Tema 4 El Romancero tradicional. Origen, clasificación y rasgos estructurales de los romances españoles 1. Origen de los romances 1 2. Clasificación temática 2 3. Características formales. Estructura y estilo 2 4. Evolución del género. Romancero viejo y Romancero nuevo 3 Ejemplos 4 Romance fronterizo: “Abenámar” 4 Romance lírico: “Rosa fresca” 5 …y más: “Blanca sois, señora mía” 5 Cuestiones: 6 Glosario 7 RESUMEN 7 Estudios 8 Aprenderemos: • qué son los romances españoles • cuáles son sus temas más tratados • cuáles son sus rasgos formales caracterizadores Palabras clave: romances – poesía tradicional – tradición oral – romance de tema épico – ciclo carolingio – ciclo bretón – romance histórico – romance fronterizo – romance lírico – romance novelesco – romance-escena – romance-cuento – Romancero viejo – Romancero nuevo 1. Origen de los romances Los romances españoles, composiciones épico-líricas de versos octosílabos*, con asonancia en los versos pares, aparecen en la segunda mitad del s. XIV y llegan a su culminación a finales del XV y principios del XVI. Es un género esencialmente folclórico, representa la poesía llamada “tradicional” (es decir, destinada a ser recitada por el pueblo mismo); los juglares lo hicieron circular, pero el romance testimonia un papel activo del pueblo en el proceso de la creación poética. Existen varias teorías en torno a sus orígenes. Para los románticos alemanes, sus primeros entusiastas extranjeros, los romances son obra primaria del pueblo; pueblo que expresa, espontáneamente, su auténtico espíritu nacional. Serían entonces anteriores a los cantares de gesta. Para los filólogos españoles, sus recopiladores y comentaristas, fue al revés: cuando los antiguos poemas heroicos comenzaron a decaer, el pueblo seguía recordando muchos de los trozos más famosos y los cantó aislados. Algunos romances más viejos no serían pues otra cosa que fragmentos de los cantares, conservados en la memoria popular. Lo más probable es que la mayoría de los romances de tema épico sean creaciones por lo menos inspiradas en los temas que desarrollaron los cantares, siendo los líricos y novelescos* más antiguos, incluso anteriores a la aparición de aquéllos. Es difícil precisar el momento de la aparición de un romance. Se trata de una poesía que vive en variantes: sus autores son los que la toman y recrean libremente, como cosa propia, quedando ellos mismos en el anonimato. 2. Clasificación temática Hay diversas clasificaciones de los romances tradicionales (llamados también viejos): los recogidos de la tradición oral de Castilla. Es natural, dada la inmensa cantidad de textos que constituyen el conjunto conocido como ROMANCERO ESPAÑOL, los muchos temas que en ellos se tocan y la muy frecuente contaminación entre diversos ciclos temáticos. La clasificación final podría ser la siguiente: - romances inspirados en la Biblia y la Antigüedad clásica; son los más eruditos y artificiosos*, - romances inspirados en los mitos caballerescos (ciclo carolingio, en torno a las hazañas de Carlomagno y sus paladines*; ciclo bretón, en torno al rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda); domina en ellos la emoción lírica, exaltación del sentimiento amoroso y el tono galante, - romances inspirados en los mitos épicos nacionales (abarcan los ciclos de don Rodrigo, de los condes de Castilla, del Cid, etc.), - romances históricos y fronterizos, que surgen a raíz de los hechos, teniendo así una finalidad informativa y propagandística; el grupo más importante lo constituyen los que narran, con más o menos fantasía, los conflictos bélicos entre moros y cristianos; la realidad se muestra en ellos poéticamente estilizada, - romances líricos y novelescos, poemas que son fruto de la invención y no se inspiran en un acontecimiento concreto, tampoco están relacionados con algún ciclo literario; desarrollan motivos folclóricos y leyendas universales que cada pueblo adapta a su peculiar sensibilidad. Esta división da idea de cuáles son los temas tratados por el Romancero. Dentro de su extrema variedad, dominan los relacionados con la guerra, el mundo heroico, la aventura y, por supuesto, el sentimiento amoroso que presenta una amplísima gama de matices, desde lo ligero hasta lo trágico. Las pasiones más fuertes y de más variado signo dominan el comportamiento de los personajes. 