoger aquí un poema en el que (ionzález critica la poesía novísima en términos corrosivos pero bastante desprovistos de tendencia ideológica: "Oda a los nuevos bardos"6. El pastiche es, como debe ser, exagerado, inch scriminado y paródico, pero no se puede negar que su parecido con algún original es muy notable. La respuestas de Gonzalez a Antonio Hernandez en La poética del 50 (1978)7 incluyen una exposición bastante objetiva de su adscripción al socialrealismo. En ešte texto el poeta habla a sabiendas de que ya no tiene sentido polemizar: "aquella poesía era la que yo quería escribir. No creo haberme equivocado [...] Tampoco creo haber cambiado mucho". Sin embargo, el lector puede advertir que en el poeta se ha operado, al menos, un cambio de tono: la actitud algo irritada de sus primeros textos teóricos ha desaparecido, y aquí se nos habla de su época social como de algo muy respetable pero indudablemente pasado. Por ultimo, he seleccionado lo que he creído más sustancial del prólogo de Gonzalez a su antológia de poemas propios8. En estas páginas el poeta revisa su trayectoria poética con la sere-nidad de quien no necesita estar de vuelta de nadá para inten-tar ser clarividente. Las poéticas anteriores resultan asumidas y superadas por ésta. Subrayemos, como muestra, la perma-nencia de una convicción: "El contexto ejerce sobre todo escri-tor una presión inescapable". Pero tras la lectura de estas pági- -21- ginas sabemos que, para Angel Gonzalez, ser consecuente con un tiempo y un espacio supone mucho más que considerarse cerca o lejos de un determinado movimiento literario. NOTAS 1 Francisco Ribes, Poesía ultima, Ed. Taurus, Madrid, 1963, págs. 57-59 2 Angel Gonzalez, Palabra sobre palabra, Barral Editores, Barcelona 1977, pág. 322. 3 Leopoldo de Luis, Poesía social, Ed. Alfaguara, Madrid, 1965, págs. 4 José Batlló, Antológia de la nueva poesía espaňola, El Bardo Madrid 1968, págs. 342-344. 5 Ángel Gonzalez, op. cit., pág. 309. 6 Ibidem, pág. 330. 7 Ed. Zero, Madrid, 1978, págs. 308-310. 8 Ángel Gonzalez, Poemas, Ed. Cátedra, Madrid, 1984, págs. 13-24. -22- POESÍA Y COMPROMISO I .i poesía, como obra del hombre y para el hombre, es ii.i i. m tos cambios y mudanzas como el hombre mis l li im i a de la poesía, la História de la literatura, no es r mi fragmento de la História, que siempre es del hombr i < . sc ii el humanismo, la aproximación a zonas críticas y cieľtl nilcnción política en algunos casos. La etiqueta de «social < ontribuyó a la vez a popularizarla y a desacreditarla. A im s m. aplicó también esa etiqueta, y debo decir que, pese a lode .....lea me molestó demasiado: incluso me satisfizo muchas vi Decir «poesía social» no es decir nadá, es caer en una sin I'll I u ación que puede falsearlo todo. Pero, por debajo de lani • onfusión, hay una alusión directa a realidades más profunda l'oeticas y extrapoéticas, con las que, sinceramente, no me cli ■rada sentirme relacionado. ľ - ([Hay en ti una conciencia de generación? ^Te sieni« ligado a algún movimiento poético? R.— Mi generación, si es que existe, está profundamen dividida. Hay muchas personas que piensan como yo, que t i mu un concepto de la vida y del arte parecido al mío, y c< l.i que me siento estrechamente ligado, aunque su edad, p I m eso o por defecto, difiera notablemente de la mi a. Más q íle generación, tengo concepto de grupo. Uno puede sentit (li-ntro de su generación, aunque no esté de acuerdo con ai plias fracciones de ella. Pero cuando, como en mi caso, lo q existe es una viva repugnancia frente a algunos sectoral esa supuesta generación, uno no puede sentirse denim ella. P.— Teóricamente, ^cuál debía ser la función de la poesía la actual hora espaňola? En la practica, ^cuál es la que n mente desempeňa? Si hay contradicción, ^cuáles son las rau 11 ne la producen, en tu opinion? R.— Es muy complieado definir la función de la poesía: nuncio. Creo que más que de función debe hablarse de funěnu -27- I »ms la poesía, sujeta, como todo, a los avatares de la História, n vů i veces para una cosa, y a veces para la contraria. En la lioia actual, la poesía, acentuando sus posibilidades ideológi-cas, podría desempeňar un papel clarificador y ético -en el más amplio sentido de las palabras-. La contradicción reside en el hecho de que la poesía es un arte demasiado minoritario, hoy, para cumplir esa función. Eso no es culpa de la poesía, natural-mente. Las causas hay que buscarlas en otras realidades sociales cuya amplitud desborda el fenómeno poético. P.