2ÍX 12. i.os sun i mimos poner que en la redaction de sus entradas sc verán tcntados a consultar obras lexicográ-ficas prtexistcntcs. Nada hay dc rcprobablc en cllo. Pucdc y debe el redacior consultar las obras yj editadas. pero debcria prohi-birsc la copia literal de las definiciones o los tr.iiamicntos cnciclopédicos dc otras obras. incluso aunquc pertenezcan a la misma editorial que cl suplcmcnto. La honradcz in-telectual pidc que tanto en las definiciones coino en los tratamicntos cnciclopédicos, el redactor sea original y no plagianu. EstO no quierc decir que un irabajo {por ejem-p!o. una dcfinición) no tcnga uu gran pa-rccido con otro (hay cosas de este mundo que prácricamentc solo sc pucdcii dcŕinir de dos o ires maneras), pero sicmprc debc-rá primár aquclla definición que corrige otra anterior, la enriqucce o predsa, etcetera. 2.4.3. SSLECCIÔH DE LAS ENTRADAS. Como hem»* visto anteriormente. CS C3W uno de los pasos decisivos en la determináciou del coutenido de un suplcmcnto. Fmc, como la obra de la que depende. debe estar equilibrado dc la mejor mantra posible, y para ello se necesita una labor crítica muy eficaz y constante. No scría admisible, cien-tíficamente hablando, un suplcmcnto que prestara excesiva atención a un aspecto de la cultura en detrimento de otros acaso más important!'!, solamente porque cl cquipo dc redacción posee una ťuente de information para aquclla materia y no, en la mitma medida, para las restames. Con todo, en los suplcmentos las entra- das vienen obligadas en un porcenuk m imponante, ya que sc trata de poner a| di voces del campo de las biografia* o dc U topónimos. Despučs, hay una sene dc ry. labras que han cjcrddo un fuerte impact en lasociedad o en uno dc sus «c tores; a« ejemplo, en los ultimo» aňos, el problem, del sida y su enorme repereusión social h, transfusioncs con sangre conraminadaJoi escándalos dc corrupción politics cit Esp.. ňa, Francia c Italia principalnícnic, cl cam. bio climatic», la actividad vuIcanológKa los grandes caiaclismos. etcetera. En ningún momento, durante la sekc-ción dc las voces, debc perderse d. sentido erítico, la unification de Cnterk» y la coherciicia interna que cl suplcmcnto debc tener y mantener. No sería dc reeibo introducir en cl, por mero deseuido, una palabra ya remitrada y rratada en los volu-menes dc la obra matrix, ni registrar entta-das no justificadas por el fin que penkue un suplcmcnto, cual cs c! dc comptctar y actualizar. Por cjcmplo, si se introduce en cl suplemcnto cl nombrc de uno de los cen-tenarcs de afluenies que a una orilla y otra ticne el rio Sacramento, sin duda sera por alguna ra/tm imporanie ipor cjcmplo, un accidente atómico); si no es asi. I.i introduction del término es una arbitrancdad injui-tificable. Un diccionario cnciclopcdico deben'a scr uno de los libros meno* subjetivos de este mundo; las preferential personales, las propias tcndencias y creencias, etcetera, no deberian imprcgnar las paginas dc una obra que se desfina a un usuario anónimc. y extenso. A o La lexicografía ľ.u.i csia palabra, la Academia registra dos significados (draeOI): «Tecnica de coniponer léxicos o diccionarios" y -Parte de la lingüistica que se ocupa dc los princi' pios teóricos en que sc basa la composictón de diccionarios-. Es decir, que trata de re-flejar las dos laceras en que sc apoya la con-(ceción dc diccionarios: la practica, a la que aplicamos la palabra lexicografía, y la teó rica, hoy conocida por metalexicografia, 1. História. 