ÉTUDES ROMANES DE BRNO 33, 2, 2012 IVO BUZEK PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES LATINOAMERICANAS DEL ESPAÑOL: EL CASO DEL ESPAÑOL DE MÉXICO Y SU CALÓ 1. Introducción El principal objetivo del presente trabajo es ofrecer una aproximación al fenómeno de la presencia del léxico de origen gitano en las variedades latinoamericanas del español. Después de una primera tentativa general aparecida en Buzek 2009, nos acercamos esta vez con más detenimiento a los gitanismos documentados en el español de México en el siglo XX, tal como llegaron a ser tratados en las fuentes lexicográficas que prestan atención al español mexicano. Para complementar los datos y para poder dibujar una imagen más fidedigna de la realidad de los gitanismos en el español mexicano contemporáneo, ilustramos las unidades léxicas halladas con fragmentos de textos procedentes de los corpus de la Real Academia Española, CREA y CORDE1. Es ya casi ocioso volver a repetir que la documentación textual en un estudio como este no es un adorno, sino que sirve para dar testimonio de palabras que muchas veces no son de uso y de conocimiento generales y que pueden tener, por tanto, bajo índice de frecuencia —aunque pronto veremos que tampoco escasean aquí voces ampliamente conocidas—. Comenta Lara (1996b: 22–23) que: Cuando se desconocen los componentes y los límites de una forma de hablar, la construcción de un corpus de datos es la mejor manera de: (a) eliminar sesgos de elección, debida a la intervención de factores ideológicos, (b) reconocer un número elevado de elementos, (c) identificarlos cuantitativamente, (d) prover [sic] al lexicógrafo de datos de significado y uso reales, que permitan una definición lexicográfica original, (e) proverlo [sic] de ejemplos de uso reales. Y aunque las palabras de Lara se referían a otro corpus, el Corpus del español mexicano contemporáneo (1921–1974) (CEMC), confeccionado para las necesidades de un importante proyecto lexicográfico del que hablaremos más abajo, ilustran perfectamente también la información que traen para nuestro propósito los corpus académicos. 1 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. http://www.rae.es; y Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual. http://www.rae.es, consultados entre 17 y 20 de julio de 2012. 202 IVO BUZEK 2. Caló y caló en México Como es bien sabido, la unidad léxica caló en el español de España tiene el significado de ‘Lenguaje de los gitanos españoles’y proviene “del caló caló, negro”, según leemos en el artículo correspondiente del DRAE-20012. No obstante, el español mexicano sigue guardando el significado de ‘jerga de los delincuentes’que, en ocasiones, enriquece con su léxico cargado de expresividad el registro coloquial y popular de la variante mexicana de la lengua3; es decir, mantiene el significado que tenía la voz en el español europeo a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, cuando los sociólogos y criminólogos de la época escribían sobre el “caló jergal” de la delincuencia4. Sostiene Lara (1992a: 567) que “[e]n México, hoy en día, caló designa, en sentido estricto, el vocabulario y las expresiones idiomáticas de los delincuentes, particularmente de los rateros5.” La recopilación del caló mexicano realizada por Lara y sus colaboradores, que forma parte del CEMC, es especialmente valiosa por proceder de unas entrevistas directas “con delincuentes (ladrones y traficantes de mariguana, que son, según ellos mismos informaron, los que tradicionalmente hacen uso del caló) en la cárcel de Lecumberri, en la ciudad de México, con el objeto de recoger los materiales léxicos correspondientes a esa manera de hablar” (Lara 1992a: 567–568). Reconoce Lara que no es fácil conseguir documentos auténticos del uso del caló en México, confirmando así nuestra experiencia de estudios anteriores, sobre todo de Buzek 2004 y de Buzek 2010, sobre el caló en España. En nuestros casos, si se trataba de textos reales, las voces del caló, tanto en su acepción de ‘voces gitanas’ como en la de ‘léxico jergal’, respondían más bien a los tópicos del toreo, flamenco, delincuencia, etc. (cf. Ropero Núñez 1978). Para el uso mexicano, comenta Lara que “en el caso del caló, salvo los dos pequeños textos que incluye Trejo 19596 como apéndice de su tesis, no encontramos materiales de esa clase” (1992a: 567). Otro aspecto que tienen en común estos tipos de fuentes en ambos lados del Atlántico es “que por lo general las colecciones del caló son fragmentarias y posibles víctimas de la confusión que produce recoger un habla que sus estudiosos no dominan” y que “no es posible establecer un criterio de evaluación de la calidad del material recopilado”, ya que las muestras que Lara y sus colaboradores reco- 2 Para más datos sobre la etimología e historia del tratamiento de la voz en la lexicografía académica y la del español europeo, véase Buzek (2010: 56–57). 3 No solamente la mexicana, sino también las contiguas; véase el trabajo de Čengerová 2010 dedicado al caló chicano y la bibliografía que allí se cita. 4 Véanse, por ejemplo, los trabajos de Salillas 2000 [1896], Gil Maestre 1893 o Serrano García 1935. 5 Ratero: “(Coloq) Ladrón, persona que roba” (DEUM); cf. DRAE-2001: ‘Dicho de un ladrón: Que hurta con maña y cautela cosas de poco valor’, 1ª acepción, sin etiquetar. 6 TREJO D., Arnulfo. Contribución al estudio del léxico de la delincuencia. Tesis doctoral. México: UNAM, 1959; desafortunadamente, es un trabajo que no hemos podido consultar. 203PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … gieron en persona para las necesidades del CEMC y las atestiguadas en la tesis de Trejo las considera Lara poco representativas (1992a: 573). Y, finalmente, la muestra del caló mexicano recopilado por Lara y su equipo comparte con otras jergas el hecho de que “sólo tiene vocabulario para ciertos aspectos de la realidad (la policía, la cárcel y su organización, los trucos del robo […], los instrumentos para robar, el dinero, las víctimas, etc.)” y que algunas expresiones se van infiltrando paulatinamente en el habla coloquial y popular (1992a: 573 y 574). No obstante, nosotros prestaremos atención, como ya hemos expuesto al principio de nuestro artículo, solamente a aquella parte del caló mexicano —y al español mexicano en general— que comprende voces pertenecientes al componente gitano. Trabajaremos con propuestas de etimologías de los autores ya citados en Buzek 2004 y en Buzek 2010 y en casos de formas no atestiguadas allí, nos valdremos de las incluidas en el apartado correspondiente del trabajo de Lara sobre el caló mexicano (1992a: 579–580). 