63 De ser en la cátedra que tú estás posado, al tu cuerpo señero es esto condonado; de vestir esta alba a ti es otorgado, otro que la vistiere non será bien hallado.» 64 Dichas estas palabras, la Madre glorïosa tollióseli de ojos, non vío nulla cosa; acabó su oficio la persona preciosa de la Madre de Cristo, crïada e esposa. 65 Esta festa preciosa que habemos contada en general concilio fue luego confirmada: es por muchas eglesias fecha e celebrada, mientre el sieglo fuere non será oblidada. 66 Cuando plogo a Cristo, al celestial Señor, finó Sant Illefonso, precioso confesor; honrólo la Gloriosa, Madre del Crïador, dio'l gran honra al cuerpo, a la alma muy mejor. 67 Alzaron arzobispo un calonge lozano, era mucho sobervio e de seso liviano; quiso eguar al otro, fue en ello villano, por bien non gelo tovo el pueblo toledano. 68 Posóse enna cátedra del su antecesor, demandó la casulla que'l dio el Crïador; diso palabras locas el torpe pecador, pesaron a la Madre de Dios Nuestro Señor. 69 Diso unas palabras de muy grand liviandat: «Nunca fue Illefonso de mayor dignidat, tan bien so consegrado como él por verdat, todos somos eguales enna humanidat.» 70 Si non fuese Sïagrio tan adelante ido, si hobiese su lengua un poco retenido, non serié enna ira del Crïador caído, ond dubdamos que es ¡mal pecado! perdido. 71 Mandó a los ministros la casulla traer por entrar a la Misa, la confesión facer, mas non li fo sofrido ni hobo él poder, ca lo que Dios non quiere nunca puede ser. 72 Pero que ampla era la sancta vestidura, isióli a Sïagrio angosta sin mesura: prísoli la garganta como cadena dura, fue luego enfogado por la su grand locura. 73 La Virgen glorïosa, estrella de la mar, sabe a sus amigos gualardón bueno dar: bien sabe a los buenos el bien gualardonar, a los que la desierven sábelos mal curar. 74 Amigos, a tal Madre aguardarla debemos: si a ella sirviéremos nuestra pro buscaremos, honraremos los cuerpos, las almas salvaremos, por poco de servicio grand gualardón prendremos. El sacristán fornicario 75 Amigos, si quisiésedes un poco esperar, aun otro miraclo vos querría contar, que por Sancta María denó Dios demostrar, de cuya lege quiso con su boca mamar. 76 Un monje beneíto fue en una mongía, el logar no lo leo, decir no lo sabría, querié de corazón bien a Sancta María, facié a la su statua el enclín cada día. 77 Facié a la su statua el enclín cada día, fincaba los enojos, dicié: «Ave María»; el abat de la casa dio'l la sacristanía, ca teniélo por cuerdo e quito de folía. 78 El enemigo malo, de Belzebud vicario, que siempre fue e éslo de los buenos contrario, tanto pudió bullir el sotil aversario, que corrompió al monje, fízolo fornicario. Milagros de Nuestra Señora - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/p256/35761618989... 5 z 9 7.10.2011 7:53 79 Priso un uso malo el loco pecador, de noche, cuando era hechado el prior, isié por la eglesia fuera del dormitor, corrié el entorpado a la mala labor. 80 Siquier a la exida, siquier a la entrada, delante del altar li cadié la pasada; el enclín e la Ave teniéla bien usada, non se li oblidaba en ninguna vegada. 81 Corrié un río bono cerca de la mongía; haviélo de pasar el monje todavía; do se vinié el loco de complir su folía, cadió e enfogóse fuera de la freiría. 82 Cuando vino la hora de matines cantar, non habié sancristano que podiese sonar; levantáronse todos, quisque de su logar; fueron a la eglesia al fraire despertar. 83 Abrieron la eglesia como mejor sopieron, buscaron al clavero, trobar no lo podieron; buscando sus e yuso atanto andidieron, do yacié enfogado, allá lo enfirieron. 84 Qué podrié ser esto no lo podién asmar, si's murió o'l mataron no lo sabién judgar; era muy grand la basca e mayor el pesar, ca cadié en mal precio por esto el logar. 85 Mientre yacié en vano el cuerpo en el río, digamos de la alma en cual pleito se vío: vinieron de dïablos por ella grand gentío, por levarla al báratro, de deleit bien vacío. 86 Mientre que los dïablos la trayén com a pella, vidiéronla los ángeles, descendieron a ella, ficieron los dïablos luego muy grand querella, que suya era quita, que se partiesen d'ella. 87 Non hobieron los ángeles razón de vocealla, ca hobo la fin mala e asín fue sin falla; tirar no lis podieron valient una agalla; hobieron a partirse tristes de la batalla. 88 Acorrió'l la Gloriosa, reina general, ca tenién los dïablos mientes a todo mal; mandólis atender, non osaron fer ál, moviólis pletesía firme e muy cabdal. 