1.1. La Antigiieilad ctásica, Aunque se sabe que en la AntigUedad clásica hubo trabajos lexieográficos (por ejemplo, entre los .iimcrios y los acadios), a veces en forma de diccionarios (aunque no se conocían con cstc nombrc), cs p«o lo que de ellos sc puede deeir, ya que aprnas ha llegado nadá hast.i nosotros. Probablcmcnic; las manifestáciou« más antiguas dc la tadeografia prctcndían rccopilar y explicar las palabras que habían dejado dc cultivarse por la masa de los hablantcs debido a la cvolución de la lengua y la cultura, por lo que ya no se sabía que signifieaban. Loj glosarios dc la Antigucdad y la Ľdad Media tíenen este origen. En general, los latinos sc dedkaron dcsde íl siglo t a la rccopilación de léxicos para cl csrudio dc la lengua utilizada por los grandes escritores, y talcs obras sc dcuomi- naban lexicon, ya que vocabtilarto y diccionario. aun en su forma latina, no aparecen hasta finales dc la F.dad Media (el primer vocabulario renacentisra ťs el Heganliae de 1 orenzo de Valia 114441, difundido interna-rionalmeme). ľarece que, entre los latinos, Varrón (116-27 a. dc C.), con su De lingua latina (Tratado dc la lengua latina), fue el primcro en interesarse pof la lexicografía. y entre los griegos sc supone que esenburon diccionarios Calímaco, Atcnco, ZcnÓdotO, Arinófanes (445-386 a. de C), si bien solo dc esie úlrimo nos ha llegado un fragmento (que no seguía el ordcn jlfabético). Vcrrio Flaco, gramático del siglo i d. dc C, com-puso un diccionario en veínte libros tmi lado I)ť verbtrnim significatu (Tratado dc la significación de las palabras), obra clásica de la lexicogralí.i romána. Julio Pólux (138-188 d. de C.) compuso el aňo 180 un Onomasticón, diccionario dc oratoria en diez libros con una clasificación por mate-ri.is. I lacia el siglo IV Timco compuso un Lexicon vocum plalonicartim. colección de locuciones platomcts. Fsrehan de Bi/ancio (siglo v) eseribió Élnicas. un gran diccionario gcográfico del que quedan algunos fragmentos, y Hesiquiu dc Mileto (siglo vt d. dc C.) nos dejó Onomatólogo, un diccionario gricgo con un gran numero dc glosas, términos especiales y locuciones raras, hov pcrdido. En cl siglo vil escribe san Isidoro 240 13. lA I.řXICOGKAFÍA de Sevilla sus Etimologias u Orígenes, encyclopedia de los conocimíentos de su cpoca. En et siglo xni desiaca la obra del genové« Johannes Balbus Catbolicon. gramática y diccionario lanno (cuya primera ímpresión se atribuye a Gutenberg y fue realizada cn Maguncia cn cl aňo 1460; cn su colofón, el segundo que se ponía a un libro impreso, se da cucnra por primera vez dc la invención de la imprenta). Hasia comienzos del si* glo xvi solo se han dado ensayos filológicos incompletus. La invención de la imprenta en torno a 1440 despicrta cn todo cl mundo el interes por la cullura, y los dictionaries —cflmo cl resto dc los libros, cualquiera que sea su forma—se convienen cn por-radorcs dc csta. Una vez que los religiosos de Port-Royal aplkaron a la filosoh'a dc la gramática una lógica recta y profunda, la lexicografia vio ampliados sus horizontcs y los diccionarios se multiplicand y abar-caron codas las formas del saner. En todos los paíscs cultos surgen lexkografos desia* cados, y sus obras sirven dc modclo para generacioncs posteriores. 1.2. Lenguas árabes y orientates. Las lenguas árabes y oricntalcs licnen también sus represeniantes en esie univcrso csplcn-doroso de los diccionarios de la época. En el siglo ix, mieniras Europa estaba sumt-da cn la barbaric, los árabes compusieron importances obras Icxicográficas. En cl siglo x, Suidas (probable corruption del titulo Suda, 'consirucción') escribe un diccionario enciclopcdico bizantino, conocido como léxico de Sudas, que concicnc informacio-ncs valiosas sobre léxico, datos biográficos, argumentos de obras pcrdidas, etcetera. 1.3. Francia. En Francia el padre dc la lexicografia cs Robert Estiennef 1503-1559), quien en 1531 publica cl Thesaurus linguae latinae, scguido por su bijo Henri Estienne í 1531-15981, que da a hj2cn 1572 su Thesaurus graeeae linguae (posteriormence, en 1831-1865, ordenado alfabctkamcntc por Ambroisc-Firmin Didot). El mismo Roben Estienne imprime en 1538 cl Dictionnaire latino-gallicum, yen 1539-1540, el Diction- naire francois-latin; cn 155.1 se imprimió cl Dictionarium historicum ac poeiicum de Charles Estienne ((1504:-1564). La' labor lexicogrifica sera seguida posteriormence por