3. Breve relación de las fuentes de estudio (con algunas observaciones) En el siguiente apartado aportaremos algunas observaciones sobre nuestras dos fuentes principales de gitanismos en el español de México: el Diccionario del español usual de México (DEUM), del equipo de Luis Fernando Lara, y el Diccionario breve de mexicanismos (DBM), de Guido Gómez de Silva. Aunque a primera vista no lo parece, y a pesar de las diferencias casi abismales en sus respectivos planteamientos metodológicos —DEUM es un diccionario integral, mientras el DBM es diferencial—, ambas obras tienen algunas características en común, sobre todo las de ser avances o adaptaciones de obras de mayor calado; el DEUM es un avance del Diccionario del español de México (DEM), y el DBM se podría tomar como precursor del Diccionario de mexicanismos, publicado por la Academia Mexicana de la Lengua. Ambas obras “grandes” salieron en 2010. También se podrían interpretar como reducciones de corpus más extensos, puesto que la nomenclatura del DEUM se sustenta en los datos del CEMC y el DBM, a su vez, es una reducción de una obra mucho más extensa, titulada Índice de mexicanismos. No obstante, hay que reconocer que la similitud es más bien formal o externa, porque las características internas de ambos corpus no tienen nada en común. Tomemos pues el DEUM y el DBM como unos inventarios que representan el estado de la cuestión de la lexicografía en México en el umbral del tercer milenio. 3.1. Características del DEUM Como ya hemos indicado más arriba, el DEUM es un avance de un diccionario integral del español mexicano contemporáneo, “[d]e donde, si bien en el amplio contexto de la lengua española se puede concebir al DEM como un «vocabulario 204 IVO BUZEK (de la matriz) dialectal» mexicana, en el contexto mexicano es un diccionario de la lengua nacional” (Lara 1996b: 22). Precisa Lara 1992b que el DEM “se ocupa de estudiar y presentar el léxico del español de México entre 1921 y el presente”, obedeciendo el método de “sincronía práctica”, definida por Lara 1992b, de acuerdo con los postulados de ReyDebove, como “acotación que debe permitir que los hablantes contemporáneos del español comprendan el léxico que constituye su horizonte de vida: desde las palabras de los abuelos hasta las de los niños de hoy en día”. No es nuestra intención presentar aquí todos los detalles del proyecto del DEM, ni siquiera de los del avance con que trabajamos, el DEUM. Para ello existe la copiosa bibliografía del DEM a la que ya hemos remitido al lector más arriba. No obstante, para que se vea con más claridad la principal diferencia metodológica entre unas obras tan dispares como son el DEUM y el DBM, transcribimos a continuación una caracterización introductoria y generalizadora, presentada hace veinte años por el investigador principal del DEM (Lara 1992b): Una caracterización teórica del Diccionario del español de México es la siguiente: se trata de un diccionario monolingüe de la lengua, social, integral, nacional, general, sincrónico, normativo, cultural, semasiológico y alfabético, cuya gramática de referencia es de carácter tradicional, aunque ajustada a la terminología impuesta por el sistema educativo mexicano, y cuyo artículo lexicográfico se compone de una entrada mencionada, seguida por una ecuación sémica cuyo conectivo es significar, una definición lexicográfica compuesta en lengua ordinaria (en el sentido filosófico de la expresión), es decir, en uso, de carácter ampliamente perifrástico, un doble ordenamiento de acepciones por núcleos, de carácter estereotípico, y ejemplos de colocaciones típicas así como de citas entresacadas de textos reales, hablados y escritos, del español mexicano contemporáneo. 3.2. Características del DBM Si el DEUM es un diccionario integral, el DBM es diferencial, con DRAE como referente, como se le informa al usuario en el apartado de “Características”. No es una obra original, sino una versión abreviada de otra mucho más amplia, denominada Índice de mexicanismos, publicado por la Academia Mexicana de la Lengua, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Fondo de Cultura Económica en 2000. El Índice, a su vez, es una recopilación de obras de muy diversa índole, unidas por el lazo temático de “lista de unidades léxicas típicas en México o, por lo menos, en alguna zona geográfica del país”; la más antigua data de 1761. Es una acumulación de 180 000 registros, reducidos posteriormente a 77 000 debido a las duplicaciones. Para las necesidades del DBM, se redujo la lista del Índice a 6 200 artículos mediante consultas realizadas a 65 informantes procedentes de todos los estados la república —quedaría por aclarar cómo fueron seleccionados estos informantes, con qué criterios, etc., detalle que no viene explicado en los preliminares del diccionario—. A continuación presentamos otros datos referentes a la constitución de la nomenclatura de la obra: 205PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … La reducción se logró eliminando a) aquellas palabras y variantes gráficas que muy pocos informantes (o ninguno) dijeron conocer; b) palabras españolas como abeja, que, aunque todos dijeron conocer, aparecía en una sola lista, y en el sentido de cierto aparato que en la Nueva España del siglo xviii se utilizaba en las minas (sentido técnico en que ningún informante conocía la palabras); c) aquellas palabras del Índice que aparecen en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (DRAE), con el mismo significado que se le da en México y sin marca regional (o sea que, aunque algún autor había considerado que eran mexicanismos, no lo eran). Se limitó el número de palabras incluidas que pertenecen a ciertos campos temáticos (por ejemplo, la flora, la fauna, la minería y otras técnicas) y las palabras muy regionales [subnacionales] están representadas sólo por sus términos más frecuentes. No queremos entrar a polemizar aquí con un diccionario hoy ya superado7 —si consideramos el Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua como su sucesor—, sin embargo, a pesar de todo ello creemos que hace falta apuntar a una serie de incoherencias, excesiva subjetividad y falta de claridad en la confección de su macroestructura. En primer lugar, resulta un poco irritante la formulación vaga y poco convincente de no recoger palabras que “muy pocos informantes (o ninguno) dijeron conocer”. ¿Cómo fueron seleccionados estos informantes? ¿Cuál fue el número de respuestas positivas necesarias para que una voz entrara en el diccionario? Compárese con la explicitud del DEUM: “tomamos todos los vocablos cuya frecuencia absoluta en el Corpus del español mexicano contemporáneo (1921–1974) fuera nueve u ocho apariciones”. Otra característica que despierta dudas es la de la supuesta sincronía del diccionario, a saber: “No es diacrónico o histórico, sino que representa lo actual, los elementos léxicos de uso en la segunda mitad del siglo xx, y principios del xxi.” Sin embargo, el Índice, fuente de la obra, cuenta con listas léxicas que datan de mediados del siglo XVIII. ¿A qué se refiere pues la sincronía? ¿A las fuentes del diccionario o al conocimiento de las unidades por hablantes-informantes contem- poráneos? Y, sobre todo, resulta desconcertante haber utilizado el DRAE como referente y haberlo considerado un repertorio del español peninsular. Puede ser que la arbitrariedad del diccionario haya sido de hecho mucho menor de lo que a primera vista podría parecer; no son muchos los usuarios que suelen pedir datos precisos de este tipo y, por tanto, es posible que los editores no se hayan tomado las molestias de explicitarlos. No obstante, puesto que estamos ante una obra respaldada por un organismo público, creemos que su explicitación es justificable. 