HACIA UNA DIALECTOLOGÍA DEL ESPAŇOL ESTADOUNIDENSE John Lipski The Pennsylvania State University Introduction: ^cuántas personas hablan espaňol cn los EE.UU.? A pesar de que la lengua espanola carece de estatus oficial en los Estados Unidos, en ese pais vive una de las poblaciones hispanohablantes más grandes del mundo. El censo oficial del 2010 reconoció unapoblación hispa-na de 50,5 millones, de una población total de 308,7 millones, o sea un 16,4% de la población nacionál (www.census,gov). Esta cifra representa un indice de crecimiento de la población hispana de 43 % entre 2000 y 2010; durante el mismo intervalo la población nacionál creció en tin 9,7 %, lo cual indica que la tasa de crecimiento de la población hispana es 4,4 veces más grande que el promedio nacionál. En el mismo censo se estimaba que 37 millones de hablantes hablaban espaňol en los Estados Unidos en 2010. Para comienzos de 2012 la población de Estados Unidos es alrededor de 312.9 millones (un incremento del 1 % sobre la cifra oficial de 2010), asi que la población hispana seria aproximadamente de 52,7 millones y la cantidad de hispanohablantes de unos 38,6 millones. Las cifras verdaderas serán más altas, sobre todo en lo que respecta a los inmigrantes que no reúnen los documentos migratorios ne-cesarios para establecer la residencia legal. Algunas personas que responden ,al censo prefieren no revelar el uso de otras lenguas, por una variedad de motives, lo cual resulta en cifras subestimadas. También hay que reconocer que la población hispana inmigrada desde el exterior crece más rápidamente que la población hispana nacida dentro de los Estados Unidos; esto significa que el numero que hispanohablantes crece aún más rápidamente que el crecimien-tode la población hispana en general. Finalmente, es necesario tener en cuen-ta que los dato s del censo sobre el dominio unguistico no incluyen a personas menores de cinco alios de edad. Una cifra confiable de la cantidad de hablan-tesmativos del espanol en Estados Unidos estaria por encima de los 45 millo-resi Desde una perspectiva global y de acuerdo a los estimados de las Nacio-nes UnidasJ Estados Unidos puede estar efectivamente empatado en segundo iugar mundial con la Argentina, Espana y Colombia en cuanto al numero de häblantes nati vo s de espaňol, si endo superado solo por Mexico. Y si se aňa-de&'las personas de origen no hispano que han aprendido el espanol como segunda lengua por motivo de estudios, trabajo, matrimonio, servicio social u oträs razones, Estados Unidos bien puede ocupar el segundo lugar. Orígenes naeionales de los hispanohablantes en Estados Unidos La mayoľi'a de las comunidades hispanohablantes estadounidenses províenen de paíscs vecinos con fuerfes lazos históricos cou los Estados Um-do5. Los hablantes de origen mexicauo representan casi dos tercíos (63%) de los hispanohablantes estadounidenses; sjguen después personas de origen puertorriquefio {9 %), cubano (3,5 %), salvadoreňo (3,3 %), dominicano (2,8 %), guatemalteco (2,1 %) y colombiano (1,8 %). Las principales corrientes migraloľias han sido canalizadas por eventos sociopoliticos específícos que Servian tanto como fuerza de expulsion de los paíscs de origen como de atrac-ción hacia los Estados Unidos. Mexico: Aunque los mexícanos entraban al territorío estadounidense desde el momento en que las dos naciones (Estados Unidos y el Virreinato de Nueva Espana) compartieron una fronteva (con la transferencia del territorio de Luisiana de Francia a Estados Unidos en 1803), la primera gran ola de inmigracion -unos 1,5 millones de mexicanos- surgió como resullado de la Revolúciou Mexičana de 1910-1920. Losprogramas de reclutamiento de brace-ros agrícolas que empczaron en 1942 atrajeron por So menos a 8 millones de . mexicanos, muchos de los cuales pennanecieron en los Estados Unidos, y el flujo de trabajadores migratorios ha continuado desde enlonces. Puerto Rico. Aunquc Puerto Rico ílegó a ser territorio de Estados ; Unidos a raiz de la gucrra con Espaňa en 189S, los puerlorriqueňos radicados en la isla no tuvieron nacionalidad estadounidense hasta 1917. Antes de aque-;. 11a feclia solo entraban a los Estados Unidos como extranjeros, Los prirneros," puertorriqueňos que emigvavon a olros territorios estadounidenses llegaron a Hawaii a partir de 1900 para trabajar cn !a zafra azucarera, y todavía la ma-;* yon'a de los 121 000 hispanos de Hawaii son de origen puertorriquefio. La:. irimigracioji masiva dc Puerto Rico a los Estados Unidos continentales em-; pezó en 194S al iniciarse el programs de industrializáciou conocido cor'o-: Operáciou Fomento (en ingles "Operation Bootstrap"), que resultó en el c plazarniento de unos dos millones de obveros puertorriqueňos a los esta^Ov nororientales, Cuba: La inmigracion cubana a los Estados Unidos empezó aún ai dela Guerra Hispano-Ameijcana (1898), y para finales del Siglo XIX ya ha on más dc 100 000 cubanos en los Eslados Unidos, sobre todo en Tarnpa, Plo i-: da,y la ciudad de Nueva York (Garcia y Otheguy 1988: 166). Otra ola de imn-graeión cubana ocurrió durante el régimen dictatorial de Fulgencio Batist (1951-1958), cuando más de 63 000 cubanos se exiliaron en los Estados Urudas. La llegada masiva de cubanos al territorio estadounidense adquirió proportions ann