la Academia Francesa, y en los siglos xvui y xix, por los más destacados enciclopedisias y lexicógraťos del pais; Diderot y D'Alembert (Encklopcdia france-sa}, Liitré, P. Larousse, y en el siglo xx, cl Petit Larousse: dictionnaire encyclopedias pour tons (19591 y la csplendida obra de Paul Robert Dictionnaire alpbabétique el analogique de la langue francaise (6 vols., 1960-1964). Hay que destacar también el irabajo lexrcográfko, teórico y práciico, de Alain Rcy, Josette Rey-Debove, Bernard Quemada, P. Imbs, «cetera, ademá* de la labor, clásica ya, de editoriales como Larousse, Presses (Jnivcrsitarics dc France, etcetera. 1.4. Inglaterra. La lexicografia inglesa surgió con mucho rctraso sobre ottas lexi-ťograťías nacionales europeas. Aunque ya en 1440 sc conoce un Promptuarium par-vulorum. impreso en 1449, con 10000 pa-labras inglcsas vertídas al latín, se traiaba de un glosario, y cn la misma linea sc man-rcnian obras posteriores como cl Abeceda-rium anglico latinům, publicado en Londres cn 1552, o el Manipulus vocabuhrum at John Barei, publicado cn 1573. La palabra diccionario no aparece en lengua inglesa hasta que cn 1623 Henry Cockcran publica un English Dictionary, Sin embargo, no esquiva la costumbrc, común cn la época y posteriormente, de copiar cn gran medi-da obras similarcs anteriores. Obras como Ciossograpbia (1656), de Thomas Blount, y The New World of English Words 116581. dc Edward Phillips, ejercicron aroplia uv fluencia, a pesar dc cicrtas defktencias cn la admisión de los términos definidos. Huoo que esperar a 1755 para que se una"* la moderna lexicografia inglesa, cuartfj Samuel Johnson publica A Dictionary « the English Language (Diccionario«« lengua inglesa), cuya influencia fuc imp«"; tantisima durante más de un siglo. Lc sig la labor dc James A. H. Murray en & 2. LA I.F.XICOGKAťlA jfS UN AHIL. UNA iťtMCA O U.SA ClťNCIAf 241 glo xix- y en el xxculmina una labor lexicogrifica importantc con una obra modelka, el English Language Dictionary (Diccionario de la lengua inglesa), más conocido por las siglas cobuild (Collins Birmingham University international Language Database), producido con métodos informáticos y publicado en 1987 por la editorial Collins y la Universidad de Birmingham, a los que se suman los diccionarios producidos por ediiortales como Longman, Oxford, Cas-scl. Chambers, etcetera. 1.5. Italia. La lexicografia italiana sc inicia rempranamente con la fundación de b Accademia dclla Crusca, que cn 1612 cdira su famoso Vocabolario, y cn el siglo xx alcanza notoricdad no solo con la Enciclapedia de Treccani, sino también con cl inicio en 1961 del Grande dizionario delta lingua italiana editado por Salvátore Battaglia, diccionario que sigue los pasos del Oxford English Dictionary (OEt>), y la publicación, en 1971, del Dizionario dclla lingua italiana de G. Devoto y G. C. Oh. 1.6. Aleinania. En Alemania, dondc * conocía desde 1774-1786 cl Grammatisch-kritisches Wörterbuch der hochdeutschen Mundart (Diccionario gramacical y Ľrícíco del dialecto alio alemán) de Johann Christoph Adelung (1732-1806), la lexko-ftraffa cobra importancia con los hermanos ^r'inni, Jakob y Wilhelm, más conoeidos *"!gran publico como cuencisras que como nlologos, quienes en 1854 publicaron su deutsches Wörterbuch (Diccionario alc-*>an|, publicado en Leipzig entre 1852 y 6M-t2 vols.), con un cnfoque renovador: 01 diccionarios deben hacer la história, no « «nika del lenguaic. Asi nacian los diccio-n*nos históricos. íl.V7, Üstados Unidos. En los Esrados wjdM destaea espccialmcnce la labor lexi- Jjnhca desarrollada por Noah Webs- ' «n los dos volumcncs dc An Amen- Buhlui?0"0^ of ,he EnZUsh La»S""ge. cwm d*" en ,828- Dcbc «nerse en ^"•a también el Random House Dictio- nary of the English Language, publicado en 1966. 