7 Para tal propósito, véase la reseña —bastante negativa y crítica— de autoría de Lara 2002. 206 IVO BUZEK 4. El léxico de origen gitano en las fuentes lexicográficas del español mexicano contemporáneo Nuestros dos diccionarios arrojan un resultado numéricamente bastante escueto, dieciocho unidades —o veintidós, si tomamos en cuenta también variantes ortográficas—. Pero el interés no estriba en una cantidad copiosa de voces, sino en la calidad de su tratamiento lexicográfico y, sobre todo, en cuestiones de su respaldo textual en los corpus académicos. Salvo contadas ocasiones no nos vamos a detener en cuestiones de etimología; para ella remitimos al lector a los apartados correspondientes en Buzek 2010 y a las fuentes que allí se citan. Nos interesarán aquí más bien aspectos de microestructura y el apoyo de las voces en la documentación textual. Si las acepciones cuentan con ejemplos adecuados en sus respectivas microestructuras, es decir, si estos reflejan bien la documentación textual arrojada por los corpus académicos, nos conformaremos con los ejemplos aportados por los diccionarios y prescindiremos de ilustraciones textuales de los corpus. 4.1. andovas o andobas (DBM) Viene recogido solamente en el DBM: andovas o andobas. (Del caló español andoba, andóbal ‘persona cualquiera que no se nombra’.) com. Persona no especificada explícitamente (muchas veces presente) pero que el interlocutor entiende quién es. Su inclusión en el DBM se explica por el hecho de figurar la voz en el DRAE- 2001 como mexicanismo: andobas. com. Méx. andoba. [andoba o andóbal. (Del caló). com. Persona cualquiera que no se nombra. U. m. en sent. despect.] Es una voz indocumentada en los corpus académicos para el área de México. Nótese el comentario sobre el nivel pragmático de uso al final del artículo andoba en el DRAE-2001 al que se reenvía desde andobas supuestamente mexicano y la ausencia de la información en el DBM. 4.2. caló (DEUM) Esta vez se documenta solamente en el DEUM, donde se le dan tres acepciones: 1 Conjunto de vocablos, locuciones y algunos morfemas que constituyen buena parte del habla de los ladrones y otros maleantes, por la cual se reconocen entre sí e impiden parcialmente la comprensión de su habla a otras personas; caliche 207PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … 2 Jerga de origen popular, basada por lo general en el habla de los maleantes, como el pachuco, y otras expresiones juveniles 3 Lengua de los antiguos gitanos españoles Hemos localizado en los corpus académicos solamente tres ejemplos mexicanos de la voz. Las primeras dos provienen del CREA, proceden de un mismo documento y si no estamos del todo equivocados, reflejan la segunda acepción. El tercer ejemplo procede del CORDE e ilustra la primera acepción del DEUM, i.e. el caló como lo trata Lara en su artículo sobre la materia (Lara 1992a). Creemos que nos podemos permitir el lujo y reproducir aquí los tres fragmentos. Por lo pronto, lo que yo gozo es el ejercicio de tomar el caló chilango o urbano moderno para el poema; se goza ese lenguaje, esa intromisión en el verso; no más. (CREA: 2012-07-17 [Proceso, 08/09/1996]) Pero sean versos de cuidada sonoridad o prosas, lo importante es que el poema crezca, que se ampare en algún vigor formal; que vaya a algún lado más allá de complacerse en poner en verso el caló moderno o ejercitar buenas rimas. (CREA: 2012-07-17 [Proceso, 08/09/1996]) Pasmado se quedó el ancho y anguloso cabecilla cuando tales tempestades oyó en mi boca; pero comprendió lo que las producía, y con su tono airado de costumbre lanzó cuatro o seis voquibles de esos que no son para verso en tipos de imprenta y de que es tan espléndidamente rico nuestro infame caló. (CORDE: 2012-07-17 [Rabasa Bola]) 4.3. catorrazo (DBM) Se repite aquí el mismo patrón que en el caso de andobas. Se documenta la voz sólo en el DBM por figurar como mexicanismo en el DRAE-2001, pero no figura en textos mexicanos en los corpus académicos: catorrazo. (Del español cate ‘golpe’.) m. Golpe. (DBM) catorrazo. m. coloq. Méx. Efecto que produce un cate (║golpe). (DRAE-2001) 4.4. ¡chale! (DEUM) Es una voz no exenta de curiosidad. Sostiene Lara (1992a: 579) que: [T]endría una forma más antigua, ¡chane! ‘¡cállense!’, de chanar ‘callar’ y ésta del gitano chanar ‘tener noticias’; […] haría falta una buena explicación de cómo pudo haber evolucionado chane a chale, de ‘tener noticias’ a ‘callar’, que es todo lo contrario. El paso de ‘¡cállense!’ a ‘¡cuidado!’ que registra Wagner 1953 en el pachuco de California y a la inespecificidad de la interjección tal como la he registrado, sería más explicable si se toma en cuenta que la muletilla ¡cállate! se escucha en conversaciones de la clase media mexicana como apoyo al mantenimiento del diálogo y como comentario semejante a ¡caramba!, ¡vaya!, etcétera. 