mas importantes a partir de la Revolucion Cubana de 1959 (llegaron mas de 300 000 cubanos a Estados Unidos entre 1960 y 1980), y experimento otro auge durante el puente maritime de Mariel en 1980, cuando mäs de 125 000 cubanos alcanzaron tierras estadounidenses. Centroamerica: Las sangrientas gueiTas centroamericanas dc la decada de 1980 ocasionaron la llegada de casi un millön dc salvadorctios y 250 000 guatemaltecos asi como un fuerte contingente de mäs de 200 000 nicaragüenses que huian del regimen sandinista y. posteriormente, de los gru-pos contran-evolucionarios respaldados por el Gobierno estadounidense. Republics Dominicana: La inmigracion dominicana actual reflcja la erosion economics de esa nacion durante las ultimas decadas (Baez Evertsz y D'Oleo Ramirez 1985; Bailey 2002; Bullock y Toribio de proxima publica-:■: ciön; Toribio 2004). Ubieacidn regional de los hispanohablantcs cn EE.UU, de acuer-do al pais de origen De acuerdo a los patrones migratorios ya establecidos, cada grupo de :. inmigrantes hispanohablantcs tiendc a radicarse en regtones especlficas: los üdonnnicanos y pucrtorriquefios en las ciudades industriales del noreste, los cubanos en el sur de la Florida y el area metropolitana de Nueva York, los .;■ nicaragüenses cn la Florida y California, ios salvadoreiios en Texas, Califor-snia y Washington, D.C. y los guatemaltecos en la Florida, California y el no-:roeste. La inmigracion mcxicana se ha expandido mäs alia del suroesle para alcanzar los estados centrales, sudorientales y mäs recientemente nororienta-ries. Lipski (2008) prescnta un panorama lingiiistico de las comunidades hispanohablantes en los Estados Unidos. Entre los trabajos monograficos anteriores figuran Bamach Calbö (1980), Ramirez (1992), Alvar (2000) y los tra-:bajos incluidos en Lopez Morales (2009). SegÚE el censo de 2010, el 75 % de los hispanos vi ven en ocho esta- CaUfornia (27,8 %) Texas (18,7 %) Florida (8,4 %) Nueva York (6,8 %) Illinois (4 %) Arizona (3,8 %) Nueva Jersey (3,1 %) Colorado (2,1 %). 108 109 De hecho más de la raitad de la poblacióti liispana en Estados Unidos reside en solo tres estados: California, Texas y Florida. Los hispanos representan el 42 % de la población total de Nuevo Mexico, el 32 % de Texas y California, el 25 % de Arizona, y casi el 20 % de Nevada. La regionaiización de los hispanohablantes de acuerdo a sus paises de origen es igualmente marcada: 61 % de la población de origen mexicano vive en California y Texas 41 % de los puertoiTiqyenos viven en Nueva York y Florida 68 % de los eubanos viven en Florida 48 % de los dominicanos viven en ei estado de Nueva York 32 % de los guatemaltecos residen cn California y casi !a mitad de los salvadoreňos viven en California y Texas, Giuposhispanohablantes absorbidos por !a expansion territorial También existen variedades del espanol eri los Estados Unidos que no provienen de la inmigración. Durante la masiva expansion del territorio esta-dounidense que ocuvrió en e) siglo XIX varias comunidades de habla ášpaňola fueroii absorbidas por la iiación que crecia. Luisiana. Con la incorporation del territorio de Luisiana en 1803 i quedaron bajo soberania estadounidensc los descendientes dc colonos cana- : rios que babian llegado hacia finales del siglo XVIII (Coles' 1999; Lipskí . 1990a; Mac Curdy 1950) asi como unos descendientes de los soldados de Nueva Espana (Mexico) que fueron abandosados por el gobicrno colonial .: espaflol en las primeras décadas del XVIil (Lipski 1990b; Pratt 2004). Mexico y Nueva Mexico. Como resnliado de la independence de t Texas en 1836 y la guerra cnlre Mexico y los Estados Unidos en 1848, unos ' 80 000 bablantes de espaňol se convirtieron cn ciudadanos estadounidenses; ; lo cual sc rcfleja en el dicho "nosotros no eruzamos ia ŕroiilera, la frontera nos i eruzó a nosotros" [en inglés "v/c didn't cross lbe border; the border crossed í us''] que se oye aun en las comunidades mexicoamericanas. Las conquistas í territoriales del siglo XSX incorporaron a los Estados Unidos la variedad his-: ) panoamcricana más antigua, ei dialecto tradicional de Nuevo Mexico (Bills y , Vigil 2008), que se rctnonta a ios asentamientos espaňoles de 1598. Puerto Rico. Puerto Rico llegó a ser territorio de los Estados Umdos a paitir de la guerra con Espaňa en 1898, aunque la inmigración de la isla a los estados continentales no sc produjo en forma masiva hasta medio siglo. mas tarde. Posiblcs impedimentos a una dialectologia hispanoestadounidense A pesar de la impresionante catvtidad de hispanohablantes que residen en los Estados Unidos, las invcsligaciones linginsticas han enfocado las comunidades de habla bispánicas cn Estados Unidos con el "guion," es decir, desde la perspectiva de sus respectivos paises dc origen. Abundan los trabajos sobre el espaňol "mexicoamericano," "cubanoamericano," de los "salvadoreňos en los Estados Unidos," del Jiabla de los "nuyoricans" y "dominico-York" y asi sucesivamente. No deja dc ser curioso que el habla de hasta 45 rnillones de personas que viven en el mismo pais no se reconozca como un fenómeno integral, a pesar de ia presencia de hispanohablantes en todas las regiones de! pais, sino como un mosaico dc enclaves monoliticos incommiicados entre si. A raiz de esta vision de una nation