2. La lexicografia ^cs un arte, una tcc-nica o una ciencia? La cuestión esiá plan-teada desde hace mucho tienipo, y una rcs-pucsta radical c indubitable cn un sentido u otro no parece facti dc cxpresar. Ya Casarcs (1950:10-111 se había plameado el proble-ma, que él despachaba con esta rcspucsra-«Y dc la misma manera que disiinguimos una ciencia de la gramárica y un arte dc la gramática, podemos distinguir dos facuha-desf que cienen por objcio común el origen, la forma y cl significado de las palabras: la lexkologia, que esrudia csias materias desde un punto dc vista general y cienufico, y la lexicografia, cuyo comciido, principal-mentc utilirario, sc define acertadamenre en nucsiro léxko como cl "arte de componcr diccionarios"«-. En la página 162 vuch'c sobre cl tcma: «No olvidemos que la lexicografia es un "arte" [...] y que en todas las artcs cabe llegar por el camíno de la perfec-ción a las más altas catcgorías estétícas-. Y, sin embargo, anieriormentc, cl mismo Ca-sares (1941: 86), acaso inadvertidamenre, arirma: «• or-denado, que constituyc un tamo particular del saber humano-. Sin embargo, el mismo Pernáiidez-Sevilla (p. 15) dice: -Dc las de-finicioncs aducidas pueden derivatse con-clusiones de más amplio alcancc: si cl arte requíerc inspiracíón, especiales aptitudes innaras en quien lo practica, scnsibilidad artístíca. etcetera, la lexicografía no podrá ser enseňada ni aprendida, y no podrá j;i-más aspirar a llamarse cieniífica con pleni-tud de derecho». Tal vez aqui radica el núcleo del análi-sis actual: ;puede enseňarse y aprcndersc la lexicografía? Sin duda que sí. Hay un cuer-po de doctrina pcrfcctamcntc ordenado y estructurado, una teória bien construida. Cuando -no se concibe un bucn Icxtcogra-fo que no esté suficienteniente versado en la lexicología dc su ticmpo» (Casarcs, 1950: U) y al mismo tiempo se le pide qu„ -lécnico que, sin dqar dc pUar tier™ *? pretende compilar el reperturjo léxíc^? una lengua determínada- (,'dem, ibídW algo parcce no encajar bien. Por otro lad ya no parcce totalmentc válido cl ra/on"' miento de Casarcs scgún cl cual las Pau" bras que tcrminan en -grafía se ap!Kaii á acnvidades práettcas; geografia. p0r cien, plo, es una ctcncia, no una tccnica. A en, respecio, Seco (1987: 35) opina que ľu lexicografía, cuyos objecivos no son icon-cos, sino prácticos, no es una ciencia, peru si una actividad invesrigadora y didactics que, como tal, no puede funcionar dc es-paldas al saber de su ticmpo cn la materia de su quehaccr, sino que ha de actuar con arrcglo a una metodológia lo más riguro sa posíblc». Y cn las páginas 49 y 50 de la misma obra: «La lexicografía no es una ciencia, sino una técnica, o, como dirían los clásicos, un arte. Esta bclla palabra, arte, cncierra cn nuestro caso —permitidme U paradoja— una exacta ambiguedad, por |u que tiene la actividad del lexicógrafo de ofi-cio y artesanía, y al mismo riempo dc intui-ción, sensibilidad y pasión. La condición de mera técnica o arte que tiene la lexicografía explica que durante siglos haya cstado en manos de puros aficionados, y aun hoy cn bucna parte lo esté. Y conste que lo de puros aficionados no llcva ninguna carga despectiva. Un bucn aficionado siempre es superior a un mal profesionál-. La nelSO coincide, en su primera accpción, con la primera de la Academia, pero no con la segunda: -Arte de elaborar die-cionarios- y »Estudio de los vocablos ti léxico de una lengua-. El DESu74, que sigue la planta del Diccionarío de la Academia (edíción dc 1956), prcscnta cn este caso una definición propia, de una sola accpción, que dice: «Rama dc la linguistica que se ociipa en investigar las récnicas y métodos que sirven para la redacción dc los diccionarios». En el mismo sentido, Dubois y otros (1979: 392) la defincn como -la tccnica de conťección de díccíunarios y el análísis linguístico de esta lécnica-. Sm embargo, consignan cn cl mismo punto una 3. ÍNT1DADES LfcXir.O*iRAHCAS 243 rvación muy acertada, que es preciso ŕnisiderar: »El término llexicografíaf es (Tibiguo, como cl dc lexicógrafo, que pue- _ designar a la vez al lingiiista que cstudia ja