Tereza Šandová, UČO 437808 SJIIA110 Španělská literatura v období 1850-1914 EL TEMA DE BELLEZA INTERNA Y EXTERNA EN MARIANELA DE BENITO PERÉZ GALDÓS Introducción Marianela, es una obra excelente de Benito Peréz Galdós destacada sobre todo por su intemporalidad, ya que trata de los temas bien relacionados tan con los problemas de la época como con aquellos que sufrimos hoy en día: la superficialidad, el disfraz, el egoismo, la crueldad, la avaricia, etc. Es una crítica a la sociedad tradicional en la que se ven afectados los pobres y desfavorecidos que realmente no son capaces de sobrevivir sin caridad de los demás. La caridad como tal juega un papel esencial en la novela: Galdós no soporta la hipocracía y advierte de la caridad falsa en la sociedad española del siglo XIX. Marianela pertenece al género de novela narrativa y fue publicada por el autor en el año 1878. En el presente análisis, nos enfocamos en uno de los mayores conflictos de la novela que es “la lucha” entre la belleza interna y la externa. El dicho tema está presentado principalmente por el amor infeliz entre los protagonistas de la obra: Marianela y Pablo. Los sentimientos del ciego Pablo hacía la pobre Nela no son tan sinceros como puede parecer en el primer plano: el motivo que al final causa la muerte de la protagonista. Argumento La historia empieza cuando Teodoro Golfín, el médico científico, se pierde buscando la casa de su hermano Carlos Golfín, el ingeniero, en las minas de Socartes. Al caminar se encuentra con Pablo Penaguilas, el ciego, que se decide guiar su nuevo amigo haste el punto determinado, pero luego lo deja con su lazarillo, pobre y fea Nela. La llegada de Teodoro Golfín en realidad juega en la vida de Pablo un papel esencial, ya que el médico viene para curar los ojos del ciego. A lo largo de la narración, Pablo y Nela pasan mucho tiempo juntos, son dos enamorados cuyas aventuras se desarrollan ante todo en las minas y los campos. Ya avanzando la historia aparece otra mujer que luego influye a la vida y los sentimientos de Pablo: Florentina, su prima, una chica tan bella y pura que en los ojos de Nela parece casí la Virgen María, todo lo contrario a Marianela. El día cuando quitan a Pablo las vendas después de la operación y se cura su ceguera, por primera vez es capáz de ver el mundo tan como es. Asimismo, se da cuenta que la belleza física de su prima es tan encantadora que se olvide inmediatamente de los sentimientos que tiene por Marianela y se enamora de Florentina. La nueva situación es para Nela casí insoportable y rechaza la visita de Pablo, porque se siente aún más fea que nunca. La pobre chica, al final, se pone enferma y muere. Belleza interna y externa en la novela “La belleza que atrae, rara vez coincide con la belleza que enamora.” - José Ortega y Gasset Nos centramos en las preguntas enternas que provocan debates hasta hoy en día : “¿Existe conexión entre la belleza interna y la belleza externa?, ¿Es más importante la belleza interna que la aparencia física?”. Investigamos relación del tema propuesto con el mundo de Marianela creado por Galdós en la novela. Lo que nos parace bello es un sentimiento fugaz: la belleza depende de varios factores (edad, cultura, gustos, etc.) que se cambian con el pasar del tiempo. Además, no siempre lo que parece a primera vista es lo que realmente es. En este caso podemos mencionar el ejemplo de las dos protagonistas: Marianela y Florentina. Aúnque la belleza externa de Florentina es casí incomparable con la apariencia física de Nela, su alma no parece tan fascinadora que la suya. En realidad, Nela conoce al Pablo de una manera mucho más profunda que Florentina: por tanto tiempo pasado juntos, innumerables diálogos y aventuras, se siente como si fuera una veradera parte de su espíritu. El hecho que Florentina, ni si quiera, no puede cumplir nunca: Pablo se enamora de su cara y cuerpo, pero no de su alma. Como ya sabemos, Marianela es una huerfana fea y deforme, pero muy inteligente, pensativa, humilde, dulce y de corazón lleno de amor puro por su Pablo. La verdadera felicidad siente solamente al lado suyo: para ella, el único motivo para vivir es él, ya que el resto del tiempo considera a sí misma una niña que realmente no sirve para nada. El autor nos presenta la Marianela al principio del capítulo III, se encuentra con Teodoro Golfín que por primera vez mira fijamente a su guía: “Mirábale la muchacha con asombro, y sus negros ojuelos brillaron con un punto rojizo, como chispa, en el breve instante que duró la luz del fósforo. Era como una niña, pues su estatura debía contarse entre las más pequeñas, correspondiendo a su talle delgadísimo y a su busto mezquinamente constituido. Era como una jovenzuela, pues sus ojos no tenían el mirar propio de la infancia, y su cara revelaba la madurez de un organismo en que ha entrado o debido entrar el juicio. A pesar de esta desconformidad, era admirablemente proporcionada, y su pequeña cabeza remataba con cierta gallardía el miserable cuerpecillo. Alguien decía que era una mujer mirada con vidrio de disminución; alguno que era una niña con ojos y expresión de adolescente. No conociéndola, se dudaba si era un asombroso progreso o un deplorable atraso. —¿Qué edad tienes tú?