208 IVO BUZEK La explicación de Lara puede parecer un poco forzada, pero es cierto que chanar o chanelar ‘saber, entender [de algo]’ se documenta en el caló español —y en el español de España— y chanarse ‘callarse’ se registra en el diccionario de Santamaría8 como voz que “propiamente pertenece al caló del hampa”. La variación fonética, algo estrambótica, entre chane y chale se podría explicar como un caso de lexicalización de una sola forma de la voz, abandonada por el resto del paradigma de conjugación que cayó en desuso. En el DEUM se define como sigue: ¡chale! interj (Popular) ¡Caray! ¡Caramba!: “¡Chale contigo, Raúl!, hay que tratar de sacar la luz de donde se pueda”, “¡Chale, ahí está la tira!” Hay que apreciar la presencia de las marcas de uso adecuadas, pero sobre todo la presencia de los ejemplos que se tornan importantísimos en casos en los que el español mexicano no es la variedad nativa para el usuario o cuando este es estudiante del español como segunda lengua. Comenta Valadez (2006: 153) que los ejemplos en el DEUM han sido extraídos en gran parte del CEMC pero que a veces han sido modificados o reducidos, para que cumplan mejor su función de prueba o comprobación de la definición, para que muestren su contorno sintáctico-semántico o para que reflejen nuestra cultura y nuestras señas de identidad, es decir, las de una sociedad hablante del español. En otros casos ha sido el redactor el que ha elaborado el ejemplo a partir de su competencia de hablante del español usado en México. Nos parece comprensible la práctica de adaptar ejemplos poco ilustrativos o poco pedagógicos, igual que la de incluir ejemplos inventados. Sin embargo, se agradecería, si en estos casos se informara al usuario que se encuentra ante un ejemplo inventado, como se ha hecho, por ejemplo, en el Diccionario del español actual, del equipo de Seco (1999). La documentación de la voz en los corpus académicos procede de textos relativamente recientes. Se registra solamente en el CREA: Porque si es cierto que el público se puede aburrir de tú música y decir “chale, ya no me gusta cómo toca Ramón”, entonces tienes que buscar la manera de voltearle el disco, ya sea en melodía, con unos arreglos bonitos, darle otros toques más sabrosos a esa música para que el público te siga apoyando. (CREA: 2012-07-17 [La crónica de hoy, 01/04/2002]) 8 SANTAMARÍA. Francisco J. Diccionario de mejicanismos. 4ª edición. México: Porrúa, 1983; desafortunadamente, no disponemos de momento del diccionario y citamos a través de Buzek 2004. 209PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … 4.5. chaviza (DBM) Se registra la voz solamente en el DBM, respaldada probablemente por el peso del DRAE, aunque en el DRAE-2001 no se registra como mexicanismo, sino como voz propia de Honduras. chaviza. (De chavo.) f. Conjunto de muchachos. (DBM) chaviza. f. Hond. Conjunto de jóvenes que suelen divertirse juntos y  se visten a  la moda. (DRAE-2001) No debe ser una voz muy frecuente, puesto que las únicas dos documentaciones mexicanas provienen de un texto de un mismo autor. Les diré lo que yo soy a estos tres exponentes de la cruel chaviza. (CREA: 2012-07-17 [Espinosa Jesús el bisabuelo]) En cambio al carismático nombre de Pepe Clítoris la chaviza se vuela la mente en aclamaciones, sobre todo cuando se avienta uno de sus chingoncísimos discursos, de los que muchas veces sale en hombros de la raza. (CREA: 2012-07-17 [Espinosa Jesús el bisabuelo]) 4.6. chavo, va (DEUM, DBM) La voz se recoge en ambos diccionarios pero su tratamiento no coincide. En el DBM se limita a definir como ‘muchacho, niño, joven’, mientras que en el DEUM se registra también una segunda acepción ‘novio o compañero estable’, más dos locuciones nominales, chavo fresa ‘el que se comporta con urbanidad y buenas maneras, que generalmente pertenece a una familia sin problemas económicos; el que conserva gustos tradicionales’ y chava rol ‘lesbiana que tiene el papel activo en una relación amorosa’ Otra diferencia bastante importante y llamativa se halla en el registro. En el DBM se trata como neutral, sin embargo, en el DEUM como coloquial. La documentación textual confirma el tratamiento adecuado del DEUM. La exclusión de la acepción ‘pareja estable’ del DBM se podría explicar por el hecho de figurar en el DRAE-2001 como acepción propia de Nicaragua y no de México —la de ‘muchacho’ sí se identifica allí con México—. Chavo y chava tienen abundante documentación mexicana en el CREA pero, al contrario, no hay muchos testimonios en el CORDE. Presentamos a continuación algunos ejemplos del CREA para las dos acepciones del DEUM, ‘muchacho y mu- chacha’y ‘pareja estable’. No hemos localizado en los corpus académicos ejemplos de chavo fresa y chava rol. Tampoco vienen esta vez ejemplos en el DEUM. Aunque se manejan espacios simultáneos y varios ámbitos de realidad, los chavos se involucran por la evolución de su percepción, toda vez que ellos están acostumbrados a ver diez canales de televisión simultáneamente. 210 IVO BUZEK (CREA: 2012-07-17 [Proceso, 07/07/1996]) Pero no salir casi nunca y no ver a ninguna chava te ponen bastante mal, bastantito. (CREA: 2012-07-17 [Villoro Noche]) Marta: No, gracias, viene mi chavo a buscarme... (CREA: 2012-07-17 [Vilalta Mujer]) Y la muchacha, mi chava, después se retencabronó. (CREA: 2012-07-17 [López Páez Doña Herlinda]) Aunque es cierto que la forma chaval tiene más uso en el español de España, tampoco es del todo desconocida en México, como se desprende de los siguientes ejemplos: De toda esta lamentable situación ya nadie saldrá ileso, finalice como finalice, y mucho menos los chavales Julio y Omar. (CREA: 2012-07-17 [Proceso, 08/12/1996]). Los vi allí en las fiestas con que mi hermano celebraba su progenie, los vi inventándose un color, una lengua, un dios, tres en vez de mil, ¿cuál lengua?, ¿escuincle o chaval, chaval o chavo, guajolote o pavo, Cuauhnáhuac o Cuernavaca donde nació mi hermano, maguey o agave, frijol o judía, ejote o habichuela?, ¿cuál Dios, espejo de humo o espíritu santo, serpiente emplumada o Cristo crucificado, dios que exige mi muerte o dios que me da la suya, padre sacrificador o padre sacrificado, pedernal o cruz?, ¿cuál Madre de Dios, Tonantzín o Guadalupe?, ¿cuál lengua, si española: Guadalupe misma, Guadalquivir, Guadarrama, alberca, azotea, acequia, alcoba, almohada, alcázar, alcachofa, limón, naranja, ojalá?, ¿cuál lengua, si náhuatl: seri, pima, totonaca, zapoteca, maya, huichol? (CREA: 2012-07-17 [Fuentes Naranjo]). Allí estableció el señor Fernando, una placita de toros, donde acostumbraba entrenarse con otros amigos, lidiando becerras y algunos torotes, y allí, siendo todavía un chaval de ocho a nueve años, comenzó Rafael a adiestrarse en el arte del toreo. (CORDE: 2012-07-17 [Córdoba Figuras]) — Oye tú, ¿y qué me dices de aquel pase por alto? ¡Coño! Que si las puede el chava- lillo. (CORDE: 2012-07-17 [Fuentes Región])9 4.7. chingada (DEUM, DBM) Es el primero de los derivados de la voz chingar ‘copular; molestar’, considerada grosera y ofensiva en todas sus formas derivadas y en todas sus respectivas acepciones. 9 Aunque el texto sea de origen mexicano, cabe tomar el valor testimonial del ejemplo de chavalillo con cierta precaución, ya que la presencia de la interjección ¡coño! suele ser la forma típica de caracterizar a un personaje español en la literatura mexicana. Agradecemos al prof. Daniel Vázquez Touriño su observación. 211PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … En ambos diccionarios aparece formando parte de varias locuciones e interjecciones y acompañada por varios ejemplos. En cuanto a los ejemplos en el DBM, suponemos que en este caso formaban parte del documento-fuente para el artículo, puesto que la presencia de ejemplos en el DBM es muy rara. Pero hay que resaltar que la principal diferencia entre el DEUM y el DBM se halla en la microestructura, y es la ausencia de marcas de uso en el DBM lo que da por sobreentendido que el usuario conoce el nivel diafásico y el contexto pragmático de uso de la voz. Sin embargo, un usuario con competencia limitada del español, como podría ser el caso de un usuario extranjero, aunque intuye que no será una voz neutral, no tiene por qué tener estos conocimientos sobre el contexto de uso y podría fácilmente verse metido en una situación bastante embarazosa, si interpretara equivocadamente el nivel de uso. Lara 2002 detecta numerosas insuficiencias en los textos de las definiciones del DBM, incluso llega a postular que “[e]n realidad, no hay sistema alguno de definición lexicográfica” en el diccionario (Lara 2002: 233). Las consecuencias son las mismas que en casos de deficiente marcación diafásica: “La insuficiencia de sus definiciones llevará a sus lectores no mexicanos a errores de comprensión, y a los mexicanos a pérdida de muchos matices significativos importantes para su comunicación” (Lara 2002: 234). La única acepción donde el DEUM y el DBM difieren es la primera del DBM ‘prostituta, mujer promiscua’, registrada como mexicanismo en el DRAE-2001, pero sin apoyo textual en los corpus académicos. Presentamos a continuación el artículo del DEUM. Creemos que esta vez podemos prescindir de los ejemplos reales del CREA y del CORDE, abundantísimos, ya que son muy parecidos a los recogidos en la microestructura del artículo del DEUM. chingada s f (Groser y Ofensivo) 1 interj Se usa para intensificar cualquier exclamación o para adjetivar violenta y fuertemente cualquier expresión: “¡Ah, que la chingada! ¿Así que me estás engañando!”, “¡Sálganse de aquí, con una chingada, ¿no ven que estamos ocupados?”, “Pues los padrotes las cuidaban, las manejaban y la chingada” 2 La (tu, su, mi, etc) chingada (madre) La madre, concebida como violada o mancillada: “¡Miren a ese cabrón, debería de darle vergüenza no pagar la bicicleta, hijo de su chingada madre!”, “Te dije que dejáramos la locomotora estacionada en una curva, sordo, hijo de la chingada”, “Tú ya no respetas ni a tu chingada madre” 3 Llevarse la chingada o irse a la chingada Recibir alguien el mayor daño o el daño del que ya no podrá recuperarse: “¡Me lleva la chingada, me expulsaron de la escuela!”, “Ahora sí que te llevó la chingada: descubrieron el fraude que hiciste”, “¡Vete a la chingada, ya me jodiste la vida!”, “¡Cómo eres chillón, me lleva la chingada!” 4 Mandar a la chingada Deshacerse de alguien o de algo, desentenderse de él o no hacerle caso: “Ya ni oyó mis razones: me mandó directamente a la chingada”, “Mandó su trabajo a la chingada” 5 De la chingada Muy mal: “La situación económica está de la chingada”, “En este viaje me fue de la chingada”. 212 IVO BUZEK 4.8. chingadazo (DEUM, DBM) Se define en ambos diccionarios como ‘golpe fuerte’ (DBM) o ‘golpe muy fuerte’ (DEUM). En el DEUM el nivel de uso grosero viene indicado mediante su correspondiente etiqueta de uso pero en el DBM esta forma parte del texto de la definición: “Golpe fuerte. Es voz malsonante.” Es probable que la marca incorporada sea una reconstrucción o readaptación de la marca de uso malsonante presente en el DRAE-2001 en el artículo correspondiente. Como es de suponer, la voz se recoge en el DBM por haber sido registrada como mexicanismo también en el DRAE- 2001. A continuación reproducimos el artículo del DEUM, sobre todo por el valor ilustrativo de sus ejemplos, acompañado por un ejemplo real extraído de los corpus. La documentación de la voz en los corpus académicos no es muy numerosa pero coincide a grandes rasgos con los ejemplos adaptados o inventados del DEUM. chingadazo s m (Groser) Golpe muy fuerte: “Si se pone necia la agarro a chingadazos y se está en la casa”, “¡Tú sólo entiendes a chingadazos!”, “Durante la pelea se pusieron muy duros los chingadazos”, “Yo siempre le entro a los chingadazos”. —Se dio un buen chingadazo —respondió el indio. (CREA: 2012-07-17 [Chao Altos]) 4.9. chingado (DEUM, DBM) En el DBM se define como ‘dañado’, es decir, como participio adjetivado de chingar ‘hacer daño’, voz de la hablaremos en breve. También registra las exclamaciones ¡ah, chingado! o ¡ah, chingao! ‘exclamación de sorpresa y protesta’. No obstante, se echa de menos, otra vez, la información sobre el nivel de uso que parece que se omite sistemáticamente en el diccionario, haciendo de él un repertorio que difícilmente puede resultar útil a muchos usuarios. En el DEUM encontramos en primer lugar la información sobre el nivel de uso —grosero y ofensivo— y tres subentradas: participio de chingar o chingarse, como en el DBM, ‘que es despreciable’, acepción que falta en el DBM, y la interjección ¡Chingado! o ¡Chinga(d)os! que parece corresponder a las formas ¡ah, chingado! o ¡ah, chingao! del DBM. Resulta obvio que es el DEUM que ofrece un tratamiento mucho más coherente y un reflejo mucho mejor del uso actual. Hay numerosos ejemplos en los corpus académicos que coinciden con los valores y los niveles de uso recogidos en el DEUM, así que podríamos conformarnos con reproducir aquí el artículo correspondiente del inventario estudiado. Sin embargo, hemos seleccionado finalmente también un ejemplo complementario del CREA con una variante formal de la interjección recogida en el DBM. 213PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … chingado (Groser y Ofensivo) I pp de chingar o chingarse II adj Que es despreciable: “¡Chingado escuincle, deja de joder!”, “Toma tu chingada máquina” III interj ¡Chingado! o ¡Chinga(d)os! Se usa para intensificar cualquier exclamación, dando un tono violento y fuerte a cualquier expresión: “¡Ay chingado, me quedó rebién!”, “¡Cálmense, chingaos, no se peleen!” PADRE Esta es la parroquia de Santa Catarina. Yo soy el padre Armando Mena, encargado de ella, y tú estás aquí por suerte, ya que de otra manera estarías en el panteón. GENARO ¡Ah chingao! (CREA: 2012-07-17 [Santander Milagro]) 4.10. chingar (DEUM, DBM) Se podría decir que es la forma originaria de la que han derivado todas las demás. Se registra en ambos diccionarios y su tratamiento en esta ocasión es más homogéneo. En el DBM encontramos una definición mediante acumulación de (supuestos) sinónimos, acompañada con una orientación sobre el uso insertada en el texto definitorio —lo que para las fechas que corren no es el mejor procedimiento de técnica