lexicografía y al redactor de un dicciona- Se distingue la ciencia de la lexicografía v la practica lexicográfica y, de la misma laanera, el lingiiista lexicógrafo y el autor de Jun] diccionario*. Cerdä (1986: 178) sitúa la lexicografía como -rama dc la lexicología que se ocupa de la confecetón de diccionarios, dc su ade-cuación a cometidos generales o especťficos y del acopio de los reeursos teóricos necesa-nos para alcanzar tales fines-. Para Werner Weite (1985: 349), que la describe dc forma muy gráfica, la lexicografía es «aquella disciplina linguistica basada cn un trabajo minucioso, y por lo general fatigoso, de compilacíón, que sc ocupa de la redacción y conťección de léxicos (~ diccionarios). La lexicografía es un dominio dc investigación con una orienración fuertemente pragmá-dca cn cuanto que (al aplicar principios y métodos lexicológicos) siempre ha de tener presentes las necesidades y las expectativas del círeulo potenciál de destinatarios (los usuarios del diccionario) y tiene que tomar en consideración, además, diversos ŕacto-res no liiiguísticos, como por cj[empIo| la presentación ripográfica (la más económica posible)-. Los especialisras están de acuerdo, pues, al parecer, en que la lexicografía solo alcan-za la catcgoría dc técnica o árie, pero tam-bíén se reconoce su necesaria dcpcndcncia dc la linguistica, de manera que no parcce posible que alguien sin unos .mínimos co-nocimientos Hnguísticos purÜa llamarsc lexicógrafo, aunque sc den casos aislados de bucnos rccolcccores de voces o recopi-ladores ocasionales dc algún ripo de léxico (debe rcconoccrsc la dedicación a aspectos prácticos de la lexicografía por eminentes especialistas dc otras ramas, como pueden ser los abogados, ingcntcros, medicos, biÓ-logos, etcetera, que se dedican, sin mayores conocimientos lexícográficos, a la reunion de voces jcTgalcs y a la publicación dc diccionarios o vocabularies cspccializados). La lexicografía espaňola, en este sentido, está tan bucrfana dc tratados teóricos como algunas otras lenguas de cultura, pese a tra-bajos aislados que rienden más al estudio teórico que a la practica (véansc, por ejem-plo, los trabajns dc Ca^ares, Fernandez-Sevilla, Alvar E2querra, Seco, Porto Dapena, Ahumada Lara, etcetera). Es decir, sc anali-za la materia de estudio, pcro no suele de-cirse cómo SC confeccioiian los diccionarios. Sin embargo, como dice Rcinhold Werner (cn Haensch y otros, 1982: 93), -Muchas disciptinas cientíheas hun dcsarrollado una metodológia científica propia; lo mismo ocucríó tambicn con la lexicografía. El que sc dedka a lareas lexicográficas de cicrta envcrgadura (sobrc todo a la elaboration de diccionarios) neccsita amplios conocimientos teóricos sobre las posibílidades y los supuestos met<')dicns dc csta actividad. En cstos supuestos metodicos repcrcutcn, por un lado, los conocimientos de todas las ramas dc la linguistica, y por otro, las con-diciones y exigencias de trabajo prácricas, tecnológicas y soeioeconómicas». Este eri-(erio coincide con la conclusion a que llega Fernández-Sevilla (1974: 15): «Tal como sc viene entendícndo y pracricando —cuando sc practica bien— en nuestra época, la lexicografía es una técnica científica (eursiva mía] encaminada a estudiar los principios que deben seguirse cn la preparación de repertorios léxicos de todo tipo, no solo diccionarios sino tambicn vocabularios, inventarios, etcetera". He aqui. tal vez, la solución del problcma, al menos dc mo-mento: la lexicografía et> una técnica científica. En efecto, pucde no ser una ciencia la lexicografía, pero ha de ser necesariamente científica la metodologí.-i apiicada a los tra-bajos lexicográŕicos. 