— Define tu propia poesía. ^Estás conforme con tu obra publicada? ^Hacia qué dirección crees que evoluciona tu poesía? R.— No puedo definir mi poesía: es tarea de otros, pienso. Puedo decir lo que pretendo al escribir, que no es otra cosa que expresarme. No me interesa expresar ese yo ideal en el que algunos todavía creen, encerrado en los insalvables límites de la piel de cada uno: entre otras razones, porque ese yo no exis-te. Cuando digo expresarme, me refiero a toda mi história, que es una parte de la História que vivimos todos. Esa parte, co-mun, colectiva, es la que determina, incluso, mis confesiones más personales. No sé si estoy de acuerdo con mi obra publicada, porque hace tiempo que no me leo. Creo que no puedo es-tarlo, porque es una obra sincera, es decir, plagada de contra-dicciones. En todo caso, recuerdo třes o cuatro poemas que, si no los hubiera escrito, trataria de escribirlos del mismo modo, con las mismas palabras, a ser posible. Antológia de la nueva poesía espaňola (1968). METAPOESÍA POÉTICA a la que intento a veces aplicarme Escribir un poema: marcar la piel del agua. Suavemente, los signos se deforman, se agrandan, expresan lo que quieren -28- la brisa, el sol, las nubes, se distienden, se tensan, hasta que el hombre que los mira —adormecido el viento, la luz alta— o ve su propio rostro o —transparencia pura, hondo fracaso— no ve nada. ORDEN. (POÉTICA a la que otros se aplica.) Los poetas prudentes, como las virgenes —cuando las habia— no deben separar los oj os del firmamento. i Oh tú, extranjero osado que miras a los hombres: contempla las estrellas! (El Tiempo, no la História.) Evita la claridad obscena. (Cave canem.) Y edifica el misterio. Sé puro: no nombres; no ilumines. Que tu palabra oscura se derrame en la noche sombría y sin sentido lo mismo que el momento de tu vida. CONTRA-ORDEN. (POÉTICA por la que me pronuncio ciertos dias.) Esto es un poema. Aquí está permitido fijar carteles, tirar escombros, hacer aguas y escribir frases como: -29- Marica el que lo lea, Arno a Irma, Muera el... (silencio), Arena gratis, Asesinos, etcetera. Esto es un poema. Mantén sucia la estrofa. Escupe dentro. Responsable la tarde que no acaba, el tedio de este dia, la indeformable estolidez del tiempo. POÉTICA N.° 4 Poesía eres tú, dijo un poeta —y esa vez era cierto— mirando al Diccionario de la Lengua. ODA A LOS NUEVOS BARDOS Mucho les importa la poesía. hablan constantemente de la poesía, y se prueban metáforas como putas sostenes ante el oval espejo de las oes pulidas que la admiración abre en las bocas afines. Aman la intimidad, sus interioridades les producen orgasmos repentinos: entreabren las sedas de su escote, desatan cintas, desanudan lazos, y misteriosamente, con seňas enimágticas que el azar mitifica, llaman a sus adeptos: -30- —Mira, mira... Del rás de las cortinas, en el lujo en penumbra de los viejos salones que los brocados doran con resplandor oseuro, sus adiposidades brillan pálidamente un instante glorioso. Eso les bašta. Otras tardes de otoňo reconstruyen el esplendor de un tiempo desahuciado por deudas impagables, perdido en la ruleta de un lejano Casino junto a un lago por el que se deslizan cisnes, cisnes cuyo perfil —anotan sonrientes— susurra, intermitente, eses silentes: aliterada letra herida, casi exhalada —puesto que surgida de la aterida pulcritud del ala— en un S. O. S. que resbala y que un peligro inadvertido evoca. ;Y el cisne-cero-cisne que equivoca al agua antes tranquila y ya alarmada, era tan sólo nada-cisne-nada! Pesados terciopelos sus éxtasis sofocan. Palabra sobre palabra (1977). P.— Sobre los aňos 50 se te adscribió al denominado «realismo locial». En qué medida consideras ahora que participaste en di-( ho movimiento y en qué crees que difiere fundamentalmente de us constantes expresivas más características tu poesía posterior? -31-