89 Propuso la Gloriosa palabra colorada, «Con esta alma, foles, -diz- non habedes nada; mientre fue en el cuerpo fue mi acomendada; agora prendrié tuerto por ir desamparada.» 90 De la otra partida recudió el vocero, un sabidor dïablo, sotil et muy puntero: «Madre eres de Fijo, alcalde derechero, que no'l place la fuerza nin es end placentero. 91 Escripto es que homne allí do es fallado o en bien o en mal, por ello es judgado; si esti tal decreto por ti fuere falsado, el pleit del Evangelio todo es descuidado.» 92 «Fablas -diz la Gloriosa- a guis de cosa nescia; non te riepto, ca eres una cativa bestia; cuando ixió de casa, de mí priso licencia, del pecado que fizo yo'l daré penitencia. 93 Serié en fervos fuerza non buena parecencia; mas apelo a Cristo, a la su audïencia, el que es poderoso, pleno de sapiencia, de la su boca quiero oír esta sentencia.» 94 El Reï de los Cielos, alcalde sabidor, partió esta contienda, non vidiestes mejor: mandó tornar la alma al cuerpo el Señor, desent cual mereciese, recibrié tal honor. 95 Estaba el convento triste e desarrado, por esti mal ejemplo que lis era uviado; resuscitó el fraire que era ya pasado; espantáronse todos ca era aguisado. 96 Fablólis el buen homne, dísolis: «Compañeros, muerto fui e so vivo, d'esto seet bien certeros, ¡Grado a la Gloriosa que salva sos obreros, Milagros de Nuestra Señora - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/p256/35761618989... 6 z 9 7.10.2011 7:53 que me libró de manos de los malos guerreros.» 97 Contólis por su lengua toda la ledanía, qué dicien los dïablos e qué Sancta María; cómo lo quitó ella de su podestadía, si por ella non fuese, serié en negro día. 98 Rendieron a Dios gracias de buena voluntat, a la sancta reina, mader de pïadat, que fizo tal miraclo por su benignidat, por qui está más firme toda la cristiandat. 99 Confesóse el monje e fizo penitencia, mejoróse de toda su mala contenencia, sirvió a la Gloriosa mientre hobo potencia, finó cuando Dios quiso sin mala repindencia, requiescant, pace cun divina clemencia. 100 Muchos tales miraclos e muchos más granados fizo Sancta María sobre sos aclamados; non serién los millésimos por nul homne contados, mas de lo que sopiéremos, seed nuestros pagados. El clérigo y la flor 101 Leemos de un clérigo que era tiestherido, ennos vicios seglares ferament embebido; pero que era loco, habié un buen sentido, amaba la Gloriosa de corazón complido. 102 Comoquiere que era en ál mal costumnado, en saludar a ella era bien acordado; nin irié a eglesia nin a ningún mandado, que el su nomne ante non fuese aclamado. 103 Decir no lo sabría sobre cuál ocasión, ca nos no lo sabemos si lo buscó o non, diéronli enemigos salto a est varón, hobieron a matarlo: ¡Domne Dios lo perdón! 104 Los homnes de la villa e los sus compañeros esto como cuntiera com non eran certeros, defuera de la villa entre unos riberos, allá lo soterraron, non entre los dezmeros. 105 Pesó'l a la Gloriosa con est enterramiento, que yacié el su siervo fuera de su conviento; pareció'l a un clérigo de buen entendimiento, dísoli que ficieran en ello fallimiento. 106 Bien habié treinta días que era soterrado: en término tan luengo podié ser dañado; díso'l Sancta María: «Ficiestes desguisado, que yaz el mi notario de vos tan apartado. 107 Mándote que lo digas: que el mi cancelario non merecié ser echado del sagrario; dilis que no lo dejen y otro trentanario, métanlo con los otros en el buen fosalario.» 108 Demandóli el clérigo que yacié dormitado: «¿Quí eres tú que fablas? Dime de ti mandado, ca cuando lo disiero seráme demandado quí es el querelloso o quí el soterrado.» 109 Dísoli la Gloriosa: «Yo so Sancta María madre de Jesu Cristo que mamó leche mía; el que vos desechastes de vuestra compañía, por cancellario mío yo a esi tenía. 110 El que vos soterrastes lueñe del cimiterio, al que vos non quisiestes facer nul ministerio, yo por esti te fago todo est reguncerio: si bien no lo recabdas, tente por en lacerio.» 111 El dicho de la dueña fue luego recabdado, abrieron el sepulcro apriesa e privado; vidieron un miraclo non simple ca doblado, el uno e el otro, fue luego bien notado. 112 Isiéli por la boca una fermosa flor de muy grand fermosura, de muy fresca color; inchié toda la plaza de sabrosa olor, que non sentién del cuerpo un punto de pudor. Milagros de Nuestra Señora - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/p256/35761618989... 7 z 9 7.10.2011 7:53