lexicográfica—, más tres locuciones verbales, dos de ellas sin ninguna orientación de uso: chingar. (Del español chingar ‘importunar, molestar’.) tr. Hacer daño, ocasionar perjuicio, dañar, romper, descomponer. Es voz malsonante. || chinga a tu madre. expr. que es una injuria muy grave. || chingarse. loc. Resultar mal, haber fracasado. || chingárselo. loc. Hacerle daño, herirlo. El artículo procede seguramente de alguna fuente mexicana del Índice y no del DRAE, donde no se recoge ninguna acepción correspondiente o similar a la mexicana. En el DEUM encontramos cuatro acepciones, dos de ellas pertenecientes a la forma pronominal chingarse. Se identifica la voz con el uso grosero y ofensivo, como sus formas derivadas de las que ya hemos hablado, y aparte de las definiciones se incluyen también numerosos ejemplos, por lo que otra vez hemos decidido reproducir aquí el artículo entero: chingar v tr (Se conjuga como amar) (Groser y Ofensivo) 1 Molestar o causar grave daño a una persona: “Hay cabrones que nomás lo están a uno chingue y chingue”, “¡No me chingues, necesito dinero!”, “¡Vete a chingar a otra parte!” 2 Violar sexualmente a una persona: “Me chingué a la pinche vieja”, “¡Vete a chingar a tu madre!” 214 IVO BUZEK 3 Chingarse prnl Sacrificarse en extremo: “Yo me chingo trabajando día y noche y tú te gastas todo el dinero” 4 Chingarse prnl Fallar o fracasar alguna cosa: “Se chingó el negocio”, “Se me chingó el motor en plena carretera”. Si comparamos el tratamiento de la voz en ambos diccionarios, vemos que la acepción ‘hacer daño’la recogen ambos, pero DEUM informa sobre la naturaleza del habitual complemento directo, ‘a una persona’, dato importantísimo, sobre todo para estudiantes de español como segunda lengua. La locución chinga tu madre del DBM está presente en el DEUM como ejemplo de la segunda acepción. La acepción ‘fracasar’ también se registra en ambas obras —pero en el DBM ya sin especificación del nivel de uso— y la acepción ‘sacrificarse en extremo’ del DEUM está ausente en el DBM. Huelga decir que estas dos acepciones de la forma pronominal chingarse son las más documentadas en los corpus académicos. De allí se deduce pues que el DBM no ilustra adecuadamente —de nuevo— la realidad mexicana. Y, finalmente, la definición de la locución chingárselo ‘hacerle daño, herirlo’ del DBM resulta confusa (¿a qué se refieren estos deícticos le y lo?) y en vez de aclarar dudas, las crea. Hemos visto que los ejemplos del DEUM podrían ilustrar muy bien los usos mexicanos de la voz, sin embargo, hemos localizado en los corpus académicos también algunas citas que parecen documentar otros significados, como la de ‘hacer el amor’, y no ‘violar [a una persona]’. Hay que reconocer que no abundan allí ejemplos para estas acepciones. Reproducimos a continuación una de las raras documentaciones de ‘hacer el amor’. […] pedacito de mi memoria... me chingaste de a buenas… […] (CREA: 2012-07-17 [Leyva Piñata]) 4.11. chingón, ona (DBM) Es el último de los derivados de chingar del que vamos a hablar. Se registra solamente en el DBM, seguramente por aparecer la voz con la marca regional de uso mexicana también en el DRAE-2001. Es ya casi ocioso volver a lamentar la falta de la información sobre el nivel de uso en el diccionario. chingón, chingona. m. y f. Excelente en alguna actividad o rama del saber. (DBM) chingón, na. adj. malson. Méx. Dicho de una persona: Competente en una actividad o rama del saber. U. t. c. s. (DRAE-2001) Es una palabra bien documentada en los corpus académicos y de los textos se deduce claramente su valor diafásico y pragmático de uso. Véanse los siguientes dos ejemplos que hemos seleccionado para el propósito: —Eres una vieja chingona. Aprendiste bien. Ya puedes dedicarte a la política. Mantenme así al Gordo —dijo. (CREA: 2012-07-17 [Mastretta Arráncame] 215PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … Por regla general, los mexicanos, cuando mejores, llegamos a ser competentes, chingones, como decimos, pero de ahí no pasamos, por lo que nos es casi imposible alcanzar cimas, campeonatos, los primeros lugares internacionales, salvo en box ligero y tauromaquia ya que, por naturaleza, somos capoteadores y peleoneros. (CREA: 2012-07-17 [Chávez Batallador]) 4.12. gil (DEUM) Es unos de los gitanismos clásicos, estudiado ya por Clavería a mediados del siglo XX (cf. Buzek 2010: 135–136). Se recoge solamente en el DEUM. No hemos localizado ejemplos mexicanos en los corpus académicos, así que nos tenemos que conformar con el ejemplo del DEUM. gil s m (Caló) Persona a la que se toma como víctima para un robo, una estafa o un timo: “Mientras uno entretenía al gil, el otro le sacaba la cartera”. 4.13. jaña (DEUM) Otra vez estamos ante una voz jergal, documentada solamente en el DEUM. Puesto que el término no figura en Buzek 2010, incluimos la observación etimológica aquí. Comenta Lara (1992a: 579–580), citando a Wagner10, que el mexicanismo jaña ‘mujer, querida’ proviene del gitano jañí, jaña ‘virgen’, originando del antiguo indio kañî. No hemos localizado la voz en los corpus académicos, por tanto, nos vemos obligados a reproducir aquí el artículo correspondiente del DEUM, junto con el ejemplo que figura allí. jaña s f (Caló) Mujer o querida: “Me dijo tu jaña que no estabas ahí”. 4.14. licar (DEUM) Al igual que en el apartado anterior, también aquí se nos presenta una forma original mexicana y, por tanto, excluida de los planteamientos de Buzek 2010. En cuanto a su etimología, afirma Lara (1992a: 580) que “licar, mediante un cambio no extraño de la dental d, dice Wagner 195311, es con diguelar [sic], del caló español, una forma intensiva del gitano dicar”. Se documenta solamente en el DEUM, cuyo artículo reproducimos a continuación, sobre todo por el valor ilustrativo del ejemplo, acompañado por el único ejemplo del CREA. 10 WAGNER, Max Leopold. Mexikanisches Rotwelsch. Zeitschrift für romanische Philologie, 1919, nº 39, págs. 513–550; trabajo que no hemos podido consultar. 11 WAGNER, Max Leopold. Ein mexikanisch-amerikanischer Argot: das Pachuco. Romanistisches Jahrbuch, 1953–1954, nº 6, págs. 237–266; trabajo que no hemos podido consultar. 216 IVO BUZEK licar v tr (Se conjuga como amar) (Caló) Mirar u observar a alguien con precaución: “Nomás se nos quedaba licando, sin hacernos nada”. “Nel ése, no me entona, guacha al bato aquel, me laika toriquear con esa morra, no puedo licar el otro lado porque la barda está calota”. (CREA: 2012-07-17 [Proceso, 07/07/1996]) 4.15. marro (DEUM) También aquí se trata de una voz documentada solamente en el DEUM. Sostiene Lara (1992a: 580) que es una variante formal de manró ‘pan’, voz bien documentada en los inventarios lexicográficos del caló español. No hemos localizado ejemplos en los corpus académicos y, por tanto, otra vez nos tenemos que conformar con la ilustración del DEUM. marro s m 2 (Caló) Bolillo: “¿No tienes unos marros, aunque sean duros?” 