3. F.ntidades lexicográficas. Algunas entidades de cícrtos paíscs han ereado se-minarios de lexicografía. atcndídos por especialistas que llcvan a cabo las laboies dc redacción y puesta al dia de los diccionarios, como sucede cn la Real Academia Espaňola y en organismos semejantes de otros países. Pero en gran parte la iniciaci- ^44 13. t.A IJ-XICOCRAFIa va Icxícográfica y cl progreso en clla son de ordeii particular, como la que llcvan a cabo Webster en los Estados Unidos; Hachene, Laroussc y Robert en Francia; Salvat, Planeta, Espasa, Credos, Santillana y Larousse (antes Spcs, antes Biblograi) (con su serie de díccionaríos Vox) en Espaňa; etcetera. En Puerto Rico se fundó en 1973 el Ins-tituto de Lexicografía Híspanoamcricana Anglisto Malarct, que en ese mismo aňo celebró el primer Congreso de Lexicografía Híspanoamcricana, y en 1981 et segundo. Fracasada la idea de que csta institucíón a Iron tára la realization del Diccionario de americanismos, en 1976, durante la celc-bración del septimo congreso de academias en Santiago de Chile, se propust) la realization de un Gran diccionario de americanismos, aprovcchando para cllo la ereación del CREA. Ejercen asimísmo ŕunciones lexicográfi-cas otras insiiluciones como. por ejemplo, El Colcgio de Mexico (fundado en 1940); cl Instítuto Čaro y Cuervo de Bogota (run-dado en 1942);elDepartameniode Lexicografía ereado en 1949 en cl Instituto Čaro y Cuervo para la coniinuación del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, de Cuervo; el Termcat (Centre de Terminológia del Catalä, fundado por la Generalität de Cataluňa en 1985), etcetera. En Espaňa, clScmínario de Lexicografía, dependiente de la Real Academia Espafiola para la redaction de su Diccionario histó-rico, ťue fundado por dcerero de 27 de no-viembre de 1946. Se ínauguró oficialmente cl 26 de febrero de 1947. El 17 de novicm-bre de 1995, por real decreto 1857/1995, sc ereó el Instituto de Lexicografía en cl seno de la Real Academia Espaňola. En 1990 se ereó en la Universidad de Jacn cl Scmína-rio de Lexicografía Hispánica (slh). Existe también la Escuela de Lexicografía Hispánica (ELHj, de la Asociáciou de Academias de la Lengua Espaňola, ereada oficialmente cl 12 de julio del 2001. Tiene como objeti-vo la (ormación de lexicógrafos teóricos y prácticos para que puedan dedicarse profe-sionalmente a esta actívidad en sus respec-tívos paíscs de Hispanoamérica y Filipinas. En Esparia ŕunciona también el Insriiuto de Investigación Rafael Lapcsa, ereado por la Academia Espaňola para la realizáciou del NuevQ diccionario histórtco de la lengua espaňola. Las dependencias dotadas con los cle-mentos ncccsaríos que sc destinan a la re-dacción de diccionarios sc denominan taller lexicográfico o centr o lexicográfico. Puedc estai sítuado en una universidad, bibliotc-ca, academia o institucíón semejante o bien en una empresa privada dedieada a la lexicografía. En Espaňa destacó el Ccntro de Lexicografía Vox (cklex), ereado en Malaga en 198^por la editorial barcelonesa Biblograf, del Gtupo Anaya (actualmcntc Laroussc Editorial), editora de la serie de diccionarios Vox, para la coníccción de sus diccionarios y la investigación metalcxko-gráfica. En Francia, además de la Academia Francesa, exisíc cl Conscjo Superior de la lengua Francesa, fundado en 1989 como órgano de reflexion, asesormiento y evaluation en polílka lingiiística de Francia, cuyo primer vicepresidente (el prsidente lo es cl primer ministro frances) fue Bernard Quemada, hoy sustituido por Bernard Cer-quíglini. On taller lexicográfico históricamenre notable ŕue el denominado Scriptorium, es-tablccido en 1885 en Mill Hill, pueblectto al norte de Londrcs, expresamente para los trabajos de redaction del New English Dictionary on Historical Principles, más cono-cido pot Oxford English Dictionary (oeík Diccionario ingles dc Oxford), creado por James A. H. Murray a prueba de incendios pata reunir fichcros, libros de consults y mesas de trabajo. Posteriormcnte lo trasla-dó a Oxford, y hoy no existe. 4. Principios lexicograficos. Los mas importantes principios lexicograficos que suelen ser tenidos en cuenta y rcspctados por los lexicógrafos son: 1. U unidad léxica definida no debe figu rar como descriptor ni como di- ferenciador dc la definición. 