anglohablantc salpicada de brotes Imguísticos foráneos, raras veces se ha contemplado la posible existencia de una realidad lingüisfica panestadounidense que sea algo más que la alternan-: cia de códigos (es decir el emplco de anibas lenguas dentro de la misma conversation) y una serie de préslamos léxicos del inglés. Esta situáciou es insóli-ta: en ninguna otra parte dei mundo una población de más dc 40 millones dc seres humanos que habian ]a misma lengua dentro de !os límites del mismo í territorio se ve reducida a un colofón lingiiístico sin una dialectologia propia. v Antes de postular la viabilidad de una dialectologia hispanoestadounidense, es sútil considerar algunos factores que a primera vista podrían impedir la inelu-!. sión de Estados Unidos dentro de la dialectologia híspánica. Liegada masiva cn menos de un siglo Tal vez la rapidez dc la expansion de las comunidades hispanas en Estados Unidos sea el factor más dificil de reconciliar con el postulado de una j.svariedad estadouniden.se de! espaňol que no sea simplemeníe un mosaico de los dialectos de origen lepresentados entre los ininigrantes. No existc un consensu con respecto al tiempo requerido para la formáciou de una zona dtalec-: Jal.nueva, precisamente porque no sc trata de criterios diseretos y abruptos s:nu del potenciál de una evolution continua que comienza cuando el inmi-.Sťante se encuentra por primera vez en un entorno lingiiístico distinto. Ya se dva xieinostrado, por ejemplo, que surgen diferencias microdialectaks. entre semigrantes que r'ctoman con frecuencia a su región de origen y hablantes que no han saiido de la comunidad (p. ej, Matus-Mendoza 1999, 2002, 2004), Por tarffo no séria soiprendente que emergiesen variantes dialectales nuevas en nenos de una generación, sierapre que las cireunstancias sociodemográficas lueran favorables. Por lo tanto no sc pucde descartar la posibiiidad de zonas cialectales esladoimidenses del espaňol por e! simple hecho dei poco tiempo transcurrido desde ia ilcgada de los primeros hablantes a las comunidades donde cireula la lengua espariola. Llcgada, como lengua nucva, n nivcl nacional Con la excepcicm de las variedades mas antiguas de Luisiana y Nuevo Mexico, el espanol [lego y arraign en mi pais donde una iengua naciona! ya estaba establecida y se empleaba entre casi toda la poblaciön. En estas cir-cunstancias es mäs visual que las lenguas de inmigraeiön desaparezean des-pues de una o dos generaciones sin ilegar a cuajar en variedades dialcctales nuevas; en los Estados Uuidos esto ha ocurrido con el italiano, ei polaco, el stieco, el hüngaro, cl checo y muchas otras lenguas que en im momento cncu-laban dentro de gitipos etnieos homogeneos. Cuando se alcanna una masa critica, sin embargo, las lenguas de inmigracion pueden mantenerse por un tiempo indefmido; basta citar los casos del alemaii, el chino, cl coreano y el i vietnamita en )os Estados Unidos, el tagalog en Guam, el finlandcs en Suecia y el japones en Brasil. Comunidades de habla divididas entre personas naddas dentro del pais y persunas nacidas en el extranjcro Segtin los datos obtenidos en el ultimo censo poblaeional de Estados | Unidos, mäs de la mitad (5) %) de los hispanohablanles ha nacido dentro del i pais y el rcsto proviene de inmigracion desde cl exterior. Este perfil demogrä- | fico es similar al de Cuba en visperas de la guerra de 1898; casi la mitad de ? los eubanos habian nacido er) Espaiia (Galieia y Cansrias fueron las dos re- .' giones mäs destacadas). pero ya existia una variedad ettbana del espaäol que 's no era ssmplemente una amalgama de !os rasgos dialectales de los inmigtan- E tcs. Hoy en dia la distribueiön de haitianos cn la Repüblica Dominicana es ' similar a )a proportion de hispanos naeidos dentro y fuera de los Estados Uni- j dos, y si bien no se ha reeonocido todavia una Variante dialectal del krevdl : para los haitianos naeidos en la Repüblica Dominicana, si se ha descrito un , dialecio haitiano del espanol, hablado entre haitianos naeidos en Haiti y algu-nos naeidos cn tierra dominicana (Ortiz Lopez 1999a, 1999b, 2001 inter aliä): ! Aunque no existen datos confiables, es probable que la distribueiön demogrä- . fica de los braceros jamaicanos (conocidos como coeofos) en (a Republic* Dominicana tambien refleje proporciones semejantes. Comunidades dc habla geogiäficamenteseparadas Los hablantes del espafiol en los Estados Unidos estän concentrados en nucleos poblacionales repartidos a lo iargo del pais y separados por comut nidades que no habian espafiol. Esta configuraeiön es similar a la distribueiön: de los enclaves de habla alemana en Stidamenca y los Estados Unidos (vease por ejemplo Keei 2006), del quicliua en Ecuador, Peru y Bolivia, del francos en Canada (sobre todo en las provincias centrales) y del reto-romancc ("ro-inansch") en Suiza e Italia. Tai vez el caso mäs extremo sea el espanol sefardi (judeo-espafiol}, que se remonta a la expulsion de tos judios de Espana a partir de 1492 y que posee una notable unidad dialectal a pesar de su distribueiön entre varios continciitcs. En ninguno dc cstos casos se descarta la posibilidad de incluir a las comunidades de habla no contiguas dentro de una misma clasi-ficacion dialectal. Regionalizacion El espaiiol es cn efecto una lengua nacional