4.16. sandunga o zandunga (DEUM, DBM) El DEUM se limita a reenviar al usuario a la variante zandunga donde se define como sigue: zandunga s f (También sandunga) Música, baile y canción típica del Istmo de Tehuantepec; la música y la canción es melodiosa, doliente y triste; el baile es muy ceremonioso: “¡Ay! Zandunga, zandunga, mamá por Dios/ zandunga no seas ingrata / mamá de mi corazón”. El DBM proporciona la misma información pero a diferencia del DEUM la divide en tres acepciones: sandunga (Del español sandunga ‘gracia, donaire, salero’) o zandunga. f. 1. Baile popular de la zona del Istmo de Tehuantepec, que se acompaña con música de marimba. || 2. La música sentimental que acompaña este baile. || 3. La canción de versos románticos que acompaña la música y el baile. En la letra de la canción, Sandunga es también la mujer amada; ejemplo: “Eres jaulita de plata / donde vivo prisionero; / Sandunga, tu amor me mata, / y por tu amor yo me muero”. Recoge el DBM también la variante zandunga pero hace lo contrario que el DEUM: reenvía a sandunga. No hay ejemplos mexicanos en los corpus académicos para sandunga; para zandunga hay uno solo en el CREA: — Por eso cuando sintió que la calaca le pisaba los talones, me fue a pedir que uniéramos nuestras vidas en una sola —cerró Estelita, más que con lástima, con quiebro de zandunga. (CREA: 2012-07-17 [Alatriste Vivir]) 217PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … Cabría preguntarse por qué un repertorio prefiere una variante y el otro repertorio la otra. En el caso del DEUM está claro: será por el apoyo documental. En el del DBM no lo sabemos con seguridad pero cabe también la posibilidad de la influencia del modelo del DRAE donde encontramos la variante sandunga —pero sin la acepción mexicana referente al folklore mexicano—. 4.17. sandunguear o zanduguear (DBM) Se documentan solamente en el DBM con definición ‘Andar en jolgorios’, probablemente bajo la influencia del DRAE, donde encontramos una acepción mexicana ‘Ir de parranda’, en ambos casos sin ninguna indicación del nivel de uso. No hay ejemplos mexicanos en los corpus académicos. 4.18. sandunguero o zandunguero (DBM) Aparecen ambas variantes en el DBM definidas como ‘Quien baila sandunga’, sin más indicaciones de uso. Otra vez escasean ejemplos mexicanos en los corpus académicos. 5. Recapitulación (y conclusión) Creemos que nuestro recorrido por el tratamiento de los gitanismos en dos representantes de la lexicografía hispánica actual que pretende reflejar el español mexicano —aunque en el caso del DBM no estamos seguros de si podemos hablar del uso mexicano actual— ha arrojado datos bastante elocuentes. Si tomamos en cuenta también las variantes gráficas, de las veintidós unidades, catorce de ellas encuentran su cabida en el DEUM, donde a su tratamiento lexicográfico se le puede reprochar muy poco: tienen una estructura de artículo coherente, suelen llevar numerosos ejemplos que, junto con las marcas diafásicas y pragmáticas de uso, se corresponden bien con la documentación textual procedente de los corpus académicos. Incluso en casos en los que los corpus de la Corporación no aportan ejemplos, el usuario puede fiarse de la información que le da el diccionario, porque gracias al prólogo de la obra sabe en qué base textual se apoya tanto la nomenclatura como la microestructura del inventario. Por otra parte, en el caso del DBM son doce los gitanismos recogidos. Lo que sorprende al usuario es una generalizada ausencia de información sobre el nivel de uso de las unidades léxicas recogidas. No obstante, incluso un estudiante con un nivel mediano de español intuye que probablemente no serán voces neutras; las sospechas luego vienen confirmadas por Ávila (2003–2004: 12): En una muestra aleatoria encontré que cerca de 50 por ciento de las entradas eran de uso coloquial —aunque no siempre lo indicaba así el autor—, y un 22 por ciento correspondían a re- 218 IVO BUZEK ferentes característicos de la realidad natural de México —sobre todo plantas y animales— y a gentilicios regionales —soconusqueño, silaonense [sic] y otros. Otra deficiencia del inventario sería la falta de documentación. El hecho de que más de la mitad de las voces recogidas no figura en los corpus académicos ayuda a alimentar las sospechas del usuario de que no falta solamente la indicación diafásica de uso, sino también la de poca frecuencia o incluso nulo uso de la voz; no hay que olvidar que estamos ante una reducción de una compilación extensa de listados donde algunos tienen ya más de doscientos años y que la reducción probablemente se haya hecho a base de impresiones subjetivas de relativamente pocos informantes. Lara observa a propósito que “puede deberse también a que no cuenta con información real y bien documentada del español mexicano del siglo XX” (2002: 236). No obstante, las diferencias en el planteamiento básico, pero sobre todo la poca fiabilidad y el tratamiento lexicográfico deficiente del DBM, brillan en los casos de unidades léxicas compartidas —que son seis—, donde la información diafásica presente en el DEUM contrasta con su ausencia en el DBM; se trata de usos coloquiales, como chavo, pero también de groseros y malsonantes, como en casos de chingada o chingado. Consideradas así las cosas, no estamos pues ante un diccionario, es decir, ante una obra de consulta, sino ante una relación improvisadamente ordenada de curiosidades, que no aporta datos fiables sobre su uso y cuya utilidad práctica es más bien discutible. Comenta Lara (2002: 236) que: Habría sido mejor contribución al estudio del mexicanismo trabajar, con conocimientos lingüísticos, con métodos filológicos y con parsimonia, todos los datos a los que apunta en Índice, antes de publicar una obra tan defectuosa, que servirá más para confundir a sus lectores, que para darles información fidedigna. Termina luego el investigador mexicano su reseña postulando biliosamente que “el Diccionario breve de mexicanismos es una pobre manifestación de incapacidad lexicográfica. […] La Academia Mexicana y el Fondo de Cultura Económica debieran reconsiderar si es así como quieren contribuir al conocimiento del mexicanismo” (Lara 2002: 237). ¿Y qué nos dicen estos datos sobre el estado de los gitanismos mexicanos en el siglo XX? Aparte de ser más bien pocos, varios de ellos pertenecen a lenguajes especiales de la pequeña delincuencia —el caló mexicano— y su frecuencia será bajísima. Sin embargo, de origen gitano son también algunas voces casi identitarias del español mexicano, como chavo o la familia léxica de chingar. Podemos decir pues que de las hablas de los bajos fondos de la sociedad se van filtrando voces muy expresivas —gitanas en este caso— al nivel coloquial y vulgar del español mexicano y en algunos casos se van extendiendo allí, reafirmando su posición en su lexicón y aportándole unas señas de identidad inconfundibles. 