5. IA LEXÍCOLOGÍA 245 2. El género masculino precede al fe-menino tanto en la entrada como en la deseripción linguístíca (cate-goría gramatical). 3. El numero singular precede al plural tanto en la entrada como en la deseripción linguístíca (categoría gramatical). 4. En los diccionarios de lengua, roda palabra utiiizada en una definición debc tener entrada y definición o explicación en cl diccionario. 5. En principio, toda unidad léxica debe ser definida con un descriptor más generico que ella. ó. Cada unidad léxica, salvo las alter-nancias acentuales, debe tener su propía entrada siguiendu estricta-mente cl orden alfabético. 7. En las definiciones de formas alter-names o sinonímicas, -la variante que figura en primer lugar es la pre-ferida- (Academia). 8. «Cuando las variantes admitídas no pueden figurar en un mismo arrícu-lo por cxigencias del orden alfabético, la preferida por la Academia es la que lleva definición directa« (Academia). 9. La categoría gramatical (clase de palabra, género, numero, gencral-mente expresada en abreviatura) de una acepcíón ríge sobre las que la sigucn mientras no se baga constat una distinta (principio de heren-cia). Mm información: Al, 1983; Alvar Fŕqucrra. 1983, 1993fe; Alves, 1993: 515-521; An-filada Arboix, 1991:5-11; Campos Souto y Pércz Pascual (eds.|, 2002; Campos Souto, Coielo Garcia y Pčrez Pascual (cds.), 2007; Cäsar«, 1941, 1950, 1951; Collision y Clari8«y. 1978; Chapman, 1948; Fcrnán-dez-Sevilla, 1974: 13; Fradin y Marandin, 1979; Guilbcrt, 1977; Guíiliiz. 1974: 84 «■; Haenseh y otros. 1982: 92 ss.; Hallig y Wartburg, 1963; Hartmann. 1983; Household« y Saporta, 1975; LUon, 1985; 1988: 73-80; 1987; Jean y Claude Dubois, 1971; K'pfcr, 1984; Landau, 1989; Lara, 1990; Lara, Garcia Hidalgo y Ham, 1981; Massa-rtello Merzagota, 1983; Morkovkin, 1992; Porto Dapcna, 1980; Real, 1986: 28-50; Zgusta, 1971; v. la bibliografia que oťrecc Alvar Ezquerra, 1976: 235 ss.; v. Langages. 19 (1970), numero monogránco sobre lexicografía preseniado por Joscttc Rcy-De-bovc. 5. La lexícología. Es la cícncia que cs-tudía cl léxico de una lengua en su aspecio sinerónico. Dice Rcinhold Werner (en Haensch, 1982: 93) que «no se puedc conccbir una lexícología que no tenga en cuenia datOS lexicograficos; pero también es verdad que las tareas de lexicografía son tanto más ťá-cilcs dc cumplir si se tiene en cuenia, para ello, la totalidad del sístema lingíiístico individual o coiectivo, es decir, si se tienen también en cuenta los enfoqucs lexicológícos-. El probícma que sc plantca en relación con esta disciplina lo expone magistral mente Fcrnándcz-Scvilla (1974: 17); -No existe acuerdo acerca de qué deba ser la lexícología, cuáles sus límitcs y alcancc. Ni siquiera existe unanimidad en relación con la legiti-midad de su propia existencia». Y más ade-lanre (pp. 18-19): -No pocosopinan que la lexícología ni siquiera tiene razón dc ser en cl marco dc la linguístíca de nuestro tiempo. Su presunto cometído debcrían rcpartírselo la semántica, la fonología, la motfología y hasia la lexicografía. Sín embargo, parece lícito y necesario postular su existencia y desarrollo, entendiéndola como disciplina linguístíca que sc ocupa del vocabulario global de una lengua como con junto cstruc-turado, dc la medida y volumen del mismo, de sus movimiemos y tendencies generates, según las cpocas; cs deeir, dc los problemas generates relativos al sístema o conjuntos cstructurados dc palabras". Según Mounin (1979, s. v.), la palabra lexícología -Dcsigna más cspccíficamente la ciencia que estudia el léxico o el vocabulario. Dcsigna también la reflexion teórica acerca de los problemas planteados por la elaboration de los diccionarios». Según Gerda (1986, s. v.), es la -Rama de la Unguis- 246 ] 3. LA UhXK:OCK.»