da !os Estados Unidos : aunque no goza de reconocimiento oficial, pero al mismo tiempo su distribution favorccc cicrtas regiones geograficas, tal como se ha expiicado en un :apaitado anterior. Esta distribucion es comparable al estatus del italiano en .: Suiza, el flamenco (holandcs) en Belgica, el marathi, bengali y gujarati en la India, el yoruba, el igbo y el hausa en Nigeria, entre otros casos documcnta-..dos. El confinamicnto regional de una lengua no afectar su clasificacion de-nttc de las variedades dialectales de aquella lengua. La distraccion del ingles: iqxxi hacer con el espanglish? Cada uno de los factores arriba mencionados podria representar un lble obstaculo a la elaboracion de una dialcctologia hispano-estadotmidense; sin bargo ninguno carece de ejemplos parecidos en comunidades de habla que . :ntan con un psrfil dialectologico accptado. Las consideraciones expuestas ita ahora revelan que no existcn criterios cientificos que justifiquen ei re-azo a priori del concepto de un espanol estadoimidense. La escasez dc pian- le< mientos en favor de una diaiectologia hispano-estadounidense se debe en gran medida a la preocupacion por la presencia del ingles en el repertorio lin-istico de los hispanohablantes en Estados Unidos y a la ecuacion equivoca- da ESPANOL + [NGL£S = ESPANOL DETEFUORADO. En el exterior es generaliza-la opinion de que las hablas hispanonorleamericanas son el resultado de 3 comunidad que habla cn espanol a la vcz que piensa en ingles. Acosta- Bd6i (1975: 151) observe que "[s]peakers of the non-defined mixture of Spanish and'or English are judged as 'different,' or 'sloppy' speakers of Spa-■h and'or English, and are often labeled verbally deprived, alingual, or de- f c.i.ent bilinguals because supposedly they do not have the ability to . eak either English or Spanish well" [los hablantes de Ia mezcia no definida jespanol y/o ingles son considerados como "diferentes" o hablantes "des- Ctiidados" del espanol y/o ingles; se les llama alingties o bilingiles deficientes 112 IB poique so supone que no posecn ia habilidad de hablar bien tii el ingles m e! espanol -trad, mia]. Es mas: existe una fuerte subcorriente ideologies que equipara la compenetracion del ingles y el espaftol en los Estados Unidos y la tantas veces criticada postura impcrialtsta de los Estados Unidos frente a las naciones hispanoamericanas (y en 1898 tambien contra Espafia). Estereotipos y parodists "Espanglish" sugiere una procreacion ilegitiraa, una mczcoianza ae espanol e ingles considerada como enfermedad lingiiistica de consecuencias mortales para la vitalidad de la lengua espanola. Algunos escritores han crea-do quimeras lingtiisticas que prctenden ser autenticas rrroestras del habla biiingtie, como las grotescas parodias del periodista puertoniqueSo Salvador Tio (1954'. 64; 1992), p, ej. treepar 'subir a un arbol,' cruzando tree 'arbol' y ■ Irepar, y la "traduccion" del primer capitulo del Quijote ai espanglish por e! escritor mexicano radicado en Estados Unidos Han Stavans (2000, 2002. 1 2003). Por ejemplo: "In un placete de La Mancha of which nombre no quiero :' remembreanne, vivia, not so long ago, uno de esos gentlemen who always ; ticnen una lanza in the rack, una buckler antigtia, a skinny caballo y un gray-hound para el chase." Estas parodias no tienen nada que ver con la produccton .. cspontanea de los hispanohablantes bilingues; ni siquiera se aproximan a los ;.; textos literarios escrilos en un lenguaje legitimamente entretejido (p. ej. Alu- :i rista 1995; Carrilto 2004; Fernandez 1981; Hinojosa 1984; Laviera 1992). En . cfecto las caricatures solo refuerzan los estereotipos negativos y las opinio, cqutvocadas que contribuyen al rcchazo del espanol estadounidense. Manifestacioncs de un bifinguismo normal Es cierto quo con la excepcidn do los inmigiantes rccien llegados, c todos los hispanobablantes en los Estados Unidos tambien hablan ingles, pc.o j su produccidii linguistics se caracteriza por los mismos fen6menos de cont to que se encuentran en otras comunidades bilingues a traves del numdo (p. e] Lipski 19S5a), todos los cualesvrespetan la integridad lingiiistica de am'v.b { lenguas. Dejando al lado el espanol parcialmente adquirido de los hablan'es 1 bilingues de herencia o dc transicion (p.ej. Lipski 1996) no hay evidencia ue \ ia convcrgencia del espanol hablado como lengua nativa y el ingles en Estados Unidos, ni de otras manifestacioncs de reestructuracion gramatical la lengua espanola (p.ej. Pousada y Poplack 1982; Silva-Corvalan 199J; Otheguy y Zentella 2012/. Sin embargo, como conseeuencia de los malent didos sobre la verdadera situacion lingiiistica dc los Estados Unidos, es 1 cuente que se aplique el vocablo 'espanglish' a! habla de los bilingues luspa-nos en los Estados Unidos, un termino que sugierc una "terccra lengua" i. - no existe en realidad (Fairclough 2003; Lipski 2007; Otheguy y Stern 2011). Ami en los casos mas extremes de altemancia de lenguas, tanto los segmentos en ingles como los constittiycrites en espanol suelen ser gramaticalmente aceptables en las respectivas lenguas; el habla biiingtie no contiene combiua-ctones ajenas a las dos lenguas. Entre las multiples acepciones de espanglish figuran por lo menos las siguientes manifestacioncs lingiiisticas (Lipski 2004, 2007, 2008), cada una de las cuales son ttpicas en casi todas las comunidades bilingues del rnundo; El espanglish como altemancia de lenguas El cambio de crjdigo se refiere a la altemancia entre dos lenguas en el transcurso de la misma conversacion, no solo con distintos interlocutores siuo tambien con un solo interlocutor. El fonomeno, que se produce de alguna ma-ncra en cada comunidad biiingtie, se tipifiea en el titulo de un articulo clave (Poplack 1980) sobre el analisis sintaetico de la altemancia de codtgos: Some-. times I'll start a sentence in Spanish y termino en espanol. El cambio de lengua en medio de las oracioncs parece ser un proceso ca6tico pero una ampha serie de im-estigaciones ha demostrado que el proceso esta regido por restric-ciones detalladas, tanto sintaeticas como pragmaticas {p. ej. Lipski 1985a; Poplack 1980; Toribio y Rubin 1996; Belazi, Rubin y Toribio 1994; y los tra-baios en Bullock y Toribio 2009). Algunos investigadores y activistas han sugerido que tal vez el espan-iglish. en el sentido de los frecucntes cambios dc eddigo, sea la caraetcrizacion mas accrtada del habla de los hispanos en Estados Unidos (p.ej. Stavans 2000, : 2003; Morales 2002; Zentella 1997), pero es mas usual que la palabra espanglish conljeve una connotacidn despectiva (Lipski 2007; Milan 1982:202-3) y la insinuacion falsa de que e! bilinguismo espanol-ingles en los Estados Unidos difierc de matters eualitativa de otras entornos bilingues en el mundo. El empleo de prestamos integrados y no integrados del ingles **••. Los prestamos lexicos son palabras de una lengua introducidas en otta lengua, por ejemplo el empleo de palabras inglesas como post office 'oficina ideconeo' o day care 'guarderfa infantil' en el espaftol estadounidense, y la insercion de palabras espanolas como tapas, pinata y Cinco de Mayo en el ingles hablado en los Estados Unidos. El empleo de prestamos integrados del ingles ocurre en muchas variedades del espanol, aun en paises alejados de los Estados Unidos. En Hispanoamerica, por ejemplo, la palabra lonche 'comida a'Ugera del mediodia' se extiende por lo menos hasta la mitad septentrional de Sudamérica. El lonche (del inglés lunch 'almuerzo'}, comida rápida consumi-da en un rc-staurante modesto o en el lugar de írstbajo, dificre del almuerzo o la comida. Dentro de los Estados Utiidos, la cantidad de préstamos del inglés ititegrados al espafiol aumenta, a veces para matizar un concepto ambíguo, y en otros casos por cl simple heclio de estar en contacto dos leiiguas (Meitdieta 1999). Asi es, por ejemplo, que troca 'camion de carga' (inglés truck) se utili-za no solo en las comimidades mexicoamericanas sino también en amplic sectores do Mexico, ya que en el espafiol mexicano la palabra camion sin ca! ficativo se refiere a los autobuses dc transporte publico. Los calcos de modismos ingieses I.os calcos son traducciones literales de modismos cuyo sentido no s puede deducir directamente de su estructura; por ejemplo la exprcsión ingles to call back fdevolver una llamada telefónica') se traduce como llamar par atrás errtre hablantes bilingiies (Lipskí 1987; Otheguy 1993), Los mismo^ . individtios biiiiigües pueden decir to change a check ('cambiar un cheque') en ■■ inglés en vez de usar el veibo to cash. Los calcos ban entrado al espafiol du- :, rante toda su história, por ejemplo si Dios quiere e hidalgo (hijo de (tlgo) (df árabc) y no hay de que {del francŕs). El hablante bilingtic catalán-espaflcl f piiedc colgar ('acostar) a sus bijos en un dormitorio atacado a ('al lado de ,i la cocina; el hablante bilingiic quichua-espafiol en la sierra eeualoriana le pid a su Mjo que le clé comprando (compre) un periodico; el bilingüe guaram-espaňol en Paraguay lamenla que se muriô tot poco su mascota [calco de un exprcsión de lástima cn guaraní]. E! denominador eoírtúu de los calcos sintát - % ticos es que no violan ninguna regia sintáctica o de selección léxica del esp; no!, sino que se injertan faciimente en el repcrtoi'io de modismos y girt" ; sintácticos regionales. Si no se supiera el origen de las expresiones en la ler ; gua inglesa y si no se conocieran las eircunstancias dificiles que rodcan 1 j: incorporación de muchos gmpos de inmigrantes hispanohablantes en los E! ; tados Unidos, no serían motävo de asombro estas expresiones, sino que sería '• consideradas simples regionalismos de origen desconocido pero pinioresco. Las dcsviaciones gramaticales producidas por hablantes que su j frcn !a erosion de una lengua de lierencia familiar Un factor clave en la evaluation del espafiol estadounidense y los áii<- ■ lectos latinoamericanos contemporüneos es el dominio idioniático a nivel it dividual y el grado de integráciou de las varias comunidadcs hispánicas. E cnanto al primer punto, hay que reconocer la existencia de hispanoliablants vestigiales o de herencia familiar, que son las personas en cuyas famiiias seba produeido un desplazaraienío idiomatico del espaňol al inglés en el transcuiso de una o dos generaciones, y donde existe una competencia lingüistica dc-sequilibrada, o sea inclinada bacia los conocimientos receptivos o pasivos. Estas personas pueden producir combinaciones agramaticales, por ejemplo lapses ocasionales de concordancia de genera grainatical (masculírw-femenino) y concordancia verbo-sujeto, la eliminación de artículos definidos, ;: cl empleo del infuiitivo en vez de las formas verbales conjugadas y la elimi-. nación oeasional de los pronombres relatives. Los fenómenos de) habia vestigial poco tienen que ver con ei habia cotidiana de las grandes comunidades de habla hispánica radicadas e:t Estados Unidos; provienen de una situáciou muy especial de rápido desplazamieisto idiomático al margen de las principales ■» . comunidadcs hispanohablantes (Lipski 19&5b, 1986, 1993, 1996; Martinez J 993; Montnil 2004, 2006).2 Los errores encontrados en et espafiol hablado y escrito como se-gunda lengua Hoy cn dia, el espaňol es reconocido como la segunda lengua de facto de los Estados Unidos (a pesar de los esfuerzos -tan ridfculos como inefica-ces- de insíaurar el inglés como unica lengua del pais) y millones do nortea- í*;1 mericanos lo han aprendido por razones prácticas: lo necesitan en su trabajo. cn sus estudios, en sus reiaciones personales, o en el area dondc viven. El espaňol empleado como segunda lengua no representa una sola variedad dialectal ni se caracteriza por tma serie de rasgos uniformes ya que representa dis-tintus trayectorias de adquisicion individual. Algunas personas han aprendido ... una variedad regional; otros hablan im lenguaje que refleja la ensefianza formal. De actierdo ai nivel adquirido sobresalen hueltas del inglés; no es justo cvaluar la legitima presencia del idioma espaňol en los Estados Unidos a par-f tir de los errores cometidos por hablantes no nativos. Dado el perfil publico cada vez más extenso del espaňol estadouni-wdctise en las ultimas décadas, muchos personajes destacados en los Estados "......Ünidos han tornado la palabra en espaňol sin que esta sea su lengua nativa, ni siquiera una lengua hablada con soltura. No es insólito escuchar pronuncia-mientos en espaňol de gobemadores. senadores y diputados, alcaides, conee-■' jaies, jueces y fuueionarios apenas eapaces de expresarse en espaňol. Miliares Jeaisuarios anónimos del espaňol como segunda lengua han traducido docu-„. .tientos oficiales, letreros, avisos, anuncios publicitarios y propaganda politics en una lengua que no es la suya. A pesar de que el pais cuenta con traduefores 1 epmpetentes, muchas empresas, organizaciones y dependcncias gubemameit-tales conceden poca importancia a la corrección idiomática al asignar la tra-(Ittcctón de docuinentos y avisos a enrpleados inexpertos que apenas conocen la lengua espaiiola. Ei resultado es una proliferation de textos en un lenguaje malogrado que parcce ser una paródia del fauen hablar, lin espanglish de infi-ma calidad. Hacia una verdadera diaiectologia hispanocstadounidense Las observaciones anteriores confirroan que no se ha formado una nueva lengua cn Estados Unidos, llámesc espanglish, "Tex-Mex" o cualqmer otro nombre basado en el mestizaje espaňol-inglés. Al contrario, la convivcii-cia del espariol y ci ingles ha eonllevado las mišmaš consecuencias que se observan en otras comunidades bilingties del mundo sin que ni el espafiol ni el inglés picrdan su integridad linguistics. Si se deja a un lado toda considers- : ción de los cambios de código, el lenguaje residual empleado por habiantes hispanos que sufrcn la atrición lingnística y las aproximacioues al espaňol ; producidas por aprendices de habla inglesa, es posible sentar las bases para ŕ una diaiectologia del espaňol estadounidense que no sea simplemente una f enumeración de comunidades de inmigrantes. Se prcsentan a continuación i algiinos aspectos de la presencia de la lengua espaňola en los Estados Unidos vs en comparación con las comunidades de liabla en otras naciones, con el fin de v: justificar la inclusion de Estados Unidos en cl esqiiema dialcctológico del es- 4 paňol. Nivelación según Jas grandes conccntraciones urbanas Al igual que en oiros palses de habla espaňola, los focos de disperston a ltngiiística en los Estados Unidos son los centros mbanos. Debido a las co-A monies migratorias hislóricas, el perfil dialectal varia de acuerdo a la ubica- -j ción geográfica de las principales ciudades del pais, pero en la mayoría de las?'# areas urbanas los flujos demogi'áficos han cambiado en las ultimas decadas, los ciial prodticc un impacto en la varíación de la lengua espaňola. En las ciuda^í des industrials del noreste, como por ejemplo en la ciudad de Nueva York. la.4 presencia liispana (radicional provenía de Puerto Rico, príncípalmcnte de úic-as rurales. A partir de la década de 1960 se inició una masiva ironigracion:» cubana. que representaba las clases mcdias de La Habána y otras zonas urba->. nas, y que sc asentaba lejos de las comunidades puertorriqneňas. Posterior-;: mente, las corricntes migratorias favorecieron a coiombianos y ceiitroameri-j canos, y en la actualidad e! grupo de más rápido crecimiento es de ongen do.