—preguntole Golfín sacudiendo los dedos para arrojar el fósforo, que empezaba a quemarle. —Dicen que tengo diez y seis años—replicó la Nela, examinando a su vez al doctor. —¡Diez y seis años! Atrasadilla estás, hija. Tu cuerpo es de doce, a lo sumo. —¡Madre de Dios! Si dicen que yo soy como un fenómeno—manifestó ella en tono de lástima de sí misma. —¡Un fenómeno!—repitió Golfín poniendo su mano sobre los cabellos de la chica—. Podrá ser. Vamos, guíame. La Nela comenzó a andar resueltamente sin adelantarse mucho, antes bien, cuidando de ir siempre al lado del viajero, como si apreciara en todo su valor la honra de tan noble compañía. Iba descalza: sus pies, ágiles y pequeños denotaban familiaridad consuetudinaria con el suelo, con las piedras, con los charcos, con los abrojos. Vestía una falda sencilla y no muy larga, denotando en su rudimentario atavío, así como en la libertad de sus cabellos sueltos y cortos, rizados con nativa elegancia, cierta independencia más propia del salvaje que del mendigo. Sus palabras, al contrario, sorprendieron a Golfín por lo recatadas y humildes, dando indicios de un carácter formal y reflexivo. Resonaba su voz con simpático acento de cortesía, que no podía ser hijo de la educación, y sus miradas eran fugaces y momentáneas, como no fueran dirigidas al suelo o al cielo.” (Capítulo III, p. 14) Teodoro mira la pobre Nela otra vez e investiga su rostro aún más fijamente : “Teodoro se inclinó para mirarle el rostro. Este era delgado, muy pecoso, todo salpicado de menudas manchitas parduzcas. Tenía pequeña la frente, picudilla y no falta de gracia la nariz, negros y vividores los ojos; pero comúnmente brillaba en ellos una luz de tristeza. Su cabello dorado-oscuro había perdido el hermoso color nativo por la incuria y su continua exposición al aire, al sol y al polvo. Sus labios apenas se veían de puro chicos, y siempre estaban sonriendo; pero aquella sonrisa era semejante a la imperceptible de algunos muertos cuando han dejado de vivir pensando en el cielo. La boca de la Nela, estéticamente hablando, era desabrida, fea; pero quizás podía merecer elogios, aplicándole el verso de Polo de Medina: «es tan linda su boca que no pide». En efecto; ni hablando, ni mirando, ni sonriendo revelaba aquella miserable el hábito degradante de la mendicidad callejera.” (Cap. III, p. 15) A la hora de investigar, comparamos la manera de que presenta Galdós el otro personaje femenino: Florentina. El autor la define como una hija educada de gente poderosa, bondadosa futura esposa de Pablo y sobre todo la representadora de belleza física. En el siguente fragmento se puede observar la evidente admiración que siente Marianela por Florentina, el hecho que demonstra ya el título del capítulo elegido: “De cómo la Vírgen María se apareció a la Nela”: “La Nela, que comenzaba a ver claro, observó los vestidos de la señorita de Penáguilas. Eran buenos y ricos; pero su figura expresaba a maravilla la transición no muy lenta del estado de aldeana al de señorita rica. Todo su atavío, desde el calzado a la peineta, era de señorita de pueblo en día del santo patrono titular. Mas eran tales y tan supinos los encantos naturales de Florentina, que ningún accidente comprendido en las convencionales reglas de la elegancia podía oscurecerlos. No podía negarse, sin embargo, que su encantadora persona estaba pidiendo a gritos una rústica saya, un cabello en trenzas y al desgaire, con aderezo de amapolas, un talle en justillo, una sarta de corales, en suma, lo que el pudor y el instinto de presunción hubieran ideado por sí, sin mezcla de ninguna invención cortesana.” (Cap.XVI, p. 69) Conclusión En conclusión, Marianela es la novela más popular de Benito Peréz Galdóz: se considera una obra sentimental que antes de todo destaca la importancia política, social y cultural. Entre otros se caracteriza también por ciertos rasgos realistas: el autor se basa en la realidad y sitúa la historia al siglo XIX, la época en la que vive él, señala el valor de la sociedad. La lucha entre la belleza interior contra la exterior, el motivo principal del análisis, es el tema que toca la nuestra vida hasta hoy en día. Es indudable que la que representa la belleza interior en la novela es Marianela y la exterior Florentina: dos figuras femeninas que hemos investigado. Galdós intenta reflejar la superficialidad de la gente y subraya el triste dato que ya no son capaces de reconocer lo que es verdaderamente bello: la belleza no solo es la que se ve, al contrario es aquello que se siente y esconde dentro del alma. Asimismo, el mensaje de la obra destaca que lo importante es evitar la indiferencia y ser solidario con los que más lo necesitan. Bibliografía: Pérez Galdós, Benito, Marianela. [cit. 2019-05-12]. Disponible en: https://www.gutenberg.org/ebooks/17340