ŕA iica que estudia la c$truciuca del vocabula-rio de la Icngua, Su composición, v.incdad, origen, cambius tiistóricos y adaptación a las condíciones sociales de la comunidad respectiva-. No cahe duda, pucs. de que la lexicología, siuiada más o menus cerca de la semantics (incluso a veces confundidas una y orra), es de suma utilidad para cl tra-tamiento del léxico dcsdc tin pumo de visia lexicográfico. Lázaro Carreter (1968, s. v.) cs partidario de separar las ťunciones de la lexicología y h semantical -Disciplina que esrudia cl léxico de una Icngua cn su aspec-lo sincrónico, a diferencia de la semantics, que opera deniro del plann diacrónico'-. Mil infoniiación: Alvar Ezquerra, 1983; Casa-res. 1973; Pemindez-Sewlla, 1974: 17 is.; Rcy, 1971). 1977; Schwane, 1985; Maloré. 1973. 6. La lexigrafía. Arte y técnica de cla-borar glosarios y vocabulanos, pot opost-ción a la lexicografía, que elabora diccio-nahos. Esta palabra no tiene rcgisiro en las obras que tratan de lexicografía ni cn los diccionarios, scan especiali/adosogeuera les (de lengua o enciclopcdicos); la recogc uni-camenre Alvar Ezquerra (1976: 15), quien la loma de Bernard Quemada: «Micntras que los primeros [el léxico y el dicciona-no] recogen lexemas. unidades de Icngua, los segundos [el glosario y el vocabulario| tecogen lexías, unidades del hubla. Esta separación ha Hovado al profesor Bernard Quemada a pensar que dentro dc lo que concebimos como lexteografía se deberían distinguir dos técnicas; una, basada cn los hechos dc lengua, sería la lexicografía. ocu-pada cn aualízar lexemas, esto es, cn com-poner léxjcos y diccionarios, y la otra, fun-dameiltada en el habla, sería la lexigrafía, cuya meta csraría en estudiar las palabras [voces, vocablos, esto es, la« rcalizacíones concretas), y por consiguienie en elaborar glosarios y vocabularios. Untre las unidades tcóricas (lexemas) y las realizaciones concretas debemos seňalar las lexías, que tendrán cabida tamo en las obras Icxico- gráŕicas como en las IcxígráScas, pucs „ a la ve?, unidades de Icngua y de díscurso In la lexicografía espaňola, csta distinct no ha tcntdo partidarios, por lo que la labra lexigrafía carece dc entidad y de ' Dc hecho, si se hilara ran delgado. habi quo hacer una primera distinción trv lexicografía de lengua (lexicografía serr siológica) y lexicografía enciclopédica, m dcspués distinguir de estas dos la Icxicogi fía onomasiológica, la especial izada, ett tera. 7. La terminológia. La terminológia una ciencia afin a la lexicografía. Se oc pa cn la formación de corpus de téiminos lécnicos, adjudicando a cada término una definición inequívoca que lo distinga entre todos los del mismo cam po de aplicación. Es una ciencia relativamente nueva, y sob en los Ultimos aňos c> objeto de ciudios iinivcrsitarios. El tratamiento científk-o del Eenguaje técntco se ha hecho cada vez más urgente, sobro todo a medída que son más conocidas las tcrminologíascientí-ficas y técnicas a iravés de los medios dc cu-municación social. Al pnncipio íucron ciencias como la medicína, la físíca, la quimica y alguna otra las que sä prcocuparon por el registro y la definición biuuivoca de la terminológia que utilizaban, especialmenie desdc el momento en que cl lenguaje cienlífico y tčcnico comciuó a multiplicarse y a hacerse cada vez más complcjo c indomeňable. Sc dice, por ejemplo, que la medicína cuenta actualmcnte con más dc doscientos mil tér-minos. Las organizaciones internacionál« se prcocuparon por la materia, y sc csrablc-cicron principios y méiodos para cl traia-mícnto de la terminológia (por ejemplo, pur la ISO). Hoy la terminológia es una ciencia bien cstructurada que $c ocupa cn erear los catálogos léxicos propios de las ciencias, las técnicas. los oficios. etcetera, partícndo dc sisromas coheremes establecidos por orga-nismos nacionalcs c internacionále*. A clio prestaň ateneión organismos como el ľernv cat para cl catalán y cl TermEsp para cl es-paňol (ereado cn 1985 por el Instituto de lnťormacíón v Documcntación |tcvr|, del 8. LA TEHM1M >. 24- L;0 Superior de Investigaciones Cien-slO!Cľ* Que