-.;, rninicano, con un faerie componente mexicano en estrecho eontaclo vecinal Esta convivencia de variedades dialectales rnuy diversas entre si ya ha dado,; seňales de nivelación (p. ej. Zentella 1990, Otheguy et cd. 2007; Oiheguy.yj ZentelSa 2011), de manera que es licito hablar de un espaňol estadounidense ■ neoyorkino en vez de enumerar simplemente las varias comunidades ctnicas ^ de forma aislada. De igual manera, los hispanohablantes de origen mexicano y pueríorriqueňo en Chicago muestran algunos rasgos nivelados (Ghosh Johnson 2005); sucede lo mísmo entre salvadoreňos y mexicanos en Houston, Texas (Hernandez 2002, 2007) y entre varios grupos hispanos en el norte de California (Rivera-Mills 2000). Rasgos característicos de cada región urhana Aún se pueden detectar características dialectales de los países de origen ancestral entre la mayoría de los hispanos nacidos en Estados Unidos, pero sucedió lo mismo durante varias generaciones en el caso del inglés regional estadounidense, por ejemplo entre los descend ientes de irlandeses e italianos en el noreste, entre los descendientes de polacos y suecos en el sector . norte-central, y entre descendientes de chinos en la costa occidental del pais. Como conseeuencia, las variedades urbanas del espaňol pueden reflejar el predominio de una región liispanoamericana p.ej. San Diego y El Paso [mexicano]. Miami [eubano], Washington, D. C. [salvadoreňo], Providence, Rhode «Island [dominicano]), de dos regiones (Detroit y Chicago [mexicano y puerto-rriqucfio]) o de muchas (Nueva York), sin que esto disminuya su carácter de ;..variantcs regionales del espaňol estadounidense. Perfil según la vaiiaciôn sociolingííística Uno de los criterios diaiectológicos de mayor relevancia para el espa-äfiol estadoruiidense es la estratificación sociolingiustica, es decir la variáciou que se observa entre distintos estratos socio-culturales. Los esludios descriptive? más tempranos del espanol en los Estados Unidos, que se remontan a las ;;primeras dccadas del siglo XX, se enfocaban en variedades nirales babiadas por individttos de poca o ninguna formáciou escolar: por ejemplo, los trabajos clásicos de Espinosa (1909, 1911-12, traducidos como Espinosa 1930, 1946) sobre el espaňol de Nucvo Mexico, un territorio que había carecido en toda su história de un sístema educative cn lengua espaňola. De igtial manera, los cs-tudios de Fishman el al. (1975) realizados entre puertorriquenos residentes en Nv.lvj Jersey se enfocaban en personas de poca escolaridad, cn su mayoría de origen rural. Una comparación de los datos presentados en estos ensayos y el habla culta de los respectivos países de origen erea la impresiou de! espaňol estadotmidense como un caos de incorrecciones, arcaístnos y términos rústicos que pi ovocan reacciones de risa y aun de lástima entre lectores de habla espaňola. Aunque bien cs cierto que han ílegado a los Estados Uiiidos grandes eantidades de inmigrantes hispanoamericanos que reimen las condiciones ya ;jxpuestas, los patrones socioiingüisticos del espaňol dentro de los Estados 118 119 Unidos también reflejan la presencia iiiconfundiblc de variedades urbanas y de mayor relieve socioeconómico, Variation sociolingiiística dentro de cada comunidad nispaiio-Jiablaníc -f A lo largo de sn história, Estados Unidos ha acogido a centenares de miliares de hispanohablantcs refugiados de regimenes autoritaríos, mgados de zonas de guerra y emígrados por razones económícas y marginalidad socio-ciiltural. Jose Marti y sus discípulos fomentaban su rebelión anticolonial des- ; de los Estados Unidos; la Revolution Mexičana fuc motivo de emigráciou rnasiva de ierratenientes y burgueses al suroeste esladounidense; y la industna : tabacalera tie Tampa contaba con una comunidad cubana de elase media cuya -, manera de hablar escasamenle se dístinguía de sus homólogos radieados en :: Cuba. Los masivos éxodos dcmográficos que acompaňaban la Revoiución : Cubana y Ja insurrection saiidinista de Nicaragua fcrtalecieron los sotiolectos : profesionales y la difusión del cspafiol más allá de los pequeňos enclaves de /■■ trataajadores agrícolas y barrios urbanos marginados. Para dar cuenta de la variedad sociolingiiística del espaňol estadomu-. . dense es necesario ampliar los parámetros de investigation más allá de las capas sociocukurales periféricas. Asi por ejemplo, Sanchez (J983) advcrtía.y que lo que fígnraba como espaňol "chĺcano" (de origen mexicano) en var trabajos deseriptivos era eu realidad una serie de variantes estigmatizadas c solo sc eneontraban entre personas de origen rural y dc escasa preparacrm formal. En realidad, el coiijunto de variantes microdialcctales derivadas del ŕ espaňol mexicano engloba toda la gama de variation que se espera de i población de más de 25,3 millones de hablantcs,3 Sucede lo mismo en referencia a las otras comunidades de habla paňola vinculadas a varias naciones hispanoamericanas: el perfil sociolingi tico no es monolilico sino que refleja un amplio espectro de variáciou. El p*1-fil sotiolingíiistico de los puertorriqueňos ha cambiado con la formation amplios secíores suburbanos de elase media (Torres 1997), y los estudios Ki- -. sados en el habla de itrmigrantes rurales de baja escolaľidad no represenfan h ■ realidad actual. A pesar dc estas consideraciones, rrmy pocos estudios del espaňol los Estados Unidos se basan en la estratificación social dentro de la misri" comunidad de habla, la cual se consídera un componente esencial en traba"" realizados en países reconocidos como hispanohablantcs. La investigation - i la realidad sociolingiiística de cada comunidad de habla es de prioridad maxima para la creation de una dialectología