219PRESENCIA DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO EN LAS VARIEDADES … Bibliografía ÁVILA, Raúl. ¿El fin de los diccionarios diferenciales? ¿El principio de los diccionarios integrales? Revista de Lexicografía, 2003–2004, nº X, págs. 7–20. BUZEK, Ivo. La visión del gitano en la lexicografía española. Tesis doctoral inédita. Olomouc: Univerzita Palackého v Olomouci, 2004. BUZEK, Ivo. Léxico gitano documentado en las variedades latinoamericanas del español. Études romanes de Brno, 2009, vol. 30, nº 2, págs 187–202. BUZEK, Ivo. La imagen del gitano en la lexicografía española. Brno: Masarykova univerzita, 2010. ČENGEROVÁ, Zuzana. El caló chicano. In Setkání hispanistů – Encuentro de hispanistas (Brno, 9.–10. října 2009). Ed. en CD-ROM. Ed. Daniel VÁZQUEZ; Ivo BUZEK. Brno: Masarykova univerzita, 2010, págs. 219–229. GIL MAESTRE, Manuel. Estudios de sociología criminal. El argot, caló o jerga en sus relaciones con la delincuencia. Revista General de Legislación y Jurisprudencia, 1893, no 82, págs. 282–298 y 465–475. GÓMEZ DE SILVA, Guido. Diccionario breve de mexicanismos. México: Fondo de Cultura Económica, 2001. In: http://www.academia.org.mx/dicmex.php. LARA, Luis Fernando. El caló revisitado. In Scripta Philologica in Honorem Juan M. Lope Blanch a los 40 años de docencia en la UNAM y a los 65 años de vida. Tomo 2. Lingüística española e iberoamericana. Ed. Elizabeth LUNA TRAILL. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1992a, págs. 567–592. LARA, Luis Fernando. Teoría y método del Diccionario del español de México [en línea]. In Actas del congreso e la lengua española (Sevilla, 1992). Madrid: Instituto Cervantes, 1992b, pp. 660– 665. In: http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/sevilla/unidad/ponenc_lara.htm. LARA, Luis Fernando (dir.). Diccionario del español usual en México. México: El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, 1996a. In: http://dem.colmex.mx/Default. aspx. LARA, Luis Fernando. El Diccionario del español de México como vocabulario dialectal. In Vocabularios dialectales. Revisión crítica y perspectivas. II Seminario de lexicografía Hispánica. Jaén, 28 y 29 de noviembre de 1995. Ed. Ignacio AHUMADA. Jaén: Publicaciones de la Universidad de Jaén, 1996b, págs. 15–29. LARA, Luis Fernando. Reseña de “Diccionario breve de mexicanismos” de Guido Gómez de Silva. Nueva Revista de Filología Hispánica, 2002, vol. L, nº 1, págs. 228–237. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua Española. 22ª ed. Madrid: EspasaCalpe, 2001. ROPERO NÚÑEZ, Miguel. El léxico caló en el lenguaje del cante flamenco. Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1978. SALILLAS, Rafael. El delincuente español. El lenguaje [en línea]. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2000. In: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/Sir- veObras/08145085499769451867857/index.htm. SECO, Manuel; RAMOS, Gabino; ANDRÉS, Olimpia. Diccionario del español actual. 2 tomos. Madrid: Aguilar, 1999. SERRANO GARCIA, Pedro. Delincuentes profesionales. Madrid: Imprenta de Justo López, 1935. VALADEZ, Carmen Delia. El papel de los ejemplos en el Diccionario del Español Usual en México. In América y el diccionario. Ed. Mar CAMPOS SOUTO; Félix CÓRDOBA RODRÍGUEZ; José Ignacio PÉREZ PASCUAL. Anexos de Revista de Lexicografía, nº 2. A Coruña: Universidade da Coruña, 2006, págs. 153–163. 220 IVO BUZEK Fuentes de citas extraídas del Corpus de Referencia del Español Actual (CREA): [Alatriste Vivir]: ALATRISTE, Sealtiel. Por vivir en quinto patio. México: Joaquín Mortiz, 1985. [Chao Altos]: CHAO EBERGENYI, Guillermo. De Los Altos. México: Diana, 1991. [Chávez Batallador]: CHÁVEZ Jr., Gilberto. El batallador. México: Joaquín Mortiz, 1986 [La crónica de hoy, 01/04/2002]: La crónica de hoy, 01/04/2002. Ramón Ayala (c) cantante. [Espinosa Jesús el bisabuelo]: ESPINOSA, Enrique. Jesús el bisabuelo y otros relatos. México: Siglo XXI, 1995. [Fuentes Naranjo]: FUENTES, Carlos. El naranjo. Madrid: Alfaguara, 1993. [Leyva Piñata]: LEYVA, Daniel. Una piñata llena de memoria. México: Joaquín Mortiz, 1984. [López Páez Doña Herlinda]: LÓPEZ PÁEZ, Jorge. Doña Herlinda y su hijo y otros hijos. México: Fondo de Cultura Económica, 1993. [Mastretta Arráncame]: MASTRETTA, Ángeles. Arráncame la vida. Barcelona: Seix Barral, 1995 [Proceso, 07/07/1996]: Proceso, 07/07/1996. LA DRAMATURGIA JOVEN, INFLUIDA POR LOS MEDIOS. [Proceso, 08/09/1996]: Proceso, 08/09/1996. EL FILO DE LA SENCILLEZ. [Proceso, 08/12/1996]: Proceso, 08/12/1996. El alma rota. [Santander Milagro]: SANTANDER, Felipe. Y, el milagro. México: Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud, 1988. [Vilalta Mujer]: VILALTA, Maruxa. Una mujer, dos hombres y un balazo. México: Fondo Cultura Económica, 1989. [Villoro Noche]: VILLORO, Juan. La noche navegable. México: Joaquín Mortiz, 1981. Fuentes de citas extraídas del Corpus Diacrónico del Español (CORDE): [Córdoba Figuras]: CÓRDOBA, Juan del. Las grandes figuras del toreo. México: Impulsora de Publicaciones, 1945. [Fuentes Región]: FUENTES, Carlos. La región más transparente. México: Fondo de Cultura Económica, 1968. [Rabasa Bola]: RABASA, Emilio. La bola. Alicante: Universidad de Alicante, 2003. Abstract and key words The aim of the paper is to offer in the first place a short introduction on presence of lexical units of Gypsy origin in different varieties of Latin American Spanish, making use of lists and catalogues of Gypsy loanwords in European Spanish, and paying attention mostly to those which are generally known in Latin America. But the main interest of the paper lies in the presence and structure of Gypsy loanwords in the Mexican variety of Spanish and in its criminal and popular slangs, generally known as caló. The lexical units in question will be excerpted from various dictionaries of Mexican Spanish but mainly from Diccionario del español usual en México and from Diccionario breve de mexicanismos. Special attention is paid to their textual documentation in contemporary Spanish corpora and to the correspondence and adequacy of the textual documentation to their lexicographical treatment. Mexican Spanish; Gypsy loanwords in contemporary Spanish; monolingual dictionaries; integral lexicography; differential lexicography