3. Características formales. Estructura y estilo La característica formal más notable de los romances es su asonancia única (a veces, rima completa) que discurre por todo el poema, del principio al fin, produciendo un efecto de reiteración que evoca los sonidos de una guitarra. Los versos se disponen en series, sin formar estrofas. Los romances se distinguen por su brevedad (aunque son fácilmente prorrogables) e intensidad. La acción y la expresión de los afectos de los protagonistas están sumamente concentradas. Muchas veces asistimos a situaciones culminantes que se abordan de forma directa e incluso brusca, sin contar los pasos que han llevado a ellas. En cuanto a la estructura, cabe distinguir entre el romance-cuento y el romance-escena. El primer tipo desarrolla una acción extensa (a veces con sus antecedentes) y se aproxima, por ello, a la técnica de un relato popular. El romance-escena sólo recoge una situación momentánea. Su rasgo esencial es el fragmentarismo: suelen comenzar in medias res*: se entra directamente en la materia prescindiendo de los preliminares. Esta segunda modalidad predomina, aunque hay muchos ejemplos de la primera. Un elemento capital de cada romance es el diálogo; la preferencia por el estilo directo (a veces, un prolongado juego de preguntas y respuesta) confiere a estos versos una mayor vivacidad. Otro factor clave, ya mencionado, es la reiteración, técnica típica de la composición oral. Sirve para reforzar la conexión de los versos y se da en todos los niveles del lenguaje: semántico, sintáctico, incluso fonológico. En lo que se refiere al estilo, los romances usan un tipo de expresión ennoblecida, estilizada: las voces de uso común son sustituidas por otras, no desgastadas en la práctica cotidiana. Se busca un toque arcaizante, algo que ayuda a ambientar la escena en un tiempo remoto. La sintaxis es bastante simple, la frase rara vez rebasa el límite de cuatro versos. Los verbos dominan sobre los sustantivos y ambas categorías, sobre los adjetivos. 4. Evolución del género. Romancero viejo y Romancero nuevo En cuanto a la evolución del género, ante todo hay que distinguir entre el Romancero viejo (romances compuestos en los s. XIV y XV, recogidos en las primeras colecciones impresas del s. XVI) y el Romancero nuevo. Los llamados romances nuevos son los que, a imitación de los primeros, fueron escritos por los poetas cultos, sobre todo en el período del Renacimiento; estos últimos son un complemento interesante de la obra poética o dramática de sus autores. También los mayores escritores del Siglo de Oro (Lope de Vega, Góngora, Quevedo) dominaban y practicaban con gusto este género, como lo hicieron también, en el siglo XIX, los poetas románticos y algunos creadores importantes del s. XX (como Federico García Lorca, autor del famoso Romancero gitano). En el s. XIX comenzó la labor científica de recolección de numerosos romances conservados en la tradición oral, en distintas zonas de España, de Portugal y también fuera de la Península, en las comunidades sefarditas*. Ejemplos Romance fronterizo: “Abenámar” “¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería, el día que tú naciste, grandes señales había! Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida: moro que en tal signo nace, no debe decir mentira.” Alli respondiera el moro, bien oiréis lo que decía: “Yo te la diré, señor, aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva; siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía: que mentira no dijese, que era grande villanía; por tanto, pregunta, rey, que la verdad te diría.” “Yo te agradezco, Abenámar, aquesta^1 tu cortesía. ¿Que castillos son aquellos? ¡Altos son y relucían!” “El Alhambra^2 era, señor, y la otra la Mezquita; […] El otro es Generalife^3, huerta que par no tenía; el otro, Torres Bermejas, castillo de gran valía.” Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía: “Si tú quisieses, Granada, Contigo me casaría; daréte en arras y dote a Cordoba y a Sevilla.” “Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda; el moro que a mí me tiene muy grande bien me quería.” „Benamáre, Benamáre, ó ty Móre pramórská, velká při tvém narození znamení se udála, Luna stála v plané záři, plným světlem svítila, moře stálo nepohnuto, větýrek jím nehýbal. Hanba, by Mór na těch známkách narozený lidem hnal. „Co ti řeknu, dobrý králi, bude pravda svatičká.“ „Benemáre, Benamáre, ó ty Móre pramórská, pověz, jaké jsou to hrady, co tam svítí zvysoka.“ „Alhambra to je, seňore, a to druhé Mezquita […] Toto tam je Generalif, přerozkošná zahrada, ono zde jsou Rudé Věže, tvrz to nedobytelná.“ Nato pravil král don Juan, slyšte, co on povídal: „Ó Granadu, kdybys chtěla, za žínku bych si tě vzal, Córdobu a Sevillii za věno bych tobě dal.“ „Žínka jsem, můj milý králi, žínka, a ne vdovička, a ten Mór, jenž mým je chotěm, tenť je statná obrana.“ (“Romance o králi Juanovi”, en: Kytice ze španělských romancí) ^1aquella. ^2La Alhambra es el nombre de palacio de los reyes moros de Granada (s. XIII-XIV); deslumbra por la variedad y la gracia de su arquitectura y la decoración. Son admirables sus patios (el de los Leones y el de los Arrayanes), y sus salas. ^3Palacio y jardines veraniegos de los monarcas granadinos, en las proximidades de la Alhambra. Romance lírico: “Rosa fresca” “Rosa fresca, rosa fresca, tan garrida con amor, cuando vos tuve en mis brazos, non vos supe servir, no; y agora^1 que os servía, no vos puede haber, no.” “Vuestra fue la culpa, amigo, vuestra fue, que mía no; enviástesme una carta con un vuestro servidor, y en lugar de recaudar^2, él dijera otra razón: que érades casado, amigo, allá en tierras de León; que tenéis mujer hermosa y hijos como una flor.” “Quien vos lo dijo, señora, no vos dijo verdad, no; que yo nunca entré en Castilla ni allá en tierras de León, si no cuando era pequeño, que non sabía de amor.” ^1ahora. ^2cumplir su encargo. „Růže svěží, svěží růže, tak líbezně laskavá, když jsem vás měl, nevěděl jsem, jak se lásce dvořívá; když teď vím, jak bych se choval, nemám vás již, ach, nemám.“ „Drahý můj, toť vaše byla, vaše vina, a ne má; poslal jste mi lístek psaný, přines mi jej váš sluha, a ten místo pozdravení mluvil ke mně v ta slova: že jste svatbu měl, můj milý tam v Leonských krajinách: vaše žena že je krásná, děti jako květina.“ „Nepověděl čisté pravdy, kdo k vám mluvil v ta slova; v Kastilsku jsem nikdá nebyl, ni v Leonských krajinách, leda jen když jsem byl malý, nic o lásce nevěda.“ (“Romance o růži svěží”, en: Kytice ze španělských romancí) …y más: “Blanca sois, señora mía” “Blanca sois, señora mía, /más que el rayo del sol: ¿si la dormiré esta noche / desarmado y sin pavor? Que siete años había, siete, / que no me desarmo, no. Más negras tengo mis carnes / que no un tiznado carbón.” ”Dormilda, señor, dormilda,^1 / desarmado sin temor, que el conde es ido a la caza, / a los montes de León.” ”–Rabia le mate los perros, / y águilas el su halcón, y del monte hasta la casa, / a él arrastre el morón^2. Ellos en aquesto estando / su marido que llegó: ”–¿Qué hacéis la Blanca-niña, / hija de padre traidor?” ”–Señor, peino mis cabellos, / péinolos con gran dolor, que me dejéis a mí sola / y a los montes os vais vos.” ”–Esa palabra, la niña, / no era sino traición: ¿cuyo es aquel caballo / que allá bajo relinchó?” ”–Señor, era de mi padre, / y envióselo para vos.” ”–¿Cuyas son aquellas armas / que están