hispano-estadounidense. El apresidizajc y uso cotidiano del espaňol por personas dc origen no hispano Aunquc el numero de sistemas escolares que empleari el espaňol como lengua de instruction es mtiy reducido, el espaňol es la lengua "extranje-ra" más popular en los programas de education primaria, secundaria y univer-sitaria (Lipski 2002), y la cantidad de estadounidenses de origen no hispano . que han estudiado algo del espaňol bien puede alcanzar -o aim superar- el numero de hablantes nalivos. Los materiales didácticos empleados en la ense-ňanza del espaňol en Estados Unidos no favorecen variedades nationales (aunque cada profesor puede aportar su perspectiva personal) pero tampoco se pretends negar la existencia de variantes estadounidenses que difieren de los patrones lingüisticos que tipifican el habla de otras naciones (Lipski 1997, .2009; Vilar Garcia 2000). La difusión rnasiva de la lengua espaŕiola a través de los programas de educacäón fortalece su presencia como lengua de alcance ■ national a la vez que increments el numero de usuarios, quienes a su vez ma-tizan el espaňol adquirido como segunda lengua y contribuyen a la formáciou «de vanedades estadounidenses hĺbridas que se alejan de simples imitaciones d c vanedades extraterritoriales. Conciusioncs En las secciones anteriores se ha planteado el coneepto de Estados Unidos no solo como un pais donde residen varios millones de personas de : habla espaňola, sino como nation hispanobablanle de facto. Ha Uegado la hora de asignarle a Estados Unidos una casilla propia dentro de la diabetológia hispánica, en vez de considerar a los casi 45 millones de hispanohablantcs estadounidenses meramente como pasajeros en una enorme balsa que flota sin rumbo. Es notable que los primeros trabajos monográficos sobre ..vanedades estadounidenses del espaňol -los estudios de Aureíio Espinosa sobic el espaňol de Nuevo Mexico- hayan aparetido cn la Biblioteca de Dia-ü:lectologla Hiapanoamericana (énfasis nuestro), junto con trabajos sobre el cspanol eu la Argentina, la República Dominicana, Chile, Mexico y America Central.4 En el siglo transeurrido desde la obra de Espinosa, el estudio de! espaňol en Estados Unidos se ha acompaüado dc un guion -tanto metafórico como explicitamemc expresado- que restringe el debate sobre la comparación centre los hispanohablantcs en Estados Unidos y sus paises aticestrales. Aunque en los primeros momenlos este guion eta en realidad un cordon umbilical que sostenia a una población de inmigrantes desde sus respectivos paises de Öligen, la lengua espaňola en Estados Unidos ha logrado una autonómia 1m-güistica tanto en términos de una masa erítica de ŕiablantcs como en su propia natiiraleza dialectal. El reconoeimiento de! espaňol estadounidense como zona dialectoló-giea propia no conlleva im reebazo de los aportes de otras naciones hispano-habäantes; a! igual que los vinculos culturales entre Espaňa e Hispanoaménca y entre Gran Bretaňa y los Estados Unidos, el espaňol estadounidense es pro-dueto de la reproducción y diversificación natural de una iengua de inmigra-ción en mievas tieitas. El Numero Dos de la lengua espaňola a nivel raundial reúne todas las condicioncs necesarias para librarse del "guion" y colocarse pienamente dentro del marco de la dialectologia hispánica. NOTAS Kv\v\v.iin.ora.^sn/popiilation/nl|[>lic^ions/\vori2008.'vvnn2ÜO^ test tablcs.prif 1 En un extenso estudto de las vanedades del espanol habladas en Los Angeles. California, Silva-Corvalän (1994) observa que muchos hablantesbüingiies nunca producen oraciones agramaticales en espaitol,pero si evitan las configuraciones : smtäcticas que no son compatibles con las ccnstrucciones homologas del ingies. Por ejempio la inversion sujeto-verbo se practica menos entre los büingües que dominan ei ingies, ya que el irigles requiere ei orden S-V-O en cl discurso no roarcado. Asimisrno pueden sei' menos frecuentes las constmeciones pasivas a base dei se nnpersona! y sc empiea mas la verdadera voz pasiva. ya que el ingies solo cuenta con -: construcciones pasivas y no con configuraciones seudopasivas a base de verhos impersonalizados. ' Segtin en censo dei 2010, el 63 % de la poblaciön luspuna en los Estados Unidos cra de origen mexicano. Por lo tanto, si aeeptamos el estimado minimo de 40,2 mtlloncs de hispariobablantes para 2010, unos 25,3 millones serinn de origett mexicano. " Solo el espafiol tradiciona) de Nucvo Mexico y Colorado ha podido mantener su identidad como variedad propia dei espafiol; ya existe uti excelente ail: hngUlstico de esta variedad (Bills y„.Vigil 2008). OBRAS CITADAS Acosta-Belen, Edna. (1975). "Spanglish: A Case of Languages in Contact." New Directions in Second Language Learning, Teaching and Bilingual Education. Eds. Marina Burt y Helen Dulay. Washington, DC: TESOL. i 51-58 Impreso. Alurista. (1995). Zeros, Tcmpe, Arizona: Bilingual Press/Editorial BilingOc. lmpn Alvar, Manuel. (2000). El espanol en el sur de Estados Unidos, AlcalA de Heoares de Alcala. Impreso. Baez Evertsz, Prané, y Frank D'Oleo Ramirez. (1985). La emigracion de dominicanos a Estados Unidos: determinates socio-económicos y consecuencias. Santo Doinnigo: Fundación Friedrich Ebert. Impreso. Bailey, Benjamin. (2002). 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