en el corredor?” ”–Señor, eran de mi hermano / y hoy os las envió.” ”–¿Cuya es aquella lanza, / desde aquí la veo yo?” ”–Tomalda^3, conde, tomalda, / matadme con ella vos, que aquesta muerte, bien conde, / bien os la merezco yo.” ^1dormidla. ^2montecillo de tierra. ^3tomadla. Cuestiones: El tema de este romance, varias veces retomado y transformado, desde lo burlesco a lo trágico, pertenece al folklore general europeo. En una de las reelaboraciones españolas posteriores, el conocidísimo “Romance de Catalina”, así empieza el texto: “Buenas tardes, Catalina, / buenas tardes Catalina, / con usted durmiera yo”, lo que es un perfecto ejemplo de abordar la situación –en el romance-escena– de forma directa, incluso brusca, entrando desde el principio in medias res. En cuanto a la estructura gráfica del texto, hemos optado esta vez por su disposición en versos de 16 sílabas que forman dos hemistiquios octosilábicos, con una fuerte cesura en el medio (es una práctica menos usual, aunque aconsejable para ahorrar espacio y destacar las asonancias). Fíjate en los rasgos estructurales de “Blanca-niña”: serie fácilmente prorrogable de breves preguntas y respuestas entre las tres voces hablantes: la del soldado, la de la casada infeliz e infiel, y la del conde (su marido), quien –en otra variante del texto– al final “la agarrara por los cabellos / y a su padre la llevara. / “–Tenga, padre, esta su hija, / que la tuna me engañó, / si la tie´[= tiene] mal enseñada, /enséñale usted mejor.” Por cierto: si conoces el Romancero gitano de Federico García Lorca, di en qué los poemas lorquianos difieren del modelo medieval del romance. ¿En qué consiste el parecido entre ambos tipos? Glosario octosílabo (octosilábico). Verso o palabra de ocho sílabas. novelescos. Los que “novelan”, narran una historia de tipo individual, sin conexión histórica conocida. artificioso. Hecho con arte y técnica; con poca naturalidad. paladín. Caballero que lucha valerosamente en una guerra; defensor de una persona o idea. in medias res. En latín: en el medio, en medio del asunto. sefardita (sefardí). Término aplicado a los descendientes de judíos expulsados a finales del s. XV de España (Sefarad para los hebreos), que siguen manteniendo el lenguaje castellano y la cultura de sus antepasados. RESUMEN El romance es una forma poética de poca extensión, popular ante todo en el período comprendido entre la segunda mitad del s. XIV y principios del s. XVI. Se trata de una composición épico-lírica tradicional, transmitida por los juglares, de orígen anónimo. Sus versos son octosílabos, asonantes en los versos pares. Existen varias teorías sobre las razones y el momento de su aparición, la más apoyada los considera posteriores a los cantares de gesta, sin embargo, visiblemente inspirados en ellos. Los romances españoles medievales están recogidos en así llamado Romancero español. Se trata de Romancero viejo, en oposición al Romancero nuevo, composiciones creadas en época posterior, bajo la influencia de las antiguas y auténticas. La temática de los romances es bien variada: abarca un espectro muy amplio: desde los temas heroicos, históricos, nacionales o bíblicos hasta los líricos. Otro tipo de clasificación consiste en el modo de tratar la historia descrita: se distingue entre el romance-cuento y el romance-escena. La sintaxis es simple, pero el lenguaje arcaizante, animado por numerosos diálogos. Bibliografía Textos FRANKOVÁ Olga, FISCHER Jan. Poesie hrdinů a světců. Praha: Nakladatel L. Mazáč, 1943. Kytice ze španělských romancí. Traducciones de Josef Čejka, Václav Nebeský, Jaroslav Vrchlický. Praha: SNKLHU, 1957. Světová četba. MENÉNDEZ PIDAL Ramón (ed.) Flor nueva de romances viejos. Madrid: Espasa-Calpe, varias ediciones. Colección Austral. VARIOS. El romancero español. Madrid: Diario EL PAÍS, 2005. Clásicos españoles. Zpěvník starošpanělský. 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